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AÑO XV VOLUMEN LXI MARZO 1966 NUM. 179 ESTUDIOS V Trabajo y descanso del escolar * (La fatiga) FRANCISCO SECADAS Investigador Científico del CSIC SEGUNDA PARTE INTERPRETACION DE EXPERIENCIAS Bosquejado en la parte anterior el marco teó- rico de encuadramiento de la problemática es- colar relativa a la ocupación y al ocio, intentaré ahora, a guisa de corolario, discurrir sobre los asuntos encomendados, y concretamente en torno a dos grupos de ellos, que se referirán sucesiva- mente y por este orden: Al trabajo escolar, dentro del cual considera- ré por separado el problema de las clases y ho- rario. las tareas en casa y los programas; y A los asuntos relacionados con el ocio, donde nos referiremos a los recreos y tiempos libres, al ejercicio físico, al asueto semanal, a las vacacio- nes y al problema concreto suscitado por muchos comunicantes: el «ocio dirigido». Tras el esfuerzo hecho hasta aquí para dar un fundamento teórico a las conclusiones, me ce- ñiré en esta segunda parte a acotar con clari- dad los problemas principales extraídos de las comunicaciones o de mis propias experiencias y consultas, dándoles el relieve proporcional que creo merecen, y sometiéndolos a la luz de las consideraciones hechas en la primera parte. * Las cuatro primeras entregas del presente trabajo de nuestro consejero de redacción se publicaron en los números 175 (noviembre de 1965, pp. 53-59), 176 (di- ciembre de 1965, pp. 106-109), 177 (enero de 1966, pá- ginas 153-159) y 178 (febrero de 1966, pp. 207-215). En estas lineas finaliza el tema de «La fatiga» y se expone el del «Horario escolar». Procuraré sugerir alguna fórmula viable de solución cuando se me ocurra, anticipando ya, desde ahora, que se brinda modestamente como poryecto modificable y aun rechazable, y, en todo caso, discutible. Antes de escudriñar por menudo los proble- mas planteados por las delegaciones provinciales, imagino que el lector interesado agradecerá una visión de conjunto. Me sirvo para ofrecérsela de las elaboraciones hechas por Elíseo Lavara que, agrupadas por ideas afines, establecen el orden de prioridad siguiente: CUADRO 1 ORDEN DE FRECUENCIA DE MENCION DE LOS PROBLEMAS RELATIVOS AL TRABAJO Y DES- CANSO ESCOLAR 1. 0 Vacaciones largas. Conveniencia de distribuir parte de ellas en el curso. 2. 0 Tiempo libre. Necesidad de aumentarlo. 3.° Deberes. Suprimirlos o limitarlos. 4.° Ocio. Organización y cualificación. 5. 0 Horario, jornada larga. Necesidad de reajuste. 6.° Jornada continuada o partida. 7. 0 Problemas metodológicos. Exámenes, formación del profesorado... La figura aneja brinda una imagen compara- tiva de los grupos de problemas.

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AÑO XV VOLUMEN LXI

MARZO 1966

NUM. 179

ESTUDIOS

V

Trabajo y descansodel escolar *

(La fatiga)

FRANCISCO SECADAS

Investigador Científico del CSIC

SEGUNDA PARTEINTERPRETACION DE EXPERIENCIAS

Bosquejado en la parte anterior el marco teó-rico de encuadramiento de la problemática es-colar relativa a la ocupación y al ocio, intentaréahora, a guisa de corolario, discurrir sobre losasuntos encomendados, y concretamente en tornoa dos grupos de ellos, que se referirán sucesiva-mente y por este orden:

Al trabajo escolar, dentro del cual considera-ré por separado el problema de las clases y ho-rario. las tareas en casa y los programas; y

A los asuntos relacionados con el ocio, dondenos referiremos a los recreos y tiempos libres, alejercicio físico, al asueto semanal, a las vacacio-nes y al problema concreto suscitado por muchoscomunicantes: el «ocio dirigido».

Tras el esfuerzo hecho hasta aquí para dar unfundamento teórico a las conclusiones, me ce-ñiré en esta segunda parte a acotar con clari-dad los problemas principales extraídos de lascomunicaciones o de mis propias experiencias yconsultas, dándoles el relieve proporcional quecreo merecen, y sometiéndolos a la luz de lasconsideraciones hechas en la primera parte.

* Las cuatro primeras entregas del presente trabajode nuestro consejero de redacción se publicaron en losnúmeros 175 (noviembre de 1965, pp. 53-59), 176 (di-ciembre de 1965, pp. 106-109), 177 (enero de 1966, pá-ginas 153-159) y 178 (febrero de 1966, pp. 207-215). Enestas lineas finaliza el tema de «La fatiga» y se exponeel del «Horario escolar».

Procuraré sugerir alguna fórmula viable desolución cuando se me ocurra, anticipando ya,desde ahora, que se brinda modestamente comoporyecto modificable y aun rechazable, y, en todocaso, discutible.

