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HERALDO DE MADRID PÁGINA 7 DIARIO INDEPENDIENTE iD B R ETCTO R : Un momento de !a literatura gallega En el mapa literario de la Penín- sula se están leivantando unas fron- teras nuevas : las fronteras de Gali- cia. Hasta hace pocos lustros éra- mos una colonia intelectual a mer- ced de las potencias circundantes; sufríamos su bombardeo, y apenas podíamos tender la vista fuera de nuestro solar sin tropezamos con el i alerta! terebrante de cien voces fis- cales que nos recordaban la cédula de tutelaje y nos hacían quebrar la mirada en las aterradas barbacanas de nuestra pobre fortaleza espiri- tual. Hoy aquella fortaleza pacien- te, sin recursos de defensa, se trocó en. camipamento activo, y en sus ci- mas, una bandera limpia y nueva, clavada en el propio corazón del éxito, roz^a el aire manumitido. Cru- za sus lienzos esta leyenda sencilla: «Literatura gallega. Otero Pedrayo, Vicente Risco». Porque estas dos figuras de homologa inquietud repre- sentan, en alianza con Florentino Cuevillas — contumaz demiurgo del pasado histórico—, el alto mando que dirige' desde Orense — cuartel cen- tral—esa falange moza, animosa y do- cumentada que riñe batallas, dentro y fuera de Galicia, por la exaltación y mantenimiento de los prestigios de por acá. Hay en ellos ambición intelectual y aliento reivindicador. Risco tie- ne actualmente en prensa, una nove- la, «O Porco de Pé»—nos adelantó ¡a lectura de varios capítulos—, que aparecerá .con ímpetu de aconteci- miento. Otero Pedrayo acaba de lan- íar «Os señores da Terra», _ primera parte de una serie que él titula »0s caminos da Vida», y puede sentir ya el orgullo de ver cómo Galicia di- suelve su nombre en ilustres reso- nancias. Señalémoslo con alborozo por lo que tiene de anticipación vic- toriosa. La peripecia habitua.l_ de ser siempre los de casa los últimos en convencerse hace que el triunfo de más excelencias sea el que se lo- _iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiii< oo ® ganiza otra partida de voluntarios y estorba con ella los planes del car- lista municipal y obcecado ; el mon- je exclaustrado, a quien «un corba- tín pol-o xeito dos militares de re- gramento cinguíalle o pescozo ner- voso e roxo como de galo vello» ; el jadeo campesino elevado a cimas de vibrante y dolorosa realidad o afosa- do en la reserva zumbona y cautelo- sa de las apwiencias. Y todo mon- tado en un léxico opulento y en es- tilo heroicamente defendido de con- tagios ultraga-laioos. Puso Otero Pedrayo olor y color en las páginas de su libro. Vertió su humorismo, de alto linaje sentimen- tal, en la histología estremecida del argumento ; clavó su ironía en la car- ne del ambiente e hizo cristalizar en estampas de honda fidelidad la emo- ción telúrica del panorama. «Os señores da TeiTa» es, en surna, una novela de tan fuerte pulsación estética y de tan garbosa y elegante arquitectura que coloca a su ilustre autor en el puesto más ilustre de la más ilustre hora de Galicia: la hora de ahora. JACINTO SANTIAGO Indioe de libros Hemos recibido el segundo núme- ro de esta útil revista, que da cuen- ta de los libros publicados el mes de abril último. Su administración (calle del Pra- do, 14), envía número gratis a quien lo solicite. NUEVA CHARLA LÍRICA García Sanchiz hablará en la Comedia sobre el "cante jon- do", el baile flamenco y la tauromaquia Federico García Sanchiz, a instan- cias de la crítica y el público, vol- verá a ofrecernos una de sus ((Char- las líric-ts». Esta vez será en la Co- media, la sala adecuadísima para el giínero, el próximo auartes, 20, a la tarde. Su ((Charla lírica»_ sa titula ((Serenata en el Guadalquivir» y ha de desarrollarse con arreglo al si- guiente sumario: ((Soleá» ; las tres noches de Granada; i qué es el ((can- te jondo»1; la caravana pasa; guem- bri y pandero; una princesa en la esclavitud; ejemplo; el baile; la^ li- dia ; melocotones de Ronda; a vista de pájaro; el ((cante», el baile y la lidia grandes; Silverio; «para j'o volverte a hablar»...; la ¡(Petenera» se ha muerto; con vina bata de co- la; el dCalifa»; el ((Negro»; gente del bronce; se rifa xm beso; el ((can- te», el baile y la lidia chicos; de Je- rez de Málaga; Antonio Ohacón ; la llama; Rafael Guerra en su_ olivar; ; pobre «Ma-oliyo» 1; flamenc^uismo; en la feria; <(cante», baile y lidia míni- mos ;_((Con cuatro copas de vino»...; lentejuelas y violines; la ¡(cspá» de «Machaqiuito» y la sonrisa de ((Bom- bita»; en ei cortijo de Miura; Ra- fael Gómez o la buenaventura; la ((marcha»; colmado madrileño; pe- ro la guitarra...; piloto y músico; Rusia, España; Alb'éniz, Falla, los Quintero, Julio Romero de Torres, «Joselito», Belmonte y Antonia Mer- cé la ((Argentina»; ol alba de oro; ((Soleá". Goya gr'abadoE» La feria de los libros itJiNiiiiimiHiiiiimiiiiDiiiiimnunimimiiiiuimiiiiiiiicjmiiiiiiiiiniiniiiiiintJi iiiiiniiiiiiiiiiiit:ii raiaiiiiimiiiiniii iiiini in Las exposiciones i Ramón Otero Pedrayo, por Vi- | i cante Risco. E = Esta es la primera vez que else- | i ñor Otero aparece caricaturiza- = i do, y esta es la primera carica- = i tura que ha dibujado Vicente | i Risco. i Éjjliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiíi gra en la propia habitación del triunfador. La relación de vecindad es una gran fuerza esterilizadora de la estimación. Ni siquiera se libra de este trato la eminencia proclama- da e indiscutida. Basta que se pon- ga a íiro de examen o cometa la im- prudencia de allanarse a un diálo- go para que la veamos de menor ta- maño y nos consideremos en seguida víctimas de una estafa de admira- ción. Con repugnante frecuencia el mérito se tasa por la lejanía, según esta fórmula irritadora y monstruo- sa: ((Varía en razón inversa de su proximidad». Pero, por esta vez, an- te la obra de Otero Pedrayo el co- mentario se organizó en alabanza y la fórmula hubo de habérselas con la 'excepción. Ni cabe mayor elogio pa- ra un escritor, ni más alta _ razón valorativa de su obra, ni sanción más optimista. En este género de plebis- citos quien consiga la reverencia de lo próximo y tangente puede contar, desíie luego, con la adhesión y el fer- vor de "lo remoto y distante. «Oís señores da Terra», generoso predicado en que se ariiparan varios trozos de esa vida rural que esponja sus contornos en el escenario autén- tico de un pazo, en la sosegada ac- itividad de un monasterio o en la tra- dicional vulgaridad de Wa casa rec- toral, es, por su morfología y por su nervio, y hasta por las cicatrices his- tóricas que la decoran, una novela in- quietante, envuelta eu la atmósfera de varios dramas- familias de pro- que asisten a su ruina moral y mate- ria! por la confabulación de adversi- dades en muchedumbre; el Sacerdo- te carlista levantando partidas para combatir las ideas liberales en cola- boración con el señor de abolengo adulterado—«un pouco mouro por ca- tivez de caráuter e por orgullo de cajsta»—que" facilitaba dinero para una empresa de comienzo romántico y final de bandidaje; el caudillo li- beral—«por nacencia, pol-o gosto de rír vendo cair esboiTalladas tantas cousas graves, imponentes»—que or- ARTE FRANGES, ITALIANO Y LIBRO ALEMÁN Grandes y entusiastas plácemes merece la Asociación de Pintores y Escultores por la iniciativa y organi- zación de esta Exposición, verdade- ramente interesante_ y que represen- ta una orientación ejemplarísima. No andamos dema,siado sobrados de estas aportaciones de arte extranje- ro contemporáneo, en toda ocasión útiles y necesarias, para que pueda pasar sin el merecido aplauso el ras- go de la Asociación de Pintores y Escultores, que ha sabido, además, instalar con sobrio y artístico decoro la Exposición. Su iniciativa marca un camino que aquellos a quienes co- rresponde deben esforzarse en imitar. Desde luego—^y no pudiendo dar a estas líneas otro carácter que e! de una reseña periodística—hay que destacar muy singularmente del con- junto expuesto la parte destinada a! libro alemán, verdadero alarde, mag- nífico por la cantidad y la calidad. Se trata de una maravillosa exposi- ción que por sí sola exigiría una lar- ga y entusiasta crónica. Es patente la alta y perfecta pericia.,.la perfec- ción irreprochable a que han llegado en Alemania las artes gráficas, la in- du.stria del libro. El conjunto consti- tuye un grato regalo para el espí- ritu. En la sección de arte francés, si bien no destacan ni grandes obras maestras ni la realidaii de las cardi- nales orientaciones del arte moder- no,, se exhiben obras de positivo iné- rito. Señalaremos de pasada: «Pri- mavera», de mademoiselle Camus; «Desnudo de mujer», de Dezire ; «La sombra de una muchacha en flor», de Domergue; «Roumelifliasar», de Fouqueray; «La visita al campo», de Beaumont; «Dancing», de mademoi- selle Souolard ; «Los robles», de Le Bail; ((Restaurant», de Monteret, y (¡El Sena en Bougivab), de Wilder. La sección italiana—escultura y pintura—presenta el enorme interés de los óleos de Carra, Soffieci y Tosi, tres grandes pintores entre los gran- des pintores contemporáneos^ y que representan, dentro de la crisis por que ha atravesado el arte italiano desde la mitad del siglo pasado, el ímpetu renovador y salvador. •((La toilette del niño», de Soffieci, es, sin disputa, uno de los cuadros más interesantes de la época moder- na. La emoción que la simple reali- dad de una escena trivial desvela en lo más puro e íntimo de nuestra ca pacidad imaginativa es el dulce se i