turistas y vagabundos

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Náufragos y navegantes en la era de lo superficial Valentina Ramírez Vanegas En el ensayo “Turistas y vagabundos”, escrito por Zygmunt Bauman, se propone entender la movilidad global como el gran factor de desigualdad y polarización de las sociedades producto del proceso globalizador que actualmente impera. A su vez, la instantaneidad, característica de las nuevas tecnologías con Internet a la cabeza, promueve la creación de una sociedad volátil y altamente consumista. En este contexto, surgen dos estereotipos sociales claves: el de un turista global que representa al típico consumidor desmedido con un alto poder adquisitivo, que viaja por el mundo a su mereced; mientras la figura de un vagabundo representa un consumidor defectuoso, con bajo poder adquisitivo, excluido de cualquier esfera de la sociedad debido a su condición. Por tanto, estas representaciones reflejan las profundas diferencias existentes entre las dos clases de vivencias y torna formal y superficial cualquier similitud entre ellas. Con esto en mente, en este ensayo se pretende demostrar que el fenómeno de la globalización, por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ha promovido la creación de representaciones sociales estereotipos definidos a partir del grado de consumo de los individuos en la era de la posmodernidad.

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Page 1: TURISTAS Y VAGABUNDOS

Náufragos y navegantes en la era de lo superficial

Valentina Ramírez Vanegas

En el ensayo “Turistas y vagabundos”, escrito por Zygmunt Bauman, se propone entender la

movilidad global como el gran factor de desigualdad y polarización de las sociedades producto

del proceso globalizador que actualmente impera. A su vez, la instantaneidad, característica de

las nuevas tecnologías con Internet a la cabeza, promueve la creación de una sociedad volátil y

altamente consumista. En este contexto, surgen dos estereotipos sociales claves: el de un turista

global que representa al típico consumidor desmedido con un alto poder adquisitivo, que viaja

por el mundo a su mereced; mientras la figura de un vagabundo representa un consumidor

defectuoso, con bajo poder adquisitivo, excluido de cualquier esfera de la sociedad debido a su

condición. Por tanto, estas representaciones reflejan las profundas diferencias existentes entre

las dos clases de vivencias y torna formal y superficial cualquier similitud entre ellas. Con esto

en mente, en este ensayo se pretende demostrar que el fenómeno de la globalización, por medio

de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ha promovido la creación de

representaciones sociales —estereotipos— definidos a partir del grado de consumo de los

individuos en la era de la posmodernidad.

En las últimas décadas del siglo XX con el surgimiento de la era moderna tardía o

postmodernidad la esfera global ha sido espectadora de transformaciones económicas-sociales y

culturales cuya vertiginosidad y complejidad no admite precedente. De esta manera, Zygmunt

Bauman, en su libro “La globalización. Consecuencias humanas”, afirma que ya no es posible

hablar de fronteras naturales, los límites y barreras geográficas dejaron de ser un obstáculo entre

las naciones, puesto que, se ha posibilitado la idea de hallarse en todas partes sin estar en un

lugar específico.

Por consiguiente, con la pérdida de rigor de los límites territoriales y la localidad, la libertad de

movimiento se exalta como el logro máximo de un nuevo fenómeno que ha llegado para dominar

al mundo. Este fenómeno es mejor conocido como globalización, cuyo accionar va desde un

proceso creciente de internacionalización del capital financiero, industrial y comercial, nuevas

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relaciones políticas entre naciones y procesos productivos deslocalizados geográficamente

(Mateus, 2002) hasta su característica más significativa: la expansión y uso intensivo de la

tecnología que, al igual que las fronteras, no concibe límite alguno.

Esta última característica cobra sentido, tal y como señala José Antonio Ferrís Forés en su texto

“La triple crisis de los medios de comunicación”, con el cambio esencial que ha supuesto la

llegada de las nuevas tecnologías y su repercusión en todos los contextos de la esfera global. No

obstante, el ámbito social ha sido el más afectado en este proceso; dado que, al suponer de las

Tecnologías de la Información y Comunicación un ahorro de tiempo y dinero, fácil acceso a los

productos y a la información sin ningún tipo de restricción, se ha contribuido notablemente a la

transformación de comportamientos y hábitos de consumo en las sociedades (Forés, 2012). Por

ejemplo, cada vez que los consumidores se ven inmersos en la web se muestran bastante atraídos

con los servicios que esta pone a su disposición, y más allá de consumir por necesidad, lo hacen

por el impulso de compra para responder a la obligación que le ha sido creada por el mercado a

través de las nuevas tecnologías.

