tinta tres ed 6 color local

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Periódico comunitario de la comuna 3 Manrique Año 1 edición 6 / diciembre de 2011 Una vida a cuatro bandas. Pág. 3 Una visión poética de la comuna. Pág. 7 Ayer sigue siendo hoy en mi memoria. Pág. 5 Viaje en prisma hacia La Honda. Pág. 13 Manrique Punki. Pág. 16 Semilla de la memoria. Pág. 8 - 9 compañeros del más allá. Pág. 10 Color Local

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Pinceladas de color, lo que es Manrique y su gente.

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Page 1: Tinta Tres Ed 6 Color Local

Periódico comunitario de la comuna 3 Manrique Año 1 edición 6 / diciembre de 2011

Una vida a cuatro bandas.

Pág. 3

Una visión poética de la comuna.

Pág. 7

Ayer sigue siendo hoy en mi memoria.

Pág. 5

Viaje en prismahacia La Honda.

Pág. 13

Manrique Punki.

Pág. 16

Semilla de la memoria.

Pág. 8 - 9

compañeros del más allá.

Pág. 10

Color Local

Page 2: Tinta Tres Ed 6 Color Local

DirecciónLeider Restrepo M.

EditorFrancisco Monsalve

Diseño y DiagramaciónLeider Restrepo M.

Comité EditorialBibiana Marcela RamírezCarlos Andrés Orlas Francisco MonsalveViviana Ospina María Elena Durango Andrés Fernando Sánchez

Consejo de RedacciónJosé Arnulfo Uribe TamayoAnderson Ortíz GiraldoPaola Andrea Alarcón B.Isabel RodríguezAna Cristina AyalaJoni Alexander Restrepo

Diana Soledad PinoOlga Patricia AcevedoFrancisco MonsalveGuillermo OspinaFernando Marín HenaoCarlos Andrés OrlasJohan MonsalveMónica GarcíaDelio Antonio CardonaFredy Mejía CadavidAngélica MurilloJandey Marcel SolviyerteMauricio HoyosOlmer PalacioWilfer MuñozLuis GuerraEstefanía Bedoya

Tinta Tres es una publicación mensual y comunitaria realizada por la Corporación para la Comunicación Social y Comunitaria Corpomedios.

Distribución Gratuita

Año 1, Nº 5 - noviembre de 2011Circulamos con 20.000 ejemplares

Impreso en los talleres gráficos dela Casa Editorial El Mundo

Contacto:[email protected]://tintatres.blogspot.com

Siguenos en:

IlustradoresAndrés SánchezManuela Guzmán

ColaboradoresJuan David Jaramillo Diego EcheverriYovanny Iancardy

Jefe de DistribuciónOlga Patricia Acevedo

InterventoríaDiana María Ortega PuertaDirección General de ComunicacionesAlcadía de Medellín

»» Las opiniones y afirmaciones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de los autores y no son representativos, necesariamente, de la línea de pensamiento del periódico, ni responden forzosamente a opinión del director del mismo.

»» Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura. (Artículo 20. Constitución Política de Colombia)

»» La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independiencia profesional. (Artículo 73. Constitución Política de Colombia)

Info

rme:

Olga Patricia Acevedo Guillermo León OspinaDiana Soledad Pino Manuela GuzmánMauricio HoyosLeider RestrepoJosé Arnulfo Uribe T.Natalia Andrea MontoyaMónica Islena Díaz

Escala cromatica »» Editorial

Manrique huele a campo trasegado, a ciudad que se recorre en bus, a sembrado en el que al adentrarse se adivina un bosque premontano; en su centralidad huele a tango de arrabal, su periferia transpira salsa,

sabor latino, afromedallo. El color local va en la música, las historias, los sueños, el latido de una comuna que a esta altura, 1400 metros sobre el nivel del mar, se “res-pira mejor”, como decía un poeta nacido de sus entrañas, de sus dolores.

El cuerpo es el lienzo al que se adhiere el color que transpiran los otros, el esmog, las hojas de los guayacanes florecidos y que inspiran una reseña, un per-formance, un rostro en una fotografía.

Esta edición es un retrato variopinto, pintoresco, de nuestros barrios, de “las caras lindas de mi gente…” como diría Ismael Rivera. Se trata también de un ejercicio de memoria histórica, de reconocimiento, de indagación por imaginarios de lo auténtico. Manrique es un territorio que alberga muchos tonos y posturas, formas de habitar lo urbano, de pintar las fachadas, de secar la ropa en las terra-zas, formas propias definidas por un solo trazo: el espíritu popular.

