titulo propio ucm

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1 TITULO PROPIO UCM EXPERTO UNIVERSITARIO EN ENFERMEDAD PULMONAR INTERSTICIAL EN LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES SISTÉMICAS Tema 1 El sistema inmunitario y la autoinmunidad en la etiopatogenia de las EPID-EAS Autores: José Ramón Lamas López y Arkaitz Mucientes Ruiz Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC). UGC de Reumatología, Hospital Clínico San Carlos, Madrid, Spain Convenio de gestión externa: Sociedad Madrileña Neumomadrid www.neumomadrid.org

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TITULO PROPIO UCM

EXPERTO UNIVERSITARIO EN

ENFERMEDAD PULMONAR INTERSTICIAL

EN LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES

SISTÉMICAS

Tema 1 El sistema inmunitario y la autoinmunidad en la etiopatogenia de las EPID-EAS

Autores: José Ramón Lamas López y Arkaitz Mucientes Ruiz Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC). UGC de Reumatología, Hospital Clínico San Carlos, Madrid, Spain

Convenio de gestión externa:

Sociedad Madrileña Neumomadrid

www.neumomadrid.org

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Lección 1 El sistema inmunitario y la autoinmunidad en la etiopatogenia de las EPID-EAS Introducción

1.1 Mecanismos Efectores de la inmunidad y la Inflamación

1.2 Las enfermedades autoinmunes del tejido conectivo.

1.2.1 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a la Artritis Reumatoide (AR-

EPI)

1.2.2 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a la esclerosis sistémica (SSc-

EPID)

1.2.3 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a miopatías inflamatorias (MI-

EPID

1.2.4 EPID asociada al Lupus Eritematoso Sistémico (LES-EPID)

1.2.5 EPID asociada al Síndrome de Sjögren

3

INTRODUCCIÓN

El sistema inmunitario es el conjunto de órganos, células y tejidos encargados de

proteger a un organismo discriminando entre lo propio (tolerancia) y lo extraño a él

(vigilancia y protección). La capacidad para reconocer y discriminar, aunque adquirida

en fases precoces del desarrollo, evoluciona a lo largo de la vida adaptándose y

perfeccionando su modo de actuación. El correcto funcionamiento del sistema

inmunitario está sujeto al mantenimiento de un equilibrio entre la protección y la

tolerancia determinantes para evitar un estado inmunodeficiente o el desarrollo de una

reacción inflamatoria exacerbada que puede desembocar en una manifestaciones

autoinmune. Los propios mecanismos de defensa, si se cronifican pueden tener

efectos colaterales dañinos para el propio organismo. A lo largo de esta lección, se

explicarán los conceptos esenciales de los diferentes mecanismos inmunitarios

existentes, de su interacción y de cómo una respuesta inapropiada puede determinar

la aparición de procesos patológicos.

1.1 Mecanismos Efectores de la inmunidad y la Inflamación

Desde un punto de vista funcional, la inmunidad está constituida por dos mecanismos

inmunitarios complementarios y perfectamente coordinados, el sistema inmune

innato y el sistema inmune adaptativo. Ambos están integrados por un componente

celular y otro humoral.

Todas las células del sistema inmune proceden de células madre hematopoyéticas

pluripotentes ubicadas en la médula ósea y de las que derivan dos estirpes, el linaje

mieloide y el linaje linfoide. Las células mieloides son progenitoras de las células

dendríticas, los mastocitos, basófilos, neutrófilos, eosinófilos, monocitos, y los

macrófagos, además de megacariocitos y eritrocitos. Las células progenitoras

linfoides, por su parte, pueden diferenciarse en tres tipos de células: las células T, las

células B y las células NK (natural killer). Los procesos que determinan la

diferenciación de estas células son inducidos y mediados por el efecto de diferentes

interacciones por contacto célula-célula y la señalización generada por distintas

citoquina solubles secretadas.

