trabajo final del libro tiempo muerto
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Universidad Autónoma de Santo Domingo
UASD
AsignaturaIntroducción a las Ciencias Sociales
TemaResumen, Análisis y Opinión Personal del Libro
“TIEMPO MUERTO”
Sustentante / MatriculaLuis Fernando Moya Rodríguez / 100299230
Robert Colon Reyes / AB-5765Nélida Alcántara / 100299370
FacilitadorCarlos Castro Medina
Sección67
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19 de Noviembre del 2013Distrito Nacional, R. D.
RESUMEN
DEL LIBRO
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Primer Conjunto
Capítulo 1
La historia de un negro no le interesa a nadie. Y menos si es un viejo que nada
notable ha hecho en su vida. Solo a ti se te ocurre escucharme. Sé que lo haces
porque me quieres mucho. Por eso te cuento lo que me pides. Pero de nada va
a servir lo que te diga. Porque de nosotros lo único que ha interesado siempre
es nuestro trabajo. Después, más nada. Y, a cambio, nos han devuelto mucho
rechazo, mucho desprecio por ser negros.
Para mí, en este país, todo comenzó en el muelle de San Pedro de Macorís el
día que llegamos. Fue un domingo por la tarde. Había mucha gente mirán-
donos. Nos dijeron que estaban ahí porque era su día de descanso. Nos
miraban fijamente, con curiosidad. Tal vez esperaban la llegada no anunciada
de algún familiar. O quizás solo pretendían encontrarse con un conocido para
tener noticias de esos seres que dejaron en las islas y de los que jamás
volvieron a saber. La verdad era que ninguno de nosotros tenía quien nos
esperara. A un negro que llega en busca de mejorar su destino únicamente lo
espera el trabajo. Más nadie. Y solo cuenta con la suerte que lo acompaña.
Fue en ese muelle donde sentí por primera vez el olor que siempre hay en los
ingenios. Allí iba a parar el azúcar, el melao y todo lo que se sacaba de la
caña. Y ahí también se quedaba pululando infinitamente un intenso olor con
mezcla de amargura y del sudor de los trabajadores. Algo te puedo afirmar: a
nosotros, los que veníamos de otras tierras, con el paso de los años, solo nos
ha quedado ese olor edificado en el recuerdo. Es como si fuera el olor del
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dolor, el mismo olor que me recibió el día que llegué de Saint Kitts. Me ha
penetrado hasta quedarse dentro de mí para el resto de la vida. Imagínate,
cuando no lo tenemos en el olfato aparece en la memoria. Porque el guarapo
de la caña, el melao del que se hace el azúcar, es así, penetrante.
De tanto usarse, las velas estaban remendadas y curtidas; se parecían bastante
a las faldas que las abuelas usaban en sus faenas. En la parte de adentro no
cabían más de treinta personas. Por las noches muchos teníamos que dormir
en la cubierta. ¿Y qué iba uno a dormir cayéndole encima el agua de los
oleajes en cualquier momento?
Recuerdo que me entretuve mirando el paisaje del entorno mientras
desembarcábamos. Todo lo comparaba con Nevis. De tantas vueltas que
dimos, yo creía que habíamos caído en el mismo lugar, en el punto de partida.
Solo que aquí todo tenía un tamaño mayor. Entonces oí que dijeron algo
referente a mí. Por el tono deduje que no era agradable. Yo solo entendí la
palabra "cocolo".
Después del chequeo nos iban dividiendo. Hacían operaciones matemáticas
con nosotros.
Primer Conjunto
Capítulo 2
Las tías no lo sabían porque venían por la noche y a esa hora mamá no
cantaba. Tampoco lo sabían las que venían nada más algunos fines de semana.
Y menos las que llamaban porque el que habla por teléfono tiene que dejar de
cantar para hablar. Mami seguía igual; casi ni paraba en la casa. El tío Jacob,
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como siempre, no viene. Después que te fuiste no dimos con él ni siquiera
para decírselo. Entonces, cómo se iban a dar cuenta de que mamá cantaba.
Cecilia fue la primera que lo supo todo. Tuvo una magnífica idea, la ejecutó y
logró averiguarlo. Lo consiguió con un vecino de ella que trabaja en el
aeropuerto. Ella le dio tu nombre y apellido completo y el vecino lo averiguó.
Le detalló el día, la hora y el número de vuelo en el que saliste. Le dijo que
partiste hacia St. Kitts con escala en Puerto Rico. Inclusive dio el nombre de
otros dos que llevaban esa misma ruta. En principio nadie sabía a quiénes
pertenecían esos dos nombres. Después se supo que se trataba de los nombres
y apellidos completos de Fefo y de Papolo, los dos vecinos del barrio. Así fue
que los demás se enteraron. Yo, aunque ya lo sabía, me quedé con la
satisfacción de haber sido fiel a lo que me pediste.
Primer Conjunto
Capítulo 3
— La bendición mamá.
— ¡Que Dios te bendigo, muchacha! ¿Pero, qué te pasa?
— ¿No ha pasado nada aquí?
— ¡No!
— ¿Nadie ha llamado de fuera?
— ¡No! ¿Qué tú tengo?
— ¿No han sabido nada de papabuelo?
—Muchacha, no! Pero aquiétate. Siéntate y dime qué tú tengo. Déjame
buscarte un mabí bien frío. —Hay que llamarlo. Me quiere hablar.
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—Si hubiera pasa algo, yo lo sabe. Siéntate, mira como tú estoy de sudada.
Con el calor que está haciendo y tú con ese impaciencia.
—El número de teléfono, mamá. Búsqueme el número de teléfono. Papabuelo
me quiere decir algo urgente. A eso vine, a llamarlo. ¿Dónde está el número?
—Ahí. Está ahí, en la libreta roja. En ese que está en el gaveta del mesita de la
teléfono.
—No encuentro el número, mamá.
— ¡Y cómo lo vas a encontrar, con ese desesperación! En el letra r. Búscalo
en el letra r.
—Ya lo encontré. ¿Operadora? Sí. Con cargo a Cate número. ¿Míster
Raymond Smith?... Aló. ¡Oh! ¡Miss Fleming? Muy bien. Sí, Manita. ¿Que
esperaba la llamada? ¡Ah! ¿Qué cosa? Anjá. ¿Y no está en la casa? ¿En el
hospital?
¿Qué pasa Manita?...
¿Desde cuándo? No. Que desde cuándo está en el hospital.
— ¡Mariita, por Dios! ¿Qué pasa?
—Mamá, espérese. Déjeme saber bien primero. No. No. Es aquí, con mamá.
Dígame. Sí. En el Hospital General.
—Nada mamá. Todavía no sé nada. Papabuelo está en un hospital. Está
interno.
—Pero, ¿de qué? ¿No te dijo? ¿Qué es lo que tiene tu abuelo?
Mamá, es que no sé. Ella no me explicó bien. —Y ella, ¿quién es ella? ¿Con
quién fue que tú habló?
Con Miss Fleming, mamá; con Miss Fleming. ¿Usted no me oyó? Era Miss
Fleming, la de Nevis. La señora donde está viviendo papabuelo, la que es
prima de él.
— ¿Y qué es lo que hay que hacer entonces?
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—Llamar al hospital.
— ¿A la hospital donde trabaja Esperanza?
—No, mamá. A Nevis, al hospital donde está papabuelo interno.
—Pues llama.
—En eso estoy. Pero tiene que tranquilizarse para yo poder hacerlo.
— ¡Ah! Sí. ¿Lo conseguiste? ¡Habla muchacha! Di aló aunque sea. Dilo en
inglés. Recuérdate que no hablan español, ni siquiera los operadoras hablan en
español. Habla tú.
Primer Conjunto
Capítulo 4
3 de marzo de 1970
Hornsey Rise, Hazellville Road
Londres, G. B.
Señores
Sociedad para la Localización de Parientes Su Despacho
Estimados señores:
Tengo a bien dirigirme a ustedes con el propósito de pedirles formalmente que
inicien la investigación de mi caso. La petición la hago, tal y como lo
requieren, por escrito.
Jamás he sabido nada acerca de mi padre. Nunca lo he conocido. Quien puede
dar alguna pista es mi madre. Con ella solo tengo comunicación por
correspondencia. Sin embargo se niega rotundamente a hacerlo.
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Les ruego me respondan lo más rápido posible. Me notifican, de paso, las
informaciones adicionales que requieran. Algo me dice que debo apresurarme.
Presiento que mi padre está vivo y que alguna demora podría ir en contra de la
posibilidad de conocerlo. Saluda, Miss Raymond W.
