traducción filipica
DESCRIPTION
filipicaTRANSCRIPT
[8] Esto es propio de tu carácter cruel; mira tu increíble necedad. ¿Qué tienes de objetarme,
hombre elocuente, como les pareces a Mustela y a Tirón Numisio? Quienes como en este preciso
momento están con espadas a la vista del senado, yo también te consideraré buen orador, si me
expones cómo es que defenderás a estos por el cargo de asesinato. ¿Qué puedes
contraponerme, en fin, si niego que yo alguna vez te mande esas cartas? ¿Cómo me lo refutarás?
¿Por medio de la escritura? De lo cual posees un ventajoso conocimiento. ¿Cómo será esto
posible? Pues, están escritas por la mano de un escriba. Ya envidio a tu maestro, que con un
vasto salario, como ya diré, nada te enseño.
[9]
[10] Pero, sin embargo ¿para qué me pediste mi aprobación, si este asunto, que necesitaba ser
tratado, ya había sido devuelto del exilio por la ley de César? Pero, evidentemente, quiso tener mi
favor en lo que ni siquiera el favor de él mismo podría tener valor habiendo sido aprobada la ley.
Pero yo tengo q decir algo a mi favor y muchas cosas en contra de Marco Antonio, pido a ustedes,
en primer lugar que me escuchen benignos cuando hable en mi defensa, en segundo yo mismo
conseguiré que me escuchen atentamente cuando hable contra aquel. De igual manera les
suplico: si conocen mi mesura y reserva tanto en toda mi vida como en mi ejercicio como orador,
no piensen que hoy me he olvidado de mi, cuando a éste le responda, así como me provocó. No
lo trataré como a un cónsul, ni siquiera aquel me trató como cónsul. Aunque aquel de ningún
modo es cónsul, o bien por el hecho de que así vive, o así maneja la república, o así fue electo; yo
sin ninguna duda soy cónsul.
[11] Entonces así entendieran, que clase de cónsul decía ser, rechazando mi consulado. Este
consulado fue mío de palabra, fue nuestro por hechos. ¿Pues yo qué establecí, qué efectúe, qué
concebí, sino a partir del consejo, la autoridad, y el juicio de este orden. Tú hombre sabio, no sólo
elocuente te atreviste a ultrajar estas cosas ante estos por cuyo consejo y sabiduría fueron
hechas. ¿Quién hay además de ti y Publio Clodio que ofenda mi consulado? Ciertamente el
destino de este perdura en ti, así como en Gayo Curión, porque está en tu casa lo que fue fatal
para ambos.
[12] No le complace mi consulado a Marco Antonio. Pero le agradó a Servio -por nombrar a éste,
que recientemente había muerto, de entre los cónsules de aquellos tiempos-, le agradó a Quinto
Cátulo, cuya autoridad siempre vivirá en esta república, les simpatizó a los dos Lúculos, a Marco
Craso, a Quinto Hortensio, a Gayo Curión, a Gayo Pisón, a Manio Glabrión, a Manio Lépido, a
Lucio Volcacio a Gayo Figulo, a Décino Silano, a Lucio Murena, quienes en ese entonces eran los
cónsules elegidos; fue del gusto lo mismo que de los consulares ¿? , de Marco Catón, quien al
morir previno muchas cosas, sobre todo el hecho de no verte como cónsul. Pero, sobre todo mi
consulado fue aceptado por Gneo Pompeyo, quien me vió primeramente cuando se fue de Siria, y
me abrazó y felicitándome dijo que el vería a su patria gracias a mi servicio. ¿Pero para qué
recuerdo a cada uno de ellos? Así mismo le gusto tanto al senado de modo que no había nadie
que no me diera las gracias como se dan a un padre, que no dijera que su vida, su fortuna, sus
hijos y hasta la república misma habían sido atesoradas gracias a mi.