El sistema inmune innato o no adaptativo, crea una línea defensiva primaria frente a

las agresiones externas a nivel físico y bioquímico. Esta tarea recae en barreras como

la piel, mucosas, secreciones, enzimas y otros factores solubles. Las respuestas que

4

genera son rápidas e inespecíficas y van dirigidas hacia características generales del

agente patógeno. El componente celular de la inmunidad innata está formado por

células fagocíticas (polimorfonucleares neutrófilos, monocitos y macrófagos), células

citotóxicas NK o células secretoras (eosinófilos, basófilos y mastocitos). A diferencia

del anterior, el sistema inmune específico o adaptativo está adaptado a la

naturaleza del patógeno, a su estrategia invasora y posee memoria, lo que le permite

generar respuestas más potentes y rápidas ante una eventual re exposición al

antígeno que provocó la respuesta primigenia. (Figura 1 y Tabla 1)

Los mecanismos efectores de la respuesta adaptativa dependen en gran medida de

diferentes moléculas de la superficie celular que actúan como moléculas de adhesión,

correceptores y fundamentalmente receptores específicos capaces de reconocer los

diferentes antígenos patogénicos en función de sus características. En este sentido,

los receptores expresados en los linfocitos B o BCR (B Cell Receptor) reconocen

antígenos en su estado nativo, activando su diferenciación y maduración para

convertirse en linfocitos B secretores de inmunoglobulinas (Ig) o anticuerpos, una

versión soluble del receptor que conserva su especificidad original.

Los receptores de los linfocitos T o TCR (T Cell Receptor), por su parte, reconocen

fragmentos peptídicos derivados de su procesamiento del antígeno, unidos a

moléculas del MHC (Major Histocompatibility Complex). Para permitir su

reconocimiento por los receptores antigénicos de los linfocitos los antígenos son

presentados en el contexto de una molécula del MHC anclada en la membrana

extracelular de las células presentadoras y procesadoras de antígeno. Basándose

en su estructura y función se distinguen dos tipos de moléculas del MHC: de clase I y

de clase II. Los linfocitos T, a su vez, se distribuyen en varias subpoblaciones,

dependiendo del tipo de proteína correceptora, CD4 o CD8, que expresan en su

membrana. Estos correceptores, que no se expresan juntos en un mismo linfocito T

diferenciado, determinan un diferente patrones de restricción por MHC. (Figura 2)

Las células T derivan de un progenitor linfoide común, migrado desde la médula ósea

al Timo, donde permanece hasta madurar; se les conoce como timocitos o células T

CD4+ naïve. La maduración y su polarización, dependen del entorno o microambiente

(inflamatorio) y de la presencia de citoquinas, que a su vez determinan la secreción de

otras más específicas del tipo de linfocito maduro. Inicialmente, los timocitos carecen

de los antígenos de superficie de las células maduras y de receptores. Los timocitos

doblemente negativos (CD4-/CD8-) son inducidos a expresar otras moléculas como

5

CD1, CD2, CD5, CD6, CD7 y el receptor de interleuquina-2 (IL-2R), esenciales para el

establecimiento inicial de las interacciones receptor ligando, durante la ontogenia

temprana. Posteriormente, estos progenitores de células T sufren una reorganización

de los genes que codifican las cadenas proteicas α y β (o γ y δ) del TCR para generar

células T inmaduras.

Así, mientras los linfocitos T citotóxicos (CD8+) o CTLs (Citotoxic T Lymphocytes),

son células efectoras líticas, y que reconocen el péptido presentado por moléculas del

MHC de clase I (se dice que están restringidas por el MHC de clase I), las células Th

(auxiliares o helper) (CD4+) dictan la producción de citoquinas implicados en tres tipos

de respuestas inmunes. La respuesta de tipo Th1, inducida por la interleucina-12 (IL-

12) y el interferón-γ (IFN-γ) es responsable de la citotoxicidad mediada por células T.

La respuesta Th2, es inducida por la IL-4, IL-5, e IL-13 y es responsable del desarrollo

de la enfermedad alérgica mediada por inmunoglobulina E (IgE). La respuesta de tipo

Th17 da lugar a una inflamación neutrofílica característica y es patogénica en algunos

modelos experimentales de autoinmunidad. Por último, las células T reguladoras

(Treg), fenotípicamente diferentes de las Th (expresan específicamente el factor de

transcripción FoxP3 y la cadena a del receptor de IL-2, CD25) suprimen la activación,

proliferación y producción de citoquinas por las células T CD4+ y T CD8+.

El reconocimiento de antígenos en el contexto de cada uno de los receptores

antigénicos descritos, inicia una serie de procesos esenciales para desarrollar la

respuesta inmune más apropiada al patógeno o daño inductor, permitiendo la

diferenciación de los linfocitos B en células plasmáticas secretoras de anticuerpos o la

activación y diferenciación de los linfocitos T CD8+ y CD4+ en células efectoras y

secretoras de citoquinas. Este proceso se fundamenta en la selección clonal y la

perpetuación de aquellos linfocitos capaces de reconocer fragmentos antigénicos

“extraños” y en la conservación por parte de los mismos de una “memoria”

inmunológica.