Primer Conjunto
Capítulo 5
Su nombre se escribe Jacob; pero ellos(as) lo pronunciaban comenzando con
"ya", con el acento en la primera sílaba y terminando así, con esa "b"
totalmente cerrada. Eso fue lo primero que me vinculó a él. Aunque fue de
manera negativa. Es que en estos tiempos, con tanto avance en los trabajos
que se realizan para enfrentar la penetración cultural, yo me preguntaba que
cómo podía aparecer un nativo cuyo nombre se pronunciara así. Con esa
pronunciación totalmente foránea. Por lo menos podría ser Jacob, como en la
Biblia, y no pronunciado así, en esa otra lengua. O como en realidad debió ser:
Jacobo. Bueno, pues nada. Durante la prima noche escuché el "Yá-cob" por
aquí, "Yá-cob" por allí.
Esa noche viajamos desde La Romana a San Pedro de Macorís a ver el ensayo
y cuando partimos se lo dije de un tirón a mi amiga. Me parece que el "Yá-
cob" ese es un alienado. Mi comentario no le hizo ningún tipo de roncha. Ella
era así de receptiva. Me di cuenta desde que llegué a la región, específica-
mente a la ciudad de La Romana, donde vine como coordinadora de los
trabajos del Colectivo Mujer & Feminismo. Ella solo me miró y, finalmente,
me lo preguntó. ¿Por qué crees que es un alienado? Porque ese tipo tiene ese
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nombre así, en otra lengua que no es la nuestra, compañera, y esa es la lengua
de ellos(as); los(as) que tienen los valores de nuestra sociedad sometidos a esa
alienación cultural atroz que nos embate por todos lados. Dejé de teorizar
porque ella no intuía que yo, de alguna manera, quería poner el tema del
morenito ese.
Segundo Conjunto
Capítulo 6
La máquina no demoró en partir. Hizo lo que queríamos para que la gente
aglomerada allí dejara de mirarnos tanto como si fuéramos bichos raros. Yo,
que siempre aprovecho todo, buscaba entre ellos a ver si reconocía a mi tío, un
hermano de mi madre. Durante unos diez años oí decir allá en Nevis que vino
para este país. Fue por esa razón que me decidí a venir a esta tierra. No sabía
su dirección y nunca la pregunté. Además, allá en las islas nadie sabía la for-
ma de localizar a los parientes que tenían aquí. Decían el nombre de los
ingenios donde vivía cuando lo recordaban, y ya, con eso era suficiente. Yo
siempre pensé que era igual en todas partes. Que los ingenios, aunque eran
varios, estaban en un solo poblado y que podría encontrar al tío por las calles o
por referencia. Como sucedía en Nevis. En eso fallé. Es que si me ponía a
averiguar una dirección iban a sospechar de mi viaje. Y no quería que nadie
supiera de mi partida. Por eso no le dije nada a nadie cuando salí.
Pasamos por otro batey. Aquí, más que las casuchas, tenía tristeza la tarde
misma. El sol terminaba de acostarse y solo un resplandor amarillento caía
sobre los puñados de casas que aparecían sumergidos en la quietud. El humo
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seguía llenándonos, entrándonos por todas partes. La máquina comenzó a
reducir velocidad. En vez de cañaverales, empezaron a aparecer casas más
variadas donde se reafirmaba la miseria de la mayoría y el bienestar de la
minoría. Era el Ingenio Consuelo, donde por fin llegamos. Entonces, de
repente, apareció ante nuestra vista esa edificación gigante, tan grande como
una enorme montaña de hierro en medio del cañaveral. Nos dio la bienvenida
el humo que salía de las dos chimeneas. Eran los tubos más inmensos que
habíamos visto en nuestras vidas. Poco a poco nos fuimos acercando. La
velocidad del aparato que nos llevaba se redujo casi al mínimo.
Segundo Conjunto
Capítulo 7
En esos días lo vi muy preocupado. Yo sabía que estaba preparando algo. Ya
tenía la seguridad sin que me lo dijera. Lo comencé a sospechar poco a poco,
desde que él se quedaba por las tardes bajo el laurel hablando con Fefo y con
Papolo y, cuando yo llegaba, cambiaban de tema. Lo notaba porque los
varones en eso son torpes. Bueno, en realidad son torpes en muchas otras
cosas, pero en eso también. No volvían a pronunciar palabras. Papabuelo, para
disimular el silencio, repetía una y otra vez esa frase que con tanta frecuencia
usaba. Mirando a un punto fijo del horizonte decía:
Segundo Conjunto
Capítulo 8
Mariita, mi hija, ¿qué pasó? ¿Te comunicaste? ¿Ya pudiste hablar?
Todavía, mamá.
—Pues llama a los muchachas. A Mery, a Gloria, a Victoria, a Cecilia, a
Liliana. También a Rosa y a Esperanza.
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—¿Y qué es lo que está pasando aquí? Hace rato yo llamando y el teléfono
ocupado y ocupado. —Dile, Mariita. Dile.
—¿Qué le diga qué, mamá?
—Pero díganme, ¿qué es lo que pasa? Mariita, dime, ¿qué es lo que está
pasando?
—No se sabe bien todavía. Papabuelo está internado en un hospital de Nevis.
—¿Y qué es lo que tiene? ¿Cómo que no se sabe nada y ya supieron que
estaba internado? ¿Cómo lo supieron?
—Marca tú, Victoria, a ver si tienes suerte. Explícale a la operadora que es
urgente. Si no, marca por el DDD. Pregúntale a la operadora qué pasa.
Segundo Conjunto
Capítulo 9
13 de abril de 1971
Hornsey Rise, Hazellville Road Londres, G. B.
Querida tía Ann:
Tía, de nuevo vuelvo a escribirte. Cierto que no lo he hecho con mucha
frecuencia desde que comenzamos a comunicamos. El trabajo, tú sabes, cada
vez más acaparador del tiempo. Ahora te escribo, tía, porque quiero pedirte un
favor. Esta petición te la hago porque eres la única hermana de mamá y, ade-
más, porque te has puesto a mis órdenes. Por eso, tía, es que acudo a ti.
Escríbeme y mándame razón de mi prima Patrice, me dices como le va allá en
Nueva York. Desde que me mandaste su dirección nos hemos intercambiado
algunas cartas. Me parece que es una chica muy simpática y familiar. La
saluda de mi parte.
Te quiere
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Miss Raymond W.
Segundo Conjunto
Capítulo 10
Mamá todo el tiempo me decía que la mujer que se deja poner la mano de un
hombre en los senos, inmediatamente es vencida. Termina dándole todo. Yo
siempre lo tenía pendiente y en muchos casos me hice la fuerte. Pero ya
nuestras conversaciones habían avanzado y ese cocolo me enloqueció el día
que me tocó. Me venció. Primero fue su mirada. Después esa sonrisa de masa
de coco seco recién partido, esos dientes tan blancos que brillaban en la
oscuridad. Ese día, cuando se me acercó, influyó lo poco que me dijo y la
profundidad de su mirada. Finalmente se agregó ese olor a sudor recién
brotado del cuerpo, tan eróticamente convincente que me penetró en el
brevísimo momento en que sucedió todo. Comenzó rozándome los brazos,
luego la espalda.
Tercer Conjunto
Capítulo 11
Así es la vida, mi hija, mira lo dulce que es la caña y también el azúcar que de
ella se extrae. Pero tú no te puedes imaginar la cantidad de amarguras que
pasan los trabajadores de la industria azucarera para obtener ese producto. Es
una amargura que está enclavada en el tiempo mismo.
Tercer Conjunto
Capítulo 12
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Yo sabía que tú te sentías solo; lo leía en tus actitudes, en tus modales. La
soledad se te agudizó más cuando tuve que irme a la capital para ingresar a la
universidad. Para mí fue duro dejarte.
Antes de irme reforcé más los encuentros que se hacían por las tardes debajo
del laurel del frente de la casa. Yo misma animaba a los muchachos para que
te hicieran preguntas. También te pedía que contaras historias repetidas
infinitas veces. Quería que esos encuentros fueran para toda la vida. Porque
sabía que también servían para distraerte. Pero tuve que irme. Y pronto me di
cuenta de que la ausencia es la peor forma de combatir la soledad para el que
se queda.
Tercer Conjunto
Capítulo 13
Que sigan buscando a las muchachas que falto... Que las llamen. Que miren a
ver también dónde encuentro a Jacob.
— ¿Y para qué le van a avisar a ese?
— ¿Cómo que para qué? ¡Muchacha, él también soy hijo! ¡Él soy hijo!
—A ese, aunque le quieran avisar, no hay dónde encontrarlo.
