un espacio para generar espacios

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Facultad de Humani Program Un espacio Entre el y la cu Arq. Juan Fe No idades, Artes y Ciencias Social ma de Arquitectura para generar espacios: sentido de la acción ultura disciplinar ernando Fandiño Ramírez oviembre de 2010 les

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Un Espacio Para Generar Espacios

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Page 1: Un Espacio Para Generar Espacios

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Programa de Arquitectura

Un espacio para generar espacios:

Entre el sentido de la acción

y la cultura disciplinar

Arq. Juan Fernando Fandiño Ramírez

Noviembre de

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Programa de Arquitectura

Un espacio para generar espacios:

Entre el sentido de la acción

y la cultura disciplinar

Fernando Fandiño Ramírez

Noviembre de 2010

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Page 2: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Notas Universitarias Un espacio para generar espacios:Entre el sentido de la acción y la cultura disciplinarFacultad de Humanidades, Artes y Ciencias SocialesPrograma de Arquitectura Universidad de Ibagué Ibagué, Colombia. Noviembre de 2010

Presidente del Consejo SuperiorEduardo Aldana Valdés

Rector Alfonso Reyes Alvarado

Vicerrectora Nidia Chaparro Cuervo

© Universidad de Ibagué, 2010© Juan Fernando Fandiño Ramírez

Universidad de Ibagué, Oficina de publicacionesCalle 67, Carrera 22. Tel. (57 8) 2709400Ibagué -Tolima, Colombia. www.unibague.edu.co [email protected] Esta obra no puede reproducirse sin la autorización expresa y por escrito de la Universidad de Ibagué

NOTAS Universitarias | 1

ISSN 2216-0302Un espacio para generar espacios: Entre el sentido de la acción y la cultura disciplinar

Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Presidente del Consejo Superior

© Universidad de Ibagué, 2010 Juan Fernando Fandiño Ramírez, 2010

Universidad de Ibagué, Oficina de publicaciones Calle 67, Carrera 22. Tel. (57 8) 2709400

[email protected]

Esta obra no puede reproducirse sin la autorización expresa y por escrito

0302

Page 3: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Tabla de contenido

1 Introducción ................................

2 Características del taller IX ................................

2.1 Desarrollo del taller ................................

2.2 El espacio de las interacciones ................................

2.2.1 La distribución espacial del mobiliario

3 Sobre la noción de sentido de la acción

3.1 La relación acción y efecto ................................

3.2 El rol de los símbolos................................

4 Posibilidades de articulación entre

disciplinar. ................................

5 A manera de conclusión ................................

Referencias ................................

NOTAS Universitarias | 2

Tabla de contenido

...................................................................................................................

.......................................................................................

........................................................................................................

.......................................................................................

La distribución espacial del mobiliario ........................................................................

Sobre la noción de sentido de la acción ................................................................

.............................................................................................

......................................................................................................

Posibilidades de articulación entre sentido de la acción y cultura

....................................................................................................

............................................................................

................................................................................................

................... 4

....................... 4

........ 5 ....................... 6

........ 6

................................. 11

............................. 11

...... 12

y cultura

.... 14

............ 15

................................... 17

Page 4: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

NOTAS Universitarias | 3

Page 5: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Un espacio para generar espacios

Entre el sentido de la acción y la cultura disciplinar

1 Introducción

El taller ha sido una estrategia pedagógica tradicional de la formación de arquitectos

(Schön, 1983, 1985, 1987; Légare, 2000). En este documento pretendemos reflexionar

sobre algunos elementos constitutivos del espacio físico y simbólico del taller diseño IX. El

curso fue desarrollado durante el segundo período académico del año 2009, en el

Programa de Arquitectura de la Universidad de Ibagué. Estas reflexiones son el resultado

de algunas observaciones participativas realizadas por el tutor y efectuadas durante el

ejercicio de la práctica pedagógica.

Entre los elementos físicos del taller de diseño abordaremos la distribución espacial

del mobiliario, y entre los elementos del espacio simbólico

interacción real y virtual, de equidad, de solidaridad, de colaboración y de cooperación.

Después, intentaremos relacionar las características físicas del espacio del taller con las

actitudes de los participantes para interactu

colectivamente) su propio proceso de diseño. Finalmente, trataremos de articular el

„sentido de la acción‟ del arquitecto

disciplinar.

2 Características del taller IX

El taller de diseño IX corresponde al ciclo de profundización del Programa de Arquitectura

de la Universidad de Ibagué. En él se desarrolla un proyecto arquitectónico y urbano de

alta complejidad, delimitado por la temática de la vivienda social

1 Docente tiempo completo del Programa de Sociales. M.A. en Urban Management, Desarrollo Local de la Universidad Complutense deMontreal, Montreal.

NOTAS Universitarias | 4

Un espacio para generar espacios:

Entre el sentido de la acción y la cultura disciplinar

Arq. Juan Fernando Fandiño Ramírez

El taller ha sido una estrategia pedagógica tradicional de la formación de arquitectos

(Schön, 1983, 1985, 1987; Légare, 2000). En este documento pretendemos reflexionar

utivos del espacio físico y simbólico del taller diseño IX. El

curso fue desarrollado durante el segundo período académico del año 2009, en el

Programa de Arquitectura de la Universidad de Ibagué. Estas reflexiones son el resultado

participativas realizadas por el tutor y efectuadas durante el

ejercicio de la práctica pedagógica.

Entre los elementos físicos del taller de diseño abordaremos la distribución espacial

del mobiliario, y entre los elementos del espacio simbólico resaltaremos los espacios de

interacción real y virtual, de equidad, de solidaridad, de colaboración y de cooperación.

Después, intentaremos relacionar las características físicas del espacio del taller con las

actitudes de los participantes para interactuar, compartir y desarrollar (individual y

colectivamente) su propio proceso de diseño. Finalmente, trataremos de articular el

del arquitecto-en-formación en el taller de diseño con la cultura

El taller de diseño IX corresponde al ciclo de profundización del Programa de Arquitectura

de la Universidad de Ibagué. En él se desarrolla un proyecto arquitectónico y urbano de

alta complejidad, delimitado por la temática de la vivienda social

Programa de Arquitectura, de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias

Urban Management, de la Universitë Erasmus de Rotterdam. M.A. en Gestión del de la Universidad Complutense de Madrid. Doctorando en Didáctica en la Université de

Juan Fernando Fandiño Ramírez1 .

El taller ha sido una estrategia pedagógica tradicional de la formación de arquitectos

(Schön, 1983, 1985, 1987; Légare, 2000). En este documento pretendemos reflexionar

utivos del espacio físico y simbólico del taller diseño IX. El

curso fue desarrollado durante el segundo período académico del año 2009, en el

Programa de Arquitectura de la Universidad de Ibagué. Estas reflexiones son el resultado

participativas realizadas por el tutor y efectuadas durante el

Entre los elementos físicos del taller de diseño abordaremos la distribución espacial

resaltaremos los espacios de

interacción real y virtual, de equidad, de solidaridad, de colaboración y de cooperación.

Después, intentaremos relacionar las características físicas del espacio del taller con las

ar, compartir y desarrollar (individual y

colectivamente) su propio proceso de diseño. Finalmente, trataremos de articular el

n en el taller de diseño con la cultura

El taller de diseño IX corresponde al ciclo de profundización del Programa de Arquitectura

de la Universidad de Ibagué. En él se desarrolla un proyecto arquitectónico y urbano de

alta complejidad, delimitado por la temática de la vivienda social digna.

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias M.A. en Gestión del

Doctorando en Didáctica en la Université de

Page 6: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Metodológicamente, el proceso de diseño incluye las tres etapas tradicionales de

desarrollo de una propuesta arquitectónica: esquema básico, anteproyecto y proyecto.

En el desarrollo del taller observado, resaltamos la mediación tecnológica de

interrelaciones entre los participantes, caracterizada por la utilización de plataformas para

el diseño arquitectónico (AUTOCAD, ARCHICAD, SKETCHUP

PHOTOSHOP, PHOTOSKYPE), comunicación interactiva (Plataforma

Ibagué), motores de búsqueda (Google) y redes sociales (Hotmail, Youtube), entre otros

medios públicos disponibles y abiertos.

