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http://www.inallthings.org VISITE NUESTRA PÁGINA WEB PRIMAVERA/VERANO DE 2002 IN ALL THINGS 1 ducido un deterioro progresivo del conflicto armado entre las fuerzas en guerra. Estas dos situa- ciones han dañado sistemática- mente a una población civil desarmada y no involucrada en la guerra. Cada vez se hace menos posible mantenerse neutral y ajeno al conflicto armado. Millones de colombianos tienen que vivir con las restricciones impuestas por la guerra. Los actores de este conflic- to afirman que representan el bien común y exigen a la gente lealtad, cooperación y un apoyo decisivo en términos estratégicos. Esto ha llevado a una fragmentación política y geográfica en todo el país basada en el control local y regional de los que tienen armas. Mientras ha aumentado la escala y la ferocidad de la guerra— ciones. Varios actores armados y, en ciertos casos, agentes del Estado han violado gravemente los derechos humanos y se ha pro- D esde la década de los ochenta, Colombia viene enfrentando una catástrofe humanitaria de enormes propor- Un mundo brutal: Colombia en crisis REV . HORACIO ARANGO, S.J. El padre Arango es el Provincial de Colombia. PRIMAVERA/VERANO DE 2002 Desde la oficina BRITISH ROBINSON C on esta edición de In All Things, la oficina nacional de Ministerios Sociales e Internacionales pone en marcha la Campaña para Colombia. Esta campaña, que recoge nuestra nueva preocupación en materia de política internacional, será una iniciativa plurianual y con múltiples facetas que contará con la par- ticipación de todos los integrantes de los jesuitas tanto en Estados Unidos como en Colombia: escuelas de secundaria, parroquias, centros universitarios, proyectos del ministerio social, asociaciones de ex alumnos de los jesuitas, actuales y antiguos voluntarios jesuitas y Voluntarios Ignacianos Laicos. Esta iniciativa con múltiples aspectos, que será un esfuerzo con- junto de la oficina de Estados Unidos del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y de los Servicios de Ayuda Católicos (Catholic Ver pgina 2 Ver pgina 3 “Habrá paz en la medida en que toda la humanidad sepa redescubrir su originaria vocación a ser una sola familia...” Colombia está inserta en la gran familia humana. Por tanto, acoge el acompañamiento de la comunidad internacional, sin que ello signifique aceptar intromisión en asuntos internos del País. Tiene presente su papel y corresponsa- bilidad con otras naciones en la lucha contra las drogas y el terrorismo y la eficaz inserción de nuestra Patria en un mundo en proceso de globalización. En este contexto es urgente la “reorientación de la cooperación internacional, en los términos de una nueva cultura de la solidaridad”. De Diez principios para caminar hacia la paz, mensaje final de la LXXII Asamblea Plenaria Extraordinaria de la Conferencia Episcopal de Colombia, 8 de marzo de 2002. CORBIS

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ducido un deterioro progresivodel conflicto armado entre lasfuerzas en guerra. Estas dos situa-ciones han dañado sistemática-mente a una población civildesarmada y no involucrada en laguerra. Cada vez se hace menosposible mantenerse neutral y ajenoal conflicto armado. Millones decolombianos tienen que vivir conlas restricciones impuestas por laguerra. Los actores de este conflic-to afirman que representan el biencomún y exigen a la gente lealtad,cooperación y un apoyo decisivoen términos estratégicos. Esto hallevado a una fragmentaciónpolítica y geográfica en todo elpaís basada en el control local yregional de los que tienen armas.

Mientras ha aumentado laescala y la ferocidad de la guerra—

ciones. Varios actores armados y,en ciertos casos, agentes delEstado han violado gravemente losderechos humanos y se ha pro-

D esde la década de losochenta, Colombia vieneenfrentando una catástrofe

humanitaria de enormes propor-

Un mundo brutal: Colombia en crisisREV. HORACIO ARANGO, S.J.

El padre Arango es el Provincial de Colombia.

PRIMAVERA/VERANO DE 2002

Desde la oficinaBRITISH ROBINSON

C on esta edición de In All Things, la oficina nacional deMinisterios Sociales e Internacionales pone en marcha laCampaña para Colombia. Esta campaña, que recoge nuestra

nueva preocupación en materia de política internacional, será unainiciativa plurianual y con múltiples facetas que contará con la par-ticipación de todos los integrantes de los jesuitas tanto en EstadosUnidos como en Colombia: escuelas de secundaria, parroquias,centros universitarios, proyectos del ministerio social, asociacionesde ex alumnos de los jesuitas, actuales y antiguos voluntarios jesuitasy Voluntarios Ignacianos Laicos.

Esta iniciativa con múltiples aspectos, que será un esfuerzo con-junto de la oficina de Estados Unidos del Servicio Jesuita aRefugiados (JRS) y de los Servicios de Ayuda Católicos (Catholic

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“Habrá paz en la medida en que todala humanidad sepa redescubrir suoriginaria vocación a ser una solafamilia...” Colombia está inserta enla gran familia humana. Por tanto,acoge el acompañamiento de lacomunidad internacional, sin queello signifique aceptar intromisión en asuntos internos del País. Tienepresente su papel y corresponsa-bilidad con otras naciones en lalucha contra las drogas y elterrorismo y la eficaz inserción de nuestra Patria en un mundo en proceso de globalización. En este contexto es urgente la“reorientación de la cooperacióninternacional, en los términos de una nueva cultura de la solidaridad”.

De Diez principios para caminarhacia la paz, mensaje final de laLXXII Asamblea PlenariaExtraordinaria de la ConferenciaEpiscopal de Colombia, 8 de marzode 2002.

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hemos sentido inmensamentesolos en nuestra lucha contra eltráfico de drogas y nuestra defensade la vida en medio de un conflictoarmado. Se trata de una catástrofehumanitaria sin límites que podríaescalar en un futuro inmediato sino recibimos más apoyo interna-cional.

Frente a esta realidad dramá-tica, nosotros, los jesuitas de Co-lombia, hemos centrado nuestrotrabajo en el establecimiento de lapaz. Creemos que el Evangeliocobra vida a través del trabajoincansable en este sentido. Enten-demos la paz como la superaciónde todas las formas de violencia,la resolución política del conflictosocial y el resultado de transfor-maciones sociales, políticas yeconómicas. No se puede lograruna paz duradera mientras más dela mitad de la población estéexcluida de la sociedad por notener acceso al ingreso o lapropiedad.

No juzgamos éticamenteaceptable la guerra en Colombia,

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Un mundo brutal: Colombia en crisis

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Colombia: Su geografía y sus gentes

Colombia es un país democrático comparativamente próspero con 42millones de habitantes. Con un tamaño similar al de Francia, el paíscuenta con recursos abundantes—especialmente carbón y petróleo—y un terreno de una variada riqueza que cubre de las planicies costeras alas montañas escarpadas y de los bosques tropicales a las vastas praderas.

Colombia es el tercer país más poblado de América Latina, por detrás deBrasil y México. Su población desciende de una combinación étnicadiversa heredera de los indígenas americanos, los colonos españoles y losesclavos africanos. A pesar de la variedad étnica, el 90 por ciento de loscolombianos son actualmentecatólicos.

Aunque el propio país cuenta connumerosos recursos, muchos de sushabitantes viven en la escasez. LaONU ha informado de que más de lamitad de los residentes rurales vivenen condiciones de pobreza o depobreza extrema. Durante losúltimos 50 años, cada vez máspersonas han salido del campo paraencontrarse con condiciones de vidaigualmente desesperadas enciudades en rápido crecimiento: cercadel 40 por ciento de los residentesurbanos de Colombia viven en lapobreza.

quizá debido incluso a este hecho—las organizaciones criminalesespecializadas en el narcotráficohan consolidado sus negocios.Desde los ochenta, Colombia seha convertido en el epicentro delnarcotráfico internacional. Sinembargo, estas mismas estructurasque respaldan el tráfico de drogasa nivel nacional se extienden másallá de las fronteras de Colombia ytienen ramificaciones en el sistemafinanciero internacional. Estasestructuras están afectando a laspolíticas de otros países para elcontrol de la exportación y lasredes de distribución de sustanciascontroladas. Aunque se trata de unfenómeno multilateral, Colombiase ha convertido en el centro de laspolíticas internacionales para com-batir el narcotráfico, ya que elcomercio de drogas también ali-menta uno de los pocos conflictosarmados que quedan en el mundo,en el que siguen luchando gruposizquierdistas rebeldes.

Dentro de esta “aldea global”cada día más interconectada, nos

ni la pretendida legitimidad de losactores armados como represen-tantes del interés general. Pensa-mos que actualmente ningún actode violencia puede justificarsepara alcanzar la paz con justicia.Después de años de conflictoarmado interno vemos que esnecesaria la cooperación interna-cional para alcanzar la reconci-liación nacional; tal cooperación,no obstante, no concede derecho ovalidez a cualquier forma de inter-vención que imponga desde fuera ypor la fuerza una salida a la pro-blemática colombiana.

Las decisiones y las políticas delgobierno norteamericano tienenuna influencia importante en elpresente y el futuro de nuestrasociedad, especialmente con res-pecto a las vidas de los pobres.Precisamente por esta razón esabsolutamente indispensable queestablezcamos y fortalezcamos nue-stros vínculos de cooperación conel pueblo norteamericano, con susinstituciones y con nuestros com-pañeros jesuitas en la región. ✧

Dentro de esta “aldea

global” cada día más

interconectada, nos hemos

sentido inmensamente solos

en nuestra lucha contra el

tráfico de drogas y nuestra

defensa de la vida en medio

de un conflicto armado.

Se trata de una catástrofe

humanitaria sin límites que

podría escalar en un futuro

inmediato si no recibimos

más apoyo internacional.

Bogotá

Medellín

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Golfo de Urabá

O C É A N OP A C Í F I C O

M A R C Á R I B E

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PRIMAVERA/VERANO DE 2002

VOLUME 3, NO. 1

La Oficina de Ministerios Sociales eInternacionales de la ConferenciaJesuita de Estados Unidos publica InAll Things. La Oficina de MinisteriosSociales e Internacionales asesora yasiste al Consejo de la ConferenciaJesuita y a las Provincias de la Compañíade Jesús en la promoción de misionessociales nacionales e internacionales dela Compañía mediante: cabildeo depolíticas públicas, educación pública,reflexión y análisis social; establecimien-to de una red de personas e institucionesjesuitas y no jesuitas; y el apoyo a per-sonas que trabajan en el apostoladosocial a nivel nacional e internacional.

Directora: British Robinson

Responsaable de Edición:Ann Thompson

Editora/Redactora:Jennifer Bailey

Asistentes de Investigación:Robert Sutter, ILVC

Lauren Suárez (interina)

Diseño: Eugenia Kim

Richard Ryscavage, S.J., Secretario de Ministerios Sociales eInternacionales/Director Nacionaldel Servicio Jesuita a Refugiados

British Robinson, Directora Nacional de Ministerios Sociales e Internacionales

Jennifer Bailey, Asociada para AsuntosPolíticos, JRS/USA

Michael Seneco, AsistenteAdministrativo

Publicado trianualmente. Los artículosque aquí se publican son un reflejo de lasopiniones del director y de los autores.No pretenden representar ninguna posi-ción oficial de la Compañía de Jesús.

Las cartas al director deben estar fir-madas e incluir la dirección y el númerode teléfono del autor. Puede que seediten las cartas por razones de espacioo claridad.

U.S. Jesuit Conference1616 P Street, NW, Suite 300Washington, DC 20036-1405

TELÉFONO: 202-462-0400FAX: 202-328-9212

http://www.inallthings.org

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Esta edición constituye un manual básico sobreColombia, principalmente desde el punto de vista de losjesuitas colombianos y sus colegas laicos. Incluyeinformación general sobre Colombia—su geografía, suhistoria, sus gentes y el conflicto—y sugerencias sobrecómo puede usted involucrarse en esta campaña.Nuestra intención es que esta edición de In All Thingssea una “llamada a la acción”.

Además, a modo de introducción y como muestrade solidaridad, hemos pedido al Provincial deColombia, Rev. Horacio Arango, S.J. (véanse los artícu-los en pp. 1 y 3) y al Provincial de la Provincia deOregón, Rev. Robert Grim, S.J. (véase el artículo enp. 5), que articulen la crisis de Colombia desde susrespectivos puntos de vista. También nos exponen susexpectativas y esperanzas con respecto al acuerdo de“hermanamiento” establecido recientemente entreambas provincias.

Finalmente, quisiera extender mi gratitud a mi cole-ga Jennifer Bailey. Esta edición de In All Things nohabría sido posible sin su experiencia, orientación yexcelente dominio de la traducción. Esperamos que dis-frute de esta edición especial y participe en esta cam-paña tan importante de apoyo a nuestros hermanos yhermanas de Colombia. ✧

partes una oportunidad de crearun lazo de hermandad y de coop-eración apostólica entre estas dosprovincias de la Compañía deJesús.

Al establecer un entendimien-to mutuo, los jesuitas y laicos deambas provincias se convertiránconjuntamente en pacificadores.Estoy seguro, por ejemplo, de quelos jesuitas y laicos de la Provinciade Oregón, que viven tan lejos deColombia, podrían sugerir alterna-tivas que nosotros mismos nohemos podido concebir por estaratrapados en la inmediatez delconflicto. Esto puede sembrar a suvez la conciencia sobre las conse-cuencias sociales y políticas de lasdecisiones de nuestros gobiernosrespectivos. Sin lugar a dudas, elaumento de la presión de laopinión pública con respecto a laspolíticas de Estados Unidos enColombia puede ayudar a fomen-tar un fin negociado del conflictoarmado en nuestro país. Creo quelos jesuitas y laicos de EstadosUnidos podrían aportar un apoyovital al trabajo de los jesuitascolombianos para la promoción deuna reconciliación justa y duraderaen nuestro país.