Antes de escudriñar por menudo los proble-mas planteados por las delegaciones provinciales,imagino que el lector interesado agradecerá unavisión de conjunto. Me sirvo para ofrecérsela delas elaboraciones hechas por Elíseo Lavara que,agrupadas por ideas afines, establecen el ordende prioridad siguiente:

CUADRO 1

ORDEN DE FRECUENCIA DE MENCION DE LOSPROBLEMAS RELATIVOS AL TRABAJO Y DES-

CANSO ESCOLAR

1. 0 Vacaciones largas. Conveniencia de distribuir partede ellas en el curso.

2. 0 Tiempo libre. Necesidad de aumentarlo.3.° Deberes. Suprimirlos o limitarlos.4.° Ocio. Organización y cualificación.5. 0 Horario, jornada larga. Necesidad de reajuste.6.° Jornada continuada o partida.7.0 Problemas metodológicos. Exámenes, formación del

profesorado...

La figura aneja brinda una imagen compara-tiva de los grupos de problemas.

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REVISTA DE EDUCACION ESTUDIOS LXI . 179

Metodología, VacacionesProgramas ... estivalesJornada Deberes Ocio

FIGURA 1

Frecuencia relativa de los problemas, en las comunicaciones de las dele-gaciones provinciales, tomando como unidad arbitraria de medida el de menorfrecuencia. La altura de las columnas puede constituir un indice de la impor-tancia que les merece cada especie. Se han deslindado los matices principales.

4. HORARIO ESCOLAR

Como se dijo al principio, los dos eslabones dela ponencia —trabajo escolar y ocio— están alcomienzo y al término del completo o procesopsicológico que, en realidad, suscita el problema.Dentro del primero de estos eslabones y causadel problema, consideraremos sucesivamente:

— Las clases (4.1).— Las tareas a domicilio (4.2).— La extensión de los programas (4.3).

4.1 Las clases

La extensión de la jornada escolar es un pro-blema común a todos los paises civilizados. Lospaíses escandinavos claman a pesar de los avan-ces conseguidos. En Suecia, donde en opinión co-mún parecen resueltos estos problemas, los es-tudiantes vienen a tener nueve horas diarias detrabajo por término medio, al añadirse las tresque vienen obligados a ocuparse en casa. Estohace una jornada de cincuenta horas semanales,restando la tarde libre semanal. En Francia, severifican experiencias motivadas por esta preo-cupación y encaminadas a organizar la tarea es-colar en jornadas tolerables por el alumno, sinmerma del aprovechamiento. De paso, y con mi-ras a la viabilidad del propósito, se intenta de-mostrar que el acortamiento de la jornada esco-lar no perjudica al aprovechamiento y beneficiaa la salud y al bienestar del escolar.

En España el problema es acuciante. Las que-jas y lamentaciones abundan y, en ocasiones, seexteriorizan en son de protesta y apremio.

Según una encuesta provincial realizada porBadajoz, el 50 por 100 de los consultados, perte-

necientes al profesorado o personas ligadas a laenseñanza, opinan en disconformidad con los ho-rarios habituales por causa del poco tiempo libreque dejan al alumno; «tiempo libre que no sóloes necesario para el descanso —observan—, sinopara su integral formación: deporte, cine, lec-tura, etc., y aun para el mismo trabajo personalresponsabilizado».

Algunos experimentos célebres acerca de la f a-tiga demuestran que ésta aumenta progresiva-mente desde el principio al fin de la jornada; losdictados hechos después del mediodía contienenmás faltas que los matutinos (Sikorski), siendo elnúmero de faltas cuádruplo al cabo de tres horasininterrumpidas de clase, en niños de diez arios(Friedrich).

Wessner, Weber y otros autores creen hallaruna curva del rendimiento escolar, creciente des-de el principio de la mañana hasta cerca delmediodía, en donde descendería algo; por la tar-de cobraría un nuevo ascenso, algo menor queel de la mañana, para ir descendiendo hasta elfin de la jornada. ¿La intercalación del descensodel mediodía para proseguir la jornada escolarpor la tarde —se preguntan algunos— contribuye,de verdad, a la eficacia de la tarea instructiva?¿Es significativamente más renditicia esta dis-tribución del día que la media jornada, algo pro-longada, si lo permiten las edades en cuestión?

La fatiga no es uniforme para toda clase dematerias. Según Wagner, tomando como unidadla fatiga producida por las matemáticas, la deldibujo resulta ser 0,77; la de la historia y dela geografía, 0,85; la del latín, 0,91; la de lalengua materna, 0,82; la de la gimnasia, 0,90.

De donde yerra quien concibe la gimnasia co-mo una especie de recreo. Es un error fisioló-gico, en opinión de Mosso, obligar a los chicos a

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hacer gimnasia después de otras clases pesadas,porque añadimos a la fatiga cerebral otra fa-tiga, la muscular, que en último análisis estambién nerviosa. «Después de un surmenage ce-rebral, se advierte que la energía se agota porcualquies pequeño movimiento..., y por cualquieresfuerzo muscular se empeoran las condicionesdel organismo.» (Boccia.)

