un mercado indígena

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  • 7/25/2019 Un mercado indgena

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    Robin O Bfian

    Un mercado indgena de artesanas

    en los Altos de Chiapas: persistencia y cambio

    en las vidas de las vendedoras mayas

    El presente trabajo es una breve etnografa del mercado indgena de

    artesana que rodea las iglesias de Santo Domingo y La Caridad, ubicadas

    en el sector norte de la ciudad de San Cristbal de Las Casas, en el estado

    de Chiap as, Mxico. Se sugiere que, al mantener su posicin tradicional

    de tejedora, la mujer maya conserva lazos con papeles que se consideran

    culturalmente apropiados. Al mismo tiempo, las mujeres pueden adaptarse

    a

    rpidos cambios econmicos mediante la produccin y venta de artesam'as.

    Despus d e un a breve descripciri de la ciudad, se ha r una descripcin

    etnogrfica del mercado de artesanas, primero como ocus de la act ividad

    com erc id de las mujeres y luego como sistema econmico. Finalmente, se

    anal izar l a m anera en que l a produccin de ar tesanias para el mercado

    turst ico representa ta nt o la persistencia como el cambio en las funciones de

    las mujeres mayas.

    L a ciudad. La ciudad de San Cristbal de Las Casas se encu entra en los

    Altos de Ch iapas, Mxico. Du rante mucho tiempo , San Cristbal ha tenido

    una imp ortancia central en l a regin, y recientemente h a ganado popularidad

    como cen tro turst ico, especialmente para los viajeros europeos atrados por l a

    arq uite ctur a espaola, el clima templado y las numerosas com unidades may as

    de los alrededores d e la ciudad . Los residentes de estas com unidades conservan

    indicadores externos de su etnicidad y su pertenencia a la comunidad, tales

    como su vestimenta, su lengua y sus activida des de subsistencia. a pob lacin

    indgena s i rve as imismo como fuente importante de mano de obra para la

    ciudad, y m uchos indgenas realizan este t ip o de trab ajo en ella.

    De nacionalidad estadounidense, Robin O Brian es candidata al doctorado en antropo-

    loga sociocultural en la University of California en Los Angeles. Los datos empleados en

    el presente documento se derivan de tres perodos de investigaciones de campo en San

    Cristbal de Las Casas, Chiapas, llevados a cabo en

    1988, 1990

    y

    1991.

    Se agradece el

    apoyo del departamento de antropologia de la UCLA, de la fundacin UC Mexus y del

    programa sobre Mxico de la UCLA, por financiar partes de esta investigacin.

    El mater ial etnogrkfico sobre diversas comunidades mayas en Chiapas es extenso; vase

    Evon 2 Vogt, Bibliogmphy of the Harvard Chiapas Projeet: The

    irst

    Twenty Years,

    1957

    1977 (Cambridge, Massachusetts: Peabody Museum of Archaeology and Ethnology,

    1979 .

    Mesoamrica

    23

    (junio de

    1992

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    8 Robin O Brian

    El auge del turismo ha contribuido al incremento en la produccin y

    venta de artesanas mayas para sat isfacer la demanda de los

    t ~ r i s t a s . ~as

    mujeres de gran nmero de comunidades venden en los diversos sectores de

    la ciu dad . Ciertos grup os de mujeres y nias se sientan a las pu ertas d e los

    res tau ran tes y hoteles, y ah fabrican y venden sus productos a los turistas .

    Otras vendedoras circulan por el parque central del pueblo con artesanas;

    o t r a s

    m s llegan diar iamen te al rea de las iglesias de S anto Domingo y de

    La

    Ca rid ad pa ra e laborar y vender artesanas. De esta l t ima prct ica se ocupa

    el presente estudio.

    I me rcad o de artesanas. El mercado de artesanas en San Cristbal ocupa

    las plazas del ex-convento e iglesia de Santo Domingo y de la iglesia de La

    Caridad, ms pequea y ubicada inmediatamente a l sur del ex-convento.

    Todos los das las mujeres empiezan

    a

    l legar a las seis de la maana y

    sigu en llegando ha sta aproxim adam ente las nueve y media. Algunas traen

    sus mercancas desde su s casas, mientras que o tra s las guardan e n los edificios

    del ex-convento. L a mayora de ellas trab aja en pequeos grupos familiares.

    M uch as llegan con sus hijos, en particular nias. Al llegar un grupo, u na de

    las integ ran tes comienza a barrer su seccin del patio. Seguidamente, extiende

    un lienzo de plstico, pa ra luego colocar encima las diversas artesanas.

