TRABAJOS GANADORES DEL XIII CONCURSO LITERARIO CERVANTES

PREMIO ESPECIAL DE LA XIII EDICIÓN, 4º CENTENARIO.

Luna serena de la llana Castilla,

Tú alumbras el puntiagudo bigote,

Tú alumbras la punzante perilla,

Es alumbrado por ti Don Quijote.

De vez en cuando, un molino

El paisaje acompañando;

Siempre latente un destino:

Las batallas, batallando.

Cerca de ti brillan estrellas

En una noche templada y oscura;

Y acompañada de ellas,

Testigo tú eres de cómo enloquece

El Caballero de la triste figura.

No te lamentes, luna serena,

Porque él no vuelva en razón;

Él no se siente demente,

Sólo quiere entregar su corazón.

Dulcinea es la afortunada,

Del Toboso joven y hermosa.

Don Quijote de la Mancha

La desea como esposa.

En su busca va, cabalgante,

A horcajadas de Rocinante;

Levantando polvaredas

Por las secas y llanas tierras.

Con él Sancho Panza va

A lomos de su burrito;

Nunca se quedará atrás:

Siempre será fiel amigo.

Los cuatro recorrerán

Un camino largo y ciego;

Luna, tu les guiarás

Desde lo alto, en el cielo.

Así que ya sabes, luna,

Nunca dejes de brillar;

Porque, si no, Don Quijote,

A su amada perderá.

SERGIO JAÉN MENA Curso 2º AN de Bachillerato Nocturno

PREMIO NARRATIVA ALUMNOS I CICLO DE E.S.O. Querido diario: Hoy nos hemos vuelto a pelear mi hermana y yo. Esta vez ha sido porque la profesora de baile la llamó ayer para decirle que hoy tendría un ensayo a las 16:00 h. de la tarde. Como ella es tan despistada, se hizo un cartel recordatorio y lo colgó en la nevera. Hoy sobre las 18:00 h. la ha llamado de nuevo la profesora preguntándole si no se había acordado del ensayo. Mi hermana se ha puesto furiosa porque el cartel no estaba donde ella lo había dejado. Lo primero que ha hecho es ir a mi habitación. Yo estaba acabando de leer un libro muy interesante titulado “El fantasma de Canterville” de Oscar Wilde. Ha abierto la puerta con mucho genio y me ha culpado a mí de su descuido! Afirma que yo he retirado el cartel y que he actuado en venganza por una de nuestras peleas. Y yo sin comerlo ni beberlo. Me he quedado helada. En fin! Como con ella no se puede discutir… Lo he dejado estar. Papá y Mamá saben cómo es, y por eso me piden que tenga paciencia con ella, pero yo creo que esto no puede durar eternamente… Mi madre me llama a cenar. Hasta luego! (espero que mañana tenga más aventuras que contar. Seguro que una de las previstas será una pelea más con mi hermana).

20/06/1999 Como ya habéis podido comprobar, tengo una hermana un tanto especial. Ella se llama Carolina, pero la llamamos Lina; tiene 14 años y nos llevamos fatal. Mamá dice que es muy normal que tengamos nuestras diferencias pero yo creo que no es tan normal llevarnos así. Yo jamás he podido confiar un secreto a mi hermana, ni preguntarle dudas… para ella yo sólo soy el objeto de su parte negativa. Me llamo Ester y tengo 12 años, mis amigas y yo nos llevamos de fábula, por eso a veces no echo de menos a mi hermana. Mi mejor amiga se llama Priscila pero la llamamos Pris. En cuanto a amistades, yo no tengo ningún problema. Mi colegio está dividido en grupos: los deportistas (su único objetivo es el deporte, después el deporte y luego, más deporte); las naturalistas (viven de la naturaleza, comen muy sano, no contaminan, siempre reciclan… no es que tenga nada contra ellas pero es que son algo “raritas”); las populares (aquí entra mi hermana, siempre piensan en chicos, ropa, popularidad y animadoras); y los normales (aquí entramos mis amigos y yo). No somos raritos ni tenemos necesidad de copiar a nadie, tenemos nuestra propia manera de pensar y de actuar. ¿Sabéis? Para mi es el mejor grupo de todos! Cuando llego a la mesa ya están sentados papá y mamá. Falta mi “querida hermanita”. Mis padres, cuando ven que Lina no está (como casi cada noche), ya saben que ha

