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A Ñ O X V I I N Ú M E R O 4 3 O C T U B R E - 2 0 1 4

A Ñ O X V I I I N Ú M E R O 4 6 D I C I E M B R E - 2 0 1 5

Toma y Lee

AÑO VIII NÚMERO 20 ABRIL-2005

Fraternidad Seglar OAR - España

A Ñ O X I I I N Ú M E R O 3 2 J U N I O - 2 0 1 0

A Ñ O X I V N Ú M E R O 3 6 N O V I E M b R E - 2 0 1 1

A Ñ O X V I I N Ú M E R O 4 1 F E B R E R O - 2 0 1 4

MADRE DE CONSOLACIÓN

En tu regazo acunaste a la Iglesia niña de Jerusalén

con tu mano acariciadora dirigiste su crecimiento,

tus desvelos la acompañaron

cuando se echó a la aventura de los caminos para invitar a los

hombres

a compartir su vitalidad juvenil,

tu silenciosa presencia alentó sus triunfos

y consoló sus desalientos.

Cuidabas lo que era tuyo: tus hijos, tu patrimonio maternal.

También nuestra Orden ha crecido bajo tus cuidados:

mimada por tus manos de madre,

alentada por tus ojos de madre,

consolada en sus crisis por tu presencia de madre,

orientada en sus dudas por tus consejos de madre.

Cuidas lo que es tuyo: tu Orden, tu patrimonio maternal.

Infúndenos el vigor juvenil de otros tiempos:

la osada vitalidad,

el optimismo contagioso

que atraiga a los hombres a emprender la jornada de la vida

junto a nosotros,

con nosotros,

¡contigo!

A Ñ O X I V N Ú M E R O 3 5 J U N I O - 2 0 1 1

A Ñ O X I I I N Ú M E R O 3 3 N O v I E M b R E - 2 0 1 0

A Ñ O X V N Ú M E R O 3 7 A B R I L - 2 0 1 2

Toma y Lee

A Ñ O I X N Ú M E R O 2 4 D I C I E M B R E - 2 0 0 6

Fraternidad Seglar OAR - España

A Ñ O X V I I I N Ú M E R O 4 8 S E P T I E M B R E - 2 0 1 6

A Ñ O X I I N Ú M E R O 2 8 E N E R O - 2 0 0 9

Para navidad: felicidad,Para Año nuevo: prosperidady para siempre: Dios y nuestraFraternidad

Comunidades de agustinos recoletos. Información:

[email protected]

ÍNDICE

DISTRIBUCIÓN De la RevISTa

TOMa Y lee Fraternidad seglar Oar-España, se envía a: ITALIA: Curia Generalizia, Comunidades de religiosos Oar.

eSPaÑa: Fraternidades, Curias provinciales, Comunidades de religiosos Oar, Monasterios y Casas de Monjas Agustinas Recoletas, Misioneras Agustinas Recoletas, Monjas Agustinas Descalzas.

aMÉRICa: Fraternidades: México, Costa Rica, Argentina, Brasil, Ve-nezuela, Perú, Panamá, Guatemala, República Dominicana, Colombia. Curias, Vicarías, Delegaciones pro-vinciales y Obispos: México, Costa Rica, Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, Panamá, Gua-temala, República Dominicana.

Dirección y administración: Fraternidad seglar OAR-España. Parroquia Sto. Tomás de Villa-nueva. C/. Recoletos, 2.

18004 Granada. [email protected]

Dirección: Consejo Nacional FSAR- EspañaIngresos : Fraternidad Seglar OAR-España. ccc. 2100-2127-17-0100163940 «La Caixa». C/ Cea Bermúdez, 63. 28003 Madrid

Preimpresión: Taller de Diseño Gráfico y Publicaciones, S.L., Granada.

Imprime: Imprenta Comercial. Motril-Granada.

Depósito Legal: GR - 693-98

número 50

Aniversario de Toma y Lee .....................................3

Vicir plenamente la pascua ......................................4

Resucitó para seguir con nosotros .........................5

Regla de Vida Fraternidad Seglar OAR (I) .........6

Discurso del Santo Padre Francisco, con motivo de los 60 años de la Unión Europea ......9

La Liturgia y la vida de la Asamblea que celebra ...10

San Ezequiel Moreno .............................................12

Los Agustinos Recoletos vuelven a Snata Fe(Granada) 400 años después ................................. 14

Retiro de las Fraternidades de la zona Centro-Norte en Marcilla ......................................15

Escuela de Formadores para las Fraternidades ..... 16

Cuaresma 2017. Querétaro, México ..................... 18

Retiro en Costa Rica .............................................. 19

¿Dónde está Adeoato? ............................................20

El Consejo Nacional informa ...............................23

Entrevista con la hermana Luisa Ruiz Córdoba ...24

Piedras Vivas ............................................................27

La voz de la Iglesia ................................................28

Convento de Jesús Nazareno ................................30

Lo propio de un cristiano es vivir en discernimiento ..........................................................32

Nuestros difuntos ....................................................34

Tu corazón ................................................................35

A Ñ O X V I I N Ú M E R O 4 3 O C T U B R E - 2 0 1 4

A Ñ O X V I I I N Ú M E R O 4 6 D I C I E M B R E - 2 0 1 5

Toma y Lee

AÑO VIII NÚMERO 20 ABRIL-2005

Fraternidad Seglar OAR - España

A Ñ O X I I I N Ú M E R O 3 2 J U N I O - 2 0 1 0

A Ñ O X I V N Ú M E R O 3 6 N O V I E M b R E - 2 0 1 1

A Ñ O X V I I N Ú M E R O 4 1 F E B R E R O - 2 0 1 4

MADRE DE CONSOLACIÓN

En tu regazo acunaste a la Iglesia niña de Jerusalén

con tu mano acariciadora dirigiste su crecimiento,

tus desvelos la acompañaron

cuando se echó a la aventura de los caminos para invitar a los

hombres

a compartir su vitalidad juvenil,

tu silenciosa presencia alentó sus triunfos

y consoló sus desalientos.

Cuidabas lo que era tuyo: tus hijos, tu patrimonio maternal.

También nuestra Orden ha crecido bajo tus cuidados:

mimada por tus manos de madre,

alentada por tus ojos de madre,

consolada en sus crisis por tu presencia de madre,

orientada en sus dudas por tus consejos de madre.

Cuidas lo que es tuyo: tu Orden, tu patrimonio maternal.

Infúndenos el vigor juvenil de otros tiempos:

la osada vitalidad,

el optimismo contagioso

que atraiga a los hombres a emprender la jornada de la vida

junto a nosotros,

con nosotros,

¡contigo!

A Ñ O X I V N Ú M E R O 3 5 J U N I O - 2 0 1 1

A Ñ O X I I I N Ú M E R O 3 3 N O v I E M b R E - 2 0 1 0

A Ñ O X V N Ú M E R O 3 7 A B R I L - 2 0 1 2

Toma y Lee

A Ñ O I X N Ú M E R O 2 4 D I C I E M B R E - 2 0 0 6

Fraternidad Seglar OAR - España

A Ñ O X V I I I N Ú M E R O 4 8 S E P T I E M B R E - 2 0 1 6

A Ñ O X I I N Ú M E R O 2 8 E N E R O - 2 0 0 9

Para navidad: felicidad,Para Año nuevo: prosperidady para siempre: Dios y nuestraFraternidad

Comunidades de agustinos recoletos. Información:

[email protected]

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Aniversario de Toma y Lee

Editorial

La Revista Toma y Lee de la Fraterni-dad Seglar está de aniversario. Hace ya

19 añitos que salió publicado el primer número. En este mes de junio se completan los 50 números desde aquel primero que vio la luz en junio de 1998.

Así decía la editorial de aquel primer número que llevaba la firma de José Antonio Lechuga, que en la época era el director de la Revista:

“Es tu obra; nuestra obra; de todos; concebida en su contenido con una idea general: formación, información, compartir; y necesariamente, abierta a todas las ideas.

Toma y Lee te presento escrita, sí; pero te invito a imaginarla “abierta y sin pa-labras”; la Fraternidad espera que tú, todos, vengamos a llenarla y enriquecerla, para que todos nos enriquezcamos con los dones que Dios a cada uno gratuitamente le dio para ponerlos al servicio de los demás.

Toma y lee envía un fuerte abrazo a todas las fraternidades de allende los mares; es también fruto de vuestra “activa” presencia espiritual en Guadalajara I, por lo mismo estáis llamados

a enriquecerla con vuestra colaboración; os esperamos.

Fraterno, amigo: Toma esta revista con mucho cari-ño. ¡Si alcanzas a compren-der cuánto lleva entre sus páginas!: el cariño todo de una Madre. Lee tu revista con el corazón; es fruto de desvelos y latidos de muchos corazones sincronizados por uno sólo: el de Cristo nues-tra Pascua.

Que el Espíritu Santo “agente principal de la nueva evangelización” (Tertio Mi-llenio Adveniente 45), haga de este proyecto común un signo de esperanza para su Iglesia.

Gracias a todos vosotros nuestra revista está hecha una “mozuela”, hoy tenéis en

vuestras manos el nº 50, por supuesto que esto no hubiera sido posible sin vosotros, por eso de nuevo os repito las gracias y os pido que seamos generosos con este medio que tenemos en las manos para comunicarnos y compartir lo que somos: ¡agustinos recoletos seglares! La revista nos ayudará a conocernos mejor a saber quiénes somos. A través de sus páginas compartiremos mejor entre todos nuestro Carisma, y tendremos una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios. Os animo a seguir colaborando. Ojalá haya en todas las fra-ternidades algunas personas que nos envíen artículos y colaboraciones.

A Ñ O X V I I N Ú M E R O 4 3 O C T U B R E - 2 0 1 4

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Antonio Larios. Presidente Nacional

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Si entramos en la Cua-resma hace unas se-manas con ánimo de vivirla intensamente

era pensando en la Pascua de Resurrección. Hay que recorrer un camino nada cómodo, pero necesario: el de la negación, el de la aceptación de la cruz de cada día..., el de la oración más intensa, el de la conversión.  Así llegamos a la celebración de la Pascua.

La Pascua es la vocación de la Iglesia, es su destino y heredad. Somos ciudadanos del cielo y de una Pascua que solo se puede ganar en la tierra. Pasión y Pascua se funden de este modo en una unidad indivisible y santa.

Los cristianos debemos plantearnos las actitudes que debemos tener para llegar y vivir plenamente la Pascua, para dejarnos transformar, porque la Pascua no es vivir y gozar alejándose de la rutina. La Pascua es ponerse en actitud de admiración y reconocimiento de la Verdad y dejar que nos "convierta" viviendo la realidad de cada día.

VERDADERAMENTE HA RESUCITADO EL SEÑOR.  ALELUYA.  Esta es la clave fundamental de nuestra fe.

Celebrar la Pascua, "Fies-ta de Fiestas", exige la dis-posición adecuada para es-cuchar y acoger su mensaje.  La Pascua no puede ser para

Vivir plenamente la PascuaPara vivir la Pascua

nosotros los cristianos una celebración más; debemos celebrarla y vivirla, dejar que nos sorprenda y que nuestra experiencia de Jesús Resucitado sea producto de lo que vivimos en nuestro interior.

La Pascua es una in-vitación a la serena ale-gría, puesto que celebramos la victoria definitiva de Cristo sobre el pecado y la muerte; es la reconciliación del mundo con el Padre. Y esta novedad la tenemos que hacer transparente y comunicativa. "Hemos visto al Señor". ¡Urge recuperar la alegría de la Pascua!, distinta a otras alegrías superficiales y pasajeras y, que ha de estar presente en nuestras vidas a pesar del sufrimiento. La alegría de la Pascua debe alentar nuestro combate espiritual invitándonos a poner  los ojos en Aquel que se entregó por la humanidad.

Hoy más  que nunca estamos obligados a recupe-rar la alegría en el mundo y la Iglesia. Descubrir el sentido de la cruz desde la fecundidad del misterio de la Pascua. Vivir con alegría tu relación de fe con Jesús. Amarle con todas tus fuerzas.

La Palabra de Dios que es viva y eficaz, debe ser nuestra gran descubridora de la Pascua. Así lo vivieron los discípulos de Emaús.

San Agustín nos invita a cantar constantemente la Pascua cada día y en cual-quier circunstancia. Dice: "Alabad, hermanos, con la vida y con la lengua, con el corazón y la boca, con las costumbres. Así quiere que se diga el Aleluya, de modo que no haya discordia entre los que cantan". (Sermón 256,1)

EL SEÑOR HA RESU-CITADO  ¡¡¡ALELUYA!!!

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TO-DOS!

Palmyra de Pedro. Sta. Mónica. (Madrid)

5 Para vivir la PascuaAntonio Larios. Fraternidad Granada

Resucitó para seguir con nosotros ueridos hermanos

en Cristo Resu-citado. Nuestra esperanza, se ha

visto colmada de certeza y alegría, resucitó según lo había dicho, al tercer día, y se quedó con nosotros para siempre, entre otros, en la Palabra, en la Eucaristía y en la Comunidad.

eN la PalaBRa:

Las palabras que os he dicho son espíritu y vida (Jn 6,63b).