    Diariamente llegan mujeres de diferentes comunidades indgenas para

    vende r su s propios artculos de artesana, as como tambin artculos imp orta-

    dos de Gu ate m ala y de otr as regiones de Mxico. Predominan las mujeres de

    la com unidad may a tzotzil de C hamula, y de las diversas comunidades protes-

    tantes de los a lrededores de San Cristbal , aunque se encuentran tambin

    varios grup os d e mujeres de Zinacan tn. Menos frecuentes son las visitas d e

    mujeres de Tenejapa, Oxchuc, San Pedro Chenalh, San Andrs Larrinzar

    y Am ate na ng o del Valle. Las mujeres de la comunidad tzeltal de Aguaca-

    tenango tambin venden en el mercado, pero en lugar de mantener locales

    estacionarios p ar a m ostrar sus mercancas, van caminando entre los grupos de

    tur i s tas .

    Es posible definir un ciclo den tro del mercado de Santo Domingo: la

    participacin en el mer cado disminuye du ran te los perodos del ao en que hace

    fro y tambin en las pocas de menor turismo; al incrementarse el turismo

    du ra nt e los activos meses del verano, participa un n m ero mayor d e mujeres;

    du ran te la te mp orad a a l t a del turismo (los meses de julio y agosto), los patios

    y jardines frente a cad a iglesia se llenan de m ujeres, cada un a de las cuales va

    extendiendo su mantel de plstico, sobre el cual coloca encima los artculos

    que esp era vender.

    Christine Eber y Brenda P. Rosenbaum, 'That We May Serve beneath Your Hands

    and Feet': Women Weavers in Highland Chiapas, Mexico , en

    Crafts in Global Markets:

    Changes in Art isan Production in Middle America

    June Nash, editora (Albany:

    SUNY

    Press, en prensa); y Walter F Morris, Crafts, Crap and Art: The Marketing of Maya

    Textiles in Highland Chiapas , manuscrito indito, 1985

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    piezas, las mujeres pueden llevarlas con ellas y bordarlas segn se los permita

    e l t i empo.

    De acuerdo con lo establecido por Graburn, los cinturones y pulseras

    d e ma cram poseen algun as de las caracterst icas tan to de los recuerdos

    como de l as a r t es reintegrada^.^ Al mismo tiem po que -como ha notad o

    Graburn- l a pobreza

    y

    la desesperacin econmica frecuentem ente obligan

    al que produce estos art culos a adaptarse a los gustos del consumidor, las

    mismas ar tesanas tambin son un t ipo de ar te o ar tesana reintegrada.5 La

    tcnica del macram que se uti l iza para fabricar los cinturones y pulseras

    se int r odu jo en San Cris tbal a pr incipios de la dcada d e 1980, pero las

    mujeres mayas la han usado para crear complejas piezas multicolores que

    frecu entem ente so n de tej ido abierto o diseos tradicionales t picos del tej ido

    d e ~ i n t u r a . ~in emba rgo, al crecer la aceptacin de los productos turst icos,

    st os sa tur an el me rcado. En el primer viaje que hicimos

    a

    San Cris tbal

    de Las Casas en 1988, una simple pulsera de hilo acr l ico se venda ms o

    me nos a l precio de 3,000 pesos (aproxim adam ente US$1.25). E n 1991, las

    m ism as pulseras se pod an c omp rar al precio de cu atro por 1,000 pesos, o sea

    ap ro x i mad amen t e

    a

    $0.08 ca da una. La variedad en los estilos ha ba florecido y

    los ejemp lares m ulticolores de tejido abierto, hechos de fina hilaza de algodn,

    a n se vendan en precios ent re 3,000 y 5,000 pesos, lo que reflejaba el esfuerzo

    de las vendedoras por alcanzar una novedad que l lamara la atencin de los

    turis ta s . Un caso semejante se es t dando con las servi lletas , que tenan un

    precio uniforme de 10,000 pesos en junio de 1991 y que, p ar a agosto de 1991.

    slo costab an 5,000 pesos. Este lt imo hecho sugiere que el mercad o par a

    las servi l letas se sa tur rpidamente, ya que agosto es la tem porad a a l ta del

    tur ism o y la costumbre es que los precios suban par a es te perodo.