El mecanismo que determina la selección clonal de los timocitos (o linfocitos T

inmaduros) se fundamenta en la intensidad de la señal transducida una vez que el

TCR reconoce el péptido antigénico, en el contexto del MHC, presentado por una

célula presentadora de antígeno. Para ello, los residuos polimórficos de la región

variable de las cadenas α y β del TCR deben contactar con regiones del complejo

conformado por una molécula del MHC y un péptido alojado en su surco o cavidad de

unión. La intensidad de la señal transducida al interior del timocito determinará la

supervivencia o no del mismo; para ello, la señal no debe ser ni muy débil (selección

6

nula) ni excesiva (selección negativa) en cuyo caso se induce una muerte apoptótica

del timocito. Sólo cuando la señal es moderada, se permite la supervivencia del

timocito (selección positiva). La tolerancia inmunitaria se fundamenta por lo tanto en

la delección clonal de células efectoras autorreactivas capaces de reconocer lo

propio como extraño. Cuando esta selección falla, se desencadena una respuesta

autoinmune.

Las causas por las que puede inducirse una supresión de la tolerancia y la

subsiguiente respuesta autoinmune pueden ser múltiples. Entre ellas, el l

reconocimiento de un antígeno modificado o el mimetismo molecular, consistente

en la similitud entre un antígeno propio y uno extraño frente al que se guardaba

recuerdo inmunológico Otras causas incluyen la activación policlonal

indiscriminada de linfocitos, tras una infección o la existencia de un desequilibrio

entre linfocitos Th y Treg. Por último la exposición a antígenos en zonas ocultas o de

difícil acceso para el sistema inmune (como por ejemplo en el humor vítreo del ojo) o

alteraciones de la apoptosis, pueden dar lugar a reacciones frente a antígenos

intracelulares o nucleares normalmente ocultos en las vesículas apoptóticas.

El número de enfermedades provocadas por respuestas autoinmunes es numeroso y

algunas de ellas son incluso muy comunes.1 A grandes rasgos pueden clasificarse en

dos grupos: las enfermedades autoinmunes específicas de un órgano y las

Enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS).

Entre las órgano-específicas se incluyen enfermedades como la la enfermedad de

Graves, la tiroiditis de Hashimoto (tiroides) o la celiaquía (recubrimiento del intestino

delgado). Las enfermedades sistémicas, por su parte, pueden afectar a cualquier

órgano o a varios sistemas simultáneamente en un mismo individuo y la distribución

del autoantígeno determina ampliamente la manifestación de la enfermedad. Algunos

ejemplos incluyen a la artritis reumatoide (AR), la esclerodermia, las miopatías

inflamatorias, el síndrome de Sjögren primario y el Lupus Eritematoso Sistémico (LES)

y las vasculitis sistémicas, entre otras. En las EAS no específicas de órganos, es

frecuente el "síndrome de superposición"; esto es, que un mismo paciente presente

perfiles de autoanticuerpos y de características clínicas de dos enfermedades.

Tampoco es infrecuente que una misma persona padezca dos enfermedades

autoinmunes diferentes de manera simultánea. Probablemente, debido a que la base

patogenética subyacente de estas enfermedades es similar, es frecuente que entre

miembros de una misma familia se den agrupamientos de enfermedades autoinmunes.

7

1.2 Las enfermedades autoinmunes del tejido conectivo y su compromiso

pulmonar.

Entre los trastornos mediados por procesos autoinmunes, las enfermedades del tejido

conectivo forman un grupo heterogéneo caracterizado por la aparición frecuente de

daños multiorgánicos. Las complicaciones pulmonares son muy comunes y aunque

por lo general ocurren tras el inicio de otros síntomas, por ejemplo articulares, también

pueden presentarse antes.2 Todos los componentes del sistema respiratorio,

incluyendo: las vías respiratorias, vasos sanguíneos, parénquima, pleura y músculos

respiratorios pueden estar implicados. (Tabla 2) El curso clínico es muy variable,

desde leve a rápidamente progresivo y mientras algunos procesos son reversibles

otros no. El compromiso pulmonar es, en cualquier caso, una causa de

morbimortalidad creciente en las enfermedades autoinmunes del tejido conectivo y por

lo tanto la identificación de la reversibilidad o no, es una cuestión clínicamente

importante, puesto que de ello depende el pronóstico y la respuesta terapéutica más

adecuada.

