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Tumbas, metalurgia y complejidad social en un páramo del altiplano surandino. Pulacayo, Bolivia, primer milenio d. C. Pablo José Cruz Resumen En la historiografía reciente de la arqueología surandina, el nombre de Pulacayo se relaciona con el hallazgo de una fabulosa cueva funeraria, de la cual fueron recuperados, junto a lo s restos de cinco individuos, una gran cantidad de materiales preciosos. Con el fin de contextualizar esta cueva, en 2005 se inicia un intenso programa de investigaciones en la región. Los resultados alcanzados sef\alan una importante ocupación del territorio durante el Horizonte Medio, la cual se encuentra asociada con la explotación de los yacimientos de minerales metalíferos existentes en la misma región y su consecuente producción metalúrgi- ca y orfebre. Palabras clave: Salar de Uyuni, Horizonte Medio, prácticas funerarias, metalurgia prehispánica. Abstract In the recent historiography of South Andean archaeology, the name of Pulacayo is related to the discovery of a fabulous funerary cave in which a great quantity of precious materia Is , including five human skeletal remains, were found. In order to contextualize this Nº 49, segundo semestre de 2C09 71

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Tumbas, metalurgia y complejidad social en un páramo del altiplano surandino. Pulacayo, Bolivia, primer milenio d. C.

Pablo José Cruz

Resumen

En la historiografía reciente de la arqueología surandina, el nombre de Pulacayo se relaciona con el hallazgo de una fabulosa cueva funeraria, de la cual fueron recuperados, junto a los restos de cinco individuos, una gran cantidad de materiales preciosos. Con el fin de contextualizar esta cueva, en 2005 se inicia un intenso programa de investigaciones en la región. Los resultados alcanzados sef\alan una importante ocupación del territorio durante el Horizonte Medio, la cual se encuentra asociada con la explotación de los yacimientos de minerales metalíferos existentes en la misma región y su consecuente producción metalúrgi­ca y orfebre.

Palabras clave: Salar de Uyuni , Horizonte Medio, prácticas funerarias, metalurgia prehispánica.

Abstract

In the recent historiography of South Andean archaeology, the name of Pulacayo is related to the discovery of a fabulous funerary cave in which a great quantity of precious materia Is, including five human skeletal remains, were found . In order to contextualize this

Nº 49, segundo semestre de 2C09 71

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cave, an intense research program in the region begins in 2005. Results indicate an important occupation of the territory during the Middle Horizon, which is associated to the working operation ofthe existing metalliferous mineral deposits in the same region and its consequent metallurgical and silversmith production.

Keys words: Salar de Uyuni , Middle Horizon, funerary practices, prehispanic metallurgy.

Hasta hace pocos años, las informaciones disponibles sobre el pasado prehispánico de la región localizada al este del Salar de Uyuni se resumían básicamente a los datos recogidos por la misión francesa de Crequi de Monfort a comienzos del siglo XX ( 1906), a investigaciones desarrolladas mucho más tarde por !barra Grasso ( 1973) y a algunos materia­les funerarios que circulaban en diferentes colecciones de Bolivia, como es el caso de aque­llos originarios de la "Cueva de Pulacayo". En este sentido, la arqueología de Pulacayo se contrasta con la de sus regiones vecinas sobre las cuales se poseen mayores conocimientos: el Área I ntersalar (Lecoq 1999), Yura (Lecoq y Céspedes 1997 a y b) y Céspedes y Lecoq ( 1998) y los Lípez (Arel lano y Berberián 1981 , N ielsen 1999). En este trabajo presentaremos de manera sintetizada los resultados alcanzados en los cuatro años de investigaciones llevadas a cabo en la región de Pulacayo. Los nuevos datos arqueológicos ponen en eviden­cia el desarrollo de una sociedad compleja durante el primer milenio de nuestra era en un área considerada hasta hace poco tiempo como internodal y escasamente poblada.

La historia de la Cueva de Pulacayo

A comienzos de los años 1990, un joven de la región descubre y excava una cueva situada en el paraje denominado Juch ' uypampa (Fidel 1993), a dos horas de marcha del campamento minero de Pulacayo. Del interior de la cueva exhuma una fabulosa colección funeraria, en la cual se destacan varios finí simos tejidos de estilo Tiwanaku y San Pedro de Atacama, entre muchos otros materiales (Agüero 2007, Céspedes 2000). Poco tiempo des­pués, el joven inicia un recorrido por diferentes museos y coleccionistas particulares de Bolivia con la intención de vender los "tesoros" recuperados. Sin éxito en su emprendimiento y expuesto a tener problemas legales con las· autoridades nacionales, intenta vender estos objetos fuera de Bolivia. Ante el peligro de que esta colección fuese desmantelada, el Museo de ASUR de Sucre1 efectúa la compra de un conjunto de tejidos y otros materiales2, al mismo tiempo que inicia una dinámica de investigación para la cual se invitaron investigadores de Bolivia, Chile y Estados Unidos.

La cueva yace a unos 5 km al sudoeste de la localidad de Pu lacayo, en un paisaje de altiplano que alterna colinas y valles de altura sobre los 3850 msnm. Se trata de una pequeña

ASUR (Antropólogos del Surandino). La adquisición fue realizada con aportes propios y recursos de la Embajada de los Países Bajos y de la CAF.

2 El resto de la colección se encuentra depositada en el Museo Universitario de Potosí.

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cavidad formada por la erosión hídrica, la cual se encontraba cerrada por un muro externo de piedra y argamasa (Céspedes 2000). Según información brindada por el autor de la excava­ción, y análisis realizados posteriormente por Costa Junqueira (2003), del interior de la cueva fueron exhumados un número de cinco individuos parcialmente momificados: tres adultos y dos niños. Entre ellos se destacaba un adulto que vestía un unku polícromo decorado con motivos antropomorfos de estilo tiwanacota que, según Agüero (2005 , 2007), representa al personaje del dintel de Kantatayita. Se trata de una de las primeras evidencias de la presencia de materiales de estilo Tiwanaku en un territorio por entonces desconocido. Sin embargo, lo extraordinario de este unku no es solo el hecho de que ll eva estos diseños iconográficos, sino que está realizado con un programa textil que lo ubica, sin lugar a dudas, en la región del Titicaca (V. Cereceda, comunicación personal 2008). En los cuerpos restantes, y juntos a estos, se recuperaron numerosos textiles y objetos de estilo tiwanacota y atacameños. Un análisis de 14C realizado sobre un fragmento de hueso originario de este contexto arrojó un resultado de 1250 +/- 40 años BP3, lo cual nos da una fecha calibrada situada entre 674 y 874 años de nuestra era. Desde el inicio mismo de los estudios, la interpretación de la cueva estuvo, sin embargo, condicionada por el relato del joven saqueador, quien incluso realizó una filmación de este evento como prueba de la veracidad de su hallazgo. La presentación de la cueva, en tanto que descubrimiento fortuito y excepcional en un territorio despoblado, persiguió dos claros objetivos: por un lado evitar cuestionamientos sobre la veracidad de las informaciones divulgadas y origen de los materiales y, por el otro, disminuir el interés en realizar investigaciones de campo, las cuales podrían poner en evidencia otras tumbas sa­queadas o intactas. Partiendo entonces del "supuesto" de que se trataba de un descubri­miento casual en una zona en la cual las prospecciones señalaron que se encontraba despo­blada "a no ser por entierros aislados" (Céspedes 2000), la cueva fue considerada como el testimonio del entierro excepcional de caravaneros tiwanacotas, varios de los cuales habrían fallecido, según el estudio paleopatológico, de muerte violenta durante su travesía (Costa Junqueira 2003).4

