título: hacia un renovado pensamiento marxista latinoamericano · sintéticamente el desarrollo...
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Título: Hacia un renovado pensamiento marxista latinoamericano.
Autor: Bahena Armillas Edwin Bulmaro.
Carrera: Ciencia Política.
Semestre: Octavo.
Introducción.
El pensamiento de América Latina ha estado influido por distintas corrientes teórico-
metodológicas. El marxismo ha sido una de las vetas en donde los filósofos, historiadores,
economistas, politólogos y sociólogos latinoamericanos se han inspirado para entender los
problemas sociales que aquejan a la región.
A tales circunstancias, es indispensable entender la teoría marxista de la dependencia,
en especial, los aportes de Ruy Mauro Marini para comprenderlos y ver qué ventajas, límites
y críticas han tenido sus contribuciones a la reflexión latinoamericana ya en el siglo XXI.
A mi parecer, “Dialéctica de la dependencia” representó el libro más acabado de este
autor brasileño, y aunque pequeño en extensión, ha constituido uno de los más grandes
aportes que merecen ser revisados detalladamente.
De esta manera, lo que pretendo realizar en este ensayo es analizar teórica y
críticamente la teoría marxista de la dependencia desde sus dos pilares que le dan sustento:
el intercambio desigual y la superexplotación de la fuerza de trabajo. De la misma forma, los
veré a la luz de nuevos intentos teóricos como la propuesta de “capitalismo no íntegro” de
David Álvarez Saldaña. Finalmente, después de revisar y comparar críticamente estas dos
propuestas realizaré un intento por ampliar aún más el horizonte que nos presentan este par
de alternativas.
Para una mejor comprensión de este trabajo lo dividiré de la siguiente manera:
a) Esbozo histórico del pensamiento latinoamericano. Aquí se comprenderá
sintéticamente el desarrollo del pensamiento social de la región para tener un
contexto de donde se ubica la teoría marxista de la dependencia.
b) La dependencia en Ruy Mauro Marini. En esta parte se analizarán sus pilares
teóricos: el intercambio desigual y la superexplotación de la fuerza de trabajo que
se inscriben en un imperialismo y subimperialismo.
c) Alcances y límites de la teoría marxista de la dependencia. Se anotarán y
compararán las propuestas teóricas de un “capitalismo dependiente” o un
“capitalismo no íntegro” desde un punto de vista crítico.
d) Una nueva idea sintética. En este apartado trataré de sintetizar las proposiciones
del capitalismo central-dependiente vs no íntegro-íntegro con un par de conceptos
que designaré como “capitalismo completo-incompleto”. Asimismo, los expresaré
de forma matemática.
e) Hacia una propuesta con renovados horizontes. Aquí intentaré proponer un par de
abstracciones que denominaré como “sobreexplotación” de la fuerza de trabajo
latinoamericana y “capitalismo siamés.” Con ello se pretende superar las
concepciones de “superexplotación”, de “centro-periferia” e “integridad-no
integridad.”
f) Consideraciones finales. Después de los conceptos planteados anotaré algunas
observaciones acerca de los posibles obstáculos que tiene y ha tenido
Latinoamérica para superar, de una manera revolucionaria, su condición
imperante.
Sin mayor preámbulo se pasará a elaborar dicha tarea.
I. Esbozo histórico del pensamiento latinoamericano.
Se puede decir que el pensamiento de América Latina, según Adrián Sotelo Valencia, ha
tenido tres grandes etapas: primera, la que va desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la
segunda guerra mundial; posteriormente, la que transcurre desde esa guerra hasta la
década de 1970 del siglo pasado; tercera, la que parte del decenio de 1980 hasta nuestros
días.1
En la primera fase se encuentran los primigenios pensadores de la región entre los
cuales destacan José María Morelos, Benito Juárez, José de San Martín, Simón Bolívar,
José Martí. Miguel Ángel Rodó y José Carlos Mariátegui.
Por su puesto, sus aportaciones no pueden ser consideradas como textos teóricos-
científicos. Pero sus anotaciones y visiones de su tiempo han trascendido y tienen vigencia
aún en nuestros días.
No obstante, hay que reparar que muchos de estos hombres fueron partícipes de la
construcción de los Estados-Nación latinoamericanos. Desde luego, no se puede perder de
vista que el positivismo y el arielismo, éste último como contraposición del primero,
constituyeron unas columnas del inicial pensamiento de esta región.
Es precisamente a partir de la segunda guerra mundial cuando existió una época dorada
del desarrollo científico social de América Latina. En esta fase se puede decir, a manera de
pura esquematización, que las corrientes del pensamiento se dividieron de la siguiente
forma: las funcionalistas y las marxistas.
1 Adrián Sotelo Valencia. De crisis y paradigmas. La teoría de la dependencia en el siglo XXI, Introducción. Pp.
13-24. Desde luego, estas etapas son para entender, de forma ilustrativa, la situación del pensamiento que ha
proliferado en esta parte del mundo. Para nada pretende ser un marco riguroso, únicamente es un esquema para
comprender mejor la situación.
Dentro de la primera se plantearon el problema de las “transiciones”, es decir, el paso de
la tradición a la modernidad. Es justamente de estas consideraciones de donde surgió el
“desarrollismo” de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Esta corriente
diseñó, en la voz de su principal exponente Raúl Prebisch, el teorema centro-periferia. En el
centro se encuentran los países capitalistas desarrollados. En el segundo están las naciones
subdesarrolladas donde Latinoamérica es una parte medular. Lo que pensaron los adeptos
de esta escuela fue que esta región podía transitar de un capitalismo subdesarrollado o
periférico a uno desarrollado o central. Esto se podía llevar mediante la acción rectora del
Estado en la economía, es decir, la forma en la que éste sería el propulsor de la
industrialización mediante políticas keynesianas2.
En contraposición a esta vertiente surgió la teoría marxista de la dependencia. Lo que
plantearon varios autores -entre los cuales podemos destacar a Ruy Muro Marini, Thetonio
Dos Santos, Vania Bambirra por solamente señalar a los más importantes- fue que la
dependencia no es una situación coyuntural que se puede superar mediante la acción
voluntarista del Estado, proletariado y burguesía, al contrario, es una condición estructural
en donde los países de América Latina se desenvuelven de acuerdo al desarrollo de las
naciones del centro. En consecuencia, el estudio se tenía que realizar en una visión mundial
del capitalismo.
Sin embargo, dentro de la misma visión marxista floreció el endogenismo. Esta variante
propuso que la situación de la región se tenía que explicar bajo condiciones propias de
Latinoamérica y no determinarla o vincularla con el desarrollo del capitalismo central. A las
conclusiones que llegaron fue que se podía arribar al socialismo mediante una cooperación
de las distintas clases que componían a la sociedad. Su modelo fue el chileno bajo el
mandato de Salvador Allende. No obstante, al fracasar ese intento y con la desaparición del
bloque socialista en Europa del este prácticamente se extinguió esa visión.
