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Un viaje por la historia del Vía Crucis El movimiento bajomedieval centroeuropeo de la devotio moderna, insiste y profundiza en la humanidad de Cristo, y, por tanto, en su Pasión. Éste es irradiado por toda la cristiandad occidental por las órdenes mendicantes, dominicos y franciscanos a la cabeza. En éstos últimos, sobre todo, se constata una espiritualidad imprimida en este contexto por su fundador San Francisco de Asís[1] y secundada por sus continuadores, como San Buenaventura[2], acrecentada por haber recibido la Custodia de los Santos Lugares[3]. A todo esto se suma el clima de interés por Tierra Santa creado por las Cruzadas. Todo ello se plasma de una manera decisiva en el siglo XV en un ejercicio de piedad llamado Vía Crucis o Camino de la Cruz, Estaciones de la Cruz o Vía Dolorosa, Vía Sacra, cristalizado en su forma actual después de una larga evolución. No es ni más ni menos que la meditación de la Pasión de Jesús en su camino del Calvario, representada plásticamente en lugares sagrados o semisagrados por una serie de imágenes o estaciones de piedra, metal, madera, lienzo o papel, esculpidas, grabadas o pintadas, que contemplan episodios concretos ocurridos en las calles de Jerusalén de la consumación cruenta de la obra redentora de Cristo, tomados de los evangelios y de la tradición. Algunos viacrucis son de relevante mérito artístico, como el de la Catedral de Amberes (Bélgica).

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Via Crucis

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  • Un viaje por la historia del Va Crucis

    El movimiento bajomedieval centroeuropeo de la devotio moderna, insiste y profundiza en

    la humanidad de Cristo, y, por tanto, en su Pasin. ste es irradiado por toda la cristiandad

    occidental por las rdenes mendicantes, dominicos y franciscanos a la cabeza. En stos

    ltimos, sobre todo, se constata una espiritualidad imprimida en este contexto por su

    fundador San Francisco de Ass[1] y secundada por sus continuadores, como San

    Buenaventura[2], acrecentada por haber recibido la Custodia de los Santos Lugares[3]. A

    todo esto se suma el clima de inters por Tierra Santa creado por las Cruzadas. Todo ello se

    plasma de una manera decisiva en el siglo XV en un ejercicio de piedad llamado Va Crucis

    o Camino de la Cruz, Estaciones de la Cruz o Va Dolorosa, Va Sacra, cristalizado en su

    forma actual despus de una larga evolucin.

    No es ni ms ni menos que la meditacin de la Pasin de Jess en su camino del Calvario,

    representada plsticamente en lugares sagrados o semisagrados por una serie de imgenes o

    estaciones de piedra, metal, madera, lienzo o papel, esculpidas, grabadas o pintadas, que

    contemplan episodios concretos ocurridos en las calles de Jerusaln de la consumacin

    cruenta de la obra redentora de Cristo, tomados de los evangelios y de la tradicin. Algunos

    viacrucis son de relevante mrito artstico, como el de la Catedral de Amberes (Blgica).

  • Estacion de la Crucificcion de Jesus en Via Crucis de Catedral de Amberes

    Nos tenemos que remontar, lgicamente, a la costumbre de la peregrinacin a los escenarios de la

    Obra de la Salvacin, que se documenta ya en la poca de la clandestinidad paleocristiana. En los

    Apcrifos, incluso, se relata que Mara, despus de Pentecosts, visitaba diariamente los

    escenarios de la Pasin de su Hijo.

    Despus de la liberacin del cristianismo con el Edicto de Miln del Emperador Constantino del

    312 y de las labores arqueolgicas de su madre Santa Elena, se sealaron los lugares ms

    importantes de la Pasin. San Jernimo (342-420), que vivi en Beln los ltimos aos de su

    vida, atestigua en sus escritos los grupos de peregrinos de variada procedencia que

    visitaban esos Santos Lugares.

    No obstante, debemos sealar que Santa Silvia, en su Peregrinatio ad loca sancta (380), en que

    describe con muchos detalles variadas prcticas religiosas jerosolimitanas, no hace mencin de

    ningn ejercicio particular o serie de oraciones para hacer las estaciones, aunque ello no implique

    que los peregrinos no recorrieran de hecho ya el camino de la cruz.