La dinámica del proceso de enseñanza y de aprendizaje estuvo permeada por la

complejidad del contexto (el sitio y su

de interés y las determinantes económicas), las experiencias previas de diseño y los

conocimientos disciplinares, interdisciplinares y transdisciplinares (teóricos y prácticos) de

los participantes. Todos los proyectos se desarrollaron en el mismo predio y con las

mismas referencias sociales, económicas y ambientales.

2.1 Desarrollo del taller

Durante el desarrollo del taller adquirieron especial relevancia los juicios de valor de los

estudiantes y tutores para transformar y sistematizar metodológicamente sus propias

prácticas de diseño. En este sentido, la cualificación de sus procesos fue más allá de la

racionalidad instrumental (Schön, 1985) de la disciplina, para expresarse en un discurso

emergente y subjetivo de la práctica del diseño. Así, se consolidaron diferentes

modalidades metodológicas según los intereses individuales de los estudiantes, todas ellas

impregnadas de intenciones, creencias y valores para responder a las expectativas y

necesidades espaciales de una comunidad.

Como resultado, el fortalecimiento de los procesos de la enseñanza y el aprendizaje

de conocimientos significativos (Ausbel, 2002; Moreira & Greca, 2003) durante el taller

se evidenciaron en la diversidad espacial y

Asimismo, los proyectos contribuyeron a desbordar la tradicional triada arquitectónica:

forma-función-estructura. Los aprendizajes fueron compartidos y apropiados

colaborativamente en interacciones estudiante

sobrepasaron las expectativas iniciales del curso.

NOTAS Universitarias | 5

Metodológicamente, el proceso de diseño incluye las tres etapas tradicionales de

desarrollo de una propuesta arquitectónica: esquema básico, anteproyecto y proyecto.

En el desarrollo del taller observado, resaltamos la mediación tecnológica de

interrelaciones entre los participantes, caracterizada por la utilización de plataformas para

AUTOCAD, ARCHICAD, SKETCHUP), modelización gráfica (3D MAX,

comunicación interactiva (Plataforma SEAD – Universidad de

Ibagué), motores de búsqueda (Google) y redes sociales (Hotmail, Youtube), entre otros

medios públicos disponibles y abiertos.

La dinámica del proceso de enseñanza y de aprendizaje estuvo permeada por la

complejidad del contexto (el sitio y sus determinantes ambientales, los usuarios, los grupos

de interés y las determinantes económicas), las experiencias previas de diseño y los

conocimientos disciplinares, interdisciplinares y transdisciplinares (teóricos y prácticos) de

os los proyectos se desarrollaron en el mismo predio y con las

mismas referencias sociales, económicas y ambientales.

Durante el desarrollo del taller adquirieron especial relevancia los juicios de valor de los

tutores para transformar y sistematizar metodológicamente sus propias

prácticas de diseño. En este sentido, la cualificación de sus procesos fue más allá de la

racionalidad instrumental (Schön, 1985) de la disciplina, para expresarse en un discurso

te y subjetivo de la práctica del diseño. Así, se consolidaron diferentes

modalidades metodológicas según los intereses individuales de los estudiantes, todas ellas

impregnadas de intenciones, creencias y valores para responder a las expectativas y

ades espaciales de una comunidad.

Como resultado, el fortalecimiento de los procesos de la enseñanza y el aprendizaje

de conocimientos significativos (Ausbel, 2002; Moreira & Greca, 2003) durante el taller

se evidenciaron en la diversidad espacial y estética de las propuestas arquitectónicas.

Asimismo, los proyectos contribuyeron a desbordar la tradicional triada arquitectónica:

estructura. Los aprendizajes fueron compartidos y apropiados

colaborativamente en interacciones estudiante-estudiante y estudiante-tutor que

sobrepasaron las expectativas iniciales del curso.

Metodológicamente, el proceso de diseño incluye las tres etapas tradicionales de

desarrollo de una propuesta arquitectónica: esquema básico, anteproyecto y proyecto.

En el desarrollo del taller observado, resaltamos la mediación tecnológica de las

interrelaciones entre los participantes, caracterizada por la utilización de plataformas para

3D MAX,

ersidad de

Ibagué), motores de búsqueda (Google) y redes sociales (Hotmail, Youtube), entre otros

La dinámica del proceso de enseñanza y de aprendizaje estuvo permeada por la

s determinantes ambientales, los usuarios, los grupos

de interés y las determinantes económicas), las experiencias previas de diseño y los

conocimientos disciplinares, interdisciplinares y transdisciplinares (teóricos y prácticos) de

os los proyectos se desarrollaron en el mismo predio y con las

Durante el desarrollo del taller adquirieron especial relevancia los juicios de valor de los

tutores para transformar y sistematizar metodológicamente sus propias

prácticas de diseño. En este sentido, la cualificación de sus procesos fue más allá de la

racionalidad instrumental (Schön, 1985) de la disciplina, para expresarse en un discurso

te y subjetivo de la práctica del diseño. Así, se consolidaron diferentes

modalidades metodológicas según los intereses individuales de los estudiantes, todas ellas

impregnadas de intenciones, creencias y valores para responder a las expectativas y

Como resultado, el fortalecimiento de los procesos de la enseñanza y el aprendizaje

de conocimientos significativos (Ausbel, 2002; Moreira & Greca, 2003) durante el taller

estética de las propuestas arquitectónicas.

Asimismo, los proyectos contribuyeron a desbordar la tradicional triada arquitectónica:

estructura. Los aprendizajes fueron compartidos y apropiados

tutor que

Page 7: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

2.2 El espacio de las interacciones

Podríamos identificar tres componentes que propiciaron el espacio de interacciones en el

Taller: (1) la distribución espacial del m

reconfiguración de sentido de las acciones. A continuación presentaremos sintéticamente

cada uno de ellos, no sin antes precisar, que se trata de componentes altamente

interdependientes, que pertenecen y co

las cualidades emergentes se superponen unas a las otras, hasta integrar redes de sistemas

de alta complejidad. Así, al considerar los componentes aisladamente, sólo intentamos

delimitarlos para su comunicación, sin pretender desconocer las cualidades o propiedades

emergentes que representan un carácter novedoso, en relación a las propiedades originales

de cada uno de los componentes.

2.2.1 La distribución espacial del mobiliario

Foto 1.

Sobre la influencia de la distribución espacial del mobiliario en el taller de diseño,

inicialmente pudimos observar que la organización lineal de mesas y sillas limitaba la

comunicación cara-a-cara de los estudiantes y conc

NOTAS Universitarias | 6

El espacio de las interacciones

Podríamos identificar tres componentes que propiciaron el espacio de interacciones en el

aller: (1) la distribución espacial del mobiliario, (2) la mediación tecnológica y (3) la

reconfiguración de sentido de las acciones. A continuación presentaremos sintéticamente

cada uno de ellos, no sin antes precisar, que se trata de componentes altamente

interdependientes, que pertenecen y constituyen un sistema envolvente mayor, en el cual,

las cualidades emergentes se superponen unas a las otras, hasta integrar redes de sistemas

de alta complejidad. Así, al considerar los componentes aisladamente, sólo intentamos

cación, sin pretender desconocer las cualidades o propiedades

emergentes que representan un carácter novedoso, en relación a las propiedades originales

La distribución espacial del mobiliario

Foto 1. Distribución inicial del aula

Sobre la influencia de la distribución espacial del mobiliario en el taller de diseño,

inicialmente pudimos observar que la organización lineal de mesas y sillas limitaba la

cara de los estudiantes y concentraba el foco visual sobre el profesor

Podríamos identificar tres componentes que propiciaron el espacio de interacciones en el

obiliario, (2) la mediación tecnológica y (3) la

reconfiguración de sentido de las acciones. A continuación presentaremos sintéticamente

cada uno de ellos, no sin antes precisar, que se trata de componentes altamente

nstituyen un sistema envolvente mayor, en el cual,

las cualidades emergentes se superponen unas a las otras, hasta integrar redes de sistemas

de alta complejidad. Así, al considerar los componentes aisladamente, sólo intentamos

cación, sin pretender desconocer las cualidades o propiedades

emergentes que representan un carácter novedoso, en relación a las propiedades originales

Sobre la influencia de la distribución espacial del mobiliario en el taller de diseño,

inicialmente pudimos observar que la organización lineal de mesas y sillas limitaba la

entraba el foco visual sobre el profesor

Page 8: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

y el tablero de clase. Desde la perspectiva de los estudiantes, los otros participantes del

taller emergían como siluetas, identificables sólo por la imagen posterior de sus cuerpos.