creto en que ha venido venturosa- j mente a resoliverse la turbulencia va ria y atormentada de este pintor ita- I liano, que hoy es uno de los más al- tos exponentes del arte universal. Bellos son todos sus cuadros expues- tos, así como loa de Carra y Tosi. Entre otros pintores hay que citar a María Bacci, Alberto Caligiani, Fe- lice Carena, Girberto Geracchini (de una modernidad primitivista) , Anto- nio Doughi, etc. Entre las esculturas, señalaría mi preferencia la «Pomona», de Saipona- ro; la ¡(Niña dormida», de Dazzi, y el «Grupo dramático», de Andrester. MAROUSSIA VALERO involuntariamente llego un poco tarde para rendir mi aplauso al bello conjunto de obras que esta artista recia y sutil a un mismo tiempo ha expuesto en.el discreto saloncito del Lioeum Club. Maroussia Valero ha adaptado su gran sensibilidad, regi- da por un buen gusto indiscutible, a Ni un solo artista, no únicamente español, sino del mundo enter(D, de- be dejar de poseer en su biblioteca una reproducción de la obra graba- da del gran artista aragonés. Los grabados de Goya son como la de- claración del a r t e personalista, ea decir, todo el arte moderno. El fra- caso de los grandes estilos europeos a fines del siglo XVI.ll, coincidente con la revolución derrocadora de to- do el sistema de rangos, es el momen- to más crítico del arte occidental, y en ese instante dramático un espa- ñol, Goya, fué quien en las ruinas de los grandes estilos planta audaz su baniáera del ((personalismo». El arte había sido hasta entonces servi- dor o aj'udante de la Iglesia, la aris- tocracia o el rey; se pudiera decir, aunque un tanto irre^'erentemente, que era parte de la propaganda de esos poderes, que, por otra parte, eran sus únicos clientes. Al destruir Ja revolución parte 'de esa fuerza, el arte, que no tiene que contentar a su único comprador, se hace personalis- ta. El artista ya no hace propagan- da, sino que lucha para imponer al público su visión personal. Y siguien- do por este camino llegamos a la obra artística cuya clave sólo la tie- ne su autor. Los ((Grabados», de Go- ya, son los primeros ejemplos de es- te arte personal que es nuestro arto de hoy. Una edición magníficamente presentada por Espasa-C^lpe de los «Grabados y litografías» de nuestro gran artista nos ofrece en toda la plenitud de su fuerza personal y única el genio creador deGoya. Esta edición tiene una ventaja manifies- ta sobre las ediciones análogas, y es que los grabados están reproducidos al tamaño exacto de los originales, y tan, perfectamente que nos permiten aprbciar con detalle una de las ma- ní festacionies m á s geniales de esta labor. Vemos, por ejerpplo, en ((Los caprichos» grandes superficies do to- no uniforme, sin ilusión de profun- didad, efecto de tintas planas, de- corativo, en donde los blancos recor- tan la mancha como en el estilo ac- tual. Y observemos que en su época ESPACIO, HiPERESPAOlO Y TIEMPO, Francisco Vera. Nuestro querido compañero, Fran- cisco Vera acaba de publicar un nuevo e interesantísimo libro q u e , como todos los de este culto e inte- ligente escritor, ha constituido un verdadero éxito. En la imposibilidad de analizar punto por punto esta obra, que den- tro de su carácter doctrinal y cien- tífico constituye una relación amena y sugestiva, vamos a limitarnos a hacer un pequeño resumen do «Espar cio, hiperespacio_ y tiempo», en el que puede api-eciarse claramente su interés científico. Después do analizar los diversos conceptos filosóficos de espacio, ^tu- dia en el primer capítulo el espacio geométrico y el representativo, y _la influeiicia de los conductos semicir- culares d e 1 oído—que desempeñan una función no auditiva—en la gé- nesis del concepto de espacio, parai concluir planteando la duda de que nuestro espacio tenga una curvatura infinitamente pequeña según una cuarta dimensión.' El capítulo II lo dedica a la geo- metría euclídea, ii[]iuiniiiiiic]iiiiiiiiniiniiiiiiiiini»iiimiiiiii(3iiiiiiiiinic]iniiimnic]i EDICIÓN MONUMENTAL y 289 fotograbados al tamaño exac- to dé los originales. «Aguafuer- tes», «Los disparates». ((Los ca- prichos». ((Los desastres de la guerra». Obras varias, «La tau- romaquia». Litografías. Un vo- lumen de 40 X 50 centímetros, encuadernado lujosamente, 25 pesetas. a'r^EÑ^ariglIíoS LA SOCIEDAD BÍBLICA Flor Alta, 2 y ••, Madrid, envfa a cualquier punto de España, los Cuatro Evangelios y Los Hechos de los Apóstoles, contra remesa de sólo 65 cén- Hmos en sellos de correo, por todo gasto, incluyéndose en el paquete Los Proverbio* de Salomón. EN SU LIBRERÍA Y EN i ESWilPLU.