Los jesuitas colombianos tienenuna visión muy positiva delos jesuitas estadounidenses,

conocidos por su dedicación sin-cera a la causa de los derechoshumanos y los pobres. Somos con-scientes de la larga tradición desolidaridad con América Latina enasuntos relacionados con la justiciasocial de los jesuitas de EstadosUnidos. Confiamos en que lasrelaciones establecidas entreEstados Unidos y América Latinase vean aún más fortalecidas por lacolaboración entre las provinciasde Oregón y Colombia. (Véase elartículo en p. 5) Este acuerdo decolaboración ofrece a todas las

La alegría de un convenio: Una perspectiva colombianaREV. HORACIO ARANGO, S.J.

El padre Arango es el Provincial de Colombia.

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Relief Services, CRS), incluirá actividades de educación,concienciación y cabildeo con especial hincapié en elapoyo a los jesuitas y colegas laicos que trabajan enColombia. También conllevará la promoción de las ini-ciativas de la iglesia católica estadounidense, con el finde aumentar la conciencia en Estados Unidos sobre lacrisis de derechos humanos en Colombia. Es más, sedará prioridad a aspectos especialmente preocupantes,con la esperanza de que se desarrollen o cambien laspolíticas estadounidenses para que mejoren su valo-ración de la vida humana y su apoyo a una soluciónpacífica del conflicto.

La campaña se concentrará en: 1) el desarrollo de ini-ciativas educativas en colaboración con la Asociación deEscuelas de Secundaria Jesuitas y la Asociación deCentros Universitarios Jesuitas; 2) la puesta en marcha deiniciativas de cabildeo mediante declaraciones, alertaspara la acción y otros llamamientos para la acción enColombia , así como el patrocinio conjunto de giras yconferencias; y 3) la promoción de otros intereses rela-cionados con Colombia—entre ellos la posibilidad deutilizar la experiencia de la minoría afrocolombiana delpaís para promover un mejor entendimiento (y, en algunoscasos, la reconciliación) entre las comunidades católicasafroamericanas, latinas y anglo de Estados Unidos.

Desde la oficinaContinúa de la página 1

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Dada la dimensión internacional delos problemas más importantes denuestro tiempo, se hace necesariapor nuestra parte una gransolidaridad, disponibilidad ymovilidad real, sin menoscabo delarraigo en la propia cultura, paraampliar el área de nuestracooperación a nivel de la Compañíaentera, en servicio de la misiónuniversal de la Iglesia.

Normas Complementarias, VII Parte, 246:7

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Existen muchas maneras deenriquecer el intercambio y apren-dizaje mutuo entre las provincias.Los laicos de Estados Unidostienen amplia experiencia en lasobras de la Compañía y la espiritua-lidad ignaciana, lo que ayudará ailuminar nuestra búsqueda de unaumento de la participación laica enlas obras y la formación jesuitas.Además, las experiencias de losjesuitas de Colombia, que vivencon los desposeídos y los desplaza-

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AUna perspectiva colombiana

¿Quién está combatiendo la guerra?

Actores armados en Colombia

Los tres protagonistas armados de la guerra enColombia son: los grupos guerrillerosinsurgentes, los grupos paramilitares o“autodefensas” y las fuerzas de seguridadcolombianas. Los grupos tanto insurgentescomo paramilitares están incluidos en la lista deorganizaciones terroristas del Departamento deEstado de Estados Unidos.

Grupos guerrilleros insurgentes

La organización guerrillera más grande deColombia es las Fuerzas ArmadasRevolucionarias de Colombia (FARC), que se haopuesto al gobierno durante décadas y cuentacon unos 17.000 efectivos. Según los informes,las FARC tienen control o influencia sobre cercade la mitad de los gobiernos locales del país yprácticamente todas sus áreas rurales.

Las FARC recurren regularmente a los secuestrospara obtener fondos y demostrar su fuerza.También captan fondos mediante los“impuestos”que recaudan a los productores dedroga en territorios bajo su control. En febrerode 2002, después de casi tres años denegociaciones, el gobierno de Colombia pusofin oficialmente a las conversaciones de paz conlas FARC. Desde entonces, las FARC han

intensificado su campaña de daños a lasinfraestructuras de Colombia, derribandotendidos eléctricos, puentes y suministros de aguaen la capital, Bogotá, y en otros lugares. (Véase“El fin del proceso de paz” en p. 7.)

El segundo grupo insurgente más importante esel Ejército de Liberación Nacional (ELN), que estáactivo en la parte nororiental del país. Losguerrilleros del ELN cometen masacres de civiles ypresuntos simpatizantes del gobierno. Tambiéncolocan bombas en oleoductos y otrasinfraestructuras. El ELN obtiene la mayoría de susingresos mediante la extorsión, principalmente enlos sectores petrolero y energético de Colombia.

Grupos paramilitares

Hasta 1989, Colombia permitió la formación degrupos de civiles armados que colaboraran con lasfuerzas de seguridad. Los ganaderos, los grandesterratenientes y los narcotraficantes empezaron ainvertir por igual en grupos paramilitares comouna forma semiprivada de protección. Durante ladécada de los ochenta, con el aumento de laactividad guerrillera, dichos grupos paramilitaresproliferaron.

Hoy en día, estos grupos están unidos dentro deuna organización conocida como lasAutodefensas Unidas de Colombia (AUC). Durantelas últimas dos décadas, los paramilitares y losciviles armados, que operan con frecuencia en

dos por la violencia, pueden aportarnuevas perspectivas para considerary desarrollar ministerios jesuitaspara la población latina de EstadosUnidos.

La pluralidad apostólica deestas dos provincias puede ofrecervaliosas oportunidades para eldesarrollo de todas las personas alas que servimos en ambos países.Entre otras cosas, ayudará a todaslas partes a dominar mejor elidioma del otro, una habilidad cada

vez más importante en este mundoen fase de globalización y el con-junto universal de la Compañía deJesús.

Para Colombia, el her-manamiento con la Provincia deOregón representa tanto una gra-cia como un reto. Con nuestra“hermandad”, expresamos unarealidad profunda: Somos difer-entes—y sin embargo somos unamisma entidad en nuestra experi-encia del amor de Jesucristo. ✧

Contin�a de la p�gina 3

Una pintada sobre el Plan Colombia en el centro de Bogot�.

Una breve historia del conflicto1

Los orígenes del conflicto colombiano seremontan a décadas atrás, mucho antes de quesurgieran el narcotráfico y los actuales actoresarmados. El conflicto está profundamenteenraizado en las desigualdades económicas,sociales y políticas que han persistido durante másde una década.

La riqueza y la tierra siguen concentradas en lasmanos de un pequeño segmento de la población,que se mantiene mediante un sistema políticoexcluyente que desatiende las necesidades de lamayoría de la población. Históricamente, unagran parte de la población de Colombia ha vividoen condiciones de miseria. Muchos de ellos sonafrocolombianos o indígenas.

El origen del conflicto actual puede situarse en unperíodo de 1948 conocido como La Violencia,cuando se perdieron 200.000 vidas y dos millonesde personas fueron desplazadas debido a laintensa agitación política en las áreas rurales deColombia.

Los guerrilleros de izquierdas surgieron en ladécada de los sesenta a partir del descontentopopular derivado de La Violencia. Las bandas deciviles con apoyo oficial que aterrorizaron a losopositores del gobierno durante este períodofueron los precursores de las “autodefensas”paramilitares de hoy en día en Colombia.

1 Extraído de Talking Sense on Colombia, material educativo sobre la paz en Colombia producido por American Friends Service Committee. Véase: http://www.afsc.org.

El programa de hermanamientoentre las provincias de Oregón yColombia puede contribuir asembrar la conciencia sobre lasconsecuencias sociales y políticasde las decisiones de nuestrosgobiernos respectivos.

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la “fe haciendo justicia”—o en elcontexto colombiano, “construiruna paz justa”—exigía no sólocambios en Colombia, sinotambién en Estados Unidos.Acudieron a sus hermanos jesuitasen Estados Unidos para que les

ayudaran en su lucha poruna vida más justa y laesperanza de paz en supaís. Tenían la esperanzade que el hermanamientocon una de las provinciasde Estados Unidos con-tribuyera a tender unpuente más eficaz entredos culturas y nacionescuyas acciones afectan demanera tan inmediata a laotra.

Teniendo en cuenta ladistancia geográfica y cul-tural entre las provincias

de Oregón y Colombia (y entreOregón y Washington, DC),

los jesuitas amenazados por terro-ristas. Otro de los objetivos eraestablecer lazos entre las institu-ciones apostólicas de Colombia ylas de Estados Unidos.

Aunque son altamente influ-yentes y prominentes, los jesuitas

colombianos reconocieron quecualquier intento de lograr lamisión de la Compañía de sembrar

H ace casi tres años, anima-do por el Padre GeneralPeter-Hans Kolvenbach,

S.J., el Rev. Horacio Arango, S.J.,el Provincial de Colombia, pidió ala Conferencia Jesuita de EstadosUnidos que facilitara el hermana-miento de la Provincia deColombia con una de lasprovincias de EstadosUnidos.

Los jesuitas de Colom-bia, aislados por losmuchos años de guerra yagitación social, buscabancon urgencia una maneramás eficaz de hacer oír suvoz aquí, en EstadosUnidos. También guarda-ban la esperanza de tener laoportunidad de mejorarlos conocimientos deidiomas y la formaciónprofesional de los jesuitas colom-bianos en Estados Unidos, asícomo de encontrar un refugio para

Disfrutar la colaboración: Una perspectiva estadounidenseREV. ROBERT GRIMM, S.J.

El padre Grimm es el Provincial de Oreg�n.

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colaboración con las fuerzas armadas, han sidoimplicados en muchos casos de desaparición,asesinato, tortura y desplazamiento forzado. Losgrupos de derechos humanos afirman que losparamilitares son responsables de más asesinatosy desapariciones que la guerrilla. Al igual que losgrupos insurgentes, una parte considerable delos fondos de las AUC proviene del narcotráfico.

Las fuerzas de seguridad de Colombia

Al ejército y las fuerzas de policía de Colombiales falta generalmente personal, formación yequipo para combatir a las fuerzas guerrilleras.El ejército no es responsable de la mayor partede las violaciones a los derechos humanos, perotiene amplios vínculos con las fuerzasparamilitares a nivel local y regional. Muchos desus oficiales facilitan directamente, o al menostoleran, los actos sanguinarios de los gruposparamilitares.

El gobierno de Colombia, a pesar de lascondiciones de la asistencia financiera de EstadosUnidos, no ha procesado consistentemente a losoficiales abusivos, buscado a los paramilitares niha forzado que se corten los lazos con losparamilitares. (Véase “Ayuda estadounidense aColombia: Las condiciones de derechoshumanos” en p. 6.) Con los años, varios líderesmilitares colombianos, graduados en la infameEscuela de las Américas de Estados Unidos, hansido implicados en abusos a los derechoshumanos.

El número de víctimas del conflicto de Colombia

Ver p�gina 6

En cada uno de nuestros diversoscampos apostólicos debemos crearcomunidades que aspiren a lapromoción de la justicia.Trabajando con nuestroscolaboradores, nuestros ministeriospueden y deben promover lajusticia en una o varias de lasformas siguientes: el servicio yacompañamiento directo de lospobres; la sensibilización a susexigencias de justicia, unida a laresponsabilidad social pararealizarla; la participación en lamovilización social para la creaciónde un orden social más justo.

Normas Complementarias, VII Parte, 249:3

cometieron 3.041, 70 por ciento de los cuales seatribuyeron a la guerrilla de izquierdas. LaComisión Colombiana de Juristas informó de 161masacres (tres o más personas asesinadas en elmismo lugar y al mismo tiempo) hastaseptiembre de 2001; la gran mayoría de ellasfueron cometidas por paramilitares de derechas.

De Washington Office on Latin America, “Tacking Stock: PlanColombia’s First Year”. Colombia Monitor, marzo de 2002.

El ELN es uno de losdos grupos guerrillerosque han colocadobombas en oleoductos yotras infraestructurasde toda Colombia.JR

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IAEl conflicto continuo en Colombia ha tenido unefecto grave sobre las vidas humanas: Desde 1988a 1997, un promedio de diez personas fueronasesinadas cada día por la violencia política (loque incluye los combates). En 2000, el promediohabía subido hasta casi 20, y en 2001 el recuentoera de 38 muertos al día.

Aproximadamente la mitad de los secuestros delmundo tienen lugar en Colombia: en 2001 se

Aunque son altamente influyentes

y prominentes, los jesuitas colombianos

reconocieron que cualquier intento

de lograr la misión de la Compañía

de sembrar la “fe haciendo justicia”

—o en el contexto colombiano,

“construir una paz justa”—

exigía no sólo cambios en Colombia,

sino también en Estados Unidos.

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gran migración de personas haciael norte. No somos inmunes alnarcotráfico, que ha afectado tantoa las vidas de los colombianos.Creemos que su lucha por en-frentarse a los problemas socialesque fomentan la desesperación y elterrorismo es nuestra lucha. Sucompromiso por construir unmundo en paz ha cautivado nues-tra mejor esperanza de hacer de lamisión jesuita de “fe haciendo jus-ticia” una realidad más concreta ennuestra propia cultura.

¿Qué hemos logrado hastaahora? Primero, estamos empezan-do a conocernos a un nivel muy

“Debe encontrarse un equilibriogenuino entre la asistencia a lasfuerzas de seguridad de Colombia yla entrega de ayuda que atiendamás directamente las causasoriginales del conflicto colombiano.Toda ayuda militar debesupervisarse cuidadosamente ycondicionarse en función decriterios de derechos humanosclaramente establecidos”.

