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FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS CARRERA DE DERECHO TUTORÍA DE ESTILÍSTICA JURÍDICA ESTUDIANTE: NÉSTOR TORO HINOSTROZA CICLO: II PARALELO: “A” SEMESTRE A-2015

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FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS CARRERA DE DERECHO

TUTORÍA DE ESTILÍSTICA JURÍDICA

ESTUDIANTE:

NÉSTOR TORO HINOSTROZA

CICLO: II

PARALELO: “A”

SEMESTRE A-2015  

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TUTORÍA ESTILÍSTICA JURÍDICA A2015 LA MORFOLOGÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Nombre: Néstor Andrés Toro Hinostroza Ciclo: II Paralelo: A

Actividad 1 Lea atentamente los capítulos 8 al 16 de la Nueva gramática básica de la lengua española de la Real Academia de la Lengua Española (Espasa Calpe: Madrid, 2011). Realice un resumen por cada capítulo. El profesor en el momento de la entrega de la tutoría preguntará algo referente a lo leído.

Capítulo 8: Determinantes y pronombres

Las palabras son conjuntos de vocablos definidos por características morfológicas, sintácticas y semánticas, pueden distinguirse: las categorías gramaticales y las clases transversales; las categorías gramaticales, se referirá al sustantivo, al adjetivo, al determinante, al pronombre, al verbo, al adverbio, a la preposición, a la conjunción y a la interjección; al segundo grupo, clases transversales, pertenecerán los demostrativos, los posesivos, los cuantificadores, los exclamativos e interrogativos que hagan las veces de determinantes. Los artículos y los pronombres personales, pertenecen a una sola categoría. Los artículos siempre son determinantes. Los personales, son siempre pronombres. Los determinantes se anteponen al nombre común para hacer referencia a una realidad determinada; dentro de los rasgos formales de los determinantes, cabe destacar la flexión en género y número, el apócope o debilitamiento fónico del artículo determinado y los posesivos antepuestos (mi, tu, su, mis, tus, sus, un, algún, ningún); en lo relativo a lo semántico, se antepone un determinante a un grupo nominal, menos en aquellas palabras que ya poseen en sí mismas un valor referencial (El Salvador, El Cairo); finalmente, las características sintácticas, muestra una anteposición al constituyente formado por nombre y modificadores y complementos dentro del grupo nominal, legitima a nombres nominales y carece de complementos propios. Los determinantes, dentro de sus clases, pueden ser dos: definidos (el, mi, este, cuyo), que ayudan a reconocer al referente dentro del discurso y; los cuantificadores, que denotan un número de individuos dentro de un conjunto o la cantidad de materia de la que se habla, en este grupo no todos los cuantificadores son indefinidos, ya que todo, cada y ambos denotan una definición. Los cuantificadores también pueden subdividirse en fuertes o definidos y débiles o indefinidos; los últimos a su vez se dividirán en existenciales (alguno, ninguno), evaluativos (mucho, bastante), numerales cardinales (cuatro, cinco), comparativos (más, menos, tanto) y de indistinción (cualquiera) El pronombre es una categoría cruzada, pues le corresponden varias clases transversales: personales, demostrativos, cuantificadores numerales e indefinidos, relativos, interrogativos y exclamativos; entre sus rasgos morfológicos están los de número, género, persona, caso y

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reflexividad. Otra de las características de los pronombres es su capacidad de jugar con los referentes, de manera catafórica y anafórica; de ser reflexivo, deíctico y también presentar elipsis.

Capítulo 9: El artículo

El artículo es un determinante que sirve para delimitar la extensión del grupo nominal. Existen dos clases de artículo: indeterminado y determinado; indeterminado, presenta entidades nuevas (una, uno, unas, unos); determinado, hace referencia a una entidad identificable (la, las, el, los). Como elemento gramatical, el artículo cuenta con diversas propiedades, como la de posición (el artículo precede a todos los modificadores) y tonicidad (forma grupo acentual con la primera palabra tónica inmediata). El artículo femenino la y una, puede presentar flexión y escribirse como el y un cuando precede inmediatamente a nombres que comienzan por /a/ tónica; como toda regla ortográfica, esta también presenta excepciones, se escribe con artículo la y una cuando se precede a las letras del abecedario, nombres y apellidos femeninos, nombres de empresas y siglas cuyo núcleo es femenino, sustantivos que necesiten del artículo para definir el género (el malí/la malí), nombres que denoten una profesión. Las formas contractas al y del resultan de la combinación del artículo el con las preposiciones a y de, estas contracciones no se las debe utilizar en nombres propios que lo tiene como parte integrante (el programa de El Chavo), en topónimos que ya lo tengan (provincia del Guayas) o cuando hay un signo de puntuación anterior a la contracción (la figura de “El Cristo Redentor). Hay que recordar que, los grupos nominales que llevan un artículo determinado son definidos, es decir, hacen referencia a una información consabida y fácil de identificar; en singular, denotan entes únicos de una especia, mientras que; en plural, se refieren a un número de elementos que se identifican en un contexto determinado. En lo anafórico, el artículo determinado puede vincularse con un elemento que apareció antes en el discurso; en lo deíctico, cuando se refiere a alguna realidad cercana en espacio o tiempo; valor de posesivo, cuando designa partes del cuerpo o facultades de algún individuo; por otro lado, está el artículo neutro lo, el cual no presenta variaciones ni en número, ni en género, se lo usa principalmente para funciones referenciales y enfáticas. Para el artículo indeterminado, existe el valor de primera mención, puesto que trata de entidades no mencionadas previamente; también funciona como enfático y como evaluativo, decir, se introducen expresiones en un complemente nominal para evaluar lo que dijo el hablante. El artículo indeterminado tiene relación con los pronombres indefinidos uno y una, con alternancias de adjetivos y sustantivos, con el numeral cuando está en correlación con otros numerales y cuando precede a los adjetivos solo y único. Finalmente, entre los usos del artículo se encuentran los contextos presentativos o existenciales (predicado existencial) y uso genérico del artículo; el contexto presentativo, se refiere a la introducción de nuevos grupos nominales precedidos por un artículo; uso

