un mundo propio y universal

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Un mundo propio y universal SELVA ALMADA Pag. 40 Por Yanina Fuggetta

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La autora de El viento que arrasa y Ladrilleros se destaca en una camada de escritores que pisa fuerte. En sus relatos “del interior”, el paisaje no es un simple fondo y la violencia puede ser un acto poético. Traducida en Francia y Holanda, el 2014 es un gran año para ella. Estuvo en el Salón del Libro de París e incursionó en la no-ficción. “El reconocimiento, como llega se va. Hay que trabajar y escribir lo que uno tiene ganas, no hay otra manera”, sostuvo en una charla con El Cruce.

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  • Un mundo propio y universal

    SELVA ALMADA

    Pag. 40

    Por Yanina Fuggetta

  • La autora de El viento que arrasa y Ladrilleros se destaca

    en una camada de escritores que pisa fuerte. En sus relatos

    del interior, el paisaje no es un simple fondo y la violencia

    puede ser un acto potico. Traducida en Francia y Holanda, el

    2014 es un gran ao para ella. Estuvo en el Saln del Libro de

    Pars e incursion en la no-ficcin. El reconocimiento, como

    llega se va. Hay que trabajar y escribir lo que uno tiene ganas,

    no hay otra manera, sostuvo en una charla con El Cruce.

    Pag. 41Cultura

    Trae el viento la sed de todos estos aos. Trae el viento, el hambre de todos los inviernos. Trae el viento el clamor de las caadas, el campo, el desierto. Trae el viento el grito de las mu-jeres y los hombres hartos de las sobras de los patrones. Viene el viento con la fuerza de los nuevos tiempos.

    El viento que arrasa (editorial Mar Dulce, 2012) vaticina una tormenta y marca el momento de unin para los protagonistas de la historia. El calor sofocante se apaga por un instante en algn pueblo del Chaco, mientras la joven Leny y su padre, el reverendo Pearson, deambulan por ciudades para peregrinar y acercar la palabra de Dios a los ms necesitados. Pearson busca una promesa, un aliento. Un ser maleable y sensible de cambio. Conocern al tmido Tapioca y al Gringo Brahuer, dueo y tra-bajador de su tallercito mecnico, adonde llega Pearson para arreglar el auto.Selva Almada no sospechaba que con esta novela se acercara a una multiplicidad de pblicos: fue uno de los libros ms ven-didos del 2012 en la Feria del Libro. Hoy cuenta con ediciones en Holanda, Espaa y Francia Nacida en Entre Ros en 1973, sus primeras producciones literarias surgieron cuando estudiaba Comunicacin en la universidad. El taller de escritura creativa

    y sus leit motiv disparadores la animaron a escribir sus propios relatos. El profesorado de literatura la entusiasm mucho ms y se mud de Entre Ros a Buenos Aires. Empez con una serie de cuentos, poemas y novelas cortas: Mal de Muecas (2003), Nios (2005) y Una chica de provincia (2007). Su biografa expone que fue becaria del Fondo Nacional de las Artes y una de las caras organizadoras de Carne Argentina, un ciclo de lecturas con es-critores locales. La vuelta al mundo qued vaca, sin embargo las sillas siguen balancendose despacito, ser el aire del amanecer. A Pajarito Tamai, echado en el suelo, boca arriba, le parece que la rueda gigante sigue movindose: Pero no puede ser porque msica no se oye. No escucha nada, tiene la cabeza llena de ruido blanco. Blanco como el cielo contra el que se recorta un fragmento de la mquina, un pedacito, desenfocado, que es todo lo que la vista puede abarcar.