De la Declaración sobre Colombiade la Conferencia Episcopal deEstados Unidos(http://www.usccb.org/sdwp/international/lawcolombia. htm)

IN ALL THINGS • PRIMAVERA/VERANO DE 2002 VISITE NUESTRA PÁGINA WEB http://www.inallthings.org

Una perspectiva estadounidense

Contin�a de la p�gina 5

ayuda o instigación a los grupos paramilitares;las Fuerzas Armadas colombianas tampoco handemostrado estar cooperando con los fiscalesciviles y con las autoridades judiciales en elprocesamiento y la aplicación de castigos entribunales civiles de aquellos miembros de lasFuerzas Armadas colombianas,independientemente de su rango, acusadoscreíblemente de cometer flagrantes violacionesde los derechos humanos. El Gobierno de

Ayuda estadounidense a Colombia: Las condiciones de derechos humanos

resultaría a simple vista extrañoque los jesuitas de Oregón tam-bién se interesaran y recibieran consatisfacción la oportunidad deacercarse a los jesuitas de Colom-bia. Sin embargo, el rápido creci-miento de la población hispana delnoroeste de Estados Unidos estáexigiendo que los jesuitas de laProvincia de Oregón se involucrenmás directamente en la vida y lasexperiencias de todos los habi-tantes del hemisferio.

Ya tenemos conexiones conAsia, los indígenas americanos yÁfrica, pero somos relativamenteignorantes e inexpertos frente a la

personal. Los jesuitas y sus colegaslaicos de ambos países están cono-ciendo de primera mano las reali-dades que componen nuestras dosregiones. Nos estamos visitando yestableciendo conexiones entrenuestras instituciones apostólicas.Nos estamos enseñando nuestrosidiomas y compartiendo informa-ción sobre nuestras culturas.Nuestras relaciones personales enevolución ya están cambiando lamanera en que vemos nuestromundo y nuestro ministerio.

Aquí en la Provincia deOregón, nos encontramos con uncuestionamiento más profundo decómo logramos la reconciliación yla paz en nuestro trato con losdemás en Estados Unidos. Launión solidaria con los jesuitas deColombia ofrece a todos los queesperan vivir una espiritualidad yuna misión ignaciana más auténticala oportunidad de convertirse enpacificadores y constructores deuna sociedad más justa. ✧

La unión solidaria con los jesuitas de Colombia

ofrece a todos los que esperan vivir una espiritualidad

y una misión ignaciana más auténtica la oportunidad

de convertirse en pacificadores y constructores

de una sociedad más justa.

Por ley, la asistencia de seguridad de EstadosUnidos a Colombia tiene que cumplir condicionesespecíficas de derechos humanos para que laayuda pueda ser entregada. Ya no se dispone dela posibilidad de anular las condiciones, comohizo el año pasado el presidente Clinton. Tresdestacados grupos de derechos humanos—Amnistía Internacional, Human Rights Watch yWashington Office on Latin America—presentaron pruebas al gobierno de EstadosUnidos en enero de 2002 que demostraban queno se habían satisfecho las condiciones dederechos humanos contempladas en lalegislación estadounidense:

“ Una certificación prematura o defectuosa de lascondiciones de los derechos humanoscontenidas en las leyes de ayuda aumenta elriesgo de que los Estados Unidos pierdan suinfluencia en este ámbito crucial. Enviaría elmensaje de que el gobierno de los EEUU estádispuesto a cerrar los ojos a las violaciones delos derechos humanos y a permitir queColombia siga en la familiar senda de laimpunidad, la violencia y el terror.”

“ El gobierno de Colombia no ha cumplido estascondiciones. Hasta el momento, el gobiernocolombiano no ha suspendido a los oficiales delas fuerzas de seguridad contra quienes existenpruebas creíbles de abuso de los derechoshumanos o de apoyo a los grupos paramilitares,incluidos los asesinatos extrajudiciales, o de K

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Colombia, incluidas las Fuerzas Armadas, no haadoptado medidas efectivas para romper loslazos existentes a nivel de comandos,batallones y brigadas con los gruposparamilitares, como tampoco ha ejecutado lasórdenes de captura de los miembros de talesgrupos”. (Para ver el texto completo de estedocumento puede consultar la página Web deHuman Rights Watch:http://www.hrw.org/spanish/informes/2002/certif

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El remedio que mata: Examen de la política de fumigación de cocaCARLOS SÁNCHEZ

Debido a su proximidad alas plantaciones de coca,mucho cultivos leg�timos han sido destruidos por lafumigaci�n generalizada y a veces indiscriminada delpotente herbicida Roundup.

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drogas que está resultando ineficazy polémica en Colombia, y estácada vez más relacionada con elaumento de los problemas dederechos humanos y ambientales.

El problema

E n la Exhortación apostólicaEcclesia in America del PapaJuan Pablo II se subraya que

el comercio y el consumo de dro-gas contribuyen “a los crímenes ya la violencia, a la destrucción de lavida familiar, a la destrucción físicay emocional de muchos individuosy comunidades, sobre todo entrelos jóvenes.” En Estados Unidos,las muertes por sobredosis estánen niveles record; las drogas sonmás baratas, puras y son más fácilesde obtener. Es más, este comerciodevastador arruina a los gobiernosy afecta a la seguridad económica yla seguridad de los países.

Mientras los analistas coinci-den en que una solución integradaal problema tiene que ocuparsetanto del aspecto de la ofertacomo de la demanda, la Iglesia yla sociedad civil están expresandosu preocupación por la política deerradicación del suministro de

paramilitares, que tendría graves consecuenciaspara la población civil.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas paralos Refugiados (ACNUR) ha anunciado que estáacelerando los preparativos en Colombia, asícomo en las regiones fronterizas de paísesvecinos, en caso de que el aumento de laviolencia desencadene un nuevo desplazamientoa gran escala.

En una respuesta pública a la suspensión oficialde las conversaciones de paz, la ConferenciaEpiscopal de Colombia ha anunciado querespeta y apoya la decisión del presidentePastrana, pero que están firmementeconvencidos de que el diálogo y la negociaciónson la vía para superar conflictos y estableceruna cultura de paz. El presidente de laConferencia, Monseñor Alberto Giraldo, haproclamado que Colombia está moralmenteenferma. Afirma que los actuales actos violentosprovocan una verdadera matanza espiritual yque estamos perdiendo la esperanza; se estándebilitando los valores humanos y se estándesvaneciendo nuestras visiones del futuro.1

secuestrados por la guerrilla. Un sacerdote más,cuya cercanía con el arzobispo asesinado eraconocida, se vio obligado a salir del país a causade las amenazas de muerte. En vista delaumento de la violencia contra el clero, elasesinato de Duarte, que había sido un críticoabierto de la violencia en Colombia, hizo que elgobierno colombiano pusiera en marcha unnuevo programa de protección eclesiástica paraobispos y sacerdotes en las zonas más violentasdel país.

Los defensores de los derechos humanos estánpreocupados ahora porque los residentes de loque era antes la zona de despeje de las FARCcorran peligro de ser perseguidos porparamilitares de derechas, que podríanconsiderarlos simpatizantes de la guerrilla por elmero hecho de haberse quedado en el áreaatendiendo sus hogares, fincas y negocios. Yahan aparecido informes que indican que losparamilitares están amenazando de muerte a lapoblación local si no salen de la zona. Tambiénexiste un claro temor a un aumento de losenfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas

icacion.html)El final de proceso de paz

El 21 de febrero de 2002, el presidente deColombia Andrés Pastrana anunció oficialmenteel fin de tres años de negociaciones de paz conlos rebeldes de las FARC, después de quesecuestraran un vuelo comercial y secuestraran aun senador colombiano. El gobierno retiróoficialmente el estatus político a las FARC, revocóel mandato para una zona desmilitarizada ylanzó una campaña de bombardeos aéreos.

Las FARC respondieron con una intensificación de su campaña de sabotaje a la infraestructurade Colombia colocando explosivos en el tendidoeléctrico, interrumpiendo el suministro de agua y derribando puentes, lo que dejó a muchascomunidades sin acceso a combustible, alimentosni atención médica. Además, las FARCsecuestraron a una candidata presidencial ypresuntamente torturaron y mataron a unsenador. El 16 de marzo de 2002, el Arzobispo de Cali, Monseñor Isaías Duarte Cancino, fueasesinado a la salida de una iglesia después de lacelebración de una boda. En abril, un sacerdotecatólico fue asesinado por pistoleros mientrascelebraba misa, y otros dos sacerdotes fueron

Carlos S�nchez es elCoordinador en EstadosUnidos del Programa de

Solidaridad con Colombiade Catholic Relief Services,en Baltimore, Maryland.

La solución de EstadosUnidos

E l 10 de enero de 2002, elpresidente Bush firmó unaley de ayuda al extranjero que

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1 La Conferencia Episcopal de Colombia ha publicado directrices para alcanzar la paz en Colombia, con el título Diez principios para caminar hacia la paz. Para ver el texto íntegro de esta declaraciónpuede consultar la página Web: http://www.usccb.org/sdwp/international/cec3802.htm

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Colombia. Con el aumento de loscombates por el control de estaregión rica en recursos, todos losactores armados han atacado injustay violentamente a la población civily a trabajadores pastorales porcolaborar presuntamente con susrivales. Las agencias de ayudahumanitaria tanto de la Iglesiacomo del Alto Comisionado de laONU para los Refugiados haninformado de que la mayoría de las15.000 personas desplazadas porla frontera del sur de Colombiadesde el año 2000 dijeron que lasrazones de su huida eran losasesinatos selectivos, las desapari-ciones y las amenazas en general(Véase “El rostro humano deldesplazamiento” en p. 12).

2. Fumigación aéreaLa estrategia de erradicación

incluye la fumigación aérea masivacon el producto químico RoundupUltra, una fórmula mejorada deRoundup, un herbicida fácil deadquirir producido en EstadosUnidos. En teoría, la fumigaciónaérea sólo se realiza sobre lasgrandes plantaciones de coca. Sinembargo, comunidades locales detoda la región fronteriza han docu-mentado la fumigación de escuelas,casas, acuíferos, cultivos de alimen-tos y ganado, lo que amenaza laseguridad alimentaria. Entre loscampesinos locales se observa unaumento de las enfermedades gas-trointestinales, respiratorias, cutáneasy oculares, especialmente entre losniños. Los obispos tanto deColombia como de Ecuador hanexpresado varias preocupacionespor la aplicación indiscriminada deRoundup:• El herbicida se utiliza de manera

incompatible con las normaspara su aplicación de EstadosUnidos. Aunque Roundup Ultratiene licencia y su uso está proba-do en Estados Unidos, no serecomienda su fumigación aéreapor encima de los diez metros.En Colombia, la presencia deactores armados ha hecho quelos pilotos vuelen (y fumiguen) amayor altitud para evitar los dis-paros.

• A pesar de las advertencias queaparecen en la etiqueta del fabri-cante, Roundup se ha fumigadosobre comunidades, vías fluvialesy ganado. Es más, según laPolicía Nacional de Colombia,las soluciones de herbicidaempleadas para el control de lacoca tienen una concentraciónnueve veces mayor que lasempleadas para el control de laamapola—lo que implica que lacantidad total de herbicida

inteligencia. El resultado de estaayuda militar ha sido una incursióndel ejército en los estados produc-tores de coca del sur del país, queson también el bastión históricodel grupo guerrillero más grandedel país, las FARC (véase, ¿Quiéncombate la guerra? p. 4). El restode la contribución de EstadosUnidos se destina al desarrolloalternativo, la reforma judicial y laayuda a familias de desplazadosforzados.

Asuntos preocupantes

L as Conferencias Episcopalesde Colombia y EstadosUnidos han expresado tres

preocupaciones principales conrespecto a esta última campaña deerradicación de la producción decoca.

1. MilitarizaciónEl incremento de las actividades

de las fuerzas de seguridad y losparamilitares de Colombia estáprovocando una verdadera crisisde derechos humanos en el sur de

incluía un monto adicional de 625millones de dólares para la Ini-ciativa Regional Andina, destinadaprincipalmente a iniciativas anti-narcóticos en Colombia y otros seispaíses andinos. La ayuda se basa enel paquete de 1.300 millones dedólares aprobado por el presidenteClinton para cubrir tres años deapoyo estadounidense al “PlanColombia”, con un valor total de7.500 millones de dólares, prop-uesto por el presidente colombianoAndrés Pastrana para ofrecer unasolución integrada al problema enColombia, el primer productor decocaína del mundo. El Plan estásiendo financiado por Colombia,Estados Unidos y Europa.

Hoy en día, Estados Unidossigue siendo el principal con-tribuidor al Plan Colombia y el 70por ciento de su apoyo se dedica aasistencia militar para actividadesantidroga, lo que incluye el sumin-istro de formación y armamento anuevos batallones del ejércitocolombiano, así como la provisiónde transporte aéreo para labores de

Para que la erradicación de lasdrogas sea eficaz, el programa tieneque aportar ayuda no militar demanera oportuna. También tieneque desarrollar y financiarestrategias alternativas degeneración de ingresos, enconjunción con la participación local.

De la Declaración sobre Colombiade la Conferencia Episcopal deEstados Unidoshttp://www.usccb.org/sdwp/international/lawcolombia.htm

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Examen de la política de fumigación de coca

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Dos ni�as campesinas en un campo de yuca destruido por la fumigaci�n a�rea.

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ambiente para determinar la posiblerelación entre la fumigación y lasconsecuencias nefastas para la saludde la población local. Los organi-smos del gobierno no han res-pondido a numerosas solicitudesindependientes de colaboración endichos estudios del impacto. Loscríticos del programa señalan quehasta en el “Informe Nariño”publicado en septiembre de 2001por el Departamento de Estado seadmitían las limitaciones metodo-lógicas del programa de fumigacióny la incapacidad de realizar valo-raciones definitivas del impacto dela fumigación sobre las personas yel medioambiente.

En lugar de fumigación:Desarrollo alternativo

E l obispo Fabio de JesúsMorales, cuya diócesis seencuentra dentro del área

afectada, insiste en que loscampesinos de esta zona cultivancoca porque es la única alternativaviable en un área abandonada

“inefectiva”, y ha propuesto lacreación de un organismo interna-cional para supervisar el programade erradicación de la coca y laamapola. El World Wildlife Fund(WWF) ha advertido que la fumi-gación aérea puede tener conse-cuencias devastadoras a largoplazo para la altamente diversa ydelicada región de la cuenca delAmazonas. Es más, el gobierno deEcuador ha reclamado al gobiernocolombiano que mantenga lafumigación a una distancia mínimade diez kilómetros de su frontera,mientras que los gobernadoreslocales han propuesto la erradi-cación manual como alternativa ala fumigación.