Así, se puede decir que el panorama del pensamiento latinoamericano en esta segunda
etapa se conformó de la siguiente manera:
Medina Echavarría y Germani, desde la teoría de la modernización; Prebisch,
Pinto, Furtado y Ferrer, desde la CEPAL y dando vida al desarrollismo;
Cardoso, Faletto, Sunkel y Paz, en el ILPES, avanzando en rupturas con la
CEPAL y abriendo cauces a las visiones de la dependencia, o del desarrollo
y subdesarrollo como dos caras del mismo proceso y de la acumulación a
escala internacional; Gunder Frank como un parteaguas teórico; Marini, Dos
2 Cabe señalar que uno de los grandes aportes del desarrollismo fue el desmentir los postulados del
pensamiento ricardiano en la región. Con ello se negó que las ventajas comparativas fueran benéficas para
Latinoamérica. Al contrario, únicamente pretendían conservar el carácter exportador-primario que existió en el
siglo XIX.
Santos, Vasconi y Bambirra, entre otros, desde el campo marxista, en torno a
la teoría de la dependencia3
Finalmente, el tercer estadio en el que vivimos actualmente consta de tres nuevas
vertientes: el neoliberalismo, el neodesarrollismo y aún la vigente teoría marxista de la
dependencia.
El neoliberalismo versa sus ideas en pilares como el neopositivismo, el posmodernismo
y el funcionalismo. Sus tópicos tratan sobre el choque de las civilizaciones, la tercera vía, la
democracia, la gobernabilidad o trayectorias laborales que velan la explotación de la
región, la división irreconciliable de clases y su posible superación por otra sociedad.
El neodesarrollismo intenta acoplar las viejas tesis del desarrollismo con el
neoliberalismo. El resultado de ello es tratar de aminorar los efectos de este último sin
pensar en su modificación sustancial.
Por último, la teoría marxista de la dependencia se encuentra, según Adrián Sotelo
Valencia, todavía vigente ya que detecta fenómenos de desempleo, marginalidad, de
centralidad del trabajo, de superexplotación de la fuerza laboral, de imperialismo y
subimperialismo.
II. La dependencia en Ruy Mauro Marini.
Hemos visto en dónde se ubica la teoría marxista de la dependencia. Ahora es necesario
ver qué ha planteado en la voz, desde mi punto de vista, de su más grande exponente: Ruy
Mauro Marini.
Para el marxista brasileño la dependencia latinoamericana inició en la colonia con la
misma mundialización del capitalismo en Europa occidental. Empero, todavía no se podía
hablar de una dependencia consolidada pues, más que una relación estructuralmente
subordinada, existió una subordinación política propio de una situación colonial en la que la
región se desenvolvió.
Fue hasta el siglo XIX cuando los países latinoamericanos, debido a su independencia y
a la creación de sus Estados-Nación, se vincularon en una dependencia claramente visible.
Marini nos lo expresó de la siguiente manera:
En otros términos, es a partir de entonces que se configura la dependencia
entendida como una relación de subordinación entre naciones formalmente
independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones
subordinadas son modificadas o recreadas parar asegurar la reproducción
ampliada de la dependencia.4
3 Jaime Osorio. “Fuentes y tendencias de la teoría de la dependencia” en la Teoría social latinoamericana. Vol. 2.
Pp. 175-1764 Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. P. 18.
Así, para este autor de América del sur “la historia del subdesarrollo latinoamericano, es
la historia del desarrollo del sistema capitalista mundial”5 Esa historia ha tenido dos pilares
que le han dado sustento: el intercambio desigual y la superexplotación de la fuerza de
trabajo.
De esta manera, el científico brasileño nos señaló que
Teóricamente, el intercambio de mercancías expresa el cambio de
equivalentes, cuyo valor se determina por la cantidad de trabajo socialmente
necesario que incorporan las mercancías. En la práctica, se observan
diferentes mecanismos que permiten realizar transferencias de valor,
pasando por encima de las leyes del intercambio, y que se expresan en la
manera en como se fijan los precios de mercado y los precios de producción
de las mercancías6
Las distintas maneras en las que se puede pasar por encima de la ley del valor son: por
efecto de una mayor productividad del trabajo y/o por la diferente composición orgánica del
capital entre los países del centro y de la periferia.
En lo concerniente a la primera forma Marini nos dijo lo siguiente:
[…] por efecto de una mayor productividad del trabajo, una nación puede
presentar precios de producción inferiores a sus concurrentes, sin por ello
bajar significativamente los precios de mercado de las condiciones de
producción que éstos contribuyen a fijar.7
En lo tocante a la segunda modalidad el marxista brasileño nos mencionó
[…] el mero hecho de que unas [naciones centrales] produzcan bienes
[tecnología] que las demás no producen [países periféricos] […] permite que
las primeras eludan la ley del valor, es decir, vendan sus productos a precios
superiores a su valor, configurando así un intercambio desigual.8
Todo lo anterior quiere decir que en los países centrales tienen una superior cantidad
invertida en capital constante lo que les permite bajar el valor promedio de las mercancías
pues poseen mayor productividad. Con esa disminución del valor o precio de producción les
da la posibilidad de vender sus mercancías (que generalmente son industrializadas o de alta
tecnología) a los países periféricos precisamente con los precios promedios del mercado
creando, en consecuencia, una ganancia extraordinaria. Es pues, esa ganancia
extraordinaria la que pagan los países de la periferia a los centrales mediante la
transferencia de su plusvalía en el intercambio. Esto únicamente es posible debido a que
mientras las primeras sólo producen mercancías primarias, las segundas, realizan
5 Ruy Mauro Marini. Subdesarrollo y revolución. P. 3
6 Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. P. 34.
7 Ibíd. P. 34.
8 Id. Los paréntesis son de mi parte.
mercancías industrializadas puesto que tienen grandes diferencias en su composición
orgánica de capital. Dicha diferencias radican en que la periferia tiene mayor inversión en el
capital variable, en tanto que el centro tiene mayor inversión en el capital constante.
Sin embargo, es aquí donde surge una pregunta fundamental: ¿cómo le hace América
Latina para seguir transfiriendo plusvalía al centro mediante el intercambio desigual? La
única respuesta es explotando enormemente a los trabajadores.
Es justamente la explicación que nos brindó Marini por medio de su concepto de
“superexplotación de la fuerza de trabajo”
Lo que importa señalar es que, para incrementar la masa de valor producida,
el capitalista debe necesariamente echar mano de una mayor explotación del
trabajo, ya sea través del aumento de su intensidad, ya mediante la
prolongación de su intensidad, ya mediante la prolongación de la jornada de
trabajo, ya finalmente combinando los dos procedimientos. En rigor, sólo el
primero […] contrarresta realmente las desventajas resultantes de una menor
productividad del trabajo, ya que permite la creación de más valor en el
mismo tiempo de trabajo.9
De esta manera, Latinoamérica compensa su pérdida de plusvalía al transferírsela al
centro en dicho intercambio desigual.
Vimos que el problema que plantea el intercambio desigual para América
Latina no es precisamente el de contrarrestar la transferencia de valor que
implica, sino más bien el de compensar un pérdida de plusvalía.