En las siguientes páginas, se revisa con más detalle los mecanismos fisiopatogénicos

autoinmunes implicados en el desarrollo de las EPID que acompaña con frecuencia a

algunas de las principales EAS del tejido conectivo.

1.2.1 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a la Artritis Reumatoide (AR-EPI)

La característica más llamativa de la afectación pulmonar de la AR es el hecho de que

casi todos los componentes de la estructura pulmonar son objetivos potenciales de

lesión.3 Las enfermedades parenquimatosas incluyen la EPID o nódulos, mientras que

las enfermedades de las vías respiratorias incluyen, aunque no se limitan a la

bronquiectasia, la bronquiolitis (asociada con la retención de aire) y el engrosamiento

de la pared bronquial.4

Entre pacientes de AR, las EPID son la segunda causa de mortalidad. Su prevalencia,

clínicamente significativa, se sitúa entre el 6-30% de los pacientes con AR 5 y de hasta

el 58% al incluir la AR-EPID subclínica5 La AR-EPID puede ocurrir antes, durante o

después de haber desarrollado la AR 6 y el riesgo de AR-EPID aumenta con la

duración de la AR.7 Se ha estimado que el riesgo de desarrollar EPID a lo largo de la

8

vida es del 7,7% en los pacientes con AR, en comparación con el 0,9% en la población

general.8

La EPID presente en AR, difiere de la encontrada en otras patologías del tejido

conectivo por la frecuente aparición del patrón de pulmonía intersticial característico de

la fibrosis pulmonar, con la que parece compartir mecanismos patogenéticos

comunes.9 En un estudio reciente, se ha visto que en efecto, uno de cada pacientes

con AR-EPID portan al menos una mutación en genes ligados a la fibrosis pulmonar y

la existencia de factores de riesgo genéticos compartidos entre ambas patologías.10

Los factores de riesgo para la AR-EPID identificados, en la mayoría de los estudios,

incluyen el género masculino, la edad de inicio más avanzada, el tabaquismo y el alto

título de los anticuerpos contra el factor reumatoide (RF) y anticuerpos anti proteínas

citrulinadas (ACPA) (Figura 5),11 mientras que la duración y la gravedad de la AR han

sido identificadas en algunos estudios, pero no en todos.12

En lo referente a los mecanismos del sistema inmunitario implicados en la

etiopatogenia de la AR-EPID, los resultados obtenidos en varios estudios realizados

en los últimos años indican la importancia del componente humoral en el desarrollo de

la misma. Turesson et al.13 demostraron, mediante biopsias de pulmones de pacientes

de AR-EPID, que las lesiones pulmonares estaban caracterizadas por un número

elevado de células T CD4+, sugiriendo su importancia en el desarrollo de

manifestaciones pulmonares en pacientes de AR. Posteriormente, Atkins et al. 14

comprobaron la existencia de hiperplasia folicular de células B CD20+ en pacientes de

AR-EPID en comparación con pacientes de EPID y pacientes sanos. Más

recientemente la investigación se ha enfocado en aclarar ante qué antígenos se

genera la respuesta humoral que caracteriza a la AR-EPID. Entre los antígenos

descritos destacan las proteínas citrulinadas (la citrulinación es la conversión

postraslacional de arginina a citrulina), siendo propuestas como potenciales

biomarcadores para la AR-EPID.15 Entre ellas, la proteína HSP90 citrulinada, en sus

dos isoformas, ha sido identificada como un autoantígeno en la AR-EPID16 . Un

estudio reciente de Chen et al.17 en el que se evaluó in vitro la respuesta de citoquinas,

demostró que la HSP90β citrulinada inducía una mayor producción de IFN-γ en

pacientes AR-EPID que en los otros grupos estudiados, lo que posiblemente indica la

relación de éste mecanismo con el desarrollo de la AR-EPID.

1.2.2 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a la esclerosis sistémica (SSc-

EPID)

9

La esclerosis sistémica (SSc) es la enfermedad autoinmune del tejido conectivo con

mayor tasa de mortalidad, de hasta un 40% cuando se asocia con EPID.18 Se

caracteriza por una combinación de lesiones inflamatorias, destructivas y fibróticas que

dañan la microvasculatura, la piel y varios órganos internos.