Frente a estas preocupaciones,los gobiernos de Estados Unidos yColombia defienden incondicional-mente la estrategia de fumigación.El Departamento de Estado deEstados Unidos alaba la seguridadde Roundup—a pesar de que, hastala fecha, no se ha realizado ningúnestudio adecuado o definitivo de suimpacto para la salud o el medio-

depositada en las regiones colin-dantes con campos de coca es 37veces mayor.

• En Colombia, Roundup se mez-cla con Cosmoflux, un aditivoproducido en Colombia queayuda a que el producto seadhiera a las plantas. Aunque loscomponentes individuales deesta solución están autorizadosen Estados Unidos, no se hanrealizado estudios sobre su rea-cción al combinarlos entre sí ocon otros productos químicos.El verano pasado, la empresaresponsable de la producción deCosmoflux anunció que iba adejar de vender su producto parasu empleo en el programa deerradicación aérea porque lespreocupaba su reacción químicacon otros componentes.

Estas preocupaciones han pro-vocado peticiones a nivel nacionale internacional para que se limitela fumigación aérea. El Programade la ONU para la FiscalizaciónInternacional de Drogas ha califi-cado la estrategia de “inhumana” e

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Examen de la política de fumigación de cocax

Según la literatura divulgada por Estados Unidos,la fumigación aérea no provoca la muerte. “Peroel maíz se muere a los ocho días de fumigarlo”,dice un campesino de Putumayo. Los cultivos demaíz de muchas regiones rurales de Colombia seestán viendo diezmados por la aplicación deRoundup, destinado a acabar solamente con loscampos de coca ilegales.

El maíz es un alimento de primera necesidadfundamental para la economía campesina deColombia. Es una fuente de alimentaciónfundamental para humanos y animales yconstituye un medio crucial para la generaciónde ingresos de muchas familias rurales,especialmente en las zonas con difícil acceso a losmercados.

La fumigación aérea amenaza elcultivo del maíz y de otrosalimentos básicos en todaColombia. Irónicamente, estásocavando proyectos dedesarrollo alternativorespaldados por la Iglesia, en losque se intenta ofrecer a loscampesinos una alternativaviable a la propagación delcultivo de la coca.

Por ejemplo, un cultivo alternativo conposibilidades en la región es el banano, unafuente vital de nutrientes para los campesinoslocales que lo consumen a diario. Sin embargo, la fumigación ha acabado con muchas de lasplantaciones de banano, así como las esperanzasde los residentes de establecer un mercado local

de banano. En una de las zonas afectadas, lossacerdotes describen como mueren losbananeros: mueren lentamente, secándose ypudriéndose por dentro, hasta que solo quedaun hueco en la tierra. Cuando las hojas sevuelven amarillas y empiezan a pudrirse no sirvenni para alimentar a los animales.

La yuca es otro cultivo importante, que al igualque el banano es un alimento básico y productopara los mercados locales importante a nivelregional. “la yuca es uno de los cultivos másfrágiles, y al igual que la papaya, muere a los tresdías de fumigarla”, dice otro campesino local.Aunque se coseche la yuca inmediatamente, lacausa ya está perdida: una vez expuesta alRoundup, la yuca se queda aguada, ennegreciday ya no puede consumirse.

cuenta la necesidad de conservar los recursosnaturales (tierra, agua y aire) y los valiososrecursos forestales de la región.

Sin embargo, ninguno de estos productos secomercializa industrialmente. Al carecer deincentivos oficiales y una infraestructura querespalde la comercialización de estos cultivos,los campesinos se ven obligados a vender susproductos a precios que ni siquiera cubren susgastos. Esto explica por qué estos productos secultivan casi exclusivamente para el consumolocal.

Desafortunadamente, debido a su cercanía conlas plantaciones de coca, muchos de estos cultivoshan sido destruidos por la fumigacióngeneralizada y a veces indiscriminada. En ciertos

casos, se han fumigado campos yprados de zonas que no tenían niuna sola planta de coca.

Hoy en día, los campesinos tienenmiedo de plantar incluso productosalternativos por temor a que elcultivo de nuevos alimentosprovoque nuevas aplicaciones deRoundup con el pretexto deerradicar las plantaciones de coca.Irónicamente, sin la promoción y la

protección de estas alternativas, algunas de estasfamilias se adentraran en el bosque donde esprobable que recurran a la producción de cocacomo única manera viable de ganarse la vida.

Adaptado de El Putumayo quiere vivir—No lo dejen morir—Diócesis de Mocoa-Sibundoy, programa Propic. Parroquia JoséMaría Mayoyoque, Puerto Guzmán, Putumayo.

Matando todo lo verde que se cruza en su camino

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Hoy en día, los campesinos tienen miedo de plantar incluso

productos alternativos por temor a que el cultivo de nuevos

alimentos provoque nuevas aplicaciones de Roundup

con el pretexto de erradicar las plantaciones de coca.

La escasez de comercialización de estos cultivosse debe sobre todo a la inexistencia de rutasde acceso a los centros de distribución. LaIglesia y los líderes locales han promovidoprogramas integrados de desarrollocomunitario para ayudar a los campesinos aproducir cultivos autóctonos, teniendo en

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la salud y el medioambiente;• que la fumigación aérea se realiza

de conformidad con las leyesestadounidenses y colombianas; y

• que el programa de fumigaciónofrece compensaciones financierasa los campesinos locales porcualquier pérdida de cultivoslegales o problemas de saludprovocados por la fumigación.

Además, estas nuevas condi-ciones para la certificación de pro-grama de fumigación exigen lapuesta en marcha de planes dedesarrollo alternativo en las zonasen que se haya fumigado. Estosplanes deben desarrollarse antes deaplicar de nuevo herbicidas.

No obstante, los grupos depresión siguen preocupados por lafalta de transparencia y de disposi-ción a que participen organiza-ciones de la sociedad civil en elproceso de certificación. Lasrestricciones sobre la fumigación yla oferta de alternativas de desar-rollo son avances importantes,pero el programa continúa tenien-do una serie de lagunas. Muchostemen que no se acaten consisten-temente las reglas que exigen lasupervisión del electorado y elCongreso de Estados Unidos paracontrolar de cerca el proceso conel fin de garantizar la aplicaciónrigurosa de las disposiciones.

Estados Unidos publicó unadeclaración del obispo CardinalLaw sobre Colombia.2 En estadeclaración se describe la posiciónbásica de ambas conferencias epis-copales con respecto a la ayuda deEstados Unidos a Colombia.

La Conferencia subraya quedebe encontrarse un equilibriogenuino entre la asistencia a lasfuerzas de seguridad de Colombiay la entrega de ayuda que atiendamás directamente las causas origi-nales del conflicto colombiano.Los componentes integrales decualquier política de erradicacióndeben ser la provisión inmediatade asistencia financiera y técnica, lapromoción de alternativas agríco-las para los campesinos pobres quetienen que depender ahora del cul-tivo de la coca.

Muestras de esperanza

D ebido a las campañas con-siderables en Estados Uni-dos y Colombia, se han

establecido varias restriccionesimportantes en materia de derechoshumanos y fumigación aérea sobrela futura ayuda a Colombia. A par-tir de ahora, el gobierno tiene quedemostrar lo siguiente con respectoal programa de fumigación:• que la fumigación aérea no

plantea un riesgo indebido para

históricamente por el Estado. Enuna región sin prácticamenteninguna infraestructura para lacomercialización de productosalternativos y servicios básicos, lacoca parece ser la única opción.

Por lo tanto, la mera fumi-gación sin invertir en lainfraestructura social y económicade la región solo servirá paradesplazar a los residentes y hacerque la producción ilícita de coca setraslade a otros lugares. Comoafirman los obispos del sur deColombia, para que la erradicaciónde las drogas sea eficaz, el progra-ma tiene que aportar ayuda nomilitar de manera oportuna.También tiene que desarrollar yfinanciar estrategias alternativas degeneración de ingresos, en con-junción con la participación local.1

En teoría, el programa de erradi-cación incluye fondos destinadosal desarrollo de cultivos alterna-tivos, la reforma judicial y otrasprioridades sociales y económicas.Hasta la fecha, sin embargo, lamayoría de estos recursos no sehan materializado.

Declaraciones de laConferencia Episcopal

E n marzo de 2000, el Comitéde Política Internacional dela Conferencia Episcopal de

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Examen de la política de fumigación de coca

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Mientras el gobierno de Bush intenta ahora que se reconozcan

explícitamente los vínculos entre el narcotráfico y las actividades

terroristas, los críticos están preocupados por la expansión sigilosa de

la misión (mission creep) y la falta de objetivos claros de Estados

Unidos. Las nuevas propuestas supondría también la entrega de más

dinero a las fuerzas armadas de Colombia, que cuenta con uno de los

peores historiales de derechos humanos del continente y lazos com-

probados con grupos paramilitares de derechas considerados terro-

ristas por el Departamento de Estado. (Véase “Ayuda estadounidense

a Colombia: Las condiciones de derechos humanos” en la p. 6.)

En mayo de 2002, Álvaro Uribe Vélez, un abogado educado en

Harvard y ex gobernador del departamento de Antioquia, fue elegi-

do Presidente de Colombia por la mayoría de los votantes. Uribe,

conocido por sus críticas virulentas a las conversaciones de paz en el

pasado, anunció después de su elección que iba a buscar la

mediación internacional y estaba dispuesto a participar en conversa-

ciones de paz si la guerrilla decretaba un alto el fuego y el cese de las

acciones terroristas. ✧

El presupuesto para el año fiscal 2003 del gobierno de Bush con-

templa un aumento de la ayuda militar por encima de los límites

estrictos de la campaña antidroga que han facilitado la fumi-

gación aérea de los cultivos ilegales el año pasado. Los analistas creen que

Estados Unidos podría adoptar una estrategia de seguridad nacional/

antiterrorista que le permitiría ampliar su participación en el conflicto

civil de Colombia.

Por ejemplo, se han solicitado fondos para ayudar al ejército colom-

biano a crear y formar una nueva brigada para proteger la infraestructura

económica, lo que incluye la protección de un oleoducto propiedad de

Occidental Petroleum que fue atacado frecuentemente por la guerrilla en

2001. Otras propuestas incluyen la entrega de fondos para reforzar las

unidades antisecuestro de la policía colombiana y apoyar la creación de

puestos de policía en áreas fuera del control del gobierno. La política

antinarcóticos de Estados Unidos seguirá basándose considerablemente

en la fumigación, ya que los funcionarios especulan que el desarrollo

alternativo puede que ya no sea una opción viable para gran parte del

área rural azotada por la guerra.

La participación de Estados Unidos: ¿Qué es lo próximo?

1 De la Declaración sobre Colombia de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

2 Consúltese http://www.usccb.org/sdwp/international/lawcolombia.htm

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de políticas no se ocupen de lascausas originales del problema—como la distribución no equitativade la tierra en Colombia y, espe-cialmente, un mercado orientado ala demanda que hace que el culti-vo de drogas sea una actividadagrícola tan rentable—es probableque disminuya muy poco la oferta.

Desde Estados Unidos, debe-mos reducir la demanda interna dedrogas, no sólo mediante la edu-cación sobre el tema, sino tam-bién a través de programas detratamiento y rehabilitación deconsumidores. El tratamiento, larehabilitación y la reintegraciónen la sociedad representan lasmaneras más eficaces de combatirel narcotráfico dentro de EstadosUnidos.

Las iniciativas para promoverla erradicación del producto origi-nal deben concentrarse en elestablecimiento de estructuras deapoyo que permitan a loscampesinos pobres tener una vidadigna mediante cultivos legítimosy su integración en la economíanacional. Una estrategia integralde erradicación de las drogas enColombia debe enfocarse enresolver la pobreza abrumadora, laimpunidad penal y la corrupciónrampante del país—todo lo cualpresiona a las comunidades ruralespara que recurran al comercio decoca como único medio de super-vivencia. ✧

contribuirá a la creación de otrabrigada antinarcóticos para ampli-ar la campaña de erradicación y alestablecimiento de una nuevabrigada para la protección de lainfraestructura económica, espe-cialmente los oleoductos.

La coca y Colombia: Una llamada a la acción

L a Iglesia cuestiona unapolítica que amenaza lasupervivencia del pueblo. La

campaña de fumigación tiene queser, como mínimo, compatible conlos reglamentos estadounidensesy colombianos que prohíben lafumigación de comunidades quecumplen la erradicación manual obuscan un desarrollo alternativo.Lo que es más importante, EstadosUnidos debe promover estudiosindependientes y transparentespara documentar la relación entrela fumigación y las consecuenciasnefastas para la salud y el medio-ambiente.

Los obispos colombianos yestadounidenses reconocen quepara que la agricultura alternativatenga éxito en la práctica hay quecubrir la necesidad de una refor-ma agraria equitativa, de sustituircultivos y de transferencia tecno-lógica. El desarrollo alternativotiene que ser también un procesoverdaderamente participativo yconsultivo.

Mientras que los diseñadores

Nuevas preocupaciones

A pesar de las preocupacionesexistentes, el gobiernoparece haber adoptado una

estrategia que no sólo se concentraen un enfoque altamente militariza-do frente al problema de las drogas,sino que también manifiesta unavoluntad cada vez mayor de difumi-nar la línea que divide las funcionesantidroga y contrainsurgente de laintervención estadounidense en Co-lombia. Mientras que el gobierno deEstados Unidos afirma cada vez másla existencia de una conexión entreel narcotráfico y la financiación delterrorismo, se está volviendo másaceptable una mayor participaciónen el conflicto colombiano de 38años para los que quieren queColombia se convierta en un posi-ble campo de batalla de la GuerraContra el Terrorismo. (Véase “Laparticipación de Estados Unidos:¿Qué es lo próximo?” en la p. 10.)

