un món ple de nadal a los pastores con sus rebaños, algunos junto al fuego y otros yendo a visitar...

19
Un món ple de Nadal 3r Concurs de contes de Nadal Recull de contes Desembre 2013

Upload: dangcong

Post on 04-Oct-2018

216 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Un mónple de Nadal

3r Concursde contesde Nadal

Recull de contesDesembre 2013

Universitat Internacional de Catalunya · 1

3r Concursde contesde Nadal

“Las figuras del Belén”Nuria Xalabarder Jaureguízar3r de Grau en Dret

¿Alguna vez has pensado qué hacen las figuras del Belén cuando nadie las ve?

Si nos quedamos escondidos en la sala de estar, muy quietos, tan quietos que nadie pueda vernos… descubriremos asombrados como cobran vida. ¿Me acompañas?

Primero, la estrella del árbol empieza a brillar más y más, e ilumina el pueblecito de Belén.

Vemos a los pastores con sus rebaños, algunos junto al fuego y otros yendo a visitar al Niño Jesús, porque el ángel les ha anunciado su nacimiento. Le traen un cordero, leche de sus ovejas, una gallina… Mayores y niños van a verle.

Tres camellos se acercan al río, guiados por unos pajes. Un poco más allá, observamos tres majestuosos personajes. Sí, lo has adivinado, son los tres Reyes Magos. Dicen que vienen de lejos, muy lejos, nada menos que de Oriente, guiados por una estrella. Ahora discuten porque la han perdido y no saben qué camino tomar.

Arriba de la colina, una luz ilumina un pequeño establo. Todos los pastores se dirigen allí. ¿Qué es; qué hay? Nos fijamos y vemos a San José, un tipo alto y fuerte, con cara de bueno. A su lado, María, muy jovencita. Miramos como sonríe. Nos quedaríamos mirándola toda la noche, porque su preciosa sonrisa contiene la de todas las madres del mundo juntas. La sonrisa de tu madre y la de la mía también.

¿Y el Niño? Buscamos entre la mula y el buey, y, muy cerquita de María, hay una cuna que José ha fabricado.

Vemos al Niño. Es un bebé precioso, guapísimo. Tan inocente y tan pequeño que queremos cogerle en nuestros brazos. Jesús ríe y su risa es como una canción.

Y volamos y volamos al portal, convertidos en unas figuritas del Belén y corremos al portal, a darle un beso al Niño recién nacido.

Universitat Internacional de Catalunya · 2

3r Concursde contesde Nadal

“El mejor regalo”Rocío Molina Collado3r de Grau en Odontologia

–¡Espera, espera, mamá! –gritaba mientras se acercaba por el pasillo, con aquellos enormes ojos negros, que, poco a poco, habían aprendido a iluminarse.

–¿Dónde vas con tanta prisa, Kedest? –preguntó María, la madre.

–¡Es que ya tengo mi carta para los reyes.

Extendiendo su bracito, se la entregó, le dio un beso y volvió corriendo pasillo atrás.

Hacía ya 9 meses que había llegado y atrás quedaba la tortuosa situación que la retuvo en su país natal, Etiopía. Se defendía bien con el idioma, se afanaba en sus tareas escolares, empezaba a garabatear algunas palabras y no dudaba en poner sus nuevas lecciones en práctica.

Días atrás, con la proximidad de la Navidad, le habían explicado quién era Jesús, la celebración de su nacimiento, la llegada de los Reyes Magos a Belén y lo importantes que eran esos días para estar en familia: era una gran celebración, en la que, en la noche de Reyes, como eran “magos”, los Reyes repartían regalos a todos los niños que les hubieran escrito una carta y que se hubieran portado bien:

–Seguramente, nunca me trajeron nada porque, entonces, no sabía escribir –se lamentaba.

–Sí, cariño; seguramente –contestó María.

Pasaron varios días hasta que María recordó que había dejado olvidada la carta de Kedest en un bolso. De camino a casa, pensaba en muñecas, en juguetes diversos que anunciaban por televisión, recordó aquellos patines rosas que a ella tanto le gustaron y deseaba que su hija, también los disfrutase. Con una lluvia de posibles regalos en mente para Kedest, abrió la puerta de casa. La calidez la envolvió rápidamente. En el salón, brillaban las luces del árbol de Navidad. Se dirigió a su habitación, abrió la puerta del armario y, dentro, encontró el bolso donde guardaba la carta de Kedest. Leía así:

“Queridos Reyes Magos:

El mejor regalo para mí es una barra de pan grande. Gracias.