A partir de 2005 , desde ASUR se desarrolla un nuevo programa de investigaciones destinado a contextualizar más detalladamente la Cueva de Pulacayo dentro del ámbito regional5 (figura I ) . Con este objetivo, y basándonos en las infonnaciones sobre varios otros sitios funerarios saqueados en la región, se planteó la hipótesis de que estos lugares eran el testimonio de prácticas funerarias locales. Para resolver esta hipótesis, el programa de inves­tigación se centró en los primeros años en una intensa campaña de prospección que permitió el registro de a) otros sitios funerarios así como b) sitios de habitación. Las prospecciones

3 Ref. PU-1. Geochron Laboratories, fechado realizado por ASUR. 4 " Da la impresión que el sepulcro en la cueva tuvo como objeto el rendir culto a la muerte de un "señor

principal" que parecen haber fallecido durante una larga travesía en ese inhóspito paisaje puneño, lejos de los grandes centros poblados de su estirpe, la ceremonia mortuoria debió haber durado varios

· días ya que se presentan claras evidencias de una fuerte ritualización, el cuidadoso revoque rojo que cubría las paredes de la cueva, la evísceración y embalsar a los cuerpos requieren de un tiempo de preparación'' (Céspedes, 2000).

5 El proyecto de investigación en Pulacayo es coJirigido por Verónica Cereceda y Pablo Cruz y cuenta con financiamiento de la Fundación ASU R y la SELZ Foundation.

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cubrieron un área aproximada de 250 km 2 y, dependiendo del relieve, estas fueron llevadas de manera sistemática y predictiva: afloramientos rocosos para el registro de los sitios funera­rios , y las riveras de los ríos y arroyos para los sitios de habitación . La gradiente altitudinal (hasta los 4100 msnm) y el relieve determinaron prospectar en esta primera etapa el área sur de Pu lacayo. Los sitios registrados fueron georreferenciados con G PS y en su mayoría se realizaron relevamientos fotográficos y planialtimétricos, así como un exhaustivo muestreo del material de superficie. Por su parte, las excavaciones de estructuras funerarias y sitios de habitación se realizaron de manera contextual, siguiendo niveles estratigráficos naturales y culturales.

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Figura 1: Mapa general de la región de estudio.

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Salar de Uyuni

Oruro•

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• Potosi

• \ Uyuni \ ..... __

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Figura 2: Mapa de la zona de estudio en Pu lacayo.

O S,t,os de hab1tac1ón

~ Jaras

.:. Sitios tunera, 10s

r-1 l'ammo, prch1,pm11..:o•· L.:.:J I IM- l)fl. Jnl...t

Camm(1, prch1•r:ini~11~ IIM-DR

En el área de estudio y mnas aleda!'ias, las prospecciones permitieron registrar 19 sitios funerarios , de lo5 cuales 1 1 se encontraban total o parcialmente saque:.idos y ocho intactos, lo cualldemostró desde un principio que la Cuev1 de Pu lacayo no se trataba de un hecho ai51:.ido. Además de los sitios funerarios , se registraron doce sitios de habitación en cercanías de los cursos de agua permanentes, todos ellos asociados con materiales del 1 !orizonte Medio y Período de Desarrollos Regionales; ocho campamentos cRravaneros (jaras) de larga duración (s ens11 Nielscn 1999) y tres caminos prehispánicos (figura 2). Los

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nuevos registros de Pulacayo dan cuenta de una intensa ocupación de la región durante el Horizonte Medio, la cual, como veremos más adelante, se encuentra relacionada con la explotación de yacimientos mineros y el trabajo de los metales .

Tumbas y metalurgia: los resultados alcanzados

Presentaremos aquí aquellos aspectos principales de la carta arqueológica de la re­gión, focalizándonos en varios sitios funerarios y en un sitio de habitación asociado con la producción de metales. No nos referiremos específicamente aquí sobre la "Cueva de Pu lacayo", sobre la cual presentamos algunos de los materiales hallados en su interior (figura 3), sino de manera general sobre los sitios funerarios.

Figura 3: Objetos recuperados en la "Cueva de Pulacayo". 1: unku polícromo con diseños Tiwanaku, 2: detalle del unku con representación del "sacrificador", 3: unku con técnica de

anudado de vellones de fibra de alpaca, 4: gorro de cuatro puntas, 5: recipientes en cestería, 6: objetos en metal y parafernalia asociada con el consumo de drogas. Gentileza de ASUR.

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Los sitios funerarios

Los sitios funerarios registrados en Pu lacayo se localizan todos ellos sobre las lade­ras orientales de los cerros y colinas, principalmente en afloramientos rocosos remarcables y, en menor medida, en pequei'ias cavidades erosionadas. Ll•S sitios comportan un número variab le de una a seis tumbas que pueden ser individuales o colectivas. Estas últimas llegan a contener un número máximo de hasta 20 individuos6.7 . En su lado exterior, las tumbas fueron en su mayoría cerradas con un muro de piedra y argamasa, dejando un pequeño vano de comunicación por el cual irrumpe el sol de la mañana (figura 4).

Figura 4: Plantas y perfiles de dos tumbas colectivas de Pulacayo.

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6 (j. f'03 J\.

0 PULAC02 ESTRUCT\JRA 1

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7 El mal estado de rnnscn ación de los restos óseos hallados en las tumbas colecti, as. originado por los procesos de mcteori1.ación resultantes de los s:1queos. impidió In idc11tilicació11 certera de géncrn y grupos etarios.