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de dos filos (Hb 4,12).

“¿No ardía nuestro cora-zón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” Y, levantán-dose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once (Lc 24,32).

eN la eUCaRISTÍa:

Cuando en la última Cena, “Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y dijo: «Bebed todos; porque esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por mu-chos para el perdón de los pecados.” Mt 26.26.

eN la COMUNIDaD:

Según relata el evange-lista Jn 20, cuando Jesús se apareció por primera vez después de resucitar a los discípulos (su comunidad), Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos. Cuando llegó, los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. ¡La paz sea con vosotros!   Luego le dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis ma-nos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Contestó Tomás: “¡Señor

mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “¿Porque me has visto, has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto” (Jn 20, 24-28).

Fue dentro de la comuni-dad donde Tomás reconoció a Jesús.

Si no permanecemos en la comunidad no somos ca-paces de reconocer a Jesús, Él ya nos dijo: «Os digo, además, que si dos de vo-sotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» Mt 18.20. Por eso, la comunidad, una comunidad viva, es tan importante: compartimos lo que somos y tenemos, ora-mos juntos y unos por otros, reímos y lloramos juntos. Recordemos que tenemos la promesa de Jesús. Él reconstruye la Comunidad, la alienta con su Espíritu y la envía a evangelizar, a proclamar la Buena Nueva.

Q

6

Regla de Vida Fraternidad Seglar OAR (I)Llevad a la práctica

la palabra y no os limitéis a oírla, en-gañándoos a vosotros

mismos. El que se concentra en una ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no como oyente olvidadizo, sino poniéndola en práctica, ese será dichoso al practicarla (St 1, 22. 25)

Denominación de origen

En general, todos los agricultores o los empresarios del campo buscan que sus productos tengan lo que se llama denominación de origen. ¿Qué significa esto? Sencillamente que hay unas normas reguladoras para velar por la autenticidad del producto, garantizar su proceso de elaboración y ofrecer al mercado y con-sumidores lo genuino y lo propio de la tierra. Se evita de esta manera la competen-cia desleal y el engaño que pudiera caber en la oferta de ciertos productos.

En nuestro caso, existen también unas normas regu-ladoras que nos garantizan que la Regla de Vida lleva el sello de la autenticidad, es decir, que ha sido ins-pirada o sembrada por el Espíritu Santo, ha nacido en el campo de la Iglesia y

Formación en y con la Regla de VidaFr. Teodoro Baztán OAR

nos ofrece un “producto” sano y genuino.

Su “denominación de origen” ha sido aprobada y propuesta por la Iglesia, para que podamos saborearla, nutrirnos de ella y crecer en nuestra vida de laicos agustinos recoletos.

Todos tenemos nuestra tarjeta personal de iden-tidad. Sin ella, o sin un documento personal que nos identifique, no somos nadie a los ojos de las instituciones públicas. Con ella nos identificamos y nos hacemos sujetos reconocidos de distintas actividades, y objetos (valga la palabra) de derechos legales y de reconocimiento legal.

El texto de la Regla de vida es la carta de identidad de la Fraternidad OAR. En ella consta quiénes somos,

de dónde venimos, cómo vivimos, qué hacemos y cuál es nuestro propósito. Somos hijos de Dios, miembros de la Iglesia como comunidad cristiana, seguimos a Jesu-cristo nos amamos como hermanos y servimos a la Iglesia y al mundo. Y todo ello lo queremos vivir al estilo de Agustín y según el carisma de la Orden de agustinos recoletos de la que somos miembros de pleno derecho.

Esta es nuestra carta de identidad, nuestra denomi-nación de origen y nuestra razón de ser.

La Regla de vida, junto con los Estatutos Generales, ha sido revisada por la mis-ma Fraternidad, y aprobada por el Consejo General el 6 de diciembre de 2014, y por la Santa Sede el 20 de mayo de 2016.

Qué es, entre otras cosas

La Regla de vida no es, propiamente hablando, una añadidura al Evangelio, sino una concreción del mismo Evangelio para un grupo de creyentes. En nuestro caso, para nosotros, seglares agustinos recoletos.

Es el libro básico de la espiritualidad de la Frater-nidad.

7

Es la conciencia que la Fraternidad tiene de sí mi-sma. No somos miembros de una simple asociación humana. La Fraternidad es un acontecimiento de gracia, suscitado en la Iglesia por el Espíritu Santo, con un estilo de vida propio, que hunde sus raíces en san Agustín y desarrollado posteriormente en la Orden de agustinos recoletos

Es, aparte del Evangelio y de la Biblia en general, el libro fundamental de nuestra oración personal y comunitaria. Sólo orando con ella, se puede lograr asimilarla vivencialmente.

Cristo, la regla suprema

Su vida y su palabra, sus hechos y sus gestos, sus sentimientos y actitudes, todo Él, es la regla suprema para todo creyente, para toda comunidad cristiana. A la Fraternidad se pueden aplicar las palabras del Con-cilio referidas a la vida con sagrada: “Siendo la norma última de la vida religiosa el seguimiento de Cristo tal como se propone en el Evangelio, ese seguimiento ha de ser tenido por todos los institutos como regla suprema” (PC 2).

“Aprended de mí”, dirá en el evangelio (Mt 11, 29); “Amaos como yo os he ama-do (Jn 13, 34”; y también “Os he dado ejemplo para que que lo yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn 13, 15). Y en la Carta a los Filipenses san Pablo nos invita a tener

los sentimientos propios de Cristo (cf. Fp 2, 5). Y añade Pablo en la misma carta: “Para mí la vida es Cristo” (1, 21).

Cristo es modelo y norma, camino, verdad y vida. Regla suprema para nosotros.

llamados a ser santos

La Regla de vida es, en primer lugar, expresión del evangelio; en segundo lugar, al referirse a la naturaleza y al fin de la Fraternidad, contiene el patrimonio espi-ritual de la Orden y, por último, siguiendo a Agustín, expresa la forma concreta de conocer y cumplir la voluntad del Señor.

Es también expresión del designio salvífico de Dios. Él nos eligió para ser santos (cf. Ef 1, 4) en el misterio de Cristo y en el seno de la Iglesia. Y no se es cristiano en abstracto -mucho menos santos-, sino en un tiempo y espacio concretos y con un estilo de vida personal e intransferible.

La espiritualidad laical, con sus valores y posibi-

lidades, se vive desde el bautismo, en que se nace a la vida nueva animada por el Espíritu; se alimen-ta de la Palabra de Dios, de la eucaristía y demás sacramentos; cobra fuerza con la oración frecuente; se enriquece compartiendo una misma fe con los hermanos, a quienes sirve con amor y se expresa en el servicio a la Iglesia y al mundo.

Para un seglar agustino recoleto, la manera de ser cristiano está definida en el “proyecto de vida” descrito en la misma Regla de vida. Es un modo de vivir la vida y el mensaje de Jesús. Por tanto, no puede faltar en ella, en modo alguno, esta referencia cristológica o evangélica.

en el plan de Dios

En este sentido, La Regla se convierte en voluntad salvífica de Dios para los laicos agustinos recoletos del siglo XXI. En ellas está descrita nuestra manera concreta de ser cristianos hoy, seguidores de Jesús, al estilo de Agustín.

8

Para nosotros no hay otra posibilidad de salvación que el seguimiento de Cri-sto. Nos comprometemos a seguir a Cristo por el cauce trazado en la Regla de vida. Nos comprometemos a imi-tar en la Iglesia la forma de vida abrazada por Cristo para hacer la voluntad del Padre mientras vivimos en este mundo (Cf. LG 44).

Nuestra espiritualidad no es excluyente, sino inte-gradora. Hasta me atrevería a decir que totalizante, en cuanto que abarca todo nuestro ser y lo consagra a Cristo. No es tampoco, no lo puede ser, rechazo a otras maneras de ser cristianos, aunque contenga algunos rasgos diferentes.

Podríamos decir que nuestra Regla viene a ser una exégesis viviente del evangelio para hacerlo vida

en cada uno de nosotros.Por eso, la Iglesia, de-

positaria e intérprete de la Palabra de Dios, la aprueba y la propone como guía espiritual para todos los miembros de la Fraternidad. Constituye, por tanto, una llamada permanente a la fidelidad a Cristo, para vi-vir como él y para cumplir un servicio. Todo, según el carisma agustiniano.

estructura

La Regla, en su primera parte, queda estructurada por los elementos básicos de que configuran la vida de todo creyente: Hijos de Dios por el bautismo, insertados en la vida de la Iglesia, seguimiento de Cri-sto con nuestra propia cruz, nos anima el Espíritu de la verdad, sentimos el impulso

de la caridad como energía vital y servimos al hermano quienquiera que él sea.

En la segunda parte habla de sí misma: Su razón de ser, vida de interioridad, comu-nidad de vida, apostolado, formación permanente y estructura jerárquica.

Por todo ello, el laico agu-stino recoleto deberá asumir y aplicar a su propia vida su contenido. Debe ser, por tanto, el “libro de cabecera” del agustino recoleto seglar, el “vademecum” al alcance siempre de la mano, de uso frecuente, si no diario; inclu-sive como libro de apoyo e iluminación para la oración personal y comunitaria.

El laico fraterno deberá exprimir todo el jugo que contienen cada uno de los párrafos. Son párrafos sen-cillos en su redacción, pero muy ricos de contenido.

9 Te lo dice FranciscoFrancisco José Audije Pacheco. FSAR SANTA RITA, MADRID

Ante la presencia de las naciones de Europa en la Sala Regia del Vaticano,

el pasado 24 de marzo, para celebrar el 60 aniversario de la fundación de la Unión Europea, con el Tratado de Roma, el Papa Francis-co recordó las intenciones originarias de los padres fundacionales, los cuales pasaron por la experiencia de vivir la traumática Segunda Guerra Mundial; por eso, lo que les motivaba era crear una unión de naciones con identidades comunes geo-gráficas y culturales, en las que volviera a dominar el ser humano, como centro y divisa de trabajo.

Para ello se comprendió que era fundamental pre-servar la unidad, con los valores ideales y concretos de la solidaridad y la paz. La solidaridad que permitiera una convivencia fructífera, sin necesidad de perder las peculiaridades de cada pue-blo, que es, por otro lado, el objetivo fundamental de la democracia: posibilitar la convivencia de la diversidad, a través de un orden justo. La paz, que hay que perseguir invirtiendo en el desarrollo de los pueblos, donde existan una serie de servicios que faciliten el día a día vital de los ciudadanos. Donde los jóvenes puedan recibir una correcta formación, y un ac-

Discurso del Santo Padre Francisco, con motivo de los 60 años de la Unión Europea

ceso digno al trabajo. Donde exista una justicia social, y la promoción y el respeto de la dignidad humana.

También recordó el Papa a los líderes europeos, que el Tratado de Roma reco-noce las raíces cristianas de Europa, sin las que no es posible entender ninguno de los valores que se ponen de manifiesto, y que es una de las razones más importantes para que nos podamos en-tender y nos mantengamos unidos.

El Papa habló de la actual crisis de refugiados, abo-gando por perder el miedo y abrir las fronteras a estos pueblos que huyen de la guerra. Los valores huma-nitarios también están entre los ideales fundacionales de Europa, y ponerlos en prác-tica sería beneficioso para los refugiados y para Europa.

Hizo especial énfasis Francisco I en la idea de “diversidad”, contrapuesta a la idea de “uniformidad”, lla-mando la atención de que el populismo, donde predomina

la idea de uniformidad, puede llevar al fracaso a Europa, pues nos retrotrae a tiempos en que Europa era un con-tinente dividido en naciones con intereses contrapuestos, que a menudo chocaban, provocando la guerra.

Muy interesante fue la reflexión, en que se refi-riera a la diferencia entre el concepto de guerra y el concepto de crisis. Mientras la guerra significa destruc-ción y muerte; la crisis, que es una palabra que viene del verbo griego “Crino” (kpivw), cuyo significado es: investigar, valorar, juz-gar; tiene un cariz muy distinto, ya que supone un tiempo de discernimiento, y, por tanto, una oportunidad para mejorar las cosas, sin necesidad de destruirlas de manera traumática. La guerra es una situación que quedó atrás para Europa. Ahora ha-blamos de crisis, que implica situaciones y actitudes más positivas y acordes con la Europa solidaria, diversa y en paz, que deseamos construir.