    Pa ra e nfrentarse a los cambios en las deman das del mercado, las vende-

    doras buscan continuamente art culos nuevos y variados que puedan atraer al

    cl iente. Du ran te el perodo de nuest ro t r aba jo de ca mpo en 1991, las zinacan-

    tecas empezaron

    a

    vender sus tradicionales blusas bordadas y las chamulas ya

    ofrecan diademas que parecan pulseras largas, y pequeas bolsas de mano

    bordadas .

    El me rcado como s is tem a econmico. No obstan te que el mercado se ha

    desenvuelto para satisfacer las demandas del turismo, funciona adems como

    un siste ma econmico a pequea escala. Algunas vendedoras de artesan as

    Nelson Graburn, Ethnic and Tourist Arts (Berkeley: University of California Press,

    1976).

    Ethnic a nd Tourist Arts, pp. 6 y 6-7.

    McV ey-Dow, Indian Women and Textile Prod uction , pp. 116-118. Una adopcin y

    reintegraci6n simar d e las artes no tradicionales fue notad a en 1989 por Berman , tanto para

    los lakotas como para los hidatsas, y en 1977 por Swain para los cunas de Panam; 'ikessa

    L.

    Berman , Hidatsa and Lakota Women's Arts: Ceremony or Com modity? , Anthropology

    UCLA 16 (1989 ): 49-71; y Margaret Byrne Swa in, Cuna Women and Ethnic Tourism:

    A Way to Persist an d Aven ue to Ch ange , en H osts and Guests: The Anthropology of

    Tourism, Valene Smith, editora (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1977).

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    Persistencia y cambio en las vidas d e las vendedoras mayas

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    llevan tambin cajas de refrescos que venden a ot ras con~erc ian tesen e l

    t ranscurso del da. Tem prano por la ma ana (entre las

    7:30

    y

    9:00),

    s e

    pueden ver mujeres que se pasean por el mercado vendiendo tortillas y atole.

    Las vendedoras

    y

    sus hijos pueden comprar un plato o una taza de atole.

    Utilizan los platos que proporciona la vendedora de comida, o que ellas propias

    trae n. Al termin ar de comer, la cliente entrega el plato a la vendedora

    y

    sta lo coloca en un a cube ta de agua. Ms tarde, en tre las 10:00

    y

    las

    11:30,

    circulan mujeres con caldo de pollo, ofrecindolo a las vendedoras

    de artesanas. A veces regresan por la tarde pa ra unirse a ot ras que t raen

    grand es can astas de tamales. Estas vendedoras de comida slo tra tan con

    las vend edoras de artesaii as y no venden a los turistas. Se pueden observar,

    adem s, vendedoras de helados, elotes y un a variedad de golosinas, que venden

    tan to

    a

    las co me rciantes del mer cado com o a los ladinos locales

    y

    a los turista s.

    Discusin

    El mercado de artesanas que se extiende entre las dos iglesias es una

    respuesta adaptativa a los muchos cambios econmicos que han afectado

    al

    pas d uran te l a dcada pasada .7

    A

    pesar de que los hombres tradicionalm ente

    han s ido labradores , m ucha t ierra de cul tivo ha s ido el iminada por cam bios

    en el uso de la t ierra y por el rpido crecimiento de la poblacin. En la

    actual idad , la mayora de los hombres busca t raba jo como jornaleros o emigra

    a los cafetales de la c osta del Pacfico pa ra t rab aja r com o peones

    asalariado^.^

    l

    mismo t iempo, San C ris tbal de Las Casas se ha convert ido en un centro

    turst ico concurrido, lo que ha motivado a las mujeres mayas

    a

    producir

    ar tesan as para e l mercado d e tu r i s t as?

    La vaci lante economa chiapaneca ha comenzado a al terar tambin el

    papel d e las mujeres. Se dan e n ocasiones hogares encabezados por mujeres,

    que eilas man tienen m ediante s u participacin en la economa extraoficial. De

    m ane ra uniforme, e stas m ujeres intensifican sus actividades tradicionales para

    satisfacer las dem and as de sus familias. Algunas solteras jvenes uti l izan

    Eber y Rosenbaum, 'That We May Cerve beneath Your Hands and Feet'

    ;

    Xash,

    editora, Cra fta rn Global Mark ets: y Rus. Respond ~ng o ' the Cris t s .

    Frank Cancian, Las listas de espera en el sistema de cargos de Zinacantn: cambios

    sociales, polticos y econmicos (1952-1980) , Amrica Indgena 46 (1986): 477-494; y del

    mismo autor, Proletarianizat ion in Zinacantn, 1960-1983 , en

    Household Economies and

    Their Tmnsforrnat ions , Monographs in Economic Anthropology 3 (Lanham, Maryland:

    University Press of America, 1987), pp. 131-142.