-teüillio AVENIDA Pl Y MARGALL, 7 1 APARTADO 547. MADRID I Envío reembolso | (Dibujo de Maroussia Valero.) normas modernísimas de aQ^reciación y técnica, y toda su obra delata ex- quisitez y fuerza, dos cualidades ra-^ ramente unidas y que cuando sé fu- sionan, como en el caso presente, pro- ducen un bello resultado notabilísimo y digno de ser señalado como un aciert-o y un ejemplo. Seguro de que la artista ha de procurarme próxima ocasión para ello, reservo tf)ara enton- ces un comentario más detallado. LOLA DE LA VEGA Se trata de una artista joven e in- cipiente. Sus primeros ipasos tienen ya tal seguridad y un no sé qué ala- do primor.de grac;a (no conviene en este caso confundir la sinceridad con la ingenuidad), que le auguran un porvenir brillante y una andadura (dichosa y un panorama infinito. El arte de Lola de la Vega es ante to- do, en estos momen-fcos, un arte emo- cional. Quiero decir que en ella pri- va especialmente el deseo de hacer plástica, visible y delineada la emo- ción. Quizá esta emoción no ha ha- llado todavía «su» color. No quiere esto decir que los colores que usa en sus paisajes Lola de la Vega no ten- gan ya su emoción. Por el camino eniiprendido llegará, sin duda, esta joven artista a plasmar en una fór- mula original y precisa estas dos rea- lidades. Su capacidad pictórica ac- tual permite esperar sin pesimismo y casi con seguridad absoluta. R. M. el a.guatinta sólo se utilizaba para expresar la profundidad atmosféri- ca. Prueba manifiesta del genio per- sonalista del gran grabador, c^'Ue ha- lló un camino, qae el arte moderno tardó mucho tiempo después en en- contrar. Esta edición, aparte de ser ofre- cida a un precio m u y bajo, tiene otra característica, y es la de ofrecer toda las reproducciones de la obra de Velázquez hechas por Goya y que en general no aparecen en las colec- ciones análogas. La reproducción al tamaño exacto de los originales tie- ne la ventaja de poder apreciar en sus detalles más maravillosos esta la- bor iniciadora de la era de todo el arte perssonalista contemporáneo. AGUSTÍN ELIAS lUiiiiiiiiiiaiiiiiiiiimniiimniiiitiMiiiniitnniniiiiiniiciiiniíiiniiHiiiiii LA LIBRERÍA BELTRAN PRINCIPE, 16, MADRID, envía a provincias todos los libros nuevos (4) iiniHiiniDiiiiiiiuiHniniiniiiuMHMiJinKic3iniuiHiiiE]iiiiiiniiiiuniiinriiiiaiiiMiiiiiiiuHiMiiHniE]iiiiiiuiiiit]i»iiiiitiiiriiHHiíiiiii[]iiiiiiiiiiiiuii a "QUIJOTE" i OH BUEN OICCI.ONiaiO iiniiiuiiiiiiirauíiiiiiinuiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiumiimiimimiiimiiiui En el tercer capítulo analiza las geometrías no euclídeas y demuestra la indemostrabilidad del postulado de Eucliíles, sentando la conclusión de que éste no es verdadero ni falso, y su verdad o falsedad depende de lo que se entienda por la palabra «dis- tancia». En el capítulo IV estudia nieta- físicamente el tiempo y los concep- tos de simultaneidad y sucesión, ana- lizando las opiniones de Balmes y Renuovier sobre Dios y el tiempo y el eclecticismo de Pillon, que quiere armonizar las dos tendencias. Dedica el capítulo V a_ analizar al- gunas cuestiones de Física, como la materia, la energía, el éter, el con- tinuo físico y el continuo mat«már tico y los argumentos de Zenón_ de Elea para terminar con la antino- mia física planteada por el experi- mento de Michelson: la Tierra arras- tra y no arrastra al éter en su mo- vimiento. Para resolver esta antino- mia creó Einstein la teoría de la Re- latividad, que analiza en el capítu- lo VI. El capítulo Vil y último está de- dicado al estudio de los mundos dis- tintos del nuestro, y termina .el li- bro con una interpretación geomé- trica de los textos bíblicos sobre la resurrección de Jesús, apoyándose en citas a u t o r i zadás y discurriendo siempre dentro de la más pura orto- doxia. , 'nnniiiniiitsiiiiiiiiiiiiciiiiiiiiiiiiitjinininiiiniiiniiiiiiiniiiiiiiiininii Recuerden que IMPRENTA CLA> SICA ESPAÑOLA está especializa- da en la confección de libros y re- vistas, etc. Llamen teléfono 30.S01| glorieta de la Iglesia y Eloy Gonza* lo, 34. Metro estación Iglesia. (P) El «Quijoie» integro, bellamente encua- dernado en tela y oro, con -^8-4: grandes páginas e ilustraciones, en buen papel y letra clara. Y el Diccionario de la Len- aua Española, sólidamente encuaderna- do en tela, con planchas; V 7 S páginas, 800 grabados y las últimas palabras de la Academia. Edición acabada de tm- primir. LAS DOS OBRAS, el «Quiiofe. / el Diccionario, SE REGALAN a quien se suscriba a la gran revista española, mensual ilustrada, LETRAS REGIONALES. Súlo las «ntuadernationes de los libros tostarían a usted inas m la sustrlptiin. BOIiETÍK DB PBOI0O (Bemltase a <LetraB Eegionales», Encarnación, 19, Córdoba) Nombre, Señas .. se suscribe a LETÍAS REGIONALES. Las 12 pesetas y 70 céntimos, importe de la suscrlpcMn y gastos de giro, las pagará contra reembolso al recibir el regalo anunciado,—Firma:

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Page 1: Un momento de !a literatura gallega Goya gr'abadoE García ... · dicional vulgaridad de Wa casa rec toral, es, por su morfología y por su nervio, y hasta por las cicatrices his

HERALDO DE MADRID P Á G I N A 7 DIARIO INDEPENDIENTE

iD B R ETCTO R :

Un momento de !a literatura gallega En el mapa literario de la Penín­

sula se están leivantando unas fron­teras nuevas : las fronteras de Gali­cia. Hasta hace pocos lustros éra­mos una colonia intelectual a mer­ced de las potencias circundantes; sufríamos su bombardeo, y apenas podíamos tender la vista fuera de nuestro solar sin tropezamos con el i alerta! terebrante de cien voces fis­cales que nos recordaban la cédula de tutelaje y nos hacían quebrar la mirada en las aterradas barbacanas de nuestra pobre fortaleza espiri­tual. Hoy aquella fortaleza pacien­te, sin recursos de defensa, se trocó en. camipamento activo, y en sus ci­mas, una bandera limpia y nueva, clavada en el propio corazón del éxito, roz^a el aire manumitido. Cru­za sus lienzos esta leyenda sencilla: «Literatura gallega. Otero Pedrayo, Vicente Risco». Porque estas dos figuras de homologa inquietud repre­sentan, en alianza con Florentino Cuevillas — contumaz demiurgo del pasado histórico—, el alto mando que dirige' desde Orense — cuartel cen­tral—esa falange moza, animosa y do­cumentada que riñe batallas, dentro y fuera de Galicia, por la exaltación y mantenimiento de los prestigios de por acá.

Hay en ellos ambición intelectual y aliento reivindicador. Risco tie­ne actualmente en prensa, una nove­la, «O Porco de Pé»—nos adelantó ¡a lectura de varios capítulos—, que aparecerá .con ímpetu de aconteci­miento. Otero Pedrayo acaba de lan-íar «Os señores da Terra», _ primera parte de una serie que él t i tu la »0s caminos da Vida», y puede sentir ya el orgullo de ver cómo Galicia di­suelve su nombre en ilustres reso­nancias. Señalémoslo con alborozo por lo que tiene de anticipación vic­toriosa. La peripecia habitua.l_ de ser siempre los de casa los últimos en convencerse hace que el triunfo de más excelencias sea el que se lo-_ i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i t i i i i i i i i i i n i i i i i i i i i i i i i i <

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ganiza otra partida de voluntarios y estorba con ella los planes del car­lista municipal y obcecado ; el mon­je exclaustrado, a quien «un corba­tín pol-o xeito dos militares de re-gramento cinguíalle o pescozo ner­voso e roxo como de galo vello» ; el jadeo campesino elevado a cimas de vibrante y dolorosa realidad o afosa­do en la reserva zumbona y cautelo­sa de las apwiencias. Y todo mon­tado en un léxico opulento y en es­tilo heroicamente defendido de con­tagios ultraga-laioos.

Puso Otero Pedrayo olor y color en las páginas de su libro. Vertió su humorismo, de alto linaje sentimen­tal, en la histología estremecida del argumento ; clavó su ironía en la car­ne del ambiente e hizo cristalizar en estampas de honda fidelidad la emo­ción telúrica del panorama.

«Os señores da TeiTa» es, en surna, una novela de tan fuerte pulsación estética y de tan garbosa y elegante arquitectura que coloca a su ilustre autor en el puesto más ilustre de la más ilustre hora de Galicia: la hora de ahora.

JACINTO SANTIAGO

Indioe de libros Hemos recibido el segundo núme­

ro de esta útil revista, que da cuen­ta de los libros publicados el mes de abril último.

Su administración (calle del Pra­do, 14), envía número gratis a quien lo solicite.