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La Liturgia y la vida de la Asamblea que celebra

Para vivir la LiturgiaP. Ángel Antonio García Cuadrado OAR

La liturgia y los sa-cramentos existen sobre todo en cuanto son celebrados en y

por una asamblea. ¿Qué queremos decir con esto? Es evidente que la fuente y el sentido de la liturgia y los sacramentos es Dios mismo: son «obra de la Trinidad». También es claro que es la Iglesia la que ha configura-do las formas concretas de ce lebración a lo largo de la historia. Y no menos claro es que la mis ma celebración, en cuanto acto externo, es obra conjunta del mi nistro que preside o sacerdote, del sujeto o sujetos que reciben un sacramento, y en defini-tiva, de la asamblea entera, llamada a par ticipar. Aunque de bemos distinguir en esta

acción diversos servicios o ministerios, cada uno de los cuales intervendrá según la función que le corres ponde por vocación, carisma, consagración. Sin embargo, siempre es cierto que nadie es «dueño» ni de la celebración ni de los sacra mentos. Pues, sien-do un don «ofrecido» por Dios, y «mediado» por la Iglesia, son también una acción común, o con otras palabras, el «bien común» más hermoso que tenemos los cristianos. Y de este bien común nadie es excluido o marginado. Todos somos invitados, todos tomamos parte, de todos depende que la celebración sea de verdad acción participada, fiesta gozosa.

los sacramentos, sobre todo la eucaristía, manifiestan la natu raleza de la Iglesia

El Vaticano recoge algu-nos principios fundamentales en la rela ción eucaristía-Iglesia. La eucaristía es la manifestación privile giada de la naturaleza de la Iglesia; (SC 2). ¿Cómo se explica es ta afirmación? En primer lugar, porque aunque la liturgia no agota la acción de la Iglesia, sí es su «culmen y su fuente» (SC 10). En segundo lugar porque expresa la vida de los fieles y porque es ac ción de Cristo y de la Iglesia (Christus totus). Más aún, la liturgia, los sacramentos, y en especial la Eucaristía son expresión de un pueblo participante: la participación y la acción común del pueblo de Dios en la liturgia son el concepto catalizador de una concep-ción de Iglesia toda ella sujeto, mediación y objeto de la acción li túrgica, según la diversidad de oficios y ministerios, como pueblo «je-rárquicamente constituido».

la asamblea eucarística «es» Iglesia

La asamblea eucarística es la Iglesia en un lugar concre-to. La eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Igle-

11

sia». Por tanto, la asamblea eucarística es manifestación espacio-temporal privilegiada de la Iglesia. Es epifanía de la naturaleza íntima y de la estructura de la Iglesia (SC 2). Ni la Iglesia existe sin asamblea, ni la asamblea existe sin Iglesia.

Participación y ministe-rios litúrgicos

La asamblea debe ser manifestación de la Iglesia a través de la participación y del ejercicio de los ministerios que expresen la misma estruc-tura ministerial de la Iglesia, es decir, la estructura de un ministerio de la Palabra, de un ministerio cultual, de un minis terio de la caridad. No hay verdadera y plena cele-bración sin la participación, porque el sujeto es la Iglesia en la asamblea total; por que la celebración implica a la comunidad entera y reclama su res puesta; porque es en la participación donde aparece la naturaleza verdadera de la Iglesia.

Y esta participación, ade-más de cumplir las notas que la carac terizan en toda la asamblea: interna y externa, de cuerpo y alma, activa y consciente... también debe realizarse a través del ejercicio de los diversos servicios y ministerios litúrgicos, sobre todo en el orden de la Pala-bra, del culto y de la caridad.

En la medida en que en la misma eucaristía se ejercen estos tres ministerios, en esa medida la Iglesia se mani-fiesta en su naturaleza y en su misión (triple «munus»;

profético, sacerdotal, real) (IGMR 58). Al que preside le pertenece representar y animar estos minis terios. A los fieles les corresponde también desempeñarlos a su ni vel: el ministerio de la Palabra será ejerciendo la función de lector, «profeta» o testigo, monitor o, en su caso, predicador; el minis-terio del culto, ofreciendo y ofreciéndose, y alabando a Dios con el can to (organista, cantor, salmista, director del canto); y el ministerio de la caridad, sirviendo al altar de acólitos, responsabilizándose de la colecta y comunicación de bienes, ejerciendo el mi-nisterio ex traordinario de la comunión.

la estructura inisterial de la asamblea celebrante

Teniendo esto en cuenta creemos pueden distinguirse:– Servicios y ministerios en el orden de la Palabra: que serían todos los que ejercen una función relacio-nada con la introducción,

proclamación, explicación o aplicación de la Palabra: así el lector, el monitor, el profeta rectamente entendido.– Servicios y ministerios en el orden del «culto» (= canto): se rían los que tienen relación con el canto, bien sea en su prepara ción, acompa-ñamiento o ejecución: así el organista, el director del coro o del canto de la asamblea, el salmista o cantor.– Servicios o ministerios en el orden de la caridad: serían todos aquellos que guardan relación con el ser-vicio a los hermanos en el contexto de la celebración y en torno a las ofrendas: así el acólito, el ministro extraor-dinario de la comunión, el responsable de la co lecta o de la comunicación de bienes.

Como vemos, la Liturgia tiene una clara manifestación en la identidad propia de la comunidad cristiana que la celebra. Es una obra en servicio del pueblo creyente y de ahí la importancia que tiene la participación de toda la asamblea en el hecho mismo de la liturgia.

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San Ezequiel Moreno

Vida de nuestros SantosJosé Antonio Lechuga Rodríguez. Fraternidad de Granada

Nuestro santo na-ció en Alfaro (La Rioja) el 9 de abril de 1848,

en el seno de una humilde familia con gran devoción católica. Siendo monagui-llo de las dominicas, a la pregunta de una monja ¿tú qué piensas ser de mayor?, ¡¡yo, fraile!!, respondía. En la profesión de su hermano Eustaquio en Monteagudo toma la firme decisión de ser misionero.

Fraile

En 1864, a sus 16 años, ingresa en el noviciado de Monteagudo (Navarra) para aprender cómo ser fraile. Un año intenso de vida de co-munidad y retiro donde va asimilando un estilo de vida con siglos de experiencia, encauzada por la vida de comunidad. Profesa vivir en pobreza, castidad y obe-diencia y jura ir como mi-sionero a Filipinas, en 1865. Estudia filosofía y teología (Monteagudo y Marcilla). Siendo todavía estudiante partió, en 1869, hacia Fi-lipinas con una expedición de 18 religiosos. El 2 de junio de 1871 fray Ezequiel fue ordenado sacerdote en Manila, en su primera misa tuvo como padrino a su hermano Eustaquio.

Quince años trabajó el padre Ezequiel en Filipinas, desempeñando diversos mi-

nisterios. Se mostró como un santo religioso, abnegado y sereno, alegre y entregado, contemplativo y misionero. A los 37 años, en 1885, se le encomendó la formación de los agustinos recoletos de la Provincia (San Nicolás de Tolentino) como rector del noviciado de Monteagudo.

Tras las huellas del Maestro

En agosto de 1888 llega la llamada... “Hace algún tiempo que me parece que el Señor me llama a esta misión”. El 2 de enero de 1889 llegaba a Bogotá. Le esperaba una labor ardua. Organiza la nueva vida de los recoletos. Instala una comunidad en el histórico convento de El Desierto de la Candelaria y activa el noviciado. Instauró las antiguas misiones recoletas de Casanare. “Allí donde tanto trabajaron y tan grata y gloriosa memoria dejaron los agustinos recoletos”. Explora,

visita enfermos, administra sacramentos, regula matri-monios: Cristo reclama una respuesta ante tantos que no le conocen. “Una sola alma vale más que la vida del hombre”.

El incontenible deseo de anunciar a Cristo guió todos los pasos de su vida. Fue siempre tras las hue-llas del Maestro… él dijo sí al “sígueme” de Jesús. Como sacerdote era un hombre justo y defensor de sus hermanos religiosos perseguidos. Le tocó luchar mucho contra el problema del liberalismo que se desató con “furor” en su diócesis. Se convirtió en un “perseguido”, porque únicamente buscaba el honor de Dios y el bien de los hombres.

Obispo-misionero

Es consagrado obispo el día 1 mayo de 1894 en Bogotá. El mismo día firma una carta a sus fieles

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de Casanare: a ellos quiere consagrar su vida hasta el fin y sin condición. Allí, según su propósito, “permanecerá hasta la muerte”.

En febrero de 1896 lo nombran obispo de Pasto. Hasta el inicio de 1906 guiará a sus fieles con todos los medios a su alcance. El “padre Ezequiel” se ganó el corazón de la gente, se dedicó a animar toda ac-tividad que fomentase la vida cristiana. Muy pronto comienza la visita a todas las parroquias de su exten-sísima diócesis. Eran largas y extenuantes, de las que, agotado o enfermo, regresaba tras semanas de actividad por malos caminos, posadas pésimas, con incontables privaciones. Confesaba varias horas, predicaba por la tarde, dirigía la catequesis, a veces sentado en el suelo. Todo le parecía poco, y exclamaba: “¡Hoy sí que he gozado, por-que esos pobres morenitos han aprendido lo necesario para salvarse“! Esta vida pastoral ordinaria es lo que se llevó la mayor parte de sus días y de sus fuerzas.

Vivió de una manera muy sencilla, con austeridad, con profunda piedad. Pro-fesaba una gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a María Inmaculada. Poseía gran celo apostólico. Tenía una gran predilección por los pobres. Privaciones persona-les máximas para máximas limosnas a los pobres. Fue un incansable servidor de los enfermos. Un gran consejero espiritual. Hombre de ora-ción profunda, admirador de

la vida contemplativa. Su-mamente respetuoso con las constituciones y el mandato de sus superiores y muy ce-loso de la fidelidad al Papa… Muy fervoroso en el culto divino y en la disciplina religiosa, porque él siempre fue un enamorado de su vocación y procuró vivirla y hacer vivir el Evangelio. San Ezequiel vivió plenamente las Bienaventuranzas y las obras de misericordia, con un amor extremo a Cristo y a su Iglesia.

Regreso a su añorada celda

A mediados de 1905 se siente cansado, con una llaga en el paladar que sangra y que no cierra. El cáncer avanza inexorable. “Me he puesto en manos de Dios. Él hará su santa voluntad. Hay que descansar en lo que él quiera hacer. ¡Qué consolador es todo esto!”, exclama.

Trasladado a España, en febrero de 1906, es inter-venido en una operación muy dolorosa, a su llegada a

Madrid, aconsejado por sus hermanos religiosos. Todo lo soporta con paz absoluta, exclamando de vez en cuan-do: “Bendito sea Dios”. “Dios mío, dadme resignación para sufrir por vos”. Su decisión es clara: “Me voy a morir a los pies de mi madre la Virgen del Camino”. Ahora podía volver a su añorada celda conventual. El día 1 de junio llega a Monteagudo. Elige una celda austera, con una pequeña tribuna que le permite ver el sagrario y el camarín de la Virgen.

Tras una noche muy agitada, habiendo ordenado sus pertenencias, se sienta en la cama, y el 19 de agosto de 1906, a los 58 años de edad, descansa en el Señor. Su fama de santidad ha pervivido intensa tanto en-tre sus hermanos religiosos como, aún más, en el sen-cillo pueblo cristiano, que no le olvida. Pocos obispos han alegrado y confortado tanto con sus acciones a los católicos fieles.

Canonización

En 1925 se abrió el proceso de canonización en Tarazona. Es beatificado por Pablo VI en 1975. Juan Pablo II quiso canonizar a un santo que simbolizara la gigantesca obra de la evan-gelización. Y eligió a san Ezequiel Moreno. El 11 de octubre de 1992, víspera del quinto centenario, en Santo Domingo, su SS. Juan Pablo II elevó a los altares al Beato Ezequiel Moreno, Patrono de los enfermos del Cáncer.

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Los Agustinos Recoletos vuelven a Santa Fe (Granada) 400 años después

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Noticias de la Orden

Después de cuatro siglos los Agusti-nos Recoletos re-gresaron a la que

fuera su casa en Santa Fe para celebrar un sencillo pero significativo acto cargado de emoción y de significación histórica. En la que fuera la capilla del convento, que hoy sigue abierta al culto como la capilla del Colegio Carmen Sallés se celebró una conferencia a cargo del padre agustino recoleto Fr. Antonio Álvarez seguida de una Euca-ristía presidida por el Vicario provincial de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, Fr. Miguel Ángel Hernández y concelebrada por algunos de los sacerdotes venidos de las casas de Granada, Motril y de Monachil.

La conferencia del padre Álvarez fue un detallado y riguroso relato de lo que fue la vida del convento de los Agustinos en Santa Fe. Desde la dificultades y estrecheces de los primeros años de la fundación hasta el arraigo de los hermanos en la ciudad de Santa Fe, que incluso tomaron como patrón el de la orden, San Agustín.

El patronazgo de la ciu-dad por parte del Santo de Hipona junto con el pórtico, la espadaña y el claustro del convento son los pocos, pero fundamentales vestigios que quedan de la presencia agustiniana en Santa Fe.

Escasas pero profundas señas históricas que dan cuenta de la obra que permaneció en Santa Fe desde principios del siglo XVII, llamados para atender las demandas religiosas de un pueblo al que los canónigos de la Colegiata no daban abasto para atender, hasta las desamortizaciones de mediados del XIX.