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genérico, es la introducción de grupos nominales que no designan individuos particulares, sino generalidad de miembros de una clase o de una especie (Las aves se alimentan de granos); contrario a esto, está la ausencia del artículo en constituciones e interpretaciones semánticas o en función sintáctica de los grupos nominales; en constituciones e interpretaciones semánticas, no van precedidos de un determinantes, se denominan también grupos nominales escuetos, ya que es inespecífico; en función sintáctica de los grupos nominales, se ve en el sujeto, complemento directo, complemento de régimen, complemente indirecto, atributo, complementos locativos, complementos de modo, complementos del nombre, vocativos.

Capítulo 10: El pronombre personal

Al hablar del pronombre personal hay que entender el paradigma en que este se presenta, pues habrá variedad de personas dependiendo del caso gramatical al que se vaya a hacer alusión, de esta manera: caso nominativo (yo, tú, él/ella/ello, nosotros/nosotras, vosotros/vosotras, ellos/ellas), caso acusativo (me, te, lo/la, se, nos, os, los/las/les), caso dativo (me, te, le, se, nos, os, les, se), caso preposicional (mí/conmigo, ti/contigo, él/ella/ello, nosotros/nosotras, vosotros/vosotras, ellos/ellas). Para la segunda persona se utiliza también la forma de respeto usted, que concuerda en tercera persona con el verbo y con los pronombres. Los pronombres personales designan a los participantes del discurso y, en general, a todo a lo que nos referimos en el momento de hablar. Muestran, además, rasgos gramaticales, como género, número, caso y reflexividad; a pesar de todos estos cambios, el pronombre personal posee un significado constante y unívoco. En lo referente al valor de la persona, el pronombre personal está sometido a dos interpretaciones: hacer referencia a las personas del discurso y también, a las personas gramaticales que estarán acompañadas de un verbo conjugado. Para el caso del número se puede decir que hace referencia a un signo de unidad o pluralidad y también a un morfema de concordancia, es decir, relación entre pronombres, verbos y adjetivos. El número del pronombre personal presente ciertos casos especiales, como lo son: plural mayestático, que es utilizado por jerarquías de la Iglesia (Llegó a nos la carta del Papa); plural de modestia y de autor, atenúa juicios categóricos y; plural sociativo o asociativo, se refiere al oyente y denota afecto. En lo relativo al género existe oposición de lo masculino y lo femenino, sin embargo, las formas yo, tú, usted, ustedes, me, te, nos, os, le, les, mí, ti, conmigo, contigo y consigo no presentan variación de género. Por su parte, el caso es la flexión del pronombre adecuándolo a funciones sintácticas, el caso recto y preposicional es de forma tónica, mientras que, el caso acusativo y dativo, es de forma átona. Los pronombres personales pueden ir acompañados de un pronombre reflexivo, cuando quiere referirse a sí mismo (yo me conozco bien); también existe el caso de ser recíprocos, cuando las acciones revierten en los mismo participantes a los que se atribuyen.

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Otra de las clases de pronombres que juegan con los pronombres personales son, los pronombres proclíticos y los enclíticos; los proclíticos, son átonos y preceden al verbo (lo sabía); los enclíticos, se posponen al verbo y gráficamente van unidos a él (léelo). Muchas veces los pronombres átonos se combinan entre sí y forman grupos o conglomerados (se lo, me las, te los, se me la, etc.); los pronombres clíticos, por su parte, pueden anteponerse a una perífrasis verbal (lo debo hacer); por último, está la duplicación de complementos con pronombres átonos, cuando el complemento directo e indirecto se hallan duplicados en la forma pronominal átona, coexistiendo con la tónica (ese viaje lo hizo en diciembre). Existen las formas de laísmo, leísmo y loísmo; el leísmo, es el uso de los dativos le, les en lugar de los acusativos lo/los, la/las; laísmo es el empleo de los acusativos femeninos en lugar de los del dativo y; el loísmo es el empleo lo/los del acusativo en sustitución de los dativos le/les para referirse a personas. Finalmente, están las formas de tratamiento pronominal que hacen referencia a las fórmulas con que el emisor se dirige en función de la relación social, de esta manera, tú (confianza o familiaridad), usted (respeto) y vos (llamado reverencial o confianza), depende de la ubicación geográfica.