Figura 1. Planta

En general, la interlocución de los estudiantes estaba dirigida hacia el tutor y en el

campo visual se desdibujaban los contornos de los otros participantes. Los estudiantes

permanecían sentados y el tutor se desplazaba reg

algunas veces en recorridos casuales en el taller. Las relaciones visuales tutor

estaban jerarquizadas por la diferencia de altura visual entre cada uno de ellos, el tutor

miraba hacia abajo y el estudiante hacia arriba. El

tenía el control visual de todo el taller.

Con referencia a la localización de cada uno de los participantes, los estudiantes que

estaban en el mismo eje lateral podían interactuar más fácilme

en el eje frontal-posterior. La distribución espacial también influyó en la conformación de

subgrupos de interacción. En nuestra opinión, esta distribución de muebles encuadraba

más con un parámetro tradicional, rígido, discip

práctica pedagógica que demanda creatividad, compromiso, disposición y participación.

NOTAS Universitarias | 7

y el tablero de clase. Desde la perspectiva de los estudiantes, los otros participantes del

taller emergían como siluetas, identificables sólo por la imagen posterior de sus cuerpos.

Figura 1. Planta distribución inicial del aula

En general, la interlocución de los estudiantes estaba dirigida hacia el tutor y en el

campo visual se desdibujaban los contornos de los otros participantes. Los estudiantes

permanecían sentados y el tutor se desplazaba regularmente en el eje paralelo al tablero y

algunas veces en recorridos casuales en el taller. Las relaciones visuales tutor-estudiante

estaban jerarquizadas por la diferencia de altura visual entre cada uno de ellos, el tutor

ante hacia arriba. El profesor era el único participante que

tenía el control visual de todo el taller.

Con referencia a la localización de cada uno de los participantes, los estudiantes que

estaban en el mismo eje lateral podían interactuar más fácilmente, que aquellos localizados

posterior. La distribución espacial también influyó en la conformación de

subgrupos de interacción. En nuestra opinión, esta distribución de muebles encuadraba

más con un parámetro tradicional, rígido, disciplinario y limitante de acciones para una

práctica pedagógica que demanda creatividad, compromiso, disposición y participación.

y el tablero de clase. Desde la perspectiva de los estudiantes, los otros participantes del

taller emergían como siluetas, identificables sólo por la imagen posterior de sus cuerpos.

En general, la interlocución de los estudiantes estaba dirigida hacia el tutor y en el

campo visual se desdibujaban los contornos de los otros participantes. Los estudiantes

ularmente en el eje paralelo al tablero y

estudiante

estaban jerarquizadas por la diferencia de altura visual entre cada uno de ellos, el tutor

or era el único participante que

Con referencia a la localización de cada uno de los participantes, los estudiantes que

nte, que aquellos localizados

posterior. La distribución espacial también influyó en la conformación de

subgrupos de interacción. En nuestra opinión, esta distribución de muebles encuadraba

linario y limitante de acciones para una

práctica pedagógica que demanda creatividad, compromiso, disposición y participación.

Page 9: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Foto 2. Redistribución del aula

En consecuencia, redistribuimos las mesas y conformamos una gran superficie de

trabajo, con las sillas alrededor, en la cual todos los participantes podíamos interactuar

cara-a-cara. La horizontalidad de las relaciones se propició por el mismo nivel visua

participantes. Todos y cada uno de ellos tenían el control visual del taller. Se mantuvo la

prevalencia de la interacción en el eje lateral de los participantes, pero desapareció el eje

posterior. No obstante, el eje frontal de interacción adquiri

otros elementos de interacciones, entre ellos, el contacto visual, la expresión facial, el

lenguaje corporal, la comunicación no

gestos, entonaciones, silencios, etc.

De otro lado, disminuyeron las expresiones que demandaban la repetición de

opiniones, instrucciones o de consignas, tales como: ¿Qué dijo? ¿Cómo? ¿Podría repetir?

¡No entiendo! ¿Para cuándo? … También disminuyeron las fronteras espaciales entre

subgrupos de participantes. Esta redistribución espacial de muebles propició un entorno

más flexible, dinámico, dialógico y participativo entre los participantes.

NOTAS Universitarias | 8

Foto 2. Redistribución del aula

En consecuencia, redistribuimos las mesas y conformamos una gran superficie de

trabajo, con las sillas alrededor, en la cual todos los participantes podíamos interactuar

cara. La horizontalidad de las relaciones se propició por el mismo nivel visual de los

participantes. Todos y cada uno de ellos tenían el control visual del taller. Se mantuvo la

prevalencia de la interacción en el eje lateral de los participantes, pero desapareció el eje

posterior. No obstante, el eje frontal de interacción adquirió mayor relevancia. Emergieron

otros elementos de interacciones, entre ellos, el contacto visual, la expresión facial, el

lenguaje corporal, la comunicación no-discursiva, las inflexiones del lenguaje oral: pausas,

gestos, entonaciones, silencios, etc.

otro lado, disminuyeron las expresiones que demandaban la repetición de

opiniones, instrucciones o de consignas, tales como: ¿Qué dijo? ¿Cómo? ¿Podría repetir?

¡No entiendo! ¿Para cuándo? … También disminuyeron las fronteras espaciales entre

participantes. Esta redistribución espacial de muebles propició un entorno

más flexible, dinámico, dialógico y participativo entre los participantes.

En consecuencia, redistribuimos las mesas y conformamos una gran superficie de

trabajo, con las sillas alrededor, en la cual todos los participantes podíamos interactuar

l de los

participantes. Todos y cada uno de ellos tenían el control visual del taller. Se mantuvo la

prevalencia de la interacción en el eje lateral de los participantes, pero desapareció el eje

ó mayor relevancia. Emergieron

otros elementos de interacciones, entre ellos, el contacto visual, la expresión facial, el

discursiva, las inflexiones del lenguaje oral: pausas,

otro lado, disminuyeron las expresiones que demandaban la repetición de

opiniones, instrucciones o de consignas, tales como: ¿Qué dijo? ¿Cómo? ¿Podría repetir?

¡No entiendo! ¿Para cuándo? … También disminuyeron las fronteras espaciales entre

participantes. Esta redistribución espacial de muebles propició un entorno

Page 10: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Figura 2. Planta redistribución final del aula

Además, consideramos que el nuevo espacio de interacción generó una serie

diferente de relaciones de poder y de saber, de procedimientos y de protocolos que

transformaron el comportamiento cotidiano de todos los participantes en el taller. Entre

ellas podemos resaltar: (1) la incidencia del control visual de cada participante sobre todo

el taller para regular las interacciones directas e indirectas, tanto propias como de los otros

estudiantes. (2) las regulaciones intersubjetivas del tiempo para hablar y pa

la constitución de prácticas reales de libre expresión, de respeto por las opiniones

disidentes, de autonomía conceptual y de debate argumentado. (4) La construcción de una

representación compartida de la realidad social en estudio. (5) L

individual y en equipo. (6) La adquisición de un lenguaje disciplinar compartido. (7) El

interés colectivo por los valores sociales y ambientales.