La recientemente anunciadapropuesta del gobierno de Bushpara 2003 incluye un aumentosustancial de la financiación delprograma de erradicación de dro-gas. Solamente la petición de fon-dos para operaciones extranjerascontempla una entrega a Colom-bia de 374 millones de dólares enayuda militar y 164 millones enayuda social y económica—lo queno incluye los fondos adicionalesprevistos del presupuesto dedefensa. Esta nueva ayuda militar

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Examen de la política de fumigación de cocax

Recursos sobrefumigación

● Conferencia Episcopal de EstadosUnidos, Comité de PolíticaInternacional, marzo de 2000,Declaración sobre Colombia.http://www.usscb.org/sdwp/international/colomind.htm

● Mons. Fabio de Jesús MoralesGrisales, Obispo de Mocoa-Sibundoy: Coca Comercializationin Colombia.http://www.usfumigation.org/Literature/PressReleases/bishop’s-statement.htm

● Múltiples recursos y enlacessobre la fumigación aérea:http://www.usfumigation.org/homepage.htm

● Catholic Relief Services,programa In Solidarity withColombia.http://www.catholicrelief.org/where/ colombia/index.cfm

● Fotos en línea tomadas porcolaboradores de la Iglesia en:http://www.usfumigation.org/SprayDamage/photoindex.htm

Las nuevas condiciones para la certificaci�n de programa de fumigaci�n exigen la puesta en marcha de planes de desarrolloalternativo en las zonas en que se haya fumigado.

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podría ser de unos 2,5 millones dedesplazados desde 1985.

El fenómeno del desplaza-miento se inició hace más de unadécada, al mismo tiempo delcomienzo de las actividades de losparamilitares. La mayoría de losdesplazamientos forzados sonprovocados por los paramilitares,un hecho que ha sido corroboradopor muchos investigadores y testi-gos presenciales. Los grupos guer-rilleros y las Fuerzas Armadas sontambién responsables de una partemás pequeña de los desplazamien-tos. La mayoría de las personas seconvierten en desplazados poramenazas directas o por temor acaer presa de masacres, asesinatos ydesapariciones.

La pobreza espiritual

L a pobreza no es sólo lapérdida de necesidadesmateriales; se trata también

de una condición espiritual. Lapobreza te afecta cuando tienesque vivir con miedo o con un senti-do de desarraigo. La pobreza espir-itual es el miedo a no pertenecer a

Aquí siempre es primavera; lasflores siempre están abriéndose.Podemos oler la fragancia de lacayena, las rosas, las orquídeas ylos novios. Pero este tiempoprimaveral se diluye para aquellosque se han visto forzados a huir alfrío de Bogotá, y para aquellos quetienen que vivir dentro de lasásperas y sucias paredes de concre-to de un albergue en Barrancaber-meja o Tulúa o Quibdo, ocualquier otra ciudad alejada de sulugar de origen. La primaverapierde su sentido para miles deniños que antes jugaban en elcampo con sus amigos del vecinda-rio y ahora se encuentran perdidosentre rostros desconocidos. (Véaseel recuadro “La muerte de lainocencia” en la p. 14.)

En Colombia, la mayoría delas personas que huyen de la vio-lencia no se refugian fuera del país.Se convierten, en cambio, endesplazados internos1 dentro deColombia. Actualmente, se desco-noce el número exacto de colom-bianos desplazados. Los datosexistentes indican que la cifra

La Oficina de Colombia del Servicio

Jesuita a Refugiados (SJR/Colombia)

acompa�a a las personas desplazadas

por la violencia mientras reconstruyen

sus vidas. Mediante programas de

emergencia, transici�n y prevenci�n,

SJR/Colombia trata de otorgar poder a

las personas desplazadas para que

puedan reclamar sus derechos humanos.

Un equipo nacional de jesuitas y

personas laicas atienden a comunidades

de desplazados en Barrancabermeja

(Santander), San Pablo (Sur de

Bol�var), Buga (Valle del Cauca) y

Tierralta (C�rdoba), Colombia.

C uando esté sentado leyen-do este artículo, puedeque sea primavera en su

país. Desde su ventana puede verlas flores multicolores, puede olerel olor de las hojas frescas y puedesentir el espíritu de la primavera.

El rostro humano del desplazamientoLEDYS BOHÓRQUEZ FARFÁN

Se entiende por desplazadosinternos las personas o grupos depersonas que se han visto forzadas uobligadas a escapar o huir de suhogar o de su lugar de residenciahabitual, en particular comoresultado o para evitar los efectos deun conflicto armado, de situacionesde violencia generalizada, deviolaciones de los derechos humanoso de catástrofes naturales oprovocadas por el ser humano, y queno han cruzado una frontera estatalinternacionalmente reconocida.

De los Principios Rectores de losDesplazamientos Internos de lasNaciones Unidas(http://www.acnur.org)

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Los desplazados de Colombia son sobrevivientes de una guerra atroz entre paramilitares, guerrillas y las fuerzas armadasgubernamentales. Ser desplazado en Colombia es ser un pobre entre los pobres.

Ledys Boh�rquez Farf�n es directora adjunta de la Oficina de Colombia del Servicio Jesuita a Refugiados.

1 Para obtener más información sobre el desplazamiento interno en el Chocó y otras regiones de Colombia, puede consultar el sitio Web delAlto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en http://www.acnur.org

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internacional en el Chocó por serun posible centro para el desarro-llo en el siglo XXI. Existen planespara el desarrollo del Chocó desdehace años. El más importante deellos es el Plan de DesarrolloIntegral de la Costa Pacífica, quepodría aprovechar el rico potencialde los recursos naturales de laregión e institucionalizar el desar-rollo regional. Este plan incluiría laconstrucción de un canal intero-ceánico y un puente terrestre inte-roceánico entre Bahía Candelariaen la costa del Atlántico y BahíaCúpica en la costa del Pacífico.

La otra propuesta, denomina-da el Plan Pacífico, sigue las direc-trices del Programa de la ONUpara el Desarrollo (PNUD), elBanco Mundial y el Fondo para elMedioambiente Mundial, todoslos cuales consideran que la costadel Pacífico de Colombia es ungran banco de biodiversidadgenética. Este plan se concentra enla riqueza medioambiental másque en la creación de unainfraestructura. La entrega de fon-dos del Banco Mundial tienecomo requisito previo que el go-bierno colombiano declare zonaecológica la región y diseñe unplan de protección ambiental.

Cada uno de estos planes, queconvertirían a la región en unazona comercial o un laboratoriobiogenético, ha generado un en-frentamiento entre los residentes

permitirles trasladarse a otro lugar.Algunos campesinos se quedaronmientras la guerra se iba acercandoporque confiaron en que el con-flicto no les afectaría directamentea ellos ni a sus hogares. Losdesplazados son aquellos que nopudieron negociar.

El Chocó: Lleno de recursos y de miseria

L os residentes de la regióndel Chocó constituyen unclaro ejemplo de esta

situación. La mayoría de ellos sonafrocolombianos, aunque tambiénestán representados ciertos gruposindígenas tales como los embera,wounaan y tule.

Su territorio, que se extiendedesde la frontera con Panamá a lafrontera con Ecuador, es rico enrecursos naturales. También es unpunto estratégico a nivel geopolíti-co, ya que está situada entre dosocéanos.

Dados sus recursos y ubi-cación, la tierra de esta región esaltamente codiciada. Los actoresarmados emplean la violencia y lasamenazas para forzar a los resi-dentes a abandonar sus propie-dades. El desplazamiento internoes un problema constante enChocó que se agravó en la décadade los noventa, cuando más de10.000 residentes fueron despla-zados por los paramilitares.

A pesar de la violencia en laregión, se ha fijado la atención

nadie ni a nada—a no tener tupropia tierra y a sentir que no eresparte del mundo.

Los desplazados de Colombiason sobrevivientes de una guerraatroz entre paramilitares, guerrillasy las fuerzas armadas gubernamen-tales. El desplazamiento frustra lossueños de las personas, destruye sulibertad y les impide salir adelante.Les arranca su identidad y suvoluntad de vivir. Ser desplazadoen Colombia es ser un pobre entrelos pobres.

El desplazamiento afecta a losmás vulnerables—nuestros niños—de manera directa y con mayorrigor. Según la Consultoría paralos Derechos Humanos y elDesplazamiento (CODHES), undestacado centro de investigacióncolombiano, el 70 por ciento delos desplazados son menores de 18años. (Véase “Causas del desplaza-miento” más arriba.) Los niñosson doblemente víctimas de estasituación. El desplazamiento nosólo causa desarraigo y desconcier-to; sino que también frustra sufuturo y sus sueños. Esto nos llevaa preguntarnos: ¿Cuál será elfuturo de una nación en el que losniños no pueden soñar con unfuturo con dignidad?

Los desplazados tienden a sercampesinos que no pudieronvender sus tierras cuando las gue-rra les acechó, ya sea porque latierra no les pertenecía o porquetenía muy poco valor como para

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El rostro humano del desplazamiento .

En 2001, los paramilitares colombianos fueron responsables del 43 por ciento de los desplazamientosforzados. La guerrilla fue responsable del 35 por ciento, las Fuerzas Armadas del 6 por ciento y el 15% de losdesplazamientos se produjeron por causas desconocidas.*

Paramilitares43%

Causasdesconocidas

15%Fuerzasarmadas

6%

Guerrilla35%

De las personas desplazadas, 84 por ciento tuvieron que abandonar sus tierras, de las cuales sólo algunasestaban tituladas. La mayoría de los desplazados colombianos eran pequeños terratenientes con menos de 20hectáreas. Según los últimos informes, está creciendo su esperanza de retornar y reasentarse en sus tierras; noobstante, es probable que un número considerable de desplazados se queden en los centros urbanos.

* Según el principal centro de documentación sobre el desplazamiento en Colombia, la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES).

Causas del desplazamiento en 2001

19% Afrocolombianos

3% Indígenas

47% Mujeres

46% Menores de 18 años

FUENTE: Grupo de Apoyo a Desplazados, enero 2000–mayo 2001, p. 31.

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“La hipótesis que queremosexponer consiste en presentar laviolencia como síntoma de unacausa profunda. La situación deguerra no es más que la expresiónde un mal inans que habita en elcorazón de los hombres. El exilio,por tanto, del reino de la violenciano debe remitirse a la salida de lasituación de guerra; consistevitalmente en abandonar de unavez por todas las actitudes ydinámicas que generan violencia ydestruyen la vida. De ahí que ellugar geográfico donde habita laviolencia no está únicamente enlos sitios de conflicto y guerra,perfectamente se ubica en laprofundidad de nuestroscorazones.

Extracto de “Porque eradesplazado y me acogiste”: Unapropuesta teológico-pastoral altrabajo con los desplazados porla violencia, por el padre JorgeAlberto Castro Hernández, S.J. y el padre Mauricio García Durán, S.J.

Para obtener una copia de este informe de marzo de 2002sobre el desplazamiento interno enColombia, póngase en contacto conla Women’s Commission for Refugee Women and Children:http://www.womenscommission.org

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Colombia—los paramilitares, laguerrilla y las Fuerzas Armadas—que respeten sus derechos.Algunos visitan las oficinas munic-ipales en busca de ayuda paracubrir sus necesidades inmediatas.Otros luchan por garantizar quelos recursos destinados a ayudar alas comunidades de desplazadosllegan realmente a su destino.Dichas iniciativas pueden ser peli-grosas. Hoy en día, estas per-sonas—que ya son víctimas de labrutalidad—se han convertidotambién en acusados, estigmatiza-dos y desplazados. ✧

amenazados por el avance de laguerra y se vieron obligados ahuir.

En esta tierra de la eterna pri-mavera, sembrada de rosas yorquídeas durante todo el año, laspersonas desplazadas viven encondiciones de pobreza y deses-peración. Están cansadas de que supropio gobierno las abandone ytener que luchar por sus derechos.Sin embargo, a pesar de la terriblesituación, perseveran en su luchacon gran valentía: algunos seafilian a sindicatos; algunos seunen a organizaciones sociales;algunos tienen la audacia de exigira todos los grupos armados de

locales, que tienen orígenes etno-culturales variados y entre los quese pueden encontrar colombianosindígenas, negros y mestizos.Dicha discrepancia choca con elideal de promover un desarrolloconcertado basado en las singu-lares necesidades y tradiciones cul-turales de la región.

De la lucha a la pérdida: Eldesplazamiento en el Chocó

T ras una larga lucha porobtener títulos de tierra(de hecho, justo antes de

que se otorgaran finalmente títulosoficiales de tierras), los habitantesdel Chocó empezaron a sentirse

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El rostro humano del desplazamiento

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La muerte de la inocencia

.... David vivía en una vereda de lasmuchas que hay en las zonas ruralesde Colombia, un paisajeespectacular, ¡tendrían que verlo!, esun sueño, es el valle de un grande ycristalino río, allí David jugaba,corría, pescaba, estudiaba, ayudabaa sus papás y era feliz con aquello.Su padre fue asesinado y su familiafue obligada a desplazarse a unaciudad del país. En esta ciudad élguardó su vida de niño en una cajitay la selló, allí, él aprendió a trabajarpara sobrevivir, él olvido los juegoslargos con su perro, con las gallinas,con los gatos, olvidó la pesca en elrío, ahora sólo había una idea fija ensu cabeza, conseguir para comer él,su mamá y sus tres hermanitos.…

David ya no volvió a ser el mismo,hoy es un joven de 16 años que sedebate entre varias decisiones que sepresentan como alternativas en lavida; una de ellas, entrar a unnegocio ilegal (formar parte de unode los actores armadospredominantes en la zona, formarparte del cartel de la gasolina oconvertirse en raspachín de hoja decoca) en el que pueda devengar unapaga más o menos fija para ayudar asu familia; otra alternativa, seguirestudiando para conseguir parte desus sueños y lograr eso que oye decira otros; una tercera alternativa,dejar de estudiar y trabajar en loque sea para conseguir algo paracomer él y su familia.

La vida de David es otra, como la demuchos niñas-os en Colombia.

Estas dos mujeres forman parte de los millones de colombianos refugiados en su propio pa�s.