—Bueno... Vamos a ver. Mariita, no te estés amorrando; no te dejes agarrar de
la tristeza. Tú y Victoria localicen a Esperanza. ¿No es en el hospital Luis E.
Aybar que ella trabaja? Pues consíganla para lo de la sangre. Mamá, venga,
que usted y yo vamos a recoger la casa. Ahora tenemos que enfrentar lo que la
vida nos ha traído. Después vendrá el tiempo en que podremos sentarnos y
dejar que nos entren las lamentaciones.
Toma, Mariita, busca el teléfono de Esperanza y mira a ver si la consigues.
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Tercer Conjunto
Capítulo 14
Señor
Maurice Thomas Guyanas
Querido hermano:
Hace mucho tiempo que te vi por primera y única vez, pero todavía te
recuerdo con grato cariño. Te escribo, como siempre, para saber de ti, de tu
esposa y de tu chiquillo.
Me alegra mucho que hayas dejado esa vida de marinero y que te hayas
quedado definitivamente trabajando en ese país. Creo que la vida es más
segura en la tierra que en el mar. Claro, no dejo de agradecer que gradas a esa
ocupación fuera que pudimos conocemos por el viaje que hiciste a esta ciudad.
Siempre me he lamentado de lo poco que duraste aquí. Así es la vida.
Thomas, quiero aprovechar para plantearte algo. Me gustaría que seas lo más
cooperador que puedas conmigo y me ayudes. Como soy mayor que tú, dime,
¿alguna vez oíste hablar de mi padre? ¿Qué sabes tú de él? Quisiera tener la
oportunidad de conocerlo si es que está vivo. Imagínate Thomas, tú tuviste la
oportunidad de conocer a tu papá. Saber de quién se trataba, cómo era. Pero,
¿y yo, que nunca he visto el mío, que no sé absolutamente nada de él? ¿Te
imaginas cómo me he de sentir?
Te saluda
Miss Raymond. W.
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Tercer Conjunto
Capítulo 15
El haber estado compartiendo con Jacob y con otros(as) cocolos(as) me ha
hecho reflexionar mucho, sobre todo por el cambio tan brusco que ha dado mi
vida desde que estoy compartiendo un espacio con él. Yo sé muy bien que eso
no ha influido para nada en la labor que realizo para el Colectivo Mujer &
Feminismo. No me puedo cegar aunque sé que me estoy involucrando muy
profundamente con él. Lo siento en toda esa situación, a veces de confusión, y
a veces de certeza. Por eso he decidido seguir disfrutándomelo.
Cuarto Conjunto
Capítulo 16
Dios existe. Y para poner a prueba a sus verdaderos hijos, aprieta; pero no
ahorca. Esto te lo digo porque el capataz que nos vigilaba, hombre de una
cara muy dura y de un carácter muy fuerte, me vio pasando más trabajo de la
cuenta con la mocha. Me llamó. Lo pude ver por la señal que me hizo.
Cuando me acerqué dijo algo. Era lo primero que decía con más de una
palabra durante todo lo que iba del día. Pero no lo entendí. Recuerdo que solo
se me ocurrió mostrarle la palma de la mano.
Cuarto Conjunto
Capítulo 17
Desde que terminé mis estudios secundarios me asaltó esa preocupación.
Cuando la gente comienza a hacer su vida, va desplazando de ella a los
ancianos. Yo tenía que comenzar a hacer la mía; pero no quería desplazar a
papabuelo. Terminé mis estudios secundarios y tenía que pensar en lo que iba
a hacer. Duré más de un año sin ingresar a la universidad. Me entretuve
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haciendo cursos innecesarios, dando tiempo para no sé qué. Yo quería seguir
acompañándolo. Nunca me preparé para cuando llegara el momento de tener
que separarme de él. Hice conciencia de ese apegamiento la vez que fui a
Londres y duré tres meses.
Cuarto Conjunto
Capítulo 18
¿Quién falta?
Esperanza.
¿Y Jacob?
¿Quién cuenta con ese? Nadie le sabe el paradero. —¿Y cuánto es que hay
que buscar?
Se necesita saber primero cuántas personas van.
—Deberían ir dos. Quién sabe lo que se puede presentar allá.
—Mejor que vaya una.
—Recuerden que es a cargar con una persona inválida. Es mejor que sean
dos.
Mariita y Esperanza. Que sean Mariita y Esperanza. A él le encantaré ver a
Mariita allá. Esperanza debe de ir porque es el doctora.
Quien sea, mamá. No importa quién sea.
Si van dos, recuerden que hay que calcular dos pasajes y medio.
—Primero hay que saber cuánto es. Después se sabrá cuántas pueden ir.
—Hay que ver con Esperanza. Como ella trabaja en tres lugares distintos,
siempre está ocupada.
—Miren, ahí llegó Mariita...
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— ¿Conseguiste el precio de los pasajes?
—Sí.
Cuarto Conjunto
Capítulo 19
Querida prima Patrice:
Acabo de recibir tu última carta y no siento más que el apresurado deseo de
responderte. Me alegro de que sigas bien con tu estancia en Nueva York, con
tus hijos y con tu esposo.
A mí me va bien. No puedo quejarme. Desde que me recibí de enfermera
ingresé a laborar en Saint Nicholas Hospital. Siempre estoy con Ted; él es la
grata condena del resto de mi vida. Es lo mejor que me ha podido suceder.
Patrice, sabrás por tía que he vuelto a insistir con lo de localizar a mi padre.
Tú sabes que mamá nunca ha querido hablarme de él. Y ahora siento, más
que nunca, una profunda angustia que me la provoca el deseo que tengo de
conocerlo.
De paso, Patrice, si me puedes conseguir la dirección de alguna institución de
esas que ayudan a localizar parientes, me la envías. Te lo agradeceré.
Te abraza,
Miss Raymond. W.
Cuarto Conjunto
Capítulo 20
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Señores Melchor, Gaspar y Baltazar: ciento una profundas necesidades de
comunicarme con ustedes. Sí. Lo hago después de rememorar bastante la
última vez que lo hice. Para entonces ya casi dejaba de ser una niña. Ahora
quiero hacerles una petición como las que hacía en esos años en que la vida
aún era un sueño.
La petición, queridísimos míos, diferente a como lo hacía antes, se la planteo
sin rodeos. Si quieren, para estas navidades en que estamos, no me dejen nada
de regalo.
Quinto Conjunto
Capítulo 21
El batey se llamaba Montecoca; eso lo supe después. Me llevó un tiempo
aprender a pronunciar ese nombre, que resultaba tan difícil; pero lo logré.
Como también conseguí adaptarme en los días siguientes a las condiciones de
trabajo tan precarias que había allí. Es que el ser humano se adapta a
cualquier circunstancia, no importa lo difícil que esta sea. Sobre todo
nosotros, los negros, que somos tan resistentes a las adversidades. Allí pude
comprobar que todo es cuestión de uno ponerse a hacer las cosas.
Para la segunda orientación la esperanza era más lejana. Había que esperar a
que terminara una zafra que todavía no había comenzado. Y esperé. Fueron
duros los embates de aquel tiempo muerto, y tuve que mal pasar mucho, sí;
pero la zafra llegó, como siempre. Con su ola de prisa y de maltrato. Un
maltrato que dolía; pero que era menos malo que el tiempo muerto.
Quinto Conjunto
Capítulo 22
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Ese día fue distinto para ti; distinto y amargo. Es que, a veces, es así; tenemos
días que todo nos sale mal. Primero trajeron la noticia de que Jacob vivía los
días enteros en esos lugares donde estaban las mujeres de "la mala vida".
Supiste también que donde quiera que fuera presumía de bravucón. Un
muchacho tan joven. Eso te cayó mal porque siempre decías que los hijos
tuyos tenían que ser humildes, obedientes y trabajadores. Todos sabemos que
Jacob siempre quiso ser él. Desde pequeñito fue un rebelde, un indomable.
Quinto Conjunto
Capítulo 23
Va. Ya va. Espere un momento. Un momento. ¿Quién es?
—Soy yo.
— ¡Ay, mi hija, si eres tú! ¡Qué temprano llegaste! —Salí de madrugada.
— ¡Oh, Esperanza! ¿Cómo estás?
— ¿Y qué pasó con la sangre?
—Llega hoy domingo a Nevis. Llega a las diez de la mañana.
¿Te dio mucha brega?
—Tuve muchísimos inconvenientes. Lo resolvimos de Cruz Roja a Cruz
Roja. Un amigo de la Cruz Roja de aquí llamó a la de Puerto Rico. Ellos se
comunicaron con algunas de las islitas. Finalmente la Cruz Roja de Antigua
tenía. Se hizo el arreglo con un viaje que tenía que hacer escala en St. Kitts.