Visto lo anterior, esta situación periférica con respecto al centro se reproduce de forma
sistemática. Pero como vimos en la definición de periferia de Marini, ello también implica una
subordinación entre naciones formalmente independientes. Dicha subordinación conlleva a
reproducir en escala ampliada o mundial la relación estructural anteriormente descrita. Sin
embargo, ello sólo puede ser posible mediante la implantación de una(s) potencia(s)
económica, política y militar en todo el mundo. Es así como el concepto de imperialismo
resulta fundamental para la teoría marxista de la dependencia. No obstante, el teórico
brasileño también observó que dentro de los mismos países de la periferia hay diferencias
que conllevan a que algunos Estados aumenten sus zonas de influencia. A este fenómeno le
llamó subimperialismo. Brasil fue o es justamente el ejemplo más claro de ello. Aunque
también no hay que perder de vista la posición actual de la India, China y Corea del Sur.
III. Alcances y límites de la teoría marxista de la dependencia.
9 Ibíd. P. 34. Los paréntesis son de mi parte.
A partir de la publicación de “Dialéctica de la dependencia” muchos autores
latinoamericanos se proclamaron en contra o a favor de sus planteamientos. Las críticas
fueron demasiadas, otros más aprovecharon el desprestigio a ultranza hacia el marxismo
para negar llanamente las propuestas de Marini sin hacer un análisis minucioso a sus
principales tesis. Algunas críticas importantes se las hicieron su compatriota Enrique
Cardoso y el ecuatoriano Agustín Cueva.
En este sentido, se imputan al autor una inconsistente teoría de la
superexplotación y el plusvalor, un enfoque economicista y/o circulacionista,
así como la ausencia de análisis de la lucha de clases y de las dimensiones
precapitalistas de las sociedades latinoamericanas, una concepción
estacionista y/o derrumbista o bien un pesimismo que se resiste a aceptar
que el capitalismo bien puede resolver sus propias contradicciones e instaurar
la democracia en América Latina.10
Empero, me parece que la detracción más aguda y audaz ha sido realizada por David
Álvarez Saldaña. A tales circunstancias me centraré en sus anotaciones.
Así, el autor mexicano inicia su crítica de la siguiente forma:
Presupone nuestro autor [Marini] que América Latina cuenta ya, antes de
integrar el mercado mundial, con la existencia del modo de producción
capitalista como predominante, o en vía de serlo. Descarta así la
comprobación de la parte sustantiva de la producción burguesa, consistente
en que la combinación económica de productor directo, objeto de trabajo, no
productores y medios de producción arrojan no sólo relaciones de clase, sino
un régimen de trabajo específico, el capitalista11
El asiento fundamental para sostener su crítica la basa en la no existencia de producción
de valor por parte de las formaciones sociales latinoamericanas. De esta forma, para que
estemos en presencia de relaciones capitalistas puras se requiere la “no correspondencia de
las relaciones de propiedad y apropiación”. Esto quiere señalar que el proletariado se
encuentra separado de los medios de producción (sólo puede vender “libremente” su fuerza
de trabajo), en consecuencia, la burguesía los posee (compra esa fuerza por un tiempo
determinado) y acaba por adueñarse del excedente (plusvalía.) Esa no correspondencia de
dichas relaciones capitalistas puras conlleva a que la fuerza conjunta de la masa obrera
produzca valor, o sea, trabajo socialmente necesario medido por un tiempo promedio para
producir mercancías.
10 Andrés Barreda Marín. “La dialéctica de la dependencia y el debate marxista latinoamericano” en La Teoría
social latinoamericana. P. 21111 Davíd Álvarez Saldaña. Crítica de la teoría económica y política en México. P. 104. El paréntesis es de mi
parte.
Con ello, el problema fundamental para estudiar a los países de América Latina consiste
en el análisis de sus propias relaciones de producción y no comenzar en la circulación como
lo hizo el autor sudamericano.
Sin embargo, se puede rebatir lo anterior con lo que Marini contestó a ello.
Esto [el problema de la circulación], que ha suscitado algunas objeciones,
corresponde rigurosamente al camino seguido por Marx. Basta recordar
cómo, en El capital, las primeras secciones del Libro I están dedicadas a
problemas propios de la esfera de la circulación y sólo a partir de la tercera
sección se entra al estudio de la producción 12
No obstante, la respuesta que le brinda Álvarez Saldaña consiste en que Marx lo hizo así
porque desde un principio aclaró que la circulación estaba condicionada por un intercambio
entre equivalentes, es decir, un intercambio con igual proporción de trabajo socialmente
necesario. Con esto vislumbró que dicho fenómeno sólo se puede dar cuando las
mercancías que se venden y se compran ya poseen una medida en común (valor) propia de
la existencia de relaciones de producción capitalistas13.
Con ello, se derrumba el argumento planteado por Marini pues en “Dialéctica de la
dependencia” no explicó si verdaderamente existían relaciones capitalistas en la periferia
latinoamericana. Básicamente se centró en el estudio de la circulación. Así lo expresó el
marxista brasileño:
De la circulación a la producción, de la vinculación del mercado mundial al
impacto que ello acarrea sobre la organización interna del trabajo, para volver
entonces a replantear el problema de la circulación14
Quedando perfectamente claro que lo primero que debía plantearse era la real existencia
de producción de valor en esta región. El marxista mexicano nos dice que Latinoamérica
(especialmente México) se define a partir de un nuevo concepto que él denomina como
capitalismo no íntegro-íntegro. Al respecto nos señala:
Llamamos formación capitalista no íntegra a aquella sociedad cuyo modo de
producción predominante tiene por objetivo principal la creación de
plustrabajo que se apropia de un valor de cambio, en precio, determinado
según el grado de desarrollo de la producción capitalista íntegra. Dicho de
otra manera, mientras que la creación de valor como magnitud social
expresa, en el régimen de producción capitalista íntegro, un determinado nivel
de socialización del trabajo, en el capitalismo no íntegro la creación de
plustrabajo se inicia apropiándose de ese nivel y medida particular del
12 Mauro Marini. “Entorno a la dialéctica dela dependencia” en Dialéctica de la dependencia. P. 83. El paréntesis
es de mi parte.13 Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Sección I. Capítulo I.
14 Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. P. 48
capitalismo íntegro, convirtiéndose precisamente por ello en uno creador de
plustrabajo-valor.15
Resumiendo, por capitalismo íntegro entendemos las partes de la
socialización del trabajo privatizado compuestas por la producción, circulación
e inversión de capital. En cambio, por capitalismo no íntegro entendemos las
mismas tres partes pero sin la magnitud social que anima a las primeras
[valor]16
Con esta abstracción perfectamente entendida, Álvarez Saldaña pasa a la crítica puntual
del supuesto secreto del “intercambio desigual.” Para ello es fundamental poner de nueva
cuenta la tabla que nos presentó Marx en el tomo III de “El Capital”, específicamente la del
capítulo IX que trata sobre la manera en la que los valores de la mercancía se convierten en
precios de producción y, en consecuencia, cómo se forma una cuota general de ganancia.17
15 David Álvarez Saldaña. Op. Cit. P. 40. Cabe recordar que las relaciones capitalistas no íntegras mexicanas
consisten, según Álvarez Saldaña, en dos formas diferentes que se ajustan a un tipo unitario. Esto reside en un
unión-separación de medios de producción por parte de los productores y una apropiación de los excedentes por
parte de lo no productores. 16 Ibíd. P. 67. El paréntesis es de mi parte.