habido una pelea. Les explico el motivo y me dicen lo de siempre:… ya sabes su carácter,…cuando pase esta etapa de su vida cambiará… etc., Pero así aún me quedan por lo menos 11 años! No sé si lo soportaré… Pero yo entiendo la posición de mamá y papá: ellos no pueden volcarse en solo una hija y dejar a la otra de lado. Esto no significa que no nos impongan una disciplina justa y necesaria: cuando tienen que darnos un sermón, lo hacen y nosotras a aprender. Cada noche mamá va a su habitación y le pregunta qué le pasa. Siempre lo hace ella porque papá, generalmente, pone la excusa del cepillo: mientras hace ver que busca un cepillo, te explica cosas que no tienen nada que ver con el tema y después te echa la carga pesada (ese truco se le da fatal). Mamá sabe más cómo nos sentimos y se le da mejor expresarse. Pero las relaciones familiares, a pesar de todo, son cordiales, salvo entre mi hermana y yo. Una noche que no podía dormir porque tenía la garganta seca, decidí bajar a la cocina a por un vaso de leche. Cuando me lo tomé, volví a la cama. No era muy tarde, eran las 11. Casualmente escuché una conversación entre mis padres. La cosa parecía grave: por primera vez mis padres estaban preocupados por las relaciones entre mi hermana y yo. Querían hacer algo con nosotras pero por si las moscas nombraban a eso “la cosa X” por si las paredes escuchaban. No dejé de darle vueltas toda la noche: sabía que se tendría que tratar de algo bastante grave para tener preocupados a mis padres pero no sabía el qué. Viniendo del colegio, en el autobús escolar, pensé que tendría que hablar con mi hermana sobre este tema. No sabía como hacerlo porque sabía que mi hermana no me iba a recibir bien. Pasamos por el barrio de al lado y vi a unas hermanas que se abrazaban. Al ver esa escena se me saltaron las lágrimas porque pensé que cuánto hacía que mi hermana y yo no nos abrazábamos o jugábamos juntas. Cuando llegué a mi casa, vi que mis padres y mi hermana estaban en el comedor esperándome. Nos dijeron a las dos que nos iban a enviar a un campamento de verano juntas. Yo ya sabía que iba a pasar algo por el estilo, pero mi hermana hizo un poco la papelona y empezó a llorar como arrepentida de cómo me trataba. Yo le seguí la corriente porque, si no, volveríamos a discutir y entonces si que nos enviarían al campamento, y, la verdad, yo no tenía muchas ganas de ir. Me quedé parada de la facilidad que tenía mi hermana para hacer comedia. Pasaron unos días y el recuerdo del campamento no se iba de mi mente. Aquella noche tenía un presentimiento muy extraño que me atormentaba y no pude dormir lo suficiente. A la mañana siguiente mi hermana y yo llegamos al colegio. Fue un día normal, sin sobresaltos, pero cuando salimos… vi que mi hermana cruzaba la calle sin mirar, como siempre, porque sus amigas se encontraban al otro lado, y en ese mismo instante pasaba un coche muy rápido. No me dio tiempo de pensar en nada, sólo se me ocurrió empujar a mi hermana con fuerza hacia la otra orilla y yo recibí el golpe por ella. Noté como una sensación en mi cadera que me dolía mucho. Después salí volando por los aires y no me acuerdo de más. Después de eso abrí los ojos y estaba en un hospital. En primera fila estaba mi hermana llorando, después mis amigas con un ramo enorme de flores, las amigas de mi hermana y mi familia. Lo primero que me dijeron mis padres es que la operación había sido un éxito y mi hermana se me tiró encima para abrazarme. A los pocos días volví a mi casa, casi recuperada por completo y todo el mundo (gente del instituto, familiares, amigos…) me hicieron una gran fiesta.

Querido diario: Hoy ya estoy recuperada y con ganas de volver al colegio. Mi familia se preocupó mucho por mi salud y mi hermana está muy agradecida por lo que hice. Parece que después de ese accidente he vuelto a nacer, pero con otra persona porque… por fin mi hermana y yo nos llevamos bien y… a pesar de nuestras diferencias ella se ha dado cuenta de que la quiero mucho y por eso ella también me quiere a mí. Me dijo que su vida estaba en deuda con la mía pero yo le dije que estos son “pequeños” favores entre hermanas. Tengo que dejarte, diario, mi hermana ha picado a mi puerta diciendo que la cena esta servida. 24/07/1999 JUDIT SÁNCHEZ ADÁN Curso 1º C de E.S.O.

PRIMER PREMIO POESÍA ALUMNOS II CICLO E.S.O.

Esta noche miro al cielo,

buscando estrellas fugaces,

para ver si son capaces

de sacarte de mi sueño.

Ellas brillan por sí mismas

y me ponen en evidencia,

porque mis días ya no brillan

si no siento tu presencia.