Kedest”

Para todos aquellos niños a los que la vida brinda una segunda oportunidad.

Universitat Internacional de Catalunya · 3

3r Concursde contesde Nadal

“El milagro”Minya MusanovicEstudiant del Màster en PsicopatologiaGuanyador del Campus Barcelona

Las luces de las calles se reflectaban en los ojos vidriosos de María. Le encantaba la Navidad, pese a no ser aquella la más feliz de sus vidas. La situación económica en la que se encontraban inmersos le imposibilitaba hacerle regalo alguno a Marcos y eso le rompía el corazón. Él se lo merecía, y mucho, pues el pobre estaba cargando con mucha culpa por el problema que tenían. Llevaban más de tres años intentando ser papás, sin logro alguno. Él se atribuía constantemente la culpa, y eso lo martirizaba constantemente.

Salió de la tienda con un par de bolsas de comida. La cena de Navidad tampoco sería lo que era. Le sobraron treinta euros, lo que les quedaba para pasar el mes.

De camino a casa el frío le recorría su cuerpo. Menos mal que llevaba la bufanda rosa que su madre le tejió cuando tenía quince años. Aún la conservaba, y nunca la tiraría y menos ahora, después de enterarse meses atrás de aquella terrible noticia. Aquella bufanda era un recuerdo que la trasladaba a su adolescencia, a aquellas cenas navideñas en familia con la mesa llena de exquisitos manjares. Su madre era una excelente cocinera. ¡Cómo añoraba esos tiempos!

Inmersa en sus recuerdos, no se dio cuenta de que ya estaba llegando a su hogar. De repente oyó un ruido bajo sus pies. Sin querer había tirado algo al suelo. Volvió a la realidad de nuevo y sus recuerdos se desvanecieron. Era un vaso de plástico con una decena de monedas amarillas y color cobre.

–Lo siento mucho. Perdón, ahora se lo recojo–. Se agachó para recoger las monedas del suelo, y las volvió a depositar dentro del vaso. Levantó la cabeza y se encontró de repente con la mirada de una mujer. Estaba tapada hasta arriba de mantas y envuelta de cartones. Llevaba algo entre sus brazos.

–No se preocupe señorita, no pasa nada –le respondió la mujer con voz temblorosa por el frío.

Mientras se levantaba del suelo, María miró disimuladamente a ver qué era lo que esa mujer escondía entre sus brazos. De repente vio una pequeña naricita enrojecida asomándose entre las mantas. ¡Era un bebé! Y no debería de tener más de seis meses…

Universitat Internacional de Catalunya · 4

3r Concursde contesde Nadal

Aquella imagen la enterneció muchísimo y notó una fuerte presión en su pecho. ¡Cuánto ansiaba ella ser madre!

Volvió a coger las bolsas de compra que había dejado momentáneamente al suelo y continuó su camino a casa. “Pobre mujer y su bebé… ¿Deberán de tener para comer? Yo al menos tengo cobijo… ¿Y tendrán familia?…”. Mil preguntas con otras mil respuestas pasaron por la mente de María en un intervalo de medio minuto. Ya había cruzado la esquina pero algo dentro de ella hizo que detuviera el paso. Como si de un impulso se tratase, dio media vuelta y se dirigió otra vez hacia la mujer y el bebé.

–Tome señora, ustedes lo necesitan más que yo… –alargó su mano y le extendió los billetes que le habían sobrado de la compra. Todo lo que le quedaba, pero no le importaba.

–Muchas gracias señorita…

–Búsquense un lugar para dormir, al menos para pasar la noche de Navidad, que hace mucho frío. Le dejo también una de mis bolsas de la compra. No hay mucho pero podrán comer…

–Gracias, muchas gracias señorita… Que Dios las bendiga a las dos, será preciosa ya verá.