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Del interior de las tumbas saqueadas se recuperaron una gran cantidad de materiales que escaparon a la atención de los saqueadores: entre ellos se destacan restos de recipientes cerámicos, principalmente de estilos Yura y Puqui - aunque también fragmentos correspon­dientes a un keru anular de estilo Tiwanaku, recipientes en cestería y en calabazas, una gran cantidad de segmentos de flechas y de arcos, fragmentos correspondientes a diversos tipos de textiles, cucharas de madera (figura 5) y diversos útiles textiles realizados en madera y hueso. Igualmente, se destacan las recurrentes ofrendas de pequeños bloques de sal (figura 6) y maíz.

Figura 5: Chucharas de madera halladas en tumbas de Pu lacayo (P02 y P03 ).

En el caso de las ofrendas de sal, la ausencia de referencias para otras regiones sugiere que se trata de una particularidad regional. En algunas de las tumbas colectivas se observaron evidencias de dos modalidades distintas en cuanto al depósito de los cadáveres y de las ofrendas: por un lado el entierro en un espacio colmatado, es decir el depósito primario al interior de una pequeña fosa y, por el otro, el depósito sobre la superficie. Estas dos modalidades mortuorias podrían corresponderse con diferencias cronológicas, las cua­les se ponen de manifiesto igualmente en los diversos estilos de la cultura material que acompañan los entierros. Al respecto, un fechado AMS realizado sobre un fragmento de huso en madera proveniente de una de estas tumbas colectivas (P03) arrojó un resultado que, como veremos más adelante, es considerablemente más reciente que el resto de los fechados obtenidos en Pu lacayo: 977+/-30 años BP, que calibrados nos dan una fecha entre

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Figura 6: Ofrendas de sal halladas en tumbas de Pu lacayo (P02 y P03 ).

997- i 155 años d. C. 8 En tre los sitios funerarios 111tactos o parcialmente saq ueados, se desta­ca el sitio de Yanaqaqa (PO 17). Este se encuentra localizado en la parte superior ele la ladera este de una co lina que se identifica a la distancia por su coloración negruzca, aspecto dado por el afloram iento sobr( toda su superficie de rocas volcánicas./\ la fecha , fueron registra­dos en Yanaqaqa cuatro espacios funerarios intactos: una tumba colectiva de grandes di­mensiones (PO 17-03), dos tumbas individuales (PO 17-01 y 04), una tumba múltiple que conte­nía un niiio y un párvulo (PO 17-05)°, y otras dos tumbas saqueadas íntegramente . Las tumbas individuales correspondían ambas a adultos de sexo masculino, los cuales fueron deposita­dos dentro de un espacio colmatado en posición genuflexa lateral y acornpai'íados ambos de un arco, uno o dos manojos de flechas - muchas ele ellas con decoración polícroma- , atuendos (gorro con cuatro apéndices, fragmentos de tejidos) y ofrendas de recipientes en cerámica y en cestería (figura 7). Es importante señalar que las flechas halladas en estas tumbas son semejantes a aquellas otras halladas en la Cueva de Pu lacayo (De Souza 2000) y en la mayoría ele las tumbas registradas en la región. De un largo variable entre 75 cm y 62 cm, estas flechas se componen de un cabezal y un astil generalmente decorado en su segmento distal con 1 incas y bandas de diversos colores (principalmente blanco, celeste, ocre y negro). El cabezal se compone, a su vez, de un proyccti ! lítico ( cuarcita o basaltos) y un eje extraíble en madera . En cuanto a los arcos, estos poseen una longitud de entre 0,90 y I m, y están realizados en un so lo componente de origen no identificado aún (figura 8).

8 Cf P03 /\. UR05 5 Paléotropique, Laborntoire des Mesures Carbone 14 UMS2572. 9 Nótese la diferencia sustanci a l entre entierro múltiple= 1 so lo evento y enti erro colectivo= varios

eventos discontinuos en e l ti empo ( Duda y y Mas set 1987. l3oujot 1993 ).

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Figura 7: Gráfico del entierro de la tumba POl7-02.

A escasos metros de estas tumbas individuales, inmediatamente por debajo de la cresta que corona la cumbre de Yanaqaqa, yace una tumba colectiva (PO 17-03) construida al interior de una cavidad natural de grandes dimensiones (aprox. 1 O m x 6 m). Lamentablemen­te, la tumba se encontraba en gran porcentaje saqueada'º y destruida por un derrumbe del techo (figura 9). Sin embargo, de su interior se recuperaron varios recipientes en cerámica y cestería, así como fragmentos de astiles y arcos, algunos objetos de metal, recipientes en cerámica y cestería (figura 1 O) y cuentas de malaquita y turquesa. Entre estos materiales se destaca un objeto en aleación de cobre, con dos lados planos circulares unidos entre sí por un pequeño segmento troncónico. La morfología de este objeto es semejante a las orejeras representadas en piezas cerámicas antropomorfas de Tiwanaku (ver dibujo de Posnansky, 1957: pi. LXVI), y a piezas halladas en la región de Arica en el Norte de Chile (J. Berenguer, comunicación personal, 2008) (figura 11). Un fechadoAMS realizado sobre un fragmento de

1 O Una gran cantidad de restos óseos humanos yacen dispersos sobre y en el sedimento alterado de la cueva.

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Figura 8: Conjunto de flechas halladas en tumbas de Yanaqaqa (PO 17-02, 03 y 04).

Q___JOcm

...___ _____ ..,;.. ______________ ~ 14

B E

A: asti l principal (cafla) B: astil extraible (madera)

D

C: capuchón interno (madera) D: atadura de fijación (tiento) E: proyectil lltico

Q..._JOcm

A

Figura 9: Gráfico de planta de la tumba colectiva POl7-03 .

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Pulac 017..()3 Croquis de planta

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Figura I O: Objetos en cestería hallados en tumbas de Yanaqaqa (PO 17-02 y 03 ).

o 10 cm

Figura 11: Orejera en aleación de cobre hallada en PO 17-03 y dibujo de huaco retrato Tiwanaku portando un adorno similar (Posnansky, 1957).

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madera formalizado hallado en esta cueva arrojó un resultado de 1178 +/- 68 años BP, lo que da un rango ca librado de 687-987 d.C. 11 /\si mismo, una ultima tumba intacta fue registrada en Yanaqaqa. sobre un nivel inferior de las tumbas anteriormente descritas y por debajo de una roca ele gran tamaño. Aquella contenía los restos de dos niiios, uno de ellos, parcialmente momificado, de aproximadamente 2-4 años, y el otro, ap1 oximadamente entre 1-2 años. Significativamente, los entierros estaban acompañados de ajuar (collar con cuentas de tur­quesa) y ofrendas de recipientes cerámicos y cestería, situación que señala una temprana adquisición de la identidad social. A estos registros se suma una tumba mdividual (PO 15) localizada en cercanías del sitio de habitación y producción metalúrgica P050, sobre el cual trataremos más adelante. Se trata de una tumba de pequeñas dimensiones situada por debajo de un alero sedimentario, al margen de una torrentera, en un sector poco de poca visibilidad. La tumba contenía los restos de un sólo individuo, adulto de sexo masculino, el cual fue depositado en un espacio colmatado en posición dorsal y genutlexa (figura 12). El cuerpo se encontraba acompañado por la ofrenda de un recipiente queri forme de estilo Yura , una pala lítica de gran tamaño depositada sobre el cuerpo y un recipiente en cestería.