    Paisaje interior

    La narrativa realista de Selva se potencia con universos que ori-llan la ruralidad y los vnculos que de all nacen; de vivencias

  • mnimas transformadas en mximas. En Ladrilleros, (Mar Dulce, 2013) el ncleo est centrado en la rivalidad entre dos familias de humildes trabajadores de los hornos, que desencadena una tragedia.El Chaco caliente oficia de escenario para una trama que co-mienza por el final y que empieza a desglosarse a medida que

    transcurre la lectura. Pajarito Tamai y Marciano Miranda se la tenan jurada. Entre cuchillas, barro, y un parque de diversio-nes que llega un pueblo donde no sucede nada, la violencia y el rencor hacen de las suyas. Y el amor entre dos hombres, tambin.Mis relatos estn ambientados en lugares que conozco muy bien, siempre en el interior del pas. Es el universo que me in-teresa explorar ahora: sus personajes, su lenguaje y sus paisa-jes. Mi narrativa es muy visual y el paisaje nunca es un simple escenario sino que es, en cierto modo, un personaje ms en la historia. No es esttico, es un organismo vivo, ponder.

    Romper todo

    En una mirada hacia atrs, Selva confiesa que el uruguayo Juan Carlos Onetti ilumin durante aos su camino para ser escritora. Descubr a Daniel Moyano, a Haroldo Conti, a Juan L. Ortiz. Ms ac, a los norteamericanos del sur. Los cuentos de Flanery O Connor, John McGhern y William Faulkner configuran influencias para una Selva Almada.As, muestra lo que sucede en las pequeas ciudades del inte-rior: cada una con su lgica, con sus lenguajes y ritmos. - Tens una manera de relatar muy accesible a los lectores y a la vez muy bien trabajada, Cmo llegas a esa forma de escribir?-En la escritura a todo se llega con mucho trabajo y mucha ex-ploracin. Mi escritura fue cambiando con el tiempo: primero aprend a escribir muy bien para despus poder volver, rom-per todo y escribir como quiero.

    -Y cmo lo definiras?-Que el narrador omnisciente se contamine de las formas de habla de los personajes, por ejemplo; que las escenas sexuales se narren sin subterfugios, sin metforas, pero que al mismo tiempo tengan su msica propia; que la violencia pura y dura resuene como un acto potico.

    -Imaginabas el reconocimiento que recibiste desde El viento que arrasa?-No. Estaba conforme con El viento..., pero nunca pens que gustara tanto y a lectores tan distintos. Ladrilleros es, para m, una novela ms lograda, escribindola encontr por dnde quiero ir en la ficcin. Tambin le est yendo muy bien a esta novela, aunque no tiene el mismo pblico que la anterior. No creo que un escritor escriba pensando o suponiendo que va a tener reconocimiento. El reconocimiento llega o no. Tambin como llega se va. Hay que trabajar y escribir lo que uno tiene ganas, no hay otra manera.

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    OPININ

    Una nueva forma de hacer tragediaPor Gabriela Cabezn Cmara (*)

    Selva Almada no apareci gradualmente en la escena de la literatura nacional: irrumpi, arras como, casi proftica-mente, enuncia el ttulo de su primera novela, El viento

    que arrasa, publicada hace apenas dos aos. Ladrilleros, el ao pasa-do, confirm y acrecent la fuerza de su irrupcin que ya no es slo lo-cal; est siendo traducida a muchas lenguas, del francs al holands.Qu es lo que hace Selva para ge-nerar tanto deslumbramiento en sus lectores? Crea un mundo pro-pio en el que uno se mete inmedia-tamente: le bastan dos o tres prra-

    fos para atraparnos en la red de su lengua y sus tramas. Su lengua, para empezar: mezcla rara de argot orillero de provincia y de castellano del ms castizo; puede mezclar concha y rabillo en la misma oracin. La consisten-cia de sus personajes es otro de los fenmenos Almada: tambin aqu atrapa con poco, a las dos o tres lneas de su presentacin uno ya siente que comprende ese psiquismo. Sus tramas se concentran en lo pequeo; la tensin de un pastor y un mecnico durante una noche en un lugar per-dido en medio de la selva litoralea que se construye con pocas palabras y con la descripcin de una tormenta que comienza a cernirse tan abrumadora y poco ruidosa como los antagonistas. El odio de dos familias que se troca amor para dos de sus miembros dando lugar a un Romeo y Ju-lieta que en vez de castillos y blasones tiene la asquerosa arcilla con que se hacen los ladrillos, los baos sucios, las motos abolladas de 50 CC. Selva hace eso, atrapa y arrasa tanto por las palabras como por los silencios de sus libros.Algunos hablan de realismo cuando hablan de su obra. Estn equivocados. Con un mecnico y un pastor o con dos muchachos que cogen en un boliche de cumbia ena-morados contra todo y contra todos, Selva hace tragedia, y la hace con la misma austeridad que los clsicos. Selva invent una forma de hacer tragedia contempornea, lito-ralea. Y universal, claro.