2.2.2 La mediación tecnológica. La densidad de las interacciones del taller estudiado fue

enriquecida por la diversidad de plataformas digitales utilizadas durante el proceso de

diseño, mencionadas más arriba. En consecuencia, podríamos plantear que las

intervenciones reales y virtuales de los participantes conllevaron la transformación cultural

NOTAS Universitarias | 9

Planta redistribución final del aula

Además, consideramos que el nuevo espacio de interacción generó una serie

diferente de relaciones de poder y de saber, de procedimientos y de protocolos que

transformaron el comportamiento cotidiano de todos los participantes en el taller. Entre

mos resaltar: (1) la incidencia del control visual de cada participante sobre todo

el taller para regular las interacciones directas e indirectas, tanto propias como de los otros

estudiantes. (2) las regulaciones intersubjetivas del tiempo para hablar y para escuchar. (3)

la constitución de prácticas reales de libre expresión, de respeto por las opiniones

disidentes, de autonomía conceptual y de debate argumentado. (4) La construcción de una

representación compartida de la realidad social en estudio. (5) La articulación del trabajo

individual y en equipo. (6) La adquisición de un lenguaje disciplinar compartido. (7) El

interés colectivo por los valores sociales y ambientales.

La densidad de las interacciones del taller estudiado fue

enriquecida por la diversidad de plataformas digitales utilizadas durante el proceso de

diseño, mencionadas más arriba. En consecuencia, podríamos plantear que las

de los participantes conllevaron la transformación cultural

Además, consideramos que el nuevo espacio de interacción generó una serie

diferente de relaciones de poder y de saber, de procedimientos y de protocolos que

transformaron el comportamiento cotidiano de todos los participantes en el taller. Entre

mos resaltar: (1) la incidencia del control visual de cada participante sobre todo

el taller para regular las interacciones directas e indirectas, tanto propias como de los otros

ra escuchar. (3)

la constitución de prácticas reales de libre expresión, de respeto por las opiniones

disidentes, de autonomía conceptual y de debate argumentado. (4) La construcción de una

a articulación del trabajo

individual y en equipo. (6) La adquisición de un lenguaje disciplinar compartido. (7) El

La densidad de las interacciones del taller estudiado fue

enriquecida por la diversidad de plataformas digitales utilizadas durante el proceso de

diseño, mencionadas más arriba. En consecuencia, podríamos plantear que las

de los participantes conllevaron la transformación cultural

Page 11: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

(Martin-Barbero, 1987) de la idea misma del taller. En este sentido, los participantes

exploraron diferentes alternativas para el desarrollo, producción y comunicación de un

objeto arquitectónico.

Así pues, la red de interacciones mediadas por las TIC configuró una variedad de

representaciones del taller. Entre ellas podemos mencionar: (1) La flexibilidad temporal y

espacial para ajustar subjetivamente los tiempos y procedimientos requeridos

desarrollo de un proyecto. (2) El fácil acceso a la información desde los dispositivos

tecnológicos, utilizados cotidianamente por los participantes. (3) La exploración estética de

imágenes, de lenguajes gráficos y de representaciones virtuales, q

emociones de los participantes que a la racionalidad instrumental de la disciplina. (4) El

tránsito de la percepción a la expresión mediado por las TIC, como experiencia

constitutiva de la dimensión estética del arquitecto, para da

proyecto arquitectónico. (5) La construcción de significado a partir de la percepción y el

contenido inteligible espacial, visual y estético. (6) La determinación especifica de los

medios utilizados para el proceso de diseño y la co

disminución de recursos físicos y económicos para explorar las propuestas espaciales de

los proyectos. (8) La sensibilidad ecológica, cultural y social del quehacer del arquitecto.

La mediación tecnológica, también permit

flexibilización de la articulación tiempo

arquitectónico, fuese posible integrar el proceso y el resultado de diseño. Esta condición

generó una gran dinámica de ida-regreso constante entre l

teóricos y los resultados concretos-

de acciones, soportados en las plataformas tecnológicas seleccionadas, permitieron la

visualización en tiempo real de las modificacion

nivel individual y colectivo.

2.2.3 La reconfiguración de sentido de las acciones

una de las etapas de diseño arquitectónico (esquema básico, anteproyecto y proyecto)

tienen una secuencia de acciones particulares. Además, el conjunto de acciones

involucradas, vistas en conjunto, conforman un ensamble particular de conocimientos,

destrezas, habilidades, actitudes, imaginarios, representaciones, creencias y valores. Todos

estos elementos están incorporados en “la cultura disciplinar” del arquitecto y conforman

NOTAS Universitarias | 10

Barbero, 1987) de la idea misma del taller. En este sentido, los participantes

exploraron diferentes alternativas para el desarrollo, producción y comunicación de un

Así pues, la red de interacciones mediadas por las TIC configuró una variedad de

representaciones del taller. Entre ellas podemos mencionar: (1) La flexibilidad temporal y

espacial para ajustar subjetivamente los tiempos y procedimientos requeridos para el

desarrollo de un proyecto. (2) El fácil acceso a la información desde los dispositivos

tecnológicos, utilizados cotidianamente por los participantes. (3) La exploración estética de

imágenes, de lenguajes gráficos y de representaciones virtuales, que invocaban más a las

emociones de los participantes que a la racionalidad instrumental de la disciplina. (4) El

tránsito de la percepción a la expresión mediado por las TIC, como experiencia

constitutiva de la dimensión estética del arquitecto, para dar sentido y forma a un

proyecto arquitectónico. (5) La construcción de significado a partir de la percepción y el

contenido inteligible espacial, visual y estético. (6) La determinación especifica de los

medios utilizados para el proceso de diseño y la comunicación del proyecto. (7) La

disminución de recursos físicos y económicos para explorar las propuestas espaciales de

los proyectos. (8) La sensibilidad ecológica, cultural y social del quehacer del arquitecto.

La mediación tecnológica, también permitió que durante la ruptura y

flexibilización de la articulación tiempo-espacio en la producción de un objeto

arquitectónico, fuese posible integrar el proceso y el resultado de diseño. Esta condición

regreso constante entre los planteamientos abstractos

-prácticos del taller. Los resultados de estas secuencias

de acciones, soportados en las plataformas tecnológicas seleccionadas, permitieron la

visualización en tiempo real de las modificaciones formales y conceptuales exploradas a

La reconfiguración de sentido de las acciones. Resaltaremos en esta parte, que cada

una de las etapas de diseño arquitectónico (esquema básico, anteproyecto y proyecto)

a secuencia de acciones particulares. Además, el conjunto de acciones

involucradas, vistas en conjunto, conforman un ensamble particular de conocimientos,

destrezas, habilidades, actitudes, imaginarios, representaciones, creencias y valores. Todos

ementos están incorporados en “la cultura disciplinar” del arquitecto y conforman

Barbero, 1987) de la idea misma del taller. En este sentido, los participantes

exploraron diferentes alternativas para el desarrollo, producción y comunicación de un

Así pues, la red de interacciones mediadas por las TIC configuró una variedad de

representaciones del taller. Entre ellas podemos mencionar: (1) La flexibilidad temporal y

para el

desarrollo de un proyecto. (2) El fácil acceso a la información desde los dispositivos

tecnológicos, utilizados cotidianamente por los participantes. (3) La exploración estética de

ue invocaban más a las

emociones de los participantes que a la racionalidad instrumental de la disciplina. (4) El

tránsito de la percepción a la expresión mediado por las TIC, como experiencia

r sentido y forma a un

proyecto arquitectónico. (5) La construcción de significado a partir de la percepción y el

contenido inteligible espacial, visual y estético. (6) La determinación especifica de los

municación del proyecto. (7) La

disminución de recursos físicos y económicos para explorar las propuestas espaciales de

los proyectos. (8) La sensibilidad ecológica, cultural y social del quehacer del arquitecto.

ió que durante la ruptura y

espacio en la producción de un objeto

arquitectónico, fuese posible integrar el proceso y el resultado de diseño. Esta condición

os planteamientos abstractos-

prácticos del taller. Los resultados de estas secuencias

de acciones, soportados en las plataformas tecnológicas seleccionadas, permitieron la

es formales y conceptuales exploradas a

Resaltaremos en esta parte, que cada

una de las etapas de diseño arquitectónico (esquema básico, anteproyecto y proyecto)

a secuencia de acciones particulares. Además, el conjunto de acciones

involucradas, vistas en conjunto, conforman un ensamble particular de conocimientos,

destrezas, habilidades, actitudes, imaginarios, representaciones, creencias y valores. Todos

ementos están incorporados en “la cultura disciplinar” del arquitecto y conforman

Page 12: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

un ethos particular para orientar su quehacer. Además, ellos son desplegados en

competencias del saber, saber-ser y saber

En el contexto de este docume

resultado de la posibilidad humana de hacer”

particular: el agente prevé la acción para desarrollarla. Así, la acción requiere de un

conjunto de manifestaciones, más

distribución, disposición, etc.) orientadas hacia la modificación de una situación histórica y

espacial particular. Entonces, podríamos afirmar que se trata de operaciones conscientes y

voluntarias, y que involucran saberes teóricos, técnicos y prácticos, transformadores de

realidades.