    A lo largo de la Edad Media, el entusiasmo y la fascinacin que suscitaron los Santos

    Lugares, sobre todo a raz de las Cruzadas, impulsaron a algunos peregrinos a su vuelta de

    Tierra Santa a su tierra a reproducirlos de alguna manera en ellos, cuyo recorrido constitua

    una autntica peregrinacin espiritual a Jerusaln, que se hace ms necesaria en la Baja Edad

    Media cuando el viaje a los Santos Lugares era muy dificultoso y arriesgado.

  • Normalmente las estaciones se sealan en las paredes de las iglesias, en los claustros o compases

    conventuales, en jardines reservados para la oracin, sobre todo en las inmediaciones de grandes

    santuarios, como Lourdes, Ftima o Montserrat [ilustracin Izquierda][4], o extramuros de las

    poblaciones hacia un crucero o ermita. Son frecuentados sobre todo en Cuaresma, en particular

    los viernes, como preparacin a la Semana Santa.

    No podemos olvidar que el viacrucis no es un estudio erudito sino un ejercicio devocional

    contemplativo que los fieles utilizan para orar a Dios, para adorarlo, para darle gracias y para

    incrementar su amor hacia l en su imitacin; la meditacin de la Pasin de Cristo es

    necesaria para caminar en el amor como Cristo nos am y se entreg por nosotros en oblacin y sacrificio de fragancia y suave olor (Efesios V, 2) y para aprender que, como nos dice el Papa Juan Pablo II, mediante el sufrimiento maduran para el reino de Dios los hombres, envueltos en el misterio de la redencin de Cristo (Salvifici doloris, n 21).

    El itinerario seguido por Jess el da de su muerte en Jerusaln no ha escapado a las vicisitudes

    de la historia, por lo que ni siquiera podemos recurrir a las piedras como rbitros de la materia. A

    la postre, lo que interesa es que los fieles, los peregrinos en la Ciudad Santa, material o

    espiritualmente, comprendan que, tras acompaar humildemente al Nazareno, llevar la propia

    cruz es una exigencia del cristiano, aunque caminen en medio de la impasibilidad, repulsa o

    condena de los que le circundan.

    Todo, como es natural, nace y tiene su referente en Jerusaln. Llamamos all Va Dolorosa o Via

    Crucis al trayecto viario recorrido por Cristo desde la Torre Antonia y el Pretorio cercano,

    junto a la esquina noroccidental del Templo, lugares donde la tradicin seala, definitivamente

    en el siglo XIII, la comparecencia de Jess ante Pilato y la salida de Jess cargado con la cruz,

    hasta el Glgota, donde fue crucificado, entonces extramuros de la Ciudad Santa.

    Los nombres citados dados a dicho recorrido datan del siglo XVI, aunque la costumbre de seguir

    piadosamente los pasos de Jess hasta el Calvario tiene sus orgenes en el paleocristianismo, y ya

    encontramos referencias de lugares sagrados marcados con indulgencias en este camino a finales

    del siglo XIII a peticin de los franciscanos: en la Casa de Pilato, donde Cristo encontr a su

    Madre, donde habl a las mujeres, donde Simn de Cirene tom la cruz, donde los soldados lo

    despojaron de sus vestiduras, donde fue clavado en la cruz y su sepulcro. Las Estaciones entre la

    X y la XIV estn localizadas dentro de la actual Baslica del Santo Sepulcro.

    El ms remoto precedente en Occidente de Va Sacra lo encontramos ya en el siglo V: en el

    Monasterio de San Estefano de Bolonia, situado en la plaza homnima, se mand construir por

    el Obispo San Petronio (437-450) un complejo de capillas conectadas, llamado Le Sette Chiese

    (hoy reducidas a cuatro), para representar los ms importantes santuarios de Tierra Santa, por lo

    que el monasterio empez a ser conocido como Hierusalem Bononiensis

  • Abadia de Santo Stefano

    Muchos peregrinos de los siglos XII, XIII y XIV hablan de una Va Sacra, a lo largo de cual

    eran conducidos los devotos. Ya en torno a 1294, el dominico Rinaldo de Monte Crucis en su

    Liber peregrinationis, nos relataba su llegada a la Baslica del Santo Sepulcro por el camino por el cual ascendi Cristo, cargando sobre s la cruz, con varias etapas: el lugar de la condena a muerte de Jess, el encuentro con las santas mujeres, la encomienda de la cruz a Simn de Cirene

    y otros episodios de la Pasin y Muerte del Seor.