NUEVA CHARLA LÍRICA

García Sanchiz hablará en la Comedia sobre el "cante jon-

do", el baile flamenco y la tauromaquia

Federico García Sanchiz, a instan­cias de la crítica y el público, vol­verá a ofrecernos una de sus ((Char­las líric-ts». Esta vez será en la Co­media, la sala adecuadísima para el giínero, el próximo auartes, 20, a la tarde. Su ((Charla lírica»_ sa t i tu la ((Serenata en el Guadalquivir» y ha de desarrollarse con arreglo al si­guiente sumario: ((Soleá» ; las t r e s noches de Granada; i qué es el ((can­te jondo»1; la caravana pasa ; guem-bri y pandero; una princesa en la esclavitud; ejemplo; el baile; la^ li­dia ; melocotones de Ronda; a vista de pá ja ro ; el ((cante», el baile y la lidia grandes; Silverio; «para j'o volverte a hablar».. . ; la ¡(Petenera» se ha muerto; con vina bata de co­la ; el dCalifa»; el ((Negro»; gente del bronce; se rifa xm beso; el ((can­te», el baile y la lidia chicos; de Je­rez de Málaga; Antonio Ohacón ; la l lama; Rafael Guerra en su_ olivar; ; pobre «Ma-oliyo» 1; flamenc^uismo; en la fer ia; <(cante», baile y lidia míni­mos ;_((Con cuatro copas de vino»...; lentejuelas y violines; la ¡(cspá» de «Machaqiuito» y la sonrisa de ((Bom­bita»; en ei cortijo de M i u r a ; Ra­fael Gómez o la buenaventura; la ((marcha»; colmado madri leño; pe­ro la gui tar ra . . . ; piloto y músico; Rusia, España; Alb'éniz, Falla, los Quintero, Julio Romero de Torres, «Joselito», Belmonte y Antonia Mer-cé la ((Argentina»; ol alba de oro; ((Soleá".

Goya gr'abadoE» La feria de los libros

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Las exposiciones

i Ramón Otero Pedrayo, por Vi- | i cante Risco. E

= Esta es la primera vez que e l s e - | i ñor Otero aparece caricaturiza- = i do, y esta es la primera carica- = i tura que ha dibujado Vicente | i Risco. i

Éjjliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiíi gra en la propia habitación del t r iunfador. La relación de vecindad es una gran fuerza esterilizadora de la estimación. Ni siquiera se libra de este t ra to la eminencia proclama­da e indiscutida. Basta que se pon­ga a í i ro de examen o cometa la im­prudencia de allanarse a un diálo­go para que la veamos de menor ta­maño y nos consideremos en seguida víctimas de una estafa de admira­ción. Con repugnante frecuencia el mérito se tasa por la lejanía, según esta fórmula i r r i tadora y monstruo­sa: ((Varía en razón inversa de su proximidad». Pero, por esta vez, an­te la obra de Otero Pedrayo el co­mentario se organizó en alabanza y la fórmula hubo de habérselas con la 'excepción. Ni cabe mayor elogio pa­r a un escritor, ni más al ta _ razón valorativa de su obra, ni sanción más optimista. En este género de plebis­citos quien consiga la reverencia de lo próximo y tangente puede contar, desíie luego, con la adhesión y el fer­vor de "lo remoto y distante.

«Oís señores da Terra», generoso predicado en que se ariiparan varios trozos de esa vida rural que esponja sus contornos en el escenario autén­tico de un pazo, en la sosegada ac-itividad de un monasterio o en la tra­dicional vulgaridad de W a casa rec­toral, es, por su morfología y por su nervio, y hasta por las cicatrices his­tóricas que la decoran, una novela in­quietante, envuelta eu la atmósfera de varios dramas- familias de pro-que asisten a su ruina moral y mate­ria! por la confabulación de adversi­dades en muchedumbre; el Sacerdo­te carlista levantando part idas para combatir las ideas liberales en cola­boración con el señor de abolengo adulterado—«un pouco mouro por ca-tivez de caráuter e por orgullo de cajsta»—que" facilitaba dinero para una empresa de comienzo romántico y final de bandidaje; el caudillo li­beral—«por nacencia, pol-o gosto de r í r vendo cair esboiTalladas tantas cousas graves, imponentes»—que or-

ARTE FRANGES, I T A L I A N O Y LIBRO A L E M Á N

Grandes y entusiastas plácemes merece la Asociación de Pintores y Escultores por la iniciativa y organi­zación de esta Exposición, verdade­ramente interesante_ y que represen­ta una orientación ejemplarísima.

No andamos dema,siado sobrados de estas aportaciones de arte extranje­ro contemporáneo, en toda ocasión útiles y necesarias, para que pueda pasar sin el merecido aplauso el ras­go de la Asociación de Pintores y Escultores, que ha sabido, además, instalar con sobrio y artístico decoro la Exposición. Su iniciativa marca un camino que aquellos a quienes co­rresponde deben esforzarse en imitar.