Ahora bien, los medios masivos de comunicación, al ser facilitadores de consumismo,

promueven la creación de representaciones sociales—estereotipos—.En este sentido, Beatriz

Elena Inzunza Acedo, en su artículo “La recepción de estereotipos de la serie norteamericana

Lost entre jóvenes que habitan en Monterrey, México”, cita a O’Sullivan, Hartley, Saunders,

Montgomery y Fiske (1998) quienes definen los estereotipos como “la clasificación social de

grupos de personas (por nacionalidad, raza, clase social, género, ocupación, etc…), en signos

generalizables y simplificados, que representan implícita o explícitamente un conjunto de valores

y juicios acerca de su comportamiento, características o historia” (2012, p.20). De esta manera,

se entiende como el uso de estereotipos en los medios está íntimamente ligado a la situación del

consumismo emergente. Puesto que, cuanto más amplio es el público al que se quiere seducir,

más superficial serán los contenidos y las formas a emitir: se homogeneiza la información, se

liman las posibles asperezas, se banaliza, se ignoran los conflictos, se esquivan las

contradicciones (Gamarnik, 2009).

Lo anterior, se hace evidente en la medida en que el acto de consumir, al ser la tarea principal de

la sociedad posmoderna, ha ido estableciendo estereotipos de clase a través de la lujosa

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publicidad y mercadotecnia de los medios. Es así como los ricos o turistas representan el ideal

de vida exitosa que todos desean, puesto que asegura el encuentro con la propia identidad, un

lugar privilegiado en la sociedad y felicidad perpetua, todo esto debido al alto grado de

participación en el mercado de consumo. No obstante, en esta sociedad de consumidores

“felices”, no todo es perfecto dado que los ricos cargan con la miseria de tener en su vida a los

pobres o vagabundos. Es así como ser pobre, significa ser un consumidor defectuoso, frustrado,

imperfecto, deficiente, estar excluido de lo que se considera una “vida normal”—una vida de

consumismo—, es tener cerradas las oportunidades de una “vida feliz”, ya que no se puede gozar

de la “alegría” que genera el acto de consumir, en otras palabras, ser pobre es ser incapaz de

adaptarse al mundo.

En resumidas cuentas, la aclamada globalización junto con las nuevas Tecnologías de la

Información y la Comunicación (TIC), ambas enmarcadas en el contexto de la sociedad

posmoderna, están estructuradas para satisfacer los sueños y deseos del estereotipado turista.

Puesto que, con el auge de este nuevo fenómeno se ha infundido la idea de creer que el valor de

un ser humano está directamente relacionado con su capacidad adquisitiva; cuanto más se posea

mayor será el grado de aceptación de este en la sociedad. Sin embargo, un efecto secundario

adyacente a este indolente consumidor ha sido la percepción distorsionada del resto de esferas

sociales; es decir, las “clases marginadas” denominadas así por estar fuera de toda jerarquía

social, y que a su vez, representan el drama de miles de seres humanos catalogados usualmente

como vagabundos, excluidos a un nivel tal, que han sido considerados los enemigos declarados

de la sociedad. Más aún, pasa desapercibido que estas personas son seres humanos como

cualquier otro, pero que como Bauman propone, no han tenido la libertad de elegir de qué lado

del tablero quieren jugar.

Finalmente, la división existente entre ricos y pobres refleja dos experiencias de vida reales, que

dan lugar a dos percepciones drásticamente distintas del mundo, de sus males y de la manera de

curarlos. De esta manera, no queda más que comulgar con la idea de una reinvención de la

sociedad, una reinvención creativa que asegure el bienestar de todos los miembros que

conforman la sociedad. Para lograr este propósito lo ideal es asumir el proceso de globalización y

las TICS como instrumentos que permitan generar vínculos, y que a su vez promuevan la

igualdad entre los seres humanos y la solidaridad entre los mismos.

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Referencias

Acedo, B. E. (2013). Reception of Stereotypes of the American Series Lost Among Young

People Living in Monterrey, Mexico. Signo y pensamiento, 16-31.

Bauman, Z. (1998). Turistas y vagabundos. En Z. Bauman, La globalización. Consecuencias

humanas (pág. 171). México: Fondo de cultura económica.

Forés, J. A. (2012). La triple crisis de los medios de comunicación. Boletín de estudios

económicos, 533-548.

Gamarnik, C. E. (2009). Estereotipos sociales y medios de comunicación. Question., 1-23.

Recuperado el 11 de Mayo de 2015, de

http://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/question/article/view/826/727

Mateus, J. R. (2002). La globalización: sus efectos y bondades. Economía y desarrollo, 65-77.

Recuperado el 10 de Mayo de 2015, de http://www.fuac.edu.co/revista/M/cinco.pdf