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El padre Angulo es director ejecutivo del Centro de Investigaci�n y Educaci�n

Popular (CINEP), un programa de derechoshumanos patrocinado por los jesuitas

con sede en Bogot�, Colombia.

madera y el banano tambiéntienen intereses en esta región;algunas de ellas han respaldado elasesinato de trabajadores y campe-sinos por parte de sicarios y para-militares. No hace falta decir queel trabajo de las Comunidades dePaz sólo puede llevarse a cabomediante constantes negocia-ciones con todos estos actores.

E n un embarcadero del r�o Atrato, nueve j�venes afrocolombianos desarmados,

con edades comprendidas entre los 15 y los 20 a�os, est�n discutiendo con

cuatro comandantes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de

Colombia). Los comandantes est�n armados hasta los dientes.

Lo �nico que quieren los j�venes es llevarse el cuerpo de su amigo, Edwin

Ortega, a su pueblo natal, Costa de Oro, m�s abajo en el r�o. Insisten en que tiene

que estar enterrado donde naci� hace 25 a�os. Seg�n la cultura afrocaribe�a, no

enterrar a una persona en la tierra donde naci� tiene consecuencias nefastas.

Los comandantes de las FARC se niegan. No pueden perdonar a Edwin, ni

a la organizaci�n pacifista que ayudaba a dirigir, porque m�s de un centenar de

j�venes negros de la regi�n se negaron a unirse a las filas del movimiento guerrillero.

En cambio, estos j�venes eligieron tareas m�s pac�ficas, como dirigir un negocio local

o actuar en un teatro comunitario.

De hecho, por esta raz�n est� muerto Ortega. Las FARC le dispararon y

ahora intentan arrojar su cuerpo al Atrato.

Finalmente, los amigos del difunto Ortega negocian un compromiso con las

FARC. Enterrar�n el cuerpo en Jiguamiand�Ñlejos del lugar de origen de Ortega.

Los compa�eros se van del embarcadero con la esperanza de que los esp�ritus entien-

dan las limitaciones que impone la guerra.

El CINEP y las Comunidades dePaz: Perseverando dentro del peligroREV. ALEJANDRO ANGULO, S.J.

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Caminos hacia la pazA pesar de las condiciones complejas y explosivas en Colombia, que parecen empeorar cada día, la Compañía de Jesús mantiene

su apoyo incondicional a las víctimas del brutal conflicto colombiano. Los jesuitas de Colombia están asistiendo a la población

no sólo mediante la oración y el servicio pastoral, sino también a través del trabajo diario para intentar promover la paz y

reconstruir la sociedad civil.

En un país azotado por la violencia, los cuatro programas administrados por los jesuitas que presentamos a continuación

persisten en su búsqueda incansable de la esperanza frente a la desesperación y de la paz en medio de la guerra.

El CINEP ayuda a promover la pazimpartiendo talleres sobre temas talescomo los derechos humanos y laproducci�n agr�cola.

Las Comunidades de Paz

O rtega trabajaba en lasComunidades de Paz—una organización de base

en fase de crecimiento que estáintentando establecerse en estaregión de Colombia azotada por laguerra sin aliarse con ningúngrupo armado. Las Comunidadesde Paz tienen como objetivo unir alos afrocolombianos que viven a

orillas del río Atrato, quienes estánregresando al área después dehaber sido desplazados por la guer-rilla y los paramilitares.

La guerrilla utiliza estas tierrascomo corredor estratégico para laimportación de armas y laexportación de cocaína, ya sea através de Panamá o directamentedel Golfo de Urabá. Poderosasempresas multinacionales de la

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que pueden mantenerse.La visión del CINEP se basa

en una estructura social enColombia cimentada en la protec-ción de los derechos humanos.Los jóvenes amigos de EdwinOrtega—al igual que las mujeresde Meta y los campesinos dePutumayo—se esfuerzan todos losdías por ampliar su entendimientode los derechos humanos. Estáncumpliendo con su parte en la pro-moción del ideal de los derechoshumanos y la protección de lasvidas de aquellos que luchan pordefenderlos. ✧

En la región suroccidental delPutumayo, miles de campesinosno tuvieron más remedio queplantar coca por no poder vender aun buen precio en los mercadoslocales cultivos tales como la yucay el plátano, y carecer de mediospara transportar sus cosechas almercado. La única opción eravender coca a los narcotraficantesque venían directamente a suscasas para comprar las hojas y lapasta. Ahora, con ayuda delCINEP, estos campesinos estánencontrando la manera de sustituirla coca por otros cultivos con los

El río Atrato no es el únicolugar de Colombia donde chocandiversos intereses, frecuentementecon nefastas consecuencias: Lamitad del país se encuentra lidian-do con la necesidad, el hambre y lamuerte, bajo un manto de progre-so y desarrollo.

Un rayo de esperanza

D urante los últimos cincoaños, el Centro deInvestigación y

Educación Popular (CINEP)dirigido por los jesuitas ha estadocolaborando con el movimientode las Comunidades de Paz impar-tiendo talleres sobre temas talescomo la educación cívica, los dere-chos humanos, la producción agrí-cola, las prácticas empresariales ycómo reconstruir la identidad per-sonal después de haber sidodesplazado.

Durante 30 años, el CINEPha estudiado de cerca la sociedadcolombiana, especialmente lasorganizaciones que se han creadopara apoyar a la sociedad civil enlos sectores más pobres del país.Hoy en día, la organización seenfrenta a un difícil reto: cómoestablecer una sociedaddemocrática en medio de un con-flicto armado con un saldo de30.000 muertes anuales, más de3.000 secuestros al año y eldesplazamiento de más de dos mil-lones de personas.

Los 35 investigadores delCINEP tienen la responsabilidadde revisar y evaluar los gruposcomunitarios locales que pidenayuda al Centro, ya sea directa-mente o a través de parroquiaslocales. La organización ayuda aencontrar soluciones mediante unestrecha colaboración entre laspartes interesadas. También publi-ca manuales sobre el trabajo delCINEP e imparte talleres por todala zona rural. No existe una for-mula preconcebida; no se trata deuna ciencia exacta. Todos nos arre-mangamos y trabajamos juntospara lograr un objetivo común.

Por ejemplo: En Meta, al surde Colombia, 400 mujeres queviven en la vecindad de la zonadesmilitarizada han descubiertoque su trabajo doméstico no sóloes un arte, sino también la base dela productividad y la estabilidadpolítica de sus aldeas. Los espososde estas mujeres también se handado cuenta que ya no puedenabusar de sus mujeres ni tratarlascomo esclavas.

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Caminos hacia la paz

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Entre otros programas, el CINEP ayuda a las mujeres a darse cuenta de que sutrabajo dom�stico no s�lo es un arte, sino tambi�n la base de la productividad y laestabilidad pol�tica de sus aldeas.

Respecto a la promoción de lajusticia, debemos adquirir mayorconciencia, como ha hecho lamisma Iglesia, de sus nuevas y másrecientes exigencias en relación connuestra misión. Tales son, entreotras: la defensa de los derechoshumanos de las personas y de lospueblos (individuales, económico-sociales, civiles y políticos, relativosa la paz, al desarrollo y a laidentidad cultural); lasconsecuencias perturbadoras de lainterdependencia de los pueblos,con grave daño para el género devida y cultura de los pueblospobres, sobre todo de los“indígenas”.

Normas Complementarias, VII Parte, 247:1

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E l Programa de Desarrollo yPaz del Magdalena Medio(PDPMM) es un proceso de

construcción colectiva en mediodel conflicto, en un territorio de800 mil habitantes y 40 milkilómetros cuadrados, situado enel norte de Colom-bia. Allí puedenencontrarse todoslos grupos guerri-lleros y paramilita-res. El PDPMM estáauspiciado por laDiócesis de Barrancabermeja y elCINEP, un centro social de laCompañía de Jesús.

El PDPMM realiza proyectosde educación y transformación delas instituciones para la paz condignidad y sin exclusiones; yproyectos de desarrollo económi-co humano y sostenible. Cadaproyecto es un medio de soluciónde conflictos para fomentar lacomunidad humana a pesar de laviolencia.

Para el PDPMM, la suspen-sión de las negociaciones entre lasFARC y el Gobierno, y el aumen-to del conflicto, no es motivo parasuspender acciones. Este trabajoestá proyectado por diez años másy con la ayuda de Dios esperamosseguir, no importa cual sea lasituación de la guerra. Creemosque así se construye la nacióndemocrática, participativa y justaque no existe en Colombia.

En los seis años de existenciadel PDPMM, cuatro miembrosdel equipo han sido secuestrados,dos de ellos jesuitas. Todos estánlibres. Estos secuestros se con-virtieron en una oportunidad paraconversar con la guerrilla sobre lalibertad y la justicia. En estemismo período, nueve personasdel PDPMM, tres de ellas mujeres,han sido asesinadas por los para-militares. Los familiares de laspersonas asesinadas continúantrabajando en el Programa. Todossabemos que trabajar por la paz enmedio de la guerra en Colombia esarriesgado y aceptamos estaincertidumbre. Más de dos milpersonas han muerto a causa de laguerra desde que empezamos atrabajar en esta región. Más de

maderas; y realizando nuevosesfuerzos para un desarrollointegral que termine con la pro-ducción de coca, que ocupa 18 milhectáreas en la región.

El PDPMM recibió el Premiode Derechos Humanos de Francia

en 2000, el premio2001 del LawyersCommittee for Hu-man Rights en NuevaYork y el PremioNacional de la Paz deColombia, el pasado

diciembre. A pesar de estos reco-nocimientos, sabemos que elcamino que tenemos por delantees largo y difícil.

La vida cotidiana en elPDPMM pasa de acompañar eldolor y la incertidumbre de los

150 mil han sido asesinadas enColombia, 20 mil de ellas a causade la guerra.

A pesar de todas las dificul-tades, hoy en día el PDPMM estáen proceso de expansión; connuevos proyectos de emisoras

de radio, de organizaciones dejóvenes y de mujeres; emprendien-do iniciativas para mejorar la calidadde vida en la seguridad alimenta-ria, la pesca, las frutas tropicales, laganadería para la producción deleche y carne, la producción decacao, la palma de aceite y las

En peligro e impertérritos:

La búsqueda de la paz

en el Magdalena MedioREV. FRANCISCO DE ROUX, S.J.

Más sobre el PDPMM

Estamos en el proceso de elaboraruna página Web para el PDPMM.Entre tanto pueden ponerse concontacto con nosotros [email protected].

En Estados Unidos trabajamos conColombian Support Network (CSN)que ha desarrolla un programa de“Ciudades Hermanas” del PDPMM.Para obtener más información,pueden ponerse en contacto conellos en [email protected].

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Caminos hacia la paz .

El padre de Roux es el director del Progama

de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio.

PDPMM patrocina proyectos de desarrollo humano y econ�mico sostenible.

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Todos sabemos que trabajar por la paz

en medio de la guerra en Colombia

es arriesgado y aceptamos esta incertidumbre.

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El problema de lo rural

C olombia es un país emi-nentemente rural, sinembargo, la población

campesina se ha reducido ostensi-blemente en los últimos 30 años.La población rural pasó del 70%del total nacional en 1970 al 25%en el 2001. Estas cifras sonelocuentes pues demuestran queen un país que debería estar volca-do políticamente hacia el campo,se han abandonado los sectoresrurales, obligando a los habitantesdel campo a emigrar a las grandesciudades en donde su vida no tienenada que ver con sus valores,habilidades y expectativas. Por suparte, los que se quedan a trabajarla tierra, lo hacen en condicionesmuy poco favorables. Tienendificultad para acceder a planes decrédito y fomento de sus activi-dades y se enfrentan a perma-nentes problemas de ordenpúblico.

El problema rural está en elorigen del conflicto armado actual.Las migraciones del campo a laciudad han empobrecido a cen-tenares de familias. Además, laausencia de políticas agrarias hapermitido la creación de un sis-tema social excluyente en el quealgunos campesinos sin tierra yotros afectados por la violenciahan tomado las armas para reivin-dicar sus derechos. Colombia vivede espaldas al campo. No hay unareforma agraria que pueda permi-tir transformaciones profundas enla productividad, el empleo y lacomercialización.

El trabajo del IMCA por la paz

A pesar de estar navegandocontra corriente, por lafalta de políticas agrarias,

el IMCA sigue apostando terca-mente por el fortalecimiento de lasociedad rural campesina deColombia. Estamos firmementeconvencidos de que el desarrollodel campo podrá traer nuevosvientos de paz a la nación, pueshabrá comida, trabajo y obvia-mente, tierras, suelos, aguas y ani-males para las generacionesvenideras.

Es un trabajo lento y silen-cioso que va generando el aumen-to del poder del campesinado para

Una mirada a la paz en Colombiadesde lo ruralREV. JAVIER CASTILLO R., S.J.

E l Instituto Mayor Campe-sino (IMCA) es una obra dela Provincia colombiana de

la Compañía de Jesús fundadahace 40 años. Su misión consisteen dinamizar procesos de desarrol-lo sostenible en el centro del Valledel Cauca, en el occidente deColombia. En sus primeras etapasel énfasis fue pedagógico, ofre-ciendo a jóvenes y adultoscampesinos elementos de forma-ción que les permitieran estar más

El padre Castillo es subdirector delInstituto Mayor Campesino (IMCA), ubicado en Buga, Valle del Cauca.

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Caminos hacia la paz

directamente involucrados en eldiseño y ejecución de planes queafectan a su comunidad. Hoy día,el Instituto Mayor Campesinoayuda a las familias, comunidades ymunicipios en los procesos dedesarrollo sostenible que permitanla consolidación de la sociedadrural campesina. Para eso traba-jamos áreas de intervención: asis-tencia técnico ambiental, asuntossociopolíticos y cultura religiosa ypastoral.

Creemos que una vuelta al campo es esencial: una vuelta a los campesinos comodue�os de su propio desarrollo, con tierras y oportunidades para producir y vendersus productos.

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que logre la seguridad alimentariay la comercialización de exce-dentes. Les ayudamos a alcanzareste objetivo en un clima querespeta el medio ambiente pormedio de la diversificación yescalonamiento de cultivos y laproducción limpia que no intoxicalos terrenos.