Se conoce poco acerca de la etiopatogenia de la SSc-EPID. Se postula que es el

resultado de la interacción anormal entre las células endoteliales, las células

mononucleares (linfocitos y monocitos) y fibroblastos en los que la secreción de

citoquinas inductoras de fibrosis inducen un aumento de la producción de proteínas de

matriz extracelular. Tanto la inmunidad innata como adquirida parecen estar

implicadas en un contexto de hiperreactividad vascular e hipoxia tisular, pero el orden

en el que la inflamación y/o la fibrosis ocurren, es incierto.19

Típicamente, la histopatología pulmonar dela SSc revela la existencia de una fibrosis

intersticial homogénea y un infiltrado celular inflamatorio modesto; pero el espectro de

severidad de la SSc-EPID es amplio, incluyendo casos clínicos con un compromiso

pulmonar limitado y estable hasta aquellos con fibrosis pulmonar extensa y progresiva.

Las lesiones fibróticas pulmonares se asocian genéticamernte al MHC de clase II

DR3/DR52a y a la existencia de anticuerpos anti-topoisomerasa I en el suero. En el

líquido de lavado bronco-alveolar (BAL) de los pacientes con SSc-EPID también están

presentes otros mediadores de la inflamación y células inflamatorias, indicando la

existencia de una inflamación pulmonar continua.

Las lesiones de las células endoteliales y las células epiteliales pulmonares parecen

ser cruciales en la patogénesis de la SSc. Durante la fase reparadora, los linfocitos T

secretan citoquinas de tipo Th2, como la IL-4, que estimula la proliferación de

fibroblastos y aumenta la síntesis de colágeno. Los linfocitos T también parecen

intervenir en el desarrollo de SSc-EPID, de hecho, se han encontrado en biopsias

pulmonares de folículos linfoides y otros estudios de expresión génica han demostrado

la síntesis de IL-4 por parte de linfocitos CD8+ intra-alveolares de pacientes con

EPID.20 El aumento de la síntesis de IL-4, per se probablemente no explica el aumento

de la producción de la matriz de colágeno. Valentini et al. aportaron pruebas de que en

la sangre periférica de los pacientes de SSc se produce tanto una activación de Th1,

como Th2.21

10

En el comienzo de la enfermedad, también se activan los linfocitos B que producen

autoanticuerpos favorecedores de un fenotipo profibrótico de los fibroblastos. Más del

90% de los pacientes con SSc presentan anticuerpos antinucleares en el suero, que

aunque no tienen función patogénica conocida, son útiles para establecer un

pronóstico. También se han identificado anticuerpos anti-topoisomerasa 1 del

endotelio 22 y antifibroblastos, éstos sí, con un papel patogénico y asociado con la

EPID.23

Los estudios más recientes examinando los perfiles de expresión génica de las etapas

temprana y tardía del SSc-EPID demuestran una expresión anormal de los

marcadores de la migración y activación de los macrófagos, así como una expresión

aumentada del TGF-β y de genes regulados por interferón.24 Por otra parte, estudios

de expresión génica han revelado una elevada expresión y diferencial en

determinados pacientes con SSc del gen para el ligando de quimioquinas CXCL4 que

se correlaciona con un estudio proteómico que revela la existencia también en suero

de niveles elevados que se correlacionan con la fibrosis pulmonar.25 Los polimorfismos

en los loci de otros genes genes adicionales también se asocian con la presencia y/o

severidad de la fibrosis pulmonar, entre ellos genes relacionados con la homeostasis

epitelial de los alveolos (SP-B, HGF), la regulación Inmune (IRAK-1, IRF-5, NLRP1,

CXCL4, OAS1, IFI44, CCL18, CD163) y la activación de fibroblastos y regeneración de

matriz extracelular (COL1A, CTGF, MMP-12). Aunque modestos, estos avances

genéticos y moleculares contribuyen al entendimiento, avance y desarrollo futuro de

biomarcadores que permitan un abordaje apropiado de la SSc-EPID.