17 Cfr. Carlos Marx. El Capital. Tomo III. P. 163. Antes de ilustrar con la tabla es fundamental recordar los
siguientes conceptos: valor, plusvalía, plusvalía absoluta y relativa, cuota de plusvalía, cuota de ganancia,
composición orgánica de capital, precio de costo y precio de producción.
Valor es trabajo socialmente necesario medido por un tiempo promedio para producir mercancías que se realizan
en una no correspondencia de las relaciones de apropiación y propiedad.
Plusvalía es el trabajo no remunerado que se le extrae a la fuerza de trabajo en la producción capitalista que
consiste en imprimirle más valor a las mercancías que realiza.
Plusvalía absoluta es la extensión del tiempo que se le somete a la fuerza de trabajo para que produzca más
valor.
Plusvalía relativa es la intensidad del trabajo que se le somete a la fuerza de trabajo para que produzca más
valor en el mismo tiempo.
Composición orgánica del capital consiste en la manera en la que están configurados el capital constante [c]
(máquinas, edificios, tecnología, etc.) y el capital variable [v] (fuerza de trabajo) para obtener una mayor o menor
plusvalía [p] Su fórmula es Capital [K] = c+v+p
Cuota de plusvalía [Cp] es el grado de explotación al que se ve sometida la fuerza de trabajo. Su fórmula es Cp =
p/v.
Cuota de ganancia [Cg] es la parte alícuota que le corresponde a los capitalistas de la plusvalía total generada.
Su fórmula es Cg= p/c+v.
Precio de costo es la suma de c+v, es decir, lo que costó producir una mercancía sin la plusvalía.
Precio de producción es la suma de c+v+Cg, es decir, el precio de costo más la cuota de ganancia media
Capitales
Cuota de
Plusvalía
P/V
Plusvalía
obtenida
Valor Total
K= c+v+p
Ganancia
individual
p/c+v (100)
Ganancia
Media totalG=P/C+V (100)
Precio de
Costo
c+v
Precio de
Producción
c+v+G
Diferencia
entre prec.
de prod. y
valor total a)80c+20
v 100% 20 120 20% 22% 100 122 +2
b)70c+30v 100% 30 130 30% 22% 100 122 -8
c)60c+40v 100% 40 140 40% 22% 100 122 -18
d)85c+15v 100% 15 115 15% 22% 100 122 +7
e)95c+5v 100% 5 105 5% 22% 100 122 +17Suma total
c+v=500 110 610 110 110 500 610 +26-26=0
Esta tabla le sirvió a Marini para encontrar que los países periféricos que tienen baja
composición orgánica de capital, es decir, los que invierten más en capital variable
transfieren una parte de su plusvalía para compensar sus pérdidas. Dichas mermas se
trasladan a los países que tienen mayor composición orgánica en el capital constante
debido a que poseen una superior productividad.
El ejemplo de ello se encuentra en las 18 unidades que pierde el capital con el inciso “c”
y las 17 unidades que gana el capitalista “e”. Es ahí, donde el autor sudamericano nos dijo
que existe un intercambio desigual pues se transfieren las 18 unidades de plusvalía del
capital “c” para que el capital “d” obtenga su ganancia en la circulación de mercancías en el
intercambio mundial (17 unidades) debido a que obtiene una ganancia extraordinaria por
medio de una mayor productividad y composición orgánica.
De tal modo que la única manera de compensar esas 18 unidades perdidas es
superexplotando a la fuerza de trabajo. Si se mira con detenimiento sólo el inciso “c”, en
comparación a los demás, se observa que precisamente es el capital donde se explota más
a la fuerza de trabajo (40 unidades de plusvalía.) Así, como dijera el marxista brasileño, no
sólo se transfiere valor a los países del centro, sino que sólo de esa manera se compensa
su pérdida de plusvalía. En el mismo tenor explicado podrían entrar el capital con el inciso
“b”. De esta forma, para el autor sudamericano los capitales “b” y “c” son países capitalistas
dependientes. Mientras que los capitales “a”, “d” y “e” son países capitalistas centrales (en
términos puros y teóricos.)
El error que cometió Marini, según Álvarez Saldaña, es que solamente vio la situación
particular de un capital con baja composición orgánica y productividad con respecto al
capital que tiene todo lo contrario. Si uno se pone a analizar la tabla en su conjunto se da
cuenta que la pérdida de unos se compensa con la ganancia de los otros dando como
resultado un intercambio igual. Es decir, mientras los capitales “b” y “c” pierden 26
unidades, los restantes ganan otras 26 unidades. Justamente allí no se puede observar un
intercambio desigual, todo lo contrario, simplemente es una manera en la que los
capitalistas se reparten la riqueza media producida socialmente en el mundo o en una rama
productiva. Álvarez Saldaña lo expresa de la siguiente manera:
El error de Marini […] consiste en que se fijó exclusivamente en la diferencia
entre valor y el precio de producción de un capitalista en particular al realizar
sus mercancías. Supuso que el intercambio se realizaba así, a nivel
particular, y no como la concurrencia de un sin número de capitalistas en
donde todos ellos, sin consultárselo, establecen las leyes sobre el reparto del
botín social, de la ganancia generada de un determinado ciclo de
producción18
Por otra parte, también es falso que los países con alta composición orgánica de capital
obtengan una mayor plusvalía. Sucede al revés, ellos son los que obtienen una menor
plusvalía pero alcanzan más ganancia media social al momento de repartirse la riqueza
social. Todo lo contrario sucede con los países con baja composición orgánica del capital. Al
respecto Álvarez Saldaña nos comenta.
Seguramente Marini encontró la tabla original en El Capital, pero se dejó
llevar por la ganancia mayor que este capital individual muestra [la del inciso
“c”]. Si lo hizo así, no vio el otro lado de la moneda, es decir, que si por un
lado de la ganancia individual es la mayor (+40 de ganancia), por el lado del
precio de producción es el menor (con una diferencia de -18) […] La
afirmación de nuestro autor, por ende, es incorrecta, pues el capitalista con
menor composición orgánica es el que más pierde por la diferencia negativa
(-18) entre el valor de su producto (140) y el precio de venta de venta (122)19
De esta manera, las confusiones principales del marxista brasileño fueron las siguientes:
Su error consistió en confundir ganancia particular con ganancia media,
precio de producción con productividad y producción con circulación [...]
Resumiendo, la productividad es el secreto para incrementar la plusvalía
relativa, y no la ganancia comercial, como creyó Marini20
De todo lo anterior se desprende que, si no existe un intercambio desigual, luego
entonces, tampoco estamos en presencia de una superexplotación de la fuerza de trabajo
puesto que en dicho intercambio no se transfiere plusvalía a los países centrales. Y no se
transfiere porque simplemente las formaciones sociales latinoamericanas no han creado
valor sino plustrabajo-valor. En todo caso, como dijera el autor mexicano
En la producción capitalista, el principal estímulo para obtener más plusvalía,
sin extender la jornada de trabajo, tiene como resultado que la clase
18 David Álvarez Saldaña. Op. Cit. P. 127.
19 Ibíd. P. 132. Los paréntesis son de mi parte.
20 Ibíd. Pp. 135 y 138.
capitalista, poco a poco, aumente la productividad laboral. Solamente así es
como se logra reducir el valor de la fuerza de trabajo y acrecentar la plusvalía.