Capítulo 11: Demostrativos y posesivos

Los demostrativos son una clase de elementos deícticos que permiten ubicar al referente en el espacio o en el tiempo, señalando la distancia que mantiene con respecto al hablante y al oyente. Es así que, este y aquí denotan una proximidad al hablante; mientras que, ese y ahí, proximidad al oyente; y aquel y allí, lejanía respecto de ambos. Los demostrativos están formados por un conjunto de determinantes, pronombres y adverbios, de esta manera; para el singular: este/esta, ese/esa, aquel/aquella; para el plural: estos/estas, esos/esas, aquellos/aquellas y para los pronombres quedarán los neutros: esto, eso, aquello. Los demostrativos tradicionalmente se han venido clasificando en determinantes (adjetivos determinativos) y en pronombres. Los determinantes, estaban integrados por las formas masculinas y femeninas; por su parte, para el paradigma de los pronombres quedaban las formas neutras (esto, eso y aquello). Los demostrativos masculinos y femeninos requieren de la presencia del nombre elidido (sustantivo siguiente), para poder comprender su concordancia e identificación del referente. En el caso de los demostrativos neutros, que carecen de variación en género y número, el referente puede que no se desee nombrar o que simplemente se lo desconozca. Para los demostrativos también existen usos anafóricos y catafóricos; el uso anafórico vincula a este con el grupo nominal más cercano, mientras que, aquel queda para el grupo nominal más lejano (Tengo que hablar con este/señor/ y con aquel/niño/); el uso catafórico hará referencia a grupos nominales pospuestos utilizando el demostrativo este (Los continentes son estos: América, Europa, Asia, África, Oceanía y Antártida)

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Los demostrativos manejan posiciones y combinaciones determinadas, puede ser que el demostrativo sea incompatible con un artículo determinado (el/este/ cielo), pero es posible que sí se le permita ir acompañado de algunos indefinidos (estas pocas cerezas), también puede ir precedido por el indefinido todo y al mismo tiempo es compatible con un posesivo posnominal (Este teléfono tuyo no funciona), se le acepta anteponerse al nombre y posponerse al demostrativo y al posesivo cuando aparece un numeral (estos tres gorriones), y cumple también con preceder a grupos preposicionales con nombre elíptico. Por otra parte tenemos los adverbios demostrativos que identifican lugares (aquí, allí, ahí, acá, allá), reconocen tiempos (ahora, ayer, hoy, mañana, antier, anteanoche, anoche), expresan modos (así), miden grados de cantidad (así, tanto). Los posesivos son determinantes y adjetivos que expresan posesión o pertenencia en relación con las personas gramaticales. Los posesivos que se anteponen al nombre, son átonos; los posesivos que se posponen al nombre son tónicos, aunque no siempre será así. Los posesivos entre sus rasgos distintivos tiene el número, que hace alusión al número de poseedores que puede ser uno (mi y mío, tu y tuyo) o varios (nuestro y vuestro), también se habla de entidades poseídas (mi/mis, mío/míos, tu/tus, su/sus, tuyo/tuyos, suyo/suyos, nuestro/nuestros, vuestro/vuestros, cuyo/cuyos). En lo que respecta a la persona hay que entender que los posesivos no se refieren a la persona, sino a la cosa, por lo tanto, para la primera persona serán: mi, mío, nuestro; segunda persona: tu, tuyo, vuestro; tercera persona: su, suyo, cuyo. Para el género habrá que evaluar la concordancia con la entidad poseída para la flexión genérica. La relación de posesión puede interpretarse de formas muy diversas, sea por la posesión en sentido estricto, sea por pertenencia, inclusión o atribución, sea por parentesco o relaciones sociales, por relaciones circunstanciales de proximidad o uso, o por sustantivos de naturaleza argumental.

Capítulo 12: Cuantificadores y numerales

Hablar de cuantificar es hablar de expresar la medida de algo, se lo puede hacer numéricamente, como también de formas menos precisas. Las nociones que son susceptibles de cuantificación son tres: individuos, se pueden enumerar y son designadas por sustantivos contables; materias o sustancias, no se pueden enumerar y son designadas por sustantivos no contables; procesos o propiedades, se expresan a través de adjetivos o verbos. Los cuantificadores constituyen una clase semántica transversal, pues se consideran así a todas las palabras que expresen cantidad, pudiendo ser estos sustantivos, adjetivos, determinantes, pronombres o adverbios. En lo referente a las clases de cuantificadores se dividen en: numerales y estos a su vez en cardinales, ordinales, fraccionarios y multiplicativos; no numerales, se subdividen en fuertes o universales y débiles o indefinidos; los primeros, abarcan la totalidad de un conjunto (todo, cada, ambos; los segundos, se refieren a existencia (alguno, nada), a indistinción (cualquiera), a evaluación (mucho, bastante).

