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1 LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL E INDUSTRIALIZACIÓN INSTRUCCIONES 1. ¿Cómo se hará el trabajo? Por parejas (en equipo). 2. ¿En qué consistirá el trabajo? En desarrollar una pequeña investigación a partir de fuentes históricas para contestar a una serie de interrogantes que permitan conocer cómo era la España del siglo XIX (es decir, la España en que vivieron mis bisabuelos y tatarabuelos). 3. ¿Cuándo se entregará el trabajo? La fecha límite de entrega es el martes 11 de marzo. 4. ¿Cómo se entregará el trabajo? Existen dos posibilidades: a. Informe clásico. b. Presentación tipo powerpoint o similar. En ambos casos, hay que realizarlo en formato electrónico y enviarlo al correo electrónico [email protected] . Si hay alguna razón que impida elaborarlo y presentarlo en formato electrónico debe antes haber sido comunicado al profesor. 5. ¿Cómo se evaluará el trabajo? Presentación (1 a 10 puntos). Se tendrá en cuenta: El orden, la claridad, la calidad de la expresión escrita, la originalidad. Contenido (1 a 20 puntos). Se tendrá en cuenta: La validez de las conclusiones, el adecuado apoyo y uso de las fuentes. Exposición en clase (1 a 10 puntos). Los dos miembros del equipo habrán de exponer ante los compañeros algún aspecto del trabajo a requerimiento del profesor. Se valorará especialmente que el trabajo sea efectivamente resultado de la colaboración en equipo y no simplemente la suma de dos trabajos individuales o, peor aún, resultado del trabajo de uno de los miembros solamente. MUY IMPORTANTE: Cada cuestión del trabajo debe apoyarse en las fuentes en las que se encuentra la información para responderlas citándolas entre paréntesis o corchetes. Por ejemplo: “(Ver fuentes 3.1, 3.2 y 3.6)”. PRESENTACIÓN DEL TRABAJO. El trabajo debe constar de: Portada: Título y autores del trabajo Índice: Capítulos y subcapítulos; página donde se encuentran Capítulos separados Contraportada (página en blanco)

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1

LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX.

CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL E INDUSTRIALIZACIÓN

INSTRUCCIONES

1. ¿Cómo se hará el trabajo? Por parejas (en equipo).

2. ¿En qué consistirá el trabajo? En desarrollar una pequeña investigación a partir de

fuentes históricas para contestar a una serie de interrogantes que permitan conocer cómo era

la España del siglo XIX (es decir, la España en que vivieron mis bisabuelos y tatarabuelos).

3. ¿Cuándo se entregará el trabajo? La fecha límite de entrega es el martes 11 de

marzo.

4. ¿Cómo se entregará el trabajo? Existen dos posibilidades: a. Informe clásico. b. Presentación tipo powerpoint o similar.

En ambos casos, hay que realizarlo en formato electrónico y enviarlo al correo electrónico

[email protected] . Si hay alguna razón que impida elaborarlo y presentarlo en

formato electrónico debe antes haber sido comunicado al profesor.

5. ¿Cómo se evaluará el trabajo? Presentación (1 a 10 puntos). Se tendrá en cuenta:

El orden, la claridad, la calidad de la expresión escrita, la originalidad.

Contenido (1 a 20 puntos). Se tendrá en cuenta:

La validez de las conclusiones, el adecuado apoyo y uso de las fuentes.

Exposición en clase (1 a 10 puntos). Los dos miembros del equipo habrán de exponer ante los

compañeros algún aspecto del trabajo a requerimiento del profesor. Se valorará especialmente

que el trabajo sea efectivamente resultado de la colaboración en equipo y no simplemente la

suma de dos trabajos individuales o, peor aún, resultado del trabajo de uno de los miembros

solamente.

MUY IMPORTANTE: Cada cuestión del trabajo debe apoyarse en las fuentes en las que se encuentra la información para responderlas citándolas entre paréntesis o corchetes. Por ejemplo: “(Ver fuentes 3.1, 3.2 y 3.6)”.

PRESENTACIÓN DEL TRABAJO. El trabajo debe constar de:

Portada: Título y autores del trabajo Índice: Capítulos y subcapítulos; página donde se encuentran Capítulos separados Contraportada (página en blanco)

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GUÍA DE INVESTIGACIÓN

Paso 1 ¿Qué queremos saber?

LAS PREGUNTAS

1. ¿Qué períodos podemos establecer en la Historia de España del siglo XIX? Observando los ejes cronológicos, señalad en, por ejemplo una tabla, los períodos en que se divide la historia de España en el siglo XIX y su cronología. Algo así:

PERÍODOS CRONOLOGÍA 1.

2.

Etc.

2. ¿Cuánta gente vivió en la España del siglo XIX? Observando las diferentes fuentes que se te ofrecen trata de responder a las interrogantes señalando en qué fuentes os habéis basado.

¿Cuánta gente vivió en España a principios del siglo XIX y a finales? ¿Cuánto aumentó la población durante el siglo?

Comparad el crecimiento del siglo XIX con el de los siglos anteriores y posteriores. Comparad el crecimiento de la población española con el de otros países de nuestro entorno.

¿Cómo era la natalidad? ¿Y la mortalidad?

¿Cuál era su esperanza de vida?

¿Cuántos vivían en pueblos y cuántos en ciudades?

3. ¿Cómo eran esos pueblos y esas ciudades? ¿Cambiaron a lo largo del siglo XIX? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿Por qué?

Según el documento 1 las ciudades, incluso las grandes como Madrid, ¿se podían cerrar por las noches? ¿tenían murallas y puertas?

¿Cuándo y cómo empieza a cambiar esa situación?

¿Qué otros cambios podríais señalar en las ciudades españolas del siglo XIX?

Comparad las casas y las condiciones de vida del proletariado y de la burguesía 4. ¿A qué se dedicaba la gente? ¿De qué vivía la mayor parte de la gente en el siglo XIX?

¿Cuántos se dedicaban a la agricultura, cuántos a la industria, cuántos al sector servicios?

¿Desde qué edad trabajaban? ¿Cuántos días al año? ¿Cuántas horas al día?

5. ¿Cómo se divertía la gente? Realizad una muy breve descripción de las formas de diversión del siglo XIX. ¿Han cambiado mucho respecto a la

actualidad? ¿Existían diferencias entre las distintas clases sociales?

6. ¿Cómo era la educación en el siglo XIX? ¿Cuánta gente sabía leer y escribir en el siglo XIX? Comparad el nivel de analfabetismo con el de otros países de

nuestro entorno?

¿Había diferencias entre chicos y chicas?

¿Había muchos chavales sin escolarizar? ¿Por qué? 7. ¿Había igualdad entre hombres y mujeres? ¿Existía igualdad entre hombres y mujeres?

¿Cómo se manifestaban las desigualdades? a) En la educación b) En el trabajo y en los salarios c) En la ley y en los derechos

8. ¿Qué clases sociales se distinguían en la España del siglo XIX? ¿Qué clases sociales podemos distinguir? ¿En qué se diferenciaban unas de otras?

a) Respecto a la cantidad de gente encuadrada en cada una b) Respecto a su posición en el proceso de producción c) Respecto a sus condiciones de vida (ingresos y gastos, dieta, vivienda, esperanza de vida, etc.)

¿Con qué argumentos defendían las desigualdades los burgueses como Cánovas del Castillo? ¿Qué hicieron los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo?

9. ¿Cómo se organizó políticamente el estado en la España del siglo XIX? ¿Cómo participaban políticamente los ciudadanos? ¿Existía democracia e igualdad?

¿A partir de qué momento podríamos decir que los españoles pasaron de ser “súbditos” a ser “ciudadanos”? ¿Cuál

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fue la primera constitución aprobada en España?

¿Desde entonces todo el mundo disfrutaba de derechos políticos? ¿Quiénes disfrutaban de derechos políticos y quiénes no?

¿Qué tipo de sufragio se estableció? Tened en cuenta que hubo cambios a lo largo del siglo.

¿Cómo se hacían las elecciones? ¿Eran limpias?

¿Llamaríamos hoy “democracias” a esas formas de gobernar? ¿Es lo mismo estado liberal que estado democrático?

10. Cuestión para investigar. ¿Qué aspecto de la vida de nuestros antepasados del siglo XIX sería interesante conocer que no haya sido planteado en el trabajo? _________________________________________________________________________________________ ¿A qué fuentes recurriríamos para responder a dicha cuestión? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

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Paso 2 ¿Cómo podemos saberlo?

LAS FUENTES

1. ¿Qué períodos podemos establecer en la Historia de España del siglo XIX?