3 Sobre la noción de sentido de la acción

A partir de las observaciones y reflexiones iniciales presentadas, nos preguntamos por el

sentido de la acción de diseño, durante la práctica pedagógica del taller. Por lo cual,

abordaremos a continuación algunas exploraciones conceptuales sobre el sentido

acción, en especial, la relación acción y efecto, el rol de los símbolos y de la narrativa en el

proceso de diseño. Aunque los constructos conceptuales corresponden a diferentes áreas

de conocimiento, nos tomamos la libertad de tomarlas como referen

interpretar la experiencia registrada en el taller, desde una perspectiva transdisciplinar.

3.1 La relación acción y efecto

En primer lugar, desde la filosofía de la acción, retomaremos la relación entre acción y

efecto, que intenta explicar cómo una acción está relacionada con las creencias o deseos del

agente (individual o colectivo) que la causa o la justifica (Davidson, 2001). Más aún, al

introducir la dimensión moral en el análisis de las intenciones del agente (razón práctica),

es posible la reflexión sobre la naturaleza de las acciones y establecer distinciones entre

ellas.

Según Morin (2000), un agente da mayor o menor sentido a una acción, cuando él

tiene consciencia de incorporarla, o no, a una red de valores y principios

2 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

NOTAS Universitarias | 11

particular para orientar su quehacer. Además, ellos son desplegados en

ser y saber-actuar arquitectónico.

En el contexto de este documento, entenderemos por acción: “el ejercicio o

resultado de la posibilidad humana de hacer”2. Esta operación tiene una característica

particular: el agente prevé la acción para desarrollarla. Así, la acción requiere de un

conjunto de manifestaciones, más o menos coordinadas (organización, asociación,

distribución, disposición, etc.) orientadas hacia la modificación de una situación histórica y

espacial particular. Entonces, podríamos afirmar que se trata de operaciones conscientes y

olucran saberes teóricos, técnicos y prácticos, transformadores de

Sobre la noción de sentido de la acción

A partir de las observaciones y reflexiones iniciales presentadas, nos preguntamos por el

sentido de la acción de diseño, durante la práctica pedagógica del taller. Por lo cual,

abordaremos a continuación algunas exploraciones conceptuales sobre el sentido

acción, en especial, la relación acción y efecto, el rol de los símbolos y de la narrativa en el

proceso de diseño. Aunque los constructos conceptuales corresponden a diferentes áreas

de conocimiento, nos tomamos la libertad de tomarlas como referencia, para intentar

interpretar la experiencia registrada en el taller, desde una perspectiva transdisciplinar.

En primer lugar, desde la filosofía de la acción, retomaremos la relación entre acción y

xplicar cómo una acción está relacionada con las creencias o deseos del

agente (individual o colectivo) que la causa o la justifica (Davidson, 2001). Más aún, al

introducir la dimensión moral en el análisis de las intenciones del agente (razón práctica),

es posible la reflexión sobre la naturaleza de las acciones y establecer distinciones entre

Según Morin (2000), un agente da mayor o menor sentido a una acción, cuando él

tiene consciencia de incorporarla, o no, a una red de valores y principios comunes. Tales

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Vigésima segunda edición. 2001

particular para orientar su quehacer. Además, ellos son desplegados en

nto, entenderemos por acción: “el ejercicio o

. Esta operación tiene una característica

particular: el agente prevé la acción para desarrollarla. Así, la acción requiere de un

o menos coordinadas (organización, asociación,

distribución, disposición, etc.) orientadas hacia la modificación de una situación histórica y

espacial particular. Entonces, podríamos afirmar que se trata de operaciones conscientes y

olucran saberes teóricos, técnicos y prácticos, transformadores de

A partir de las observaciones y reflexiones iniciales presentadas, nos preguntamos por el

sentido de la acción de diseño, durante la práctica pedagógica del taller. Por lo cual,

abordaremos a continuación algunas exploraciones conceptuales sobre el sentido de la

acción, en especial, la relación acción y efecto, el rol de los símbolos y de la narrativa en el

proceso de diseño. Aunque los constructos conceptuales corresponden a diferentes áreas

cia, para intentar

interpretar la experiencia registrada en el taller, desde una perspectiva transdisciplinar.

En primer lugar, desde la filosofía de la acción, retomaremos la relación entre acción y

xplicar cómo una acción está relacionada con las creencias o deseos del

agente (individual o colectivo) que la causa o la justifica (Davidson, 2001). Más aún, al

introducir la dimensión moral en el análisis de las intenciones del agente (razón práctica),

es posible la reflexión sobre la naturaleza de las acciones y establecer distinciones entre

Según Morin (2000), un agente da mayor o menor sentido a una acción, cuando él

comunes. Tales

Page 13: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

postulados se inscriben en una visión común, que evoluciona con el entorno que ha

suscitado su creación. Tal situación implica que el agente (en nuestro caso el arquitecto) es

capaz de percibir las señales exteriores del contexto y la neces

internamente. En otras palabras, el agente reconoce su relación con el mundo sensible e

inteligible, desde la cual, toma forma la representación de realidad individual y colectiva

(Varela et al., 1993).

3.2 El rol de los símbolos

En segundo lugar, el sentido, en tanto elemento de la acción, permite al agente

comprender por qué realiza una acción, y por qué es así y no de otra manera. Entonces, el

sentido de la acción está vinculado a la finalidad que la orienta, y su comprensión requ

del reconocimiento de los símbolos que se utilizan (Eco, 1992). Por símbolo entendemos:

la representación sensorialmente perceptible de una realidad, que está asociada a un

conjunto de rasgos socialmente aceptados (Habermas, 1982; Rickert, 1997). Es

sociedad donde se genera el sentido como producto de la interacción entre individuos. Allí

se dan las concurrencias, las complementariedades y los antagonismos (Roger, 1997).

Así pues, en la dinámica social toda acción entra en inter

acciones, que pueden cambiar el sentido inicial de la acción. Esta característica de la acción

determina su dimensión ecológica (Morin, 1980). Más aún, una cosa es el sentido

(intención del agente) y otra cosa es el resultado de la acción; y mu

interacción ecológica puede cambiar el sentido que la acción tenía en principio.

El sentido que el agente da a su acción está al comienzo de ésta, pero las últimas

consecuencias de una acción son difíciles de predecir, en parte, por la densi

procesos inter-retroactivos en los que entra la acción. Según Roger (1997), las acciones

voluntarias y las intenciones conllevan siempre diferentes niveles de incertidumbre de su

resultado. Así pues, si incorporamos la dimensión ecológica de la

sería posible articular el pensar (intención) y el actuar, en una relación no lineal de causa

efecto, donde la incertidumbre constituye un principio estructural. En resumen, la acción

no opera sola, opera en un ecosistema de acciones

que condiciona la acción.

NOTAS Universitarias | 12

postulados se inscriben en una visión común, que evoluciona con el entorno que ha

suscitado su creación. Tal situación implica que el agente (en nuestro caso el arquitecto) es

capaz de percibir las señales exteriores del contexto y la necesidad de conocerlas

internamente. En otras palabras, el agente reconoce su relación con el mundo sensible e

inteligible, desde la cual, toma forma la representación de realidad individual y colectiva

segundo lugar, el sentido, en tanto elemento de la acción, permite al agente

comprender por qué realiza una acción, y por qué es así y no de otra manera. Entonces, el

sentido de la acción está vinculado a la finalidad que la orienta, y su comprensión requ

del reconocimiento de los símbolos que se utilizan (Eco, 1992). Por símbolo entendemos:

la representación sensorialmente perceptible de una realidad, que está asociada a un

conjunto de rasgos socialmente aceptados (Habermas, 1982; Rickert, 1997). Es

sociedad donde se genera el sentido como producto de la interacción entre individuos. Allí

se dan las concurrencias, las complementariedades y los antagonismos (Roger, 1997).