Es un trabajo lento y silen-cioso que genera poder para loscampesinos para que ejerzan susderechos ciudadanos. Les ayu-damos a aprender a interactuarcon el Estado y los particulares deigual a igual y no dentro de los sis-temas de servilismo yfavoritismo que han caracteri-zado la manera en que sehacían negocios en Colombiaen el pasado.

Es un trabajo lento ysilencioso que rompe lasestructuras de exclusión pro-moviendo la amplia partici-pación de la comunidad concriterios de equidad degénero y generacional.

Es un trabajo lento ysilencioso que va generandoprocesos de recuperación delos valores, prácticas yconocimientos ancestrales ylocales, para que participen en eldebate público desde su propiahistoria.

Apoyamos este tipo de cambiocomo elemento vital en la recon-strucción de los tejidos sociales deColombia y la promoción del diál-

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Caminos hacia la paz .

En peligro e impertérritos: La búsqueda de la paz en el Magdalena Medio

ogo ecuménico.Esa apuesta fundamental no

obedece a la coyuntura reciente delproceso de paz. Sin embargo, estetipo de cambios crearán una pazsólida, basada en los procesos derecuperación de la población ruraly de la fuente primigenia de laeconomía colombiana: el campo.

Desde la orilla de losexcluidos…

A l Proyecto de DesarrolloSostenible se le suman ini-ciativas más coyunturales

que hunden sus raíces en nuestro

afán de colocarnos del lado de lasvíctimas y los excluidos. El grito delos excluidos llevó al Instituto aunir fuerzas con el Servicio Jesuitaa Refugiados (véase “El rostrohumano del desplazamiento” en lap. 12) para atender a los más de6.000 desplazados internos de laregión. También colaboramos con

pobladores, como el pasado 4 dejulio cuando asesinaron a nuestracompañera Alma Rosa Jaramillo, ala siembra de arroz en las fincascampesinas, a las escuelas dondelos niños aprenden a vivir comohermanos, a la planeación colectivade los municipios, a los momentosde diálogo con los actores arma-dos, a los programas de radio sobreética ciudadana, hasta la cele-bración de la eucaristía en la cárcelcon los presos políticos, lasreuniones de análisis y los ratosmensuales de reflexión espiritualdel equipo.

Todos los días tenemos queaumentar nuestra solidaridad eneste territorio y estar más cerca denuestro pueblo en la verdad y lasinceridad. Todos los días enfrenta-mos nuevos desafíos para iniciarnuevos proyectos. ✧

Contin�a de la p�gina 17

el Programa por la Paz (véase“Programa por la Paz” en la p. 20)para promover la opinión favorablepara la paz a través de los mediosde comunicación social comunita-rios de los campesinos, así comomediante el fortalecimiento de losanimadores para la paz.

Venimos trabajando tambiéncon varias ONG de la región en unprograma por la paz de manera quela sociedad civil tenga voz en laconstrucción de una nuevaColombia.

Aunque estas iniciativaspueden parecer pequeñas, creemos

que apuntan hacia una sensi-bilización con respecto a lapaz. También contribuyen aque los analistas del procesode paz reclamen que seincluya al pueblo en el pro-ceso, para que no quede enuna negociación de elites sinbase social.

Creemos que una vueltaal campo es esencial: unavuelta a los campesinoscomo dueños de su propiodesarrollo, con tierras yoportunidades para producir

y vender sus productos. Con for-mación y educación para que tra-bajen la tierra como lo saben hacerdesde antaño, y con un mejora-miento de la infraestructura socialy comercial, los campesinos deColombia contribuirán a crear elambiente para la anhelada paz conjusticia social. ✧

Los proyectos desarrollados por las Comunidades de Paz suponen avances hacia laresoluci�n del conflicto y la creaci�n de comunidades a pesar de la violencia.

Estamos firmemente convencidos

de que el desarrollo del campo

podrá traer nuevos vientos de paz a

la nación, pues habrá comida,

trabajo y obviamente, tierras,

suelos, aguas y animales para las

generaciones venideras.

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A pesar de las dificultades y la faltade compromiso que la guerrilla hademostrado en ocasiones, seguimoscreyendo que una soluciónnegociada al conflicto es la únicasalida para este país. ✧

Programa por la paz:

Atendiendo la llamada urgente

del sufrimientoREV. LUIS FERNANDO MÚNERA, S.J.

Preguntas para lareflexión:

• ¿Cómo puede la comunidadinternacional ayudar a otrospaíses a resolver sus conflictos sinque el costo del progreso sea laguerra y la destrucción total?

• Al buscar la paz, no podemosolvidarnos de la justicia social.¿Cómo podemos construir unapaz duradera basada en lajusticia?

• En nuestras actitudes cotidianas,¿con qué frecuencia sucumbimosa la tentación de la violencia? Ennuestra vida diaria, ¿hemosdesarrollado maneras prácticas deresolver conflictos pacíficamente?

E l prolongado conflictoarmado de Colombia tieneraíces profundas. Muchos de

nuestros niños y jóvenes nunca hanconocido el significado de la paz.Todos nosotros tenemos que pre-ver y trabajar juntos para construirun nuevo país en paz. En 1987, laProvincia de Colombia de laCompañía de Jesús decidió com-prometerse totalmente con elestablecimiento de la paz enColombia. De este compromisosurgió el Programa por la Paz. Secreó tanto para inspirar a losjesuitas como para coordinar susactividades por la paz. El Programapor la Paz ofrece a los jesuitas unamanera de contribuir positiva-mente al establecimiento de unanueva cultura de paz en Colombia.

El Programa por la Paz hadesarrollado una iniciativa educati-va para jóvenes, niños, campesinosy personas de sectores pobresurbanos. Impartimos talleres paraayudarles a recuperar su sentido deidentidad y encontrar medios parala transformación pacífica de losconflictos. También contribuimosa aumentar la conciencia políticade los colombianos. Muchos deestos proyectos se desarrollaron enconjunción con otros jesuitas.Como señala uno de los partici-pantes en los talleres: “El taller nosenseña que, aunque los conflictossiempre están presentes, tenemoslas herramientas para poder en-frentar incluso los más grandes”.

Con el objetivo de generar unopinión pública favorable conrespecto a la paz, colaboramos conpequeñas estaciones de radio paramotivar a los líderes a que promue-van una actitud esperanzadora decara a la paz. También impartimosun programa de formación paraperiodistas que cubren el conflictoarmado.

La emergencia del sufrimientoen nuestro país nos exige quedediquemos todos nuestros esfuer-zos a intentar poner fin a la guerra.

Por este motivo participamos acti-vamente en el Movimiento por laPaz de la sociedad civil y utilizamosnuestra influencia para que lasnegociaciones de paz fomenten lareconciliación entre los colombianos.

El padre M�nera es director ejecutivo del

Programa por la Paz en Colombia.

El prolongado conflicto armado de

Colombia tiene raíces profundas. Muchos

de nuestros niños y jóvenes nunca han

conocido el significado de la paz.

Muchos desplazados internos deColombia tienen que huir en barco opor cualquier medio que encuentren. JR

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Caminos hacia la paz

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21http://www.inallthings.org VISITE NUESTRA PÁGINA WEB PRIMAVERA/VERANO DE 2002 • IN ALL THINGS

superior. Sin embargo, tambiénme di cuenta de que sólo eratodavía una posibilidad: Teníamosque encontrar nuevas maneras deimbuir a todos los que estudiarano trabajaran en la universidad de lavisión ignaciana de servicio de fe ypromoción de la justicia.

Discernir la llamada de Dios

C omo joven regente jesuita,mi corazón me dictabaservir en una misión en

África. Me asignaron en cambio auna escuela de secundaria dePortland, Oregón. Pero loscaminos del Señor son infinitos:En esa escuela descubrí mi facili-

dad para crear el tipode experiencias deretiro ignaciano quepueden transformar aestudiantes y profe-sores. Tras mi orde-namiento en 1985,continúe sirviendo enescuelas y universidadesjesuitas. Sin embargo,con el paso de los años,

empezaron a asaltarme verdaderasdudas. A pesar de los positivo demis muchas experiencias, todavíame quedaba por ver en uno denuestros centros universitarioscomo se manifestaba un modeloen el que toda la institución, en su

muchos sentidos, mi viaje aColombia me retrotrajo a uno delos acontecimientos fundamen-tales para mi fe durante mi experi-encia en el noviciado.

Era novicio cuando se celebróla XXXII Congregación General(CG32). Mi clase fue la primera dela Provincia de Oregón que, comocondición para los primeros votos,tuvo que aceptar la nueva visión dela Compañía expresada por laCongregación, en concreto en elDecreto 4, que trata sobre nuestramisión y cultura.

Me conmovieron profunda-mente los documentos de la CG32y quería que mi vida como jesuita

fuera un reflejo de sus ideales.Cuando cursé estudios de filosofíaen la Universidad Gonzaga, pudever de cerca y por primera vezcomo funcionaba la educaciónsuperior jesuita. Mi estancia enGonzaga me reveló las posibili-dades apostólicas de la educación

E l pasado mes de julio, elpresidente de la UniversidadGonzaga, el padre Robert

Spitzer, S.J., me nombró delegadode la universidad en un viaje aBogotá. Tenía dudas al principio:¿Qué beneficios posibles podríansurgir del viaje? Pero los designiosdel Señor son impredecibles.

El viaje a Bogotá fue un inten-so despertar espiritual para mí—una epifanía. Durante el transcursode mi estancia en Colombia—yendo a reuniones, celebrando laEucaristía con los jóvenes jesuitas,compartiendo comidas con la dele-gación y los jesuitas de Colombia,reuniéndome con colegas de otrasescuelas jesuitas deEstados Unidos yasistiendo a la confer-encia sobre Construirla Paz para Colombia—empecé a entenderno la razón por la quehabía venido, sino por-qué Cristo me habíallevado allí. Empecé adarme cuenta poco apoco de lo importante que podríaser la colaboración entre Oregón yColombia, para ambas provincias,y de lo positivo del reto queplanteaba la relación, especial-mente para la Universidad Gon-zaga, con respecto al servicio de lafe y la promoción de la justicia. En

Un nuevo ejemplo de reduccionesjesuitas para el tercer milenioREV. WILLIAM WATSON, S.J.

M e impulsa a seguir adelante una visi�n de lo que podr�a ser el resultado de un proyecto de hermanamiento con

Colombia. Puedo ver a muchas universidades jesuitas de Am�rica Latina y Am�rica del Norte colaborando en

un importante proyecto social en alguna parte del Amazonas colombianoÑun nuevo ejemplo de reducciones jesuitas para

el tercer milenio. Puedo ver nuestra colaboraci�n para crear un nuevo experimento social, valiente y novedoso que puede

ser un laboratorio pr�ctico para el mundo y nos ayudar� a aprender a vivir juntos en paz y armon�a, atendiendo a los

menos afortunados, comprendiendo como utilizar nuevas fuentes de energ�a y cuidando la creaci�n de Dios.

Puedo vislumbrar una nueva misi�n para la educaci�n superior jesuita en el mundo que puede ayudarnos a atender las

necesidades m�s acuciantes de la Iglesia y hacer realidad la visi�n de nuestra reciente Congregaci�n General. Puedo ver-

nos encontrando la s�ntesis del Òservicio de feÓ y la Òpromoci�n de la justiciaÓ, utilizando el gran patrimonio de nuestra

educaci�n jesuita combinado de manera creativa y novedosa con el dinamismo de los Ejercicios Espirituales.

Puedo ver una Compa��a de Jes�s global trabajando conjuntamente en una nueva hermandad en colaboraci�n con los

laicos para sembrar la esperanza entre las decenas de millones de personas de todo el mundo que viven en la desesperaci�n

y la miseria. En definitiva, veo una combinaci�n del celo misionero de San Francisco Javier, patr�n de las misiones, y el

cuidado a los pobres de San Luis Gonzaga, patr�n de los estudiantes. Veo una nueva esperanza para la educaci�n supe-

rior jesuita como una obra misionera en la fe y en el servicio a los pobres de Dios.

Nuestras instituciones puedenemplear los siguientes medioscomo ayuda para llevar a cabonuestra misión: la evaluacióninstitucional del papel quedesempeñan en la sociedad; elexamen de si su propia estructurainterna y su política reflejannuestra misión; la colaboración y elintercambio con instituciones afinesde diversos contextos sociales yculturales; la formaciónpermanente del personal en lo que respecta a la misión.

Normas Complementarias, VII Parte, 257

En Colombia, pude observar un microcosmos

de todas las esperanzas y retos del mundo

en el que nosotros, los jesuitas de

Estados Unidos, y nuestros colegas laicos

estamos llamados a participar.

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El padre Watson es vicepresidente encargadode misiones de la Universidad Gonzaga

en Spokane, Washington.

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Un nuevo ejemplo de reducciones jesuitas

Contin�a de la p�gina 21

las drogas en las personas tanto deColombia como de EstadosUnidos.

Sin embargo, al mismo tiempoque de esto, también me di cuentade que con tan sólo mi entusiasmono lograríamos un proyecto con-creto de hermanamiento conGonzaga. Iba a necesitar tambiénel respaldo del rector y los decanosde la universidad. Por lo tanto, ami regreso de Colombia, hice unapresentación a los líderes de la uni-versidad para proponerles un pro-grama de colaboración con laUniversidad Javeriana. Tambiénpedí a Gonzaga que enviara unadelegación numerosa a Colombiadurante el año académico 2001-2002. Afirmé que si podíamosponer cara a cara a los elementosclave de este posible proyecto dehermanamiento, ellos tambiénreconocerían las enormes posibili-dades educativas, sociales y espiri-tuales del programa para ambasuniversidades.

Tras realizar mi presentaciónen Gonzaga, me animó la respues-

ta que recibí, especial-mente de un decanoque me dijo que lleva-ba 20 años yendo areuniones sobre paz yjusticia, y que en nin-guna de esas reuniones

se había materializado un soloproyecto. Dijo que la colaboracióncon Colombia podría ser el primercaso de un proyecto concreto quediera frutos para Gonzaga en elservicio de la fe y la promoción dela justicia.