FUENTE (secundaria) Nº 1.1

http://www.slideshare.net/angel_mr/eje-cronolgico-espaa-siglo-xix-presentation

FUENTE (secundaria) Nº 1.2

Demos. Ciencias Sociales, Geografía e Historia. 4º ESO. Vicens Vives

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2. ¿Cuánta gente vivió en la España del siglo XIX?

FUENTE (secundaria) Nº 2.1

http://geohistoriaymas.files.wordpress.com/2012/05/tema-4-economía-y-sociedad-siglo-xix.pdf

FUENTE (secundaria) Nº 2.2

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FUENTE (primaria) Nº 2.3

Fuente: INE

FUENTE (primaria) Nº 2.4

Fuente: INE

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FUENTE (secundaria) Nº 2.5

Fuente: INE

FUENTE (secundaria) Nº 2.6

En poco más de un siglo, la esperanza de vida de los españoles ha aumentado en cincuenta años, hasta acercarse a los 80, y su altura media se ha incrementado en más de 12 centímetros, con lo que se sobrepasan ya los 175. Estos son dos de los ejemplos de la modernización demográfica de la sociedad española recogidos por la profesora titular de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Autónoma de Barcelona, Roser Nicolau, encargada de analizar esa evolución en la obra «Estadísticas históricas de España», de la Fundación BBVA. En 1870, la esperanza de vida no llegaba a los 30 años, diez años menos que en la mayoría de los países de la Europa Occidental, pero en la actualidad se sitúa en los 79,7, por encima de la media europea (83 para las mujeres y 76 para los hombres). Mientras, la altura media ha pasado de los 162,6 centímetros para los nacidos en 1875, a los 175,1 para los nacidos en 1980. Según recuerda la Fundación en un comunicado, la modernización demográfica comenzó en España en los últimos años del siglo XIX, varias décadas después de iniciada en las naciones más avanzadas. Los censos españoles de 1787 y de 1797 recogían a 10,4 millones de habitantes, una densidad de población muy por debajo de los niveles medios europeos. Para el año 1857 se alcanzaron los 15,5 millones de habitantes, pero el gran salto se produjo entre 1900 y 2001 (último censo), cuando se pasó de 18,6 a 40,7 millones de habitantes.

http://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/esperanza-vida-espana-aumento-50-anos-siglo_273580.html

FUENTE (secundaria) Nº 2.7 El modelo habitual de crecimiento demográfico en Europa tuvo su inicio en el siglo XVIII, con la desaceleración de la mortalidad (…) España siguió este modelo general de reducción de la mortalidad, tanto catastrófica como estructural, de menor tasa de natalidad y de una desaceleración del crecimiento de la población, pero con un retraso de casi un siglo. (…) Esto se debió fundamentalmente a las tasas de mortalidad insistentemente elevadas, de manera que, aunque España mantuvo una tasa de natalidad alta a lo largo del siglo XIX, su tasa de crecimiento demográfico fue menor a partir de 1850. Las epidemias persistieron en España más que en los países occidentales europeos más avanzados y no se erradicaron hasta el siglo XX (…) Pero la mortalidad catastrófica fue menos importante que la resistencia de la mortalidad ordinaria, y en especial la infantil, a disminuir sustancialmente hasta el siglo XX. (…) España entró en el siglo XX con tasas de mortalidad mucho más altas que las normales en otros países: 29 por ciento en 1900, frente a una media de 18 en Europa. La persistencia de las elevadas tasas de mortalidad a lo largo de todo el siglo XIX hizo que el crecimiento de la población de España fuera relativamente lento, a pesar de que las tasas de natalidad fueron altas para el nivel europeo. Entre 1858 y 1900 la tasa de natalidad fluctuó entre 33 y 40 por mil; España entró en siglo XX con la mayor tasa de natalidad del continente, después de la de Austria.

Adrian Shubert: Historia social de España (1800-1990).

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FUENTE (secundaria) Nº 2.8

FUENTE Nº (secundaria) 2.9

FUENTE (secundaria) Nº 2.10

A fines del siglo XVIII únicamente una reducida fracción de la población española –menos del 20%- vivía en ciudades. Cerca de la mitad residía en un medio estrictamente rural (municipios de menos de 2000 personas). En el transcurso del siglo XIX, la proporción de población urbana fue aumentando paulatinamente. En la segunda mitad (1860-1910), se produjo una cierta aceleración, gracias al empuje de las ciudades pequeñas (a menudo, capitales de provincia) y las dos mayores (Madrid y Barcelona).

Albert CARRERAS y Xavier TAFUNELL (coords.): Estadísticas Históricas de España, siglos XIX y XX. Bilbao, Fundación BBVA. 2005

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3. ¿Cómo eran esos pueblos y esas ciudades?

FUENTE (secundaria) Nº 3.1 Medidas de control contra la epidemia de cólera en 1835

Instrucción que la Junta de Sanidad de esta capital [Madrid] ha acordado se observe en las guardias de sus puertas. Artículo 1° Las puertas principales de entrada, que son las de Atocha, Toledo, Segovia, San Fernando y Alcalá, estarán abiertas desde el amanecer, y se cerrarán a las ocho de la noche. Artículo 2° Todos los portillos se mantendrán cerrados, y el de San Vicente será el único que permanecerá abierto durante el día, y se cerrará al anochecer; pero debiendo servir solamente para el tránsito de los individuos de la servidumbre de SS. MM. Y AA., Y para el de las lavanderas, no se permitirá entrar por él sino a estas y a aquellos y de ningún modo a los forasteros, ni tampoco a los Vecinos de Madrid: los unos y los otros entrarán por las puertas principales que en las horas prohibidas no se abrirán de manera alguna, a no ser para la entrada y salida de Correos ordinarios, y de los extraordinarios para el Rey, sus Ministros, o alguna otra Autoridad, lo que se verificará con todas las precauciones que reclama la seguridad de esta población.

Madrid, 22 de Septiembre de 1835. Por acuerdo de la Junta de Sanidad, Faustino Domínguez, Secretario

FUENTE (secundaria) Nº 3.2 Desarrollo urbano

En el último tercio del siglo XIX, el proceso de urbanización en España se acelera de manera notable, aunque desigual. Crecen espectacularmente ciudades como Bilbao, Barcelona y Valencia, mientras que otras, como Madrid, Zaragoza y Cartagena, lo hacen de manera más pausada. (…) La estructura material de la ciudad queda pequeña; se hace necesario un ensanche destinado a dar alojamiento a sus nuevas muchedumbres (...).

Jover Zamora, J. M.: "La época de la Restauración Panorama político-social 1875-1902” en Tuñón de Lara, M. (dir.): Historia de España. vol. VIII, Barcelona, Labor, 1983, pag. 323 y ss.

FUENTE (secundaria) Nº 3.3 Ensanches

Los ensanches datan de finales del siglo XIX, en plena Revolución industrial, cuando el crecimiento demográfico y las nuevas actividades industriales, que necesitaban gran cantidad de terreno, obligaron a la actuación urbanizadora sobre los terrenos rústicos en los extramuros de la ciudad, toda vez que las antiguas murallas que constreñían las poblaciones habían perdido su función militar. Este crecimiento permitió adaptar las ciudades a los nuevos medios de transporte como el ferrocarril a la par que se trataba de solucionar los problemas de salubridad e higiene que presentaban muchas poblaciones. El principal ensanche ejecutado en España es el de Barcelona obra del ingeniero Ildefonso Cerdá, que fue aprobado en el año 1859. Desde mediados del siglo XIX Barcelona tenía problemas de masificación en la ciudad histórica y tenía una acuciante necesidad de ganar nuevos espacios.

http://es.wikipedia.org/wiki/Ensanche_de_poblaciones_en_España

FUENTES (primarias) Nº 3.4

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Ensanche de Barcelona. Plan de los alrededores de la ciudad de Barcelona y del proyecto para su mejora y ampliación, 1859.

http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ensanche_-_eixample_-_Barcelona.jpg

FUENTE (secundaria) Nº 3.5 Reforma urbana de Málaga

El puerto parece haber sido el principal elemento articulador del primer crecimiento en superficie de Málaga, el barrio de La Malagueta y el Ensanche de Heredia, que se ubicaron a uno y otro lado del espacio portuario. Entre ambas piezas urbanas se reordenó el frente marítimo a partir de dos paseos: uno algo separado de la línea de costa, la Alameda Hermosa, inaugurada en 1785 y convertida en el espacio malagueño burgués por excelencia durante todo el siglo XIX, otro sobre el mismo borde litoral y abierto al mar, el del Parque, ribeteado por los principales edificios institucionales (la Aduana, el Ayuntamiento, Correos y Telégrafos). La reforma se completó con la apertura de varias vías perpendiculares a aquéllos, más anchas y rectas, para unirlos al casco medieval; entre otras la Calle del Marqués de Larios (1891), un excelente ejemplo de la urbanística haussmanniana, que enlazaba la Plaza de la Constitución con el Paseo de la Alameda y la Plaza de la Marina, la “gran puerta” del frente portuario (Figura 12).