La excusa de que el mejor descanso es el cam-bio de ocupación, tampoco parece del todo apli-cable a las tareas escolares, pues aunque en lavariedad haya cierta amenidad que mitiga lasensación subjetiva de fatiga, no es menos ciertoque la acomodación a cada nueva tarea trae con-sigo un esfuerzo que no se da en la prosecuciónde una misma actividad.

Cierto que el mantener en actividad al alumno,la acogida franca a su iniciativa, la adaptaciónde los trabajos a los intereses y bases evolutivasde cada edad y otras medidas hacen más amenoel estudio y pueden mantener despierto el inte-rés, gran antagonista del aburrimiento y del can-sancio. Pero no estriba todo el remedio ahí; yhay que reconocer que ni siquiera esto se aplicacomo emplasto.

A primera vista, parece indiscutible que a ma-yor número de horas de trabajo debería corres-ponder mayor volumen de producción y rendi-miento. En esto se basaba el plan de explotaciónde la mano de obra en la industria liberal. Sinembargo, no es así, por lo menos a partir de untiempo considerado óptimo para cada ocupación,situación y ambiente. Por encima de este limite,lo que se gana en cantidad se pierde en calidad,roturas, accidentes, insatisf acción del operario et-cétera. Tras un estudio de cuatro arios y sobreel testimonio de más de 700 especialistas, la Co-misión de Industria de EE. UU. concluye que lasindustrias con horario reducido de trabajo danuna producción mayor.

Podría asegurarse, análogamente, en el terrenopedagógico, que no benefician las jornadas lar-gas más que las cortas al aprovechamiento es-colar.

Cita Douady los resultados de una experienciade horario experimental de media jornada conescolares de once arios. En vez de treinta y unahoras y media aumentadas con las tareas a do-micilio, como es usual, se realizó todo el trabajoen la escuela, a base de veinte horas y mediasemanales de clase, más tres horas de estudiodirigido, y dieciséis horas de educación física ydeportes, incluidos descanso, siesta, merienda, et-cétera. Total treinta y nueve horas y media, alas que podrían añadirse libremente juegos, latarde del sábado, hasta un máximo de cuarentay dos, la semana completa.

Como consecuencia del plan, no sólo se re-gistró un desarrollo físico altamente satisf acto-rio, sino más sana disposición moral, mayor sen-sación de bienestar psicológico, y para colmo,pedagógicamente, mejores rendimientos.

Por estas y parecidas razones, en la conferen-cia de Tubinga, en 1951, se reconocía que el niño

tenía demasiadas horas de ocupación y pocas deesparcimiento, recreo y libre expansión de susgustos e intereses peculiares. Y por su parte, laAcademia de Medicina de Francia resolvió acon-sejar como jornadas máximas dedicadas a lastareas escolares las siguientes:

para los niños de seis a siete años, dos ho-ras;

para los de edad de ocho a nueve, treshoras;

para los de diez y once, cuatro horas;para los comprendidos entre los doce y ca-

torce años, cinco horas;entre los quince y dieciséis arios, seis horas;a partir de los dicesiéis arios se les puede

imponer ocho horas de trabajo.

Y concluye recomendando el empleo de las ho-ras de la tarde para ejercicios físicos al aire libreo, a lo sumo, para clases prácticas o que con-sientan una mayor movilidad de los alumnos den-tro del recinto del aula, tales como historia nir,-tural, botánica, trabajos manuales y canto. -

Es interesante la sugerencia de la Delegaalf:ut„.-2:de Alava, de que el Ministerio aconseje un ha-rano modelo con posibles adaptaciones, y queeste plan de horarios y vacaciones sea el pro-puesto por el Consejo Nacional de la Juventud.Podria hacerse un bosquejo de este horario enlas presentes jornadas.

Cuando menos, el Ministerio debería fijar ho-rarios absolutos máximos de trabajo, incluyendoclases más tareas en casa; es decir, toda la ocu-pación diaria del alumno, obligando o aconse-jando a los Centros que los profesores se re-partan la «hora de la semana» en que puedenproponer tareas de su especialidad para realizaren privado. El resto, en clase.

Una primera sugerencia de horario podría con-sistir en el proyecto siguiente que someto a laconsideración de ustedes, acomodado a los dis-tintos tipos de enseñanza y de acuerdo con lasedades mínimas de cada curso.

CUADRO I

AVANCE PROVISIONAL DE HORARIOS «mAxrmosABSOLUTOS» DE TRABAJO, INCLUIDAS CLASES

Y DEBERES A DOMICILIO

BACHILLERATO

Edad mínima

Preuniversitario ...

Sexto Quinto Cuarto Tercero Segundo Primero

tligel‘topara cada edad corre. n-

CURSO Númerode horas

Regulado porel alumno

1098766

16151413121110

PRIMARIA

Una hora menosdiente.

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OBSERVACIONES

la La edad mínima se entiende a partir deenero, pero anteceden tres meses durante loscuales algunos de los escolares tiene un ario me-nos de edad. Debe tenerse en cuenta, puesto quees una condición legal. El alumno tiene derechoa estar en ese curso con ese mínimo de edad,y a que se considere que su edad es ésa y nola del promedio de la clase. Ello querría decirque, durante el primer trimestre, muchos alum-nos están realizando una hora más de trabajoque las que les corresponden. Concretamente,pensar que en sexto hay alumnos de catorcearios (!) y que no se puede hablar para adultos.

