tradición de pilato, fragmentos apocrifos

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  • 7/25/2019 Tradicin de Pilato, fragmentos apocrifos

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    TRADICIN DE PILATO

    (Paradosis)

    I. Lleg a Roma la carta y fue leda al Csar en presencia de no pocas personas. Y todas quedaron atnitas al or que, a causa deldelito de Pilato, las tinieblas y el terremoto haban afectado a toda la tierra. Y, montando el Csar en clera, envi soldados y ordenque llevaran preso a Pilato.

    II. Conducido que fue a Roma y enterado el Csar de que haba llegado, se sent ste en el templo de los dioses a la cabeza delsenado, acompaado de todo el elemento militar y de la multitud que integraba sus fuerzas. Entonces dio rdenes de que avanzaradelante de Pilato y quedara de pie. Y a continuacin le dijo: Por qu has tenido la osada de hacer tales cosas, monstruo deimpiedad, despus de haber visto prodigios como los que haca aquel hombre? Por atreverte a cometer tal villana, has acarreado laruina a todo el universo.

    III. Mas Pilato replic: Oh emperador!, yo no soy culpable de esto; los incitadores y responsables son la turba de los judos.Csar dijo: Y quines son stos? Respondi Pilato: Herodes, Arquelao, Filipo, Ans, Caifs y toda la turba de los judos.Repuso Csar: Y por qu secundaste t el propsito de aqullos? Dijo Pilato: Su nacin es levantisca e insumisa; no se sometea tu imperio. A lo que replic Csar: Nada ms entregrtelo debiste ponerlo a buen seguro y envirmelo a m y no dejartepersuadir por ellos a crucificar a un personaje como ste, que era justo y que haca prodigios tan buenos como hacas constar en turelacin. Pues seales como stas bien daban a conocer que Jess era el Cristo, el rey de los judos.

    IV. Y nada ms decir esto Csar, cuando mencion el nombre de Cristo, toda la caterva de dioses se desplom y qued reducida auna especie de polvareda que ocup el recinto en que estaba sentado el Csar acompaado del senado. Y todo el pueblo que estabaen presencia del Csar, qued todo amedrentado al or pronunciar el nombre y ante la cada de aquellos dioses, y, sobrecogidos detemor, se fue cada cual a su casa, llenos de admiracin por lo ocurrido. Entonces mand el Csar que Pilato fuera sometido a unasegura vigilancia, de manera que l pudiera conocer la verdad de lo que concerna a Jess.

    V. Al da siguiente se sent Csar en el Capitolio juntamente con el senado en pleno y se propuso de nuevo interrogar a Pilato. Dijo,pues, el Csar: Di la verdad, monstruo de impiedad, pues, por la accin impa que llevaste a cabo contra Jess, tu mala conducta havenido a ponerse aqu de manifiesto por el hecho de que los dioses se hayan desplomado. Dime, pues, quin es aquel crucificado,ya que su nombre ha trado la perdicin incluso de todos los dioses? Pilato respondi: Efectivamente, lo que de l se menciona esverdadero; yo mismo, al ver sus obras, llegu a persuadirme de que aquel personaje era de mayor categora que todos los dioses quenosotros veneramos. Pregunt entonces el Csar: Cmo, pues, tuviste la osada de hacer aquello contra l, conocindole comole conocas? O es que maquinabas algn mal contra mi imperio? Mas Pilato respondi: Hice esto por la iniquidad y lasublevacin de estos judos si ley y sin Dios.

    VI. Encolerizado entonces el Csar, se puso a deliberar con todo el senado y su ejrcito. Y mand escribir un edicto contra los judosconcebido en estos trminos: A Liciano, gobernador de la provincia oriental, salud. He venido en conocimiento del hecho atrevidoe ilegal que ha tenido lugar en nuestros tiempos por parte de los judos que habitan en Jerusaln y las ciudades circunscritas, hasta elpunto de que han obligado a Pilato a crucificar a cierto Dios llamado Jess, crimen tan horrendo, que por l el universo,entenebrecido, iba a ser arrastrado a la ruina. Haz, pues, nimo de presentarte a ellos con toda tu premura, bien pertrechado defuerzas, y declara la esclavitud por el presente edicto. S obediente a la consigna de atacarles y desparramarles por el mundo;redcelos a servidumbre en todas las naciones y, despus de expulsar de toda la Judea hasta la reliquia ms insignificante de su raza,haz que no aparezca ni esto siquiera, llenos como estn de maldad.

    VII. Llegando este edicto al Oriente, Liciano obedeci al tenor terrible de la orden y dio al exterminio a la nacin entera de losjudos; y a los que quedaron en Judea les ech a la dispora de las naciones para ser esclavos, de manera que lleg a conocimientodel Csar lo que haba hecho Liciano contra los judos en Oriente, y le agrad.

    VIII. Y el Csar se dispuso de nuevo a juzgar a Pilato. Luego mand a un jefe llamado Albio que le cortara la cabeza, diciendo: Dela misma manera que ste levant su mano contra aquel hombre justo llamado Cristo, de manera semejante caer ste tambin sinremisin.

    IX. Mas Pilato, cuando hubo llegado al lugar sealado, se puso a orar en silencio de esta manera: Seor, no me pierdas encompaa de los perversos hebreos, pues yo no hubiera levantado mi mano contra ti si no hubiera sido por el pueblo de los inicuosjudos, pues se rebelaron contra m; pero t sabes que obr sin saber. As, pues, no me pierdas por este pecado, sino s benignoconmigo, oh Seor!, y con tu sierva Procla, que est a mi lado en esta hora de mi muerte, a quien te dignaste designar comoprofetisa de tu futura crucifixin. No condenes tambin a sta por mi pecado, sino perdnanos y cuntanos entre la porcin de tusescogidos.

    X. Y he aqu que, depus de terminar Pilato su oracin, vino una voz del cielo que deca: Bienaventurado te llamarn lasgeneraciones y patrias de las gentes, porque en tu tiempo se cumplieron todas estas cosas que haban sido dichas por los profetasacerca de m; y t has de aparecer como testigo en mi segunda venida, cuando vaya a juzgar a las doce tribus de Israel y a los que nohan confesado mi nombre. Y sacudi el prefecto la cabeza de Pilato, y he aqu que un ngel del Seor la recibi. Y al ver Procla, sumujer, al ngel que vena para recibir la cabeza de l, rebosante de alegra, entreg tambin su espritu al instante y fue sepultadajuntamente con su marido.