Figura 12. Proyecto de remodelación del puerto, 1880 (arriba) y del espacio urbano portuario (Joaquín de Rucoba) de Málaga, 1897 (debajo).

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Málaga.

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FUENTE (primaria) Nº 3.6

http://curiososincompletos.wordpress.com/2012/02/05/vestigios-de-la-industrializacion-malaga-desconocida/

FUENTE (secundaria) Nº 3.7

http://www.laporte.es/La_Industria_del_XIX.html

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FUENTES (primarias) Nº 3.8

FUENTE (primaria) Nº 3.9 Reformas urbanas

Trataba luego de la necesidad de romper, nivelar y ensanchar varias calles y plazas, adornando estas con el plantío de arbustos y flores, a imitación de los squares de Londres; -la reforma del empedrado, que era entonces pésimo y formado con guijarros de pedernal desiguales y con el arroyo en el centro de la calle, sustituyéndole por la forma convexa, con vertientes a los lados, y la colocación de aceras algún tanto elevadas, según yo había observado en París, Londres y otras capitales, y hasta en la misma Barcelona. -La sustitución de los mezquinos farolillos del alumbrado público por un buen sistema de reverberos (el gas no era todavía accesible por su gran coste, y de él sólo se habían hecho ligeros ensayos en las fiestas del nacimiento y de la jura de la Princesa). -Insistí también en la reforma completa de la numeración de las casas, que ya había propuesto en el Manual, adoptando el sistema de los números paras a la derecha e impares a la izquierda, para evitar la absurda confusión del establecido desde 1750, dando vuelta a las manzanas de las casas. -La fijación de nuevas lápidas claras y consistentes con el nombre de cada calle a la entrada y salida de ella, y la variación de muchos nombres duplicados y aun triplicados, ridículos y hasta obscenos, sustituyéndolos con los de hechos históricos y personajes notables del país. -La limpieza diaria -que entonces era semanal- de dichas calles, y la supresión de los basureros de los portales (…).

MESONERO ROMANOS: Memorias de un setentón natural y vecino de Madrid. 1880

FUENTE (primaria) Nº 3.10 Vivienda obrera

Es preciso entrar en estas habitaciones para formarse una idea de su insalubridad (…) Apenas se encuentra una de estas chozas con ventilación, con embaldosado, con fogones ni hogares, ni aun con chimeneas para la salida de los humos, ni localidad sino para un matrimonio con sus dos hijos pequeños, pues bien en estas pocilgas suelen habitar 3, 4, 5 familias, con 18 ó 24 personas de ambos sexos (...) Si con arreglo a la ordenanza municipal no se consintieran en estas pocilgas más personas que las que permiten los cuarenta pies superficiales por cada una, no podrían exigir los propietarios el exorbitante arriendo que sacan (...) y con semejante tráfico descuidan mejorar los edificios, seguros de que la reedificación no les produciría una ganancia tan usuraria.

Su Ermitaño. Reseña histórica de Chamberí. (Madrid, 1852)

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FUENTE (primaria) Nº 3.11 Barrios obreros

Los barrios de Madrid donde preponderan los obreros carecen de limpieza, de higiene y de toda clase de condiciones para ser habitados, sin dejar de hallarse en continuo peligro la salud y la vida de sus moradores. Visítense detenidamente la mayor parte de las casas de muchas calles, como las del Amparo, Ventorrillo, Santiago el Verde, Mira el Sol, Peña de Francia, Rodas, Chopa, Águila, Travesía de las Vistillas…, distribuidas en diferentes distritos, y se verá hasta qué punto se hacinan aquí las gentes en miserables cuartuchos. Hay bastantes habitaciones, compuestas por dos piezas, donde están amontonadas cuatro o cinco personas, y muchas de una sola pieza para alojar el mismo número de individuos.

Informe de Enrique Serrano Fatigati a la Comisión de Reformas Sociales. 1890

FUENTE (primaria) Nº 3.12 Vivienda burguesa

La casa era tal, que sólo pocas familias de reconocida opulencia podían tenerla semejante en aquellos tiempos matritenses en que sobre la vulgaridad del gran villorrio empezaba a despuntar la capital moderna; y esta la constituyen, no sólo las anchas vías y espaciosos barrios, sino también, y más principalmente aún la comodidad y aseo de los interiores. Los amigos de Caballero vieron asombrados el magnífico cuarto de baño que supo instalar aquel hombre extravagante venido de América; se pasmaron de aquella cocina monstruo que además de guisar para un ejército, daba agua caliente para toda la casa; admiraron las anchas alcobas trasladadas de los recónditos cuchitriles a las luces y al aire directo de la calle; advirtieron que las salas de puro ornato no robaban la exposición de mediodía a las habitaciones vivideras, y se asustaron de ver el gas en los pasillos, cocina, baño, billar y comedor; y otras muchas cosas vieron y alabaron que omitimos por no incurrir en prolijidad. […] Pero lo que más entretuvo a las señoras fue la cocina, un grandísimo armatoste de hierro, de pura industria inglesa, con diversas chapas, puertas y compartimientos. Era una máquina portentosa. «No le faltan más que las ruedas para parecer una locomotora», -decía el entendido Bringas abriendo una y otra puerta para ver por dentro aquel prodigio. […] Pasaron luego al cuarto del baño, otra maravilla de la casa, con su hermosa pila de mármol y su aparato de ducha circular y de regadera. Rosalía dio un chillido sólo de pensar que debajo de aquel rayo se ponía una persona sin ropa, y que al instante salía el agua. Cuando Caballero dio a la llave y corrieron con ímpetu los menudos hilos de agua, todas las mujeres, incluso Doña Cándida, y también Bringas, gritaron en coro. «Quita, quita -dijo Rosalía-, esto da horror».

Benito Pérez Galdós: Tormento.1884

FUENTE (primaria) Nº 3.13 Casa obrera y Casa burguesa

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4. ¿A qué se dedicaba la gente?

FUENTE (secundaria) Nº 4.1

Demos. Ciencias Sociales, Geografía e Historia. 4º ESO. Vicens Vives

La sociedad española en 1860. PROFESIONES Y OFICIOS. POBLACIÓN ECLESIÁSTICOS Y RELIGIOSOS. 63.300

EMPLEADOS 63.000

EJÉRCITO 158.000 CATEDRÁTICOS Y MAESTROS 26.600

ABOGADOS, NOTARIOS, ETC. 19.500

PROPIETARIOS (rentistas) 1.466.000 ARRENDATARIOS 510.000

DEDICADOS AL COMERCIO 72.000 FABRICANTES 13.500

ARTESANOS 665.000

JORNALEROS DE FÁBRICAS 154.000 JORNALEROS DEL CAMPO 2.400.000

SIRVIENTES 818.000

POBRES DE SOLEMNIDAD 260.000 Población española total en 1860 según el censo oficial: 15.645.072 habitantes (fuente: INE)

FUENTE (secundaria) Nº 4.2

FUENTE (secundaria) Nº 4.3 Jornada de trabajo

Los censos del siglo XIX clasifican como inactivas a muchas personas que sí trabajaban. Por ejemplo, según el censo de 1860, el primero que recoge las ocupaciones, de los cerca de 15.700.000 habitantes sólo 4.300.000 tenían una ocupación. ¿Es creíble una tasa de actividad calculada a partir de esta cifra? La española era una sociedad pobre, de trabajadores con salarios miserables, sin pensiones de vejez ni escolarización obligatoria, que mandaban a trabajar a sus hijos en cuanto tenían seis o siete años. No es creíble que trabajara menos de un tercio de la población. La