Cuando decimos espíritu popular (Andy Wharol y lo que llamaron arte pop, fueron una farsa) afirmamos que el arte nos posibilita la expresión y reconoci-miento de la solidaridad humana, como lo muestra el texto Semillas de la memoria, la libertad, como lo expresa la juventud en Manrique punki, la autonomía, desta-cada en el retrato de Diana Castañeda, Una mujer que le pone dulzura a La Honda, y en su búsqueda de dignidad como en el texto del periodista Mauricio Hoyos, La 320, que nos plantea una visión del territorio en su dimensión material e inma-terial.

Así es como hurgamos en el cuerpo social humano, exploramos su ritmo, sus caminos ancestrales, sus callejones intrincados, sus centros culturales, sus pul-mones verdes, sus paisajes, sus colores, buscando caminar una palabra que nos una, que nos nombre.

Abrimos el espacio a las voces que narran la vida, el amor y la muerte desde una experiencia y lectura cotidiana, definible y definitiva.

Agreguemos todos la palabra Arte como ejercicio de mirar hacia adentro, ver con el corazón, respirar y sentir los colores propios y los del mundo. Continuemos con la palabra pensamiento, para saber oír, y por supuesto la palabra creación, como gesto para comunicar y multiplicar, para hacerlo periodismo.

Carlos Orlas Sánchez

De una comuna

ContenidoPág. 3Una vida a cuatro bandas. A propósito

del torneo de villar de la comuna.

Pág. 4Felicitaciones a todas las JAC en sus aniver-sarios.

Pág. 5Ayer sigue siendo hoy en mi memoria.

Pág. 6En tercera persona. Denuncia.El santo de la discordia.

Pág. 7En sepia. Una visión poética de la comuna.

Pág. 8-9Semilla de la memoria. Foro comunal: desplazamiento forzado y ciudadanía.

Pág. 10Compañeros del más allá.El pasaje de la vida.

Pág. 11La 320, del terror a la esperanza.

Pág. 12Claroscuro de la Avenida Gardel. La carrera 45 ayer y hoy. Opinión: y a usted ¿Qué le causaría miedo? Belleza talada. Denuncia gráfica.

Pág. 13Viaje en prisma hacia La Honda.Reseña: Mañana le digo producciones.Mazamorra pilada.

Pág. 14Una mujer que le pone dulzura a La Honda.¡Vamos al parque! una aventura siempre nueva.

Pág. 15El habitante mayor: La voz anfitriona de Manrique en la radio.

Pág. 16Manrique Punki. La anti-tradición musical de ser joven.Crucigrana.

En portada: Performance “La huerta en el asfalto” del colectivo artístico Cromorama, presentado en el Foro de la Población Desplazada el pasado 25 de noviembre.Fotografía de Leider Restrepo.

Asesoría PeriodísticaMaria Elena Durango R.

Corrección de EstiloMaría Elena Durango R.Leider Restrepo.

FotografíaJoni Alexánder RestrepoJohan MonsalveGuillermo OspinaLeider RestrepoBibiana RamírezDiana Soledad PinoMauricio HoyosAndrés Sánchez

Page 3: Tinta Tres Ed 6 Color Local

3Año 1 / edición 6 / diciembre de 2011

Según el cantautor francés Manu Chau, en la canción que le dedica a Maradona, “la vida es una tómbola”. Yo diría que es también una ca-

rambola, un choque de fuerzas, una fricción energéti-ca y azarosa que impulsa el rodar y rodar de las bolas.

A los diez años di mis primeras tacadas, allí aprendí a medir la fuerza y a “probar finura”. Rememorando esto es que me permito dar unas disertaciones sobre el billar.

