un servicio hecho culto
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1º ESTUVE ENFERMO
Criterios de sentencia en el Juicio:Se resumen de la manera siguiente: “en verdad
les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos, más pequeños, a mí me lo
hicieron" (Mt 25, 40).
El Papa Juan Pablo II: dice que cómo podría olvidar aquella "identificación moral" que Jesús establece entre El y los que sufren.
El Evangelio lo explica
e interpreta: el dolor es
participación directa en el
sacrificio redentor de
Cristo y como tal tiene una
función preciosa en la vida de la
Iglesia.
Es un tesoro misterioso y real a
un tiempo para todos los fieles en
virtud de la circulación de
gracia, que Cristo-Cabeza difunde en su Cuerpo místico y
los miembros de este Cuerpo.
En la Iglesia el enfermo y el que sufre:
“Está llamado a participar de aquel sufrimiento,
mediante el cual se ha cumplido la redención… En cuanto el hombre se
hace partícipe del sufrimiento de Cristo en cualquier lugar del mundo y
tiempo de la historia, por lo que quien sufre “encuentra una nueva
medida de su propia vida y vocación.”
Los enfermos son, en su cuerpo herido y doliente,
la expresión de Cristo crucificado, y una
prolongación de su pasión
Cristo los elige, los une y los asemeja a Sí con el medio insustituible, inefable del
sufrimiento, a través del cual imprime en ellos su imagen
doliente y continúa realizando la obra de la redención.
La enfermedad, para quien sabe aceptarla con fe
y llevarla con amor,tiene consigo
un bien precioso: ella nos une
místicamente al “Hombre de dolores.”
Esta unión a Cristo Redentor
nos hace personas de su predilección, y nos ofrece la respuesta a nuestros inquietantes problemas
conectados con el misterio del dolor físico y moral.
En el evangelio nosotros no vemos a Jesús como enfermo sobre la cama del dolor, sino que lo encontramos en el punto más alto del sufrimiento: testimoniando el amor.
Por lo que descubrir a Cristo en el enfermo nos llama a estar
atentos a su Palabra, a alimentarnos del pan de vida, a tener una actitud contemplativa
y orante.
Sin esta referencia al Señor y a su Palabra, nuestro trabajo con los
enfermos perdería su horizonte y su eficacia.
2º Y ME VISITASTESiguiendo el ejemplo
de Jesús, es preciso
acercarnos al hombre que sufre como
"buenos samaritanos".
Es necesario saber ver con ojos solidarios los sufrimientos de los
propios hermanos, no "pasar de lado", sino hacerse "prójimo"
La pregunta ¿Quién es mi prójimo? se convierte en algo que no se puede predecir, sino que se
tiene que descubrir y al que se tiene que ayudar.
Arraigados en la caridad evangélica, que llega a descubrir en cada uno de los hermanos enfermos o necesitados la imagen de Cristo paciente.
Los agentes de pastoral de la salud estamos llamados
a ser presencia pascual al lado de los
que sufren.
Para que vivamos un servicio hecho culto, necesitamos ser personas contemplativas, de
silencio y oración
Esta convicción profunda es la que puede dar a nuestro servicio a favor de los enfermos una
dimensión de culto: es el sacramento de la presencia, es cuando el servicio se hace
contemplación.
Una relación profunda en el Señor que nos lleva
a “ver a Cristo en el enfermo
y ser Cristo para el enfermo”
LOS SANTOS LO ENTENDIERON Y VIVIERON
HICIERON DE SU SERVICIO UN CULTO, PUES DESCUBRIERON
QUE CRISTO ESTUVO ENFERMO Y LO VISITARON