Esta noche miro al cielo

y hablo con la luna llena,

es ella quien me revela

que tu amor es mi condena.

Esta noche miro al cielo,

buscando algún regazo;

deseo decirte que te quiero,

pero temo un rechazo.

Esta noche miro al cielo,

esperando a que amanezca

y buscando un buen motivo

para que este amor no crezca.

Esta noche miro al cielo,

y espero a que se haga de día

a ver si él me da consuelo

y me devuelve mi alegría.

Ya se hace de día,

la mañana llega con su brisa,

y mi corazón, que no ha dormido,

sólo piensa en tu sonrisa.

Y a este cielo despejado

le explico que el corazón tengo roto;

dice que no cree poder ayudarme

si no me separo de tu foto.

Y es que el día no llenará

el vacío que hay en mí

ni la sensación tan extraña

de ni contigo ni sin ti.

A ver si el sol me da calor,

el calor que tanto añoro,

el calor que da el amor,

el amor por el cual lloro.

ELISABETH MINGO ZAMBRANO Curso 4º A de E.S.O.

Mi pequeña Dulcinea

SEGUNDO PREMIO POESÍA ALUMNOS II CICLO DE E.S.O.

Aquella mañana parecía despejada;

Me levanté con esperanza.

¡Aquel día, sí, yo tenía aquel valor…

De declararme por fin a mi primer amor!.

María la llamaban ellos,

Dulcinea la llamaba yo,

Para mí, con esos ojos tan bellos,

No había nadie que llenara más mi corazón.

Cogí a mi querido Rocinante,

Un regalo de mi décimo cumpleaños;

Hacia el colegio me dirigí con paso andante,

Como nunca hice en recuerdos antaños.

Llamé a mi amigo de toda la vida,

Sancho Panza él se llamaba,

Para buscar a mi querida,

Que por fin hoy me declaraba.

Allí estaba ella con sus cabellos dorados,

Su sonrisa me cautivaba…

Pero allí estaban ellos…

Para luchar contra mí mientras volaba.

Malditos monstruos aquellos,

Que me apartaban con dolor,

Sus armas producían tales destellos,

Que mis ojos sólo sentían ardor…

Tal derrota fue la mía

Que noté que la gente me miraba;

Con la cabeza agachada salía,

Por fin, en busca de mi amada.

Con las rodillas en el suelo,

Delante de ella me posé,

Preparado para mi gran duelo,

Con gran sentimiento me declaré.

Estrellas vi en ese momento,

Fue un gran golpe, de verdad:

Cuando dejé de ver el firmamento,

Empecé a ver la dura realidad,

Puesto que los grandes gigantes

De las fuertes armaduras

Bonitos árboles eran antes,

Y ahora sólo un montón de basura.

Y me di cuenta que yo sólo era un crío,

Que quizás no la iba a volver a ver,

Quizás fue un simple amorío,

Pero yo la amé como una mujer.

MARINA TORT RUIPÉREZ Curso 4º A de E.S.O.

PRIMER PREMIO NARRATIVA ALUMNOS II CICLO E.S.O.

Nací en una fría noche de invierno en una fábrica que se sitúa a las afueras de Bilbao. Ahora explicaré la vida que tuve durante el año 2031: todo empezó… Estaba metido en un camión con un montón de amigos, los cuales sólo tenían un tema de atención: que nuestra vida solamente dura 365 días, luego nos tiran y nos remplazan por otro. Estaba nervioso, no sabía cuál sería mi destino o si alguien se fijaría en mí y decidiría llevarme con él. Al fin se paró el camión y justamente cogieron mi caja; noté cómo nos íbamos moviendo hasta que nos dejaron quietos. Cuando al fin pude ver la luz del sol, me vi situado en un quiosco en medio de la Rambla de Bilbao. Cada día que pasaba me deprimía más, porque nadie se fijaba en mi: compraban calendarios de mesa, de bolsillo, pero ninguno de pared. A la semana, una joven decidió cogerme, estaba nervioso porque no sabía a donde me llevaría, y ya había perdido una semana de mi vida; Era el día ocho de de Enero. La joven, que por cierto se llamaba Alba, me colgó en la cocina de su casa, al lado de una gran ventana, la cual me despertaba cada mañana con su gran claridad. Llegó el día uno de Febrero, estaba ya cansado de estar colgado en la pared, así que decidí ir al suelo para estirarme un poco, pero no fue tarea fácil: empecé a zarandearme de un lado para otro hasta que al final me caí al suelo y, en ese mismo instante, entró Alba y me colgó de nuevo en la pared. Había conseguido estirarme un poco, pero no tenía bastante. Los días pasaban muy rápido; cuando quise darme cuenta, ya estábamos en el quince de Mayo. Esa misma mañana fue una de las peores de mi vida: Alba se fue muy pronto al trabajo y se dejó la gran ventana abierta. Ese día coincidió en que el viento soplaba muy fuerte. Yo me zarandeaba de un lado a otro haciendo fuerza para no desengancharme e irme por la ventana, pero al final sucedió lo peor: un gran golpe de aire me tiró por la ventana y fui a caer directamente a la calle, casi escondido debajo de un coche. Pensé que en ese momento se me había acabado mi vida como calendario. Alba, al llegar a su casa y no verme, decidió salir en mi búsqueda pasando por mi lado como unas tres veces sin verme, hasta que al final dio con migo.