2.a Al tener que realizar más tareas el alumnoen clase, el profesor sacará como consecuenciaque debe enseñarle a aprovechar el tiempo total-mente en las horas de trabajo, respetando losritmos personales. La dirección, de su parte, de-berá atender a que sea elevado el sueldo delprofesor por horas.

3.a Es frecuente el caso de alumnos, como al-guno que me es bien conocido, con cinco horasde clase sin incluir recreos por la mañana, yotras cinco horas sin desperdicio de trabajo porla tarde en casa, totalizando una jornada que seextiende desde las ocho y cuarto de la mañanahasta las diez de la noche sin apenas más tiem-po que el preciso para comer y muy contadosy breves momentos de descanso.

Por si alguien siente la comezón de regatearal plan la condición de máximo, o de conside-rarlo benigno, compararé en forma gráfica loshorarios aquí propuestos con el máximo de horasdiarias tolerables, según el Plan Langevin-Wallon,y según el citado arriba, de la Academia Fran-cesa.

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duzca a cuarenta horas semanales el trabajo deun niño de doce arios, y a cincuenta y cinco ho-ras-tipo el de un muchacho de quince. Los po-nentes extranjeros de este problema suelen ex-presarse en términos laborales: «Los sindicatoshan conseguido para las personas mayores unhorario de trabajo mucho más reducido; ningúnsindicato toleraría para sus afiliados un horariotan extenso y fatigoso.»

Habrá que resolverse con denuedo y de unavez a conseguir, como decía un compañero, «quehaya niñez», sentando como primer supuesto elderecho del niño a ser niño, por encima de laobligación de «prepararse para ser hombre».

Plantean con frecuencia los comunicantes elproblema de la jornada única o desdoblada enmañana y tarde. Las conclusiones a que lleganson distintas en las distintas provincias. Badajozrecomienda adaptar el horario a las necesidadesdel medio. Otras sacan la conclusión contraria ala jornada unificada, guiados por consideracionesdispares: coincidencia del horario del hijo conel de los padres, incapacidad de la familia paraeducar bien a la nueva generación, convenienciade que todo el trabajo escolar se haga en laclase, etc.

«La demasía de horas en clase —resume sen-tenciosamente Gerona— crea en el alumno há-bitos rutinarios de memorización, con detrimentode una asimilación inteligente y sosegada. No sonlas muchas horas las que hacen al hombre sabio,sino las aprovechadas. Y sabemos que sólo seaprovechan cuando la inteligencia aparece des-pejada y libre, no saturada.»

«Un segundo producto —continúa— es el espí-ritu infantil, que sólo se contenta con lo justodel texto o la explicación, preocupado por la notay el éxito inmediato. Prueba de ello es la pocaaplicación que algunos hacen de las materias es-tudiadas, como de la Lengua Española. Una per-petua dependencia del criterio y juicio ajenosdesacostumbra a pensar por sí mismo.» Comoremedio, sugiere el trabajo en equipo, etc.

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EDAD

FIGURA 2

Horarios máximos de trabajo escolar propuestos porel Plan de Langevin-Wallon (A); por la Academia deMedicina de Francia (B), y por el autor, para escolaresprimarios y aprendices (C) y para bachilleres (D)

Un dirigente actual de la educación españolareconocía que el horario de trabajo infantil yadolescente es más extenso y duro que el de unadulto. No es demasiado pedir un horario má-ximo absoluto que, como el propuesto aqui, re-

4.2 Las tareas para casa

Me voy a referir a uno de los puntos capitalesde esta Asamblea: el trabajo del alumno en casa.Pese a no ser la primera vez que opino sobreel asunto ante especialistas de la educación enlos últimos diez arios, no parece que mi opiniónhaya sido muy convincente, a juzgar por los re-sultados. Ni que decir tiene que vengo adoctri-nado, y con fundada modestia, a expresarla nue-vamente.

Para empezar, diré que se oculta en el plan-teamiento un problema de «actitud», que dificul-ta en flor la solución. Se parte del supuesto deque el alumno tiene que estudiar «mientras loresista». En esta idea, se irá programando la ins-trucción con mentalidad de tendero que observala pesa en un platillo de la balanza, mientras vallenando el otro. A poco que tenga un ojo gene-

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roso, rebasará unos gramos la pesada. Sólo que,en su caso, suele estar compensada la propinacon la merma de las pesas.

Me parece condición para resolver el problemadel recargo escolar adoptar una actitud más «edu-cativa>, que atienda a que la tarea impuesta sea,en todo momento, compatible con la máxima ex-pansión infantil y, desde luego, con la mayorcantidad de juego y descanso.

Como se ha advertido, no es independiente elproblema del trabajo en casa del problema de laduración de la jornada escolar. Son dos cuestio-nes complementarias que revierten y se fundenen una sola. Porque si los deberes son tolerablestras medio día de clase, pronto resultan excesivosen jornada de mañana y tarde.