Figura 12: Gráfico del entierro de la tumba P015.

O 20cm ,-••••::::::

11 Cf P017-3 A. UR055 Paléotropiquc. Laboratoirc des Mesures Carbone 14 UMS2572.

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Comentarios sobre los sitios funerarios

La primera conclusión a la que llegamos es que, contrariamente a lo que se venía sosteniendo, las tumbas registradas en Pu lacayo corresponden a prácticas1 y tratamientos funerarios realizados por los antiguos pobladores de la región. A pesar del estado incipiente de los conocimientos, la variabilidad y complejidad de los tratamientos mortuorios observa­dos en Pulacayo indican una cierta heterogeneidad de la población . Apart~ de la Cueva de Pu lacayo, se demarcan de manera muy evidente aquellas tumbas colectivas de grandes dimensiones - que poseen una gran cantidad de ajuar y ofrendas- de otras tumbas colecti­vas e individuales más pequeñas, de la misma manera en que se diferencian los entierros de individuos acompañados por arcos, conjuntos de flechas decoradas y otros materiales fi­nos, de aquellas tumbas simples de niños y de adultos con implementos agrícolas (PO 15) o metalúrgicos (P053). Por otro lado, resulta significativa la presencia regular en la región de tumbas colectivas construidas en cavidades de afloramientos rocosos, las cuales se encon­traban cerradas al exterior por muros que poseen un vano, relativamente central, orientado hacia el este . La utilización colectiva y prolongada en el tiempo de las tumbas de Pu lacayo pone en evidencia el desarrollo de dos modalidades mortuorias distintas al interior de un mismo espacio funerario. La más antigua de ellas se caracteriza por el entierro de los cadáve­res dentro de un espacio inmediatamente colmatado 12

, generalmente en posición genuflexa lateral o dorsal. Con posterioridad, esta modalidad habría cambiado, en tanto que los muer­tos fueron depositados en un espacio libre, sobre la superficie de la tumba, posiblemente en forma de fardo funerario. El uso prolongado de los espacios funerarios colectivos puede explicar el fechado de comienzos del segundo milenio, asociado con materiales del Horizonte Medio, de la tumba P03. Tanto el uso prolongado de las tumbas, como la existencia de vanos que comunican el interior de los espacios funerarios con el mundo solar y de los vivos, y la posibilidad de manipular los cuerpos de los muertos, sugiere el temprano desarrollo en la región de un culto a los antepasados, aspecto cuya relevancia social y religiosa son más conocidas en los posteriores períodos de Desarrollos Regionales e lnka.

12 El modo de entierro en espacio colmatado es puesto en evidencia tanto por la presencia de una pequeña fosa como por la conexión estricta de las piezas anatómicas (ausencia de movimientos gravitacionales).

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Registro de sitios funerarios en la región de estudio ' . , ... · ,...._, ,,, ., .. :'~' ''; ·/ ... B :· ~ l, l'/}: .. ' i~·,:l 1 .~.~J(:··· .. , . ,

' r, ; ' cJi"ljfki r-,,. ; "' A""::! t~c·~·- ,, :s.t.,;t!\,-.•,¡'l,/ , • ,.•.Espacuf ,· it~fa ~o' ~ ,Id/ ' Localid ' ·-~~· ·; alllctenstic :fu.ne1rario' ,, -1:~ ::\· ,, .. :'\ )\ , 11/,o')':l11·tr':r, ., ' ~· , 11 ·· v;. ' , __ ~1 · ,.1':' ,. ' 1, , , , ' ·, ,1,,f-J _- ~ · ,· ~· ·t1i · 'i ¡¡J ,:frti,úi,~;, !;,,! /¡,r;" ,;~1&1 • 3,.,ki,:+; ,i~l· ,rl'.;kí..1&'~ 1,

roo Pulacayo "Cueva de Pulacayo", tumba es ST HM RC

colectiva

POI Pulacayo Conjunto de tumbas co lectivas AR ST HM/DR No

P02 Escara Conjunto de tumbas colectivas ARF SP HM/DR RC

P03 Escara Conjunto de tumbas colectivas ARF SP HM/DR RC

P04 Escara Conjunto de tumbas co lectivas ARF ST HM/DR No

POS Escara Conjunto de tumbas co lectivas ARF ST HM/DR N o

P06 Escara Conjunto de tumbas co lectivas ARF ST HM/DR N o

PO II Escara Conjunto de tumbas co lectivas ARF SP HM RC

P0 12 Escara Conjunto de tumbas co lectivas ARF SP HM RC

P0 13 Escara Cortjunto de tumbas colectivas ARF SP HM RC

PO IS Escara Twnba individual es I HM EC

P0 16 Escara Conjunto de cistas T I DR No

POl7 Yanaqaqa Col!iunto de tumbas ARF ST-S-

HM RC--

P-I EC

P022 Escara Tumba ind ividual es DN-1 HM RC

P023 Saqraloma Cor~unto de llm1bas CH ST HM/DR No

P053 Pulacayo Cortjunto de tumbas

ARF I HM No individuales y colectivas

P066 Charco llo, Conjunto de tumbas

CH DN-I HM/D-

RC Arislaca ind ividuales y colectivas R/1

P067 C hancan~

Cor~unto de tun1bas CH I HM/D-

N o Arislaca R/I

P068 Aguatiri Qaqa

Col!iunto de ttm1bas CH I DR No ArisJaca

Espacio fünera rio: CS: en cavidades sedimentarias, AR: en abrigos rocosos (natural), i\RF: en abrigos rocosos (interior socavado), T: a l margen de torrentera, CH: al interior de pequeñas cavidades tapadas por muros simples de piedra. Estado: ST: totalme nte saqueadas, SP: parcialmente saqueadas, DN: destruida por causas naturales, 1: intactas. Período: I IM: 1 lorizonte Medio, DR: Desarrollos Regionales, 1: lnka. Intervención: RC : recuperac ión contextua~ EC:

. excavación contextual.