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conclusión es que, aunque los censos son muy valiosos para conocer el número de habitantes y sus edades, su estado civil y su lugar de residencia, lo son poco para saber quiénes trabajaban y a qué se dedicaban. Para el estudio de la actividad es también importante conocer la intensidad del trabajo: cuántos días al año se trabajaba y cuántas horas al día. En ambos casos, la diversidad de situaciones era mucho mayor en el siglo XIX que en la actualidad y por tanto es muy difícil hacer afirmaciones generales. En muchas ocupaciones es posible que se trabajara menos días al año que en la actualidad. Aunque no había vacaciones pagadas, y en algunas ocupaciones ni descanso dominical, había constantes periodos de inactividad debido a la irregular llegada de las materias primas a las fábricas, las oscilaciones en las ventas, los ciclos de los cultivos, las condiciones meteorológicas, etc. Es cierto también que los trabajadores no podían permitirse perder el jornal en estos periodos de inactividad forzosa y buscaban actividades complementarias, aunque fuera de subsistencia, como cazar o pescar, recoger leña, cultivar un huerto o fabricar en casa algo que se pudiera vender luego o lavar ropa por encargo. La productividad por hora o día trabajado, en cualquier caso, era mucho menor que en la actualidad, porque la formación y cualificación de los trabajadores era muy inferior y porque se trabajaba en general con técnicas poco intensivas en capital. La urbanización y la industrialización, con el fuerte disciplinamiento de la fuerza de trabajo que trajo consigo, supusieron una fuerte intensificación del trabajo: más horas por día y más días y meses por año. La reducción de la jornada de trabajo será una de las principales reivindicaciones de los trabajadores europeos en las últimas décadas del siglo, concretándose en ocho horas a partir del Congreso de Génova de la I Internacional (1866), que en España no se consiguieron hasta 1919 (lo que no significa que se cumpliera, como tampoco se cumple en nuestros días). Si la jornada de trabajo en la agricultura era la tradicional “de sol a sol”, es decir, menor en invierno y mayor en verano, en la industria la aparición de máquinas, calderas de vapor y hornos que no se apagaban y había que amortizar, y de fábricas con luz (de mecha, gas o eléctrica) que permitía trabajar de noche, había alargado las jornadas hasta las 12 y 13 horas en el textil, y más en sectores como el comercio. El cuestionario elaborado por la Comisión parlamentaria de Reformas Sociales en 1883 incluye un grupo de preguntas (de la 85 a la 92) sobre las horas de trabajo. De La Coruña se responde que “en la industria salazonera se trabaja desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche”; en El Ferrol: “trabaja el obrero en verano desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche, sin más descanso que el de una hora para almorzar y dos para comer”, y en invierno “desde que amanece hasta que anochece, con el solo descanso de una hora para comer. Además, en algunas industrias, después de media hora de descanso al anochecer, vuelve a trabajar en lo que llaman velada, que dura hasta las ocho de la noche.” En Linares (Jaén): “el obrero agrícola y los albañiles trabajan de sol a sol, descansando de doce a una para comer, y un cuarto de hora o más de ocho a nueve de la mañana para tomar un ligero almuerzo...En las fábricas de fundición de hierro trabajan nueve horas en el invierno y diez en el verano...El dependiente de comercio trabaja en Linares en el mostrador catorce horas en los días laborables y cinco en los festivos...”. En la fábrica de fósforos de Cascante, en Navarra: “las obreras entran en verano a las cinco, y en invierno de seis a siete de la mañana; salen para comer de doce a una de la tarde, vuelven a esta hora y se marchan cuando concluyen la tarea, y lo efectúan antes o después, según su aplicación o ligereza.” En Oviedo: “Trabájase ordinariamente durante doce horas, descansando media para almorzar y una en el invierno y dos en el verano para comer. Los ebanistas, tallistas, sastres y zapateros emplean más tiempo, porque velan o trabajan dos o tres horas por la noche durante la cruda estación. En algunas industrias suelen trabajar medio día el domingo.”

CARMEN SARASÚA: "Trabajo y trabajadores en la España del siglo XIX", en Historia Económica de España, siglos XIX y XX, ed. por A. González Enciso y J. M. Matés Barco, Ariel, 2006

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5. ¿Cómo se divertía la gente?

FUENTE (primaria) Nº 5.1 Una tarde en el Madrid de 1843

«A las cinco vuelve la animación, que va en aumento en las horas posteriores. Entonces ya se prescinde en general de todas las condiciones; los toros, las meriendas y volatines ofrecen diversiones a todas las clases; en el Prado luce la sociedad elegante, los brillantes trenes y la esmerada compostura; la multitud, esparciéndose fuera de las puertas, busca los paseos adecuados a sus gustos. Todos permanecen en ellos hasta que la noche se acerca; y mientras que unos se retiran a sus modestas habitaciones asentarse a sus puertas y cantar al son de su guitarra o la de los músicos ciegos, otros pueblan los cafés y los billares. Las tertulias o pequeñas reuniones de confianza ofrecen entretanto su sencilla franqueza, y los teatros, liceos y casinos, el punto de reunión de las gentes de buen tono. La multitud va disminuyendo en las calles; los barrios apartados permanecen solitarios y sólo los del centro ofrecen todavía vida hasta después de cerrados los teatros. La mayor parte vuelve a sus casas a disfrutar del reposo; pero otra parte prolonga la vida que hurtaron al día, ostentando en tertulias elegantes sus estudiados adornos, o arruinándose en juegos reprobados.»

Ramón Mesonero Romanos: Manual de Madrid, Madrid, 1843, p. 1 17.

FUENTE (secundaria) Nº 5.2 Vida social de las clases acomodadas y de las clases populares

Demos. Ciencias Sociales, Geografía e Historia. 4º ESO. Vicens Vives

FUENTE (primaria) Nº 5.3 La taberna, espacio de sociabilidad de las clases populares

Autores que lo han estudiado detenidamente señalan tres causas al arraigo del vicio [del alcoholismo] en la clase obrera: la disgregación de la familia; la lucha por el trabajo; la innata tendencia a la sociabilidad. La industria moderna retiene a los miembros de la familia durante todo el decurso del día, y en aquel hogar vacío congréganse sólo por las noches, viéndose obligados a hacer sus comidas en la taberna, en la cantina próxima, donde el bajo precio y la constante solicitud hace que escancie hoy vino, mañana aguardiente y adquiera en el decurso del tiempo hábitos alcohólicos. Quiere olvidar en la taberna la realidad de todos los días. ¿A un hombre —dice Leyret— que pena diez o doce horas en el esfuerzo y el sudor vamos a exigirle que hable y medite sobre historia, filosofía y literatura? ¿Qué placer puede ofrecerse [...]? ¿Cuál si no es la taberna, donde con la ayuda de algunos vasos se elevará fuera de la realidad opresiva, evadiéndose un momento de la vida de sufrimientos y privaciones que arrastra? Y en su natural tendencia a la sociabilidad que se descubre en todas las clases sociales, busca en la taberna el solaz y la distracción del grupo de amigos y conocidos.

DE ELEIZEGUI, J.: Nociones de higiene industrial. Hacia 1900.

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6. ¿Cómo era la educación en el siglo XIX?

FUENTE (primaria) Nº 6.1 Analfabetismo

Centenares de pueblos hay también en nuestras provincias, en que a duras penas se encuentra quien sepa leer, quien entienda una escritura simple de un contrato verbal, quien pueda hacer un testamento cerrado, quien sea capaz de enterarse por sí mismo de las providencias superiores, de sus títulos de propiedad, ni de las actuaciones judiciales concernientes a sus derechos privados.

«Instrucción pública», Diario de la Administración, 8, 8-1-1834, p. 30. Se trata de la presentación de un escrito de Serapio Vicedo y Zamora «Sobre la posibilidad de generalizar la instrucción pública».

FUENTE (secundaria) Nº 6.2

JEAN-LOUIS GUEREÑA: Analfabetismo y alfabetización en España (1835-1860). Revista de Educación, nº 288, 1989

FUENTE (secundaria) Nº 6.3

NARCISO DE GABRIEL: Alfabetización, semialfabetización y analfabetismo en España (1860-1991)

FUENTE (primaria) Nº 6.4 La enseñanza primaria

Número de escuelas. El número de escuelas primarias de todas clases (párvulos, elementales, superiores, adultos), que en 1855 era de 16.709 públicas y 4.034 privadas, ha llegado en 1894 a 25.115 y 5.920 respectivamente, o sea un total de 31.035 (Gaceta, 26 Marzo, 1895). Siendo la población de España, según el censo de 1887, de 17.667.256 habitantes, corresponde una escuela, tanto pública como privada, por cada 569,27 habitantes. (…) Enseñanza gratuita. La enseñanza primaria es, desde la ley de 1857, gratuita para los niños que no puedan pagarla,

(%)

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cuya lista forma el Ayuntamiento de cada localidad. Los otros pagan una retribución semanal o mensual. Obligatoria. Según la misma ley, es además obligatoria para los niños de 6 a 9 años. Los padres de familia y los tutores están obligados a enviar a sus hijos comprendidos entre estas dos edades a una escuela pública o a una privada, o a darles enseñanza en sus casas, bajo la multa de 2 a 20 reales (0,50 a 5 pesetas). Pero, a pesar de las multas establecidas por la ley, del Código penal de 1870 que las confirma, y de disposiciones posteriores, como el decreto de 23 de Febrero de 1883, para hacer efectiva la obligación, ésta es puramente teórica; y como, por otra parte, el número de escuelas y el de maestros son insuficientes, así como la capacidad de los locales que hoy existen, se comprende que ni los Ayuntamientos ni el Gobierno quieran insistir con rigor para lograr el cumplimiento de aquélla. Asistencia escolar. Según el censo de 1887, hay en España niños de 3 a 12 años (la edad obligatoria para la escuela elemental es de 6 a 9 años; pero hay que contar con las escuelas de párvulos, con las superiores y con la necesaria y efectiva ampliación de la edad) 3.794.952. Y, según los últimos datos oficiales publicados en la Gaceta de 26 de Marzo de 1895, hay alumnos inscritos en las escuelas públicas, 1.104.779, y en las privadas, 251.357, o sea, un total de 1.356.136. Queda, pues, una diferencia de 2.438.816 niños sin asistir a las escuelas públicas ni privadas.

