Un brindis con cerveza en MúnichPor E.C.G.

Fechas: Del 17 de septiembre al 3 de octubreLocalización: Múnich (Alemania)

Todo empezó con una boda, la del príncipe Ludovico I y Teresa de Sachsen-Hildurghausen. Tuvo lugar del 12 al 17 de octubre de 1810 en la pradera Theresienwiese, un campo abierto al lado de la muralla de Múnich, y su éxito hizo que se organizara cada año, pero en septiembre, para apro-vechar la bonanza del clima. Así, la cerveza se erigió como protagonista de la que se conocería como la Oktoberfest, llevando su color y su alegría a cada rincón de la ciudad alemana. Desde sus comienzos, la fiesta de la cerveza es una cita ineludible en el país germano y en muchas ciudades del planeta, que la imitan haciéndola suya.

El acontecimiento es una buena oportunidad para conocer la gastronomía de Múnich. La capital del estado de Baviera y tercera localidad alemana en número de habitantes multiplica por seis su población, hasta alcanzar los 7 millones.

Desde España se llega fácilmente en avión, pues hay muchas compañías que operan vuelos directos y también vía Frankfurt. El aeropuerto Franz Josep Strauss está a 30 kilómetros del centro de la ciudad, pero las líneas S8 y S1 de tren llegan a la capital en poco más de 40 minutos. Los billetes para el S Bahn (tren urbano) se pueden adquirir en el aeropuerto.

Ya en el centro, y cerca de la Estación Cen-tral, es el Prado de Teresa (Theresienwiese) el que se viste de gala y se llena de siete carpas en las que disfrutar de la cerveza, pero también de la comida típica. La entrada es gratuita, pero se recomienda reservar uno de sus 100.000 asientos con antelación. La reser-va se hace directamente en cada carpa y las mesas suelen ser de 10, así que cabe la posi-bilidad de que acabes haciendo amigos. De todas maneras, sin reserva puedes intentar encontrar asientos libres, aunque mejor si lo intentas antes de las 14.30h entre semana y por la mañana los fines de semana. ¡No se sirve cerveza a quien no está sentado a la mesa, así que más vale llegar a tiempo! ¡Rige la puntualidad alemana!

Carpa Fischer-Vroni: Además de cerveza Augustiner de barril, en esta carpa con cubier-ta de un auténtico barco podrás encontrar una verdadera especialidad bávara: pinchos de pescado fresco marinado cocinado sobre carbón y la famosa Steckerlfisch (caballa ahu-mada). Tiene 2.700 asientos y sorprendente-mente no huele a pescado.

Carpa Augustiner-Festhalle: Es la carpa a la que acuden la mayoría de los residen-tes de Múnich. Famosa por su buen ambiente, amistoso y familiar, y por la hospitalidad de sus camareras, cuenta con 600 asientos en el interior y 2.500 en el exterior.

Carpa Löwenbräu-Festhalle: Su torre de 37 metros de altura, con su león bebiendo cerveza, domina el espacio. Es una de las carpas más grandes, y suele albergar alocadas fiestas. Aquí, podrás encontrar a gente de cualquier nacionalidad bebiendo codo con codo con Los Leones de Múnich, el equipo de fútbol local.

Carpa Armbrustschützenzelt: Conocida como la carpa de los arqueros, dispone de un local anexo en el que se celebran com-peticiones de tiro con arco desde 1895. Se sirve cerveza Paulaner especialmente fabricada para el Oktoberfest, con un con-tenido alcohólico del 7,5%. En cuanto a comida se refiere, su especialidad es el buey, aunque merece la pena probar otros platos típicos como el pollo, el codillo o las salchichas Bratwurst. Dispone de 7.500 asientos.

Carpa Hippodrom: Esta pequeña carpa es visitada por jóvenes de todo el mundo y bávaros ataviados con trajes regionales. Es muy acogedora y suele ser frecuentada por estrellas de cine y famosos de la tele-visión alemana. Si ya estás cansado de la cerveza, aquí podrás disfrutar de una barra de champán.

Carpa Hofbräu Festzelt: Alberga hasta 10.000 bebedores de cerveza, y si no encuentras asiento, es la única carpa donde podrás sabo-rear la preciada bebida de cebada. Para ello, dirígete a la zona central de mesas altas sin taburetes, donde también te podrás duchar con cerveza de la marca Hofbräu. Para comer, puedes elegir entre pollo, pato, codillo, cochinillo, costillas de cerdo, chucrut, ensaladas e incluso platos para vegetarianos, a una gran variedad de precios. El agua y los refrescos son caros; cuestan unos 4 euros.

Carpa Schottenhamel-Festhalle: Es el lugar donde todo comienza. A las 12 en punto del primer día de la fiesta, el alcalde de Múnich inaugura la Oktoberfest abriendo de un fuerte martillazo el primer barril de cerveza. Al grito de “O’zapft is!” (¡Está abierto!), la primera Maß (jarra de litro) es para el Primer Ministro Bávaro, que la recibe rodeado de altos cargos y caras conocidas del gobierno y de la vida social alemana. Tras escuchar las tradicionales 12 salvas de cañón, el resto de los asistentes pueden degustar su primera cerveza.

Y si después de la ruta por las carpas aún tienes tiempo, date una vuelta por las atracciones, las montañas rusas y los escenarios de la Oktoberfest. O piérdete por Múnich, que ofrece, además de monumentos románicos y barrocos, una amplia oferta de museos y galerías. La Neue Pinakothek, la Alte Pinakothek y Lenbachhaus, dedicada a la escuela del expresionismo alemán, son los centros artísticos más destacados. La arquitectura del Museo Nacional de Arte Egipcio y el Museo Nacional Bávaro contrastan con el moderno Museo BMW;

y en el Olympiapark, la villa olímpica, podrás rememorar los Juegos Olímpicos de 1972, fatalmente recordados por la masacre terrorista Septiembre Negro. Relájate en parques y jardines impresionantes como el Englischer Garten o el Riemer Park, que permite el baño en su lago. El Tierpark Hellabrunn, uno de los zoológicos más grandes del mundo, puede ser la perfecta guinda de tu viaje a la Oktoberfest.