Así pues, en la dinámica social toda acción entra en inter-retroacción con otras

acciones, que pueden cambiar el sentido inicial de la acción. Esta característica de la acción

determina su dimensión ecológica (Morin, 1980). Más aún, una cosa es el sentido

(intención del agente) y otra cosa es el resultado de la acción; y muchas veces, la

interacción ecológica puede cambiar el sentido que la acción tenía en principio.

El sentido que el agente da a su acción está al comienzo de ésta, pero las últimas

consecuencias de una acción son difíciles de predecir, en parte, por la densidad de los

retroactivos en los que entra la acción. Según Roger (1997), las acciones

voluntarias y las intenciones conllevan siempre diferentes niveles de incertidumbre de su

resultado. Así pues, si incorporamos la dimensión ecológica de la acción (Morin, 1980),

sería posible articular el pensar (intención) y el actuar, en una relación no lineal de causa

efecto, donde la incertidumbre constituye un principio estructural. En resumen, la acción

no opera sola, opera en un ecosistema de acciones y de intenciones, y es este ambiente el

postulados se inscriben en una visión común, que evoluciona con el entorno que ha

suscitado su creación. Tal situación implica que el agente (en nuestro caso el arquitecto) es

idad de conocerlas

internamente. En otras palabras, el agente reconoce su relación con el mundo sensible e

inteligible, desde la cual, toma forma la representación de realidad individual y colectiva

segundo lugar, el sentido, en tanto elemento de la acción, permite al agente

comprender por qué realiza una acción, y por qué es así y no de otra manera. Entonces, el

sentido de la acción está vinculado a la finalidad que la orienta, y su comprensión requiere

del reconocimiento de los símbolos que se utilizan (Eco, 1992). Por símbolo entendemos:

la representación sensorialmente perceptible de una realidad, que está asociada a un

en la

sociedad donde se genera el sentido como producto de la interacción entre individuos. Allí

se dan las concurrencias, las complementariedades y los antagonismos (Roger, 1997).

n con otras

acciones, que pueden cambiar el sentido inicial de la acción. Esta característica de la acción

determina su dimensión ecológica (Morin, 1980). Más aún, una cosa es el sentido

chas veces, la

El sentido que el agente da a su acción está al comienzo de ésta, pero las últimas

dad de los

retroactivos en los que entra la acción. Según Roger (1997), las acciones

voluntarias y las intenciones conllevan siempre diferentes niveles de incertidumbre de su

acción (Morin, 1980),

sería posible articular el pensar (intención) y el actuar, en una relación no lineal de causa-

efecto, donde la incertidumbre constituye un principio estructural. En resumen, la acción

y de intenciones, y es este ambiente el

Page 14: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

3.3 El rol de la narrativa

En tercer lugar, en el caso del taller de diseño estudiado, nosotros consideramos que el

sentido de una acción y los símbolos utilizados para su comunicación

la narrativa de una experiencia real o imaginada. En este sentido, la posibilidad de la

narración del arquitecto-en-formación, para configurar y dar sentido a las acciones

humanas (Ricoeur, 1995; Bronckart, 1996), es un modo de vincula

interactuar con él y de configurar representaciones. Entonces, se trataría de un modo

fundamental de organizar un esquema mental, que le permite al agente de la acción

(arquitecto-en-formación) comprender, interpretar y producir un s

(Vernant, 1997). En este proceso coparticiparían el pensamiento reflexivo (Schön, 1983) y

la racionalidad crítica.

Además, si consideramos esta dimensión epistemológica de la acción en el taller de

diseño, sería posible inferir que el estudiante concreta un modo particular de indagar y de

construir hipótesis de lo real (Ricoeur, 1995; Pavel, 1991; Saer, 1999) durante su proceso de

formación en arquitectura. Entonces, desde esta perspectiva, sería posible afirmar que la

reconfiguración de sentido de la acción en el taller de diseño puede ser desarrollada a

partir de la elaboración de estructuras narrativas. Este proceso narrativo permitiría al

estudiante (agente) superar la discordancia o la deriva de la acción (Roger, 1997) al

intentar comprender la complejidad del mundo arquitectónico. Así, el registro del proceso

narrativo permitiría, al menos, (1) la sistematización de experiencias de aprendizaje, (2) el

rastreo de las alternativas de exploración conceptual y formal, y (3) la acumul

diversas estructuras de configuración (organización, esquematización, re

espacial.

Nosotros pensamos que en la práctica cotidiana del taller de diseño, estos recursos

contribuyen a los mismos propósitos: (1) lograr algún distanciami

vivida (pensamiento crítico), (2) generar un esquema mental que permita la identificación

del fenómeno de estudio con la realidad (en contexto), y (3) la posibilidad de interactuar

con nuevos hechos en una totalidad inteligible (raci

arquitectura predominan algunas estructuras argumentales sobre otras, porque ellas

responden a la cultura disciplinar y a su respectivo código simbólico. Por ello, la

reconfiguración de la experiencia individual sería un modo

ya representada culturalmente.

NOTAS Universitarias | 13

En tercer lugar, en el caso del taller de diseño estudiado, nosotros consideramos que el

sentido de una acción y los símbolos utilizados para su comunicación están vinculados con

la narrativa de una experiencia real o imaginada. En este sentido, la posibilidad de la

formación, para configurar y dar sentido a las acciones

humanas (Ricoeur, 1995; Bronckart, 1996), es un modo de vinculación con el mundo, de

interactuar con él y de configurar representaciones. Entonces, se trataría de un modo

fundamental de organizar un esquema mental, que le permite al agente de la acción

formación) comprender, interpretar y producir un saber sobre el mundo

(Vernant, 1997). En este proceso coparticiparían el pensamiento reflexivo (Schön, 1983) y

Además, si consideramos esta dimensión epistemológica de la acción en el taller de

l estudiante concreta un modo particular de indagar y de

construir hipótesis de lo real (Ricoeur, 1995; Pavel, 1991; Saer, 1999) durante su proceso de

formación en arquitectura. Entonces, desde esta perspectiva, sería posible afirmar que la

n de sentido de la acción en el taller de diseño puede ser desarrollada a

partir de la elaboración de estructuras narrativas. Este proceso narrativo permitiría al

estudiante (agente) superar la discordancia o la deriva de la acción (Roger, 1997) al

r comprender la complejidad del mundo arquitectónico. Así, el registro del proceso

narrativo permitiría, al menos, (1) la sistematización de experiencias de aprendizaje, (2) el

rastreo de las alternativas de exploración conceptual y formal, y (3) la acumulación de

diversas estructuras de configuración (organización, esquematización, re-figuración)

Nosotros pensamos que en la práctica cotidiana del taller de diseño, estos recursos

contribuyen a los mismos propósitos: (1) lograr algún distanciamiento de la experiencia

vivida (pensamiento crítico), (2) generar un esquema mental que permita la identificación

del fenómeno de estudio con la realidad (en contexto), y (3) la posibilidad de interactuar

con nuevos hechos en una totalidad inteligible (racionalidad teórico-práctica). En

arquitectura predominan algunas estructuras argumentales sobre otras, porque ellas

responden a la cultura disciplinar y a su respectivo código simbólico. Por ello, la

reconfiguración de la experiencia individual sería un modo de reproducir una experiencia

En tercer lugar, en el caso del taller de diseño estudiado, nosotros consideramos que el

están vinculados con

la narrativa de una experiencia real o imaginada. En este sentido, la posibilidad de la

formación, para configurar y dar sentido a las acciones

ción con el mundo, de

interactuar con él y de configurar representaciones. Entonces, se trataría de un modo

fundamental de organizar un esquema mental, que le permite al agente de la acción

aber sobre el mundo

(Vernant, 1997). En este proceso coparticiparían el pensamiento reflexivo (Schön, 1983) y

Además, si consideramos esta dimensión epistemológica de la acción en el taller de

l estudiante concreta un modo particular de indagar y de

construir hipótesis de lo real (Ricoeur, 1995; Pavel, 1991; Saer, 1999) durante su proceso de

formación en arquitectura. Entonces, desde esta perspectiva, sería posible afirmar que la

n de sentido de la acción en el taller de diseño puede ser desarrollada a

partir de la elaboración de estructuras narrativas. Este proceso narrativo permitiría al

estudiante (agente) superar la discordancia o la deriva de la acción (Roger, 1997) al

r comprender la complejidad del mundo arquitectónico. Así, el registro del proceso

narrativo permitiría, al menos, (1) la sistematización de experiencias de aprendizaje, (2) el

ación de

figuración)

Nosotros pensamos que en la práctica cotidiana del taller de diseño, estos recursos

ento de la experiencia

vivida (pensamiento crítico), (2) generar un esquema mental que permita la identificación

del fenómeno de estudio con la realidad (en contexto), y (3) la posibilidad de interactuar

práctica). En

arquitectura predominan algunas estructuras argumentales sobre otras, porque ellas

responden a la cultura disciplinar y a su respectivo código simbólico. Por ello, la

de reproducir una experiencia

Page 15: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

4 Posibilidades de articulación entre

disciplinar.