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Los cuantificadores no numerales entre sus rasgos morfológicos presentan los accidentes del género y número, donde las propiedades no son homogéneas, de esta manera: ciertos cuantificadores aceptan flexión, incluso con neutros; otros solo aceptan flexión de número, pero no de género; por el contrario, habrán cuantificadores que flexionan en género, pero no en número y por último, todos tienen forma única (algo, alguien, cada, más, menos, nada, nadie). Los cuantificadores nombrados al último, no son uniformes en su comportamiento, puesto que, los neutros algo y nada tienen género inherente y fuerzan la concordancia con el masculino, al igual que alguien y nadie; cada puede acompañar a sustantivos de los dos géneros en singular y en plural cuando les precede un cardinal; más y menos preceden a sustantivos de ambos géneros en ambos números. Otro rasgo importante es la apócope, que consiste en la pérdida de un segmente final. Los cuantificadores universales, es decir, que expresan la totalidad de un conjunto (ambos, cada, todo y sendos) suelen rechazarse como complemento del verbo haber. Todo, señala la totalidad de un conjunto, tiene flexión en género y número y también puede expresar el valor genérico de un grupo nominal; cada, es determinante e invariable, hace referencia al uno por uno de un conjunto (individualización); ambos y sendos, poseen flexión de género, solo son plural y se refieren a determinados elementos de un conjunto, la diferencia radica en que ambos, se refiere a dos elementos y cumple con la función de pronombre y de determinante; por su parte, sendos cumple solo como determinante y se refiere a elementos, pero de forma distribuida (uno cada uno). Dentro de los cuantificadores débiles están los casos existenciales y evaluativos; los existenciales pueden ser positivos o negativos y se refieren a personas, cosas o ambos. Los cuantificadores de indistinción se refieren a cualquiera que tiene flexión de número, pero no de género. Los cuantificadores evaluativos denotan el grado de una norma o una expectativa. Por último, están los numerales que, en el caso de ser cardinales hacen referencia a la medida numérica de un grupo de entidades (dos días) y tienen flexión de género y número en uno, el resto son invariables; números ordinales, evoca el lugar que ocupa determinada unidad en un conjunto, muestran flexión de género y número; números fraccionarios, aluden a particiones o fracciones de unidades segmentables, tienen flexión en género y número pudiendo ser adjetivos y sustantivos; finalmente, números multiplicativos, se refiere al resultado de multiplicar una cantidad por un número natural.

Capítulo 13: Relativos, interrogativos y exclamativos

Los relativos son una clase limitada y cerrada de palabras, átonas en su mayoría, que presentan un valor anafórico y ejercen un papel subordinante similar al de las conjunciones en subordinación. El valor anafórico de los relativos consiste en poseer el mismo referente que una expresión previa, es decir, su antecedente. El valor sintáctico, por su lado, es la misma que desempeñaría su antecedente si estuviera en su lugar. El valor subordinante, establece que los relativos subordinan la oración que introducen, si tienen un antecedente expreso, la oración relativa se comporta como modificador nominal; cuando el antecedente no está expreso, se denominan relativas libres, asimilándose a los grupos preposicionales. La posición sintáctica, denota que los relativos se sitúan siempre al comienzo de la oración en la que aparecen (Revisé el asiento del auto).

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Los interrogativos y los exclamativos van a ser tónicos, a diferencia de la mayoría de relativos, constituyen una clase limitada y cerrada de elementos que están dotados de valor referencial y que contraen una función sintáctica; en el caso de que la oración dependa de un predicado, los interrogativos y exclamativos poseerán un valor subordinante, dando pie a interrogaciones y exclamaciones indirectas. La función referencial de los interrogativos y exclamativos, son denotativos y no son anafóricos, ya que no hacen alusión a una entidad mencionada anteriormente; en lo sintáctico, desempeñan esta función siempre y cuando esté acorde con la categoría a la que pertenecen; por otro lado, está la función subordinante que aparece en oraciones independientes como en oraciones subordinadas (subordinada sustantiva); y, por último está la posición sintáctica esto es, que los interrogativos pueden aparecer bien al comienzo como al final. Como podemos ver, los relativos con los interrogativos y exclamativos tienen semejanzas, pero también diferencias marcadas, entre las semejanzas acotaremos su parentesco semántico, funcional y relacional, la clase transversal a la que pertenecen, las propiedades de contenido por sus formas átonas y tónicas que evocan a clases semánticas iguales. Entre las diferencias tenemos que el cual, cuando se refiere a relativo, es átono; la ausencia de antecedentes en interrogativos y exclamativos, aunque a diferencia de los relativos, estos pueden ser independientes; los relativos son compatibles con sujetos antepuestos al verbo, los interrogativos y exclamativos no lo son. El relativo quien es un pronombre que presenta variación de número, mas no de género aunque concuerda con el atributo. El relativo cual, presentará flexión en número y solo se usa precedido del artículo determinado, mostrando las variantes de género (el cual/la cual/lo cual/los cuales/las cuales). Por último, está el relativo cuyo que es un determinante relativo con valor posesivo, tiene flexión de género y número y siempre concuerda con el sustantivo sobre el que incide, no con el antecedente; generalmente alterna con del cual/de la cual, etc. En estas últimas ideas del capítulo en curso, se tratara los relativos adverbiales, cuantificadores, inespecíficos e interrogativos y exclamativos; los relativos adverbiales aportan con los genéricos de lugar (donde), tiempo (cuando) y modo (como); el cuantificador cuanto expresa una cantidad y equivale también a tanto y todo, es variable pudiendo jugar con el género y número o simplemente siendo invariable y convertirse en adverbio; los relativos inespecíficos, son los relativos unidos a la terminación verbal quiera. En lo interrogativo y exclamativo, qué es morfológicamente invariable; quién será pronombre de personas y con flexión de número; cuál como pronombre o determinante y flexivo en número; dónde, cuándo y cómo, son adverbios interrogativos y exclamativos. Finalmente, está el cuantificador cuánto y su variable cuán que son determinantes y expresan registros elevados.

