un compromiso a prueba de fuego- octubre 28

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Artículo para pastores

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  • Un compromiso a prueba de fuego

    Octubre 28

    Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te

    respondamos sobre este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego

    ardiente; y de tus manos, rey, nos librar. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses

    ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Daniel 3.1618

    1. Qu fcil nos resulta leer esta historia (contexto), sentados en la comodidad de nuestra casa y

    conociendo de antemano cmo fue el desenlace!

    1.1. Nuestra tendencia triunfalista nos lleva a creer que todas las historias terminan de manera

    espectacular cuando afirmamos nuestra fidelidad hacia Dios (no solo a la patria)

    1.2. Mas luego recordamos a Esteban, a Hus, a Bonhoeffer, o a Nee, para mencionar solamente

    a algunos de los muchos que pagaron con la vida su postura de fe. (a veces se debe pagar

    con la vida)

    2. No obstante, los tres audaces protagonistas del texto sobre el cual hoy reflexionamos nos dejan

    una importante leccin acerca de nuestra postura en tiempos de persecucin (crisis).

    2.1. Cabe aclarar que esta persecucin (crisis) no necesita ser tan dramtica como la de Sadrac,

    Mesac y Abed-nego.

    2.2. De muchas maneras diferentes nos enfrentamos, da a da, a las mismas presiones que

    estos varones (batallas de valores, decisiones, proyectos).

    2.3. No debemos dudar por un instante que las mismas fuerzas malignas buscan moldearnos a

    la imagen de lo que es aceptado por este mundo.

    2.4. Puede ser la presin de no pagar impuestos, de hacer trampa en un examen, de colaborar

    en algn proyecto deshonesto en el trabajo, o de ceder frente a las filosofas predominantes

    de estos tiempos.

    3. Los tres israelitas se valieron de dos argumentos, dos principios que debemos tener bien claros a

    lo largo de nuestras vidas, para responderle a Nabucodonosor.

    3.1. El primero, descansaba sobre una conviccin profunda y radical de que Dios era el que iba a

    determinar su futuro, no el rey de Babilonia. ( no son las polticas del gobierno, ni el mal

    comportamiento de tus padres, etc)

    3.1.1. Esta es la misma postura que adopt Cristo frente a Pilato, quien pretenda

    convencerle de que tena autoridad para hacer con l como quisiera.

    3.1.2. Mas Jess le respondi: Ninguna autoridad tendras contra m si no te fuera dada

    de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene (Jn 19.11).

    3.1.3. Es decir, los hijos de Dios, en (los momentos decisivos de la vida) la hora de la

    prueba, no ceden frente a la tentacin de creer que la situacin en la que se

    encuentran est ms all del control del Altsimo.

  • 3.1.4. Saben que, aun en situaciones de las ms atroces manifestaciones de maldad,

    existe un Dios soberano sin cuya autoridad no puede moverse nadie, ni siquiera el ms

    malvado.

    3.2. Los tres valientes de nuestra historia tambin se aferraban a una segunda conviccin, y es

    que los hijos de Dios han sido llamados a una vida de obediencia incondicional.

    3.2.1. Frente a situaciones donde peligra aquello que garantiza tu bienestar personal no

    dudes de escoger el camino de la lealtad hacia lo que es justo y bueno delante del

    Santo.

    3.2.2. En esto no permitas que tu obediencia sea condicionada por ninguna circunstancia

    ni tampoco por ningn hombre.

    3.2.3. Ante tal postura se abren a la posibilidad de ver las ms increbles manifestaciones

    de gracia.

    3.2.4. En este caso, salieron ilesos del fuego. En el caso de Esteban, mientras mora vio el

    destino final de su fidelidad: los brazos de Aquel a quien no estaba dispuesto a negar.

    Para pensar:

    En toda historia humana, la palabra final, la tiene Aquel en cuyas manos est escondida la vida

    misma.1

    1 Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San Jose , Costa Rica, Centroame rica: Desarrollo Cristiano

    Internacional.