Me figuraba el juego como una mezcla de música, vibración, tacto y estilo, que es todo lo que hay en una carambola bien tacada. Cuando jugaba me sentía pleno, lleno de vitalidad y con cierto hálito de malevaje, producto del ambiente bohemio que tienen los billares,

Una vida a cuatro bandas

A proposito del Torneo de billar

de la comuna

En Manrique el billar ha sido el espacio para el encuentro de

varias generaciones de amantes del mítico juego, del tango, de la salsa, de la bohemia, de la noche,

de la locura. “…más sonoro que una carambola a las dos de la mañana” Gonzalo Arango

Carlos Andrés Orlas / [email protected]ía: Guillermo Ospina

Entre el 17 y el 18 de septiembre se celebró en Manrique, en el billar Locuras, la final de un torneo en cuyas eliminatorias partici-

paron billaristas de Bello Oriente, Manrique oriental, El Raizal y Versalles. Allí se desplegó la fantasía de los billaristas entre la modalidad libre y tres bandas.

donde mecánicos, obreros, campesinos, bandidos, ex presidiarios, y algunas mujeres, tararean un mismo tango, una misma salsa.

Los billares son el lugar donde el pueblo bebe, jue-ga, canta y conversa entre el tas- tas de las caram-bolas. En estos lugares siempre me he encontrado con cierto ambiente alegre, libre, como de plaza de mer-cado olorosa a tierra. En Bello Oriente, por ejemplo, las mesas de billar comparten espacio con las galleras, legumbrerias y cantinas campesinas.

Todos arriban al billar en busca de una feliz tacada (una carambola bien hecha produce plenitud). Jugar billar es poner a rodar la vida en una bola, olvidarse de que mañana hay que hacer algo, viajar con una

bola en cuatro bandas, explanarse en la infinitud de la mesa con sus múltiples posibilidades, incluso jugar al azar.

Aunque el billar no es un juego de azar sino más bien un arte de la precisión y el cálculo empírico.

El billar tiene magia, poesía, color, olor, sonido y tacto. Eso sentía cuando cogía el taco y me lanzaba a hacer carambolas. Jugaba chicos (o pierde y pagas) con grandes, me “mareaba” cuando me estancaba en el fichero y me extasiaba cuando avanzaba. Así es el billar: una apuesta por la precisión; una carambola es el resultado de una reflexión donde cuerpo y mente se conjugan en una sola fuerza que impulsa la bola, que es decir también la vida.

Ilustración: Andrés Sánchez

Experimentados jugadores de la comuna compitieron en cuatro vueltas o eliminatorias a muerte súbita.

En la final se enfrentaron cuatro jugadores en dos llaves, a muerte súbita en una sola partida. Los dos ganadores disputaron la final y los dos perdedo-res el tercer y cuarto puesto.

Los ganadores se llevaban como premio un taco profesional, sudadera, chaqueta y morral. El primer premio en la modalidad libre fue para Juan Castrillón y en Tres bandas para Pablo Garzón.

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Felicitaciones a las JAC que estuvieron de

aniversario: Las Nieves, Las Granjas, El Raizal.

4 Año 0 / Edición 4 / octubre de 2011

Redacción Tinta Tres

En el año 1951 se conformó el primer centro cívico conocido, el “Centro Cívi-co las Nieves”. Luego cambió su nom-bre por Centro Cívico Baldomero Sanín Cano, y ya son 60 años de encuentro y labor comunitaria, 22 años como cen-tros cívicos y 38 como junta de acción comunal.

En la historia de esta Junta se recordará siempre que el barrio creció en los convites comunitarios.

Cada tiempo trae su necesidad y lo que se necesita es dedica-ción y entrega. En esa época no había vías de ingreso, ni senderos peatonales, no se contaba con servicios públicos ni agua potable. Aunque si se gozaba de un ambiente muy sano; la gente se recreaba haciendo caminadas a la Hacienda Montecarlo y a grandes mangas, en el barrio El Jardín. Había también charcos muy visitados por los jóvenes, como el chorro Clarín, los charcos de la quebrada La Negra, y otros chorros en las quebradas La Tebaida o La Raízala.

La sedeEl lote era de propiedad de las Empresas Publicas de Medellín, se

hicieron los trámites necesarios con dicha empresa para emplear estos terrenos, contando con la buena suerte de su aprobación.

Ante tal novedad la gente se sumó a la obra en convite comunita-rio: El padre Jaime, los directivos de la acción comunal y la comuni-dad en general, con quienes también se logra construir las canchas múltiples, el parque infantil de la unidad deportiva.

Ya en 1991 la selección juvenil de la junta, participó en las primeras olimpiadas intercomunales, en la cual quedó de campeón. El premio era una obra en el barrio. Y con dicho recurso se construyó la pri-mera fase de la sede.

