Todo lo sólido se desvanece en el aire:

Marx, el modernismo y la modernización

(M. Berman)

Marx, al igual que Goethe, cree en la vida moderna como un todo coherente y su pensamiento nos da luces sobre esta.

Actualmente, se separa la modernidad en modernización (aspectos económicos y políticos) y modernismos (aspectos culturales, el arte y la sensibilidad). A Marx se le suele considerar muy presente en la literatura sobre modernización, pero en la literatura sobre modernismo no es reconocido en absoluto. Sin embrago, si analizamos lo dichos por Marx y la forma en que lo dice, primero tiene el sello distintivo de la imaginación modernista, ve a los hombres como sujetos y objetos de la modernidad… El manifiesto es una expresión de la cultura modernista y además dramatiza algunas de sus más profundas contradicciones internas.

Ahora bien, ¿por qué es importante analizar la obra de Marx? Porque puede clarificar la relación entre cultura modernista y economía y sociedad burguesa, es decir, la relación entre modernismo y modernización. Esta relación es más estrecha de lo que modernistas y burgueses quisieran.

(1) La visión evanescente y su dialéctica:

En el manifiesto encontramos el drama de la lucha entre burguesía y proletariado, pero también está presente implícitamente la lucha entre lo que Marx sabe que sucede y lo que eso significa en el largo plazo, es decir, la tensión entre su visión sólida y evanescente de la vida moderna.

Las paradojas centrales expuestas en el manifiesto son (a) el carácter altamente revolucionario de la burguesía, con un actitud activa hacia el mundo, de hecho, Marx celebra sus triunfos en términos del desarrollo tecnológico y de la organización social.

Cabe destacar que el activismo burgués, la energía de vida y creación que tienen es un subproducto de su objetivo real de rentabilizarlo todo. Este subproducto es inevitable y será esa actuación revolucionaria práctico-crítica la que acabaría con la burguesía.

Otro punto (b) es la liberación de la capacidad y el impulso humano para el desarrollo (para el cambio permanente). El ideal de desarrollo responde a las condiciones económicas de la sociedad burguesa. Paradójicamente, este ideal de desarrollo del humano (autodesarrollo) para Marx es el horizonte, aunque solo cuando se libere de las demandas del mercado, para que se progrese de forma realmente libre.--> Espera curar las heridas de la modernidad mediante una modernidad más plena y más profunda.

Es importante recalcar que el comunismo de Marx es individualista (por el ideal de autodesarrollo) lo que le da el carácter distintivo de moderno, y esto se aleja de los comunismos tradicionales.

(2) La autodestrucción innovadora:

La burguesía es altamente creativa y revolucionaria, Marx la alaba por eso, pero es algo que los mismos burgueses no expresan. ¿Por qué? No es por humildad, no es por evitar decir que explotan a las personas como mercancías, sino que es porque la burguesía pretende ser el partido del orden en la política y la cultura modernas. Construye monumentos, todo es monumental, pero la realidad es que todo lo que construye está construido para ser destruido. Su solidez no significa nada. Lo destruirán (y destruyen) todo por rentabilidad. Los burgueses son en este sentido nihilistas consumados, pero no quieren ver lo que su creatividad/destrucción genera en la moral, en lo social.

El mago burgués (que crea, que transforma, que destruye) es descendiente del Fausto de Goethe y del Frankestein de Shelley. He aquí los sentimientos de admiración y terror que despierta simultáneamente este sujeto. Se presentan las polaridades de creatividad y destrucción, y de estas estarían impregnados todos los hombres modernos a través de las presiones e impulsos de la economía burguesa.

La superación de la soc. burguesa será llevada a cabo por los aprendices de mago, el proletariado.

Sin embargo, cabe preguntarse por qué sucumbiría la burguesía si se sostiene en la creación y destrucción continuas. Cómo se generarían vínculos humanos permanentes en este contexto de cambio perpetuo en que solo permanecen las formas abstractas del capitalismo, y no todo lo humano muta. Por qué el comunismo sería una etapa final, por qué no podría sucumbir también, cómo podría no sucumbir sin traicionarse a sí mismo, sin reproducir las injusticias y contradicciones de la soc. burguesa.

(3) Desnudez: el hombre desguarnecido

Marx también evoca la imagen de la desnudez, lo abierto y el frío vs. Lo oculto, velado y el calor. La desnudez tendría una profundidad dialéctica, que también usa Shakespeare en el Rey Lear: “el hombre desguarnecido es el punto a partir del cual debe realizarse la guarnición, el único terreno sobre el que puede crecer una comunidad real”. La desnudez sería la verdad y el despojamiento el descubrimiento de sí mismo, esto tiene resonancias políticas: el hombre desnudo será más libre y feliz, y también un hombre mejor.