FUENTE: Manuel B. Cossío: La enseñanza primaria en España. Madrid, Fortanet, 1897, pp. 42-43.

FUENTE (secundaria) Nº 6.5 Analfabetismo: Comparación por países

http://www.historiacontemporanea.com/pages/bloque2/inglaterra-y-francia-en-la-epoca-del-liberalismo/mapas_y_cuadros/analfabetismo

FUENTE (primaria) Nº 6.6 Ley regulando el trabajo infantil

Artículo 1º Los menores de ambos sexos que no hayan cumplido diez años, no serán admitidos en ninguna clase de trabajo. Art. 2º Serán admitidos al trabajo los niños de ambos sexos, mayores de diez y menores de catorce años, por tiempo que no excederá diariamente de seis horas en los establecimientos industriales, y de ocho en los de comercio, interrumpidas por descansos que no sean en su totalidad menores de una hora.

Ley regulando el trabajo de las mujeres y de los niños, 13 marzo 1900. Colección Legislativa de España, t. V, vol. I, núm. 93.

FUENTES (primarias) Nº 6.7

Escuela rural La Tejedora, de Joan Planella. 1882 Niños mineros en el siglo xix

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7. ¿Había igualdad entre hombres y mujeres?

FUENTE (primaria) Nº 7.1 La condición de las mujeres

¿Cómo viven las mujeres hoy? ¿Qué son para nosostros los hombres? Si la mujer pertenece a la clase alta, es un senclllo objeto de lujo con unos derechos muy restringidos. Lectura, escritura, un poco de historia y geografía, pintura, un par de idiomas, música, baile, unas nociones de costura y una gran dosis de religión. De ahí no pasa. Con esto tiene suficiente para lucir en los salones de contratación de matrimonios (...) se le perdonará que olvide lo poco que ha aprendido en la escuela, pero no se le perdonará que deje de vestir a la última moda. De una gran señora se dice siempre: "viste muy bien", “es muy elegante", pero pocas veces puede decirse que es inteligente (...). Es cierto que las leyes le dan el derecho de heredar y poseer bienes, pero en muchos casos no puede disponer de ellos sin el consentimiento del padre o el marido. (...) Tristísima es la condición de la mujer obrera (...). Apenas acaba de salir de la cuna que ya se ocupa de las tareas domésticas o de ir al taller. ( ...) Y allí cose, teje, padece y se agota, y suda sangre y agua, debilitando su organismo durante diez o más horas para llevar al final de la semana unas monedas que no son suficientes ni para pagar al médico o al boticario, que curen las enfermedades contraídas durante el trabajo. (...) Añadid a todas estas miserias de orden económico las amarguras de su condición moral y el abandono intelectual que padece, tanto si es pobre como rica, y no digamos si la mujer es esclava de un esclavo. (. ..) Ella nada sabe de sus derechos, sobre ella sólo recaen deberes (...). Deberes de sumisión, deberes de obediencia, deberes de resignación, deberes de hija, deberes de esposa, deberes de madre, siempre deberes y más deberes.

"A las mujeres". Conferencia de José F. Prat dirigida al Centro Obrero de Barcelona. (1903)

FUENTE (primaria) Nº 7.2 La condición de las mujeres

En las relaciones de familia, en el trato del mundo, ¿qué lugar ocupa la mujer? Moral y socialmente considerada, ¿cuál es su valor? ¿Cuál su puesto? Nadie es capaz de decirlo (…) Si dejando las costumbres pasamos a las leyes, ¿qué es lo que ven nuestros ojos? ¡Ah! Un espectáculo bien triste. Las condiciones de la ley pesan sin lenitivo alguno sobre la mujer desdichada. (…) las leyes civiles consideran a la mujer como menor si está casada, y aun no estándolo, le niegan muchos de los derechos concedidos al hombre. Si la ley civil mira a la mujer como un ser inferior al hombre, moral e intelectualmente considerada, ¿por qué la ley criminal le impone iguales penas cuando delinque? ¿Por qué para el derecho es mirada como inferior al hombre, y ante el delito se la tiene por igual a él? (...) Es monstruosa la [diferencia] que resulta entre la ley civil y la ley criminal; la una nos dice: "Eres un ser imperfecto, no puedo concederte derechos". La otra: "Te considero igual al hombre y te impongo los mismos deberes; si faltas a ellos, incurrirás en idéntica pena".

CONCEPCIÓN ARENAL: La mujer del porvenir, 1881.

FUENTE (secundaria) Nº 7.3 Desigualdad salarial

Jornales en pesetas

Hombres Mujeres

Máximo Medio Mínimo Máximo Medio Mínimo

Barcelona Regional 6.89 4.05 1.40 3.46 2.34 1.21

Zona norte 7.04 3.59 0.94 3.26 2.06 0.84

Zona sur 5.45 3.85 2.25 3.30 2.33 1.56

Gerona 3.97 3.18 2.26 1.80 1.49 1.29

Tarragona 3.97 3.27 1.70 1.70 1.20 0.75

Balcells, A.: Condiciones laborales de la obrera...1972, extraído de la Inspección de Trabajo de 1913. (En http://nuestrahistoriabachillerato.files.wordpress.com/2012/09/documentos-historia-de-españa.pdf)

FUENTE (primaria) Nº 7.4 Desigualdad salarial

El asunto a que nos referimos es importantísimo, como que afecta a la inmensa mayoría de la mitad del género humano: trátase de una de las mayores o más graves injusticias que se cometen, y que, como la gangrena, corroe y devora las entrañas de la sociedad; del escandaloso desnivel que resulta de la falta de proporción y de equidad con que se distribuyen los jornales entre los individuos de ambos sexos, pertenecientes a la clase proletaria, de cuya desproporción y falta de equidad palpamos continuamente las más terribles y desastrosas consecuencias, que, a pesar nuestro, nos arrancan un grito de dolor: [...] Comparad, si no, el máximum de los jornales dados a las mujeres, con el mínimun de los que se dan a los hombres y considerad si la enorme diferencia que resulta no es la más irritante de las injusticias, [...] Nuestros deseos se limitan por ahora a que se tengan en cuenta la utilidad y la índole del trabajo de la mujer; para dilucidar si es o no digno de alternar y competir con el del hombre, y una vez resuelta la cuestión por la afirmativa, que sea recompensada en los mismos términos que aquél, y no se nos arguya que es pretender un imposible, toda vez que el desarrollo y la fuerza inteligente de la mujer son

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en todos los casos inferiores a las del hombre; esta hipótesis es de todo punto inexacta y absurda; nosotras no vacilamos en rechazarla.

El Nuevo Pensil de Iberia. Cádiz, n° 71, 10 de diciembre de 1857, pp. 1-3, I.

FUENTE (primaria) Nº 7.5 La educación de las mujeres

No puede, en rigor, la educación actual de la mujer llamarse educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión. (…) Aspiro, señores, a que reconozcáis que la mujer tiene destino propio; que sus primeros deberes naturales son para consigo misma, no relativos y dependientes de la entidad moral de la familia que en su día podrá constituir; que su felicidad y dignidad personal tienen que ser el fin esencial de su cultura, y que por consecuencia de ese modo de ser de la mujer, está investida del mismo derecho a la educación que el hombre, entendiéndose la palabra educación en el sentido más amplio de cuantos puedan atribuírsele. (…) Propongo que (…) se gestione con incansable actividad el reconocimiento del principio anterior, llevándolo a la realidad, y abriendo a la mujer sin dilación libre acceso a la enseñanza oficial, y como lógica consecuencia, permitiéndola ejercer las carreras y desempeñar los puestos a que le den opción sus estudios y títulos académicos ganados en buena lid.

Emilia Pardo Bazán: La educación del hombre y de la mujer. Sus relaciones y diferencias. 1892.