Capítulo 14: El adverbio

El adverbio tiene un carácter invariables y su función de modificador verbal, le ha dado un amplio conjunto de unidades al que es difícil asignar propiedades comunes. Para entender las clases de adverbio, se ha preferido distinguir los adverbios de foco (incluso, aun, hasta, ni

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siquiera) y los conectores discursivos, ya que corresponden a propiedad con expresiones no verbales. A las categorías adverbiales, se las puede definir bajo los siguientes criterios: desde el punto de visa morfológico, carece de flexión; aproximándose a preposiciones, conjunciones e interjecciones; desde el punto de fónico, los adverbios son palabras tónicas, hecho que los diferencia de preposiciones y conjunciones; desde el punto de vista sintáctico, el adverbio forma grupos adverbiales (verbos, adjetivos, otros adverbios, grupos nominales adjetivales, adverbiales y preposicionales), pueden también funcionar como atributos. Tienen la posibilidad de convertirse en enunciados independientes. Ejemplo: ¡Arriba!; desde el punto de vista del significado, los adverbios tienen valor semántico representativo y capacidad referencial. Si es de referirse a los adverbios según su significado, reconocemos como adverbios de cantidad a todos los que expresen cuantificación, grado o intensificación, modifican tanto al adjetivo como a otros adverbios; de esta clase de adverbios se distinguen cuatro subclases más, indefinidos: algo, bastante, demasiado, nada, poco, más, menos, suficiente, cuanto, mucho; los que expresan gradación o intensificación: sobremanera, bien, regular; los terminados en –mente; las locuciones adverbiales con significado ponderativo: a más no poder. En lo que respecta a adverbios de lugar, pueden ser demostrativos (aquí, allá, acá, etc.) y de relación locativa (delante/atrás, etc.), los adverbios de relación locativa habrá que diferenciarlos si es que son de ubicación (delante/detrás, encima/debajo, dentro/fuera) o si son de dirección (adelante/atrás, arriba/abajo, adentro/afuera). Por su parte, los adverbios de tiempo se distinguen en tres: adverbios de referencia temporal, de duración y de frecuencia; los referenciales, se refieren a la localización de la acción en el tiempo (ayer, hoy, mañana, etc.); de duración, expresan el tiempo que permanece la situación (brevemente, siempre); de frecuencia, indica la cadencia del proceso verbal sobre el que inciden, será impreciso (a menudo, de vez en cuando, etc.) y preciso (a diario, bienalmente, etc.). Existen también los adverbios aspectuales, expresa la repetición de un suceso (de nuevo, otra vez), así como también a las fases de un proceso (ya, todavía). Finalmente, están los adverbios de modo o manera, en los que se incluye el demostrativo así; los adverbios bien, mal, regular, mejor, peor, despacio, deprisa, aprisa; variedad de adverbios terminados en –mente. En lo que respecta a los adverbios según su estructura morfológica, se encuentran los terminados en –mente, que tienen una base femenina singular de muchos adjetivos calificativos y poseen doble acento; también están los adverbios adjetivales que tienen la variante masculina singular de un adjetivo o participio (las golondrinas vuelan bajo). Según su naturaleza gramatical, los adverbios pueden ser léxicos o gramaticales, los primeros constituyen una clase abierta de adverbios terminados en –mente, aunque también bien, deprisa, temprano; el segundo grupo, por su parte, se analizan si son demostrativos (aquí, ahora, así), referenciales (antes/después), cuantificadores indefinidos (algo, demasiado, suficiente), relativos (cuando, cuanto, como, donde), interrogativos y exclamativos. Están también los adverbios por su incidencia sintáctica que pueden ser argumentales, seleccionados por el predicado; atributos; modificadores de adjetivos; circunstanciales; adverbios de tópico; adverbios de enunciado; adverbios de enunciación. Finalmente, se encuentran las locuciones adverbiales, que son un conjunto de varias palabras que constituyen la función de un adverbio (a gusto, a la fuerza, una eternidad).

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Capítulo 15: El verbo El verbo es una partícula que posee flexión de número, persona, tiempo, aspecto y modo; al referirnos al tiempo verbal, este constituye una categoría deíctica, ya que localiza los sucesos en relación con el momento en que se habla. Indica si una situación comienza, se repite o se muestra en un punto de su desarrollo; en lo aspectual, el verbo es puntual o durativo, y se diferencia del tiempo en que no tiene función deíctica. El verbo muestra tres situaciones de estudio: aspecto morfológico, aspecto léxico o de modo de acción y aspecto sintáctico. En lo morfológico, el verbo se lo entiende como perfectivo (acción terminada) o imperfectivo (acción no acabada); en lo léxico, el verbo dependerá del significado de los predicados, estos predicados pueden ser de cuatro tipos: actividades (ganar dinero), realizaciones (comer un platillo), logros (alcanzar la cima), estados (merecer un premio). Los tiempos verbales son las formas de conjugación que expresan gramaticalmente las informaciones de tiempo, modo y aspecto; normalmente son tres: indicativo, subjuntivo e imperativo. El modo indicativo, refiere acciones a modo acusativo, puede ser simple o compuesto; simple: presente, indica una acción que ocurre en el momento, puede ser un presente histórico cuando trae al presente hechos pasados (Roldós llega a la presidencia y retorna la democracia), puede ser un presente habitual, para referirse a costumbres (en la cafetería se toma café) y puede ser un presente futuro (si vienes temprano, salgo contigo); pretérito imperfecto, se refiere a acciones pasadas que no están acabadas y que se verifican con otra acción pasada (salía de casa y se asomaron), representa acciones que se confirman desde un presente (Kenyi atendía la clase desde el asiento que está en el centro), evoca acciones que se repetían en el pasado (las aves volaban y se posaban), llama a lo que sucedió en el pasado (ella corría y me abrazaba). Pretérito perfecto simple, expresa acciones pasadas, sin matices (dijiste la verdad y te libraste de la culpa); futuro, denota acciones que sucederán (ella traerá la botella), expresa duda (será que está en clases…), tiene sentido imperativo (si vas a clases, traerás apuntes); condicional simple, expresa una posibilidad en pasado, presente y futuro (vendría aquí hacía el año 2005). Compuesto: pretérito perfecto compuesto, expresa una acción pasada que dura aún (he estudiado todo el día), acción pasada reciente (hemos terminado la tarea); pretérito pluscuamperfecto, es la acción anterior a otra acción pasada (cuando tú viniste, yo había acabado de salir del colegio); pretérito anterior, expresa una acción inmediata anterior a otra pasada (cuando hube llegado, ustedes salieron); futuro, expresa una acción en futuro con connotación pasada (yo habré cantado en el estadio); condicional compuesto, es la posibilidad sobre el hecho ya cumplido (imaginaba que habrías salido de casa). El modo subjuntivo, es lo contrario al indicativo, pues expresa deseo, esperanza o posibilidad, es decir, algo irreal; también reconoce tiempos simples y compuestos, siendo simples los siguientes: presente, se refiere a una acción que forma parte del presente o futuro (espero que vengas); pretérito imperfecto, depende de otro verbo en pretérito imperfecto o condicional simple o compuesto del indicativo (le decía que trabajara), también expresa hipótesis imposibles (habría visto el partido, si hubiera contratado el servicio); futuro, son futuros condicionales (quien cometiere hurto, será castigado). Compuestos: pretérito perfecto, la