—Bueno, qué alivio.
¿Y qué hacen todas estas mujeres en bata? Cámbiense ya.
Quinto Conjunto
Capítulo 24
13 de agosto de 1971
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Hornsey Rise, Hazellville Road Londres, G. B.
Señores
Sociedad para la Ayuda de Localización de Parientes
Su Despacho
Estimados señores:
Excúsenme que haya sido tan parca en la comunicación anterior. Con los
datos que a mí conciernen, se los daré de inmediato. Nací en 1933, en St.
Kitts, West Indies. Me crió una señora a quien mi madre me envió con una
amiga cuando yo tenía dos años de edad. Desde hace 18 años estoy casada
con el Señor Ted Walters; trabajador de una fábrica de embutidos. Los
últimos 18 años me los he pasado junto a él aquí, en Londres, ciudad en la
que vivo desde que llegué a los dos años de edad. No tenemos hijos. Soy
enfermera graduada y laboro en el hospital estatal Saint Nicholas.
No conozco a mi madre; no he decidido buscarla porque a ella yo nunca le he
interesado. Mi nacimiento fue una imposición a todos sus intentos de
abortarme; por eso fue que me regaló.
Me ha agradado mucho el hecho de que todas las informaciones que ustedes
reciben y dan tienen que ser por escrito. Lo veo, inclusive, como un signo de
seriedad.
A la espera de su respuesta, saluda,
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Miss Raymond W
Quinto Conjunto
Capítulo 25
Tengo que enviar esta misiva. Es de salud para el desarrollo del proyecto de
tesis que se ejecuta. No es enloquecimiento. Es que el documento trasciende
el marco de lo normal. Porque la vida a veces tiene que discurrir por un
laberinto que parezca el lado ilógico, ya que lo lógico es lo que hacemos
todos los días. De hecho, yo he aprendido a vivir en lo ilógico. Porque Jacob
se ha sumergido en mí; él me ha impregnado con su ser de una manera
anormal. Con su práctica me ha demostrado que es posible encontrar quien se
ajuste a los requerimientos de una a la perfección.
Sexto Conjunto
Capítulo 26
Mis manos se iniciaron endurecidas en la próxima zafra. El cabo de la mocha
les transmitió su dureza y en vez de ampollas surgieron los cayos. Desde el
inicio corté cañas con valor, con fuerza, con decisión, con rapidez. La corté
con necesidad de proporcionarme un sustento más estable. Aprendí, inclusive,
algunas formas de defensa. Durante el tiempo muerto, mientras vagaba, cayó
un periódico viejo en mis manos.
Sexto Conjunto
Capítulo 27
A veces pienso que papabuelo fue un héroe de una población donde el
heroísmo es solo la capacidad de soportar condiciones adversas en la realiza-
ción del trabajo honesto. Sí. Hay que ser un héroe para durar treinta y cinco
años dentro del ingenio y, al final, salir solo con una pequeña pensión. Se con-
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virtió en un pensionado de los que se reúnen en la esquina del parque a esperar
un chequesito mes tras mes cuyo rendimiento se va esfumando hasta que llega
el día la muerte. Es como si el mismo trabajo que dignifica, también
deshonrara.
Sexto Conjunto
Capítulo 28
¡AY! pero si apenas acaban de pitar el doce del día en la ingenio y ya ustedes
vinieron! Tú ves que fue mejor así, Mery, que fueras con tu hija. ¿Cómo les
fue?... Bueno, pero y ¿por qué llegaron tan calladas? Digan, ¿cómo les fue?
—Problemas, mamá, problemas.
— ¿Por lo de la viaje a Cuba con la pasaporte? —No.
Entonces digan qué pasó. No se queden tan calladas.
En el Consulado Norteamericano me atendieron después de mil
inconvenientes. Para poder solicitar la visa tengo que llevar un certificado
médico del hospital donde está interno.
— ¡Ay, qué cosa! Vengan. Vengan. Siéntense para que coman.
Sexto Conjunto
Capítulo 29
21 de septiembre de 1971
Hornsey Rise, Hazellville Road
Londres, G.B.
Querida tía Ann:
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Gracias por tu última carta. En ella puedo notar que de verdad me aprecias y
no sabes cuánto te lo agradezco. En realidad no tengo de qué quejarme con
mamá G., pues ella me crió con mucho afecto. Fue buena conmigo y me dio
ternura. Pero no es lo mismo, tía, saber que hay gente que tiene la misma
sangre de una y que estima a una, eso debe ser un tipo de sentimiento más
humano. ¿Te imaginas, tía, que nunca he sentido ese afecto de un familiar que
tenga mi propia sangre? Es lo mismo que cuando se sabe que los familiares te
rechazan, es algo que hace sentir a una muy mal. Eso sí lo conozco yo.
Sexto Conjunto
Capítulo 30
A veces, cuando estoy en ese regazo dulce que son los brazos de Jacob, me
siento tratada con tanta ternura que vuelvo a ser niña. Así, de niña, pienso en
lo poco consentida que fui durante mi infancia. Solo conté con la comprensión
de mi abuela. Después, ya de más crecidita, hallé la orientación de Martí,
tratando de aclararle el camino de la vida a todos(as) los(as) niños(as) del
universo con una verdad del tamaño del mundo que tenía en su cabeza. Un
día, después que terminé mi jornada, pensando en los brazos de Jacob,
mientras lo esperaba, le escribí esta carta al maestro.
Séptimo Conjunto
Capítulo 31
La zafra no bien terminó, cuando yo estaba organizando mi viaje. Apenas
esperé a cobrar y de inmediato partí. Sentí que ya había llegado la hora de
cambiar y tomé la ruta hacia el ingenio. Entré al poblado junto con el tiempo
muerto. El batey estaba prolongándome el estado de miseria de la vida y el
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ingenio me llamaba. Presentía que entre esas maquinarias era donde estaba mi
futuro y no en las estrecheces del batey rodeado de cañaverales. Además, tenía
que hacer algún esfuerzo por localizar a mi tío.
Séptimo Conjunto
Capítulo 32
Yo estaba ya más grandecita. No necesitaba que mami ni las tías me llevaran
del brazo porque podía valerme por mí misma. Aprendí con ellas y luego yo
sola seguía llevándote el desayuno o la cena al ingenio. La comida del medio
día, papabuelo, tú sabes que casi nunca te la llevaba. Porque cuando estabas en
el turno de seis de la mañana a dos de la tarde preferías comer en la casa,
tranquilo, bañado, en paz. Cuando tú estabas en ese turno yo siempre estaba
atenta. Desde que el ingenio pitaba las dos de la tarde, yo empezaba a
esperarte en la galería. Me desesperaba y me paraba en la puerta del patio.
Mamá me decía:
Séptimo Conjunto
Capítulo 33
Ya hoy es viernes. Viernes. Otro viernes. Ocho días desde que se supo el
noticia. Y nada. Nada se ha podido hacer. Hay que reunir más de veinte mil
pesos. Ya hoy es viernes y solo han aparecido como ocho mil. Ocho mil
pesitos y esa hombre muriéndose por allá.
Mamá, cálmese.
Cómo que me calme! No me puede calmar. Me he pasado todos estos días
cantando. He cantado bastante para implorar a Dios. Pero ya Dios hizo lo que
iba a hacer. Como no se hace la parte de nosotros, siento que me estoy
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desesperando. Mientras más me desespero, más tengo que cantar. Cada vez
que se habla con él gente del hospital dicen que sigue igual. No se sabe en qué
se puede ayudar allá. Hay que ir pronto.
Séptimo Conjunto
Capítulo 34
19 de octubre de 1971
Hornsey Rise, Hazellville Road Londres, G. B.
Querida prima Patrice:
11 penas si termino de leer la carta que me ha enviado tu madre, tía Ann,
desde St. Kitts, y ciento que debo escribirte con prisa. Quizás han tenido que
ver los consejos de tu madre. Tal vez influyó también la carta que Thomas le
envió a mamá desde Guyana. Por fin ella ha hablado, ha dicho algo.
Séptimo Conjunto
Capítulo 35
Adolfito:
Avanzo con un juramento que me hice para desarrollar una tesis que ya
conocerás, porque a personas como tú, todo se lo informan. Estoy sumamente
sorprendida con los resultados que voy obteniendo. Por eso te remito estas
líneas y un anexo. He tenido que acercarme lo más posible a mi estado normal
y, con frecuencia, me vuelvo lógica.