Pero el problema es una maraña en si mis-mo, por la variedad de las ramificaciones, deconsecuencias, de factores, y por la menor di-versidad de disposiciones de que depende la so-lución. Procuraremos poner un poco de orden,distribuyendo las cuestiones principales en tornoa tres aspectos, cuales son:

— Causas y pretextos (4.2.1).— Pros y contras (4.2.2).— Condiciones de tolerancia y conclusiones

practicas (4.2.3).

4.2.1 CAUSAS Y PRETEXTOS

Cuando se medita reposadamente el problema,acaba uno cayendo en la cuenta de algo que pa-saba inadvertido: la discusión del problema secentra ordinariamente sobre razones aparentes,dejando en la penumbra los motivos reales. Elquid pro quo obedece a una especie de cambala-che o escamoteo involuntario de la causa agentepor la causa final. Se disimulan las causas efec-tivas, bajo el oropel de las buenas intenciones.

Veamos primero las causas reales, dejando losbuenos propósitos para el párrafo siguiente, don-de se considerarán entre los «pros» y se enfren-taran a los «contras».

4.2.1.1 Extensión y dificultad del programa

Nos vamos a referir a este punto en el capitulosiguiente, lo cual me permitirá ser ahora breve.«Es indudable —afirman los comunicantes de So-ria— que para el muchacho de tipo medio lavida escolar supone la total ocupación de lashoras del día, llegando en algunos casos a ca-recer del suficiente descanso, tan necesario parasu desarrollo. La solución sería una revisión delos horarios para que den abasto, no necesitandoel escolar prolongar el esfuerzo fuera del Centro.>

Esta auténtica causa —auténtica, puesto que esla verdadera razón, y la primera, de no podercubrir por entero el programa en la clase— de-bería figurar entre los pretextos, toda vez queno se puede justificar, en absoluto, una prolon-gación de la jornada alegando la densidad de losprogramas. Si son largos, que se acorten. Se tratade ver si debe o no prolongarse la jornada esco-

lar con horas de trabajo en casa. No puede darsepor resuelto a causa de la existencia de un pro-grama irrealizable. Si no fuera justa la prolon-gación, la consecuencia lógica sería abreviar elprograma.

4.2.1.2 Verbalismo

Muchos maestros identifican la enseñanza conla exposición y el aprender con el escuchar. Enesas clases, mientras el maestro explica el es-colar atiende, lee, toma notas. Luego, salva aquélsu responsabilidad y compromiso con el ejercicioy la practica, obligando a una serie monótona dedeberes, para reemprender en la clase siguienteuna nueva explicación. Cuando la presentaciónpor el maestro es sistemáticamente expositiva,conduce a un verbalismo en la clase y a un au-mento de los deberes en casa, como contrapartidade la falta de ejercicio dirigido.

4.2.1.3 Pseudopostulados

Causa parcial, pero importante, es la aplicaciónunilateral de principios pedagógicos tradicionalesde aparente evidencia, pero cuyos flacos hemosrevelado anteriormente. No pequeña parte delapego que los maestros tienen a los deberes ca-seros emana de la convicción de que el ejercicio,incluso rutinario, afianza los conocimientos. Nocaen en la cuenta de que el aprender es una si-tuación global, y que la práctica lo mismo puedeproducir la retención que, por saturación, oca-sionar aversión a esa situación total, integradaconjuntamente por el aburrimiento y por un con-tenido que puede resultar —lamentablemente—odioso para lo venidero.

El niño apenas distingue los componentes sus-tanciales de la situación: acepta o rechaza lasituación global, y es de temer que el fastidioprovocado por el ejercicio redunde en ojeriza dela asignatura entera, y aun se extienda a la es-cuela y al maestro.

4.2.1.4 Tareas de castigo

La costumbre reprobable de castigar al revol-toso con copias para casa, abuso odioso por simismo, produce en este caso una contaminaciónpor el hecho de realizarse mediante un procedi-miento, el de copia, que es común al castigo y alos deberes normales. Es fácil la transferenciadel disgusto del castigo, a estos deberes. Todo cas-tigo, y más éste, tiene un doble filo: puede con-tribuir a la extinción del hábito pernicioso, peropuede igualmente cooperar a fijarlo más, preci-samente por la frustración que implica.

4.2.1.5 El recargo de los profesores

Otra observación —apuntan los comunicantesde Alava— es la de que «los horarios se supeditana las complejas conveniencias del profesorado,quizá por la escasez de profesores y, desde luego,porque éstos tiene que acumular el suficientenúmero de horas de enseñanza colectiva y par-

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ticular para atender a las propias necesidadesfamiliares». El profesor también se fatiga, hayque suponer, incluso, que más que el alumno,incurriendo en el doble efecto ya descrito: o biencaen en la explicación rutinaria, dejando los ejer-cicios a la responsabilidad exclusiva del escolar, obien se esfuerzan por huir de la rutina, haciendola explicación más difícil, con nuevas cuestionesy escurriendo la práctica reiterativa, que sería laque pusiera los contenidos al alcance del alumnomedio.