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acción en subjuntivo es pasada y terminada (espero que cuando vuelva, todo haya quedado limpio); pretérito pluscuamperfecto, refiere una acción pasada respecto de otra pasada (no esperaba que Juan hubiera venido); futuro, un futuro que no se cumple (yo hubiere cantado si no se hubiera obnubilado el cielo). En cuanto a las formas no conjugadas o verboides, encontramos la forma no personal del infinitivo, gerundio y participio. El infinitivo, es el verbo en forma abstracta, sirve como sustantivo (el buen vivir de la sociedad), puede tener sujeto y complementos (el trabajar dignifica al hombre), forma perífrasis verbales (anda a comer rápidamente). El gerundio, es la acción verbal en desarrollo, lleva las terminaciones –ando, -iendo, acepta pronombres enclíticos (diciendo diciéndole), va con un participio (habiendo jugado), funciona como adverbio al modificar un verbo (trabajaba cantando), se refiere a acciones simultáneas (mi nana cocina, viendo la novela), se lo conocerá como absoluto cuando tenga un sujeto propio, diferente al del verbo principal (trabajaba mucho, estando mi marido cerca), acompaña verbos auxiliares (está tratando de dormir). Finalmente, el participio, forma las perífrasis verbales y los tiempos compuestos, lleva las terminaciones –ido y –ado, no varía en género y número cuando son tiempos compuestos (habríamos salido), pero sí en tiempos simples (los libros estás leídos), forman oraciones pasivas (el libro es leído por todos), acompaña a verbos auxiliares en función adjetival (veo abrazados al niño y a su madre), se lo conocerá como absoluto cuando el participio va al inicio, seguido de un sustantivo y luego una proposición incorporada (terminada la tarea, pueden irse). Para concluir, se tratará el tema de las perífrasis verbales, que no son más que la unión de verbos auxiliares a verbos auxiliados, pueden ser en infinitivo, gerundio y participio. En el infinitivo, la perífrasis puede ser de obligación (hay que salir), de conjetura (deben de ser hermanos), de necesidad (tienen que volver mañana), de capacidad o permiso (puedo mover la mano), de tiempo (vas a caerte [con pronombre enclítico]). En el gerundio, situación en desarrollo (está saliendo), progresión de la acción (iba caminando de a poco), en retrospectiva (nos viene mintiendo), de modo intermitente (anda preguntando por ti). Finalmente, el participio (lleva publicadas cinco novelas).

Capítulo 16: La proposición. La conjunción. La interjección

Las preposiciones constituyen una clase cerrada de palabras, normalmente átonas y dotadas de valor relacional, puede funcionar con pronominales (desde la casa), con adjetivos (pasar por tonto), como adverbios (hasta aquí mismo), y entre preposiciones (de entre los arbustos). Las preposiciones se dividen en dos grupos: gramaticales y léxicas; las primeras, sirven básicamente como nexos (la ira de los dioses); las segundas, tienen una significación expresiva (bajo la mesa). El significado de las preposiciones siempre será relacional, pues pone en contacto dos elementos (el elemento del que depende y el elemento de la preposición). En el español existen 23 preposiciones: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, so, sobre, tras, versus y vía.