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Los sitios de habitación y producción metalúrgica

Los 12 sitios de habitación registrados en los alrededores de Pulacayo que, en razón de su morfología y material cerámico asociado se inscriben en el Horizonte\ Medio, se en­cuentran situados en las cuencas de altura, sobre pequeñas planicies (primeras terrazas y conos de deyección), al margen de los cursos de agua. Prácticamente invisibilizados por los intensos procesos sedimentarios del altiplano, ellos se ponen en evidencia sobre la superfi­cie o en los cortes naturales de los cursos por la presencia de muros simples y a doble paramento en piedra, los cuales confonnan la mayor parte del tiempo recintos de fonna rectangular y, con menor frecuencia, circulares. El número de recintos presente en cada sitio es variable: dos a tres recintos en la mayoría de los sitios registrados, y más de una decena en el caso de los sitios POSO, P052 y P064 . A estos registros se le suma el sitio de Asnapujio (P024), a aproximadamente 20 km al este de Pu lacayo, identificado por Chervin ( 1908) y citado más tarde por Lecoq y Céspedes ( 1997a). En una escala regional más amplia, el modo de establecimiento durante este período es semejante a los observados en el Área Intersalar (Lecoq 1999), los valles de Yura (Céspedes y Lecoq 1998, Lecoq 2002) y Lípez (Nielsen 1999).

Algunos apuntes sobre la cerámica de Pulacayo

Tanto los sitios funerarios, como los sitios de habitación y los campamentos caravaneros correspondientes al Horizonte Medio registrados en Pulacayo se encuentran representados principalmente por los estilos cerámicos conocidos como Yura y Puqui (!barra Grasso 1973, !barra Grasso y Querejazu Lewis 1986, Lecoq y Céspedes 1997 a y b, Céspedes y Lecoq 1998, Lecoq 1999, Cruz 2007, Michel 2008). Dentro de esta, se demarcan los estilos Yura poligonal y geométrico identificados por Céspedes y Lecoq ( 1998). No obstante, en Pulacayo, la demarcación entre estos estilos no es siempre evidente y, en ocasiones, ellos se confunden sobre el espacio plástico de una misma pieza. De manera general, se trata de cerámicas con pastas compactas, con antiplásticos finos y medianos, y cocidas en atmósfera oxidante. Entre las fonnas más comunes de la cerámica Yura, se destacan diferentes tipos de pucos: subglobulares y subtroncónicos evertidos con bases rectas o con pedestal. También se encuentran vasijas subglobulares con bordes evertidos o levemente evertidos, con o sin apéndice lateral, y base recta; y con menos frecuencia, vasos de aspecto queriforme con contornos levemente redondeados, rectos y/o acanalados, semejamcs en su fonna a los querus Tiwanaku. Los motivos Yura fueron pintados mayoritariamente en negro sobre el naranja natural de la pasta, en menor número con pintura marrón o negra sobre fondo crema o engobe blanco y/o gris, y raramente sobre engobe anaranjado o rojizo . Los motivos mues­tran bandas y guardas geométricas (series de óvalos, líneas ondulantes, triángulos, círculos, etc.) y algunos diseños figurativos como «cuernos ondulado» o «2». Por su parte, en la cerámica rústica, generalmente sin decoración, se destacan por su frecuencia los pucos subglobulares con base en pedestal y con impronta en cestería, así como varios tipos de vasijas medianas y grandes: subglobulares, con o sin cuello, con o sin asa, con bordes evertidos o levemente evertidos y bases rectas o con pedestal. Con menor frecuencia, fueron identificados algunos fragmentos con decoraciones propias de otras regiones como: Cabuza, Taltape y Tiwanaku.

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Pablo José Cruz: Tumbas, metalurgia y complejidad social

La cerámica Yura de Pulacayo (figura 13) parece integrarse dentro de un grupo estilístico regional presente, durante el Horizonte Medio , sobre un extenso territorio que abarca desde el borde oriental del Salar de Uyuni hasta los valles interandinos de Potosí (Chaquí). Sin embargo, esta se diferencia al presentar algunas fonnas particulares como son los vasos subglobulares con impronta de cestería. Dos aspectos resultan igualmente signi­ficativos en la cerámica de Pulacayo. Por un lado, ella muestra una mayor influencia de formas Tiwanaku en piezas Yura con respecto a otras regiones; por el otro, la relativa ausen­cia de fragmentos con estilos comunes en regiones vecinas tales como Puqui tricolor y Yura polícromo o Tica Tica (Céspedes y Lecoq 1998). Tampoco fueron registrados fragmentos originarios de otras regiones más alejadas, como los valles cochabambinos y el noroeste argentino . Estos aspectos, así como la presencia de fragmentos con estilos Cabuza, Taltape y Tiwanaku, sugieren que, durante el Horizonte Medio, la región estableció mayores víncu­los con el norte de Chile y con la órbita territorial de Tiwanaku, y no tanto con los valles cochabambinos y los valles orientales surandinos.

Metalurgos y orfebres en el altiplano surandino, el sitio POSO

Por sus grandes dimensiones y complejidad, entre los sitios de habitación registrados en Pu lacayo se destaca el sitio POSO. Este se encuentra localizado en la intersección del río Escaramayu con un pequeño arroyo estacional. Con una superficie total aproximada de 1600 m2, se trata de un sitio multicomponente que registra tres ocupaciones, una ocupación subactual puesta en evidencia por un pequeño conjunto de habitaciones y dos ocupaciones prehispánicas correspondientes al Horizonte Medio y al Período de Desarrollos Regionales . Cabe señalar que en cercanías del sitio, pasa un sendero tropero prehispánico (sensu Berenguer 2004) que comunica, en un sentido este-oeste, las planicies del Salar de Uyuni con los valles de Yura. Si bien el sitio registra testimonios de dos períodos prehispánicos, es el correspon­diente al Horizonte Medio el que resulta más significativo. El período de los Desarrollos Regionales, sobre el cual no nos ocuparemos aquí, se pone en evidencia solo por la presencia en la superficie de fragmentos cerámicos que muestran estilos regionales. Por su parte, el Horizonte Medio se encuentra representado por numerosas estructuras de habitación y otras asociadas con la producción metalúrgica (figura 14). Estas actividades productivas parecen organizarse en tres sectores : (a) un amplio sector destinado a actividades mineralúrgicas y metalúrgicas, (b) otro en el cual se localizan un conjunto de construcciones de planta rectangular y subcircular, (c) y sobre el otro lado del río Escaramayu, un amplio sector ocupado por estructuras metalúrgicas y varios recintos rectangulares y subcirculares. Este último sector fue identificado como POS 1. El primero de ellos (a), de aproximadamente 500 m2, se pone en evidencia en la superficie por una muy densa cantidad de fragmentos de paredes vitrificadas de antiguas estructuras de combustión, artefactos líticos, fragmentos cerámicos con diversos estilos, bloques de piedra pómez, escorias, restos de mineral, gotas de cobre y algunos objetos de cobre y bronce. La distribución y densidad de estos materiales sobre la superficie sugieren la existencia de dos áreas productivas diferenciadas, una proba­blemente destinada a actividades de preparación del mineral - puesta en evidencia por una mayor densidad de fragmentos de mineral molido- y otra donde se realizaron actividades metalúrgicas. En esta última se registraron al menos tres estructuras de combustión metalúr-

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Artículos, notas y documentos

gicas enterradas, una gran densidad de paredes de hornos, fondos de hornos primarios, escorias de mineral de cobre y diversos útiles: manos , morteros, yunques, alisadores, etc.