Estaba un poco manchado, me limpió con un gran trapo y volvió a colgarme de nuevo en la pared. Los meses siguientes los pasé muy bien, era una casa tranquila y tenía buenas vistas a Bilbao; además, Alba cocinaba bastante, así que estaba con ella bastante tiempo. Llegó el mes menos esperado para todos los calendarios: Diciembre. Solamente me quedaba un mes de vida; intenté escapar, pero me fue imposible: estaba muy bien enganchado a la pared. Intenté divertirme esos días que me quedaban moviéndome y viendo a esa joven que había decidido pasar un año conmigo. Llegó el día treinta y uno de Diciembre, pasé todo el día con Alba, ya que estaba cocinando porque venía toda su familia a casa. Cuando fue llegando su familia, oí que le preguntaban si ya había comprado un calendario nuevo del 2032 y ella respondió que sí. Se me cayó el mundo encima, pensar que me quedaban unas horas de vida y sería tirado sin poder hacer nada. A la mañana siguiente Alba vino con otro calendario, me descolgó y colgó al otro calendario muy jovencito. A mi me cogió y yo lloraba porque era mi último momento de vida en brazos de Alba. Ella se dirigió a su despacho. Yo me sorprendí mucho cuando abrió un cajón y con delicadeza me metió dentro. Había muchos calendarios y uno me dijo: Alba es una coleccionista de calendarios; aquí estamos todos los calendarios desde el 2005. Me puse muy contento y desde entonces he pasado los años en el cajón con todos los otros calendarios. FRANCISCO HERRERA FREIXAS Curso 4º A de E.S.O.

SEGUNDO PREMIO NARRATIVA ALUMNOS 2º E.S.O.

Escribo esta historia para contar el trabajo que hizo un hombre que empezó siendo un niño cualquiera y que acabó siendo uno de los más grandes de la historia de la literatura. Me refiero a don Miguel de Cervantes. Algunas de las experiencias y pensamientos que tuvo durante su vida servirían para que pudiera escribir una famosa novela llamada “Don Quijote de la Mancha”. Empezaré por el principio: este hombre, Cervantes, de pequeño siempre había soñado con poder ser un gran caballero andante y parecerse a tantos ídolos literarios como él tenía. Su juventud no fue de las mejores que uno podía tener. Pero con la escritura todos sus males desaparecían, era una de las cosas más importantes en su vida. Durante un viaje, buscando un lugar para vivir, fue a caer en un lugar de la Mancha. Allí se fue a vivir a una posada para disfrutar de los paisajes y de las gentes que vivían en ese paraje tan especial y que tanto le había gustado. Al cabo de un tiempo, Cervantes empezó a sentir la soledad; y esa sensación le llevó a escribir poemas, historias que hablan de amor, de soledad, etc. Y también a rememorar viejos recuerdos de su infancia, como sus amigos de pequeños, o su gran sueño: ser caballero andante, que recorriera entre calor y frío diferentes lugares para poder llegar al corazón de su amada. Un día decidió empezar a componer una historia con un caballero andante como protagonista, escribiéndola de una manera divertida para la gente y para él mismo. Se trataba de un caballero que tenía a su fiel escudero, y que juntos tendrían disparatadas aventuras. Cada día Cervantes pensaba en otro episodio nuevo que podría pasarle a su peculiar caballero. Así, estuvo trabajando bastante duro durante algunos meses hasta que acabó la novela a la que decidió nombrar El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Esta divertida historia salió a la luz en el año 1605. Los años posteriores estuvo escribiendo otras narraciones, pero ninguna le agradó tanto como la del disparatado hombre llamado don Quijote. Con aquella narración se quedó embrujado, así que poco tiempo después decidió seguir aquella magnífica obra

