todavía lo recuerdo

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Todavía lo recuerdo: tú y yo a la sombra de un pequeño árbol a la orilla de ese erótico mar. Mirábamos todo mientras se aproximaba un vendedor de ostras, nos convenció. Le compramos. Estaban ricas, pero ambos nos intoxicamos, tu piel por la mañana no era la misma, llorabas del dolor de las agujas que trataron de aliviarte. Llorabas como una pequeña ostra. Tu cuerpo y tu rostro encapsulado en paredes de acuosa ternura, en secretos abismos, las cimas que dejaron tus pequeñas mi radas revoloteando en mis sonrisas a pesar de ti y de mí, y de nuestras distancias físicas y espirituales. Estás aquí y allí, en los recuerdos de mares, de pequeñas islas de arena y de corales, todavía veo los pequeños crustáceos en sus conchas debajo de tus pies. Y nos recuerdo, ambos llorando en el malecón como anticipo de esta tierra que nos separaría. Esa exquisita tragedia que los dioses hurtaron de Dios para nosotros. Para darle contenido a nuestro llanto

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eros y dolor

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Page 1: Todavía Lo Recuerdo

Todavía lo recuerdo:

tú y yo a la sombra de un pequeño árbol

a la orilla de ese erótico mar. Mirábamos todo

mientras se aproximaba un vendedor de ostras,

nos convenció. Le compramos. Estaban ricas,

pero ambos nos intoxicamos, tu piel por la mañana no era la misma,

llorabas del dolor de las agujas que trataron de aliviarte.

Llorabas como una pequeña ostra.

Tu cuerpo y tu rostro encapsulado en paredes de acuosa ternura,

en secretos abismos, las cimas que dejaron tus pequeñas miradas

revoloteando en mis sonrisas a pesar de ti y de mí,

y de nuestras distancias físicas y espirituales.

Estás aquí y allí, en los recuerdos de mares,

de pequeñas islas de arena y de corales,

todavía veo los pequeños crustáceos en sus conchas debajo de tus pies.

Y nos recuerdo, ambos llorando en el malecón como anticipo de esta tierra que nos separaría.

Esa exquisita tragedia que los dioses hurtaron de Dios para nosotros.

Para darle contenido a nuestro llanto