Todo lo anterior nos permite inferir que, una comunidad de conocimiento (Wenger, 2005)

además de compartir una misma concepción también participa, directa o indirectamente,

en la configuración narrativa de la experiencia de formación individual de sus

participantes. Así pues, la narración, implícita o explícita en el proceso de diseño,

representaría la experiencia individual del arquitecto

socialmente condicionada por la cultura disciplinar y permitiría dar sentido a las acciones

(Touraine, 1965) del estudiante. Además, este tipo de narrativa configuraría una trama en

la cual surgiría lo inteligible de lo accidental. Ella se constituiría en un procedimiento

propio (operación consciente) que permitiría otorgar sentido a las acciones de diseño y a la

experiencia humana cotidiana, tanto vivida como imaginada.

Creemos que este tipo de comportamientos cotidianos e

mismo sentido de la acción (Vidaillet et al., 2003) de diseño, que se plantea o no durante la

práctica pedagógica del taller arquitectónico. El sentido involucraría simultáneamente los

estadios individuales y colectivos. Entre estos últimos podríamos mencionar la

organización, la dirección y el significado intencional de la acción; entre los individuales

estarían la capacidad de actuar y la producción de una acción propia, opuesta a la simple

reacción. Aunque el resultado sea imprevisible e indeterminado, la dirección de la acción

no sería aleatoria, sino intencional, avalada por la comunidad de conocimiento y de

práctica disciplinar.

No obstante, desde estas reflexiones emergen algunos cuestionamientos: ¿Por qué

algunos estudiantes son capaces de improvisar y de inventar nuevas acciones alimentadas

por las experiencias, mientras que otros se contentan con reaccionar o repetir lo que ya

conocen? ¿Por qué algunos de ellos confían en sus propios procesos sin importar los retos y

la complejidad de las tecnologías a las cuales se enfrentan, mientras que otros no resisten

lo imprevisto? Aunque no es el propósito de este documento abordar esta

resultan interesantes las posibilidades de exploración de la práctica del taller que ellas

plantean.

NOTAS Universitarias | 14

ilidades de articulación entre sentido de la acción y cultura

Todo lo anterior nos permite inferir que, una comunidad de conocimiento (Wenger, 2005)

una misma concepción también participa, directa o indirectamente,

en la configuración narrativa de la experiencia de formación individual de sus

participantes. Así pues, la narración, implícita o explícita en el proceso de diseño,

encia individual del arquitecto-en-formación. Ella estaría

socialmente condicionada por la cultura disciplinar y permitiría dar sentido a las acciones

(Touraine, 1965) del estudiante. Además, este tipo de narrativa configuraría una trama en

ía lo inteligible de lo accidental. Ella se constituiría en un procedimiento

propio (operación consciente) que permitiría otorgar sentido a las acciones de diseño y a la

experiencia humana cotidiana, tanto vivida como imaginada.

comportamientos cotidianos estarían permeados por el

(Vidaillet et al., 2003) de diseño, que se plantea o no durante la

práctica pedagógica del taller arquitectónico. El sentido involucraría simultáneamente los

uales y colectivos. Entre estos últimos podríamos mencionar la

organización, la dirección y el significado intencional de la acción; entre los individuales

estarían la capacidad de actuar y la producción de una acción propia, opuesta a la simple

. Aunque el resultado sea imprevisible e indeterminado, la dirección de la acción

no sería aleatoria, sino intencional, avalada por la comunidad de conocimiento y de

No obstante, desde estas reflexiones emergen algunos cuestionamientos: ¿Por qué

algunos estudiantes son capaces de improvisar y de inventar nuevas acciones alimentadas

por las experiencias, mientras que otros se contentan con reaccionar o repetir lo que ya

conocen? ¿Por qué algunos de ellos confían en sus propios procesos sin importar los retos y

la complejidad de las tecnologías a las cuales se enfrentan, mientras que otros no resisten

lo imprevisto? Aunque no es el propósito de este documento abordar estas preguntas, nos

resultan interesantes las posibilidades de exploración de la práctica del taller que ellas

y cultura

Todo lo anterior nos permite inferir que, una comunidad de conocimiento (Wenger, 2005)

una misma concepción también participa, directa o indirectamente,

en la configuración narrativa de la experiencia de formación individual de sus

participantes. Así pues, la narración, implícita o explícita en el proceso de diseño,

formación. Ella estaría

socialmente condicionada por la cultura disciplinar y permitiría dar sentido a las acciones

(Touraine, 1965) del estudiante. Además, este tipo de narrativa configuraría una trama en

ía lo inteligible de lo accidental. Ella se constituiría en un procedimiento

propio (operación consciente) que permitiría otorgar sentido a las acciones de diseño y a la

starían permeados por el

(Vidaillet et al., 2003) de diseño, que se plantea o no durante la

práctica pedagógica del taller arquitectónico. El sentido involucraría simultáneamente los

uales y colectivos. Entre estos últimos podríamos mencionar la

organización, la dirección y el significado intencional de la acción; entre los individuales

estarían la capacidad de actuar y la producción de una acción propia, opuesta a la simple

. Aunque el resultado sea imprevisible e indeterminado, la dirección de la acción

no sería aleatoria, sino intencional, avalada por la comunidad de conocimiento y de

No obstante, desde estas reflexiones emergen algunos cuestionamientos: ¿Por qué

algunos estudiantes son capaces de improvisar y de inventar nuevas acciones alimentadas

por las experiencias, mientras que otros se contentan con reaccionar o repetir lo que ya

conocen? ¿Por qué algunos de ellos confían en sus propios procesos sin importar los retos y

la complejidad de las tecnologías a las cuales se enfrentan, mientras que otros no resisten

s preguntas, nos

resultan interesantes las posibilidades de exploración de la práctica del taller que ellas

Page 16: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

5 A manera de conclusión

Por último, quisiéramos resaltar a manera de conclusión, la importancia de la relación

entre la cultura arquitectónica y el resultado del proceso de formación en el taller

estudiado. Se trata, de un lado, de explorar críticamente el objeto arquitectónico,

producto cultural de una comunidad de conocimiento; y de otro, de reflexionar sobre las

formas de temporalidad del proceso de diseño con respecto al objeto, en la formación del

futuro arquitecto.

Desde nuestro punto de vista, la riqueza de esta

articulación de dos diversidades temporales: (1) aquella de la cultura arquitectónica, que se

mueve en un tiempo y espacio globalizantes, estandarizados y planificados; esta dimensión

temporal se concretiza en el Plan de Tra

semanas. Y (2) aquella del objeto cultural desarrollado por el arquitecto

multiplicidad de parámetros no reproducibles, más cercano al resultado de sus

construcciones interpretativas, en las

disciplinares, sino también sus afectos, creencias, valores y responsabilidades.

En este sentido, las diversidades temporales presentes en la relación cultura

disciplinar / objeto arquitectónico podría orie

fundamentos epistemológicos y éticos de la formación de arquitectos. Para ello,

exploraremos dos operaciones cognitivas: de un lado, la

cultura disciplinar de la arquitectura; y de otro

caracterización de un proceso de diseño.