con más aventuras y locuras hechas por el hidalgo protagonista de su historia, su escudero y demás personajes que aparecían en la anterior obra escrita. Estuvo encerrado a lo largo de los días para poder completar aquella historia que empezó, pero que tenía la sensación interior de no haberla acabado todavía. Diez años después del primer tomo, en 1615, apareció la segunda parte del caballero y sus peculiares aventuras, sobretodo con su amada, y todo lo que le pasa y hace pasar a su ayudante, llamado por Cervantes, Sancho Panza. Miguel siempre estuvo satisfecho de su novela, pero no pudo ver cómo la gente apreciaba su historia de “caballerías”, al morir un año después de la publicación de su libro. Fue muy querido por la gente de sus alrededores y siempre se acordaron de él como persona y por su magnífica obra. Aunque le gustara mucho la obra no pensó que ahora, en la actualidad, es una de las mejores novelas que hay y que todo empezó siendo un sueño escrito. ELENA GARCÍA DE ARRIBA Curso 4º A de E.S.O.

PRIMER PREMIO NARRATIVA ALUMNO BACHILLERATO

¡Ahhhh! El mundo laboral, ese Edén al cual sólo pueden acceder algunos privilegiados (el resto se

encuentra en las colas del paro degustando los platos del día: ventanilla para sellar, ventanilla para

revisar demandas, ventanilla para subvenciones.. .). En fin, luego se atreven a decir que tenemos un

nivel bajo en dominio de paquetes informáticos !Pero si tenemos un máster en “Windows”!

“El trabajo dignifica”. Yo, cada mañana a las 7, veo personas dignas: “dignamente” se duermen de

agotamiento en los vagones del tren, van como sardinas hacía su trabajo, se pelean entre ellas para

conseguir el periódico gratuito o para conseguir asiento... pero se divisa en ellas un talante especial:

“la dignidad”.

Una vez en el puesto de trabajo, les machacan, pisotean, exprimen, pero eso sí: “dignamente”.

¡Quién inventaría la famosilla frase...! Seguramente quien la pensó la vendió haciendo creer a todo

el mundo que era cierta, se forró y ahora estará viviendo de las rentas toda su descendencia.

En la escala de población activa nos encontramos un amplio sector el cual lo forman estudiantes que

para costearse los estudios se buscan un trabajo. Por las mañanas los autobuses van repletos de

ellos, es fácil identificarlos por la supercarpeta con las siglas de su universidad. Otra cosa no, pero

la carpeta no falta. Es un bonito regalo por el módico precio que cuesta la matricula, ¿no?.

El otro día me fijé en una de esas carpetas; una chica llevaba una serie de pegatinas en ella, en

concreto había una que rezaba el eslogan “busco realizarme”. Dentro de poco comenzará a

“realizarse” cuando, después de finalizar las prácticas no retribuidas en una empresa, la contraten

como becaria cobrando un sueldo que nada tiene que ver con la responsabilidad adquirida y

realizando todo tipo de trabajos, desde servir cafés a realizar proyectos: la vida en el Edén.

Te pasas media vida estudiando para que cuando finalices tus estudios superiores acabes trabajando

de dependienta o cajera de supermercado; con un poco de suerte, después de diez años, conseguirás

ser encargado, y, entonces, te preguntarás que para qué te sirvió haber aprendido a hacer derivadas

si de lo único que tienes que acordarte es de a cuánto va el quilo de tomates.

Hay gente que es capaz de hacer mil “chanchullos” con tal de no ir a trabajar o para evitar tener

que hacerlo muy asiduamente; paradójicamente les suele ir bien, y hasta suelen ser los más

apreciados por los jefes: creo que la principal filosofía es ser un trepa, porque lo importante es caer

bien y hacer bien la rosca.

Señores: el buen trabajador ,aquel que se desvive por su empleo no suele llegar a ninguna parte.

Consejo: “más vale afiliarse al grupo budista de Richard Gere, e intentar elaborar nuestro trabajo lo

más correctamente posible”.

Finalmente se encuentra el grupito que pretende hacerse rico sin tener que trabajar, basta con

presentarse a algún tipo de concurso tipo reality-show. Desde luego hay que tener estómago para

todo!

Después de darle muchas vueltas, me he dado cuenta de que el trabajo ideal no existe, es ley de

vida, no puedes vivir sin él, pero tampoco con él!

Todo no es malo: gracias al trabajo tienes un hogar. Después de tan sólo 30 años te pertenecerá; lo

mismo ocurre con un coche: en 5 años te conviertes en propietario gracias al hecho de disponer de

un trabajo y además los fines de semana te puedes permitir el lujo de comer pollo a l´ast aderezado

con un botellita de vino que te regalarán por comprarlo y todo gracias al maravilloso trabajo.

Y, ante todo, hay que tener en cuenta que lo más importante es que “te habrás convertido en una

persona digna”.