Los capitalistas no buscan incidir en la circulación, sino en la producción, a
diferencia de los que piensa Marini, para privatizar más riqueza social o
plusvalía.21
IV. Una nueva propuesta sintética.
Hemos observado la propuesta de la teoría marxista de la dependencia expresada en las
ideas de Ruy Mauro Marini. De la misma forma, se ha visto la proposición del capitalismo no
íntegro-íntegro de David Álvarez Saldaña y la manera en la que objetó al teórico brasileño.
Ahora en esta parte es fundamental hacer un análisis crítico y propositivo de lo que hasta el
momento se ha comentado.
Álvarez Saldaña realizó, desde mi punto de vista, una excelsa diferenciación teórica que
pudiera parecer simple pero que no lo es cuando se analiza a mayor profundidad. Esta
distinción fue comprobar si las formaciones sociales latinoamericanas han tenido relaciones
capitalistas de producción, dicho en otros términos, si han producido valor. Esa aparente
simpleza pasó inadvertida por todos los teóricos que se propusieron tener como objeto de
estudio a la región. El mismo autor sudamericano dio por supuesto esa existencia y sus tesis
las pensó en el plano de la circulación y no en el de la producción, lo cual, por más evidente
que haya parecido, Marx por ahí mismo comenzó.
Sin embargo, es necesario todavía profundizar el pensamiento porque, si bien el autor
mexicano nos da algunos instrumentos conceptuales, todavía quedan algunos matices para
precisar.
Así, pienso que la teoría marxista de la dependencia no ha quedado completamente
desfasada aún con todo y la crítica hecha por Álvarez Saldaña. También sostengo que el
concepto de “capitalismo no íntegro” es insuficiente.
Ello lo digo porque la abstracción anteriormente mencionada consiste en la apropiación
de la medida valor por parte las sociedades latinoamericanas (especialmente la mexicana)
para empezar a producir plustrabajo-valor. Por consiguiente, lo que hace diferente a la
“integridad” o “no integridad” de las formaciones sociales es que esta última posee todas las
partes de las que se compone la primera, pero sin un trabajo socialmente necesario
producto de la no correspondencia de las relaciones de apropiación y propiedad exclusivas
del capitalismo puro como lo estudió Marx.
No obstante, esta definición plantea de inmediato un problema: si las sociedades
latinoamericanas toman el valor de las formaciones sociales capitalistas íntegras para
21 Ibíd. P. 137.
producir plustrabajo-valor, es evidente que su producción autóctona estará en función de la
magnitud del trabajo socialmente necesario de dichas sociedades.
Planteado en otros términos, Latinoamérica, desde esta nueva visualización, todavía
mantiene una dependencia producto de su vinculación, debido a su propia configuración de
sus relaciones de producción, con el capitalismo central o íntegro en escala mundial.
El autor mexicano dejó a un lado, a mi parecer, esa “dependencia” colocándola en un
plano sobredeterminado y hasta desechado con respecto a las relaciones de producción de
nuestra región (capitalistas no íntegras.) Es decir, únicamente realizó su estudio de una
forma un tanto endogenista sin ver las repercusiones y vinculaciones mutuas que ha tenido
esta zona geográfica desde el surgimiento del capitalismo en Europa occidental desde el
siglo XVI hasta nuestros días.
Debo señalar también que dicha “dependencia” a la cual estoy haciendo alusión, no
debe ser confundida con la “teoría de la dependencia” que ya vimos en Marini puesto que
ésta planteó y dio por sentado la transferencia de valor por parte de los países periféricos,
en el marco de la circulación del capital, a los países del centro en un intercambio desigual y
una superexplotación de la fuerza de trabajo. Es decir, nunca se dio cuenta si
verdaderamente en los países de la periferia se había dado producción de valor y plusvalía
debido a que sus estudios no los planteó desde las relaciones de producción propias de
Latinoamérica en función con las relaciones de producción capitalistas centrales o íntegras a
escala mundial. Al contrario, su análisis lo hizo, como ya lo dije, en la circulación.
De esta manera, quiero proponer una reconfiguración de lo que el concepto capitalismo
no íntegro y la teoría marxista de la dependencia proponen. Debo aclarar que muchas de las
tesis que plantearé las bosqueja Álvarez Saldaña pero sin ahondar más en ellas.
Lo que yo sostengo es que el tipo de relaciones productivas que se han dado en la
región desde la colonia surgen, coinciden y se relacionan con el nacimiento y reproducción
del capitalismo en Europa occidental pero con un desarrollo y autonomías relativas propias.
Esto lo expreso así porque en Latinoamérica las principales fuentes de producción y
riqueza han sido la minería o la producción de bienes primarios que, como nos lo mencionó
perfectamente Álvarez Saldaña, carecen de la magnitud de trabajo socialmente necesario.
Esa falta de magnitud se debe a que en esta zona geográfica han prevalecido dos
formas de relaciones de producción que se ajustan a un sólo tipo unitario22. Este par de
maneras son las siguientes: por un lado, hay explotadores (llámese capitalista industrial,
financiero, comercial o agrario) que poseen medios de producción y utilizan fuerza de
trabajo asalariada para explotar; por el otro, hay sectores de esa misma fuerza (obreros,
22 Deseo dejar bien asentado que lo que estoy mencionando es pura abstracción y que pueden existir diferentes
variaciones a lo largo de América Latina. Sin embargo, esto, para mí, es la base económica-social fundamental
para entender a la región.
campesinos, indígenas) que también tienen medios de producción y que los utilizan para su
subsistencia.
Ello ocasiona que existan al mismo tiempo una unión-separación de medios productivos
por parte de los explotados que instaura unas relaciones en donde no ha existido una
proletarización de la población que produzca valor (resultado de la no correspondencia de
las relaciones capitalistas puras) como sucedió en Europa y posteriormente en EUA aunque
con diferentes direcciones seguidas.
Pero al momento de relacionarse América Latina con la economía capitalista mundial, su
producción autóctona solamente cobra vida cuando toma el “precio de producción” de los
países con un capitalismo puro, dicho en otros términos, del valor que ha costado.
De tal forma que al interior de la producción latinoamericana solamente se realizan
“productos” que se objetivan en “mercancías” cuando toman y dependen del valor de cambio
o precio de producción de las metrópolis en el mercado mundial.
Que quede claro que esa objetivación de “productos” a “mercancías” se debe a las
condiciones de nuestras referidas “relaciones de producción” en su vinculo y dependencia
con las relaciones de producción capitalistas puras a escala planetaria. Aunque también se
debe hacer notar que solamente este fenómeno puede observarse explícitamente en la
“circulación mundial” pues es ahí donde finalmente se objetivan. Por esos motivos siempre
hubo grandes problemas para tratar de entender a América Latina porque precisamente el
proceso de circulación ha opacado las relaciones de producción autóctonas.
Mientras tanto, los demás productos que no entran en el mercado mundial y que
generalmente los producen los campesinos-comunitarios o artesanos unidos con sus
propios medios de producción son para el autoconsumo.