Figura 13: Cerámicas con estilos Yura, Puqui y Cabuza halladas en contextos funerarios y de habitación de Pulacayo.

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Pablo José Cruz: Tumbas, metalurgia y complejidad social

figura 14: Planimetría del sitio POSO.

SITIO PULAC050 ESCARA

PROYECTO ARQUEOLÓGICO PU LACAYO

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Área concentración .,. , de mineral de cobre

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Nº 49, segundo semestre de 2009

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Secior metalúrgico

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89

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Artículos, notas y documentos

La excavación de una de las estructuras de combustión 13, la cual se encontraba casi

intacta, reveló que se trataba de un horno de refinación extremadamente grande y complejo, inédito en su tipo en la arqueología del Horizonte Medio en los Andes centro-sur y meridio­nales (figura 15). Este se caracteriza por sus grandes dimensiones (aprox. 2,251m de largo, 1,7 m de ancho y 1,6 m de altura) y por presentar dos banquetas suspendidas con seis toberas de aireación (figura 16). Las características de este horno señalan el uso de crisoles, los cuales se confirman por el hallazgo in situ, sobre una de las banquetas suspendidas, de un recipiente-base de crisol, así como por numerosos fragmentos de crisol recuperados en distintos sectores del sitio.

Figura 15: Foto del horno 1-11, sector metalúrgico de P050.

13 l.os estudios arquco111c1alúrgicos del l'royccto Pulacayo son desarrollados por l lcather L.cchtman.

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Pablo José Cruz: Tumbas, metalurgia y complejidad social

Figura 16: Gráficos de planta y perfil del horno H 1.

Pulac 050 HI Planta

/

.Sedimento consolidado (adobes?) rubcfactado

!Sedimento suelto rubcfoctado

[JMuroeste

.Capa esconficada

[JP.edru de auperficie muro este.

C}JRclleno l. Sedimenlo de relleno poa;t-ocupacional.

PuJacOSOHI

[:j}Rclleno U. Sedimcnlo de relleno poat-ocupacional con inclusiones de carbón.

f3Rcllcno lll. Sedimento de relleno pott-~aciooal carbonc:>6o y levemente ceniciento

. Relleno IV Sedimento negro carbonoso y ccn.Ciento.

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ltdl~IIOS#JHctu.J ntr111usfllkraliqs

• Piedras planas cscorific.tu

~ Mllf"O sector alimentactón

D Sedimen10 no alterado

91

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Artículos , notas y documentos

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Figura 17: Gráficos de planta de los recinto R I y R2 excavados en el sitio POSO y detalle de las estructuras registradas en R2 .

PULAC050 UR1 c__..._ _ _,2m

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Pablo José Cruz: Tumbas, metalurgia y complejidad social

Por su parte, en el sector con construcciones de POSO (b) sobresale un conjunto de recintos rectangulares alineados y construidos con muros a doble paramento en piedra (U R 1 ). El número total de recintos, así como la morfología integral de este conjunto construc­tivo , se encuentra aún indeterminado en razón de que gran parte de las construcciones yacen enterradas bajo una capa de sedimento de entre l 111) 2 111. Sin embargo, dos recintos contiguos de este conjunto fueron excavados en 2007 y 2008 (figura 17). El primero de ellos (R 1 ), contenía en su interior tres sectores bien delimitados y que habrían estado asociados tanto con actividades domésticas como con el trabajo del metal. Al sur, se destaca un espacio del imitado por un muro deílector en el cual se registraron dos fogones ( 1) y otro en la parte oeste delimitado por un muro oblicuo. En este se registró una pequeña estructura de com­bustión asociada con un conjunto de alisadores y planos líticos (2). Asimismo, junto al muro noreste fue hallada una pequefia estructura de almacenamiento subterránea, con paredes y tapa de piedra, asociada en su parte superior con una concentración de óxido de cobre ( 4). De manera general y homogénea, se observó sobre el piso de ocupación del recinto una alta densidad y diversidad de artefactos líticos y bloques de piedra pómez con huellas de trabajo, análogos de aquellos observados en el sector metalúrgico, así como fragmentos de cerámi­cas globulares con base con impronta de cestería. Dos fechados AMS fueron real izados con muestras de carbón de este recinto. El primero de ellos, tomado de una muestra del fogón principal ( 1) atTojó un resultado de 1330 +/- 83 afíos BP, lo cual da una fecha calibrada de 563-889 d. C. 14 El segundo fechado, cuya muestra de carbón fue tomada de una pequeña fosa con relleno de carbón y cenizas (3), arrojó un resultado considerablemente más antiguo: 1755 +/ - 37 afios BP que calibrados dan una fecha situada entre el 140-390 d.C. 15 Teniendo en cuenta las características y potencia de ocupación de los recintos excavados, los fechados de contextos funerarios cercanos, así como la longevidad de las especies vegetales de la región, consideramos como más ajustado el primer fechado.

El segundo recinto excavado (R2) muestra un espacio dividido en dos sectores, ambos asociados con actividades productivas. La separación entre estos sectores está dada por un pequeño muro de arcilla rojiza que atraviesa longitudinalmente el centro del recinto (5). En el sector sur se localizan un conjunto de estructuras entre las cuales sobresalen: en la esquina suroeste una banqueta de arcilla con cuatro estructuras en negativo, de forma circular y de diferentes diámetros y profundidades, las cuales se asemejan en su forma a piletas, y una fosa con relleno de cenizas y restos materiales (6). En la esquina sureste se encuentra una estructura de forma circular, delimitada por un muro de sedimento compactado y levemente rubificado y en cuyo interior se encontraron diversas estructuras en negativo semejantes a las anteriores (7). Finalmente, una estructura de combustión de tipo horno, con paredes y piso rubificados se encuentra al centro del sector (8). Por su parte, el sector norte del recinto se encontraba recubierto con un piso compuesto de una capa delgada ( entre 1 y 2 cm) de arcilla rojiza, sobre la cual fue hallada una gran cantidad de fragmentos cerámicos y útiles líticos. Como en el recinto R I y en la superficie del sector metalúrgico, sobre el piso de ocupación de este recinto fue hallada una gran cantidad de útiles líticos y bloques de piedra

14 Cf POSO A UR 1 R 1, UR055 Paléotropique, Laboratoire des Mesures Carbone 14 UMS2572. 15 Cf POSO B UR I R3, UR055 Paléotropiquc. Laboratoirc des Mesures Carbone 14 UMS2572.