GEMMA RAMOS JUY Curso 2º BN de Bachillerato Nocturno.

SEGUNDO PREMIO NARRATIVA ALUMNOS BACHILLERATO

Miró hacia el suelo intentando ocultar sus lágrimas. Luego, despacio, se levantó, abrió la puerta de la

habitación, fue al servicio, se lavó la cara y se puso maquillaje en el cuerpo, en la cara y en el corazón.

Ella estaba viva, pero muerta por dentro. Donde se mueren los sueños. Donde nacen las emociones

perdidas. Donde volvía la mirada treinta años y soñaba de nuevo con ese príncipe azul que nunca llegó,

donde las razones se pierden y bailan con el sonido del fin de las películas; allí donde la fe y un Dios

desconocido son los dueños de un corazón que llora en silencio, las heridas que aún suturan, el sabor

amargo del despertar.

Lentamente miró por la ranura entre la puerta y la pared. Vio el pasillo. Abiertas tres puertas. Tres caras

entristecidas esperaban a que su madre saliera de la habitación. Ocultó su dolor y salió sonriendo diciendo: -

no ha sido nada, solo ruido, a mí ni me ha tocado. Y siguió pasillo adelante hasta la cocina, pero el niño

pequeño salió tras ella, la abrazó por detrás, y un ¡ay! advirtió de que todo había sido hacia ella. Pero ni una

queja más; se fue sin decir nada, fingiendo una sonrisa forzada, estirando el hilo del perdón.

Llegó a la cocina y, sigilosa, miró hacia el comedor; allí estaba él viendo la televisión, como si nada hubiera

pasado, con una cerveza y otras tantas más en el suelo.

Se quedó allí parada frente a la puerta, con la vista perdida; veía una y otra vez unas imágenes que se

sucedían y se perdían; una y otra vez la misma imagen, los mismos golpes y todos en diferentes situaciones.

Entonces, un frío infernal empezó a recorrer todo su cuerpo, estremeciéndola hasta la desesperación. Tenía

miedo, tanto, que gritaba, pero no se oía de su boca un sólo sonido. Tanto, que su dulce sonrisa era una

mueca en los labios, constante, hiriente y vacía.

Soñaba. Se imaginaba con sus hijos en otro país distinto, lejano y libre. Pero volvía a la oscura realidad y

recordaba que el tren de la vida sólo pasa una vez y no hay vuelta atrás: o lo coges o se va sin ti. Y ella lo

estaba perdiendo.

Tenía que pensar qué iba a hacer con aquella vida que odiaba. No tenía nada. Sólo un piso pequeño y una

cama que apenas tocaba. Era mejor el suelo que su compañía, y aunque le doliera, sabía que nunca podría

dejarle; era demasiado duro para ella. Volver a empezar. Pero, ¿qué haría? El valor no era su fuerte pero ¿ y

su vida? ¿La amaba tan poco que seguiría allí? No debía, no era lo mejor.

Sufría en silencio, nadie lo sabía, se hundía como un barco con miles de brechas imposibles de cerrar. Poco

a poco el casco se iba inundando, un golpe definitivo y se acabaría todo, y no quería que llegara ese

momento.

Entre sueños y dudas, ella seguía allí de pie, en la cocina, en la libertad que él le había regalado, unos

cuantos platos sucios y miedo, mucho miedo.

Levantó la mirada e hizo un amago de ir hacia el comedor y explicarle que lo que había hecho no estaba

bien, que no debía hacer eso, que lo que tenía que hacer era controlar aquel mal genio. Sin embargo, se

quedó paralizada cuando le vio venir hacia ella. Él no dijo otra cosa que -¿no hay cerveza? Y la miró

asombrado porque ella estaba encogida en la puerta, llena de miedo, con la cabeza metida entre sus brazos,

asustada, tan asustada que temblaba como una niña pequeña delante del animal más feroz.

Ella levantó la mirada y clavó sus ojos negros en él. Intentó decirle algo, como tantas otras veces que se

quedaba en la cama con los ojos cerrados, pero con el corazón dolido. Pero volvió a agachar la cabeza, y

una vez más, las palabras se quedaban danzando en el paladar, como si fuera la mecedora que el aire

mueve con su furia.

Él, con su mirada inmóvil y aquel andar sacado de las películas del oeste, no dijo nada más y salió hacia

fuera, sin mirar siquiera a las tres caras que observaban cada uno de los movimientos que hacía él, su

padre, a veces un extraño y a veces, nadie.

Salió hacia fuera con la extraña sensación de que entre aquellas cuatro paredes había dejado algo mas que

una mujer acongojada, había dejado también tres partes de su ser que no conocía; para ellos nada.