4.2.2 PROS Y CONTRAS

Las razones aducidas en favor de las tareas adomicilio están condensadas en la aportación ga-ditana, y se reducen sustancialmente a tres:

Ventajas:

1. Obligan a la familia a interesarse por losestudios de los niños.

2. Se obliga al niño a hacer algo personal, quetiene más valor que lo dirigido.

3. Se forma y educa la voluntad en la adquisi-ción de hábitos de trabajo.

Inconvenientes:

Son bastantes las provincias que abogan por latotal supresión de los trabajos escolares fuera delas clases normales. Podemos citar, entre ellas,a Madrid, Salamanca, Soria, Valladolid y Zamora,pidiendo, en frase de esta última, «que los cen-tros den todo lo que tengan que dar al alumno»:asi como Zaragoza, que opina que «la clase debedarse en un ciclo completo, y la enseñanza nodebe traspasar los muros del Centro».

Córdoba resume las razones contrarias a laprolongación de las tareas escolares en una enu-meración que refundimos con la nuestra siguiente:

1. Prolongación abusiva de la jornada labo-ral.—Como se ha visto repetidas veces, es laprincipal causa de la fatiga, del sueño, de laansiedad y de toda la comitiva de efectos estu-diados en otra parte. Se alarga el trabajo, a ve-ces, hasta bien entrada la noche. Con este ré-gimen de ocupación total, el alumno no descan-sa. Se le priva no sólo del sueño, sino del juegoy de la vida familiar. Se satura psicológicamentey exterioriza su incomodidad en alternancias dehumor, mal genio, irritabilidad, y a veces excen-tricidades que electrizan la atmósfera doméstica.

Es curioso y terminante este fenómeno repeti-das veces comprobado: el éxito escolar no se co-rresponde directamente, sino más bien inversa-mente con el número de horas de trabajo delescolar. Hay más correlación del éxito con el des-canso que con las horas dedicadas al estudio.Ello significa, al menos, dos cosas: que cuantomás inteligentes son los muchachos, menos ne-cesitan estudiar ; y que cuanto más necesitan es-tudiar y consiguientemente más prolongan lastareas, menos éxito consiguen.

En cambio, el número de horas excesivo parece

relacionarse, en muchas ocasiones, con la pre-sencia de tendencias neuróticas. No es que tra-bajen más, sino que tienen mayores oscilacionesentre el trabajo y sus propios conflictos, ensoria-ciones, distracciones..., o con derivaciones típicasdel conflicto psíquico y moral: dibujos, lectu-ras etc. Esta alternancia es probablemente suce-dánea de aquella otra que debería producirse pormedio del descanso. La susceptibilidad a la an-gustia es otro factor del mayor número de horas,sobre todo en épocas de presión externa, comola de exámenes, al convertirse la ocupación y elestudio en alivio de la ansiedad: pero de ningunamanera deben considerarse como necesarias nimucho menos como tiempo aprovechado. Unaconclusión importante es que el éxito va vincu-lado al descanso, y que los que se fatigan tienenmenos éxito.

2. Se falsea la realización de los trabajos conla intervención de otras personas. Este incon-veniente es una antinomia en sí mismo: se pre-tende interesar a los padres, por una parte, invi-tándoles a participar en las tareas del hijo;mientras por otra, se intenta «personalizar» lastareas escolares, despertando la iniciativa delalumno y poniéndole en situación de adquirirhábitos propios de trabajo y de forjar su carác-ter. Cuando todas estas aspiraciones entran enconflicto quiebran de golpe, entrando en funcio-namiento la palanca de la ayuda externa. Otrasveces es el compañero que presta los problemasa la puerta del colegio... Pero este punto merecedesdoblarse en otros dos que vienen a continua-ción:

3. Se recarga a los padres, bien sea de trabajoo bien económicamente para pagar a un profesor.Este factor establece diferencias odiosas en losalumnos. Con una misma capacidad se puedetener éxito o carecer de él, según que los padrestengan una mayor cultura o mejor posición eco-nómica.

Mas, por un lado, como apunta Zamora, «esuna injusticia enorme el presuponer que todas lasfamilias de los alumnos están preparadas paracoadyuvar en cuanto a lo científico se refiere».

Y, por otro, siguiendo la reflexión de Ponteve-dra, «sobre el papel, el horario parece pensadopara que el alumno pueda convivir con su fami-lia y distraerse; pero la realidad es que, al menosen la provincia, el 90 por 100 de los alumnosaproximadamente, fuera del horario escolar delcentro, pasan sus tres horas en una pasantía,cuando no más».

«Las pasantías son, desde luego, un hecho deso-lador. Revelan la quiebra de la familia por nodisponer de tiempo, por exceso de trabajo, por noestar en condiciones o simplemente por comodi-dad, al no vigilar de cerca los estudios de sushijos y emplear sus ratos de ocio en actividadesformativas. Deja al descubierto el problema decómo se controlará el tiempo libre del muchachosi no lo emplea en la escuela o en el instituto.»