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Cabe, se refiere a junto a; so, se refiere a bajo; durante, permanencia de tiempo; mediante, forma de hacer algo; hasta, límite de un proceso; según, conforme a; versus, confrontación; vía, lugar o medio. Estas son precisiones acerca del inventario. A, complemente indirecto; ante, delante de o en presencia de o en vista de; bajo, lugar inferior; con, compañía; contra, oposición; de, pertenencia, espacio; desde, origen o punto de partida; en, presencia, lugar; entre, en medio de; hacia, dirección u orientación; para, destino espacial; por, agente, pasivo, autoría; sin, privación; sobre, encima de; tras, a continuación de. Todas estas, son consideradas preposiciones generales. Locuciones prepositivas, es la unión de una preposición con un sustantivo y otra preposición (a base de). Por otra parte, tenemos a las conjunciones que son una clase de palabras invariables y átonas, que sirven para relacionar palabras, grupos sintácticos y oraciones. Existen dos tipos de conjunciones: coordinantes (vinculan sin relación jerárquica [copulativas, disyuntivas o adversativas]), subordinantes (vinculan estableciendo dependencia). Conjunciones copulativas, a este grupo pertenecen y/e (unen elementos [María y José]), ni (suma elementos negados [ni tú ni yo]); conjunciones disyuntivas, pertenece la conjunción o (une elementos, dándole un matiz de elección [tenía veinticinco o treinta]); conjunciones adversativas, a este grupo pertenecen las preposiciones pero (contrapone dos ideas, pero solo una es la que se expresa, la otra se infiere [no hay clase, pero sí lección]), sino (refuta a un primer segmento de la oración [no es gris, sino azul]). También están las conjunciones subordinantes que vinculan solo dos elementos, reconocen una amplia clasificación: completivas, que (creo que es hora), si (nadie sabe si vendrá); condicionales, si (si tienes tiempo, ven), como (como no comes, no crecerás); causales, porque (lo creo porque viene de ti), como (como es nuevo, no entiende); concesivas, aunque (aunque está lejos, viene), si bien (si bien no es lo justo, lo aceptamos); temporales, luego que (luego que estudió, rindió el examen); consecutivas, que (hacía tanto frío que me abrigué); ilativas, luego (pienso, luego existo), conque (es tarde, conque apúrate); comparativas, que (hay más que antes), como (hemos tenido tantos errores como aciertos). Entre las locuciones conjuntivas están, porque, para que, bien que, mientras que, a medida que, en razón de que, etc. Por último, está la interjección, que son palabras con capacidad de formar enunciados, generalmente exclamativos y manifiesta sentimientos e impresiones. Puede entenderse a la interjección, desde el punto de vista gramatical y semántico; gramatical, puede a su vez ser: propias, solo interjecciones (¡oh!); impropias, son creaciones a partir de verbos, adjetivos, etc. (¡venga!). Punto de vista semántico, pueden ser apelativas o directivas, y expresivas o sintomáticas; las primeras, van dirigidas al oyente sea este hombre o animal (hola, zape); las segundas, van dirigidas hacia el hablante, ya que manifiesta sensaciones, sentimientos y ánimo (ajá, caramba). Las locuciones interjectivas están formadas por dos o más palabras, pero cumplen la misma función (ahí va, en fin, hasta luego). Finalmente, están los grupos interjectivos que son interjecciones en grupos mayores, pueden estar en un grupo nominal (¡Vaya, qué sorpresa!), en un grupo preposicional (¡Adiós a las vacaciones!) o en una oración (¡Así se muera!).

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Actividad 2 Busque

tres libros cuya edición sea posterior al año 2000, de autores diferentes, tres artículos de revistas científicas cuya edición sea posterior al 2008, tres documentos obtenidos en internet, una tesis doctoral consultada en la red

que estudien la morfología de la lengua española. Los libros y la tesis doctoral solo hay que citarlos. Los artículos de revistas y los documentos de la web sí hay que resumirlos (al menos 10 líneas). No hay que olvidar hacer la referencia correcta de todo según formato APA.

• Libros cuya edición es posterior al año 2000 (citarlos) García-Page, M. (2008). Cuestiones de morfología española. Madrid: Editorial Universitaria

Ramón Areces. Ollero, A. (2009). Morfología del español. Albacete: Quiasmo Editorial. Gil, I., Pazó, J. & Cano, M. (2011). Teoría morfológica y morfología del español. Madrid:

Servicio de publicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid.

• Artículos de revistas científicas cuya edición sea posterior al año 2008 (resumirlos)

1. Gramática y pragmática en el empleo del artículo en español.

El presente apartado gramatical parte del hecho de que el artículo es una palabra que no está totalmente gramaticalizada y por lo tanto, reglada en el idioma español, lo que produce un empleo no obligatorio y erróneo de esta partícula gramatical en los contextos nominales. La posibilidad de alternar entre contextos con presencia y contextos con ausencia de artículo es reiteradamente utilizada por los emisores a fin de llegar a unos efectos de sentido concretos que dirigen al ámbito de lo pragmático-discursivo. Este artículo científico entonces, tiene como misión ocuparse de tales valores prácticos; teniendo como objetivo principal proporcionar algunas claves para la interpretación y comprensión de tales construcciones gramaticales a fin de facilitar la explicación del uso del artículo en el idioma español y no caer en un mal uso de los mismos. Garachana, M. (2008). Gramática y pragmática en el empleo del artículo en español.

MarcoELE, 3(1), 1-18.

2. Gramática y pragmática del enunciado

La caracterización del enunciado como un concepto gramatical ha provocado una interesante reflexión sobre los límites de la gramática y la pragmática. Si, de un lado, su definición y determinación solo se hace posible apelando a la comunicación como valor trascendente de las unidades que lo componen, de otro, su uso como recurso para reconocer lo que es o no un sintagma ha generado muchas dificultades en el análisis de la gramática funcional: el uso de adjetivos como sendos, cierto, mismo, susodicho o de muchos de los considerados marcadores del discurso (por consiguiente, sin embargo, en cambio, no obstante, en suma) incapaces de funcionar como unidades comunicativas; el de enunciados constituidos por

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unidades dependientes en contextos de fuerte presuposición (¿con o sin?) o el de dos o más frases u oraciones contiguas en la secuencia pero sin relaciones de dependencia entre ellos. Álvarez, A. (2011). Gramática y pragmática del enunciado. Verba, 38(3), 331-343.