1.2.3 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a miopatías inflamatorias (MI-EPID) Las miopatías inflamatorias idiopáticas, comúnmente denominadas miositis,

conforman un grupo de enfermedades heterogéneas del tejido conectivo que afectan

al músculo esquelético y otros sistemas orgánicos. Entre ellas se encuentran dos

subtipos: la polimiositis (PM) y la dermatomiositis (DM). En la mayoría de los casos, la

afectación pulmonar asociada a la miositis toma una forma de EPID más específica del

haplotipo HLA clase II y los auto-anticuerpos específicos, que por el subtipo de

miositis.26 Así, tanto la prevalencia de la PM como de la DM es mayor en sujetos

portadores del haplotipo formado por los alelos DRB1*03; DQA1*05; DQB1*02, y que

se asocian con la presencia de antoanticuerpos anti-sintetasa (tRNA sintetasas), tanto

en la EPID asociada a PM, como a DM. En aquellos pacientes con el síndrome anti-

sintetasa, este haplotipo se asocia con mala evolución de la enfermedad que contrasta

11

con la evolución más favorable en aquellos individuos DRB1*07; DQA1*02; DQB1*02

con presencia de auto-anticuerpos anti-Mi-2 (DNA helicasa), que apenas presentan

EPID. Con base a esta predisposición genética y los datos de otros estudios que

implican como iniciadores a agentes externos infecciosos y no infecciosos, es muy

probable que en el inicio de las EPIDS asociadas a miopatías inflamatorias estén

implicados factores ambientales. Esto sería aún más probable para algunos tipos de

autoanticuerpos como ocurre en pacientes con características genéticas comunes y

presencia de anticuerpos anti-Jo-1(Histidil tRNA sintetasa).

Es interesante hacer notar, que aunque la PM y la DM pueden compartir el mismo

repertorio de anticuerpos específicos y patrones clínicos, relativos al compromiso

muscular, similares; su histopatología sugiere procesos inmunopatogénicos diferentes.

En el caso de la PM, la reacción autoinmune hacia las miofibras musculares parece

ser mediada por células T predominantemente CD8+, lo que sugiere que el antígeno

reconocido se encuentra en la superficie muscular.

A diferencia de la PM en el caso de la DM parece mediada por, la DM parece estar

mediada por un componente humoral con presencia de células B y células T CD4+

localizadas perivascularmente y que da lugar a una atrofia perifascicular y fibrosis.

Aunque el daño vascular no explique completamente las anormalidades

histopatológicas encontradas en el tejido muscular de la DM, las anormalidades

vasculares parecen contribuir a las características dermatológicas de la DM.

Adicionalmente, la DM se caracteriza por la sobreexpresión de genes inducibles por

IFNα.

La activación de las células T parece desempeñar un papel clave en el inicio del daño

pulmonar presente en la PM-EPID y DM-EPID. El lavado broncoalveolar (BAL) ha

demostrado un predominio de linfocitos T con una relación CD4+/CD8+ reducida. Las

muestras de biopsia pulmonar revelan la existencia de células T activadas en el

intersticio y dentro de las paredes alveolares, incluso de alvéolos aparentemente

normales. Curiosamente, los estudios sugieren que las citoquinas asociadas con Th1

pueden mediar la respuesta inmune de la MI-EPID, diferenciándola de la FPI y de la

SSc-EPID en las que el patrón de citoquinas asociadas son predominantemente del

tipo Th2.

1.2.4 EPID asociada al Lupus Eritematoso Sistémico (LES-EPID)

12

El LES es una enfermedad inflamatoria autoinmune sistémica que afecta

principalmente a mujeres en edad fértil. La afectación pulmonar en pacientes con LES

es muy común y a lo largo de la enfermedad casi la mitad de ellos presentará algún

síntoma respiratorio. Como en el caso de la AR, cualquiera de los componentes de la

estructura pulmonar puede verse aceptado, manifestándose con pleuritis, EPID,

hemorragia alveolar, hipertensión pulmonar o embolia pulmonar, entre otras. La

estimación de la prevalencia del LES-EPID varía según el diseño del estudio, el grado

de enfermedad y la población de estudio. La revisión más reciente ha estimado que la

frecuencia de LES-EPID clínicamente significativo entre el 1-15%.27

Aunque desconocidos, los mecanismos patogénicos implicados apuntan a la

existencia de defectos en el sistema inmune adquirido que desembocan en

inflamación y fibrosis característica de la EPID. Los primeros trabajos señalaban el

papel del componente humoral, representado por la presencia de ANAs (Anticuerpos

Anti Nucleares) Los anticuerpos anti-SSA/Ro solo o contra SSA/Ro y SSB/La (péptidos

ligados a las ribonucleoproteínas SSA-60kD, SSA-52kD y SSB-48kD) que están

presentes en hasta el 70-90% de los pacientes con lupus cutáneo subagudo. Los

análisis histológicos muestran granulares de IgG, IgM, Clq, C3, ANA y anticuerpos