En términos marxistas, únicamente son productos con “valor de uso” que no pueden ser
intercambiables o tener “valor de cambio” por las siguientes razones23:
a. No son necesarios para el mercado mundial.
b. No pueden competir con sus similares europeos o estadounidenses porque
no tienen un trabajo socialmente necesario (valor de cambio o valor a secas)
De esta manera, las ganancias obtenidas en toda Latinoamérica han sido resultado de
un plustrabajo24 (como dijera Álvarez Saldaña.)
23 Hay que recordar que cualquier “producto”, como dijera Marx, ostenta un valor de uso. La diferencia entre el
producto y la mercancía es que la segunda posee también (aparte del “valor de uso”) un valor de cambio. Esto es
así porque en el capitalismo puro se asiste a un trabajo socialmente necesario (valor a secas) que tiene como
consecuencia que las mercancías se puedan producir, vender e intercambiar porque poseen esa medida en
común. Cfr. Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Sección I. Capítulo I.24 Por plustrabajo debe entenderse “más trabajo”, es decir, mayor explotación producto de sacarle más provecho
a la fuerza de trabajo latinoamericana que no es retribuido. No puede confundirse con plusvalía porque este
concepto señala la explotación masiva y homogénea de clase proletaria producto de imprimirle más valor a una
Así, los explotadores (nacionales o extranjeros) en esta región no han tenido que
preocuparse por empezar a crear valor y plusvalía, y por tanto hacer crecer enormemente a
las fuerzas productivas (capital constante-tecnología), ya que las ganancias que obtienen en
el momento de producción-comercialización las consiguen con este tipo de relaciones de
producción propias.
Esto ha generado que la riqueza obtenida en toda América Latina siga siendo de rapiña
y que prácticamente no se reinvierta, pues dichas ganancias o plustrabajo se transfieren a
los países con un capitalismo puro en donde nuestros productos objetivados en mercancías
adquieren y dependen en su valor.
De lo visto anteriormente, prefiero nombrar a nuestras relaciones de producción como
“capitalistas incompletas.” Son capitalistas debido a que existen bajo condición de explotar,
adueñarse de excedentes, distribuir, circular y consumir la producción hecha en este
territorio. Pero son incompletas debido a que no han podido producir valor y plusvalía debido
a dos causas: primero, a los explotadores les conviene este tipo de relaciones pues sus
ganancias o plustrabajo se “apropian” y “dependen” de acuerdo al “precio de producción” o
valor producido en las metrópolis sin preocuparse siquiera por empezar a crear las
relaciones capitalistas puras; segundo, los explotados no se han proletarizado
completamente, con ello, se genera una sobrevivencia de autoconsumo con productos que
solamente tienen “valor de uso” que ni en sueños es capaz de producir mercancías.
De esta manera, la diferencia fundamental entre los conceptos “capitalismo incompleto”
y “no íntegro” no es que ambos hagan notar la inexistencia de la producción de valor en la
región (en ese punto son sinónimos); sino más bien, en que el primero coloca en el orden
teórico de importancia la “dependencia” y relación estructural entre Latinoamérica y el
capitalismo mundial a la par de las deficiencias propias en la creación y apropiación de valor
y plusvalía en esta parte del mundo; mientras que el segundo deja a un lado la importancia
de dicha “dependencia” colocándola en un plano sobredeterminado y hasta desechado con
respecto a las relaciones de producción no íntegras.
En consecuencua, lo que ha sucedido en esta región se puede expresar
matemáticamente de la siguiente forma:
a) Al apropiarse América Latina de la magnitud del valor, la producción de la región
tiene la siguiente fórmula:
- Pci = f(Pcp) En donde
o Pci= producción capitalista incompleta.
o Pcp= producción capitalista pura.
mercancía que es producida en un marco referencial de un tiempo y trabajo promedio social; mientras que
plustrabajo solamente señala mayor explotación que no tiene ese marco de referencia señalado anteriormente,
aunque para objetivare toma ese marco.
Agreguemos que Pcp tendrá como constante a
VR (valor total del capitalismo puro) en donde
VR = c+v+p Es decir:
• c= capital constante puro.
• v = capital variable puro.
• p = plusvalía.
A su vez, VR tendrá como determinación el tiempo de
trabajo conjunto promedio y socialmente necesario total
para producir una(s) mercancía(s) determinada (s.)
Así, la fórmula para determinar Pcp es la siguiente:
Pcp = f (VR). Es decir, producción capitalista pura en
función del valor total de mercancía(s) producida (s.)
- Después de ver lo anterior, la primera fórmula señala que la producción
latinoamericana está en función de la producción capitalista pura.
b) Al estar en “dependencia” la producción de América Latina, la composición orgánica
de su capitalismo incompleto es la siguiente:
- Ki = C=f (c) + V=f(v) + Pt En donde
o Ki = Capital incompleto
o C = capital constante del capitalismo incompleto
o c = capital constante del capitalismo puro.
o V = capital variable del capitalismo incompleto
o v = capital variable del capitalismo puro.
o Pt = plustrabajo.
- Esto quiere decir que la composición orgánica del capital incompleto es
igual al capital constante incompleto en función del valor del capital
constante puro, más el capital variable incompleto en función del capital
variable puro, más el plustrabajo.
c) La fórmula para determinar el plustrabajo es la siguiente
- Pt = f(p) En donde.
o p = plusvalía del capitalismo puro.
Para determinar la plusvalía del capitalismo puro se
requiere la siguiente fórmula p = Tpn – Ttt. En donde
• Ttpn = tiempo de trabajo promedio necesario.
• Ttt = tiempo de trabajo total de la fuerza de trabajo.
Esto quiere decir que la plusvalía es igual al tiempo de
trabajo promedio necesario para producir mercancía(s),
menos el tiempo de trabajo total de la fuerza de trabajo
impreso en la producción.
- En consecuencia, la primera fórmula señala que el plustrabajo va a estar
en función de la plusvalía determinada por el capitalismo puro.
d) La fórmula del grado de explotación del capitalismo incompleto es la siguiente.
- CPt = Pt / V= f (v) En donde.
o CPt = Cuota de plustrabajo.
- Esto quiere decir que la cuota de plustrabajo es igual a plustrabajo, entre
capital variable incompleto en función de capital variable puro.
e) La fórmula de la cuota de ganancia particular del capitalismo incompleto es la
siguiente:
- Cgi = Pt / [C=f(c) + V=f(v)] (100) En donde
o Cgi = cuota de ganancia incompleta
- Esta fórmula quiere decirnos que la cuota de ganancia incompleta es igual
al plustrabajo, entre capital constante incompleto en función del capital
constante puro, más el capital variable incompleto en función del capital
variable puro, por cien.
f) Finalmente, para determinar la nivelación de la cuota de ganancia del capitalismo a
escala mundial podría ser la siguiente:
- CGM = [(sum. p/c+v) (100) + (sum. pc)] + sum. Cgi. En donde.
* CGM = Cuota de ganancia mundial.
* sum = sumatoria.
* pc = precio de costo.