3. De la Gramática al epítome: La Real Academia Española ante la enseñanza gramatical. El caso de 1857

En 1857, la Real Academia Española (RAE) publicó dos manuales de gramática destinados a la enseñanza: el Compendio y el Epítome. En este artículo, el interés primordial es resaltar dos aspectos: en primer lugar, que el cambio de destinatarios que se produce entre la Gramática de 1854 (el texto inmediatamente anterior) y la Gramática de 1858, como consecuencia de haber sido publicados los dos libros escolares, condicionó físicamente, y de forma evidente, el nuevo libro de Gramática, no así el aparato teórico-doctrinal; en segundo lugar, que el criterio de adaptación de contenidos en los libros menores no parece ser otro que la depuración de los distintos apartados, ya se haga de forma discreta (caso del Compendio), ya de forma drástica, reduciendo las explicaciones al mínimo (caso del Epítome). Garrido, G. (2012). De la Gramática al epítome: La Real Academia Española ante la

enseñanza gramatical. El caso de 1857. RAHL: Revista Argentina De Historiografía Lingüística, 4(2), 101-115.

• Documentos obtenidos en internet (resumirlos)

1. Gramática de la lengua española

La Real Academia Española, a través de este libro electrónico, abarca desde los temas más pequeños hasta los medulares en lo que a gramática respecta. Marca como inicio de estudio, lo que es la gramática en sí, para luego pasar a lo que es la palabra y todos sus elementos; de igual manera, centra sus explicaciones más allá de los simples conceptos y definiciones, pues también muestra ejemplos y construcciones de los mismos. El análisis de los verbos y construcciones verbales, se encontrarán en la parte central del documento, dedicándole un gran espacio para una correcta comprensión, incluyendo casos especiales que toda persona que valore su lengua natal debe conocer. Finalmente, la Real Academia Española, nos da un pequeño módulo, donde abarca someramente los vicios del lenguaje y recursos estilísticos propios de construcciones literarias, yendo desde el hipérbaton hasta la silepsis. Real Academia Española. (2011). Gramática de la lengua castellana. Recuperado de:

http://espanol.free-ebooks.net/ebook/Gramatica-Castellana

2. Gramática básica para el uso del español

La intención de este curso en línea, es dotarle de un manual básico para el estudiante de gramática. Entre sus módulos, se encuentran la construcción de opiniones propias sobre diversos temas, cursos de redacción y conversación, con la correcta estructura de las palabras

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y de los verbos del español; cabe recalcar, que también es un curso que sirve para foráneos interesados en el aprendizaje de este idioma. Este curso provee manuales utilizados en los cursos elementales y cuya utilidad sigue vigente, y de excelentes libros destinados principalmente al estudiante que gusta de la redacción; también se ofrece manuales interactivos donde se puede poner a prueba la comprensión en cuanto a construcciones verbales y concordancias con otros elementos de las palabras. En fin, podría decirse que es un curso que busca la correcta asimilación de los criterios morfo-sintácticos del idioma. De La Torre, S. (2012). Gramática básica para el uso del español. Jyväskylä, Finladia.: Kieli-

Kampus. Recuperado de: http://users.jyu.fi/~torremor/cursos/gramatica/001.html

3. Metáforas en la gramática

El artículo del blog que se tratará a continuación, se refiere al abuso acerca de la utilización de metáforas en el idioma español; señala que comúnmente cuando se habla de metáforas, se piensa que es y/o sirve como un recurso estilístico literario, mas este concepto va mucho más allá. En la vida cotidiana, el uso de las metáforas sirve también como un indicador de espacio, tales son los casos de al pie de la rivera, el semáforo queda a mano derecha, donde bien puede verse el uso de la metáfora fuera de la literatura y señalando más bien, una dirección asociándola con alguna parte del cuerpo humano. Incluso se aborda la cuestión de que al momento de hablar, las metáforas constituyen funciones adverbiales y además perífrasis verbales, como alrededor de las siete, voy a estudiar, en el primer caso se utiliza el adverbio de lugar para denotar la cercanía a una hora; en el otro, el verboide constituye un destino. Bustos, A. (2010, abril 15). Metáforas en la gramática. [Mensaje de Blog]. Recuperado de:

http://blog.lengua-e.com/2010/metaforas-en-la-gramatica/

• Tesis doctoral consultada en la red (citarla) Garrido, G. (2008). Las gramáticas de la Real Academia Española: teoría gramatical,

sintaxis y subordinación. (Tesis de doctorado). Universidad de Salamanca, Departamento de Lengua Española, Salamanca, España. Recuperado de: http://www.contrastiva.it/baul_contrastivo/dati/sanvicente/contrastiva/Gram%C3%A1tica%20espa%C3%B1ola/Garrido%20Gramaticas%20RAE.pdf

Actividad 3 A cada estudiante le será dado oportunamente una serie de artículos de algún cuerpo legal ecuatoriano para que realice el análisis morfosintáctico respectivo.

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