María dejó la bolsa de la compra al suelo y dio media vuelta, y retomó su camino a casa. “¿A las dos? ¿A qué se refería esa mujer? ¿Quién será preciosa?”. No entendía nada. Su mente se había obsesionado con las palabras de esa mujer. “Deberá de haberse confundido”, concluyó después de darle mil vueltas al tema.

No se había confundido, no. El milagro había sucedido. Una chispa de luz había iluminado sus oscuras vidas; sólo era cuestión de tiempo de que ella se diera cuenta de ello… Estaban a punto de recibir el mejor regalo de Navidad.

Universitat Internacional de Catalunya · 5

3r Concursde contesde Nadal

“El sentit d’una garrotada”Enric de Ribot i Saurina4t de Grau en Odontologia

En una nit tendra i freda d’hivern, el tió s’escalfava sota una manta empolsegada, feta de retalls d’altres anys. Just al davant del tac de fusta, que era el seu nas, tenia un platet petit, on, a les vores, dibuixades, hi havia unes floretes blaves que resseguien tot el contorn, i hi feia cim una mandarina rodona i lluent, del color ataronjat més viu i alegre d’entre tots els ataronjats.

No gaire més lluny l’arbre de Nadal –com en deien els propietaris–, un simple avet per al coneixedor tió, guarnia la més estrafolària decoració, semblava tret d’una bijuteria. Entre penjolls i estrelles, boles i figures, colors i cintes, aquell emparentat llunyà seu, molt llunyà, si li preguntaven, el mirava amb altivesa.

El tió es comparà amb aquell arbre jove, decorat i estimat, i se sentí contrariat i trist, molt trist.

L’endemà al matí els nens baixaren il·lusionats per les escales cap al saló de la casa. Però tota alegria s’esfumà quan veieren que el Tió havia perdut la gana; la mandarina no estava pelada!

La preocupació dels nens acabà essent realment un problema familiar, ja que el fet que un tronc no mengés significava que el Nadal perdia un protagonista, que la il·lusió de controlar la dieta del tió dia a dia, amb estricte rigor, s’esfumava. Que fotre-li garrotades perdria tot el sentit, ja que qui no menja no va de ventre.

I així el tió s’adonà que paradoxalment a la garrotada, ell era estimat, era el centre, tothom es preocupava per ell, el miraven amb una lluïssor especial als ulls, tenia un sentit ser al centre de la sala, menjant i escalfant-se, rebent cops de pal, per veure tota aquella gent satisfeta, contenta, unida, celebrant el Nadal, uns recordant la infància, d’altres vivint-la.

Universitat Internacional de Catalunya · 6

3r Concursde contesde Nadal

“Mi sueño para Navidad”Sandra Pérez1r de Grau en Infermeria

“Si el sueño fuera (como dicen) unatregua, un puro reposo de la mente,

¿por qué, si te despiertan bruscamente,sientes que te han robado una fortuna?”

Jorge Luis Borges

Querido espíritu de la Navidad:

Lenta e inexorablemente se van acercando esas fechas en las que estás tremendamente ocupado con los regalos navideños de cada una de las personas que habitamos el mundo.

Por ese mismo motivo voy a hacer mi deseo extensible a todas las personas que quieran, para que independientemente de la situación de cada uno, todos recibamos un regalo para Navidad.

Este año voy a pedirte una sola cosa: algo inmaterial, intangible, voluble y tremendamente barato.

Este año te imploro, para mí y para todo aquel que lo quiera, un largo sueño. Una noche entera soñando de forma tan y tan profunda que roce la inconsciencia.

Soñar con una mesa larga, de esas que desafían las mismas leyes de la física. Con una luz potente y cálida que nos abrace a todos. Para tener cerca a aquellos que amamos, y más aún a aquellos que amamos y ya no están aquí. Una cena en familia, dispuesta de forma exquisita, con abundantes viandas que alimente tanto al cuerpo como al alma. Donde de nuevo compartir alegrías e ilusiones y sentirnos arropados. Volver a sentir esas manos que tanto echamos de menos, donde no notar el paso del tiempo. Recuperar las sensaciones de cuando éramos niños y todo nos parecía posible.