- Esto quiere señalar que la sumatoria de toda la plusvalía generada en el
capitalismo puro, entre todo el capital constante existente en dicho
capitalismo, más el capital variable de los países capitalistas puros, por cien;
más la sumatoria del precio de costo de todos los anteriores capitalistas
mencionados; más la sumatoria de la cuota de ganancia particular de todos
los países capitalistas incompletos, es igual a la cuota de ganancia mundial.
V. Proposiciones teóricas con nuevos horizontes.
Después de ver las fórmulas que componen al capitalismo incompleto, es importante
resaltar que esta nueva visualización de la dependencia, la cual, está en función del valor
determinado por el capitalismo puro o completo genera que nuestros productos objetivados
en mercancías adquieran su valor y, en consecuencia, las ganancias o plustrabajo también
se objetiven. Dicha objetivación conlleva a que la riqueza hecha en productos se quede en
los países con un capitalismo completo pues es ahí en donde finalmente se convierten en
mercancías. Es justamente en ese punto donde yo encuentro una transferencia de
plustrabajo que, precisamente, el proceso de circulación crea una ilusión óptica pues lo que
aparentemente vemos es que se transfiere plusvalía, cuando más bien, se trata de
plustrabajo que se objetiva y se queda en ese lugar pues es allí en donde se apropia de la
medida de trabajo socialmente necesario.
A tales circunstancias, surge un nuevo fenómeno que denomino como sobreexplotación
de la fuerza de trabajo latinoamericana. Este concepto se diferencia del de superexplotación
en cuanto a que éste indica la manera en que a la fuerza laboral se le explota para sacarle
más plusvalía o plustrabajo (ya sea de forma relativa o absoluta.)25 Más bien, con
sobreexplotación pretendo revelar que del mismo trabajo remunerado de la fuerza laboral de
nuestra región ésta tiene que transferirles, a parte del plustrabajo ya extraído y objetivado, a
los países con capitalismo completo ya sea mediante deuda externa, créditos o
transacciones comerciales.
El método de la deuda externa se basa en la forma en la que los países
latinoamericanos pagan intereses al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional o a
los diferentes países industrializados (Estados Unidos principalmente) por medio de
socializar esa deuda a los tributarios de esos Estados. Es decir, la única manera de saldar o
pagar esos intereses es cobrando impuestos. Dichos impuestos sólo se pueden colectar
cuando los Estados les recaudan a los trabajadores y a las empresas. Así, los primeros
tienen que pagar parte de su trabajo remunerado en tributación ocasionando que, una parte
de ésta, sea para pagar dicha deuda contraída. Por su parte, los empresarios pagan
impuestos que justamente se obtienen del plustrabajo extraído a la clase trabajadora. De
esta manera, éstos últimos son sometidos a una sobreexplotación sin siquiera aumentarles
la extensión del tiempo del trabajo o la intensidad de éste en el proceso productivo.
La modalidad de créditos es parecida a la de la deuda externa. La única variabilidad es
que en vez de pedirlos el Estado para socializarlos a su población, es precisamente la
misma fuerza de trabajo individualizada la que los pide y tiene que pagarlos de su mismo
salario remunerado. Esos intereses que contrae, si uno se fija con detenimiento y visualiza
el fenómeno en escala social, se da cuenta que también es una sobreexplotación de la
fuerza de trabajo en América Latina pues, generalmente, esos bancos o casas de créditos
son extranjeros y las ganancias obtenidas por éstos (producto de los intereses cobrados) se
quedan en sus países de origen, o sea, en las naciones industrializadas. Lo mismo sucede
con las empresas que piden créditos, los intereses que pagan son producto del plustrabajo
25 Hay que tomar en cuenta que la superexplotación, como lo demostró Álvarez Saldaña, no existe en términos
puros en la región. Desde luego, existen casos empíricos, ello es innegable. Pero lo que quiero señalar es que
teóricamente no sucede siempre así.
que justamente es extraído a la fuerza laboral de la región. Por tal motivo ahí también ubico
este fenómeno que he descrito.26
Desde luego, y tomado como unas líneas que deben ser profundizadas, si nosotros
también trasladamos dicho fenómeno a los países centrales o capitalistas completos
veremos porque el capital financiero actualmente tiene la hegemonía en todo el mundo ya
que, aparte de sobreexplotar a la fuerza de trabajo incompleta, lo hace también con la fuerza
laboral del capitalismo completo o puro.
Por último, en las transacciones comerciales existe sobreexplotación cuando nuestros
productos (generalmente primarios) que se objetivan en mercancías, aparte de quedarse allí
el plustrabajo obtenido, regresan como mercancías con mayor procesamiento industrial. Ese
retorno lo volvemos a comprar, pero lo compramos bajo la siguiente modalidad: como
consumo de la propia fuerza de trabajo latinoamericana. Esto es una sobreexplotación
porque justamente la clase trabajadora los paga de su propio salario cuando parte de esa
mercancía ya industrializada tiene también plustrabajo que le fue arrancado anteriormente.
De esta manera, dicha sobreexplotación es una manera de afianzar aún más el
subdesarrollo, la dependencia y la no integridad latinoamericana que justamente pueden ser
posibles debido a la forma en la que están constituidas nuestras relaciones capitalistas
incompletas, es decir, debido a que para consumarse estas relaciones productivas necesitan
y dependen del grado de desarrollo del capitalismo completo. Expresado en otros términos,
ello también puede explicar, en buena parte, la pobreza y la pauperización de los países de
la región.
De lo visto anteriormente, lo que puedo deducir es que estas vinculaciones mutuas entre
el capitalismo incompleto y el completo propuestas por mi parte son producto de una
relación altamente unida pero diferente en desarrollos. La síntesis de ambos tipos de
capitalismo se resuelve con el concepto que denomino como “capitalismo siamés.” Éste
consiste en la unión, dependencia, apropiaciones y diferencias propias de las relaciones
capitalistas completas e incompletas. Para aclarar más la idea quiero señalar lo siguiente:
Imaginemos a un siamés. Este par de personas se constituye por la unión de una parte
de sus cuerpos que ocasiona que sean, muchas de las veces, inseparables. Esta liga tiene
como resultado que compartan o tengan demasiadas cosas en común. Pero ello no implica
que sean iguales, al contrario, cada uno tiene órganos, pensamientos, sentimientos y
desarrollos muy propios a pesar de que estén juntos.
Lo mismo ocurre entre Latinoamérica y Estados Unidos tomado sólo como un ejemplo.
Expresado en términos teóricos, entre los países capitalistas completos e incompletos. Con
26 Tampoco puede pensarse que si esos bancos o casas de préstamos son nacionales se quedan las ganancias
en sus países de origen. No puede ser así porque al momento de cotizar en la bolsa de valores, esas ganancias
(producto de los intereses cobrados) van a parar a los grandes consorcios financieros mundiales.
ello quiero indicar que ambos, quieran o no, están vinculados. Sin embargo, dicho enlace no
nos lleva a pensar que son iguales, todo lo contrario, cada uno tiene un desarrollo diferente.