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Artículos , notas y documentos

pómez fonnatizados. Sin embargo, a diferencia de R 1, aquí se encontró un porcentaje mayor de fragmentos de cerámicas finas y decoradas con diseños Yura 16

, así como numerosos útiles realizados en hueso: palas, paletas, punzones, cuchillos. No obstante, fueron hallados un porcentaje similar de vasos globulares con base con impronta en cestería.

Frente al sector metalúrgico de POSO, del otro lado del río Escaramayu, se sitúan varios recintos de forma rectangular (c), igualmente asociados con actividades metalúrgicas . A diferencia de POSO, los recintos de este sector fueron construidos con muros simples de piedra no muy altos, la mayor parte del tiempo dos o tres hiladas que no sobrepasan los 40 cm. La excavación de uno de estos recintos, R 1, reveló la existencia de al menos dos estruc­turas de combustión del tipo horno (figura 18). Es importante señalar la existencia en la región de al menos otros dos sitios de habitación con evidencia de actividades metalúrgicas : P052 y P069. En este último, se registró un horno cuya morfología concuerda con los tocochimbos descritos en el tratado de Barba ( 1637).

Comentarios acerca del sitio POSO

Los estudios realizados en el sitio POSO revelan que se trata de un complejo estable­cimiento productivo donde se encuentran representadas todas las etapas de la cadena operativa en la producción de metal y objetos metálicos: mineralurgia, metalurgias primaria y secundaria y orfebrería, además de contar con sectores y espacios habitacionales. La densi­dad, tamaño y complejidad de los sectores y estructuras asociadas con estas actividades señala una escala de la producción maximizadora y especializada, la cual es más conocida en los Andes Meridionales durante los períodos de Desarrollos Regionales e lnka (Van Buren y Milis 2005, Cohen et al. 2008, Téreygeol y Castro 2008, Cruz y Absi 2008).

Con respecto a las fuentes de mineral de cobre, es muy probable que el principal yacimiento explotado haya sido el mismo centro minero de Pulacayo, a unos 10 km del sitio. La localización elegida para la instalación del sitio a una cierta distancia del centro minero de Pulacayo responde posiblemente a la necesidad de aprovisionamiento en leña (principal­mente thola), la cercanía al río Escaramayu, cuyo curso es hoy en día pennanente y al resguardo del rudo clima de altura que brindan las cuencas. Otro elemento que puede estar relacionado con la localización del sitio es la posibilidad de abastecimiento de piedra pómez, abundante en el río Escaramayu y en las colinas circundantes. La presencia de abundantes bloques de piedra pómez en todos los contextos estudiados de POSO señala su utilización en alguna etapa del proceso de producción de metales. Al respecto, en su diccionario, Barba ( 163 7) señala su uso indígena en las fases finales de la producción de objetos metálicos. 17

Muchos son los elementos que vinculan el sitio de POSO con los sitios funerarios registrados en Pu lacayo. Por un lado, los fechados obtenidos en POSO, Yanaqaqa y la Cueva de Pu lacayo, se muestran coherentes entre sí y señalan en conjunto una ocupación entre los siglos VI y IX de nuestra era. Significativamente, análisis de muestras de mineral de cobre y

16 Sobre el total de fragmentos cerámicos con estilos Yura hallados en los dos recintos. un 70% corres­ponden al R2 y el restante 30 % al recinto R 1.

17 ·' Piedra pómez, volcánica esponjosa, frágil de color agrisado, y fibrosa que raya e l vidrio y sirve para desgastar y pulir'' ( 1637: 290) .

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Pablo José Cruz: Tumbas, metalurgia y complejidad social

Figura 18. Foto y gráfico de planta del R I del sitio POS l.

Muro

·' •

~ Paredes rubefactadas

• Sedimento de relleno ceniciento y carbonoso

~ Fosas con relleno de sedimento ceniciento

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1m ~-----~ ~---....../ Muro

SITIO PULAC051 R1 N2 1

ESCARA

PROYECTO ARQUEOLÓGICO PULACAYO 1

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Artículos, notas y documentos

escorias procedentes del sector metalúrgico de P050, realizados por Lechtman (comunica­ción personal, 2007), muestran una firma isotópica muy próxima a las muestras de mena del yacimiento de Pulacayo y de un brazal de bronce hallado en la famosa cueva (Lechtman y McFarlane 2005, 2006). Resulta así muy probable que el brazal hallado en la Cueva de Pu lacayo haya sido fabricado, con mineral del yacimiento de Pulacayo, en el sitio P050. De la misma manera, un fragmento correspondiente a un pequef\o recipiente tronconifonne evertido, hallado en la superficie de P050, reveló en su composición una relación cobre-estaf\o cercana a la del brazal de la famosa cueva.

Discusión

Los resultados alcanzados a la fecha en Pulacayo pueden ser medidos en diferentes escalas. Por un lado, se trata de los primeros datos contextualizados que rinden cuenta de la existencia de un pasado y una historia prehispánica regional poco conocida en la literatura del área surandina. La famosa Cueva de Pulacayo, considerada como el testimonio de un evento puntual y excepcional en un territorio arqueológicamente poco conocido, se enmarca ahora dentro de procesos sociales particulares que tuvieron lugar entre los siglos V y IX de nuestra era. Los nuevos datos sef\alan que la región de Pu lacayo se constituyó durante este período como un área de fuerte desarrollo cultural y económico y no, como se venía soste­niendo, un territorio marginal de los centros nucleares del altiplano circumlacustre y circumpunef\o. No obstante, y en acuerdo con Berenguer ( comunicación personal , 2008), la escala de la ocupación humana de Pu lacayo no es comparable con los nodos de Tiwanaku y San Pedro de Atacama. Los nuevos datos sugieren más bien que se trataba de una colonia productiva asociada con la producción de metales, vinculada desde la cultura material tanto con los valles de Yura (Lecoq y Céspedes 1997 a y b, Lecoq 2002) como con la región de Quillacas (Michel 2008), y más allá de estas, con el norte de Chile y, ciertamente, con Tiwanaku. Desde la materialidad, y con marcados matices regionales, Pulacayo se integra durante el Horizonte Medio dentro de un territorio considerablemente extenso: desde el borde oriental del Salar de Uyuni hasta los valles potosinos del este, y que integran la cordillera de los Frailes y las regiones de Yura y Chaquí. Esta relativa homogeneidad cultural se refleja tam­bién en el comportamiento mortuorio caracterizado por el depósito de los muertos en espa­cios funerarios, individuales y colectivos, al interior de cuevas y abrigos rocosos.