    Cuando los turcos bloquearon el acceso a Tierra Santa, proliferaron las reproducciones de

    los Santos Lugares en centros de espiritualidad europeos, tales como Escalaceli de Crdoba,

    obra del dominico San lvaro, y Santa Clara de Mesina (principios del siglo XV), Nuremberg

    (1468), Lovaina (1505), Bamberg, Fribourg y Rhodes (1507) y Amberes (1520). Muchas de estas

    estaciones fueron reproducidas o recreadas por renombrados artistas y son consideradas hoy da

    obras maestras.

    Por 1587, Zuallardo refiere que los musulmanes prohibieron hacer alguna parada, ni rendir veneracin [a las estaciones] con la cabeza descubierta, ni hacer ninguna otra demostracin, suprimiendo formalmente esta devocin en sus lugares de origen. Paralelamente a este proceso de

    represin, la devocin continu creciendo en popularidad por toda Europa.

  • Un testimonio temprano de uso del trmino estaciones aplicado a la Va Sacra de Jerusaln lo

    encontramos en la narracin del viaje de un peregrino ingls, William Wey, que visit Tierra

    Santa en 1458 y en 1462, que describe la costumbre de seguir los pasos de Cristo en la Va

    Dolorosa, la cual parece ser que parta del Calvario y terminaba en la casa de Pilato, una suerte de

    viacrucis desandado.

    Wey da ya el nmero de catorce estaciones, de las que slo cinco corresponden con la

    recensin tradicional, y siete estn slo remotamente conectadas con nuestro viacrucis.

    Algunas otras recensiones de este ejercicio piadoso incluan la casa del rico de la historia

    evanglica de Lzaro, la puerta de la ciudad que Jess atraves, o las casas de Herodes y Simn

    el Fariseo. Ya en el siglo XVI lleg a generalizarse como ejercicio de devocin completo la ruta

    desde el Pretorio hasta el Calvario.

    Estaciones del Via Crucis

  • Esta prctica penitencial, extendindose por Europa, fue evolucionando entre los siglos XV y

    XVII. Oscilaron el nmero de sus estaciones entre siete, que conmemoraban las cadas del Seor

    en el camino del Calvario, como smbolo (no olvidemos que el siete es nmero de plenitud) del

    sufrimiento de Cristo y del cristiano; doce, dieciocho, como era costumbre en Polonia;

    diecinueve, veinticinco, veintisiete, como se sealan en Per en 1659, y hasta treinta y siete.

    Tambin hubo diversidad en el contenido de las estaciones. Muy pocas de las listas medievales

    incluyeron la segunda (Cristo recibe la cruz) o la dcima (Cristo despojado de sus vestiduras),

    mientras que otras eliminadas aparecen en las ms tempranas recensiones o estaban entre las ms

    comunes, como la que sealaba el balcn del Ecce Homo, lo que nos sugiere que esta prctica

    devocional proviene ms de los manuales piadosos europeos que de la misma Jerusaln.

    De las siete cadas slo se conservan tres (tercera, sptima y novena estaciones), porque las otras

    cuatro coinciden con el encuentro con su Madre, Simn de Cirene, la Vernica y las mujeres de

    Jerusaln (cuarta, quinta, sexta y octava estaciones respectivamente). Algunos autores hacen

    coincidir el encuentro del Cirineo y de las mujeres de Jerusaln, pero la mayora lo presentan

    como dos episodios separados. La Vernica no aparece en muchos de los relatos tempranos, y

    casi todos los que mencionan este incidente lo colocan justo antes del Calvario.

    Con relacin a su inicio, se escogen en sus comienzos cuatro episodios diferentes: el

    despedimiento de Jess de su Madre, que no tuvo una gran difusin quiz por ser extrabblico; el

    lavatorio de los pies, enmarcada en la ltima Cena en un ambiente eucarstico, reseada en

    algunos viacrucis del siglo XVII; la agona en Getseman, en que Jess acepta voluntariamente la

    Pasin, que es el comienzo de un va crucis del XVII de siete estaciones que destaca por su

    integridad evanglica, difundido por los jesuitas, y la condena de Jess en el Pretorio, la ms

    antigua y definitiva que seala el ltimo tramo del camino doloroso de Jess.