El convento quedó vacío, pero en Santa Fe quedó, en-tre otras muchas, la imagen de San Agustín (hoy en la Parroquia) y una imagen de la Virgen de la Consolación, advocación a la que los agus-tinos se encomiendan, que se custodia en el convento de la Compañía de María. Esta preciosa talla fue trasladada del convento a la capilla para esta ceremonia tan especial.

Tras la conferencia tuvo lugar la Eucaristía en la que acompañaron a los padres y religiosos venidos de la provincia las religiosas con-cepcionistas y de la Com-pañía de María que hoy conservan el que fue el con-vento. También participaron numerosos miembros de las Fraternidades Seglares de los agustinos, representación de la Hermandad Patronal de San Agustín y concejales de la corporación municipal. Los religiosos agradecieron al Ayuntamiento y a las Madres Concepcionistas y de la Compañía de María su acogida en la que ahora es su casa y entregaron un obse-quio a las tres instituciones.

Terminada la Eucaristía se pasó al patio de la Residencia La Mothe de la Compañía de María, lo que antes era el claustro del convento, donde los Padres Agustinos ofrecieron un aperitivo.

Las mismas piedras que hace cuatro siglos fueron hogar de los agustinos vol-vieron a reencontrarse con sus fundadores en un acto que como afirmó el padre Vicario, no era de nostalgia sino de agradecimiento a Dios por las huellas que dejaron en Santa Fe y por la continuación que ha tenido su obra en la Orden de la Compañía de María primero y en las Madres Concepcio-nistas después.

Pórtico Iglesia de San Juan Bautistaantiguo Convento Recoleto Santa Fe. Granada.

15 Noticias de las Fraternidades de España

Retiro de las Fraternidades de la zona Centro-Norte en Marcilla y promesas de tres hermanos

Fray Carlos Imas. Asistente espiritual Fraternidad de Marcilla, (Navarra)

Por segundo año con-secutivo fue Marcilla la casa elegida para el retiro de Cuaresma

de las Fraternidades Segla-res de España los días 31 de marzo, 1 y 2 de abril. Participaron en el mismo 41 miembros de las de Mar-cilla (12), Monteagudo (6), Lodosa (2), Valladolid (3), Getafe (9), de la Provincia de San Nicolás de Tolenti-no y seis miembros más de Madrid, Santa Mónica (1), Provincia de Santo Tomás y Santa Florentina (5), Provin-cia de San José. De Granada acudieron Antonio Larios, presidente nacional, su espo-sa Estrella y Pepita Olivas. Tomaron parte también cuatro asistentes religiosos. En total 45.

Fray Germán Antonio Antón, asistente espiritual de las Fraternidades de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de España, fue el coordinador general de la programación. En la tarde del día primero, después de la acomodación en sus respectivas habitaciones, expuso el objetivo del Retiro y dio el primer tema. Siguió un trabajo por grupos. Des-pués de la cena se tuvo el Via Crucis, las Completas y Descanso.

El sábado, día 1 de abril, dio comienzo con las Lau-des antes del desayuno. Las dos charlas del día las impartieron el P. Miguel Ángel Tejada y Pepita Olivas. Otras actividades destacables fueron la Eucaristía presidi-da por el P. Carlos Imas, y cuatro concelebrantes, un acto mariano, el trabajo por grupos y la puesta en común. A las 20 horas hubo Exposición de la Eucaristía y Vísperas. Después de cenar, a las 22, todos los partici-pantes y varios miembros de la comunidad religiosa de Marcilla compartieron la “noche fraterna”. Hubo cantos, relato de anécdotas,

chistes y otros números di-vertidos, acompañados de dulces variadísimos, traídos de todas partes y regados por sidra y otros licores. Destacada fue la actuación del padre Santiago Oro-biourrutia, el veterano de la comunidad, con casi 87 años, que se ganó el aplauso de los participantes.

El domingo 2 de abril dio inicio la procesión hasta la capilla de los tres miembros que iban a emitir las Prome-sas, acompañados de todos los demás con cantos. Allí se tuvo el rezo de Laudes antes de desayunar un deli-cioso chocolate con pastas. Seguidamente se prepararon

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los cantos de la celebración. La cuarta charla la expuso el P. Rafael Mediavilla, vi-cario de la Provincia de san Nicolás de Tolentino. Él mismo presidió la Eucaristía conclusiva del Retiro, con ocho concelebrantes. En ella emitieron las Promesas en la Fraternidad los hermanos Cristina Alonso Marrodán, de Lodosa, Emilio Muñoz Morales y Saturnina (Ma-ruja) Paniagua Casado, de Getafe. Era la primera vez que se tenía una celebración de este tipo en la iglesia del Convento de Marcilla, donde a lo largo de ciento cuarenta años emitieron la profesión solemne más de dos mil religiosos. Un mo-mento muy significativo fue el del abrazo de los religiosos en el presbiterio y todos los hermanos y hermanas en semicírculo dieron el abrazo fraterno a los tres nuevos miembros de la Fraternidad. El padre Rafael, además de felicitarles, animó a todos a continuar en el empeño de seguir a San Agustín y de estrechar lazos de amistad y fraternidad.

Los miembros de las fraternidades, al despedirse, después de la excelente co-mida servida por el Restau-rante Marisol, de Cadreita, elogiaron el recibimiento, el magnífico trato y las atenciones recibidas por parte de las hermanas de la Fraternidad “Santa Rita” de Marcilla y de la comunidad religiosa, manifestados en tantos detalles a lo largo de los tres días.

Noticias de las Fraternidades de EspañaMatilde Olea Serrano. FSAR - Monachil

Comienza a fun-cionar la primera Escuela de Forma-dores de las FSAR

en Monachil. Las FSAR desde hace

años en sus encuentros na-cionales y siguiendo la idea del padre Julián Hernán-dez,  planteaban repetidas veces la necesidad de contar con personas cualificadas para preparar y desarrollar los temas programados en sus reuniones sin la nece-sidad y presencia constante de sus asistentes espirituales.

Como respuesta a esta demanda haN comenzado las clases en el mes de abril en Monachil.  Están siendo impartidas por el P. Miguel Ángel Hernández, con una

Escuela de Formadores para las Fraternidades

asistencia de unos 15 her-manos y hermanas, muy interesados en los temas de contenidos tanto evangéli-cos como pedagógicos que desarrolla. Los participantes proceden de las Fraternida-des de Granada y Monachil.

Ya hemos tenido tres en-cuentros que nos ocupan la mañana entera de un viernes cada 15 día. Comenzamos a las 9:30 hasta la 13:30. Pri-mero tenemos un momen-to prolongado de oración compartida, porque también tenemos que aprender a ela-borar y conducir momentos de oración y espiritualidad. Estamos orando con textos bíblicos de Cristo-Maestro; y después pasamos a la parte de estudio de los temas que

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se nos van proponiendo, siguiendo una dinámica muy sencilla de lectura, asimilación de los conteni-dos, subrayado de las ideas principales y comentarios.

Hasta ahora hemos visto como Jesús tiene una obse-sión que es la de “formar discípulos que sean maes-tros”, sin nunca dejar de ser discípulos. Jesús se centró en los discípulos para conver-tirlos en maestros.

Hemos estudiado la ac-ción de Jesús como maestro dentro de su contexto. He-mos visto las similitudes y diferencias entre Jesús y otros rabinos de su época. Hemos estudiado sus estrategias como maestro y su método y pedagogía para preparar a sus discípulos: Jesús parte siempre de la realidad, hace constantemente preguntas

para que los discípulos se interroguen y confronten, usa frases claves que son como dardos que entran directamente al corazón y nunca más se olvidan, usa la repetición para que los discípulos graven aquello que es importante, usa la exageración para destacar lo que le interesa, usa imágenes, le gusta hacer comparaciones para explicarnos y hacernos entender todo lo que tiene que ver con el Reino, y cuenta muchas historias….

Hemos pasado un día con Jesús (Mc 1, 21-38), le hemos acompañado en su actividad, hemos visto como ocupa el día, donde está su centro y que aspectos son los que más cuida. Lo hemos visto en la sinagoga, en la casa de los amigos, en la puerta de la ciudad donde

se administra justicia en contacto con todo el pueblo y lo hemos visto también retirarse a orar al desierto.

También hemos tenido la oportunidad de estudiar cómo podemos hacer para preparar una charla, o una conferencia… Como veis, “la escuela” está de lo más interesante. A nuestra edad, eternamente jóvenes, vamos con muchísima ilusión, a recibir la instrucción, solo nos falta la mochila y la merienda.

Esperamos que pronto, en otras áreas de España y América, nuevos grupos pue-dan adherir esta iniciativa y abrir otras “escuelas de dis-cípulos del único Maestro”.

En las fotos se puede ver a parte del grupo de “discípulos” con el Libro Piedras Vivas del P. Teodoro Baztán.

18Silvia Chávez. Fraternidad de Querétaro, (México)

Cuaresma 2017. Querétaro, México

Noticias de las Fraternidades de América

En días pasados se llevó a cabo el Retiro Nacional de Frater-nidades de Cuares-

ma con la participación de las Fraternidades Seglares Agustino Recoletas de Mé-xico en el salón parroquial de San Nicolás de Tolentino en Churubusco, Ciudad de México.

Se dio inicio con la bien-venida de Fray Jesús Villase-ñor, asistente espiritual de la Fraternidad de San Nicolás de Tolentino, y por su pre-sidenta, Guadalupe Ruiz.

La Fraternidad del Postu-lantado San Agustín encabe-zó la oración, de manos del matrimonio Fanny y Juan Carlos. Todos los asistentes, en un ambiente de recogi-miento, pidieron al Señor que los iluminara durante el retiro y la Cuaresma, tiempo litúrgico en el que nos encontramos.

Posteriormente, Guada-lupe Ruiz, presidenta de la Fraternidad de Santa Mó-nica, compartió la primera reflexión “Yo soy el cami-no”. La segunda, “Yo soy el pan”, a cargo de Lourdes Laraque de la Fraternidad de Avante. Acompañando a ésta Fraternidad, estaba su asistente espiritual, Fray Jesús Pérez, importante pilar de la misma.

El Vicario de México-Costa Rica, Fray Francisco Javier Acero estuvo presen-te, compartiendo con los hermanos un mensaje de

esperanza, animando a las Fraternidades en el tiempo de Cuaresma y en el desarro-llo de sus actividades locales.

Las Fraternidades de Tecamachalco y Querétaro llevaron a cabo la dinámica en la que los asistentes traba-jaron de manera individual y en equipos, compartiendo reflexiones personales pues-tas en común. Los presentes recibieron un símbolo, re-cuerdo de este retiro.

La comida se desarrolló en un ambiente fraterno y compartida por los inte-grantes de las fraternidades, poniendo todo en común en la mesa. La plática y la convivencia entre los herma-nos estuvo presente en ese momento de comunidad.

Al término de los alimen-tos, Guadalupe Ruiz, com-partió una alegre dinámica de activación.

Posteriormente hubo otro momento de reflexión, previo

a la Celebración Eucarística, con las lecturas, salmo y Evangelio, encabezado por la Fraternidad de Pantitlán.

El retiro concluyó con la Celebración Eucarística de manos de Fray Sergio Sánchez, Prior Provincial de San Nicolás de Tolentino, concelebrando Fray Benja-mín Miguélez, Secretario Provincial, Fray José Manuel González Durán, encargado de las Fraternidades de la Vicaría México-Costa Rica, Fray Jesús Villaseñor, Fray Alfredo Leitón, asistente es-piritual de la Fraternidad de Hospitales y Fray Rafael Gu-tiérrez, asistente espiritual de la Fraternidad de Pantitlán.

Las participantes dis-frutaron este retiro en un ambiente de hermandad, renovando el compromiso de seguir trabajando conjun-tamente en cada una de sus comunidades, y formando, a la vez, una sola fraternidad.

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Retiro en Costa Rica

Las Fraternidades Seglares de Costa Rica preparan la pascua con un retiro para medio centenar de

asistentes.La Ciudad de los Niños de

Cartago acogió el pasado sábado 1 de abril el retiro de cuaresma para las Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas de Costa Rica, en el que participaron casi cincuenta laicos acompañados por sus asesores religiosos.

La Fraternidad Seglar de Po-zos de Santa Ana (San José) inició el viaje a las siete de la mañana y, antes de llegar a la  Ciudad de los Niños en Agua Caliente, pararon en el santuario nacional de Nuestra Señora de los Ánge-les en el centro de Cartago para orar un momento ante la patrona del país. Cuando llegaron a las instalaciones de la  Ciudad de los Niños, ya estaban tanto la Fraternidad Seglar local como la de San Antonio de Belén para, ya todos juntos, iniciar el retiro de cuaresma 2017.

El retiro comenzó puntual-mente a las ocho y media con la oración de Laudes. A las nueve, el delegado de los Agustinos Recoletos en Costa Rica, Martín Luengo, dio la bienvenida a los casi  50 participantes  con una charla introductoria en la que invitó al silencio, la reflexión y la conversión.