4. Desplazamiento de la función docente.—«Seda lugar, como dice Córdoba, a que los profeso-

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TRABAJO Y DESCANSO DEL ESCOLAR [2551 103

res poco experimentados carguen demasiado lamano». Yo diría que también los muy experimen-tados. Tras muchas tentativas de afrontar eltrabajo según le dicta la conciencia, el profesorencuentra algún punto de equilibrio, que sueleconsistir en descargarsse de una parte de la tareay endosarla a la responsabilidad del alumno y desus familares. Es una dejación de responsabilidad,puesto que se invierte el sentido de la función de-legada por la cual el profesor asume de los padresel derecho a educar e instruir.

Se produce como consecuencia un descontrolde la enseñanza, una equivocación de interpreta-ciones en el alumno sujeto a doble rienda —ladel profesor de clase y la del particular— y, enconsecuencia, sometido a una nueva fuente defatiga por la dificultad e incertidumbre de cómoconciliar métodos y versiones dispares. «Los debe-res sólo serían aceptables, en opinión de los onu-benses, si los padres o alguna otra persona 'setoma la penosa tarea de enseriar a trabajar alalumno.» Pero he aquí que enseriar a trabajar esfunción de un pedagogo... y probablemente deuno solo.

Con la exposición de las desventajas han que-dado muy debilitadas las buenas intenciones enque parecía fundarse la asignación de las tareaspara casa. Digamos algo sobre cada una:

1. La participación de los padres no tiene porqué traducirse en tareas del alumno. ¿No queda-mos en que el trabajo ha de ser «personal»? Porotra parte, pensando así habría que añadir al-gunos trabajos más para que el escolar los rea-lizara en el Ayuntamiento y conseguir que seinteresara el señor Alcalde... En el párrafo si-guiente propondremos una forma de interesar alos padres, más cooperadora y menos ominosapara el hijo.

2. Ya hemos dicho algo acerca de la creación

de hábitos de trabajo y de la formación del ca-rácter. Lo primero se conseguirá mejor desper-tando la afición o la inclinación positiva a latarea que la aversiva resultante del cansancio.En cuanto a la formación de la voluntad, se lo-gra mejor «queriendo» que «deseando evitar» ta-reas que se estiman abusivas. Dicho queda Quela mera repetición no produce hábitos positivosni en el orden intelectual ni en el de lo volun-tario.

3. Referente a fomentar la ejecución «perso-nal», todos estamos de acuerdo, y es una condi-ción indispensable para que tengan sentido lastareas a domicilio, pero no ellas exclusivamente,sino todas las que realice el escolar dentro yfuera del centro. Veremos reaparecer esta frus-trada ventaja en forma de «condición» entre lasque hacen tolerable, ya que no recomendable, eltrabajo del alumno en casa.

4.2.3 CONDICIONES DE TOLERANCIA Y CONCLUSIONES

PRÁCTICAS

Las pocas provincias consentidoras de las ta-reas a domicilio suelen aliñar su tolerancia con

alguna condición. A veces rechazan de plano laocupación extraescolar, transigiendo, a lo sumo,cuando se cumplan ciertas restricciones que ata-ñen por lo común a una de estas especies:

1. La jornada máxima como limitación. — Esun simple corolario de lo expuesto al referirnosa las clases: debe fijarse una jornada máximaabsoluta «lectiva y lectora» para cada una delas edades, mostrándose intransigentes a todaexcepción. La tolerancia depende grandementede la distribución y régimen escolar : es más com-prensible que lleven para casa trabajos los alum-nos que asisten a la escuela sólo por la mañana,en régimen de media jornada, alternándola conalgunas horas de estudio a domicilio. Las opinio-nes coinciden, asimismo, en un rechazo más ri-guroso en el régimen de escolaridad primariaque en el de enseñanza media. Así, por ejemplo.Tarragona considera aconsejables los deberescuando el régimen del centro sea de jornadaúnica, y desaconsejables cuando se trabaje endos sesiones. Este criterio se complementa conel inmediato siguiente.

2. Edad.—Algunos ponen límites de edad pordebajo de los cuales deberían quedar los niñosexentos de toda tarea extraescolar.

El trabajo en casa beneficia más a los alumnosde más edad, sobre todo cuando se busca unaasimilación personal o la aplicación de lo apren-dido a situaciones concretas de la propia exis-tencia. Aunque oscila la divisoria según los casos,se aproxima por lo común en torno a los docearios.

3. Finalidad y circunstancias.—En la medidaque el trabajo se considere complementario dela clase, debe ser tomado en cuenta en la clasemisma. El trabajo en la clase tiene ciertas ven-tajas: salva las situaciones de fracaso, por estartutelado, y ser posible la consulta al profesor;se puede organizar en grupos y añadir, por tan-to, el incentivo social: se dispone de más mediosy de un clima cultural propicio en la escuela.

El trabajo en casa se concibe animado de undoble propósito: o se señala como deber parapracticar lo aprendido o se considera como unaforma de incorporar la iniciativa del niño inte-resándole por los contenidos culturales a travésde la relación que encuentre con la vida. En estaconfiguración peculiar que cada niño imprime alas enseñanzas está el verdadero valor del tra-bajo en casa. El niño es producto de los am-bientes doméstico, escolar y callejero. En la ca-lle, en casa, hay infinidad de valores culturalesque interesa captar y asociar a la formación. Talmezcla personal no se le puede dar hecha; debehacerla por sí mismo, pero orientado.