Organicé un desayuno contoda la delegación a las siete ymedia de la mañana. La fecha deesta cita era el 11 de septiembre.No hace falta que diga que el temade Colombia nunca se trató en esedía trágico. En cambio, pasamos eldía concibiendo una respuesta deemergencia para la población estu-diantil. La inmensidad del terror yel impacto de lo que estaba pasan-do me hizo concentrarme en lasituación que se estaba revelandoen Estados Unidos. Durante eseperíodo, al menos, mi corazón seolvidó de Colombia.

Durante tres semanas, medebatí entre los ataques terroristasy la suspensión del proyecto enColombia. Una mañana en lacapilla jesuita estaba mirando elmosaico de Cristo Rey y me dicuenta de que a la derecha deJesucristo están Luis Gonzaga yFrancisco Javier uno al lado delotro. De repente se me ocurrióque por la misma razón queGonzaga y Javier estaba uno junto

profesores, así como oportu-nidades de investigación y serviciosocial. En Colombia, pude obser-var un microcosmos de todas lasesperanzas y retos del mundo en elque nosotros, los jesuitas deEstados Unidos, y nuestroscolegas laicos estamos llamados aparticipar.

Hoy en día, como vicepresi-dente para Misiones de laUniversidad Gonzaga, siento queCristo nos está reservando unaoportunidad de oro para ayudar anuestra universidad a buscar eincorporar el magisterio, medianteun proyecto entre la UniversidadJaveriana de Bogotá y los CentrosSociales de la Universidad Gonzaga.Este proyecto nos pondrá en con-tacto con la esencia del trabajo dela Compañía en el mundo. Se tratade un proyecto emocionante conposibilidades de crear una visiónunificada de la educación en la fe yen la justicia. También podría crearun nuevo paradigma ignacianopara la educación interdisciplinar-ia, un idea prevista en CG34 que

podría contribuir a que la edu-cación jesuita fuera realmente rev-olucionaria y evangélica alocuparse de los problemas críticosde nuestro tiempo.

El Provincial de Oregón, elpadre Robert Grimm, S.J., hademostrado tener una enorme visiónal alcanzar un nuevo acuerdo dehermanamiento con nuestros her-manos jesuitas de Colombia.(Véase el artículo del padre Grimmen la p. 5.) El hermanamiento conColombia puede transformar per-fectamente la manera en que nosvemos como jesuitas y comoconcebimos todas nuestras obrasapostólicas en la Provincia deOregón.1 La razón para que seproduzca esta posible transforma-ción es simple:

Nuestra misión como edu-cadores jesuitas nos obliga a ocu-parnos del mismo tipo de asuntossociales existentes en el micro-cosmos colombiano: derechoshumanos, desarrollo económicode los desamparados, protecciónambiental, protección de los pue-blos indígenas, reforma guberna-mental y legal, globalización, elproblema de los refugiadas, lasfuentes de energía ecológicas, eldesarrollo sostenible, la divisiónentre Norte y Sur, y los efectos de

identidad fundamental y su peda-gogía educativa, estuviera compro-metida con el servicio de fe y lapromoción de la justicia.

Me di cuenta de que nume-rosas iniciativas apostólicas aisladasno forman una institución apos-tólica. No había perdido de ningu-na manera la fe en el compromisojesuita con la educación superior,pero me preguntaba cómo institu-ciones tan grandes y diversifi-cadas—y a veces seriamentefragmentadas por múltiples visio-nes e ideologías, con frecuenciacontradictorias—podrían siquieraempezar a asemejarse a la visión dela obra jesuita, que se habíaexpuesto con tanta claridad enGC32 y todavía con más detallepara el caso concreto de la edu-cación superior en GC34.

En mi experiencia, suelensurgir tensiones con respecto a lafe y la justicia entre el profesoradode las instituciones jesuitas. Estastensiones tienden a recaer en tresgrupos diferentes. Primero estánlo que están fuertemente compro-metidos con la justicia,pero que mencionanrara vez la fe y tienden adesconfiar de todaexpresión tradicionalde la fe. Estas personasconsideran frecuente-mente que las manifestaciones pri-vadas de la fe son muestras deregresión a los tiempos en que la feestaba desconectada de la paz y lajusticia. Luego están los quetienen una visión fuerte de la fepero tienen dificultades paraconectar dicha fe con sus mani-festaciones prácticas al servicio delos pobres. Estas personas temenel activismo desprovisto de la fe ylo que consideran una crecientepolitización de la religión. El ter-cer grupo y más numeroso estáintegrado por personas que pare-cen indiferentes frente a la fe y lajusticia, y están aparentementebastante ajenos al significado espir-itual y social de este aspecto tanimportante de la obra jesuita: lamisión de la educación superior.

Un nuevo prisma para unavisión perdurable

C uando estaba en Colom-bia, pude ver por primeravez cómo se podría expre-

sar concretamente esa visión de laeducación superior jesuita comoparte de la identidad fundamentalde la universidad jesuita. Unarelación entre una universidadjesuita colombiana y Gonzagaofrecería numerosas posibilidadesde intercambios entre alumnos y

Me di cuenta de que numerosas iniciativas

apostólicas aisladas no forman una

institución apostólica.

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Cada uno de loscristianos tiene unavocaci�n. Nuestravocaci�n es el sue�oen nuestros corazonesque nos inspira adedicar nuestras vidasal amor y al servicio alos dem�s.

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Un nuevo ejemplo de reducciones jesuitas..

Hans Kolvenbach, S.J.2 —no nece-sitaremos la fe para lograr nuestroobjetivo. Al fin y al cabo, estoyluchando por una visión que creoque debe ocurrir para que nuestroapostolado educativo pueda en-contrar el propósito profundo,moral y espiritual que lo convierteen un trabajo excelente en lugar deun buen trabajo, una misión enlugar de una empresa.

Creo que el proyecto de her-manamiento nos plantea a todosnosotros—tanto oregonianos comocolombianos, jesuitas y laicos—eldesafío de enfrentar los cambiosque Cristo nos invita a adoptarpara internarnos más profunda-mente en nuestras vocaciones alservicio de la misión de Cristo.Cristo necesita que demos esesalto en la fe para que podamostrabajar con nuestros corazones ymentes abiertos en la transforma-ción de los documentos escritos eniniciativas específicas y programasconcretos.

Tengamos la confianza y lavalentía de los grandes jesuitas quenos preceden, quienes estable-cieron la Compañía de Jesús entodo el mundo—y, de hecho, elvalor de nuestras provincias deOregón y Colombia. Que Fran-cisco Javier, Luis Gonzaga eIgnacio de Loyola rueguen pornosotros. Que María, la Reina dela Paz, ilumine nuestro camino. Yque su hijo, Jesucristo NuestroSeñor, nuestro hermano y maestro,nos acompañe en la renovación yla recreación de su Compañía parael tercer milenio. ✧

la delegación y la comunidad uni-versitaria.

Como director de retiros,siempre distingo entre una carreray una vocación. Les digo a los queparticipan en el retiro que unacarrera es algo que puedo manejaryo mismo sin la ayuda de Dios.Una vocación es una llamada deDios a participar en la misión de suHijo. Una vocación sólo puedehacerse realidad a través del poderdivino dentro de nosotros. Cadauno de los cristianos tiene unavocación. Nuestra vocación es elsueño en nuestros corazones quenos inspira a dedicar nuestras vidasal amor y al servicio a los demás yes el deseo más profundo de nues-tras vidas.

A muchos de nosotros, inclui-dos los jesuitas, nos puede asustarel sueño que abriga nuestravocación. Nos llama a confiar en elpoder de Dios para lograr lo que ladebilidad y el pecado no nos dejanconseguir por nosotros mismos.Estos sueños y deseos puedenverse silenciados fácilmente pornuestro temor a la cantidad deconfianza que Dios nos pide quedepositemos en Él. Por este temor,todos nosotros (incluidos losjesuitas) podemos terminar con-formándonos con una carrera enlugar de una vocación.

Lo mismo ocurre con las obrasde la Compañía. Si no intentamoshacer lo imposible con nuestroscentros universitarios—seguir lagran visión establecida por nuestrasrecientes congregaciones y nuestroPrepósito General, el padre Peter-

al otro, ambas universidadesdebían trabajar juntas. Dejándomellevar por una fe visceral (o simple-mente la esperanza), envíe inmedi-atamente un mensaje electrónico alas personas que habían acudido aldesayuno del 11 de septiembretocando de nuevo el tema delhermanamiento con Colombia.

Ahora que Estados Unidoshabía llegado de manera tandramática y dolorosa a ocupar elcentro de los acontecimientosmundiales, parecía más importanteque nunca que Gonzagaextendiera sus brazos y encontraramaneras de atender concretamentelos problemas más acuciantes denuestro tiempo. Entendía, porsupuesto, que en las circunstanciasactuales, algunos de los miembrosde nuestro comité no quisieranviajar a Colombia. Sin embargo,me alentó considerablemente des-cubrir que casi todos los inte-grantes de nuestra delegaciónoriginal siguieran dispuestos a ir aColombia.

La ruptura de las conversa-ciones entre el gobierno dePastrana y los guerrilleros de lasFARC en febrero de este año haprovocado ataques guerrilleros envarias ciudades y en todo el país.(Véase “El final de proceso de paz”en la p. 7.) En dichas condiciones,los estudiantes han quedadoautomáticamente excluidos de losviajes y se está advirtiendo a losadultos que retrasen sus planes deviaje temporalmente. Debido aestas circunstancias hemos progra-mado nuestra visita de febrero paraseptiembre de 2002.

La tremenda labor de planifi-cación para este viaje y los altibajoscausados por una serie tras otra decomplicaciones me han hechopasar por todo un proceso emo-cional. No obstante, estoy conven-cido de que, de un modo o deotro, este hermanamiento tieneque hacerse realidad. Los diversosretrasos me han dado la oportu-nidad de aumentar la concienciasobre el programa. Ya no veo estoscontratiempos como una amenazapara todo el proyecto, sino másbien como retrasos temporales. Mife me dice que las aventuras degran valor no siempre empiezancon buen pie. Mi visión de esteproyecto se vio aún más reforzadacuando el Provincial de Colombia,el padre Horacio Arango, S.J.(véase el artículo en la p. 3) visitóGonzaga en marzo para hablar con

1 Para obtener más información sobre el acuerdo de hermanamiento de la Provincia de Oregón con la Provincia de Colombia, puede escribir alcoordinador del acuerdo, el padre Michael Tyrrell, S.J., a [email protected].

2 El texto de la poderosa alocución del padre Kolvenbach sobre el servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitariapuede consultarse en línea en: http://www.scu.edu/news/releases/1000/kolvenbach_speech.html

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Catholic Relief Services (CRS)http://www.catholicrelief.org

Sitios Web

Consulte nuestro sitio Web—inallthings.org—para ver el texto de ladeclaración de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre Colombiay declaraciones similares de otras organizaciones católicas.

IN ALL THINGS • PRIMAVERA/VERANO DE 2002 VISITE NUESTRA PÁGINA WEB http://www.inallthings.org

ÍndiceUn mundo brutal: Colombia en crisis

REV. HORACIO ARANGO, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 1

La alegría de un convenio: Una perspectiva colombianaREV. HORACIO ARANGO, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 3

La alegría de un convenio: Una perspectiva estadounidenseREV. ROBERT GRIMM, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 5

El remedio que mata: Examen de la política de fumigación de cocaCARLOS SÁNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 7

El rostro humano del desplazamientoLEDYS BOHÓRQUEZ FARFÁN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 12

Caminos hacia la paz• El CINEP y las Comunidades de Paz: Perseverando dentro del peligro

REV. ALEJANDRO ANGULO, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 15• En peligro e impertérritos: La búsqueda de la paz

en el Magdalena MedioREV. FRANCISCO DE ROUX, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 17

• Una mirada a la paz en Colombia desde lo ruralREV. JAVIER CASTILLO R., S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 18

• Programa por la paz: Atendiendo la llamada urgente del sufrimientoREV. LUIS FERNANDO MÚNERA, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 20

Un nuevo ejemplo de reducciones jesuitas para el tercer milenioREV. WILLIAM WATSON, S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 21

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• BOOKS • RECURSOS

Preguntas para lectores preocupados● A continuación planteamos algunas preguntas para la reflexión y recursos

a considerar si quiere involucrarse en la asistencia a Colombia.

● ¿Cómo pueden los jesuitas u otras comunidades eclesiásticas de EstadosUnidos ayudar a sus homólogos en Colombia a buscar la paz y enfrentarla crisis humanitaria que padecen?

● Si Estados Unidos amplia su ayuda militar al gobierno colombiano, ¿cómopodemos asegurarnos de que no se violen los derechos humanos en elproceso? ¿Qué podemos hacer, como ciudadanos de Estados Unidos, paragarantizar que la participación de nuestro país no agrava, en lugar deayudar, la grave situación del pueblo colombiano?

● El gobierno de Estados Unidos y los medios de comunicación occidentalestienden a concentrarse en el “problema de las drogas”. ¿Cómo afectaesto a la opinión pública estadounidense sobre los problemas deColombia y cuál debería ser la respuesta de Estados Unidos?

• LLAMADA A LA ACCIÓN

Ingrid Betancourt,Larabia en el corazón

Human Rights Watchhttp://www.hrw.org/spanish

American Friends Service Committeehttp://www.afsc.org

Alto Comisionado de la ONU para los Refugiadoshttp://www.acnur.org

Acción Permanente por la Pazhttp://www.witnessforpeace.org

National Mobilization on Colombiahttp://www.colombiamobilization.org

Servicio Jesuita a Refugiadoshttp://www.jesref.org/refugiado

Center for International Policyhttp://www.ciponline.org

Mark Bowden,Matar a PabloEscobar

David Bushnell, TheMaking of ModernColombia: A Nation inSpite of Itself

Gabriel GarcíaMárquez, Noticia deun secuestro

Material educativo sobre la paz en Colombia producido por American FriendsService Committee Visite http://www.afsc.org