trabajo de doctrina social 3
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DOCTRINA SOCIAL ULADECHTRANSCRIPT
UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO CENTRO UNIVERSITARIO CAÑETE
ESCUELA PROFESIONAL: DERECHO ASIGNATURA: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIAI ESTUDIANTE: JHONATAN JAVIER CASTRO FALCON DOCENTE: TRINIDAD RAMOS GREGORIO CICLO: SEGUNDO AÑO: 2015
LA ORACIÓN CRISTIANA CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Resumen: Introducción: La Oración Cristiana. La oración es la elevación del alma a Dios o la petición al Señor de bienes
conformes a su voluntad. La oración es siempre un don de Dios que sale al encuentro del hombre. La oración cristiana es relación personal y viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, que habita en sus corazones. (CIC-C #534)
Orar es un privilegio. La oración es un privilegio. Orar es hablar con Dios: decirle y escucharle.
La oración es uno de esos regalos inmensos y utilísimos que Dios nos ha dado y que no terminamos de apreciar ni de aprovechar suficientemente.
“El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar” (Juan Pablo II).
La oración es la llave que abre nuestro corazón y nuestra alma al Espíritu Santo; es decir, a su acción de transformación en nosotros. Al orar, permitimos a Dios actuar en nuestra alma
-en nuestro entendimiento y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a su Voluntad. (cfr. Catecismo de la iglesia católica #2825-1827)
siendo la oración un camino, puede tener sus tropiezos, va a tener momentos de emociones, tendrá sus altibajos. Y tiene una meta, que es la unión con Dios.
Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza.
Adoración es lo que hace la persona cuando se reconoce creatura de Dios y dependiente de el, su Creador.
Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre nuestro, sino también cuando Él mismo ora. Así, además del contenido, nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación.
La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho (cf Sal 95, 1-6) y la omnipotencia del Salvador que nos libera del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el "Rey de la gloria" (Sal 14, 9-10) y el silencio respetuoso en presencia de Dios "siempre mayor" (S. Agustín, Sal. 62, 16). La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente amable nos llena de humildad y da seguridad a nuestras súplicas. necesitamos.
Listado de términos del tema: Revelación de la Oración. Revelación:
La revelación es la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación eterna.
Vocación.
La vocación es un don de Dios, una llamada en nuestra vida, pero también es una tarea que debemos realizar. Si queremos ser fieles a la voluntad del Señor.
Oración:
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición al Señor de bienes conformes a su voluntad.
Tiempo de la Iglesia:
En la primera comunidad de Jerusalén, los creyentes "acudían asiduamente a las enseñanzas de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42). Esta secuencia de actos es típica de la oración de la Iglesia; fundada sobre la fe apostólica y autentificada por la caridad, se alimenta con la Eucaristía.
Intercesión:
La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular (cf Rm 8, 34; 1 Jn 2, 1; 1 Tm 2. 5-8). Es capaz de “salvar perfectamente a los que por Él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor” (Hb 7, 25). El propio Espíritu Santo “intercede por nosotros [...] y su intercesión a favor de los santos es según Dios” (Rm 8, 26-27).
Acción de gracias:
La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participa de la de su Cabeza.
Alabanza.
La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por Él mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es.
LA ORACIÓN CRISTIANA
LA ORACIÓN
La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría desde dentro de la alegría Cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría
La oración como don de Dios
La oración como Alianza
La oración como Comunión
Es la elevación del alma hacia Dios o la petición de bienes convenientes.
La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.
Esta comunión de vida es posible siempre porque, mediante el Bautismo, nos hemos convertido en un mismo ser con Cristo (cf Rm 6, 5). La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones son las del Amor de Cristo (cf Ef 3, 18-21). “Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro” (S. Juan María Vianney)
Artículo 1: La Persona y la Sociedad Artículo 2: La Participación en
la Vida Social
La Vida de Oración
LA VIDA DE LA ORACIÓN
La vocación de la humanidad es manifestar la imagen de Dios y ser transformada a imagen del Hijo Único del Padre. Esta vocación reviste una forma personal, puesto que cada uno es llamado a entrar en la bienaventuranza divina; concierne también al conjunto de la comunidad humana.
El carácter comunitario de la vocación humana
La conversión y la sociedad
La autoridad
El bien Común
Responsabilidad y Participación
Artículo 4: La Justicia Social
El respeto de la persona humana
Igualdad y diferencia entre hombres
La solidaridad humana
EL MISTERIO PASCUAL EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA
I. EL PADRE, FUENTE Y FIN DE LA LITURGIA.
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en
Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser
santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano
para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su
voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el
Amado" (Ef 1,3-6).
II. LA OBRA DE CRISTO EN LA LITURGIA.
Cristo glorificado...
En la Liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente su
misterio pascual. Durante su vida terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y
anticipaba con sus actos el misterio pascual. Cuando llegó su Hora (cf Jn 13,1;
17,1), vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa: Jesús muere, es
sepultado, resucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre "una
vez por todas" (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12). Es un acontecimiento real, sucedido en
nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos
suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El Espíritu Santo
y la Iglesia en la Liturgia.