Luego con la Consejería Presidencial de Medellín, construyó el segundo piso, donde hoy cumple labores la Biblioteca el Raizal. Ac-tualmente la sede está siendo reformada, y es el epicentro de los procesos deportivos en la comuna tres, Manrique.

Como manifiestan sus líderes, aún queda mucho por hacer: a dia-rio resultan problemas para resolver. Ya la mayoría de obras en ce-mento pasaron: esperamos que puedan continuar convirtiendo esas obras en programas en salud, medio ambiente, recuperación de cau-ces de las quebradas, deporte y recreación, bienestar social y repavi-mentación de varias vías, como lo han hecho durante estos 60 años.

Entrevista: Andrés Felipe Patiño.

JAC Las Granjas:

50 anos de labranza

38 anos de vida en comunidad

Junta de Accion Comunal Las Nieves Observando en el primer libro

desde la fundación del centro cívi-co, nos cuenta Fernando Marín, su actual Presidente, “iniciaron con un capital de 6 pesos con 80 centavos, aporte de los socios activos. Este recurso se fue empleando en bailes comunitarios y venta de empana-das. Fue con estos recursos que se sostenían y sufragaban los gastos de acuerdo a la necesidad”.

45 anos de trabajo comunitario JAC El Raizal

En noviembre de 1966 el señor Gilberto Aguirre Gonzales, eleva una solicitud para obtener el re-conocimiento de personería jurídica para la Jun-

ta de Acción Comunal del Barrio El Raizal, parte alta, de Medellín. Cuando fue aprobada la comunidad lo celebró, como aún hoy le hace homenaje.

Desde hace 45 años la razón de ser de esta Junta es trabajar por el bienestar del barrio y ser puente de comunicación entre el municipio y las necesidades de la comunidad.

Por eso Tinta Tres saluda a la actual Junta de Acción Comunal del Barrio El Raizal, y los presenta en su cum-pleaños ante la comunidad:

Su presidenta es Olga Patricia Acevedo Hernández (amiga y reportera de Tinta Tres), Juan Betancur es el vicepresidente, Luz Elena Torres, tesorera, Sorany Buri-ticá, Secretaría, Mario Carlos Blandón, fiscal, Irma Gómez, conciliadora, Omaira Hurtado conciliadora, Oliva Clavijo (comisión), Joaquín Zapata (comisión de obras) Liliana Twiran (comisión Empresarial).

La Secretaría de Desa-rrollo Social, durante la celebración del Día de la

Acción Comunal, realizado el pa-sado tres de diciembre, hizo reco-nocimiento y entrega de una pla-ca a la Junta de Acción Comunal del barrio Manrique Las Granjas, por sus 50 años de vida comunal, como una de las más antiguas del

municipio de Medellín. Felicitaciones a su comuni-dad, a la junta directiva y a Efrén Darío Lotero Sán-chez, quien es el actual presidente y representante de la junta.

Que continúen su liderazgo y gestión comunita-ria, en las funciones que a diario realizan en bien de los habitantes.

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5Año 1 / edición 6 / diciembre de 2011

Ayer sigue siendo hoy en mi memoria

»» Palos Verdes

Que en cada barrio haya un loco, no es extraño. Así como

en los pueblos se les ve des-prevenidos del tiempo, me-rodeando por el parque, en-simismados en sus muchos oficios, con el costal a cues-tas, repleto de objetos rein-ventados; también cargan con apodos. El loco es el amo del artificio, del delirio, del elogio intemporal; bobo, cha-lado, lunático, chiflado, maja-reta, gamín, como lo quieran tildar. Ese otro diferente, ese señalado, ese personaje pin-toresco, muchas veces habi-tante de la calle, me llevó por el empedrado sendero de la memoria.

El cuento comienza con un loco bien singular, uno de esos personajes del ba-rrio que no se conforma con el apodo y que recurre a un embeleco quijotesco de sus recuerdos. Fue un loco que se hizo famoso en el barrio Manrique en la época de los noventa, le apodaban Gardel, y no era de extrañar. Dice haber fabricado la estatua erigi-da en memoria del cantante, sobre la carrera 45, bautizada Avenida Carlos Gardel, chanza de sus propias ensoña-ciones recreadas con el zorzal criollo.