Así pues, desde la perspectiva del taller de diseño arquitectónico, la

supone el reconocimiento de regularidades, mientras que la

estado individual, más allá de un estado normativo. Se trataría, entonces, de la realización

concreta de la idea de proceso de diseño, mediante la incorporación de modificaciones,

alteraciones, transformaciones o adaptaciones de orden material y tempora

organización, es decir, de la experiencia vivida.

En otras palabras, la individuación permitiría articular el proceso de diseño, como

un fenómeno singular y no repetible, con la unicidad del objeto arquitectónico. Además,

ella nos permitiría resaltar que el objeto arquitectónico, no reproducible en tanto obra de

3 L'individuation est le processus de « distinction d'un individu des autres de la même espèce ou du groupe, de la société dont il fait partie ». CNRTL - Centre national de ressources textuelles et lexicales. (2008).

NOTAS Universitarias | 15

Por último, quisiéramos resaltar a manera de conclusión, la importancia de la relación

entre la cultura arquitectónica y el resultado del proceso de formación en el taller

estudiado. Se trata, de un lado, de explorar críticamente el objeto arquitectónico, en tanto

producto cultural de una comunidad de conocimiento; y de otro, de reflexionar sobre las

formas de temporalidad del proceso de diseño con respecto al objeto, en la formación del

Desde nuestro punto de vista, la riqueza de esta reflexión reside en la posible

articulación de dos diversidades temporales: (1) aquella de la cultura arquitectónica, que se

mueve en un tiempo y espacio globalizantes, estandarizados y planificados; esta dimensión

temporal se concretiza en el Plan de Trabajo de la Asignatura, cuyo horizonte es de 16

semanas. Y (2) aquella del objeto cultural desarrollado por el arquitecto-en-formación, con

multiplicidad de parámetros no reproducibles, más cercano al resultado de sus

construcciones interpretativas, en las que toman parte no solamente los conocimientos

disciplinares, sino también sus afectos, creencias, valores y responsabilidades.

En este sentido, las diversidades temporales presentes en la relación cultura

disciplinar / objeto arquitectónico podría orientarnos para reflexionar sobre algunos

fundamentos epistemológicos y éticos de la formación de arquitectos. Para ello,

exploraremos dos operaciones cognitivas: de un lado, la generalización promovida por la

cultura disciplinar de la arquitectura; y de otro, la individuación3, en tanto operación de

caracterización de un proceso de diseño.

Así pues, desde la perspectiva del taller de diseño arquitectónico, la generalización

supone el reconocimiento de regularidades, mientras que la individuación aboga por

estado individual, más allá de un estado normativo. Se trataría, entonces, de la realización

concreta de la idea de proceso de diseño, mediante la incorporación de modificaciones,

alteraciones, transformaciones o adaptaciones de orden material y temporal, de forma y de

organización, es decir, de la experiencia vivida.

En otras palabras, la individuación permitiría articular el proceso de diseño, como

un fenómeno singular y no repetible, con la unicidad del objeto arquitectónico. Además,

permitiría resaltar que el objeto arquitectónico, no reproducible en tanto obra de

L'individuation est le processus de « distinction d'un individu des autres de la même espèce ou du groupe, de

Centre national de ressources textuelles et lexicales. (2008).

Por último, quisiéramos resaltar a manera de conclusión, la importancia de la relación

entre la cultura arquitectónica y el resultado del proceso de formación en el taller

en tanto

producto cultural de una comunidad de conocimiento; y de otro, de reflexionar sobre las

formas de temporalidad del proceso de diseño con respecto al objeto, en la formación del

reflexión reside en la posible

articulación de dos diversidades temporales: (1) aquella de la cultura arquitectónica, que se

mueve en un tiempo y espacio globalizantes, estandarizados y planificados; esta dimensión

bajo de la Asignatura, cuyo horizonte es de 16

formación, con

multiplicidad de parámetros no reproducibles, más cercano al resultado de sus

que toman parte no solamente los conocimientos

En este sentido, las diversidades temporales presentes en la relación cultura

ntarnos para reflexionar sobre algunos

fundamentos epistemológicos y éticos de la formación de arquitectos. Para ello,

promovida por la

, en tanto operación de

generalización

aboga por un

estado individual, más allá de un estado normativo. Se trataría, entonces, de la realización

concreta de la idea de proceso de diseño, mediante la incorporación de modificaciones,

l, de forma y de

En otras palabras, la individuación permitiría articular el proceso de diseño, como

un fenómeno singular y no repetible, con la unicidad del objeto arquitectónico. Además,

permitiría resaltar que el objeto arquitectónico, no reproducible en tanto obra de

L'individuation est le processus de « distinction d'un individu des autres de la même espèce ou du groupe, de

Page 17: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

arte, es también un objeto cultural que se inserta en el repertorio de la formación del

arquitecto, y por lo tanto, como fue discutido más arriba, condiciona su propio desar

disciplinar.

De todo lo anterior, podríamos plantear que la

cultura arquitectónica y ha estado presente en los modelos y las prácticas pedagógicas.

Ella sería producto de su tradición y de su historia. Sin embarg

que una cultura es una totalidad diferencial, que puede ser entendida a partir de la

dinámica con otras culturas contemporáneas y pasadas (Geertz, 1972). Además, ella se

forma y desaparece en los intercambios y los conflictos con

Asimismo, resumiríamos que la relación epistemológica y ética entre la

generalización y la individuación

prácticas pedagógicas del taller. No se trataría de un programa de co

retomar críticamente algunos principios racionales comunes a las metodologías de diseño,

las cuales pretenden ser universales y que se desbordan en la cotidianidad de las prácticas

del taller de diseño arquitectónico.

NOTAS Universitarias | 16

arte, es también un objeto cultural que se inserta en el repertorio de la formación del

arquitecto, y por lo tanto, como fue discutido más arriba, condiciona su propio desar

De todo lo anterior, podríamos plantear que la generalización ha sido parte de la

cultura arquitectónica y ha estado presente en los modelos y las prácticas pedagógicas.

Ella sería producto de su tradición y de su historia. Sin embargo, es importante precisar

que una cultura es una totalidad diferencial, que puede ser entendida a partir de la

dinámica con otras culturas contemporáneas y pasadas (Geertz, 1972). Además, ella se

forma y desaparece en los intercambios y los conflictos con otras culturas disciplinares.

Asimismo, resumiríamos que la relación epistemológica y ética entre la

individuación podría darnos algunas pistas para reorientar las

prácticas pedagógicas del taller. No se trataría de un programa de comparación, pero sí, de

retomar críticamente algunos principios racionales comunes a las metodologías de diseño,

las cuales pretenden ser universales y que se desbordan en la cotidianidad de las prácticas

del taller de diseño arquitectónico.

arte, es también un objeto cultural que se inserta en el repertorio de la formación del

arquitecto, y por lo tanto, como fue discutido más arriba, condiciona su propio desarrollo

ha sido parte de la

cultura arquitectónica y ha estado presente en los modelos y las prácticas pedagógicas.

o, es importante precisar

que una cultura es una totalidad diferencial, que puede ser entendida a partir de la

dinámica con otras culturas contemporáneas y pasadas (Geertz, 1972). Además, ella se

otras culturas disciplinares.

Asimismo, resumiríamos que la relación epistemológica y ética entre la

podría darnos algunas pistas para reorientar las

mparación, pero sí, de

retomar críticamente algunos principios racionales comunes a las metodologías de diseño,

las cuales pretenden ser universales y que se desbordan en la cotidianidad de las prácticas

Page 18: Un Espacio Para Generar Espacios

NOTAS

Ausbel, D. (2002). Adquisición y retención del conocimiento. Una perspectiva cognitiva

Barcelona: Editorial Paidós.

Bronckart, J-P. (1996) Activité Langagière, textes et discours. Pour un interactionnisme sociodiscursif. Lausanne : Delachaux & Niestlé

Davidson, D. (2001). Essays on Actions and Events.

Eco, U. (1992) Le signe. Paris : Le livre de Poche.

Geertz, C. (1972). The Interpretation of Cultures.

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NOTAS Universitarias | 17

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