Cristina y Nerea continuaban en la puerta de la habitación, quietas, casi como estatuas, pilares de aquella

casa que se caía con cada golpe de viento, testigos silenciosos de la muerte en vida, miradores de un futuro

truncado. No sabían qué hacer ni cómo actuar, la película en que debutaban había sobrepasado los límites

de su realidad. Nunca decían nada, sólo veían y callaban, sólo viajaban con la mente.

Observaron al niño que miraba hacia el final del pasillo con los ojitos brillantes y tristes, no sabía por qué

lloraba su mamá, no comprendía lo que pasaba en aquella casa.

La puerta se cerró tras él y, sin embargo, en la casa no había más que silencio. Ella, inmóvil, temía que la

vida dejara su nombre entre aquellas cuatro paredes, a que sólo fuera un número más de aquella cifra

maldita que aumentaba. No, ella no quería ser eso, ella no quería ser la protagonista de canciones que

desgarran el corazón de quien las escucha, ella no quería ser una noticia, ella quería vivir.

Se levantó del suelo, se secó las lágrimas y observó las heridas que recorrían su cuerpo envejecido,

mientras en su cabeza se agolpaban mil sensaciones y emociones.

Las gemelas fueron a buscar a su madre, no sabían cómo la iban a encontrar, no sabían qué debían decirle

a aquella mujer que lloraba lágrimas de cristal en cada amanecer, cuando despertaba en aquel sofá duro y

mugriento; cuando veía a aquella pareja que sonreía feliz en las fotos. ...y quince años habían pasado.

Las niñas llevaban al pequeño Miguel en sus brazos y fueron pasillo adelante sin que nada las separara de

su objetivo: vivir.

Como si fuera un aquelarre, las tres mujeres se cogieron de las manos, pero no lloraron, no rezaron, no

gritaron. Sólo se miraban las unas a las otras, sólo renegaron de Dios una vez más, sólo dejaron volar sus

mentes y vieron el futuro, esperando alguna señal de aquel destino mentiroso. El pequeño estiró la falda de

su madre; en sus ojos la niebla de la confusión y el brillo de la infancia. Ella no dijo nada, sólo observó a

las crías y las abrazó de nuevo. Sostenía una maleta vacía en sus brazos, pero tan sólo una frase salió de

sus labios: volvamos a empezar.

Salieron a la calle, todo el mundo vio cómo salían, todos vieron las lágrimas que recorrían el rostro de

aquella mujer. Y sin embargo, nadie hizo nada, sólo avisaron al hombre que se emborrachaba en un rincón

de la barra. Lloraba, maldecía, se estiraba las ropas, pero nadie la ayudó.

Él las miró, pero no se dio cuenta de lo que estaba pasando: el alcohol se paseaba por sus venas haciendo

de él un animal inútil, no sabía nada.

Ella se acercó a su marido y le entregó una carta, ofreciéndole la última mirada que él vería nunca, la última

vez que la vería a ella. Y subió al taxi sin esperar una mirada suya.

- Con 74 mujeres muertas es suficiente para afrontar el problema, ella sobrevivirá -dijo una voz a lo lejos.

Él abrió la carta. Dentro, un adiós corrido por las lágrimas; fuera, una mujer libre.

NOELIA PRIETO GONZÁLEZ

Curso 2º E de Bachillerato Diurno

TERCER PREMIO NARRATIVA ALUMNOS BACHILLERATO

La vida te reserva sorpresas, unas veces buenas y otras veces malas…Pues bien, el día de mi

cumpleaños murió Pimpo (Miguel), uno de los niños, que tan sólo tenía doce años…Es difícil

expresar con palabras lo que he pasado estos cuatro últimos días, ha sido muy duro. Pimpo está

muerto y lo ha matado la injusticia, la miseria, cada uno de los políticos que no mueven un dedo por

mejorar la situación de los niños de la calle, lo ha matado la decadencia humana, el miedo, la

inseguridad, la soledad; a Pimpo lo ha matado una suma de circunstancias, una suma de desgracias,

una suma de experiencias; en esta sociedad, donde viven los niños en la calle sin ningún tipo de

soporte, sin referente adulto para que les puedan guiar o dar la oportunidad de ser alguien en la

vida…Lo han matado por permitir que vivan en estas circunstancias.

La vida no ha sido justa con ellos, al igual que la sociedad. Los niños tienen que tener derecho a

sonreír con libertad sin ningún tipo de temor, sin tener que pensar dónde dormiré mañana o qué será

de mi vida. El mañana es una puñetera incógnita, y Pimpo nos lo ha demostrado. Hablo del derecho

a sonreír, que en realidad, para estos niños, es el derecho a sobrevivir. ¿De qué estamos hablando?