anti-dsDNA. Otros trabajos responsabilizan al componente celular evidenciando la

presencia predominante de granulocitos y linfocitos en el lavado bronco-alveolar (BAL)

de pacientes con LES-EPID; así como la relación inversa que existe entre la capacidad

de difusión de monóxido de carbono (DLCO) y el número de linfocitos T citotóxicos y

células NK en el BAL.28

Los modelos animales, sin embargo han puesto el foco de atención en el TGF-β como

eje central en el desarrollo de EPID. La IL4 e IL13, producidas por las células Th2,

serían las activadoras de los fibroblastos, promoviendo la expresión del TGF-β, en

concordancia con los mayores niveles de mRNA de TGF-β encontrado en el BAL de

pacientes LES-EPID.29

1.2.5 Enfermedad pulmonar intersticial asociada a Síndrome de Sjögren

El síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune inflamatoria que provoca la

inflamación y destrucción de las glándulas exocrinas. Existen dos tipos del síndrome

de Sjögren, el primario, que ocurre sin relación alguna con otras enfermedades y el

secundario que suele presentarse superpuesto a otras enfermedades autoinmunes,

como la AR, LES, SSc o MI. Las áreas más comúnmente afectadas incluyen a los

ojos, boca y garganta, glándulas salivales, piel, etc. en las que el principal síntoma

13

consiste en la sequedad de ojos (xeroftalmia), de boca (xerostomía) y en torno al 50%

de los pacientes con Sjögren presentan sequedad de la piel (xeroderma) y otros

síntomas como la urticaria. El Sjögren también se asocia con otros síntomas

extraglandulares como las artralgias, artritis, fenómeno de Raynaud, mialgias y

enfermedades pulmonares.

Dependiendo la población de pacientes seleccionada y de los métodos de detección

del daño pulmonar, las manifestaciones pulmonares asociadas al Sjögren tienen una

prevalencia muy variable (9-75%). En general, los estudios que definen la afectación

pulmonar como la presencia de síntomas respiratorios y anormalidades de la función

pulmonar basadas en pruebas de diagnóstico por imagen, se estiman entre el 10-20%

de los pacientes. El patrón histopatológicos más común se corresponde con una

EPID.30

Como ocurre con otras enfermedades autoinmunes, la etiopatogénesis del síndrome

de Sjögren combina factores ambientales como infecciones víricas (citomegalovirus,

VIH, virus de la leucemia de células T humanas y virus de la hepatitis C) y una

predisposición genética31 que induce una desregulación hormonal y la inflamación

glandular inicial (epitelitis autoinmune) que desemboca en una respuesta inmunitaria

desregulada. Los estudios más recientes tratando de caracterizar la la respuesta

inmunitaria presente en el síndrome de Sjögren, confirman la participación tanto de la

inmunidad adaptativa como innata. Así, las células B muestran una anormal

activación, y proliferación que resulta en la secreción de auto-anticuerpos

antinucleares anti-SSA/Ro y anti-SSB/La. Recientemente, se ha demostrado que los

autoanticuerpos anti-Ro52 pueden causar disfunción glandular en ratones32. El papel

de las células T, aunque ampliamente estudiado en el síndrome de Sjögren, muestra

conclusiones divergentes, especialmente con respecto a las funciones de las células T

reguladoras y T-helper 17, aunque se ha constatado la existencia de activación de

células T y presencia de citotoxicidad.

Por último, la implicación de la inmunidad innata en la patogénesis del síndrome de

Sjögren es un área de creciente interés. Algunas de las líneas de investigación se

centran en: el papel del tipo de interferón presente en función del patrón de Sjögren,

los defectos en la eliminación de células apoptóticas, el papel en la iniciación y

amplificación de la respuesta immune innata del receptor P2X7, presente en

inflamasomas de las glándulas salivares, y el papel de las células epiteliales, así como

otros elementos pro-inflamatorios. Esta respuesta inmunitaria innata, combinada con la

14

inflamación local, infiltración glandular y auto-anticuerpos patógénicos anti-Ro52,

podría ser la causa del daño broncopulmonar observado en algunos pacientes con

síndrome de Sjögren.

15

BIBLIOGRAFÍA DE LECTURA RECOMENDADA

Conjunto de artículos que han de ser de lectura obligatoria y que han de comentarse

por parte del profesor (2-3 artículos o capítulos de libro).