Las revoluciones burguesas al desgarrar los velos de las ilusiones religiosas y políticas, han dejado al desnudo el poder y la explotación, la crueldad y la miseria, expuestos como heridas abiertas; al mismo tiempo han descubierto y expuestos nuevas opciones y esperanzas. Los hombres saben pensar por y para sí mismos, les piden cuenta a los jefes y gobernantes y están dispuestos a oponérseles y rebelarse.

La esperanza de Marx es que los hombres desguarnecidos de la clase obrera se unan para superar el frío y llegar al calor comunitario, el comunismo sería un vestido transparente que dé calor y al mismo tiempo enmarque la belleza desnuda. Pero ¿es esto factible? Los hombres tendrían que conocerse a sí mismos, para ello tienen que tener una personalidad definida, ¿es siquiera posible

que exista esa personalidad en un contexto tan voluble? La individualidad también podría estar desvaneciéndose en el aire moderno…

(4) La metamorfosis de los valores

Los valores antiguos no son destruidos por la soc. burguesa, sino que los incorpora y los convierte en valores de cambio. Todo vale si es rentable, es eso consiste el nihilismo moderno. Marx atribuye la metamorfosis de los valores al orden económico burgués (no a la racionalidad, la ciencia o la muerte de Dios).

Pero además de la destrucción, hay una tendencia a trascender que responde al principio de la libertad de comercio: toda soc. burguesa debe ser genuinamente abierta, por tanto existe la disputa de conciencia, porque tiene que estar abierta a políticas y culturas diferentes, incluso opuestas detractoras. Sin embargo, en los hechos los burgueses tratan de controlar los mercados, y aun son más cuidadosos en lo que se refiere al libre intercambio de ideas. Por otra parte, esta que movimientos revolucionarios, a favor de un cambio radical, también pueden tener lugar, pero volviéndose finalmente una mercancía más del sistema burgués.

El comunismo (nihilista también), profundizaría realmente las libertades que otorgó el capitalismo sin los horrores del nihilismo burgués, sin embargo, podría resultar mucho más desintegrador por no limitar el autodesarrollo.

(5) La perdida de la aureola

La aureola representa la experiencia de lo sagrado, para Marx el capitalismo destruye esta experiencia: todo lo sagrado es profanado. Lo que significa que todo puede ser destruido, y también que hay igualdad espiritual. (Ojo que con posterioridad la burguesía crea sus propias aureolas).

Marx da cuenta de la perdida de la aureola de los intelectuales, en cuanto ahora son asalariados, proletarios también. La cultura moderna es parte de la industria moderna. Sus trabajos deben contribuir a acrecentar el capital, deben ser rentables. Sin embargo, tienen particularidades con respecto a los demás proletarios, estos se “venden al detalle”, venden no solo trabajo físico, sino que mental, su sensibilidad, casi todo su ser. Dependen del mercado en su sustento material y espiritual (porque si quieren que sus ideas penetren y cambien el mundo, primero deben ser vendidos en el mercado).

La importancia de despojar a los intelectuales de sus aureolas es que la única forma de superar la contradicción surgida de su dependencia del mercado y del sistema, a pesar de que lo que busquen sea cambiarlo, y que finalmente sean transformados por el mercado en aliados del sistema que desprecian, es reconocer su dependencia y enfrentar directamente esas contradicciones.

Ahora, si ser un asalariado es la antítesis de tener una aureola ¿cómo va existir ese hombre nuevo capaz de trascender las contradicciones de la vida moderna? Nos encontramos una vez más con la

tensión entre la percepción crítica de Marx y sus esperanzas radicales. No hay que poner aureolas a la idea de trascendencia, ni tampoco a la resignación (“no hay nadie que pueda trascender”): debemos batallar por el equilibrio precario y dinámico que Gramsci describe como “Pesimismo del intelecto, optimismo de la voluntad”.

Conclusión

Berman buscó hacer converger el pensamiento de Marx con la tradición modernista: ambos evocan y captan una experiencia diferenciadamente moderna. Ambos hacen frente a esto con emociones contradictorias, ambos adoptan una visión de una modernidad última con hombres nuevos que dejarán atrás esas contradicciones.

Se ha interpretado a Marx como un autor modernista y al modernismo de un modo marxista (como emanado de la vida económica moderna). La importancia de este esfuerzo interpretativo es superar la solidez del marxismo que se ha ido desarrollando y darle mayor solidez al pensamiento modernista, mayor profundidad.

La importancia de estudiar el pensamiento de Marx, es que como se dice en el prologo es a través del estudio de los modernismos del siglo XIX que quizá podamos saber dónde estamos y cómo cambiar nuestras circunstancias y a nosotros mismo, especialmente útil para aquellos que son más críticos con la vida moderna.

(Se da cuenta de algunos debates modernos relacionados con Marx y la modernidad, como son los populismos del tercer mundo y las críticas a Marx de Marcuse y Arendt).