FUENTE (secundaria) Nº 7.6 Desigualdad

“La mujer casada no disponía de autonomía personal o laboral, tampoco tenía independencia económica y ni tan siquiera era dueña de los ingresos que generaba su propio trabajo. Debía obedecer al marido, necesitaba su autorización para desempeñar actividades económicas y comerciales, para establecer contratos e, incluso, para realizar compras que no fueran las del consumo doméstico. La ley tampoco reconocía a las trabajadoras casadas la capacidad necesaria para controlar su propio salario y establecía que éste debía ser administrado por el marido. El poder del marido sobre la mujer casada fue reforzado, además, con medidas penales que castigaban cualquier transgresión de su autoridad: por ejemplo, el Código Penal estableció que la desobediencia o el insulto de palabra eran suficientes para que la mujer fuera encarcelada. Asimismo, el doble estándar de moral sexual le permitía al hombre mantener relaciones sexuales extra-matrimoniales y se las prohibía de forma tan tajante a la mujer que las diferencias quedaron explícitamente manifiestas en la legislación relativa al adulterio y a los crímenes pasionales. El Código Penal establecía que si el marido asesinaba o agredía a la esposa adúltera o al amante de ésta, al ser sorprendidos, sólo sería castigado con el destierro durante un corto espacio de tiempo. En la misma situación, las penas impuestas a la mujer eran mucho más severas: al ser considerado parricidio el asesinato del marido, la sentencia era siempre prisión perpetua.”

NASH, Mary y TAVERA, Susana: Experiencias desiguales: conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX).Ed. Síntesis. Madrid, 1995

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8. ¿Qué clases sociales se distinguían en la España del siglo XIX?

FUENTE (secundaria) Nº 8.1 Clases sociales

http://joseluistrujillorodriguez.blogspot.com.es/2012/11/la-sociedad-de-clases-y-la-revolucion.html

FUENTE (secundaria) Nº 8.2

FUENTE (secundaria) Nº 8.3

Condiciones de vida de los trabajadores

Las condiciones de vida de las clases trabajadoras en la España de fin de siglo nos son conocidas a través de los Informes de la Comisión de Reformas Sociales –creada por Real Decreto de 5 de diciembre de 1883- y de testimonios de numerosos autores. En conjunto, los niveles de salarios no llegan a cubrir los gastos mínimos de subsistencia de una familia obrera.

Salarios en Barcelona (1900): Albañiles 16 reales diarios Carpinteros 16'75 reales diarios Mecánicos 17 reales diarios Peones 10 reales diarios

Tomando como referencia el presupuesto de alimentación de primera necesidad, bacalao, pan, patatas, judías, huevos, aceite y vino, de una familia de cuatro personas, los gastos se elevan a 14,50 reales... “Quedaban pocos cuartos para atender a las necesidades de indumentaria y habitación. No comer carne más que en las fiestas señaladas, ayudarse con el trabajo de la mujer y los hijos, malvivir en un rincón de un piso realquilado, tales

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parecen ser las condiciones en que se cierra el ochocientos para el obrero en Cataluña. Y si los negocios van mal, entonces sobreviene el paro forzoso y la miseria” (V.Vives).” (…)

Gastos diarios en general para una familia obrera campesina de 4 miembros: Alimentación (pan y aceite) 1,32 Ptas. Cuarto-habitación 0, 11 Ptas. Botica y médico 0,04 Ptas. Vestido 0,20 Ptas. Suma total del gasto diario 1,67 Ptas.

Suponiendo, además, que tuviera trabajo todos los días del año y gana un jornal de 1,75 Ptas. le quedarían 0,08 céntimos diarios, que hacen una suma total de 29,20 Ptas. Con las cuales tendría que hacer frente a otra serie de gastos, como son: otros alimentos indispensables, provisión de leña, lavado de ropas, composturas, compra de herramientas de labranza, etc. Este pequeño superávit, tan exiguo, se obtiene suponiendo que trabajara durante 365 días y que cobrara siempre 1,75 Ptas. diarias, cosas ambas que no se daban en realidad, con lo que se hacía imposible la satisfacción del escaso número de necesidades que enuncio.

Romeu, F.: Las clases trabajadoras en España, Madrid, Taurus, 1970

FUENTE (secundaria) Nº 8.4

http://www.kalipedia.com/

FUENTE (primaria) Nº 8.5 La cuestión social

¿Creéis que el hombre posee ya todas las garantías a que tiene derecho? (...) Y en el dominio de la producción, Juan, que es jornalero y representa en la sociedad la clase más útil y numerosa, ¿con qué garantías cuenta el infeliz para asegurar el pan a su familia y evitar que en los rigores del invierno caiga con él en una miseria afrentosa?, ¿para saborear esos derechos que por mofa parece que le dais? ¿No es en verdad un insulto decir al hombre que pasa un día y otro día, un mes y otro mes, un año y otro año, hiele, llueva, nieve o el sol del estío abrase, siempre inclinado hacia la tierra, deformando su cuerpo, corrompiendo sus costumbres, desgastando su actividad, y al que por castigo de un trabajo de tanta importancia lo condenáis al suplicio de oír los gritos penetrantes de su esposa y de sus hijos que piden vestido o alimento; no es un insulto, repito, decir a este desgraciado: " Puedes cocer el pan donde te dé la gana, matar la caza que viva de tus tierras, aspirar como otro cualquiera a los altos puestos del Estado; ya todos somos iguales...? Y esos obreros, bravos peones de la industria que crean las maravillas que os asombran (...) que doman el hierro, los metales y las masa calcáreas (...) ¿qué garantía os deben para evitar que la semana próxima, (...), por una crisis de las mil que produce vuestra fatal organización económica (...) tengan que cruzarse de brazos, asistir impotente a los lloros de sus familias...?. ¿Aquí concluyen sus derechos? ¿Aquí su libertad?

Cámara, S. La cuestión social. 1849

FUENTE (primaria) Nº 8.6 Deigualdad: Esperanza de vida

Esperanza de vida según clase social y sexo Clase rica Clase menestral Clase jornalera Varones 38.33 25.44 19.68 Mujeres 34.11 24.90 27.43

Figuerola, L: Estadística de Barcelona, 1849

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FUENTES (primarias) Nº 8.7 Desigualdad: modos de vida

Sorolla. Playas de Valencia por la tarde Sorolla. Paseo por la playa

FUENTE (secundaria) Nº 8.8 Condiciones de vida de los trabajadores

Las condiciones de vida de los trabajadores no mejoraron con la misma rapidez ni intensidad que lo hicieron los beneficios que dejaba su trabajo. Mientras la riqueza y la ostentación de la nueva burguesía crecía, los trabajadores recién llegados a las ciudades tardarían más de un siglo en disponer de unas condiciones de vida dignas, como reflejan sus reivindicaciones y los informes de los técnicos del Estado y corroboran numerosos testimonios literarios y periodísticos. Si las condiciones de vida de los trabajadores eran pésimas (hacinamiento, viviendas sin agua corriente ni luz eléctrica, mala alimentación, malas condiciones higiénicas, falta de escuelas...), las de trabajo dentro de las empresas en cuanto a salarios, horas de trabajo, días de descanso, cobertura médica por accidente o vejez, fueron siempre por detrás de las reformas europeas. A lo largo del siglo fue creciendo la preocupación de los políticos por la situación de los trabajadores, o más bien por la creciente conflictividad (huelgas, paros, rotura de maquinaria, sabotajes) que esta situación provocaba. Que los jornales que recibía la mayor parte de la población trabajadora eran de miseria lo prueba el hecho de que todos los cálculos de presupuestos sobre consumo concluyen que los jornales eran insuficientes no ya para mantener a una familia, sino en muchos casos para mantenerse el propio trabajador. Esto explica, a su vez, la muy débil capacidad de compra del mercado interno, y por tanto la escasa demanda de productos industriales y el atraso industrial del país. Los bajos jornales eran un problema especialmente grave en la agricultura, donde se les sumaba el problema de la fuerte estacionalidad de los cultivos y los pocos meses al año que se les contrataba. El hecho es que durante todo el siglo XIX y todavía en los años 20 y 30 del siglo XX (por no hablar de los 40 y 50), muchos campesinos y obreros vivían en España en la miseria más absoluta. El informe que en 1885 recibe la Comisión de Reformas Sociales sobre la provincia de Vizcaya afirma: “el obrero de Vizcaya, como todos los obreros españoles, come poco, malo y caro...El reducido catálogo de sus manjares lo forman el pan, el tocino, el bacalao y las sardinas, las legumbres y la hortalizas...”. Y en cuanto a la vivienda: “es frecuente el que se asocien dos y a veces tres familias para hacer vida común en una habitación en que buenamente no cabe una sola, de lo que se siguen males en que la moralidad padece tanto como sufre la salud.”