A continuación se llevó a cabo una dinámica de  presen-tación de la Cruz. En una cruz de madera cada uno pegó un papel donde previamente había escrito  “las ataduras que no nos permiten resucitar con Cristo”. Al final de la tarde, en el  Viacru-cis, estos papeles se quemaron.

Tras un pequeño refrigerio, se entró en un espacio de  silen-

cio,  meditación,  lectura  y  ora-ción. Incluyó una hora de  ex-posición del Santísimo, en la que los momentos de oración personal se alternaban con cantos eucarísticos y lecturas espirituales. Al mediodía concluyó el espacio de silencio mediante una  mesa redonda  donde todos pudieron compartir experiencias, frases, oraciones y todo aquello que les había contagiado durante el espa-cio de silencio de la mañana. El ambiente que reinó fue muy aco-gedor, fraternal y emotivo en todo momento.

El  almuerzo  tuvo lugar en el comedor de la Ciudad de los Niños. Todas las  instalacio-nes estaban disponibles dado que los alumnos de esta  institución socioeducativa de los Agustinos Recoletos  en  Costa Rica  no se encontraban esa jornada en el lugar.

Estas amplias instalaciones, con sus paseos y zonas verdes, sir-vieron para la realización del Via-crucis, que concluyó con la quema de los papeles que, al inicio de la jornada, cada uno había pegado a la cruz. Siguió un espacio de administración del  sacramento de la reconciliación con el apoyo de cinco sacerdotes recoletos de

las comunidades de  Ciudad de los Niños  y  Postulantado San Ezequiel Moreno.

A partir de las tres y media el encuentro se aprovechó para indicar una serie de avisos a los miembros de la Fraternidad y una  dinámica  para aumentar el conocimiento y convivencia entre las tres fraternidades. El día concluyó con la eucaristía en el templo de Nuestra Señora de la Consolación.

A la vuelta, la Fraternidad de Pozos de Santa Ana apro-vechó para visitar la  Parroquia de San Diego  de  Tres Ríos, en la provincia de  Cartago  y de la  Arquidiócesis de San José, para admirar una iglesia famosa por su gran  amplitud  y  deco-ración  peculiar siguiendo los gustos estéticos y espirituales del Camino Neocatecumenal, con una gran pila bautismal para bautismo por inmersión.

E l e q u i p o d e f o r m a -ción  de  Pozos de Santa  Ana, así como los equipos de espi-ritualidad de las Fraternidades participaron activamente en la preparación y ejecución de todas las dinámicas, momentos de oración y reflexión, y en la animación de la eucaristía. 

Silvia Chávez. Fraternidad de Querétaro, (México)

Noticias de las Fraternidades de América

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Era la hora tercia cuando Artemas, el siervo de Cirino, le despertó. Artemas

era el criado de su padre en el que más confiaba. Tenía unos treinta y tantos años y había conocido a Cirino des-de su infancia. Este confiaba plenamente en él, al mismo tiempo que le guardaba res-pecto, pues representaba la autoridad de su padre. No era hermoso de rostro, sin embargo causaba admiración su musculoso cuerpo, bien formado, sobre todo al verle moverse ágilmente mientras realizaba las tareas y trabajos de cada día. Movía las cargas más pesadas de tal modo que parecían livianas. A Cirino le gustaba quedársele mirando e intentaba imi-tarle. Él le había enseñado cómo defenderse en la lucha, como resistir y salir de las dificultades.

Ahora en Cartago era además quien le resolvía los asuntos de cada día. Artemas había venido con su padre en diversas ocasiones y conocía bien la ciudad. Era conocido en el albergue en el que es-taban y sería también el que estaría a su lado mientras su joven amo trataba con los comerciantes en la compra de productos del África que deberían llevar hasta Roma.

Era tal la confianza de Cirino en Artemas que era al

único criado al que permitía que le hablase con franqueza y que tuviese la libertad de corregirle. Desde adolescente había sido también el que respondía a preguntas que Cirino se hacía con ardiente curiosidad. Pero también es cierto que Cirino entendía que era un siervo en la casa de su padre. No se conside-raba obligado a agradecerle su servicio, ni siquiera lo pensaba; era la obligación del siervo. En la medida que iba creciendo y podía responderse por sí mismo a las preguntas necesitaba me-nos de él. Tenía confianza, aprendía de él, le admiraba, le permitía advertirle de sus errores. Todo eso lo vivió también con Adeodato. Sin embargo al siervo no sentía que le pudiese llamar amigo, era simplemente siervo. La edad, el pertenecer a un gru-po distinto en el nivel social, los intereses distintos, el futuro diferente creaba una distancia que era insalvable para ser considerado amigo. Cirino se decía: “un siervo es un siervo y un amigo es un amigo”. Llamaba amigos a aquellos de su edad y de su condición social con los que se divertía, gozaba con ellos de aventuras y en oca-siones también disfrutaba del riesgo de transgredir ciertas costumbres de los mayores (cf. Confesiones 2,8,16).

Allí lo tenía delante de él, vestido con su túnica, sujeta a la cintura con el cinto de cuero y teniendo en la mano la toga de Ciri-no para ayudarle a vestirla. Pero ya el día anterior le había preguntado por las termas de Cartago. Después del largo viaje por el mar y sudoroso por el agobiante calor africano deseaba refres-carse, darse un buen baño. El criado le había hablado con admiración de las termas de la ciudad. Estaba seguro que no podían igualar a las termas de la capital del imperio pero también era cierto que Artemas no era dado a exagerar y por ello tenía que ser cierto que las termas de Cartago debían ser impresionantes. Un día cual-quiera hubiera esperado a la tarde para ir a la piscina en la que se relajaban en común hombres y mujeres. Pero el calor de aquella ciudad africana le hacía desear un baño fresco y esperaba que

Fr. Rafael Mediavilla oar

San Agustín y...

San Agustín, Cirino y la amistad II

¿Dónde está Adeodato?

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en las termas de Antonino Pio hubiera frigidarium.

Antes de cumplirse la hora de sexta ya estaba disfrutando del agua de las termas. Era cierto que las termas de Cartago eran asombrosas, deslumbrantes. Quizás contribuía para verlas así el claro y luminoso sol de África.

Además había tenido la alegría de encontrarse con uno de sus compañeros de estudios y aventuras de su tiempo de escuela en Roma. Agripa era un joven alto aunque desgarbado, hijo de uno de los miembros del senado, por tanto, de familia influyente. Su padre vestía la toga con bordes morados que destacaba en la capital del imperio.

Cirino y Agripa se ha-bían conocido en la escuela de Roma, cuando ambos estudiaban de adolescentes y jóvenes. Allí conocieron al profesor de retórica y a su hijo. Con este trabaron

también amistad. Era su oca-sión para recordar aquellos días e interesarse por el resto de compañeros del grupo, mientras iba esparciendo el aceite por todo su cuerpo después del reconfortante baño en las termas. Por su conversación fueron desfilan-do profesores y compañeros, anécdotas de la escuela y también de los momentos en que se juntaban después para los juegos y diversiones. Algunas de estas consistían claramente en transgresiones de la ética que alguno de los profesores se empeñaba en inculcarles. No obstante se sentían muy tranquilos pues no faltaban entre los mismos docentes quienes les enseña-sen que de todo el mal que hacían no tenían por qué sentirse culpables y que la culpa era o de la sociedad, o de los que la organizan o de un principio del mal que actúa en cada uno de los hombres (cf. Conf. 5, 18-20). Para ahorrarse el pago de los maestros, y así disponer de dinero para su diversión, era ya práctica común pasarse en bloque a otro maestro y dejar al anterior sin el sueldo que en justicia se le debía (cf. Conf. 5, 22). A Cirino le hubiera costado sumarse al grupo en el caso del padre de Adeodato, que era uno de los profesores, pero antes de ponerlo en ejecución el profesor se trasladó a Milán con su familia (cf. Conf. 5, 23).

A una señal de Agripa se acercó el tonsor y le pidió que le arreglase la barba y el

cabello y también a su ami-go. Cirino seguía expresando todos sus recuerdos en voz alta para compartirlos con su benefactor.

Después de aquella parti-da Cirino sólo tenía la opor-tunidad de encontrarse con Adeodato en algunas visitas a Milán, cuando se trasladaba allí por razones de negocios. En sus conversaciones fue poco a poco advirtiendo el cambio de su amigo. Agripa, que lo había tratado menos, confirmaba también ese cambio. Agripa era cristiano bautizado y se encontró con mayores afinidades con el hijo del profesor. Cirino, por el contrario, no entendía aquel cambio y todo eran temores de perder al amigo por no poder compartir con él opiniones, aspiraciones, diversión. Pero las cosas to-davía fueron a peor cuando se enteró de la decisión del padre de su amigo de regre-sar al África, de donde eran originarios. Fue al regresar a Roma, camino del puerto de Ostia para embarcar. Aun tuvieron tiempo de seguir encontrándose porque el viaje no fue tan pronto como habían previsto. Es-taba con ellos la abuela de Adeodato. El tiempo que la conoció le pareció una mujer resuelta, decidida y firme, por lo que le atribuía a ella la decisión de volver a su tierra, o quizás el hijo por compasión a ella, había tomado esa decisión. Cirino estaba persuadido de que en asuntos tan importantes las mujeres no han de decidir y que ha de ser el varón el que

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decida, buscando lo mejor para sí mismo. Por eso no entendía aquella decisión y así se lo hacía comprender a Adeodato. De tal forma que en más de una ocasión este terminó ofendiéndose por los juicios que hacía de su abuela y de su padre, y ya no le acogía con el entusiasmo de antes en sus encuentros. Llevado del dolor que le producía la separación in-minente del amigo Cirino le reprochaba que su padre cediese al capricho de una mujer, aunque fuese su madre, que abandonase un puesto tan importante como el logrado: la cátedra de oratoria de Milán.

Después sucedió la muer-te de la abuela Mónica y ya Cirino no se atrevió más a comentarle a su amigo su parecer. Toda su preocupa-ción entonces fue consolarle porque se dio cuenta todavía más de cuanto la quería. Es-tar al lado del otro cuando su sufrimiento es más grande, olvidarse en parte del propio dolor y volcarse en su apoyo y consuelo, eso sí era ser amigos. Intentó entonces comprenderle. Adeodato le confesó que se había hecho cristiano junto con su padre, que había descubierto una nueva forma de conocer y de amar. Se lo intentaba explicar pero fue ya tan poco el tiempo que Cirino no terminaba de comprender. Al final sólo le quedó la desolación de ver partir hacia la colonia romana de África el barco que llevaba parte de su vida, pues Adeodato había sido para él como su

otro yo, le parecía que se llevaba consigo la mitad de su alma (cf. Conf. 4, 6, 11).

Ahora era él quien se encontraba en el África proconsular y quien alentaba un fuerte deseo y esperanza de reencontrar al amigo. Era tal el entusiasmo que despertaba en él su recuerdo que su relato de aquellos días era desbordante y apenas permitió decir una palabra a Agripa. Cuando concluyó entonces sí. Mientras eran ayudados por sus criados para colocarse la toga y ajustarla con los broches en el hombro, Agripa le hizo un comentario sorprendente que avivó aún más su sen-timiento:

– ¿Sabes, Cirino, que después de que llegué aquí, al poco tiempo de partir nuestro común amigo de Roma, escuché que habían ido a vivir al pueblo de su

abuela y de sus padres? No está cerca de Cartago, unas 200 millas, se llama Tagaste.

Al final del baño deci-dieron comer juntos. Agripa siempre generoso invitó a Cirino, incluso se empeñó en que Artemas también fuese invitado para participar en la comida de los varios criados que Agripa tenía consigo.

– He de ir a Tagaste –comentó, sin más Cirino, mientras permanecía absorto todavía por los recuerdos.

– Pues entonces tendrás que permanecer en África un tiempo, entre ida y vuelta pueden ser unos 10 días –le contestó Agripa-, a no ser que seas tan rápido como César, según cuenta Suetonio en su vida.

Sin tener en cuenta las dificultades, Cirino –está vez vuelto hacia su criado Artemas- repitió:

– He de ir a Tagaste.

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El Consejo Nacional informa

El pasado 17 de fe-brero, celebramos en Madrid, en la casa San Ezequiel

Moreno, la programada primera reunión del Consejo Nacional del 2017.

-En el mismo, y después de revisar la economía del Consejo y el presupuesto para este año, lo que tocaba era estudiar la Escuela de Formadores; tras un largo e intenso debate sobre: como debería ser esa escuela, qué temas se impartirían, donde se impartiría, quienes serían los asistentes y los profeso-res, etc…, se acordó que en principio se impartiría en Granada aunque pensamos que también en Madrid hay posibilidades; pero por el momento se comenzará la experiencia en Granada.

Tengo que deciros que en Granada ya hemos iniciado ese camino, la impartió Fray Miguel Ángel Hernández y los que acudimos a la lla-mada pasamos una mañana (9:30 a 1:30) deliciosa, unos temas interesantísimos y de-sarrollados magistralmente; antes de que tengáis esta revista en vuestras manos habremos tenido otro dos encuentro más de la Escuela de Formadores, con ella respondemos a la demanda del propio Consejo nacional desde hace más de 10 años, y a la demanda del Capítulo General de ser cada vez más autónomos, teniendo herma-

Antonio Larios. Presidente nacional FSAR- España

El Consejo informa

nos preparados que puedan dar charlas, formación, conducir r e t i r o s , etc.