Cómo fue, Adolfito, que tomaste esta islita de adversa y no contaste con que
aquí pudiste haber encontrado la solución a tu lucha racial. A Trujillo se le
puede dejar pasar esa porque delante de ti
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21
Octavo Conjunto
Capítulo 36
En efecto era yo su sobrino y él mi tío. En los diez años que yo tenía sin verlo
había cambiado tanto que estaba irreconocible. Le había variado casi de
manera radical la fisonomía; su proceso de envejecimiento estaba bastante
avanzado. No solo las arrugas ya marcaban su rostro, además tenía canas en
sus cabellos. Luego noté en él algo más penoso: lo había asaltado una lentitud
en sus movimientos y su ánimo lucía resignado a la conformidad. Yo también
había cambiado. El rostro de niño, o no recuerdo si de adolescente, que él me
vio por última vez, ahora era el de un hombre. Por tanto, él no podía
recordarme ni en lo más remoto.
Octavo Conjunto
Capítulo 37
Yo nunca fui tan enfermiza, pero en esos días me vi muy mal. Parece que se
me combinó una anemia con no recuerdo qué otra cosa. El asunto es que me
estaban pasando unas fiebres muy altas y no se me bajaban con nada. Me
llevaron al dispensario médico de las monjas porque en el ingenio no había
hospital; y nada. La monja entregó una receta y con dulzura explicó que era
necesario conseguirla con mucha premura, porque el caso era urgente. Mami
se puso a llorar y a mamá le brotó ese rostro de preocupada que ya yo le
conocía.
Octavo Conjunto
Capítulo 38
- Mama ¿Quién está en esa habitación?
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- Mariita; que no quiere salir de ahí, y ella no iba para Barahona a buscar
el certificado médico que enviaron de Nevis?
¿Qué harán?
Mariita se va esta tarde para la capital, allá se encontrara con esperanza y
mañana lunes, temprano, van al consulado norteamericano y al de Nevis.
¡Qué hombre más generoso!
Eso será muy difícil, pero para él será mucho más duro, al igual que para
todos nosotros imaginarse, un hombre que nunca se quedaba quieto. Que el
jardín, que en el patio podando las matas de cayena, que cuidando las
hortalizas, pero ahora no podrá hacerlo ya que el resto de su vida será en una
silla de ruedas. ¡Ay Dios! No se cómo será.
¡Está sonando el teléfono! Cójalo usted misma mamá.
Yo no, cógelo tú, Rosa. Aló, aló ¿sí? Yes no, no one momento, ¡Mariita! Ven
cógelo tú, que yo no entiendo bien ese ingles ¡ven corre!.
Aló, si, si, ¡Hello! Yes ¡oh no! When? When?... ¿Al medio día? ¡Oh
papabuelo! ¿Por qué nos abandonaste así? ¿Qué pasa Mariita? Mírenla como
se puso, paso algo.
Capítulo 39
3 de diciembre del 1971
Apreciada Tía Ann:
¿Qué tal Tía? ¿Cómo te va? Te quiero agradecer por la carta que me enviaste
hace poco en donde me dices que mamá me pide perdón por lo que paso con
mmi papá. Dile a mi madre que no se preocupe, que yo entiendo y dale las
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gracias de por mi parte por haberte facilitado las informaciones que me
enviaste, las cuales me han ayudado mucho.
Capítulo 40
Llegue bien temprano en la mañana, no pude volver de la capital la noche
anterior, porque la reunión termino demasiado tarde y a esa hora no había
transporte. Cuando llegue entre con facilidad porque tenía la llave. Él estaba
dormido en la posición cuando está muy cansado: boca abajo, con los brazos
abiertos como el papa cuando está implorando, con los puños cerrados con
presión y con las plantas de los pies apuntando hacia el techo de la habitación.
Ni con todo el ruido que hice se despertó, al ver que no despertaba, tire todo y
me desnude, me le acerque y comencé a darle masajes.
Noveno Conjunto
Capítulo 41
Cuando el hombre es de trabajo la vida le da muchas vueltas y la mía tenía que
darla porque yo no era un hombre haragán, ya que durante la zafra que entre el
ingenio me sirvió para dar el cambio definitivo a mi vida. El trabajo en el
bagazo se volvió cruel, porque no se podía soportar el polvillo que se
levantaba y se le metía por todo el cuerpo. Después que terminaba mi turno yo
me quedaba para observar y ayudar a los fogoneros, eso me sirvió ya que al
año siguiente ocupe el puesto de fogonero, y durante esa misma zafra, pase a
los tachos.
Capítulo 42
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Tu siempre dijiste que no te metías en política por ser extranjero, eso fue hasta
la muerte del tirano y luego te decidiste, al estar casado con una dominicana,
obtuviste tu cedula y pudiste votar y el partido por el cual votaste gano pero
no duro nada porque le dieron un golpe de Estado.
Capítulo 43
¿Qué dices Mariita? ¡Ay no! ¡No puede ser! ¿Tu estas segura de lo que oíste?
Sí, sí. Hoy a las 11, murió, le dio un infarto.
Bueno, bueno un momento aquí vamos a llorar todas pero primero vamos a
resolver lo que haya que resolver. A Victoria y a mamá que recojan la casa. Y
Mariita y yo le avisamos a las muchachas de aquí y la capital. No nos
podemos rajar a llorar ahora, ya que nosotras no tenemos quien nos resuelva.
Hay que resolver primero y luego sentarse a llorar. Lo primero que hay que
hacer es traerlo y para eso hay que pedir un permiso oficial.
Para traer el cadáver hay que buscar $2,000.00 mil dólares, los cual nos llevó
a solicitar un préstamo el cual pagaríamos entre todas, por suerte la sociedad
de odfelos a la cual papabuelo pertenecía, va a costear los funerales y el
velatorio seria en la sociedad o en la casa.
Capítulo 45
En las primeras décadas del siglo XX, se obtuvieron las características
definitivas de un poblado, de nombre desconocido, y su importancia a nivel
económico comenzó con el surgimiento del central Romana (Ingenio
Azucarero). Esto hizo que se agrupara mucha gente allí y esta se convirtió en
la provincia número 26 del país. Los dueños del central deforestaron una
extensa porción de montes y conucos y esas tierras se convirtieron solo en
campo de cañas.
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El central siempre dio la impresión de ser progresista, pero sin embargo, la
investigación arroja los siguientes resultados:
1- Las etnias cocolas siempre estuvo presente en los distintos procesos
del central Romana y lo sigue estando ahora.
2- El proceso de enriquecimiento y prosperidad de este consorcio
estuvo ligado, desde su origen, al derramamiento de sangre.
3- Entre la sangre derramada por muchos anónimos se encuentra la
gran culpabilidad de haber asesinado durante la década del 40 a
Blanquita y a Negrita, dos sindicalistas que son héroes anónimos.
Decimo Conjunto
Capítulo 46
Los hijos no llegaron de una vez, pero fue casi a los tres años de estar juntos
que tuvimos a Mery. Al momento de María salir en estado todavía no
teníamos donde vivir, mi tío prometió hacer un anexo a la casa y ahí fue donde
nació nuestra primera hija, luego en el mismo anexo nació Gloria la segunda.
Cuando nació Gloria el ingenio construía un barrio para los trabajadores.
Capítulo 47
Papabuelo me conto como fue que llego al piso de azúcar me dio pena y rabia,
porque un hombre que trabajo por 29 años de su vida ocupando distintos
cargos en el ingenio, no era posible que a un hombre de trabajo se le dé
semejante trato.
Capítulo 48
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Han pasado tres días desde la muerte de papabuelo y han sido tres días de
angustias y sufrimiento, ya que el cadáver de nuestro familiar está lejos y la
línea aérea nos dice que no hay cupo para traer el cuerpo. La abuela en medio
de gritos que se necesita estar cerca de sus muertos para que el alma en pena
vea lo mucho que duele su partida, lo cual le da conformidad a las almas en
pena.
Capítulo 49
26 de febrero de 1972
Miss Raymond le escribe una carta a su prima Patricia explicándole que las
personas que la estaban ayudando a tratar de localizar a su padre estaban muy
interesados en el caso y que necesitaban que el hermano del señor Norman
recordara que si fue Haití o Dominicana que emigro mi padre, necesito
confirmar el dato.
Capítulo 51
A los cocolos por ser extranjeros no se nos permitía participar en la política
del país, lo cual me obligo a mantenerme al margen y a no participar para que
se me acusara de metiche. Al terminar la segunda guerra mundial la situación
se complicó y el dictador tenia calieses por todos los lados, y parece ese
entonces estaban jodiendo con la cuestión de los sindicatos. Había un negro
llamado Mauricio Báez alto y un poco delgado, que visitaba todos los ingenios
armando huelgas. En el año 1955 Trujillo había mandado a matar a Mauricio
Báez.