CARMEN SARASÚA: "Trabajo y trabajadores en la España del siglo XIX", en Historia Económica de España, siglos XIX y XX, ed. por A. González Enciso y J. M. Matés Barco, Ariel, 2006

FUENTE (primaria) Nº 8.9 El origen y la naturaleza de las desigualdades sociales desde el punto de vista de las clases dominantes

Pero entre tanto, existe el mal, existe hoy la miseria, existen las desigualdades, (…) y siempre habrá miseria, siempre: siempre habrá un bajo Estado, siempre habrá una última grada en la escala social, un proletariado que será preciso contener por dos medios: con el de la caridad, la ilustración, los recursos morales y, cuando éste no baste, con el de la fuerza. (…) Tengo la convicción profunda de que las desigualdades proceden de Dios, que son propias de nuestra naturaleza, y creo, supuesta esta diferencia en la actividad, en la inteligencia y hasta en la moralidad, que las minorías inteligentes gobernarán siempre al mundo, en una u otra forma.

Discurso de Cánovas del Castillo [entonces jefe del gobierno] en las Cortes. Sesión de 6 de noviembre de 1871. DSC.

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FUENTE (primaria) Nº 8.10 Primeras manifestaciones del movimiento obrero

Habiendo demostrado la experiencia que varios fabricantes tienden a sacrificar el precioso sudor de los trabajadores, rebajando los jornales hasta el deplorable extremo de no poder ganar ya lo indispensable y puramente necesario para la triste subsistencia: que se avienen una gran mayoría de fabricantes a la vez con el mismo objeto, sin otro motivo visto que sus miras de ambición (...) ha parecido oportuno a varios tejedores de algodón el establecimiento de una sociedad pública, capaz de atajar estos males, y cuyo objeto único y exclusivo sea la Mutua protección, fundada bajo las siguientes bases (...): OBLGACIONES 1º Todos los socios satisfarán desde el acto de la inscripción la módica cantidad de seis cuartos, o sean veinte y cuatro maravedises semanalmente cada uno, para los fines que más abajo se dirán. (...) 2º Cuando el amo de cualquier fábrica, o su delegado o mayordomo, intentare acortar el jornal a sus trabajadores, están obligados todos los que fueren socios y pertenezcan a la misma fábrica, a hacer la resolución de los trabajadores de abandonar el taller, si rebajare un solo maravedí, (..,) VENTAJAS 1ºLa Sociedad se obliga a mantener del fondo común al socio o socios que se quedaren sin trabajo (...) o al que fuere despedido. 2º Esta subsistencia será religiosamente dada a razón de seis reales vellón diarios. 3º Se obliga asimismo la Sociedad a buscar trabajo del mismo oficio al asociado, ya por medio de los comisionados y demás socios, ya poniendo cuantos resortes tenga a sus alcances: y cesarán los alimentos desde que se hallare colocado. (...)

Estatutos de la Sociedad de Mutua Protección de los tejedores de algodón (1843)

FUENTE (secundaria) Nº 8.11 HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA : SIGLOS XIX Y XX (Beatriz García García)

La España de fines del siglo XIX es fundamentalmente agraria. Sin embargo, en aquel cambio de siglo, el desarrollo de la industria en algunas de sus ciudades, generó una nueva clase social, la clase obrera, cada vez más consciente de su mísera situación y de la necesidad de la unión para mejorar sus condiciones laborales y, en definitiva, su calidad de vida. A partir de 1868 y hasta comienzos del siglo XX se intensifica la lucha y el movvimiento obrero entra en una de sus fases decisivas. En 1869, una asociación anarquista, seguidora de Bakunin, celebra su primer congreso. En 1870, se celebra el Primer Congreso Obrero en Barcelona. Las dos tendencias del movimiento obrero, en la línea de lo que ocurría en el escenario internacional, serían la anarquista, con los seguidores de Bakunin y Proudhon, y la socialista, con los seguidores de Marx. Dentro de esta última tendencia, nos encontramos con la fundación de la Unión General de Trabajadores (UGT), cuyo primer congreso se celebraría en Barcelona, en 1888. En él, entre otros objetivos, se defendió la necesidad de alcanzar la jornada de 8 horas y la huelga como arma fundamental de lucha del movimiento obrero. Por defender la jornada de 8 horas, se produjo el trágico suceso de Chicago en 1886, con una violenta represión policial que ocasionó la muerte de varios trabajadores, y en cuya memoria se dedicará en lo sucesivo la fecha del 1 de mayo, que, hasta el día de hoy, reivindica los derechos de los trabajadores y celebra los logros alcanzados por el movimiento obrero. En España, la primera celebración tiene lugar el 4 de mayo de 1890, en Barcelona, y en ella se reivindicó el descanso de 36 horas ininterrumpidas semanales y la erradicación del trabajo de los menores de 14 años.

http://pendientedemigracion.ucm.es/BUCM/cee/expo/0321.htm

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9. ¿Cómo se organizó políticamente el estado en la España del siglo XIX? ¿Cómo participaban políticamente los ciudadanos? ¿Existía democracia e igualdad?

FUENTE (secundaria) Nº 9.1 Evolución histórica del sistema electoral en España

En España el sistema electoral tiene una larga historia que se inicia a principios del siglo XIX, en circunstancias extraordinarias provocadas por la invasión del país por el ejército de Napoleón. El vacío de poder creado facilitó la convocatoria, por una Junta Central que encabezó la resistencia, de una asamblea nacional (las Cortes) en la ciudad-puerto andaluza de Cádiz, cuyos diputados venidos de todas las regiones de la metrópoli y de ultramar fueron elegidos por sufragio popular (según la "Instrucción para la elección de los diputados" de 1810 que fue unida a la convocatoria y que constituyó el primer embrión de ley electoral). Esta asamblea en su primera sesión se declaró soberana y constituyente, transformándose en el primer parlamento moderno de la historia española que concluyó con la promulgación de la Constitución de 1812, texto de clara inspiración liberal (el termino liberal aplicado a la política toma internacionalmente su origen en el nombre que se dio al grupo de diputados progresistas en el parlamento reunido en Cádiz) y que siempre ha representado para los españoles el símbolo de las libertades políticas. (…) Tras su implantación en 1868, el sufragio universal estuvo interrumpido en varias ocasiones, que sumaron más de 60 años (1876-1890, 1923-1930, 1936-1977). Los procesos electorales de la monarquía liberal de finales del XIX y principios del XX se efectuaron en condiciones extraordinariamente anómalas. Entre 1868 y 1923 se celebraron 23 elecciones legislativas, cuyos resultados carecieron de representatividad alguna a causa del caciquismo y del monopolio parlamentario de los partidos dinásticos. Los fraudes, las manipulaciones y las irregularidades acuñaron los términos dar pucherazo, que se referían al conjunto de actividades por el que los procesos o los resultados de una elección se falseaban para ajustarlos a los propósitos del partido correspondiente.

José Ramón MONTERO, Francesc PALLARÈS: Los estudios electorales en España: un balance bibliográfico. Working Paper n.49. Barcelona 1992

FUENTE (secundaria) Nº 9.2 La Constitución de 1869. Liberalismo vs. Democracia

Liberalismo y democracia son dos ideologías distintas. El liberalismo pone límites al poder y preserva la libertad individual. La democracia afirma que el origen del poder viene del pueblo. Liberalismo y democracia son compatibles. El primero sustenta el Estado de Derecho; el segundo el Estado democrático. El credo democrático se resume en las ideas de libertad e igualdad sin exclusiones. Los demócratas intentaron llevar hasta sus últimas consecuencias el principio de la soberanía nacional que arranca del liberalismo gaditano y se explicita mediante el sufragio universal y la declaración de los derechos individuales y sociales. (…) Frente a la nación de propietarios, como explicita la Ley Electoral de 1837, los demócratas y republicanos oponen la nación de ciudadanos, basada en la soberanía popular, manifestada a través el sufragio universal. Querían también una transformación de la realidad política, social y económica de España.

Antonio MOLINER PRADA; Liberalismo y democracia en la España del siglo XIX: las constituciones de 1812 y 1869. 2010.