Siguiendo con la misma metáfora, como ya lo mencioné, los siameses están unidos en
un fragmento de su cuerpo. Esa parte del organismo que nos hace observar la unión entre
América Latina y los países capitalistas completos es el corazón (hablando en términos
metafóricos.) Dicho músculo, en este vínculo económico-social, es la no correspondencia
de las relaciones de apropiación y propiedad.
Como sabemos, este órgano es el encargado de bombear la sangre a todo el cuerpo
para mantenerlo en vida. La sangre, continuando el mismo orden de ideas, es la plusvalía-
plustrabajo para salvaguardar vivo al capitalismo (en sus dos tipos) en escala mundial.
De esta manera, al estar unidos por ese órgano fundamental, lo que sucedió es que uno
de los siameses (el capitalista completo) alcanzó a desarrollar el corazón (relaciones
capitalistas puras) originando que pudiera producir la plusvalía necesaria para mantenerse
vivo. Sin embargo, el otro siamés no pudo desplegar completamente ese corazón originando
relaciones capitalistas incompletas. De tal forma que, para que pudiera circular por todo su
cuerpo esa sangre (plustrabajo), y en consecuencia, mantenerse con vida, ha requerido
tomar o apropiarse del bombeo del corazón (magnitud del trabajo socialmente necesario.)
del siamés “A.”
Puede pensarse hasta aquí que dicho siamés (capitalista completo) no necesita del otro
(el incompleto.) No obstante, el punto no es así debido a que el siamés “A” no alcanza a
llevar toda la sangre (plusvalía) para mantener en óptimas condiciones el funcionamiento de
su cuerpo. No es capaz de hacerlo porque en sus países de origen no existen suficientes
recursos naturales y humanos. Por tal motivo, necesita de la sangre (plustrabajo) del siamés
“B”. Así, se crea una relación en la que existe una unión, dependencia y apropiación mutua
entre el capitalismo completo y el incompleto.
Empero, ello no implica que cada cual tengan desarrollos relativamente autónomos. Es
decir, como en los cuerpos humanos, cada uno de los siameses cuenta con su propio
cerebro, páncreas, pulmones, manos, piernas, etc. Lo mismo sucede en estas relaciones
sociales. Expresado en otros términos, cada uno de los respectivos países cuenta con su
propia configuración de clases sociales, sus propias dinámicas culturales, económicas, una
ideología autóctona, relaciones políticas variables, etc.
Quedando lo anterior perfectamente entendido, con este nuevo concepto se rompe con
el esquema centro-periferia en donde parece ser que los segundos están completamente
subordinados al centro. También rebasa a los conceptos de integridad y no integridad pues
hace notar la dependencia mutua entre ambos y no sólo la carencia de la magnitud de valor
de los segundos.
VI. Reflexiones finales.
Hemos visto el desarrollo del pensamiento latinoamericano. De la misma forma, vimos
los aportes de la teoría marxista de la dependencia expresadas en las ideas Ruy Mauro
Marini. En el mismo tenor, observamos las críticas hechas por Álvarez Saldaña y su
propuesta de capitalismo no íntegro-íntegro. Así, he formulado los conceptos de capitalismo
completo e incompleto para acrecentar el horizonte teórico marxista vinculándolos con el
fenómeno que denomino como sobreexplotación de la fuerza de trabajo. Finalmente, he
realizado la síntesis de todo lo explicado con la abstracción metafórica de capitalismo
siamés que intenta romper con los esquemas de centro-periferia e integridad y no integridad.
Ahora es necesario hacer algunas puntualizaciones sobre la manera en la que nosotros,
los latinoamericanos, podemos romper con ese fenómeno congénito y no genético que
representa el capitalismo siamés y nuestras relaciones capitalistas incompletas en su
relación con las completas.27
Continuando con la misma metáfora. Dos cuerpos humanos en estado siamés sólo les
quedan una par de posibilidades: separase mediante una cirugía quirúrgica de alto riesgo o
continuar viviendo juntos hasta que tarde o temprano ambos mueran por la misma condición
en la que se encuentran.
De esta manera, lo que yo propongo es la separación radical de la situación siamesa de
la región que se configura en sus propias relaciones capitalistas incompletas en su vínculo y
dependencia con las completas. Mas esta separación satisfactoria sólo puede ser posible
bajo dos condiciones: la consecución del bombeo del corazón (producción de valor) de los
siameses “A” (capitalistas completos) por parte de los siameses “B” (capitalistas
incompletos) y, en consecuencia, la muerte o el deceso de éstos primeros.
Desde luego, dicha operación quirúrgica tiene que ser producto de un proceso
revolucionario que no sólo se conforme con generar las condiciones propias para la creación
de valor-plusvalía, sino que ésta se socialice a lo largo y ancho de toda la sociedad como lo
hace la sangre al cuerpo humano.
Sin embargo, esto es un proceso muy riesgoso en donde existe lo que yo designo como
la “crucifixión latinoamericana”. Con ello quiero hacer notar que, por un lado, en la mano
27 Se me puede criticar que este concepto a priori de “capitalismo siamés” no explica por qué el capitalismo
incompleto y el completo se encuentran de esa manera (buscar la génesis.) Sin embargo, dicha abstracción, más
que buscar una causalidad última, analiza el cómo suceden las relaciones (el fenómeno congénito) Con ello, se
pueden buscar las pistas causales a posteriori de esa relación. Planteado en otros términos, nunca vamos a
saber la causa última del por qué son así las cosas. Es preferible plantearse el cómo se han desarrollado. Esto
sólo puede ser así debido a que nuestra forma de conocer el mundo no puede ir más allá de lo “fenoménico
objetivo.” El “nomos metafísico” queda fuera de nuestro alcance pues no podemos ir, en el conocimiento
científico, más de lo que nuestros sentidos y razón pueden llegar. De lo contrario, estaríamos cayendo, en el
mejor de los casos, en un conocimiento filosófico-especulativo, sino es que hasta religioso.
izquierda estamos dependiendo del capitalismo completo; por el otro, en la mano derecha
nos encontramos atados a nuestras propias deficiencias para crear valor y plusvalía. Ello
genera que se siga reproduciendo el capitalismo siamés. Por eso, si Latinoamérica no
rompe las cadenas con las que se encuentra enclavada en la cruz, no podrá ser posible la
conservación de la región.
Empero, ello no exclusivamente nos incumbe a nosotros, esto es tarea de todos los que
vivimos en el planeta porque también a los habitantes del capitalismo completo les tocará,
más tarde que temprano, su ocaso.
Así, la supervivencia y el desarrollo de América Latina y del mundo entero estarán en
función de la superación del capitalismo completo, el rompimiento de las relaciones
capitalistas incompletas de la región (en consecuencia del estado siamés) y la creación de
valor-plusvalía socializada. Si no ocurre nada ello, seguirán existiendo intentos fracasados.
¿El socialismo democrático es la propuesta para ello? La respuesta es difícil. Pero lo que
yo veo es que hasta el momento no ha habido otra manera de concebir esa superación. Si
alguien me señala otra alternativa estaré dispuesto a escucharla. No obstante, si sus
objetivos nos son los que señalé en el párrafo anterior, seguirán siendo tentativas
reformistas que no harán otra cosa que maquillar nuestras relaciones siamesas e
incompletas imperantes hace ya quinientos años en la región.
Edwin B. Bahena
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