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Capítulo 52
La primera dificultad de dimensión extraordinaria fue cuando tu madre
Mariita salió embarazada y se quedó callada, se le descubrió cuando empezó a
crecer la barriga. Ella continuaba callada y la barriga creciendo y los vecinos
haciendo conjeturas feas. Yo me decepcione con ella, pero nunca pensé en
decirle que abortara. La nana preguntándole fue quien logro sacarle la verdad,
de que tenía amores escondidos el novio la embarazó y cuando supo del
embarazo desapareció del mapa.
Capítulo 53
¿Se acabaron los cocolos?
De esos de pura cepa, quedaron dos o tres, pero las estrías no son como la
azúcar del almacén que se acaban; las estrías más bien evolucionan y se
transforman.
De esas transformaciones se encargan los hijos y nietos de los cocolos. Los
cocolos auténticos eran esos que al llegar al país lo recibían con una mocha,
un saco de henequén, una lata de sardinas, pan y tres centavos, esos eran los
viejos cocolos que le daban vida a esa institución (la sociedad) cuando
celebraban allí sus ceremonias.
Capítulo 54
11 de julio del 1972
Apreciada Patricia
Tengo que compartir algo grande, extraño he insólito contigo, esto sucedió
gracias a tu esfuerzo, encontré una carta de mi padre en la cual me invitan a la
republica dominicana a conocerlo a él y a toda su familia.
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El me localizo gracias a la dirección que le dejaste a la esposa del hermano de
mi padre, ella se encontró con alguien en una calle del Bronx que conocía a mi
padre desde niño y le conto sobre mi búsqueda.
Décimo Segundo Conjunto
Capítulo 56
Estábamos papabuelo, tía Esperanza y yo en el aeropuerto esperando la
llegada de Ramona, la hija de papabuelo que no conocíamos. A la llegada del
avión nos pusimos todos muy nerviosos.
Teníamos una foto para poder reconocerla a su llegada.
You are my father.
Capítulo 58
Yo presentía que estaba pasando algo por el sueño que tuve en la noche que
no fue precisamente un sueño, sino una revelación, ya que yo estaba despierta
cuando vi a Mariita llorando y el ataúd delante de ella. No sabía si podía ser
María o el papá de Jacob. Me asuste, pero no llame a Jacob a esa hora.
Esa mañana, bien tempranito, lo desperté.
Hay que ir a la casa de tus padres, no puedo.
Capítulo 59
Ya en la sociedad el ataúd se les rindió los honores pertinentes por ser uno de
los antiguos cocolos, se acostumbraba a tocar música, y a vestirse con ropa de
un mismo color. Esto es la congoja de toda una etnia, el pueblo entero vino a
decir cómo se siente el dolor que los cocolos cargaron sobre sus hombros en
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cada una de las zafras azucareras. Un sufrimiento que se hacía más
insoportable cada vez que llegaba el Tiempo Muerto.
ANÁLISIS
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Argumento de la Obra
La obra trata sobre la historia de un cocolo que emigra a San
Pedro de Macorís desde la isla Saint Kitts, para trabajar en los
ingenios azucareros.
Su llegada a San Pedro fue en barco llamado Glorieta.
Durante el desarrollo de la historia el cocolo va narrando
todos los inconvenientes que paso en los ingenios, y de cómo
se vivía en aquel lugar. El cocolo llego a San Pedro, llego con
la esperanza de encontrar a un Tío que había venido hace 10
años a trabajar en los ingenios, al encontrar a su Tío, se mudó
con él, y formo una familia con una joven muy humilde que
vivía en uno de los bateyes que estaban cerca del ingenio,
con ella tuvo varios hijos.
Género Literario
Novela
Porque narra una época de nuestro país escrita en prosa.
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Tema de la Obra
Los fuertes y complicados trabajos que realizaban los cocolos
en los ingenios azucareros y la cultura guloya.
Análisis del Título de la Obra
El titulo guarda relación con el tema porque el título Tiempo
Muerto significa un tiempo de 6 meses en el que no había
trabajo para esa época, por la mala crisis económica.
Ambiente en el que se desarrolla la obra una gran crisis
económica.
Espacio
Rural: porque el desarrollo de la historia ocurre en los bateyes
de los ingenios azucareros.
Personajes Principales
Papabuelo
Mamabuela
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Mariita
Ramona (Miss Raymond)
Personajes Secundarios
Mary
Gloria
Jacob
Esperanza
Época en que se sitúa la obra
Durante la primera mitad del siglo XX.
Esta obra nos enseña un poco de la historia de los cocolos que
emigran a nuestro país a trabajar en los ingenios azucareros y
conocer de las etnias que vinieron desde las islas inglesas y
las cuales aportaron en nuestra cultura, con los guloyas que
es una rica expresión folklórica en la zona de San Pedro de
Macorís.
La obra también nos da una perspectiva de cómo eran los
cocolos, como se vestían, como se comportaban y como se
divertían, sus costumbres y sobre su forma de comer.
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Se destacan sus características más importantes, con el buen
uso de los personajes y el ambiente en que se desarrolló la
obra.
El batey se llamaba montecoca; eso lo supe después. Me
llevo un tiempo aprender a pronunciar ese nombre, que
resultaba tan difícil; pero lo logré. Es que el ser humano se
adapta a cualquier circunstancia, no importa lo difícil que esta
sea, sobre todo nosotros, los negros, que somos tan
resistentes a las adversidades. Allí puede comprobar que todo
es cuestión de uno ponerse a hacer las cosas.
Parece que yo le caí en gracia al capataz porque a veces el
me mandaba con el carretero para el peso, en el peso,
después de pesar la caña, había que pasarla de las carretas a
los vagones que se la llevaban para el ingenio. Esa labor.
Obligatoriamente, tenía que ser combinada entre dos
hombres: el de la carreta, que iba pasando paqueticos de
caña, y el del vagón, que lo recibía. Y yo me llevaba bien con
esos hombres. Siempre me llevé bien con los otros
cortadores y con los carreteros que me tocaron de
compañeros. Inclusive, me llevaba bien con los haitianos. No
había que tenerles miedo, como decían algunos. Con su vudú
y su gagá ellos no les hacían daño a los demás. Si uno los
trataba, se daba cuenta de que eran gente buena.
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De todas maneras fui cuidadoso porque, la verdad, yo no
quería problemas con nadie.
Al capataz le gustaba mucho que sus hombres se llevaran
bien. Los cocolos siempre vivían discutiendo por todo y
alegando cosas. Yo no. Yo no era así. Tal vez por eso yo le
hacía sangre. Porque casi no discutía con nadie ni reclamaba
nada.
Quizá por eso el me trataba menos despectivamente. En
algunas ocasiones me requería para que cortara un poquito
de caña que habían dejado entre una maleza y ahí iba yo con
gusto, que se sepa, a hacer todo eso. El mayor trabajo lo pasa
cuando llovía. Con la lluvia los carriles por donde se caminaba
entre los cañaverales se ponían pésimos; se revolvía en ellos
un fango que le daba a uno por las rodillas. Las carretas se
atascaban y los bueyes, tratando de halar, también
resbalaban sobre el lodo y caían de bruces.
En ocasiones hasta se volteaba la carreta cargada de caña.
Todo aquello era una brega del carajo. Encima de eso,
después de haber cogido medio día de sol ardiente, con el
cuerpo caliente, venia el aguacero y nos caía encima;
imagínate.
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En ese trabajo y en el batey me encontré con todo tipo de
sorpresas. Pase todas las amarguras. Mas hubo una que fue
como para rebosar los limites.
El primer día del pago, después de una quincena de trabajo,
esperábamos nuestro dinero para los múltiples gastos; gastos
que, a decir verdad, no eran ni tantos. Pero nos llenó de rabia
cuando a la hora de cobrar, en vez de dinero, lo que nos
entregaron fue un papelito. Un vale; así lo llamaban. Con ese
papelito nada más se podía comprar en la bodega del ingenio.
Todo, en poquísimo tiempo, se volvió un estrecho círculo
vicioso compuesto por el cañaveral, los vales, la bodega y el
barracón. En una ocasión, durante la zafra, el capataz me
mando al ingenio. Se requirió un grupo de negros para
desatascar una enorme cantidad de caña de la báscula. Nos
mandaron en la cigüeña, un aparato gracioso que tenía cuatro
ruedas de metal para correr sobre los rieles.
En el ingenio puede sentir de cerca esos monumentales
equipos hechos como para ser movidos por hombres gigantes.