Desde luego—^y no pudiendo dar a estas líneas otro carácter que e! de una reseña periodística—hay q u e destacar muy singularmente del con­junto expuesto la parte destinada a! libro alemán, verdadero alarde, mag­nífico por la cantidad y la calidad. Se t ra ta de una maravillosa exposi­ción que por sí sola exigiría una lar­ga y entusiasta crónica. Es patente la alta y perfecta pericia.,.la perfec­ción irreprochable a que han llegado en Alemania las artes gráficas, la in-du.stria del libro. El conjunto consti­tuye un grato regalo para el espí­ritu.

En la sección de arte francés, si bien no destacan ni grandes obras maestras ni la realidaii de las cardi­nales orientaciones del arte moder­no,, se exhiben obras de positivo iné-rito. Señalaremos de pasada: «Pri­mavera», de mademoiselle Camus; «Desnudo de mujer», de Dezire ; «La sombra de una muchacha en flor», de Domergue; «Roumelifliasar», de Fouqueray; «La visita al campo», de Beaumont; «Dancing», de mademoi­selle Souolard ; «Los robles», de Le Bail; ((Restaurant», de Monteret, y (¡El Sena en Bougivab), de Wilder.

La sección italiana—escultura y pintura—presenta el enorme interés de los óleos de Carra, Soffieci y Tosi, tres grandes pintores entre los gran­des pintores contemporáneos^ y que representan, dentro de la crisis por que ha atravesado el arte italiano desde la mitad del siglo pasado, el ímpetu renovador y salvador. •((La toilette del niño», de Soffieci,

es, sin disputa, uno de los cuadros más interesantes de la época moder­na. La emoción que la simple reali­dad de una escena trivial desvela en lo más puro e íntimo de nuestra ca pacidad imaginativa es el dulce se

i creto en que ha venido venturosa-j mente a resoliverse la turbulencia va ria y atormentada de este pintor ita-

I liano, que hoy es uno de los más al­tos exponentes del arte universal. Bellos son todos sus cuadros expues­tos, así como loa de Carra y Tosi.

Entre otros pintores hay que citar a María Bacci, Alberto Caligiani, Fe­lice Carena, Girberto Geracchini (de una modernidad primitivista) , Anto­nio Doughi, etc.

Entre las esculturas, señalaría mi preferencia la «Pomona», de Saipona-r o ; la ¡(Niña dormida», de Dazzi, y el «Grupo dramático», de Andrester.

MAROUSSIA VALERO

involuntariamente llego un poco tarde para rendir mi aplauso al bello conjunto de obras que esta artista recia y sutil a un mismo tiempo ha expuesto en.el discreto saloncito del Lioeum Club. Maroussia Valero ha adaptado su gran sensibilidad, regi­da por un buen gusto indiscutible, a

Ni un solo artista, no únicamente español, sino del mundo enter(D, de­be dejar de poseer en su biblioteca una reproducción de la obra graba­da del gran art ista aragonés. L o s grabados de Goya son como la de­claración del a r t e personalista, ea decir, todo el arte moderno. El fra­caso de los grandes estilos europeos a fines del siglo XVI.ll, coincidente con la revolución derrocadora de to­do el sistema de rangos, es el momen­to más crítico del arte occidental, y en ese instante dramático un espa­ñol, Goya, fué quien en las ruinas de los grandes estilos planta audaz su baniáera del ((personalismo». El arte había sido hasta entonces servi­dor o aj'udante de la Iglesia, la aris­tocracia o el rey; se pudiera decir, aunque un tanto irre^'erentemente, que era par te de la propaganda de esos poderes, que, por otra parte, eran sus únicos clientes. Al destruir Ja revolución parte 'de esa fuerza, el arte, que no tiene que contentar a su único comprador, se hace personalis­ta. El ar t is ta ya no hace propagan­da, sino que lucha para imponer al público su visión personal. Y siguien­do por este camino llegamos a la obra art íst ica cuya clave sólo la tie­ne su autor. Los ((Grabados», de Go­ya, son los primeros ejemplos de es­te arte personal que es nuestro arto de hoy. Una edición magníficamente presentada por Espasa-C^lpe de los «Grabados y litografías» de nuestro gran ar t is ta nos ofrece en toda la plenitud de su fuerza personal y única el genio creador deGoya. Esta edición tiene una ventaja manifies­

ta sobre las ediciones análogas, y es que los grabados están reproducidos

al tamaño exacto de los originales, y tan, perfectamente que nos permiten aprbciar con detalle una de las ma­ní festacionies m á s geniales de esta labor. Vemos, por ejerpplo, en ((Los caprichos» grandes superficies do to­no uniforme, sin ilusión de profun­didad, efecto de t intas planas, de­corativo, en donde los blancos recor­tan la mancha como en el estilo ac­tual. Y observemos que en su época

E S P A C I O , H iPERESPAOlO Y T I E M P O , Francisco Vera. Nuestro querido compañero, Fran­

cisco Vera acaba de publicar un nuevo e interesantísimo libro q u e , como todos los de este culto e inte­ligente escritor, ha constituido un verdadero éxito.