  • Tercera estacion del Via Crucis de la Via Dolorosa en Jerusalen

    San Ignacio de Loyola (Loyola 1491-Roma 1556), fundador de la Compaa de Jess, en sus

    divulgados Ejercicios Espirituales[5], incluye la contemplacin de la Pasin del Seor en la

    Tercera Semana de stos. El propsito es el siguiente: dolor con Christo doloroso, quebranto con Christo quebrantado, lgrimas, pena interna de tanta pena que Christo pas por m (p. 80). Al acabar las cuatro semanas, el Santo de Loyola pasa a tratar Los misterios de la vida de Christo

    Nuestro Seor, exponiendo las escenas a contemplar en cada apartado.

    La primera contemplacin a la media noche se centra en la ltima cena. La segunda

    contemplacin a la maana abarca de la Cena al Huerto inclusive (traslado del Cenculo al

    Monte Olivete, oracin agnica y hematidrosis).

    El segundo da, a la media noche, la contemplacin ser desde el huerto a casa de Ans inclusive [Beso de Judas y Prendimiento, sanacin de la herida del criado del Sumo Sacerdote

    infringida por Pedro, abandono de los discpulos, primera negacin del mismo Pedro y bofetada],

    y, a la maana, de casa de Ans a casa de Caiphs inclusive [ las otras dos negaciones y las lgrimas de San Pedro, prisin y burla].

    El tercero da, a la media noche, de casa de Caiphs a Pilato inclusive [inculpacin,

    interrogatorio, preferencia de Barrabs], y a la maana, de Pilato a Herodes inclusive [ envo a Herodes, mudo interrogatorio y desprecio al vestirlo con una veste blanca].

    El quarto da, a la media noche, de Herodes a Pilato, y despus en el Exercicio de la maana

    los otros misterios que quedaron de la misma casa [ flagelacin, coronacin de espinas, vestimenta de prpura y burla, y presentacin al pueblo].

    El quinto da, a la media noche, de casa de Pilato hasta ser puesto en cruz [condena, con la

    cruz camino del Calvario, auxiliado por el Cirineo, crucifixin en medio de dos ladrones con el

    ttulo: Jess Nazareno Rey de los Judos], y a la maana desde que fue alzado en cruz [. las siete palabras, el oscurecimiento del sol, el terremoto y el rasgamiento del velo del templo a la

    muerte de Cristo, las blasfemias contra l, el reparto de las vestiduras y la lanzada].

    El sexto da, a la media noche, desde la cruz descendindole hasta el monumento exclusive

    [descendimiento, sepultura, vigilancia del sepulcro], y a la maana desde el monumento inclusive

    hasta la casa donde Nuestra Seora fue, despus de sepultado su Hijo. El sptimo da,

    contemplacin de toda la Pasin junta en el Exercicio de la media noche y de la maana (pp. 82-83).

    En el siglo XVI se empiezan a difundir, especialmente en los pases del sur de Europa, devocionarios que tienen catorce estaciones con oraciones para cada una. Determinante en la

    historia del viacrucis es el libro Jerusalem sicut Christi tempore floruit escrito por el sacerdote

    catlico Adrichomio[6] (Delft 1533-Cologne 1585), cuya edicin prncipe es de 1584, que cont

    con mltiples ediciones y fue traducido a diversas lenguas, puesto que seala doce estaciones que

    corresponden exactamente con las doce primeras del viacrucis tradicional, por lo que podemos

    considerar su recensin el punto final del proceso de seleccin.

  • [1] Recordemos, en primer lugar, la devocin al Cristo de San Damin, un crucificado, al que

    dedica la siguiente oracin cuando ste le inspira que restaure su capilla arruinada: Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazn y dame fe recta, esperanza cierta y caridad

    perfecta, sentido y conocimiento, Seor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento (http://www.franciscanos.org/oracion/orsd.html). Igualmente su Officium Passionis Domini, para

    cada una de las horas cannicas. Adems, an en vida del fundador, el Captulo General de 1217,

    que dividi la Orden Franciscana en Provincias, cre la Provincia de Tierra Santa, confirmada en

    1263 por el Captulo General de Pisa. [2] De este Doctor se transmite la siguiente oracin, en que

    se sealan los pasos ms importantes de la Pasin, distinguindose la Via captivitatis, tratada en

    las cuatro primeras estrofas, de la Via Crucis, en la ltima

    (http://www.devocionario.com/jesucristo/cruz_oraciones_1.html):

    Dulcsimo Jess, Hijo de Dios vivo, Dios y Hombre verdadero, Redentor de mi alma: por el amor con que sufriste ser vendido por Judas, preso y atado por mi salvacin: Ten misericordia

    de m!