D e s -p u é s d e presentar la Revista nº 49 y debatir sobre formas de distribu-ción, colaboradores, estilo, etc. Fray Severiano dice que él se la mandará a las fraternidades de su Provincia en América en PDF por internet, se acuerda distri-buirla por medio de internet además de impresa.

Asimismo, se acuerda requerir de los presidentes de las Fraternidades los listados de las mismas en una carta que ya se les ha enviado.

Fray Antonio Antón in-forma de su periplo por las Fraternidades de su Pro-vincia y de cómo las ha encontrado. Los días 31 de marzo 1 y 2 de abril, mi esposa Estrella Reyes, Pepita Olivas y un servidor partici-pamos en Marcilla del retiro de Cuaresma; asistieron hermanos de Lodosa, Mon-teagudo, Madrid, Getafe y nosotros de Granada, fue muy positivo. Tres herma-nos hicieron las promesas: Cristina Alonso Marrodán de la Fraternidad de Nuestra Señora de las Angustias de Lodosa, y Emilio Muñoz

Morales y Satur-nina Paniagua

Casado de la Fraternidad de Nuestra Señora de Buenavista, Getafe (Ma-drid).

Nos pre-senta Fray An-

tonio Antón un díptico elaborado

por él para llamar nuevas vocaciones a la Fraternidad en la Parroquia de Santa Rita, Madrid, es un gran trabajo y está dando frutos.

El Consejo nacional deci-de con gran alegría publicar el libro de Fray Teodoro Baztán, “Piedras Vivas”, escrito para las fraternida-des, (tengo que decir que en estos días se ha recibido de la imprenta y se está pro-cediendo a su distribución), pronto lo podremos saborear y tenerlo en nuestras manos. Fray Teodoro nos habla, a la vuelta de su larga estancia en Panamá, de la fraternidad de allí que él ha visitado recientemente y fue creada por él en su anterior destino en ese país.

Seamos Fraternos con un “eSTIlO De vIDa”, reconocible, que el mundo está necesitando.

Que Dios nos ayude, y la Madre de la Consolación y nuestra Patrona, Santa Magdalena nos guíen en la tarea.

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Entrevista con la hermana Luisa Ruiz Córdoba de la Fraternidad “Santo Tomás de Villanueva” de Granada

La Entrevista

Al hilo de esta re-flexión cuaresmal, queremos que el objetivo de esta

sección sea conocer a los hermanos entrevistados con una visión más profunda, para así poder descubrir el don que encierra cada uno de ellos para los demás que formamos la comunidad. Estos hermanos han sido convocados por el Señor, llamados a la misma vocación que cada uno de nosotros, los ha elegido al igual que a cada uno de nosotros para vivir y ser comunidad de “una sola alma y un solo corazón in Deum”, según el sueño de nuestro padre san Agustín.

Intentaremos pues, mos-trar la historia de salvación (así nos lo enseñaba el p. David Hernández Cuadra-do q.e.p.d.), que Dios va haciendo con cada uno de nosotros, su pueblo.

Para empezar diré que Luisa es de pocas palabras pero de mucha vida interior y gran entrega al Señor.

Pregunta: Querida her-mana Luisa, ¿Cuándo hiciste tus promesas a la Fraternidad Seglar OAR?

luisa: Fue hace 26 años, un día de la Recolección Agustiniana, el día 5 de di-ciembre de 1990. “Chiquilla, me parece que fue ayer; cada día doy gracias a Dios por la

riqueza tan grande que tengo de pertenecer a la Orden, y que lo mismo que yo rezo a diario por toda la familia agustiniana, sé que también recibo la Oración de toda la familia. ¡Qué bien palpé la fuerza dela oración comuni-taria cuando la necesité para que mi hija saliera adelante!

P: Después nos conta-rás este drama que viviste en esos momentos. Ahora dinos: ¿Cuándo comenzaste el camino cristiano?

luisa: Yo desde siempre, desde pequeña, como veía a las mujeres rezar con los brazos en cruz, yo le pedía así al Señor que me diera la vocación para ser monja. Me gustaba ir a la Iglesia, no me cansaba de estar allí aunque no entendía nada; en cambio a mis hermanas no les gustaba ir.

Después cuando ya casada me vine a Granada, porque soy de Córdoba, mi único deseo al

comprar el primer piso era que tuviera una Iglesia cerca; así compré uno que estaba cerca de la Parroquia “Santo Tomás de Villanueva” de los padres Agustinos Recoletos, que yo por entonces no sabía quiénes eran, pero el Señor sí sabía lo que quería hacer conmigo.

Mi vecina me llevó y me presentó al párroco p. Julián Hernández Cuadrado. Después yo seguí yendo sola, pues ella no quería volver porque decía que siempre estaban pidiendo algo. Y, era verdad; la parro-quia estaba empezando y su párroco, además de necesitar mucha ayuda para muchas cosas, lo que pretendía era que nos fuéramos insertando y sintiéndonos parte de ella. El primer día que yo fui nos pidió ayuda para hacer el padrón de la parroquia, por supuesto le dije que sí; así conocí a mis primeras y grandes amigas Amor y Piedad. Otro día estuve hablando con él y con Amada (otra gran parroquiana que falleció de cáncer al poco tiempo), sobre los Cursillos de Cristiandad, que recientemente yo había conocido en Córdoba, asistiendo allí a una clausura. Esta experiencia me había llenado el alma en deseos de seguir al Señor. Amada llamó a la organización de Cursillos para que llamaran al p. Julián, él sin dudarlo fue al siguiente Cursillo, y al conocerlo vio que

“El Otro es un don” nos recordaba esta Cuaresma el Papa Francisco

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era la mejor forma de hacer que la parroquia en poco tiem-po se llenara de personas que buscaban a Dios, con hambre de crecer en la fe.

Así empezamos todos a hacer Cursillos de Cristian-dad (mi hija y yo también), lo que aprovechaba él para hacer grupos parroquiales y seguir acompañándonos en las casas, que era donde nos reuníamos. Las reuniones eran una gozada, teníamos hora de entrar pero no de salir. Todo nos parecía poco; cuando sus frailes le decían que llegaba muy tarde todas las noches, el les contestaba: “Si tienen hambre, yo tengo que darles de comer”. Realmente era “un pastor con olor a oveja”.

En una de estas reuniones, fuimos invitados a dar un paso más, a subir un escalón más cerca del Señor, a formar comunidad. Sólo respondimos tres, Concha Gutiérrez, Cecilia Medina y yo. Este fue mi pri-mer paso hacia la Fraternidad Seglar OAR que comenzaría su andadura poco después.

P: ¿Qué ha supuesto en tu vida pertenecer a la Fra-ternidad?

luisa: ¡Uy, chiquilla! Para mí ahora el Señor es lo primero en mi vida, antes que mis hijos (ni siquiera lo piensa). Aunque a veces me pregunto que si de verdad fuera lo primero, yo sería mejor, más austera, no buscaría tanto las cosas mejores para comer, para vestirme, para mi casa…, no tendría tantos caprichos; en eso tengo que mejorar.

En cuanto a la fraternidad, qué te voy a decir, yo recibo

mucho de mis hermanos: con-sejos, apoyo en los momentos duros y difíciles con mi hija, cuando mi vida matrimonial se desmoronó y mis hermanos me ayudaron a superar el miedo y a ver con claridad, yo creía que en mi matrimonio tenía que aguantar todo y a pesar de todo “hasta que la muerte nos separe”, y entre otras personas, mis hermanos me ayudaron a salir de ese gran problema.

Vaya, que a pesar de tener 86 años, de vivir en un pueblo cercano a Granada, de tener que ir y volver a las dos reunio-nes semanales en un autobús, es muy raro que falte, tiene que ser una cosa muy especial, porque la comunidad hay que cuidarla y cumplir con ganas con lo que un día prometimos, no por cumplimiento sino por voluntad y cariño; porque el Señor nos ha plantado aquí y no se equivoca; este es nuestro sitio

P: ¿Qué es lo que más te gusta de la Fraternidad?

Luisa: La unión con los hermanos, sentirme en mi familia, orar juntos y experi-

mentar juntos a Dios, venirme llena de Él. Cuando de vuelta a mi casa el autobús hace la parada larga de 10 minutos, aprovecho para releer los cua-dernillos del IFAR que hemos visto juntos y rumiar todo lo que he recibido.

P: ¿Bueno, querida her-mana, cuéntanos algo de lo que tuviste que vivir con tu hija?

luisa: Yo soy muy tímida y no hago nada ni sirvo para nada, por eso os pido perdón, (se emociona y sus ojos se llenan de lágrimas), pero lo intentaré.

Fue el estrés del trabajo la causa de su agotamiento. El psiquiatra le puso tratamiento, pero ella empeoraba, volvió a ir y se lo cambió por otro más fuerte, pero ella seguí empeo-rando, volvió a cambiárselo y siguió peor. De tal forma estaba, que me dijo mostrán-dome el crucifijo de Cursillos de Cristiandad que llevaba al cuello: “mamá si no fuera por la fe ya me había tirado por la terraza”. Se quitó el crucifijo porque decía que no era digna de llevarlo por el mal

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pensamiento que había tenido. A lo que yo le contesté: no te lo quites hija, póntelo. Se lo puso y acabó diciéndome: “no temas mamá que no lo voy a hacer”. (Vivían en un sexto piso, a partir de ahí su madre no la perdía de vista pero sin creer que pudiera llevarlo a cabo).

El día fatal, por la maña-na, mi hija quedó dormida tras la medicación y puesto que estaba acompañada de su hermana, me fui a Misa para pedir la protección del Señor y darle gracias por su presencia en medio de todo el dolor que suponía ver a mi hija en este estado de desesperación, oyéndola llorar y llorando yo con ella. Al final de la Misa paré unos instantes ante la Virgen de la Luz y le pedí que la cubriera con su manto si alguna vez se le ocurría quitarse la vida, porque yo no podía quitarme de la mente y el corazón las palabras de mi hija. Al poco de llegar a mi casa, oímos mucho ruido en la calle. Me asomé a su cuarto y al ver que no estaba salí corriendo escaleras abajo….

¡Dios mío!, no sabía reac-cionar, quedé en schok al verla tirada en el suelo, sólo podía pedirle al Señor que salvara su alma. Las vecinas me llevaron

tras la ambulancia. Sentí que el Señor estaba conmigo en esos momentos, yo no lloraba ni gritaba, sólo hablaba con Dios pidiéndole que la dejara vivir para que ella pudiera pedirle perdón por si había sido consciente de lo que había hecho. Nunca le dije al Señor: “¿por qué has hecho esto con nosotros?”Cuando llegué a la puerta de la UVI mi único afán era localizar al Capellán que vino enseguida, mientras, las enfermeras me pasaron a su sala. Cuando salió el sacerdote me dijo: “tu hija está salvada” y me dio el crucifijo que lleva-ba puesto de los Cursillos de Cristiandad. Di gracias a Dios porque enseguida comprendí que no había sido consciente de lo que había hecho; si se hubiera dado cuenta se lo hubiera quitado antes de tirarse. El padre Julián llegó el primero, me llevó a una sala que el Capellán nos abrió; enseguida llegaron mis hermanos de fraternidad, nos fuimos a la Capilla del Hos-pital porque lo que mi hija necesitaba en esos momentos era nuestra oración, la oración hace milagros y uno ha sido el de mi hija; estuvimos orando largo rato con el Salmo 23. Cuánto consuelo encontré en

la oración. Durante 22 días no me retiré de la sala de espera de la UVI ni de día ni de noche. Las noticias eran aterradoras: “está perdiendo masa encefálica por la na-riz”, “no sabemos si vivirá”, “no sabe lo que ha pasado”, “no podrá hablar ni andar”, “no podrá mover las manos ni escribir”… Pero al final, tras estos 22 días, empezó a recuperarse poco a poco, a me-jorar, a avanzar y el milagro se realizó poco a poco.

Hoy, gracias a Dios está estupendamente, trabaja en la parroquia, ayuda económica-mente a una familia marroquí cuyo hijo ha tenido varias tem-poradas aquí con ella; acude a la reunión que tenemos en mi casa; ha vivido siempre en su casa hasta ahora que se ha venido a vivir conmigo.

Doy gracias a Dios por mi fraternidad que estuvieron conmigo para todo; por cada uno de mis hermanos y por mi familia agustino-recoleta; por los parroquianos que se volcaron con nosotros. También a los padres agustinos que tanto nos han enseñado.

Y…, damos por termi-nada la entrevista, aunque podíamos seguir disfrutando del gran amor que Luisa lleva en su corazón: A Dios, a sus hijos, su familia, fraternidad, amigos, parroquianos…, y a todo el que se acerca a ella.