En la imposibilidad de analizar punto por punto esta obra, que den­tro de su carácter doctrinal y cien­tífico constituye una relación amena y sugestiva, vamos a limitarnos a hacer un pequeño resumen do «Espar cio, hiperespacio_ y tiempo», en el que puede api-eciarse claramente su interés científico.

Después do analizar los diversos conceptos filosóficos de espacio, ^ t u -dia en el primer capítulo el espacio geométrico y el representativo, y _la influeiicia de los conductos semicir­culares d e 1 oído—que desempeñan una función no auditiva—en la gé­nesis • del concepto de espacio, parai concluir planteando la duda de que nuestro espacio tenga una curvatura infinitamente pequeña según u n a cuarta dimensión. '

El capítulo I I lo dedica a la geo­metría euclídea,

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E D I C I Ó N M O N U M E N T A L

y

289 fotograbados al tamaño exac­to dé los originales. «Aguafuer­tes», «Los disparates». ((Los ca­prichos». ((Los desastres de la guerra». Obras varias, «La tau­romaquia». Litografías. Un vo­lumen de 40 X 50 centímetros, encuadernado lujosamente, 25

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(Dibujo de Maroussia Valero.)

normas modernísimas de aQ^reciación y técnica, y toda su obra delata ex­quisitez y fuerza, dos cualidades ra- ramente unidas y que cuando sé fu­sionan, como en el caso presente, pro­ducen un bello resultado notabilísimo y digno de ser señalado como un aciert-o y un ejemplo. Seguro de que la artista h a de procurarme próxima ocasión para ello, reservo tf)ara enton­ces un comentario más detallado.

LOLA DE LA VEGA

Se trata de una artista joven e in­cipiente. Sus primeros ipasos tienen ya tal seguridad y un no sé qué ala­do primor.de grac;a (no conviene en este caso confundir la sinceridad con la ingenuidad), que le auguran un porvenir brillante y una andadura (dichosa y un panorama infinito. El arte de Lola de la Vega es ante to­do, en estos momen-fcos, un arte emo­cional. Quiero decir que en ella pri­va especialmente el deseo de hacer plástica, visible y delineada la emo­ción. Quizá esta emoción no ha ha­llado todavía «su» color. No quiere esto decir que los colores que usa en sus paisajes Lola de la Vega no ten­gan ya su emoción. Por el camino eniiprendido llegará, sin duda, esta joven artista a plasmar en una fór­mula original y precisa estas dos rea­lidades. Su capacidad pictórica ac­tual permite esperar sin pesimismo y casi con seguridad absoluta.

R. M.

el a.guatinta sólo se utilizaba para expresar la profundidad atmosféri­ca. Prueba manifiesta del genio per­sonalista del gran grabador, c 'Ue ha­lló un camino, qae el arte moderno tardó mucho tiempo después en en­contrar.

Esta edición, aparte de ser ofre­cida a un precio m u y bajo, tiene otra característica, y es la de ofrecer toda las reproducciones de la obra de Velázquez hechas por Goya y que en general no aparecen en las colec­ciones análogas. La reproducción al tamaño exacto de los originales tie­ne la ventaja de poder apreciar en sus detalles más maravillosos esta la­bor iniciadora de la era de todo el arte perssonalista contemporáneo.

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En el tercer capítulo analiza las geometrías no euclídeas y demuestra la indemostrabilidad del postulado de Eucliíles, sentando la conclusión de que éste no es verdadero ni falso, y su verdad o falsedad depende de lo que se entienda por la pa labra «dis­tancia».

En el capítulo IV estudia nieta-físicamente el tiempo y los concep­tos de simultaneidad y sucesión, ana­lizando las opiniones de Balmes y Renuovier sobre Dios y el tiempo y el eclecticismo de Pillon, que quiere armonizar las dos tendencias.

Dedica el capítulo V a_ analizar al­gunas cuestiones de Física, como la materia, la energía, el éter, el con­tinuo físico y el continuo mat«már tico y los argumentos de Zenón_ de Elea para terminar con la antino­mia física planteada por el experi­mento de Michelson: la Tierra arras­t r a y no ar ras t ra al éter en su mo­vimiento. Para resolver esta antino­mia creó Einstein la teoría de la Re­latividad, que analiza en el capítu­lo VI.

El capítulo V i l y último está de­dicado al estudio de los mundos dis­tintos del nuestro, y termina .el li­bro con una interpretación geomé­trica de los textos bíblicos sobre la resurrección de Jesús, apoyándose en citas a u t o r i zadás y discurriendo siempre dentro de la más pura orto­doxia. , 'nnniiiniiitsiiiiiiiiiiiiciiiiiiiiiiiiitjinininiiiniiiniiiiiiiniiiiiiiiininii

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