¿de una pelea? ¿de una discusión?. A Pimpo lo ha quemado su propio grupo de la calle…Los niños

tuvieron la sangre fría para comprar gasolina con esta idea, arrojársela y acabar con su vida

mientras dormía…¡Que fuerte! ¿Os imagináis cómo pueden unos niños llegar a pensar que matar a

alguien es una forma de resolver un problema?. ¿Cómo puede ser visto esto como normal?.

Pimpo está muerto, el grupo de niños con los que callejeaba, disuelto y destrozado por unos días, y

Miguel, el que le arrojó la gasolina, ¡ve a saber cómo estará, cargando una muerte a sus espaldas…!

Sólo espero que tenga suerte de poder vivir con este cargo y que encuentre el soporte necesario para

superar este horroroso hecho que ha cometido.

Y para ti Pimpo, juega, disfruta, y sé ahí lo que todos te negaron un poco, sé un niño eternamente y

juega con las nubes. ¡Que ahora nunca más te faltara de nada!

SANDRA DOMÍNGUEZ ESPUELAS

Curso 2AN de Bachillerato Nocturno.

PRIMER PREMIO POESÍA ALUMNOS BACHILLERATO.

Amor, amor que te vas

Como un barco sin luces,

De noche,

Por el mar: ¿a qué puerto

De lluvia y dolor arribarás?

¿Qué timonel taciturno

te dirigirá,

amor que te haces, sin luces,

a la mar?

La luna enroscada al mástil

De tu soledad,

Y en tu baranda una sombra

De color de eternidad.

¡Que nadie te vio zarpar,

amor, amor que te fuiste

como un barco sin luces,

por el mar!

DORI ANGÉLICA OYAGUE MENA

Curso 2AB de Bachillerato Nocturno.

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA ALUMNOS DE BACHILLERATO

Encierro la noche en una caja sin fondo para dejar de pensar en ti.

Ya no sé si me estoy volviendo loca porque el día se hace triste

si no te veo sonreír

Arranco de mis labios el deseo de besarte con pasión,

y, aunque cueste y resulte doloroso, intento ser fuerte

y le doy la espalda al corazón

Intento olvidar lo que es quererte con locura a todas horas,

Disimular que el corazón me llora cuando no me miras

o me ignoras

¡Dulce suena tan amargo cuando hablo de ti! ¡Y a la belleza le faltan letras cuando te describo!

Mis oídos son sordos si no te oyen hablar,

Y mis ojos se derriten cuando te miro:

Que no es ninguna metonimia cuando llamo fresas a tus labios y que no es ninguna sorpresa

que en vez de tu nombre lea la palabra delicadeza

Que el hipérbaton no existe

cuando digo que tienes los ojos más bonitos del mundo,

y que tu cuerpo me recuerda a un campo florido en primavera

Pues es un sueño, y no una meta,

Besarte y acariciarte como si fueras mío, Son mis lágrimas de deseo loco,

las que inundan mi pecho de melancolía.

Son delito tus labios, ¡Un pecado de amor!

Son estrellas tus ojos, Y es delicia tu olor

Es quererte, cariño,

Sufrir sin saber por qué, Es amarte, mi vida,

Un querer... Y no poder

Y por alguna razón nunca es suficiente Un te quiero, pero ya que es la mejor palabra

Que existe, déjame decirte que . . . ¡te quiero!.

¡Por qué dulce suena tan amargo cuando hablo de ti...!

DANAE ORTIZ DE VIÑASPRE Curso 1BN de Bachillerato Nocturno.

TERCER PREMIO POESÍA ALUMNOS BACHILLERATO

¡Qué bonita que es mi calle!

Con la sombra que ella luce,

con su plaza y con su parque;

tiene un puente y un gran cruce.

Ella tiene dos pilares,

parecen dos rascacielos,

edificios singulares

finos como dos cabellos.

¡Qué bonita que es mi calle!

Cuando llega el frío invierno,

color perla, blanco tierno,

pues la nieve ya esta aquí.

Cuando el invierno se vaya,

sé ira con mil corazones:

el de la gente que lo añore,

y el mío, estará allí.

¡Qué bonita que es mi calle!

Cuando duerme por la noche,

es tranquila como un valle,

elegante como un porche.

La disfrutamos de día,

Por la noche y por la tarde,

Con amor y alegría,

¡Cómo aprecio yo a mi calle!.

JESÚS CEREZO CASADO. Curso 1º BN de Bachillerato Nocturno.