    Walter F. Morris,

    The Living Maya (New York: Harry

    F.

    Abrams, 1987); y Rus,

    Responding to the Criitie .

    o

    Eber y Rosenbaum, 'T ha t We May Serve beneath Youf Hands and Feet'

    ;

    Leslie K .

    Haviland, The Social Relations of Work in a Peasant Community (tesis doctoral, Harvard

    University, 1978), pg. 223; June Nash

    In the Eyes of the Ancestors: Belief ond Behovior

    i n a May a C om muni t y

    (New Haven: Yale University Press, 1970), pp. 56-60; Brenda P.

    Rosenbaum, With Our Heads Bowed: Women, Society and Culture in Chamula, Chiapas

    (tesis doctoral, State University of New York, Albany, 1987);

    y

    Rus,

    Responding to the

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    Robin

    O

    Brian

    su capacidad de ganar dinero para posponer el matrimonio. Conservan su

    si tuacin como par te d e sus hogares de origen y a l mismo t iempo disfrutan de

    u n a l ibertad mayor de la que tendran como esposas sujetas a un m arido y a

    sue gro s posiblemente e strictos.

    Estos cambios econmicos debili tan l a organizacin social tradicional d e

    los mayas. Las chamulas que venden artesanas son a veces acus adas por

    sus maridos de ser prosti tutas .11 En Am atenango, la aldea t radicional par a

    la elaboracin de art culos de barro, una mujer que haba organizado una

    coo pe rativ a fue asesinada. Se cree que en pa rte esto se debi a sus actividades

    comerciales qu e am ena zab an la sa ntidad del hogar tradicional.

    Es te t ip o d e sucesos sugiere que las relaciones tradicionales en tre los sexos

    se ven am enaz adas cua ndo las mujeres se ocup an en actividades que las l levan

    m s il del hogar y l a aldea. Rosenbaum h a opinado que las relaciones

    cada vez ms tensas entre hombres y mujeres y el aumento en los niveles de

    alcoholismo y de violencia contra las mujeres, se deben en parte a que los

    hombres han perdido sus propios papeles tradicionales y las mujeres t ienen

    u n a part icipacin cad a vez

    s

    exitosa en la economa monetar ia, sin perder

    po r ello el control del hogar como dominio propio.'3 En esto R osenbaum

    sigue

    a

    Rogers, el cual ha prpsentado un argumento semejante respecto a

    los campesinos franceses.14

    Como respuesta a los cambios econmicos que las sacan de sus hoga-

    res pa ra introducirlas al mercado de artesanas de San Cris tbal , las mujeres

    adaptan las actividades tradicionales del tejido

    y

    del bordado que las identi-

    f ican como mujeres , pa ra m antener a sus familias, ya sea de ma nera to tal o

    parcial. '5 Mientras q ue algunas de las artesanas que producen h an satisfecho

    la de m an da d e los turis tas . al realizar es ta act ividad t radicional las muieres

    mayas mant ienen el contacto con las est ructuras de la cul tura maya pero,

    a

    la vez, responden a las fuertes exigencias sociales y econmicas resultantes

    del ingreso a un espacio pblico extrao p ar a hablar con extranjeros, con el

    obje tivo de ma nten er a sus hijos y a otros familiares. Al util izar pa ra esto

    sus habilidades tradicionales, estas mujeres permanecen en contacto con las

    definiciones tradicionales d e la femineidad, al mismo tiempo q ue responden al

    cambio acelerado.

    Crisis

    l Mara Gmez Prez, Bordando milpas: un test imonio de Mara Grnez Prez, una

    tejedora chamula de los Altos de Chiapas

    (San Cristbal de Las Casas: Talier Tzotzil

    INAR EM AC, 19 90), pp. 9-10; y Rus, Responding to the Crisis , pg. 8.

    l

    June Nash y Geraldine Casey, Artisanal Production and the Changing Economy:

    A Longitudinai Study of Maya Women Potters in Highfand Chiapas , documento indito,

    1987, pg. 8

    'With Our Heads Bowed'

    .

    l 4

    Susa n C . Rogers, Femaie Forms of Power and the Myth of Maie Dominance: A Model

    of Female/Male Interaction in Peasant Society , American Ethnologist

    2

    (1975): 727-757.

    l 5

    Morris, The Living Moya.