    Benignsimo Jess mo: por el amor con que padeciste por mi alma tantos desprecios, irrisiones,

    negaciones y tormentos en la casa de Caifs: Ten misericordia de m!

    Pacientsimo Jess mo: por el amor con que por m padeciste tantos falsos testimonios, afrentas,

    injurias y acusaciones falsas en la casa de Pilato: Ten misericordia de m!

    Manssimo Jess de mi lama: por lo desprecios, escarnios y burlas de la casa de Herodes; por

    los azotes, corona de espinas y mofas sangrientas y condenacin a muerte de la casa de Pilato:

    Ten misericordia de m!

    Piadossimo Jess de mi alma: por todo lo que por m padeciste en tu adorable Pasin, desde la

    casa de Pilato hasta el Monte Calvario, donde toleraste por mi amor el ser crucificado par que

    yo me salvase: Ten misericordia de m, ten misericordia de m, ten misericordia de m! Amn.

    [3] Ya desde 1333 haban fundado un convento junto al Cenculo y oficiaban en la Baslica del

    Santo Sepulcro, gracias al mecenazgo de los Reyes de Npoles Roberto de Anjou y Sancha de

    Mallorca. An hoy el Custodio sigue recibiendo el ttulo de Guardin de Monte Sin. La

    Custodia franciscana adquiere carcter oficial por las Bulas de Clemente VI Roger Gratias

    agimus y Nuper carissimae de 1342 (http://www.franciscanos.org/tierrasanta/ts.html). [4] Este

    Va Crucis Monumental, por ejemplo, parte de la Plaa de lAbat Oliba; a la izquierda de la fuente se suben unas escaleras, en cuyo fin se haya la primera estacin, de la que parte un

    recorrido silencioso a la sombra de las encinas. Presenta un conjunto monumental que sustituye

    al proyecto original de los arquitctos Enric Sagnier (1858-1931), eclctico modernista, y Eduard

    Mercader, realizado entre 1904 y 1919, con esculturas de Eusebi Arnau (1854-1934) y Joan

    Pujol, sufragadas por varias asociaciones. Destruido en la Guerra Civil, de l slo se conserva la

    Capella de la Soledat de 1916, decorada con pinturas de Darius Vils (1880-1950) y con imagen

    de Josep Llimona (1864-1934). En los aos cincuenta se proyect un nuevo viacrucis diseado

    po el arquitecto Francesc Folguera (1891-1960) en dos etapas, una primera con esculturas de

    Margarita Sans Jordi (*1911) y Francesc Juventeny (1906-1990) y la segunda con obras de

    Domnec Fita (*1927). Algunos conjuntos escultricos, no obstante, debido a destrozos

  • ocasiondos por vndalos y por agentes naturales han sido sustituidos por simples estelas de

    bronce diseadas por Josep Gargant (1943). Cf. Queralt, M P.: Montserrat, Triangle Postals,

    Barcelona 2002, p. 103. [5] Exercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, Fundador de la

    Compaa de Jess, en su texto original, Imprent de Tejado, Madrid 1858. Se dio licencia para

    editarlos en espaol en 1615; antes slo se haban publicado en latn. [6] Christian Kruik van

    Adrichen, Christianus Crucius Adrichomius, fue ordenado en 1566, y fue director del Convento

    de Santa Brbara en Delft, hasta que fuera expulsado por la tormenta de la Reforma. Sus trabajos

    son: Vita Jesu Christi (Antwerp, 1578); Theatrum Terrae Sanctae et Biblicarum Historiarum

    (Cologne, 1590). Esta ltima obra da una descripcin de Palestina, de las antigedades de

    Jerusaln, y una crnica que va desde Adn hasta la muerte del Apstol Juan, A. 9. 109.

    Fuente: Ramn de la Campa Carmona