¡Cuando iba yo a ver esa extravagancia en mi país! Jamás me
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imagine que un ingenio azucarero pudiera ser tan complejo.
Nunca pensé que uno solo de ellos requerirá tantos hombres
al mismo tiempo. Allá elogié bien, no fuera a ser cosa que me
encontrara con mi tío. Pero no vi nada.
Con esa forma de ser, Jacob te ha amargado mucho la vida. La
de mama también. Por eso no te impacientaste cuando te
trajeron la noticia. Se te notaba el disgusto dibujado en la
cara, yo te imaginaba pensando que mira lo que vino a
resultar tu octavo intento, el varón buscado de tu estirpe, el
que se supone que no debe bajar extinguir tu apellido.
Te quitaste los espejuelos, escarbaste el infinito con la mirada
y, cuando volviste los ojos hacia mí, pausadamente me lo
soltaste de una vez. Lo dijiste sin dolor pero con pena:
- La mamá mía murió.
Yo te agarre la mano al ver que al mismo tiempo la pena te
enriquecía la voz y te salía por los ojos. No dijimos palabras.
Y te brotaron de los ojos dos chorros de un recuerdo amargo
que se abrieron paso por tus mejillas arrugadas y fueron a dar
al suelo. Yo te pase la mano por la cabeza y te consolé.
Entonces, bajo el laurel que lo veía todo, lloramos hasta que la
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pena se esparció entre la tarde y solo quedo el otro dolor de
adentro, el que nada mas puede arrancar el tiempo.
Tuve muchísimos inconvenientes. Lo resolvimos de cruz roja a
cruz roja. Un amigo de la cruz roja de aquí llamo a la de
Puerto Rico. Ellos se comunicaron con algunas de las islitas.
Finalmente la Cruz Roja de Antigua tenía. Se hizo el arreglo
con un viaje que tenía que hacer la escala en St.
Excúsenme que haya sido tan parca en la comunicación
anterior. Con los datos que a mi conciernen. Se los daré de
inmediato. Nací en 1933, en St. Kitts, West Indies. Me crio una
señora a quien mi madre me envió con una amiga cuando yo
tenía dos años de edad. Desde hace 18 años estoy casada con
el señor Ted Walters; trabajador de una fábrica de embutidos.
Los últimos 18 años me los he pasado junto a él aquí, en
Londres, ciudad en la que vivo desde que llegue a los dos
años de edad. No tenemos hijos. Soy enfermera graduada y
laboro en el hospital estatal Saint Nicholas.
Con mi padre creo que es distinto. Tengo que conocerlo para
saber quién es. Tal vez él sí quiso saber de mí, o no sé.
Quisiera saber algo de mi pasad. Recuerden que les
comunique no saber absolutamente nada de su paradero.
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Tengo algunas esperanzas. Hace pocos días recibí una carta
de St. Kitts que me confirmaba acerca de un hermano de mi
padre que, según creen, vive en Estados Unidos.
Tengo que enviar esta misiva. Es de salud para el desarrollo
del proyecto de tesis que se ejecuta. No es enloquecimiento.
Es que el documento trasciende el marco de lo normal.
Porque la vida a veces tiene que discurrir por un laberinto que
parezca el lado ilógico, ya que lo lógico es lo que hacemos
todos los días. De hecho, yo he aprendido a vivir en lo ilógico.
Porque Jacob se ha sumergido en mi; él me ha impregnado
con su ser de una manera anormal.
Ha asimilado de forma increíble los planteamientos de
igualdad hombre /mujer que fomenta el Colectivo Mujer &
Feminismo. Inclusive, está colaborando mucho con mi trabajo
de investigación para que yo no descuide mi labor con el
colectivo. Ahora mismo, en medio de las investigaciones,
tengo una duda que pienso saldarla retrocediendo en el
tiempo.
Bria de tener la firma, por su parte, de la abolición teórica de
la esclavitud de los (as) (negros o negras). Más, la tuvo. Tan
lejos a llegado que, en el seno de su propio país, las reglas del
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juego han vuelto permisibles la aspiración presidencial de dos
hombres de color a un que sea un siglo después.
Pero los religiosos no terminan de alinearse con las razones
que el argumenta. El mayor mérito del otro asido el de dirigir
una guerra computarizada que culmino con el exterminio de
una enorme cantidad de vidas humanas en el golfo pérsico.
Siempre nos pasa. Lo que quiero plantear es que usted viene
a colación por que la abolición trajo como consecuencia que
se radicaran unos (as) libertos (as) en este país,
específicamente en Samaná, la misma península donde se
recibió a flechazos limpios a los conquistadores españoles que
vinieron a cambiar espejitos por oro.
Pero no argumentaron el infierno de la isla y una gran parte
de los que quedaron con vida frente a las condiciones
climáticas se fueron de nuevo.
Durante el siglo XIX en Samaná hubo a pena dos pírricos
ingenios a cuya labor vinieron unos (as) emigrantes (as) de
esas islas. Esos (as) si eran cocolos (as).
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De ahí que su país invadió el nuestro en 1916 y aprovecho
para compensar a sustituir la mano de obra cocola por
haitiana. Cambiaron negros (as) de habla inglesa por negros
de habla creol porque estaban ahí mismo, del otro lado de
nuestra frontera. Es decir una vez más los gringos fueron
inteligentes.
No tiene que interceder por mí ni por él. No piense que quería
pedirle algo por mi condición de procedente de país pobre.
Solo quería aclararle lo que le he aclarado, señalar quienes
son los cocolos auténticos.
Mis manos se iniciaron endurecidas en la próxima zafra. El
cabo de la mocha le transmitió su dureza y en vez de
ampollas surgieron los cayos. Desde el inicio corte cañas con
valor, con fuerza, con decisión, con rapidez. La corte con
necesidad de proporcionar un sustento más estable. Aprendí,
inclusive, alguna formas de defensa. Durante el tiempo
muerto, mientras vagaba cayo un periódico viejo en mis
manos.
Pero al poco tiempo si lo logre porque siempre leía los
pedazos de periódico en el que el vendedor de pescado
envolvía su mercancía todos los sábados.
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En ese tiempo solo aparecían lápices de carbón para escribir.
Por eso no pasaba nada. Pero cuando me entregaban el mío,
sin prisa, yo lo tomaba y cuando llegaba al barracón, le
borraba el número y, con sumo cuidado, ayudado por el pulso,
le ponía otro número mayor.
Dios que me perdone porque lo hacía sabiendo estaba mal
hecho. Pero eso no me dolía tanto ya que me había dado
cuenta de que a nosotros los cortadores nos avían montado
todo un sistema de extorción.
Entonces yo me decía, bueno ladrón que le roba a ladrón
tiene 100 años de perdón. Sin embargo en la biblia todo es
pendejada eso que he conseguido de esa forma eran chelitos
que al final no rendían; no alcanzaban para nada. Es cierto
que hacer eso me ayudo en esa zafra, sí.
Durante el día el carretero trataba con más cariño a los
muelles que el capataz a nosotros. Una noche, pensando en
todo eso, tirado boca arriba sobre mi saco, sentí entre mis
piernas que tenía ganas de ser un hombre sin darme cuenta
aferre entre uno de mis manos todo ese deseo que corría
entre mis venas.
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Solo sentí el deseo de que ya, fuera de mi cuerpo, húmedo, se
deslizara hacia el piso de tierra dejando su olor en ese
ambiente soez. Entonces me aferre a un sueño profundo
aunque en un lugar inhumano.
A veces pienso que papa vuelo fue un héroe de una población
donde el heroísmo es solo la capacidad de soportar
condiciones adversas en la realización de trabajo honesto. Sí.
Hay que ver un héroe para durar 35 años dentro del ingenio y,
al final salir con una pequeña pensión.
Fue toda una vida dedicada al ingenio. Cuando llego el
momento de retirarse, ya su fuerza estaban gastadas y el
totalmente envejecido junto a las maquinarias. Y no existía
ningún plan que lo amparara. Lo peor es que eso le sucedía a
todos. Para poder conseguir una pequeña pensión un derecho
de ley, había que auxiliarse de muchísimas gestiones que casi
siempre caían en lo bochornoso.
Y aun así eran necesarios esperar 4 años. 4 años aunque se le
haya mojado la mano a toda esa cadena de representantes.
De lo contrario no se sabe que hubiera sucedido.
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Esos 4 años acabaron con papa vuelo. Nosotras intentamos
convencerlos de que lo mejor era dejar ese trabajo en el piso
de azúcar. Porque lo que le hicieron en el ingenio fue una
desconsideración, una humillación. Debió renunciar desde que
lo mandaron para el piso de azúcar. Hubiera sido mejor que
perdiera el derecho a la pensión, porque esos 4 años que
espero lo acabaron.