FUENTE (secundaria) Nº 9.3 Del sufragio censitario al sufragio universal (masculino)

La ley de 1878, restableció el sufragio restringido - limitado a un 5 por ciento aproximadamente de la población - y cambió la geografía electoral, al establecer una combinación de distritos uninominales rurales, con otros que elegían a varios diputados, y estaban formados por las principales ciudades y amplias zonas rurales de su entorno; por el contrario, el procedimiento electoral - que fácilmente podía ser controlado por los alcaldes, al ser los encargados de presidir las elecciones - siguió siendo el mismo. La ley de 1890 sólo cambió la extensión del sufragio multiplicándolo, en términos absolutos por seis, hasta alcanzar el 24 por ciento de la población. (…) Tanto la opinión contemporánea como la historiografía posterior, son unánimes al considerar que las elecciones no eran la base real del sistema, como proclamaba la Constitución. Las verdaderas claves eran la prerrogativa que tenía la Corona de designar al gobierno, y el control que éste ejercía sobre las elecciones. No eran las elecciones las que hacían los gobiernos, sino éstos, nombrados por el monarca, quienes hacían las elecciones. Todas las elecciones – con excepción de las celebradas en 1919, que tuvieron lugar en condiciones muy particulares – fueron ganadas por amplia mayoría por el gobierno que las convocó.

Carlos DARDÉ: El comportamiento electoral en España, 1875-1923. 1996

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FUENTE (secundaria) Nº 9.4

PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN EL PERIODO ISABELINO. AÑO CUERPO ELECTORAL VOTANTES

1839 381.853 246.291

1844 635.517 415.647

1846 99.149 64.630

1853 95.163 95.163

1854 696.420 484.551 1857 148.975 91.093

1863 170.417 103.394

1865 415.393 221.694

La población de España a lo largo de este periodo osciló entre los 13.378.389 habitantes de 1834, los 15.495.212 de 1860 y los 16.634.345 de 1877.

FUENTE (primaria) Nº 9.5 Discurso en contra de la ampliación del derecho de voto y en defensa del sufragio censitario durante el período isabelino

"Yo reconozco que debe haber una perfecta igualdad al concederse los derechos civiles. Yo reconozco que el último mendigo de España tiene los mismos derechos para que se respeten los harapos que lleva sobre sí, que el que puede tener un potentado para que se respeten los magníficos muebles que adornan su palacio ( ...), pero en los políticos no. Los derechos políticos no se conceden como privilegios a toda clase de personas…"

Discurso parlamentario del diputado moderado Calderón Collantes, 1844, en Historia de España de Menéndez Pidal, tomo XXXIV

FUENTE (primaria) Nº 9.6 El caciquismo. Corrupción del sistema parlamentario durante la Restauración

Cada región y cada provincia se hallaba dominada por un particular responsable, diputado o no, vulgarmente apodado en esta relación cacique, sin cuya voluntad o beneplácito no se movía una hoja de papel, [...]. Con esto, llegamos como por la mano a determinar los factores que integran esta forma de gobierno y la posición que cada uno ocupa respecto de los demás. Esos componentes exteriores son tres: 1º Los oligarcas (los llamados primates, prohombres o notables de cada bando, que forman su plana mayor, residentes ordinariamente en el centro); 2º Los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados por el territorio; 3º El gobernador civil, que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la nación. No, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, [...] eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la misma regla. (…) En las elecciones, dice, no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que, para dirigir desde él a las masas, les había sido entregado.

COSTA, JOAQUÍN: Oligarquía y caciquismo. 1903

FUENTES (primarias) Nº 9.7 Denuncias del falseamiento de las elecciones

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FUENTE (secundaria) Nº 9.8

http://entendiendolahistoria.blogspot.com.es/2012/10/esquema-del-funcionamiento-del.html

FUENTE (primaria) Nº 9.9 Fraude electoral durante la Restauración

Es muy triste considerar cómo se han hecho las últimas elecciones, con el menor número posible de electores, con bastantes resurrecciones de muertos y no pocas violencias y atropellos. Ya es costumbre que sólo voten los que de una manera u otra sacan partido de las amistades y servicios políticos, y la inmensa mayoría de la nación, mirando tan importante acto con desdén, se abstiene de tomar parte en él, segura de no alcanzar por procedimientos representativos el remedio de sus males. Por esto vemos que no hay gobierno que no saque mayoría en el número y forma que más le cuadra y desde que un bando político, cualquiera que sea, se entroniza en el Ministerio de Gobernación, ya puede estar seguro de que el país le ha de graciar con unas cámaras a su gusto.

Pérez Galdós, B.: “Política española”. Antología de artículos, 1884

FUENTE (primaria) Nº 9.10 El pucherazo electoral durante la Restauración

Lo mismo si el sufragio es universal que restringido, nunca hay más que un solo elector, el Ministro de la Gobernación. Éste con sus gobernadores de provincia y el innumerable ejército de empleados de todas clases (...) ejecuta y consuma las elecciones, de cualquier especie que sean, desde el fondo de su despacho, situado en el centro de Madrid. Para hacer las listas de electores se ponen en ellas algunos nombres verdaderamente perdidos entre una multitud de imaginarios y, sobre todo, de difuntos. La representación de estos últimos se da siempre a agentes disfrazados de paisano para ir a votar. El autor de estas líneas, ha visto repetidas veces que su padre, fallecido ya hace algunos años, iba a depositar su voto en la urna bajo la figura de un barrendero de la ciudad o de un sabueso de policía, vestido con traje prestado. ( ...) Este sistema de elecciones por medio de la resurreccIón de los muertos y los agentes de policía vestidos de paisano no es, sin embargo, lo peor de los medios empleados para falsear el sufragio por nuestros pretendidos defensores del parlamentarismo y del sistema representativo. Apresurémonos a decir que ordinariamente no se detienen en esas apariencias de humano respeto, y que lo que hacen es pura y sencillamente aumentar el número de votos hasta tener asegurada la elección del candidato adicto.

VALENTI ALMIRALL; España tal cual es; 1886

FUENTE (primaria) Nº 9.11 Sufragio censitario. 1837

Art. 7. Tendrá derecho a votar en la elección de diputados a Cortes todo español de 25 años cumplidos que reúna las siguientes requisitos: 1º Pagar anualmente como mínimo 200 reales de contribuciones directas 2º Tener una renta líquida que no baje de 1500 reales (...) 3º Pagar en cantidad de arrendamiento una cantidad que no baje de los 3000 reales 4º Habitar una casa destinada exclusivamente para él y su familia que valga como mínimo 250 reales de alquiler anual

Ley electoral española de 1837

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FUENTE (secundaria) Nº 9.12 Liberalismo y restricción de derechos políticos

“Libertad” era la primera y fundamental de las consignas de la Revolución francesa y de todos los movimientos que se inspiraron en ella. Pero la interpretación de cuál debía ser el alcance de esta libertad dividió muy pronto a los hombres que, en los primeros momentos, habían marchado juntos en la lucha contra el absolutismo real y contra los privilegios estamentales. (...) Los liberales estaban de acuerdo en considerar la riqueza como base para determinar la capacidad política. Benjamín Constant diría que “Aquellos a quienes la pobreza mantiene en una eterna dependencia y que están condenados al trabajo cotidiano no tienen más luces acerca de los asuntos públicos que los niños”. El prusiano barón Von Pilsach expresaría una opinión parecida: “No puedo considerar justo y razonable que un simple trabajador tenga la misma voz que su patrono que ocupa a cientos de miles como él, les da pan y alimenta a sus familias”. Esta uniformidad de la teoría se expresaría en las prácticas electorales adoptadas. Hacia 1840, en algunos países europeos, sólo se reconocía el voto a menos de 3’5% de la población. Todos coincidían, además, en la negativa a otorgar el voto a las mujeres.

J. Fontana: La época de las revoluciones. 1991

FUENTE (primaria) Nº 9.13 El sistema parlamentario de la Restauración: ¿A quiénes representaba?

Que nuestras mayorías parlamentarias no representan a la opinión de la mayoría del país, no creo que necesite de demostración alguna. A la vista está. (…) Persíganse como crímenes de lesa nación los pucherazos, actas en blanco, resurrección de muertos que votan, y envíese a presidio a quien quiera que delinca en materia de sufragio (…) y luego se verá qué mayorías obtienen nuestros gobiernos al uso que se ufanan y engalanan con tener tras sí 200 o más diputados. Y no es sólo que no resulta representada la mayoría de la opinión política del país, lo cual ya es un mal muy grave, sino que tampoco resulta representada la mayoría de la voluntad social en las Cortes, lo cual, todavía, si cabe, es un mal mayor. El Gobierno y por consiguiente el Parlamento, es decir, el personal político, se recluta, por regla general, en una sola clase de la sociedad, clase que constituye por ese exclusivismo de su función, una casta fuera y aparte del resto de la comunión nacional. Es una minoría de la minoría política la que manda.

Luis Morote: La moral de la derrota. 1900

Paso 3 LAS CONCLUSIONES

[Os toca. Es vuestro turno]