Esto se logrará sin tanta crítica y con mayoresdosis de estimulo. Por esta razón, insinúan loscomunicantes santanderinos, «los trabajos en casano deben ser para nota, sino para mejorar lacalificación final, y deberían ser propuestos encoordinación con el profesorado para no recargarlas horas del alumno.

La finalidad formativa excluye las tareas para

Page 8: Trabajo y descanso del escolar - educacionyfp.gob.es · del organismo.» (Boccia.) La excusa de que el mejor descanso es el cam-bio de ocupación, tampoco parece del todo apli-cable

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vacaciones. Este ya no es recurso, sino un ensa-ñamiento refinado, no menos grave, por tradi-cional. El niño, el muchacho de cualquier gradoy forma de enseñanza debería poder salir el sá-bado de la clase sin la cartera y volverla a re-coger la mañana del lunes sin haber quebran-tado ningún precepto. En Suecia está prohibidofijar deberes para presentar el lunes o el día si-guiente a una fiesta. Tampoco se consiente se-ñalar más de un par de exámenes escritos en lostérminos de una semana ni que coincidan los dosen un mismo día. No hay por qué repetir eljuicio que merecen las tareas impuestas comocastigo. En el mismo capítulo debería incluirselos «arrestos» en horas libres.

4. Los deberes y tareas para casa deben estarcontrolados.—Así lo insinúa Santander y tambiénBarcelona, que tras opinar que en primera en-señanza no deben señalarse deberes para casa,arguye que en la segunda «en todo caso, mo-deradamente, y coordinando los de todos los pro-fesores de las respectivas asignaturas».

Y así nos acercamos a lo que puede ser unasolución de transición y de transacción. De tran-sición, porque acaso resulte imposible pasar depronto al horario máximo absoluto, y de tran-sacción, porque, corno es obvio, es solución in-termedia entre el abuso actual y la meta.

La medida de transición consistiría en permi-tir, de momento, que se pongan deberes al bachi-ller elemental para una hora como máximo, yque esta hora fuera controlada por los padres.Este sería un período de compromiso y transac-ción temporánea que, sin exigir al alumno mástrabajos extraescolares, sin embargo, llamaría acontribución a los familiares.

Puede conciliarse, en efecto, la preocupaciónde los padres con la extensión de las tareas deuna forma indirecta: que el profesorado solicitede los padres una atenta vigilancia para que elalumno trabaje, pongamos por caso, una horacompleta en las tareas puestas, y solamente unahora, pero íntegramente aprovechada. La coor-dinación entre los profesores para no recargaral alumno, solicitada por Santander y Barcelona,consistiría en que, de acuerdo con la dirección,el profesor de Matemáticas, pongamos por caso,señalara el lunes por la tarde tarea para una

hora: el de Latín, la suya el martes; el miérco-les, el de Ciencias, etc.; o si se considera pro-porcionalmente conveniente, conceder dos a Ma-temáticas, una a Ciencias y alternando las se-manas, tal vez una para disciplinas más lleva-deras. Los profesores, con la información de lospadres, tendrían un conocimiento retroactivo dela cantidad de deberes que pueden poner por tér-mino medio en un determinado curso para queel trabajo del alumno en casa no exceda de unahora.

El alumno, por su parte, se ahorrará motivosde intranquilidad al concretar su labor intensaa una sola materia durante una hora. Esto esadquirir hábitos de trabajo; aprovechar el tiem-po aprendiendo a mejorar los rendimientos.

Por otra parte, si el alumno al cabo de la horaha concluido sus obligaciones, los padres podríanhacer con más desahogo el trabajo de coopera-ción, incluso invitándoles a reflexionar sobre al-gunos puntos al final de la jornada. Pero la horade trabajo habría terminado cuando lo indicarael control paterno.

Para 5.° y 6.° podría establecerse un má-ximo de dos horas, o las que tolere el horariomáximo absoluto en cada caso.

Este control objetivo mantendría a los padrespendientes e interesados, con la utilidad de ase-sorar si en ese plazo son o no realizables las ta-reas propuestas por cada profesor. Se contaría,de esta forma, con un instrumento de control queahora falta, y es una de las causas principalesdel recargo de los escolares en todos los paísesy, particularmente, en el nuestro.

Se concilia así la preocupación de los padrescon la extensión de la tarea de una manera in-directa e igualitaria, y se establece la coopera-ción con el profesorado en una labor de creaciónde hábitos de estudio, con la ventaja de que secentra en el control del trabajo realizado sininterferencias, que tiene como beneficiario alalumno mismo.

El profesor, con este control, se vería obligadoa explicar en clase aquellas cosas que el alumnoya no puede llevar a casa, porque no da abastoa realizarlas. Un control de retroacción así esposiblemente el único que puede modificar deraíz el actual estado de cosas.