un paseo por madero

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Un paseo por Madero. Que les puedo decir. He visitado millones de veces, creo todos hemos ido a Madero solo a ver tiendas, buscar un negocio, una joya, o solo porque es de las calles menos feas, e incluso bonitas que te llevan de la plancha del zócalo a bellas artes, con unos otros beneficios que te distraen del gran tramo que caminas entre muchísima gente que te empuja, te engenta y no te deja pensar. Pero ¿Cuándo nos hemos puesto a pensar en esta calle realmente? ¿Cuando hemos dejado de ver Madero como una plaza comercial para verla como parte de la historia de nuestro país? Más que de nuestro país: de nuestra ciudad. Vivimos en la ciudad más grande del mundo (hasta donde yo me quede) por la gran expansión que tuvo, y que ahora rebasa los limites y ya no se sabe cuando acaba el D.F y empieza el Estado de México; solo los que viven ahí nos podrían decir con toda seguridad en donde estamos, negando ser parte de uno o de otro. ¿Pero porque negar ser (más específicamente) del D.F? ¿Por qué no decir ‘soy chilango ¿y qué?’? Si a lo mejor y en otras partes nos podrán decir millones de cosas por las cuales ser chilango está mal, o simplemente es feo, pero ¿por qué? Si cualquiera se ha divertido, ha paseado, ha visto cosas increíbles en nuestra ciudad, pero ¿cuántos realmente conocen su historia? Es por eso que a veces no nos gusta, podríamos presumir millones de historias, anécdotas de nuestra ciudad, presumir nuestros primeros lugares en listas, o pavonearnos de las personalidades que han estado aquí, o de las milésimas ocurrencias que han pasado, pero como nos las conocemos, nos cuesta simplemente callarlos, y nos quedamos de brazos cruzados. Y cuando en vez de solamente entrar a tiendas nos hemos puesto a pensar en que es el centro para la ciudad. Que es donceles, palma, Tacuba o más calles para la historia. Y cuando en vez de solo caminar baboseando nos hemos puesto a ver los tejados de los comercios en Madero Nos centraremos para hablar de Madero, que aunque no es la calle más larga, ni mas importante, ni mas hermosa o algunos pensaran eso, de nuestro Distrito Federal, es la calle que mejor retrata la historia de la ciudad. Cuando tomamos el tema de Porfiriato en clase, coincidió que yo había leído unos cuantos artículos sobre esta calle (Madero) y claro, estos hablaban sobre un sinfín de curiosidades que ya conocía, por las resientes clases que justamente habían tomado muy en cuenta esta avenida. Pude asi, contemplar y darme cuenta de la importancia de esta calle, no es solo cualquier avenida que se ha ido convirtiendo en un centro comercial al aire libre, si no es la historia de nuestra ciudad como ya mencione, y que mejor que me mandaran a ver los tejados, las paredes, los comercios, los cafés, para verdaderamente darme cuenta que si esos ladrillos pudieran hablar, serian mejores que cualquier mounstro historiador que nos haya contado una buena historia sobre nuestra calle.

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Un paseo por Madero.

Que les puedo decir. He visitado millones de veces, creo todos hemos ido a Madero solo a ver

tiendas, buscar un negocio, una joya, o solo porque es de las calles menos feas, e incluso bonitas

que te llevan de la plancha del zócalo a bellas artes, con unos otros beneficios que te distraen del

gran tramo que caminas entre muchísima gente que te empuja, te engenta y no te deja pensar.

Pero ¿Cuándo nos hemos puesto a pensar en esta calle realmente? ¿Cuando hemos dejado de ver

Madero como una plaza comercial para verla como parte de la historia de nuestro país? Más que

de nuestro país: de nuestra ciudad.

Vivimos en la ciudad más grande del mundo (hasta donde yo me quede) por la gran expansión que

tuvo, y que ahora rebasa los limites y ya no se sabe cuando acaba el D.F y empieza el Estado de

México; solo los que viven ahí nos podrían decir con toda seguridad en donde estamos, negando

ser parte de uno o de otro.

¿Pero porque negar ser (más específicamente) del D.F? ¿Por qué no decir ‘soy chilango ¿y qué?’?