Un sueño que genere paz en nuestras almas, alegría en el corazón y que calme el sufrimiento de nuestro espíritu. Un sueño sin fin, para no tener que despedirnos de quien estimamos nunca más, para sortear las distancias y dificultades que tanto nos hieren día a día.

Una quimera que nos permita a todos tener energía suficiente para sobrellevar un año más.

Querido espíritu de la Navidad, no te pido nada más. Nos veremos cualquier noche en un sueño inagotable que nos permita volver a creer en ti.

Universitat Internacional de Catalunya · 7

3r Concursde contesde Nadal

“La innocència d’en Pau”Queralt MayaFacultat de Medicina i Ciències de la Salut

La neu començava a cobrir les voreres dels carrers, el fred es feia notar, les primeres felicitacions de Nadal començaven a arribar a les llars… Tot semblava indicar que un any més arribava el Nadal a aquell petit poble del Pirineu.

En Pau havia fet cinc anys, i, per a ell, aquest era un Nadal molt i molt especial ja que havia sortit d’una llarga malaltia i semblava que ara anava molt bé. Per fi deixava aquell hospital, que s’havia convertit en casa seva, on de tant en tant se’l veia jugar pels amples passadissos de color ocre amb altres nens i gaudia dels pallassos que els visitaven un cop a la setmana. En Pau per fi marxava cap a casa.

Era el 25 de desembre i els pares esperaven il·lusionats la visita de tota la família. En Pau es dirigí a la cuina on la mare preparava el dinar amb una delicadesa exquisida, i després de fer-li un suau petó li agafà de la faldilla i li donà un petit cop.

–Pau! Què vols?

–Mare! Per què és Nadal només un cop l’any?

–Estigues tranquil, fill meu, que t’asseguro que nosaltres gaudirem del Nadal tot l’any.

–Però…, mare! I llavors, per què no he rebut regals durant tot l’any?

La mare amb un lleuger somriure exclamà:

–Pau, fill meu, cuidar-te, estimar-te i ajudar-te tot aquest temps, això no és un bon regal?

–Però, mare… amb això no puc jugar-hi! –va contestar el nen una mica sorprès.

–Fill meu, per cuidar-nos, estimar-nos i ajudar-nos, ja hem de ser més de dues persones. Un de sol no ho pot fer tot sol, així que estigues tranquil ja que mai estaràs sol. El teu regal és la teva família i això si que és un regal que durarà no només el Nadal sinó tot l’any. És un regal que no s’espatlla, no va amb piles, no s’arracona en un armari, no caduca ni es trenca.

El Pau, assentint amb el cap, contestà:

–Mare! Ara sí, ara sí que ho entenc. Tu has estat amb mi tot aquest temps, m’has ajudat, m’has estimat i cuida’t. Sense tu, ben segur que jo sol no ho hagués pogut fer. Gràcies, mare, i BON NADAL ara i per sempre.

Mare i fill es van fondre en una tendra abraçada.

Universitat Internacional de Catalunya · 8

3r Concursde contesde Nadal

“Nadal de Maria”Maria Pérez García-Baquero3r de Grau en Comunicació Audiovisual

La meva àvia escrivia poemes però gairebé ningú no se’ls llegia. Sempre em deia que el Nadal autèntic, aquell que va viure la mare de Jesús, deuria ser meravellós, deliciós. Els pensaments d’aquella noieta, qui els podria saber? Quan vaig demanar-li un poema de Nadal per a llegir-lo a la classe, crec que va sentir la joia d’una petita salvació: la del seu nét, infant indirecte de les seves entranyes. I jo, gràcies a ella, vaig comprendre la petita grandesa del Nadal.

Van arribar a Betlem una nit freda.Maria i Josep buscaren un hostatge.

No demanaven llençols de seda,ni que els vingués a servir un patge;

un lloc on reposar, ja els servia.

Eren feixucs els passos de Maria.La Salvació pesava dins del ventre.

I aquella nit en sortiria,del firmament seria el Centre;

la Verge va saber-ho de seguida.

—Ai, Josep, que està venint al món!,que estic donant la Llum i no tinc on posar-me!

Ai, Josep, que el Nen és del Senyor!,el món canviarà quan estigui amb nosaltres!

Van començar a trucar porta per portaperò tots els cors eren freds com la nit.