En la Liturgia, el Espíritu Santo es el pedagogo de la fe del Pueblo de
Dios. El artífice de las "obras maestras de Dios" que son los sacramentos de la
Nueva Alianza. El deseo y la obra del Espíritu en el corazón de la Iglesia es que
vivamos de la vida de Cristo resucitado. Cuando encuentra en nosotros la
respuesta de fe que él ha suscitado, entonces se realiza una verdadera
cooperación. Por ella, la Liturgia viene a ser la obra común del Espíritu Santo y
de la Iglesia.
EL MISTERIO PASCUAL EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA.
I. SACRAMENTOS DE CRISTO.
Los sacramentos, como "fuerzas que brotan" del Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17;
6,19; 8,46) siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que
actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son "las obras maestras de Dios" en la
nueva y eterna Alianza
II. SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
Los sacramentos son "de la Iglesia" en el doble sentido de que existen "por ella" y
"para ella". Existen "por la Iglesia" porque ella es el sacramento de la acción de
Cristo que actúa en ella gracias a la misión del Espíritu Santo.
III. SACRAMENTOS DE LA FE.
La fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a adherirse a ella.
Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la fe recibida de los Apóstoles,
de ahí el antiguo adagio:
"Lex orandi, lex credendi" ("La ley de la oración es la ley de la fe") (o: "legem
credendi lex statuat supplicandi" ["La ley de la oración determine la ley de la fe"],
según Próspero de Aquitania, siglo V, ep. 217). La ley de la oración es la ley de la
fe, la Iglesia cree como ora. La Liturgia es un elemento constitutivo de la
Tradición santa y viva (cf. DV 8).
IV. SACRAMENTOS DE LA SALVACIÓN
Tal es el sentido de la siguiente afirmación de la Iglesia (cf Cc. de
Trento: DS 1608): los sacramentos obran ex opere operato (según las palabras
mismas del Concilio: "por el hecho mismo de que la acción es realizada"), es decir,
en virtud de la obra salvífica de Cristo, realizada de una vez por todas. De ahí se
sigue que "el sacramento no actúa en virtud de la justicia del hombre que lo da o
que lo recibe, sino por el poder de Dios" (S. Tomás de A., STh 3,68,8). En
consecuencia, siempre que un sacramento es celebrado conforme a la intención
de la Iglesia, el poder de Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él,
independientemente de la santidad personal del ministro. Sin embargo, los frutos
de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe.
V. SACRAMENTOS DE LA VIDA ETERNA.
La liturgia participa así en el deseo de Jesús: "Con ansia he deseado comer esta
Pascua con vosotros...hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios" (Lc
22,15-16). En los sacramentos de Cristo, la Iglesia recibe ya las arras de su
herencia, participa ya en la vida eterna, aunque "aguardando la feliz esperanza y
la manifestación de la gloria del Gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo" (Tt
2,13). "El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!...¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22,17.20).
RESUMEN:
Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por
Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los
ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan
las gracias propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes los reciben con las
disposiciones requeridas.
MISTERIO:
La palabra misterio tiene un peso específico tanto por su etimología
que procede del mundo heleno, donde los misterio serán forma de culto y
se introducían en el pensamiento delos filósofos que pretendían dar razón
de su significado, como en el mundo de la magia donde era practicado por
un solo individuo aislado, sin ningún vínculo de tipo cultual, hasta llegar a
una consideración del misterio en el lenguaje profano, desde donde se
pasa al significado religioso.
PASCUA:
Fiesta de pan sin levadura, celebra la salida de los judíos de Egipto,
guiados por Moisés, después de 400 años de esclavitud. La Fiesta dura
una semana, en los meses de Abril o Mayo, y la asistencia de los hombres
es obligatoria (Lev.23:5-8).
ALTAR.- Piedra o mesa en la que antiguamente se ofrecían sacrificios u otras
ofrendas A Dios. Hoy sólo se ofrece en el altar el sacrificio de la Santa Misa.
Representa a Cristo, por eso se le saluda, inciensa, besa (ver Ara). Después del
Concilio Vaticano II se prefiere hablar de 'mesa', más que de altar.
AÑO LITÚRGICO.- Es la celebración del tiempo anual de la Iglesia en su
celebración del misterio de Cristo que consiste -no de meses ni estaciones como el
calendario civil con sus cuatro estaciones, doce meses, cincuenta y dos semanas
y 365 días- sino de "tiempos", los cuales son: Adviento, Navidad, Tiempo
Ordinario, Cuaresma, Triduo Pascual, Tiempo Pascual, y vuelta al Tiemplo
Ordinario. Durante el año litúrgico el pueblo cristiano sigue las huellas de Jesús
Mapa conceptual: Creo en Dios Padre. – Los Sacramentales. –Las Exequias Cristianas