Si a lo mejor y en otras partes nos podrán decir millones de cosas por las cuales ser chilango está

mal, o simplemente es feo, pero ¿por qué? Si cualquiera se ha divertido, ha paseado, ha visto

cosas increíbles en nuestra ciudad, pero ¿cuántos realmente conocen su historia? Es por eso que a

veces no nos gusta, podríamos presumir millones de historias, anécdotas de nuestra ciudad,

presumir nuestros primeros lugares en listas, o pavonearnos de las personalidades que han estado

aquí, o de las milésimas ocurrencias que han pasado, pero como nos las conocemos, nos cuesta

simplemente callarlos, y nos quedamos de brazos cruzados.

Y cuando en vez de solamente entrar a tiendas nos hemos puesto a pensar en que es el centro

para la ciudad. Que es donceles, palma, Tacuba o más calles para la historia. Y cuando en vez de

solo caminar baboseando nos hemos puesto a ver los tejados de los comercios en Madero

Nos centraremos para hablar de Madero, que aunque no es la calle más larga, ni mas importante,

ni mas hermosa o algunos pensaran eso, de nuestro Distrito Federal, es la calle que mejor retrata

la historia de la ciudad.

Cuando tomamos el tema de Porfiriato en clase, coincidió que yo había leído unos cuantos

artículos sobre esta calle (Madero) y claro, estos hablaban sobre un sinfín de curiosidades que ya

conocía, por las resientes clases que justamente habían tomado muy en cuenta esta avenida.

Pude asi, contemplar y darme cuenta de la importancia de esta calle, no es solo cualquier avenida

que se ha ido convirtiendo en un centro comercial al aire libre, si no es la historia de nuestra

ciudad como ya mencione, y que mejor que me mandaran a ver los tejados, las paredes, los

comercios, los cafés, para verdaderamente darme cuenta que si esos ladrillos pudieran hablar,

serian mejores que cualquier mounstro historiador que nos haya contado una buena historia

sobre nuestra calle.

Cuando vas caminando por ahí es bonito, pero cuando vas con una previa introducción o

conocimiento de lo que es verdaderamente la avenida, de las cosas que ha pasado, te quedas

pasmado. No es solo que si, los tejados son muy bellos, si no que recrean las clases de historia. Vas

pasando y solo puedes decir ‘mira ahí están los acabados ingleses que menciono Aurelio (el

maestro)’ o ‘mira esos azulejos’; es otra manera de ver la calle, de disfrutarla, de conocer, de

admirar, de hasta cierto punto respetar las calles, no solo madero, si no cualquier calle del centro

histórico.

Es una experiencia diferente, ir viendo, recordando, repasando lo que ya viste, imaginando a

Pancho Villa poniendo la placa de ‘Madero’ viendo pasar en tu cabeza a todos esos campesinos

que desfilaban hacia la plancha en la revolución. Imaginando a varios duques o personalidades

importantes en sus carretas. Es como retroceder en el tiempo.

No me gustaría que en algún momento cambiaran el Café Tacuba a algo como un Starbucks, ni que

le quitaran los azulejos al Samborns para poner ventanales minimalistas, sería como negarnos, que

aunque como mexicanos nos encanta hacer eso según nuestra historia, pero es de lo poco que aun

nos queda. Es nuestro pasado, somos nosotros reflejados ahí, desde los mexicas, hasta los

chilangos, pasando por revolucionarios y españoles.

Por más que escriba, no podría plasmar lo que es estar en vivo en la calle de Madero. Solo puedo

decir que todo Defeño debería ir por lo menos una vez. Para recordarnos lo que somos, lo que

fuimos y lo que seremos. Pasar por un café a un restaurant porfiriano, o un helado muy de moda.

Caminar: que como buenos mexicanos nos falta (recordando que somos el segundo país más

gordo) y aprender, que a todos por lo menos una vez nos ha salido lo orgulloso y pretendemos

saber todo. Aceptar lo que somos, así tal cual, sin diluir ni enmascarado, no negarnos, e investigar,

aunque sea solo para algún día poder presumir que sabemos un dato curioso o para romper un

silencio incomodo.

Pues Chilangos vamos a madero, llueva, truene o relampaguee, haya o no haya un calor infernal, o

ríos y ríos de gente, que por eso vivimos aquí.

Laura Casariego’