Sort que Maria era ben fortai va esperar a tenir el Petit

en un pessebre humil, palau de Déu.

Universitat Internacional de Catalunya · 9

3r Concursde contesde Nadal

Sota els estels ja queien flocs de neu,però amb aquell Nen no tenien pas fred;

ara el Senyor era Fill seu,ben petitó i adormidet

amb la veu de Maria en oració.

—Ai, Josep, quina benedicció!,que tinc el Creador confiat als meus braços!

Ai, Josep, no té cap ambició!,de comprendre això, no en seríem capaços!

I ja arriben àngels i pastors,savis amb ofrenes per adorar-lo!

Que siguem com Tu, Nen Salvador,ben humils i amb el cor a punt per donar-lo!

Universitat Internacional de Catalunya · 10

3r Concursde contesde Nadal

“En Navidad encontré a mi familia”Jose Miguel Vilet Carpizo3r de Grau en Administració i Direcció d’Empreses

Esta es la historia de dos amigos. Patricio, un huérfano que no tenía familia conoció a Santiago, que estaba en la misma situación.

Patricio: Nunca seré feliz si no encuentro a mi familia.

Santiago: Yo también quiero encontrar una familia, quiero una familia.

Por años ambos viajaron juntos por el mundo tratando de encontrar a sus respectivas familias hasta que, una Navidad, Patricio se dio cuenta de algo que le impactó; ya había encontrado a su familia y estaba en frente de él.

Entre lágrimas Patricio le dijo a Santiago: “Tú eres mi familia”. Y Santiago se dio cuenta también de que ya tenía una familia.

Moraleja:

En la vida nosotros hacemos nuestra propia familia y algunas amistades son más fuertes que la propia familia. ¡Solo hay que estar abiertos para encontrar a las personas adecuadas!

Universitat Internacional de Catalunya · 11

3r Concursde contesde Nadal

“L’Eudald. Un conte de Nadal”Jaume Figa i VaelloDirecció de Comunicació

No sé quantes hores fa que dormo. Mai ho sé. El que sí que sé és que, una vegada més, em desperta l’Eudald. Ell mai falla. M’abraça, em fa un petó al front –d’aquells que et bavegen tota la cara– i em diu “bon dia!” –així, cridant– perquè ja és hora d’aixecar-se. I a mi no em fa res, que em bavegi la cara: sé que m’estima i que, després, m’eixuga la cara amb la seva màniga que també, tantes vegades, ha anat a la boca. I somriu. Amb el seu somriure es guanya la simpatia de qualsevol que se’l miri. Vol que l’estimin, tal com és. I jo l’estimo, ell ho sap. Per això, somriu. I somriu als que el miren així, perquè l’estimin. Ulls burletes i petits i rodons que sembla que surtin d’òrbita, la pell blanca i el nas petit i una mica aixafat. Ara! També s’enfada, l’Eudald; i no t’hi volguessis mai creuar en el seu camí, si n’està, d’enfadat. Una vegada, en Xènius, el seu germà gran, el va fer enrabiar molt –de fet, l’Eudald és més gran, però no ho sembla: ell, com que no creix... I aleshores va cridar. I a mi, em va espantar. Es va girar, i del cop a l’aire que va donar, em va empènyer, i una mica més i em fa caure per la finestra. Però sí que vaig caure a terra, i ell em va aixecar i em va fer un petó que em va bavejar tot el front, mentre em deia “perdó”, i que no ho tornaria a fer. I jo sé que és veritat.

Quan em desperta, sé que l’Eudald m’agafa i em porta al lloc de sempre. Al millor: en un racó, des d’on pugui mirar-lo i veure com, amb aquells ulls burletes i petits i rodons, li diu al Nen que vol ser seu. I que jo també li vull dir aquestes coses: no sóc més que un pobre petit pastor; de plàstic despintat. I sé que, quan arribi febrer, em posarà de nou a dormir. A esperar que em torni a despertar i em faci un petó al front –d’aquells que et bavegen tota la cara– i em digui “bon dia!” –així, cridant– perquè ja és hora d’aixecar-se.