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OPINIÓNPERSONAL
OPINIÓN PERSONAL
Luis Fernando Moya Rodríguez / 100299230
Tiempo Muerto es una novela que nos muestra un poco de la
historia y de la vida que llevaban los cocolos allí. De las
fuentes de trabajo de las cuales ellos Vivian (ingenio
azucarero). De cómo ellos emigraban a nuestro país en busca
de una fuente de trabajo digna, pero sin contar con los abusos
y los fuertes trabajos a los cuales serían sometidos.
La obra narra la vida de un inmigrante que vino en busca de
un Tío al ingenio azucarero, pero no contaba con que se
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quedaría definitivamente en la isla trabajando y que formaría
una familia con una joven cocola que vivía cerca del ingenio.
Esta obra es muy buena porque sirve como conocimiento de
nuestra historia como país.
A través de esta obra podemos ver los aportes de los cocolos
a nivel cultural, como a nivel económico, ya que trajeron sus
costumbres a nuestro país y se han quedado como parte
nuestra etnia cultural y en lo económico. Porque por medio de
su trabajo en el ingenio azucarero era una forma de aporte a
la economía.
El nombre es muy apropiado porque eran 6 meses de mucho
trabajo y 6 meses en donde no había mucho trabajo (Tiempo
Muerto). Esto debido a la mala economía por la que estaba
pasando el país.
La obra hace un buen uso del ambiente y de los personajes en
el desarrollo de la obra, del lenguaje de los cocolos y de las
actividades que estos desarrollaban, sus vestimentas y su
forma de comportarse.
En la historia también se destacan las características de los
personajes y cada una de su historia individual y del amor,
respeto y la unión familiar.
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La obra nos cuenta una parte de nuestra historia cultural que
pocos conocen.
Luis Fernando Moya Rodríguez / 100299230
Opinión sobre obra
Robert Colon Reyes AB5765
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En mi opinión esta historia nos habla del tráfico de personas
para trabajar en las partes de la caña cuando se dificulto la
situación de la industria azucarera.
A mi entender nos habla de la emigración ilegal sin
documentación. La revolución industrial, la vida difícil que se
vive en los campos. La mayoría que se busca trasladándose
del campo a la ciudad. La tradición y cultura de nuestro
pueblo.
Esta historia nos habla de la isla del Caribe de la cultura de
nuestro pueblo. Las tradiciones típicas de la isla caribeña y
cómo educar a nuestros hijos para un mejor futuro.
A partir de esa época empezaron a regularse algunas
situaciones que se tornaban difícil pero con el esfuerzo y la
ayuda de la tecnología se ha podido avanzar en el desarrollo
de nuestro país.
Esta historia nos informa que es nuestro deber luchar por
nuestro derecho y nuestra libertad como seres humanos.
Nos impulsa a que tenemos que informarnos de cuál es
nuestra procedencia, que debemos saber donde quiera que
uno se encuentra debe tener un documento que nos
identifique a saber quiénes son las autoridades o personas
indicadas que nos pueden ayudar a recopilar información .
Nos habla de los riesgos a los que se exponen las personas
que planifican viajes sin documentos y lo tratan de la forma
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que los demás les dan las ganas, en mi opinión la historia
redacta la cultura se los pueblos.
Nos habla de las dificultades que se vive en los campos y nos
vemos obligado a tomar la decisión de emigrar a otros países
para poder sobrevivir.
El trato social que se vivía en aquella época sustentado en el
trabajo de la esclavitud, para ese tiempo solo se vivía de las
plantaciones y corte de la caña.
La tristeza que se vive cuando se deja la familia atrás,
tratando de buscar la mejoría para la supervivencia de la
familia. La necesidad de saber de dónde vinimos, cual es
nuestra procedencia que nos identifica, quienes somos, de
donde vinimos, hacia donde vamos, que futuro nos espera,
que seguridad tenemos cuando nos trasladamos a otro país
sin la información reglamentaria.
Nos habla de esa muchacha que no conoció a su padre y con
su madre solo hablaba por teléfono y le pregunta a su madre
por él y la respuesta que ella le da a su hija es ya no pregunte
más por él, hace mucho tiempo no sé nada de él.
La muchacha consiente muy mal, tan solo conoce como padre
a su abuelo quien quería decirle algún número de teléfono
pero él no podía por su hija, pero la madre le dijo que hay que
llamar al hospital donde trabaja esperanza, la hija le dijo no
mama a nerus donde esta papa abuelo interno pues llama.
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Ella quiso dejar dicho si tú quieres llama pero yo no estoy de
acuerdo, la muchacha pensaba cada día que tenía que darse
prisa porque cada día perdía la posibilidad de conocerlo.
Yo opino en la historia que dice que los negros no le interesa a
nadie y menos si es un viejo que nada notable a hecho en la
vida pero yo opino lo mismo porque los negros son seres
humanos como todos los demás y todos somos iguales y
tienen que ser maltratados por nadie en la Republica
Dominicana, los negros son como esclavos. aquellos que
hacen todos los trabajos bruto en el país y donde quiera que
están son maltratados por los blancos y aquellos de raza, al
igual que nosotros los Dominicanos cuando llegamos a otro
país como España y estados unidos que nos tratan como si
fuéramos perros, como si no fuéramos nada.
Esta historia nos invita a que continuemos nuestra costumbre
y prepararnos más para cualquier circunstancia que se
presente, informándonos sobre que tenemos que hacer y
donde debemos dirigirnos para ejercer nuestro derecho.
Esta novela u obra teatral se basa en esta época del
campesino llamada “Tiempo Muerto “que era la época en
donde el campesino se quedaba sin trabajo a lo que la caña
de azúcar volvía a crecer. En esta temporada los trabajadores
y sus familias pasaban hambre, enfermedades entre otras
necesidades por falta de dinero y comida para poder vivir. Ya
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que el único lugar de donde podían sacar esto no los volvía a
contratar hasta el tiempo donde se cortaba la caña.
Robert Colon Reyes AB5765
Opinión personal
Nélida Alcántara / 100299370
Nos habla sobre el poder que tienen los norteamericanos
hacia nuestro país, nos informa en la época del avance de la
llegada de la tecnología y el desarrollo de las industrias
azucareras en los primeros ingenios que se crearon para ese
tiempo y como se han desarrollado los países con la
revolución de las industrias.
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Mi opinión es que ninguna madre tiene que dar a su hijo como
si nada le importara, un hijo es un pedacito de cielo que Dios
le da a una madre y más cuando tu dura nueve meses con
esa criatura encubada en tu vientre, cuando nace y tú lo vez
no es fácil tu dárselo a otra persona.
Para mí es muy difícil dárselo a otra persona y más cuando yo
sé que no lo voy a volver a ver más, que duro seria para una
madre poner su sangre a rodar sin saber cuál es su suerte.
Esta historia me conmueve mucho porque esa niña cada vez
que se acuerda de su pasado ella se siente muy mal porque
ella dice que su madre la dio como si ella fuera un pollito o un
perrito, pero ella le da gracias a Dios por a verla puesto en
mano de alguien que la aprecio y consintió como si ella fuera
su sangre.
Yo opino que Trujillo era el único que podía o que quería
comprar los ingenios, también escucho hablar de los
franceses, el ventajoso era que los franceses eran
trabajadores al igual que el central de la romana.
Los que venían de los bateyes tenían que alojarse en las
bodegas porque no tenían donde más alojarse en las bodegas
porque no tenían donde más alojarse.
Tenían tres días deambulando por las pocas calles del pueblo,
se la pasaban desorbitado buscando, mirando.
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Él también era zapatero, trabaja en el techo y repara zapato
en el tiempo que tiene libre, él tiene diez años viviendo allí.
Mi opinión es, que en busca del sueño americano es mucho lo
que se arriesgan partiendo así hasta perder la vida y el
contacto con la familia.
Con la ausencia de los queridos se pierden los valores, el
respecto y si no se tiene una orientación se pierde el interés,
el amor propio de nuestra personalidad.
La lucha por la democracia ha encaminado a nuestro pueblo a
luchar por los ideales de todos, aquellos que derramaron sus
sangres para liberar a nuestro país de las potencias
extranjeras.
La lucha por la libertad era constante porque aquel que se
atrevía a expresar lo contrario lo eliminaban a como diera
lugar, la guerra por el poder entre los partidos políticos y las
potencias extranjeras, una lucha constante tratando de
encontrar una identidad propia.
Nélida Alcántara / 100299370