Gracias querida hermana, nos has edificado con tu vida. Gracias por haberla compar-tido con nosotros.

Que el Señor te siga ben-diciendo a ti y a tu familia y siga llenándote de fe, amor y esperanza en Él.

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Piedras vivas

En los últimos días del mes de mayo ha visto la luz una nueva pro-ducción del agustino

recoleto, P. Teodoro Baztán. El libro está dedicado principal-mente a la Fraternidad Seglar, pero también a todos los que vibran y sintonizan con el co-razón inquieto de Agustín. Son más de 400 páginas con letra de tamaño grande. A los hermanos de las Fraternidades no hace falta explicarles mucho lo que se van a encontrar en el interior de esta obra porque durante muchos años han alimentado su espiritualidad agustino-recoleta con los libros del P. Teodoro, principalmente con “Busca y Encuentra” y “Lámparas de barro”. Sólo puedo decir que la acogida ha sido entusiasta por nuestros hermanos fraternos de Granada y que esperamos que pronto comience a distribuirse y llegue a los confines del orbe-recoleto.

La publicación del libro ha sido iniciativa del Consejo Na-cional de la Fraternidad Seglar de España, y el único interés que nos mueve a publicarlo es que el libro llegue al mayor número de personas posibles, especialmente de las Fraterni-dades y por eso se venderá por un precio simbólico, sin duda, al alcance de todos.

así comienza el libro:

“ÉRASE una vez un monte abundante en piedras, grandes y pequeñas, desparramadas por toda la ladera de la montaña. Muchas de ellas, ocultas en la maleza o bajo tierra. otras,

las más, a la vista. Unas eran grandes y toscas; todas, sólidas, duras y compactas. Las más pequeñas eran hermosas. Una de ellas, la más grande, alzó la voz y dijo a todas: “¿Qué hacemos aquí muy ocupadas en no hacer nada? Ni siquiera embellecemos el paisaje. Llueve sobre nosotras, y el agua resbala y se va. No deja huella alguna. Llega el viento, silba a su paso por donde estamos, y desaparece. Quizás ha ido desgastándonos poco a poco, con el correr del tiempo. Cae la nieve, hiela, y alguna de nosotros se agrieta y se rompe. estamos dormidas y

debemos despertar”. Y se oyó la voz de una de ellas: “¿Y qué podemos hacer?” Y se oyó por todo el monte una respuesta, que decía: “Levantémonos, juntémonos y construyamos un edificio grande y hermoso”. Muchas, por pereza y falta de ánimo, prefirieron seguir ahí donde estaban, acomodadas y tranquilas. “¿Para qué exponer-nos a ser talladas y cinceladas para poder ajustarse a las demás? No nos comprometemos a nada. Que nos dejen en paz”. Siguieron aletargadas y sin vida por tiempo indefinido, y no murieron, porque ya estaban muertas.

Pero la mayoría de ellas pusieron manos a la obra. Las más grandes, y no por ser las más feas, decidieron meterse muy dentro de la tierra para formar la base del edificio. otras, porque eran humildes y sencillas, se ofrecieron para ser relleno en las paredes. Algunas, hermosas y elegantes, fueron escogidas para formar molduras, arteso-nados y bajorrelieves. Las más apuestas formarían columnas altas y firmes. Y todo el edificio quedó construido, debidamente ensamblado y hermoso. era la admiración de quienes por ahí pasaban. Sirva esta parábola para abordar unos cuantos temas que nos podrán ayudar a construir nuestra casa espiritual, como nos dice San Pedro en su Pri-mera Carta: “También vosotros, cual piedras vivas, entráis en la construcción de un edificio espi-ritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo” (1 Pe 2, 5).

Fr. Miguel Ángel Hernández OAR

Publicaciones

Un libro dedicado a la Fraternidad Seglar

ISBN: 978-84-15099-82-6

28Silvia Chávez. Fraternidad de Querétaro, (México)

La voz de la Iglesia

Documentos de la Iglesia

En esta sección, ha-blaremos de la ex-hortación apostólica del Papa Francis-

co, Evangeli iGaudium (La Alegría del Evangelio) que dirigió a los Obispos, a los Presbíteros y Diáconos, a las personas consagradas y a los fieles laicos sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Asimismo, tomaremos algunas ideas de Fray Enrique A. Eguiarte Bendímez, O.A.R., en su obra Ministerio de Amor, en donde se relaciona dicha exhortación apostólica con comentarios de San Agustín.

El Santo Padre enfatiza que la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida en-tera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamien-to. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Se dirige a los fieles cristianos para invitarnos a una nueva etapa evangelizadora marca-da por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de nuestra Iglesia en los próxi-mos años.

Nos dice el Papa que cuando la vida interior se

clausura en los propios inte-reses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los cre-yentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se con-vierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.

Y esto lo podemos re-lacionar con lo que San Agustín experimentó cuando buscaba la felicidad, la vida

plena, la realización, en una palabra, buscaba a Dios. Se perdía entre las realidades exteriores, mientras que Dios estaba en su interior aguardándolo:

¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! (sero te amavi...). Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te andaba buscando; y deforme como era, me lanzaba sobre las bellezas de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me retenían alejado de ti aquellas realida-des que, si no estuviesen en ti, no serían (conf. 10,38).

Se vuelca en las criatu-ras y en ellas se dispersa, empujado por la fuerza de sus propias pasiones, por

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la concupiscencia o amor que aleja de Dios, como lo comenta en sus Confesiones 2, 18:

Yo me alejé de ti y anduve errante, Dios mío, muy fuera del camino de tu estabilidad allá en mi adolescencia y llegué a ser para mí región de miseria.

Por ello, la Palabra de Dios debe ser la directriz del hombre agustiniano, para que lo guíe en su oración y en su vida hacia el encuentro con Dios, particularmente para descubrir su voluntad en el diálogo interno con el Señor, pues su mejor servidor no es el que oye lo que quiere de parte de Dios, sino el que llega a querer y a abrazar con todo su corazón la voluntad de Dios

El Papa Francisco nos invita a que arriesguemos ya que el Señor no nos defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos.

Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siem-pre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!

Es la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana, como respuesta a la afectuosa invitación de nuestro Padre Dios: «Hijo, en la medida de tus posibilidades tráta-

te bien […] No te prives de pasar un buen día» (Si 14,11-14). ¡Cuánta ternura paterna se intuye detrás de estas palabras!

En la exhortación apos-tólica Evangelii Gaudium (5), el Papa Francisco nos comparte:

El Evangelio, donde des-lumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría. Bastan algunos ejemplos: « Alégrate » es el saludo del ángel a María (Lc 1,28). La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (cf. Lc 1,41). En su canto María proclama: « Mi espíritu se estremece de alegría en Dios, mi salvador » (Lc 1,47). Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan exclama: « Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud

» (Jn 3,29). Jesús mismo « se llenó de alegría en el Espíritu Santo » (Lc 10,21). Su men-saje es fuente de gozo: « Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena » (Jn 15,11).

Es por esto, queridos hermanos, que, como cris-tianos, y más aún, como Agustinos Recoletos, tene-mos la tarea de compartir la alegría del Evangelio con nuestras familias, con los hermanos de fraternidad y con toda persona que está cerca de nosotros. Ánimo, no olvidemos que somos peregrinos hacia la ciudad de Dios, y que buscamos el crecimiento espiritual poniendo en práctica la Palabra, sin perder de vista la espiritualidad agustiniana. Hasta la próxima.

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“Había una vez… un sacerdote que le esta-ba mostran-

do el arte de la capilla de un monasterio de monjas contemplativas a un amigo suyo. Al llegar a la altura del presbiterio, el amigo se da cuenta de la presencia de las religiosas tras las rejas del coro bajo. (Las hermanas estaban en la oración de la tarde). Y entre admirado y sorprendido, le pregunta al sacerdote: “Y estas mujeres qué hacen ahí”. El sacerdote, sonriendo le cogió del brazo y le respondió: “Ellas están ahí, porque Jesús está vivo aquí”, y le mostró el sagrario.

Esta anécdota real, mues-tra Quién es el centro y en torno de Quién gira la vida de las hermanas que viven en la clausura de un monasterio.

En líneas generales, las contemplativas hemos sido llamadas por el Padre para imitar a su Hijo Jesús, en lo que el vivió: pobreza, casti-dad y obediencia; guiadas y fortalecidas por el Espíritu Santo, en una vida de total dedicación a Dios, a través de la oración, y con el carisma especifico de una familia religiosa.

Teniendo esto como base, podemos decir que las agusti-nas recoletas tenemos cuatro prioridades fundamentales en su respuesta a la llamada del Señor:

1- el centro de su vida es Jesús

Conocer cada día más los sentimientos y actitudes de Jesús, hacerlos suyos y ponerlos en práctica. De forma específica imitarlo en su pobreza, castidad y obediencia. Las agustinas recoletas viven enamoradas del Aquel con el que están desposadas. Mantener vivo el fuego del amor y no de-jar que se apague es tarea de cada día, cada minuto, cada segundo; y su gran

fuente es la celebración y participación de forma viva y consciente en la Eu-caristía, y la experiencia del encuentro diario con el Señor a través de la ora-ción. Y es la práctica de la lectio divina diaria una de las ayudas inestimables que hace que crezca esta vida de unión íntima con Jesús, haciendo vida lo orado, es decir no separando la vida de la oración ni la oración de la vida. Estos encuentros de oración ayudan a vivir cada acontecimiento, cada encuentro en su presencia amorosa. Este continuo proceso de interioridad la lleva a hacer un serio dis-cernimiento, continuo, con sinceridad y a quedarse con lo único necesario: Jesús

Conociendo nuestra familiaComunidad de Agustinas Recoletas Contemplativas de Chiclana

Monjas Agustinas Recoletas de Chiclana (Cádiz)

Convento de Jesús NazarenoVida Contemplativa

Hacer de mi vida una plegaria de amor y un cántico de alabanza

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2- vida espiritual auténtica

Verlo todo desde la fe y ver la presencia de Dios en todos y en todo, abierta a descubrir en cualquier mo-mento cual es la voluntad del Señor. Llevar una vida de piedad intensa, dedican-do diariamente tiempo a la formación, que lleve a una identificación más auténtica con Cristo y a la conversión del corazón. No “jugando a ser santa”…sino serlo de ver-dad. Una ayuda importante para ello es el sacramento de la reconciliación, y la direc-ción espiritual.

3- la vida fraterna

La comunidad la forma-mos todas las hermanas y es responsabilidad de todas construirla, haciendo de ella un lugar donde reine la paz, la misericordia, la armonía, el perdón, el diálogo y la alegría de estar juntas, viviendo el mismo ideal agustiniano. Este ideal agustiniano de mantener y conservar la vida común. No fragmentar la comunidad buscando el individualismo, sino gustar la belleza de orar juntas, tra-bajar juntas, construir juntas, proyectar juntas, sufrir juntas, alegrarnos juntas.

4- la misión de ser profe-ta y anunciar el evangelio

Con la llamada del Padre, la agustina recoleta contem-plativa recibe una misión: Es la voz orante ante el Señor: del enfermo, del que duda,

del que sufre, de los jóve-nes, de las familias, de todo aquel que necesite acercarse a Dios y no puede o no sabe. La agustina recoleta no se pertenece, se ha consagrado al Señor y está a favor de los más pobres, de los más necesitados espiritual o ma-terialmente. La fidelidad a su vocación contemplativa le abre los ojos, se los dilata y ve más lejos. De su corazón brota el deseo de compartir lo que ha bebido del manan-tial de Dios. Primero con sus hermanas de comunidad, y a través de su testimonio de vida pobre, sencilla, alegre, toda del Señor, con aquellas personas que el Señor ponga en su camino. Es bueno tam-bién para la contemplativa dedicar algún tiempo con los que están más faltos de lo esencial para vivir. Y no por ello deja de ser contem-plativa, es más humana, más cercana, más de Dios. Este

testimonio silencioso, hecho ofrenda amorosa desde la clausura produce un fruto que quizás ella misma no lo percibe, pero que el Señor de la misericordia infinita sabe dónde enviarlo para fortalecer a su Iglesia.

Todo este caudal de rique-za lo tenemos bien reflejado en la Regla de nuestro padre San Agustín y en nuestras Constituciones, estas últimas recogen el sentir y el espíritu de recolección que magis-tralmente encauzó nuestra fundadora, madre Mariana de San José.

Bajo el amparo de María, la Madre buena, de cuya mano la agustina recoleta contemplativa camina apoya-da en su Consuelo maternal, vivimos nuestra vocación con gozo y alegría. Somos cons-cientes de nuestra debilidad, pero sabemos de quien nos hemos fiado.

Si quieres, “ven y verás”.