Universitat Internacional de Catalunya · 12

3r Concursde contesde Nadal

“¿Quién soy?”Pilar Font Pérez-Villegas2n de Grau en Medicina

Tengo un nombre al que le da igual en qué idioma sea pronunciado, que siempre, cuando alguien lo menciona, sonríe, a la vez que lo hago yo. Tengo un nombre que proporciona emoción, plenitud, ternura, entusiasmo, ilusión… Tengo un nombre cosmopolita, al que le gusta viajar y ser el protagonista durante una etapa del año en la que el frío te envuelve, donde los paisajes amanecen pintados de blanco, y en algunos otros paisajes en donde el sol decide ponerse una bufanda y pasear por la ciudad repartiendo el poco calor que le queda.

Me caracteriza el color verde, el de la Esperanza y el de los árboles, ya pueden ser pinos, abetos o robles, que son decorados con miles de accesorios y luces, las cuales se reflejan en la mirada de todo el que pasa. También lo hace el color rojo, el del Amor, que pasea risueño por la calles y a la vez que no lo vemos lo podemos palpar con las manos.

Y es que cuando empieza mi época, se cuelan notas de música a borbotones por todas partes, ya sean casas, centros comerciales, restaurantes… y la gente, al oírlas, tatarea contenta al ritmo de las canciones. ¿Ya vas sabiendo quién soy?

Tengo un nombre que tan solo pronunciarlo ya me he ido, y en cuanto vuelves a nombrarlo ya estoy de vuelta aquí. Pero es que yo nunca me voy, solo que aparezco en el momento adecuado en el lugar que me corresponde, ya que también hay lugares en los que me celebran cantando al son de las olas del mar, algunos surfeándolas y otros tomando el sol, que esta vez no lleva bufanda, sino que la sustituye por una toalla con motivos rojos y verdes, y unas gafas de sol que se quita a modo de reverencia, cada vez que me ve llegar.

Tengo un nombre que no entiende de razas, ni de lugares, ni de colores, ni de fronteras. Tengo un nombre que entiende de Felicidad, de Compromiso y de Unión.

Sí, soy la Navidad, el Nadal, Christmas, Noël, Weihnachten, Natale, Natal... ¿Y tú, cómo me llamas?

Universitat Internacional de Catalunya · 13

3r Concursde contesde Nadal

“Qué tendrá lo pequeño”Luis Hernaiz3r de Grau en MedicinaGuanyador del Campus Sant Cugat

Es de noche y el frío atraviesa mi ajado abrigo. Me aprieto bien la bufanda y sigo andando.

Voy caminando por inercia, atravesando, sin prestar atención, las calles de Barcelona. Espero que sea en dirección a casa.

Pero ahora mismo eso no me importa, casi preferiría no estar allí, no tener que mirar a la cara a mis hijos, que por su corta edad no se dan cuenta de lo cerca que estamos del abismo; no tener que decirle a mi mujer que las cuentas están rozando el rojo, que indica que no solo no tenemos, sino que también debemos, y que aún no han contestado la solicitud de empleo.

Eso es lo que más me inquieta: la maldita solicitud. Me gustaría decir que es nuestra última esperanza, pero a mí ya no me queda de eso. Con la perspectiva de estos últimos dos años, será nuestra próxima decepción.

De repente mis pies se paran. Salgo de mis pensamientos por un segundo. Estoy ante un viejo edificio.

No es demasiado grande y está un poco oscuro pero, dentro, hay una pequeña luz. Algo en mi interior me invita a pasar.

Entro y me doy cuenta de dónde estoy. Hace demasiado tiempo que no entro en una iglesia, con lo que no sé muy bien qué hacer. Por suerte no hay nadie.

La luz es más intensa entre tantas sombras y eso me mueve a acercarme a ella.

Cuando llego veo un sencillo Belén. Ya no me acordaba de que hoy es Nochebuena.

Un buey, una mula, San José, la Virgen María y el niño Jesús. Nada más.

Nunca me había parado a pensar en la pobreza de esta imagen. No hay nada que tape a este pequeño bebé, pero aun así todos están sonriendo. Incluso parece que al buey se le escapa una sonrisa.

Me siento y lo miro. ¿Cuánto tiempo hacía que no rezaba? A los 13 años empezaron a gustarme otras cosas, y Dios y el rezar se convirtieron en algo muy prescindible.