Teniendo en cuenta las características ambientales de la región de Pulacayo, se dedu­ce que se trataba de sociedades agropastoriles, con mayor énfasis en la ganadería de camélidos, tal como es el caso en la actualidad. Sin embargo, los sitios P050, P05 l , P052 y P069, sef\alan el rol preponderante que tuvo la explotación del cobre y sus consecutivas actividades metalúrgicas y orfebres dentro de la economía local y regional. La complejidad de los secto­res metalúrgicos de los sitios P050-05 l, donde se ponen en evidencia las actividades coordi­nadas de metalurgia extractiva secundaria con uso de crisol y fabricación de objetos, se corresponde con la complejidad de los recintos R 1 y R2 excavados, y sef\ala la presencia de especialistas. Tal complejidad se muestra coherente con la heterogeneidad observada en las prácticas funerarias evidenciadas en las tumbas de Pulacayo, las cuales, en su totalidad , exponen signos de diferenciación social. No obstante, los datos son todavía insuficientes para interpretar la naturaleza de esta diferenciación.

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La presencia de materiales alóctonos hallados en contextos de habitación y funera­rios nos indica asiduas relaciones de intercambio con la región de San Pedro deAtacama y el altiplano circumlacustre. Sin embargo, de manera significativa, a la fecha no se hallaron evidencias que señalen interacciones con los valles orientales y la región de Cochabamba, ni con el noroeste argentino, como es el caso de los sitios de las vecinas regiones de Yura y Qui llacas (Céspedes y Lecoq 1999, Michel 2008). Cietiamente, entre estos materiales foráneos se destacan aquellos hallados en la Cueva de Pu lacayo : la fineza, trabajo e iconografía de los textiles, así como los otros bienes de prestigio y objetos rituales hallados en esta tumba, señalan un posicionamiento privilegiado de sus ocupantes dentro del paisaje social. No obstante, a la fecha, los datos son insuficientes para determinar si se trataba, o no, de miembros de una élite, sea esta local con acceso a bienes de prestigio extralocales, o perso­nas originarias de otras regiones. Por el contrario, la presencia de bienes de prestigio halla­dos en la mayoría de las tumbas registradas en la región señala que la Cueva de Pulacayo no es una excepción, sino un aspecto recurrente que puede ser relacionado con el modelo de sociedades corporativas desarrollado por Nielsen (2006b ). Asimismo, resulta muy significa­tivo que la presencia de materiales foráneos se evidencie, principalmente, en el registro funerario y no tanto en los sitios de habitación y de producción.

En síntesis, los resultados obtenidos a la fecha dan cuenta de que, lejos de ser un área poco poblada, la región fue el marco de desarrollo de una sociedad compleja, en la cual la organización de la producción y tecnología metalúrgica alcanzaron niveles muy elevados. Tanto las riquezas minerales de la región , como la maestría y saberes minero-metalúrgicos que poseyeron sus antiguos habitantes, señalan ya la importancia de Pu lacayo dentro de los procesos sociales que tuvieron lugar en el altiplano surandino durante el primer milenio de nuestra era y, en particular, en las dinámicas de interacción entre el altiplano circumpuneño y las áreas nucleares de Tiwanaku y San Pedro de Atacama (Berenguer et al. 1980, Browman 1997, Goldstein 2000, Kolata 1993, Lecoq 2002, Llagostera 1996, Oakland 1992). Sin embargo, resulta relevante en Pulacayo tanto la escasa representatividad de materiales alóctonos en los sitios de producción metalúrgica estudiados, como la ausencia de establecimientos o colonias propiamente Tiwanaku, situación que se asemeja a la de San Pedro de Atacama (Berenguer et al. 1980, Llagostera 1996, Torres y Conklin 1995) y contrariamente a lo que se registra en el altiplano boliviano y el norte de Chile (Albarracín 1996, Berenguer y Dauelsberg 1989, Chacama 2004, Michel 2008). En este sentido, los resultados alcanzados en Pulacayo amplían nuestra visión sobre las áreas denominadas internodales (Berenguer 2004, Nielsen 2006a), las cuales no solo se constituyeron como espacios de circulación, o de colonización productiva, sino también como el escenario de encuentros e intercambios económicos y poblacionales y, por ende, culturales e ideológicos, entre diferentes sociedades andinas.

***

Agradecimientos: A Verónica Cereceda y a Heather Lechtrnan por el constante apoyo moral , intelectual y material brindado en la investigación. A la Selz Foundation que financió las investigaciones desde 2006 y a la Fundación ASUR por el apoyo logístico y préstamo de vehículos. A Javier Escalante y Freddy Arce (UNAR) por la autorización para realizar inves­ti_gaciones y por la colaboración brindada en los trabajos de campo. A Jean Vacher (IRD), Luc

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Artículos, notas y documentos

Ortileb y Magloire Mandeng Yago de la UR055 Paléotropique IRD por habernos facilitado cuatro fechados AMS. Agradezco a Axel N ielsen, José Berenguer y Martín Giesso por haber­me enriquecido con sus observaciones y reflexiones, y a los cuatro lectores anónimos que leyeron una versión preliminar de este trabajo. Finalmente, agradezco a los dos evaluadores de Revista Andina por sus comentarios.

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Pablo José Cruz CONICET-/11stituto Nacional de

Antropología y Pensamiento lati11oamerica110 [email protected]

Revista Andina

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Tabla con fechad os "C rea lizados en Pulacayo

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):, .~.. <I

Cueva C l

PU-01 de Horizonte Medio Geochron Óseo 1250 ± 40 Pulacayo

Capa ! Laboratories

Tumba P3 Horizonte Medio

colectiva Capa 2 Desarrollos P03 UR055* Madera 977 ± 30 Regionales

Tumba P 17-3 Horizonte Medio

PO 17-3 Madera 1178 ± 68

Colectiva Capa 2 UR055*

Recinto URl Rl Horizonte Medio

POSO-A Carbón 1330 ± 83

POSO Capa 2 UR055*

Recinto UR l R3 Formativo P050-B Carbón 1755 ± 37

POSO Capa 2 Horizonte Medio UR055*

Calibración realizada m.:diantc OxCal versión 4. 1. ©Christopher Bronk Ramscy, 2009 Paléotropiquc, Laboratoirc des Mesures Carbone 14 UMS2572.

Nº 49, segundo semestre de 2009

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ú Fec,ha ~ r ca libí:a'cli( W9s 11\oJoi r~ ;. ~ \ ' ,,· ,.;,..,._' ·1.,

674- 874 d.C .

997-1155 d.C.

687 - 987 d.C.

563 - 889 d.C.

140 - 390 d.C.

103