    (*) Gabriela Cabezn Cmara es escritora. Su novela ms reciente es El romance de la negra rubia (Eterna Cadencia).

  • Pag. 43Cultura

    Horacio QuirogaComo Daniel Moyano y Juan L. Ortiz, fue una inspi-racin fuerte. Me interesan los relatos que se corren a la periferia.

    Gerbrand BakkerEs un escritor holands. Re-comiendo Todo est tran-quilo ahora, una historia sencilla, sin pretensiones, profundamente humana.

    Pars 2014

    Luego de su paso por el Saln del Libro de Pars en marzo, junto a un grupo de escritores locales, la agencia alemana DPA, indic que Argentina en materia literaria, pisaba cada vez ms fuerte en Europa a travs de un conjunto de autores emergentes: Leandro Avalos Bla-cha, Samanta Schweblin, y Selva Almada, claro. Ms all de Cortzar, Borges y Arlt, Francia mostr un particular inters por descubrir esta camada de escritores contemporneos que participaron en talleres, debates y firmas de ejemplares en este encuentro cultural. El viento que arrasa cont con una tirada francesa de 6.000 libros, frente a los 1.500 argentinos.Para la fecha de la salida de esta revista ya estar en la calle su primera incursin en la no ficcin y la crnica, publicada, en este caso, por una editorial comercial: Pengin Random House. Chicas muertas relata tres femicidios impunes que sucedieron y ac no hay cambios- en el interior argentino.

    Cundo arranc ese proyecto?En 2009. Pero el recorrido empez veinte aos atrs cuando tom contacto con un caso que se produjo en una ciudad cercana a mi pueblo. No digo que haya sido una obsesin porque sera exagerado, pero s que escrib este libro de crnicas por ese caso, fundamen-talmente. Hace unos aos present un proyecto y tuve una beca del Fondo Nacional de las Artes que me permiti arrancar con la investi-gacin y el trabajo de campo en general. Pasaron unos tres aos ms hasta que una editorial se interes por el proyecto y pude escribirlo.

    Muestra gratis

    En cinco aos fui y vine cientos de veces sin pagar boleto. Ha-cer dedo era la manera ms barata de trasladarse y a veces has-ta era interesante. Se conoca gente. Se charlaba. Se escuchaba, la mayora de la veces; sobre todo los camioneros, cansados de la soledad de su trabajo, nos confiaban vidas enteras mientras les cebbamos mate.De vez en cuando haba algn episodio incmodo. Una vez un camionero mendocino mientras me contaba sus cuitas me dijo que haba algunas estudiantes que se acostaban con l para ha-cerse unos pesos, que a l no le pareca mal, que as pagaban los estudios y ayudaban a los padres. La cosa no pas de esa insinuacin, pero los kilmetros que faltaban para bajarme me sent bastante inquieta. Cada vez que me suba a un auto lo primero que miraba era dnde estaba la traba de la puer-ta. Creo que ese da me corr hasta pegarme a la ventanilla y directamente me agarr de la manija de la puerta por si deba pegar un salto. Otra vez un tipo joven, en un coche caro y que manejaba a gran velocidad, me dijo que era gineclogo y empe-z a hablarme de los controles que un mujer deba hacerse pe-ridicamente, de la importancia de detectar tumores, de pescar el cncer a tiempo. Me pregunt si yo me controlaba. Le dije que s, claro, todos los aos, aunque no era verdad. Y mientras sigui hablando y manejando estir un brazo y empez a to-quetearme las tetas. Me qued dura, el cinturn de seguridad atravesndome el pecho. Sin apartar la vista de la ruta, el tipo me dijo: vos sola pods detectar cualquier bultito sospechoso que tengas, tocndote as, ves.(De Chicas muertas, Selva Almada, 2014)

    LOS ELEGIDOS