Universitat Internacional de Catalunya · 14

3r Concursde contesde Nadal

Ahora estoy aquí, delante de este sencillo nacimiento, y las palabras me salen solas. Le digo a ese pequeño bebé todo lo que oprime mi corazón. ¿Será esto rezar?

Siento que mi corazón por fin descansa después de mucho tiempo.

Un calor recorre mi cuerpo, ¿qué es esto?

Me había olvidado de lo que se sentía al estar tranquilo, al tener la seguridad de que todo va a salir bien. La esperanza. ¿Cómo podía hacer esto un niño en un pesebre?

Una lágrima recorre mi rostro.

Me levanto y me marcho decidido a casa, con una sonrisa en mis labios. Con ganas de ver a mi mujer y a mis hijos, abrazarlos, decirles que he encontrado la fuerza que había perdido. Decirles que todo va a salir bien y que sean felices, que esta noche ha nacido Dios.

Antes de salir de la iglesia me giro. Miro al nacimiento por última vez y digo en voz alta: “Feliz cumpleaños, Jesús”.

Universitat Internacional de Catalunya · 15

3r Concursde contesde Nadal

“Carta a los Reyes”Eulalia Giménez CirizaFacultat de Ciències de la Comunicació

Miguel apretaba la carta que llevaba en el bolsillo mientras esperaba su turno para dársela al page real. La había hecho y rehecho muchas veces, tachando y añadiendo juguetes hasta quedarse con la versión que iba a entregar ahora. La carta de Miguel era concisa y no tenía borrones; decía así: “Sólo quiero una bicicleta sin ruedines y un riñón para mamá”. Esto último no sabía muy bien qué era porque no salía en el catálogo de juguetes que día tras día hojeaba con su hermana. Tampoco lo anunciaban en la tele pero debía ser algo muy caro porqué la abuela siempre exclamaba: “¡Esto vale un riñón!”, y papá le decía a mamá: “Si pudiera, te daría un riñón…”.

Después de embetunar su zapato y preparar algo de cena para los Reyes, colocó el agua de los camellos en la entrada. Él sabía que un camello no cabía en el ascensor pero tampoco entendía cómo podía subir por el hueco de la escalera con sus jorobas y las alforjas repletas de juguetes. Era un misterio cómo podían llegar hasta el quinto sin hacer ruido.

Se durmió exhausto por la emoción con la imagen de la bicicleta sin ruedines. A la mañana siguiente lo despertaron los gritos de su hermana y el crujido del papel de regalo. Corrió a la sala y allí estaba, desafiante, su flamante bicicleta roja de dos ruedas. Buscó a sus padres con la mirada y en su lugar encontró a la abuela que le abrazó con fuerza y le dijo: “Miguel, hemos de dar gracias a Dios, a mamá le han dado un riñón”, a lo que Miguel contestó: “Ya lo sabía, abuela, se lo pedí a Baltasar”.

Universitat Internacional de Catalunya · 16

3r Concursde contesde Nadal

“La estrellita curiosa”Ana Cristina Luque3r de Grau en Educació Primària

Una noche gélida de diciembre, en un cielo oscuro sin nubes, parpadeaban un montón de estrellas esparcidas, como al azar, en el inmenso universo.En su atalaya, lugar privilegiado, una estrellita brillante, humilde, curiosa y juguetona, aburrida de pensar que toda su larga vida sería alumbrar el firmamento, divisó, a los lejos, un planeta azul envuelto de algodón, que le llamó la atención. Se acercó poco a poco, fijándose en cada detalle: las grandes montañas nevadas, los largos y sinuosos ríos, los bosques plagados de frondosos árboles… De repente, observó un gigantesco espacio árido, casi sin vida, el desierto. Agudizando más la vista, vio a tres hombres coronados, vestidos con ricos ropajes, cabalgando en sus camellos, deambulando por las altas y cambiantes dunas sin saber hacia dónde dirigirse. Imaginó que buscaban el modo de arribar a la ciudad de Belén, puesto que se percató de la luz que irradiaba un hermoso ángel, que anunciaba el nacimiento de Jesús.Ella, diminuta como era, decidió extender sus hermosos y largos cabellos dorados, y llamó así la atención de los tres individuos, que decidieron acompañarla, fascinados por su gran belleza y cálido reflejo.Así nuestra pequeña estrellita, que se creía insignificante, se convirtió en la Estrella de Oriente, que guió a los Reyes Magos al Portal de Belén.