32Fr. Fabián Martín. Maestro de novicios- Monteagudo

Lo propio de un cristiano es vivir en discernimiento

Acompañamiento espiritual

Conchita es una mujer joven, esposa y madre de dos hijos. Se casó cuando contaba con

apenas 20 años. Venía de una larga enfermedad que le había hecho muy dependiente y ne-cesitada de afecto. Y encontró un buen chico, discreto y trabajador, que le llevó a expe-rimentar el enamoramiento. El primer año de su matrimonio transcurrió sin mayor novedad, más que con algún desacuerdo o tensión por diferencia de pareceres. A los cuatro años comenzaron las discusiones fuertes, los largos espacios de silencio, los reclamos por las cosas pasadas y las exigencias por el incumplimiento de los deberes como esposo o esposa. Ella ha procurado ir adquirien-do una formación profesional en el campo de la enseñanza, y él cumple la jornada en la construcción. Pero esto les está distanciando cada vez más uno del otro.

Parece que tras un momen-to álgido de tensión y discu-siones, se dieron una tregua, algo así como un pacto de no agresión, pero en el fondo profundamente insatisfechos de sus vida de pareja. En este momento Conchita conoció a un Paco, un señor de la misma localidad que va a recoger a su nieto a la guardería, al mismo tiempo que ella recoge a su hijo pequeño. De hecho, alguna vez Paco lleva el niño de Conchita a su casa. Ella comienza a ex-perimentar algo así como un nuevo enamoramiento. Sin embargo, su situación le lleva a experimentar un conflicto fuerte al constatar en ella el

profundo desajuste que existe respecto a su conciencia de ser esposa y madre cristiana. Al principio se sentía culpable de que las cosas fueran así, ahora parece estarse acostumbrando a funcionar así pero, en el fondo, está triste.

Pues bien, si hablara con-tigo Conchita, como cristiano o cristiana que eres, ¿qué le aconsejarías? Como esta situa-ción, se presentan muchísimas historias complicadas de cris-tianos que experimentan un desajuste entre los ideales de su vocación creyente y la realidad que tienen delante de sí. Quizá, desde un punto de vista social, podríamos decirle, pues mira, las cosas son así, y cada quien tira como le es posible. O pue-de que algún profesional de la psicología le invite a Conchita, si ella se deja ayudar, a clari-ficar su mundo de emociones y sentimientos, a recomponer su historia y a vivir en mayor libertad y autenticidad. In-cluso, puede que encuentre algún amigo o amiga también cristianos que le diga que no se preocupe, después de todo, mal de muchos, consuelo de algunos, como si se necesitasen

mutuamente como cómplices de su situación para tratar de aliviar sus conciencias.

Sin embargo, entender la importancia del discernimiento en la vida cristiana, es entender que más que quedarse estacio-nado en la ambigüedad de la propia vida por la debilidad de la condición humana, hay que dejar que resuene en el propio interior la pregunta: ¿Señor qué quieres de mí con todo esto que me está pasando? ¿a qué me llamas? Los cristianos descubrimos en nuestra vida diaria distintas encrucijadas que nos sacuden, algo así como una llamada del Espíritu Santo; una verdadera invitación a tratar de vivir y expresar nuestra condición de creyentes en las actitudes que nos definen y las opciones que hacemos. Pero esto no se consigue como quien da con una fórmula mágica que de la noche a la mañana le lleva a encontrar la solución a sus problemas; ojalá fuera así. De ahí la importancia de comprender que lo propio en la vida de un cristiano es vivir en discernimiento, es decir, hacer camino de la mano del Espíritu Santo para llegar a comprender

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lo que Dios nos está pidiendo con aquello que está viviendo.

Personalmente, por gracia de Dios y debido a sabiduría cristiana compartida por algu-nos que se dedican a ayudar a que otros para hagan un camino creyente, me apoyo en un esquema general básico a la hora de invitar a alguien a hacer un discernimiento. Me refiero a la confluencia de tres criterios fundamental que iluminan la conciencia creyente en su empe-ño de búsqueda de la voluntad de Dios para su vida: un ele-mento objetivo inspirador, una atención cuidada al contexto vital y cultural de la persona que ejercita el discernimiento, y la atención a la condición y realidad subjetiva de quien se pone delante de Dios para descubrir su voluntad. Explico brevemente cada uno. El primer criterio se refiere al contenido fundamental de la vida creyente que ha de iluminar, como una certeza irrenunciable, la propia conciencia. Nos estamos refi-riendo a la Palabra de Dios y a la reflexión creyente de las comunidades cristianas reco-gida fundamentalmente en el magisterio de la Iglesia, donde se hablar sobre los distintos aspectos de la vocación y la vida cristiana.

El segundo criterio hace referencia al contexto socio-cultural de la persona que hace el discernimiento, pues los contextos socioculturales configuran en buena parte el marco de interpretación de la realidad, de mi realidad. En este sentido, no es lo mismo hablar cristianamente del uso de los bienes en España que en la India, aunque todos los cristianos estemos llamados a vivir el espíritu de la bienaven-turanza “dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Y

el tercer criterio, quizá el más complejo y delicado, pero clave y fundamental para el discerni-miento, es la vida interior de la persona, la propia subjetivi-dad. Quizá algunos prefieran ahorrarse este criterio porque hace que las posibilidades se vuelvan mucho más diversas. Sin embargo, precisamente por esto es un criterio importante, después de todo la fe pascual como don y llamada tiene su subsuelo en el corazón humano.

Con estos criterios no pre-tendemos ni mucho menos solucionarle la vida a Conchita. El cristiano ha de exorcizar de su intensión la pretensión de querer solucionar la vida de los demás, pues ni solucionará la propia ni solucionará la de los demás; esto es tarea exclusiva de Dios. Eso sí, podemos y debemos llegar a ser media-ción privilegiada del paso de Dios por la vida de nuestros hermanos, pero respetando y contemplando la delicada intervención de Dios en su corazón de creyentes. Por lo tanto, es importante que viva-mos en primera persona y que sostengamos a otros hermanos o hermanas en el camino que llamamos de discernimiento. Solo así será posible leer los signos de Dios en nuestra vida de creyentes, de modo que podamos secundar su presencia amorosa en el propio corazón y

ponernos en camino de poder cumplir su voluntad.

Entonces, ¿qué le podría-mos decir a Conchita? Pues, lo más honesto de nuestra parte es invitarle a que comience un camino de búsqueda junto con su pareja de la voluntad de Dios. Ciertamente no es fácil encontrar maestros profesio-nales del discernimiento, pero no es eso lo más importante, pues el Espíritu Santo da al creyente que vive a fondo su fe las certezas y corazonadas necesarias para proponer con audacia y valentía un camino que, más que buscar solucio-nar los problemas, le abra a la transformación profunda del propio corazón. Este es un servicio que cada vez más se organiza en las comunidades cristianas. Y ahora muchos laicos, gracias a Dios, están también asumiendo el servicio de la animación del discerni-miento cristiano en nuestras comunidades parroquiales.

¿Qué es pues el discerni-miento cristiano? Es el camino propio de la vida del creyente que consiste en escuchar al Espíritu Santo en el interior, para buscar entender lo que Dios nos está pidiendo respecto a eso que nos está pasando o estamos viviendo.

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Recordando a Ángel Monroy, Segismundo Fernández y Amelia Aguado

El 23 de Abril del 2005 emitían sus promesas en la fra-ternidad seglar Agus-

tino-Recoleta del “Divino Maestro” de Valladolid 9 miembros. Ocho eran fami-liares de religiosos Agustinos Recoletos y una amiga de la comunidad del colegio “San Agustín”.

El motivo de esta comuni-cación es que durante el año 2016 los hermanos Ángel, “Segis” -como le solíamos llamar- y Amelia, pioneros –todos ellos- de la fundación de la fraternidad seglar Agustino-Recoleta, han sido llamados a la casa del Padre Dios.

Ángel y “Segis” eran los dos únicos varones de esta fraternidad, encargados de la vivencia del carisma Agustino-Recoleto y siempre dispuestos, no sólo a vivir el amor agusti-niano, sino también a ofrecer-lo, desde su frecuente oración y en sus actuaciones: “Segis” en su parroquia y entorno, y Ángel en su querido colegio “San Agustín” de Valladolid y, ambos, en su familia.

Amelia, la última en par-tir, esposa de Segis y padres de 3 frailes Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino.

Desde estas páginas de la revista “Toma y Lee”, el resto de miembros de la Fraterni-dad del “Divino Maestro” de Valladolid y de otros hermanos queremos expresar

públicamente nuestro dolor por tan grande perdida, pero a la vez y, sobre todo, nuestro agradecimiento por su amor y entrega a la fraternidad, por su labor tan estupendamente realizada, y el testimonio de vida, tan coherente y recoleto, que nos han dejado.

Ángel, nuestro agradeci-miento por tu generosidad y entrega a la Fraternidad y a la Orden a través del colegio San Agustín. Nunca escati-maste tiempo ni esfuerzo durante tus dos etapas, como formador y sobre todo como presidente de la Fraternidad. De la labor en el colegio, sólo los frailes conocen tu magnifica aportación en la biblioteca, en la secretaría y a la comunidad. Asiduo en las eucaristías diarias y en las fiestas y aconteci-mientos más importantes que los religiosos Agustinos Recoletos celebraban en esta casa religiosa.

“Segis” y Amelia, no se entiende la vida del uno sin el otro, vivíais en Palencia, un poco lejos. Los achaques, al final, nos privaron del regalo de poder disfrutar y compartir tantas y tantas experiencias humanas y religiosas vuestras. Pero en estos momentos queremos recordaros especialmente por vuestras reflexiones escritas que traíais a las reuniones, vuestras oraciones y diálogos

diarios con Dios. Todo un ejemplo para nosotros y para todos tus hijos, de vuestro amor a Jesús y de vuestra pasión por san Agustín.

A los tres os llamó el Señor, en el mismo año, a disfrutar plenamente de su presencia misericordio-sa, de su abrazo eterno; a disfrutar de ese amor con mayúsculas que irradiabais en vuestra vida diaria con todos, especialmente con la familia y en la Fraternidad. Estad tranquilos, llegáis con la satisfacción del deber cumplido.

Nosotros seguiremos vuestros pasos de entrega des-interesada y amor a los demás porque estamos seguros que desde el cielo intercederéis por nosotros y nos ayudaréis a caminar como peregrinos por el camino agustiniano hasta que lleguemos junto a vosotros en la verdadera Ciudad de Dios.

Una vez más queremos repetir nuestro cariño y gratitud con sencillez y sentimiento con la palabra “GRACIAS” por vuestra dedicación y vida compar-tida. Nos sentimos agracia-dos y dichosos por haberos conocido y os deseamos la vida eterna de corazón, con la seguridad de que nunca nos olvidaremos de vosotros. Con mucho cariño.

¡DESCANSAD EN PAZ!

Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta “Divino Maestro” de Valladolid

Nuestros difuntos

35 El rincón de los poetasBeato Julián Moreno OAR

Tu corazón

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Tu dulce corazón, Redentor mío,Tu dulce corazón…¡Oh cómo adoro ese amoroso asilo!¡Cómo lo quiero yo!

Más que a la fresca fuente del ciervo huido, Más que al rocío la marchita flor,Más que a mi vida, que sin ti no quiero,Más que ningún amor…

Santuario de mi dicha y mi esperanza,Fuera de ti no encuentro salvación:Soy como la paloma del diluvioQue presurosa al arca se volvió.

Si me dieran el trono de los Césares,¿sabes que hiciera yo?Lo pondría a tus pies y volaríaAl Arca de tu amante Corazón.

Y allí te cantaría una y mil veces:“Aquí estoy bien, no quiero más, Señor.”Que estando Tu en prisiones, yo no quieroSino ser prisionero de tu amor.

Cuando veo esa abertura del costadoQue una fiera lanzada desgarró,Yo pienso que me dice: “Entra en el cielo” Que es mi cielo en verdad tu Corazón.

Si pudiera esconderme en esa llagaComo la dura lanza que la abrió,Nunca, nunca saldría, Jesús mío,Ni Tú me arrojarías; lo sé yo!

Yo sé que Tú me llevas ahí escritoPorque me amas y te amo con ardor:Bien sé que ahí quisieras ocultarmePara saciarme de tu inmenso amor.

Un día harás por mí lo que deseasCuando yo sea digno y sean dosMi corazón y el tuyo, tan conformes,Que lo que quieras Tú lo quiera yo.

Entonces se verá que omnipotenteTodo lo arrastras de tu amor en pos.Brindemos con la sangre de tus venasCon mi vida y mi muerte, ¡Por tu amor!Te adoro ¡oh bello Sol!

Oración para el Año de la santidadPadre Santo, toda nuestra esperanza está en tu gran misericordia. Te damos gracias y bendecimos tu nombre. Que tu Espírituabra nuestro corazón a la conversión;una conversión que nos una a Jesús,que transforme nuestro modo de pensar y de vivir. Concédenos la gracia de ser creadores de comunión, que seamos transmisores de tu paz en la Iglesia y en el mundo. Haznos sensibles a las necesidades de los que viven sin fe, que estemos cerca de los que sufren y de los pobres. Danos humildad y disponibilidad para seguir a Jesús. Que él llene nuestra vida de esperanza, que nos llene de amor a ti. Infúndenos, Padre, tu Espíritupara responder con alegría a tu llamada a la santidad.Amén.