OBLIGATORIAS (Se adjuntarán los PDFs)

Lectura Obligatoria 1

Proposed Classification of Immunological Diseases

http://doi.org/10.1371/journal.pmed.0030297

Conceptualmente, la autoinmunidad se entiende como un defecto en la selección de

los linfocitos B o T que determina la aparición de una respuesta aberrante frente a

autoantígenos. Sin embargo, el concepto “autoinmunidad” plantea dificultades

conceptuales cuando incluimos el término autoinflamación, particularmente cuando el

origen no es autoinmune. La heterogeneidad clínica dentro de las enfermedades

inmunológicas, tanto entre pacientes como entre poblaciones, puede ser el reflejo de

la expresión variable de los factores autoinflamatorios y autoinmunes en la causalidad

de la enfermedad.

Lectura Obligatoria 2

Lung Manifestations in the Rheumatic Diseases

https://doi.org/10.1016/j.chest.2017.05.015

El diagnóstico y tratamiento de las afecciones pulmonares presentes en las

enfermedades reumáticas son aún un reto importante para el sistema de salud debido

a la elevada morbi-mortalidad asociada. En los pacientes con enfermedades

reumáticas, la enfermedad pulmonar ocurre en el contexto de una enfermedad

sistémica subyacente, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento y por lo tanto es

necesario entender las características particulares del daño pulmonar en cada

enfermedad reumática. En esta revisión reciente se hace un somero repaso de los

aspectos fundamentales de las manifestaciones pulmonares en distintas patologías

reumáticas autoinmunes, para un mejor diagnóstico, seguimiento y opciones de

tratamiento.

16

RECOMENDADAS (Se adjuntarán los PDFs)

Lectura recomendada 1

Key concepts in immunology

https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2010.07.022

Lectura Recomendada 2

Regulation of Adaptive Immunity by the Innate Immune System

https://doi.org/10.1126/science.1183021

CASO CLÍNICO.

Este tema no da luhar al planteanmiento de un caso clínico, ya que hay temas más

específicos a lo largo del curso que permiten una inclusión más apropiada.

CUESTIONARIO DE AUTOEVALUACIÓN.

Constará de 20 preguntas tipo test sobre la lección teórica y/o la bibliografía

recomendada de lectura obligada; cinco de esas preguntas corresponderán a casos

clínicos.

17

ANEXO 1 (ABREVIATURAS)

Ab (Antibody) Anticuerpo

ACPA (Anticitrullinated Peptide Ab) Anticuerpos anti-Péptido Citrulinado

ANAs Anticuerpos Anti Nucleares

AR Artritis Reumatoide

AR-EPID EPID asociada a Artritis Reumatoide

BAL (Broncho-Alveolar Lavage) Lavado bronco-alveolar

BCR (B Cell Receptor) Receptor de la célula B

CCL18 Chemokine [C-C motif] ligand 18

CD (ej. CD4, CD8 etc) Cluster of Differentiation

Célula NK (Célula natural killer). Célula NK

COL1A Collagen, type I, alpha

CTGF CCN2, connective tissue growth factor

CTLs (Citotoxic T Lymphocytes) Linfocitos T citotóxicos

CXCL4 Chemokine [C-X-C motif] ligand 4

DLCO Capacidad de difusión monóxido de carbono

EAS Enfermedade Autoinmune Sistémica

EPID Enfermedad Pulmonar Intersticial Difusa

HGF Hepatocyte growth factor

HSP90 Heat shock protein 90 kDa.

IFI44 Interferon-induced protein 44

IFNα Interferón alfa

Ig Inmunoglobulina

IL- Interleuquina

IRAK-1 Interleukin-1 receptor-associated kinase 1

IRF5 Interferon regulatory factor 5

LES Lupus Eritematoso Sistémico

LES-EPID EPID asociada a Lupus

MHC (Major Histocompatibility Complex) Complejo Principal de Histocompatibilidad

MMP-12 Matrix metalloproteinase 12

18

NLRP1 NACHT,LRR, PYD domains-containing protein 1

OAS1 2′-5′-oligoadenylate synthetase 1

RF (Rheumathoid Factor) Factor Reumatoide

SP-B Surfactant protein B

SSc (Systemic Sclerosis) Esclerois sistémica o Esclerodermia

SSc-EPID EPID asociada a esclerosis sistémica

TCR (T Cell Receptor) Receptor de la célula T

Th Célula T (helper) Auxiliar

Treg Célula T reguladora

19

ANEXO 2 (BIBLIOGRAFÍA)

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