Universitat Internacional de Catalunya · 17

3r Concursde contesde Nadal

“Un Nadal màgic”Verònica Pastor Condominas4t de Grau en Educació Infantil

En una humil i petita casa, hi vivia l’Alma. Cada nit, s’adormia mirant per la finestra els seus veïns. Somiava que ella vivia en aquella casa, dormint en aquell llit tan càlid, menjant aquells plats plens de menjar, i on cada 25 de desembre hi havia aquell arbre majestuós i ple de detalls brillants.

Aquella nit, va sentir un soroll que venia de fora de la finestra. El soroll insistia. L’Alma es va aixecar, però no va veure res.

–Qui hi ha? –va dir l’Alma mentre obria la finestra i l’aire fred es quedava enredat entre els seus cabells arrissats.

De cop i volta va aparèixer una petita llum brillant. Era una preciosa fada blanca.

–Hola Alma, sóc la fada del Nadal. He vingut a concedir-te un desig.

L’Alma, estranyada i amb veu tremolosa, li va dir:

–Doncs vull...

–Espera!, només et puc concedir un desig. Ja cal que te’l pensis molt i quan el sàpigues em crides –va dir la fada.

L’Alma va tornar-se’n al llit. Donant voltes i pensant en el seu desig es va quedar adormida.

L’endemà, l’Alma va cridar:

–Fada del Nadal! Ja tinc el meu desig!

–Hola Alma. Digue’m, ja saps el que desitges? –va preguntar la fada.

–Sí! Hi he estat pensant molt. Finalment, he decidit demanar-te que torni el meu pare a casa. Sé que si torna, la mare i jo serem felices i, tots junts, els més rics del món, ja que no em faltarà de res, perquè tot el que vull ho tindré a casa –va dir l’Alma amb il·lusió.

L’Alma va tornar-se’n al llit amb un gran somriure.

–Aquest Nadal serà màgic –va dir l’Alma mentre se li tancaven els ulls.

De sobte, va notar unes pessigolles a la galta. Era aquell càlid petó que tant havia enyorat.

Universitat Internacional de Catalunya · 18

3r Concursde contesde Nadal

“Una petita Leyre”Eva Perdiguer FloridoAlumni - Grau en Educació Primària

Us explicaré el conte de la petita Leyre. Potser no sabeu qui és la petita Leyre però això és perquè no us hi heu fixat bé. És una nena menuda i rodoneta de cabells castanys i ulls clars que sempre somriu, tot i que això no és el que la fa especial. Llegiu i sabreu el secret de la petita.

El conte diu així... Una nit de Nadal va néixer una nena petitona, tan petita que no s’atrevien a agafar-la per no fer-li mal. Feia una olor tan dolça que t’embriagava, com quan entres en una pastisseria i tot està impregnat d’aquella olor que fa venir gana. Els seus pares no deixaven de mirar-la nit i dia, tant se la miraven que tenien por de gastar-la! De mica en mica la petita Leyre va començar a créixer, cada cop era més rodoneta i riallera, tant que semblava una nina.

El dia de Reis va arribar la seva tieta cansada i amoïnada, va agafar la baldufeta en braços i va adonar-se que la nena tenia un poder especial, però no us penseu que podia volar o fer-se invisible, res d’això! La nena podia amb un somriure fer que la seva tieta oblidés tots els problemes, tal com us ho dic. De fet, qualsevol que estigués amb la nena, en sentir la seva rialla, oblidava els problemes i se sentia feliç. Quin gran poder aquest! Tothom volia estar amb ella.

I vet aquí un gos i vet aquí un gat, aquest conte no s’ha acabat... Saps per què? Perquè a cada família hi ha una petita Leyre; potser no té el mateix nom ni els cabells castanys ni els ulls clars però sí que té el poder de fer oblidar els problemes amb un somriure.

Aquest Nadal, un somriure de Leyre és de segur un bon regal!