Pasaba horas cantándole los tangos al son de lloriqueos, El día que me quie-ras, Sus ojos se cerraron, Volver. El loco vestía la efigie. Le cubría las manos de bronce con pañoletas rojas y en el cue-llo le ponía flores marchitas que sacaba del basurero de la esquina. Sacaba un brillo reluciente a las placas conmemo-rativas, en su vaivén de danza ritual. Sesenta años después de la muerte de Gardel, el loco seguía llorando su muerte y cantando para no olvidar.

Me llevó a preguntarme sobre la historia del barrio, sus esquinas, calles, locales comerciales, cafetines, recove-cos, y por las ausencias de los viejos inquilinos en unas cuantas casas de bahareque que todavía habían sobre-vivido al paso de los años y a la so-fisticación arquitectónica que trajo la modernidad.

Pude contemplar por primera vez lo que siempre había visto. Mi mirada no pasaba en ráfaga como antes, me empecé a detener en el paisaje urbano del barrio que me vio nacer y crecer. Quise, por ende, escudriñar textos, pre-guntarle a los muros y sostener con-versaciones con los viejos que recuer-dan los inicios del barrio: descubrir los ritos fundacionales de los primeros trazados geográficos, de sus pioneros y sus historias.

En el barrio, no faltaban los convi-

Juan David Jaramillo / [email protected]

Un grupo de creativos pone su lente sobre Palos Verdes

“La idea de este docu-mental es contar el Palos Verdes que ya no vemos,

con las historias cotidianas de las personas del barrio Manrique, para quienes este lugar llenó el álbum

fotográfico de su memoria”. El director del documental nos relata su experiencia.

tes de vecinos para construir las calles que ahora recorremos, las hacían con afán, para ver circular los primeros buses de la flota de los hermanos Tulio y José Arbeláez. No se nos puede olvi-dar el tranvía impulsado por tracción a gasolina, ni la estación El cobertizo, donde hoy queda la estación de gasoli-na Palos Verdes que conectaba con el tranvía de Oriente, el que subía hasta Marinilla y Rionegro; lugar que tam-bién servía como parqueadero de los demás tranvías.

Es precisamente el sector Palos Ver-des, su nombre proviene del antiguo estadero que convocó a muchos por su ambiente festivo, su música, su pista de baile, el ambiente campestre, sus reserva-dos para citas exclusivas y las apetecidas carnes asadas, es precisamente el sector que motivó este trabajo documental.

En el año 2006 comencé a fotografiar personajes que deambulaban por la 45. Conocí a Joaquín Osorio, de quien todavía conservo una imagen en la que sostiene un vaso en forma de cabeza de hipopó-tamo, con su sonrisa infinitamente con-gelada.

A Álvaro, con el que realicé en el 2007 y junto con el señor Rodrigo de Jesús Vi-lla, una intervención perfomática en la esquina de la farmacia San Rafael. Un trabajo sobre la escritura en los muros y las cicatrices del cuerpo.

De Álvaro, un personaje que toda-vía recorre estas calles, recuerdo que hizo un intento por recordar y escribir correctamente su nombre en el muro, escribió: “Avaro”. Rodrigo por su parte escribió: “Llevo seis años cuidando esta esquina”. Se le encuentra en la 45. Cada

vez que me ve levanta su mano con cua-tro dedos para saludarme, su dedo lo perdió con la explosión de un petardo mientras buscaba comida en una bolsa de basura.

En enero de 2008, comencé con una serie de imágenes panorámicas de la transformación del sector de Palos Ver-des, mucho antes de la ejecución del ac-tual proyecto Metroplús.

Una tarde de ese mismo año, me crucé con las historia de Jaime Alberto, “El cura”, un habitante que no conoció al Palos Verdes fiestero, ni el hoy Pa-los Verdes estación del Metroplús. Vivió durante varios años en las ruinas del antiguo estadero de Palos Verdes. Sus últimos días en el sector están narra-dos en un material de video que realicé con él. Relata el momento en que lle-garon las retroexcavadoras y los tra-bajadores del Metroplús por sus perte-necías que yacían debajo del puente y el cómo lo sacaron. Su historia forma parte del relato de este documental y nos habla de su relación con el espacio, de sus recuerdos y la transformación de la ciudad.

La idea de hacer este documental es contar el Palos Verdes que ya no vemos, con las historias cotidianas de las personas del barrio Manrique para quienes este lugar llenó el álbum fo-tográfico de su memoria. Son ellos quienes con su remembranza narran

su relación íntima con el sector. Cada personaje que participará en él, cons-truye el Palos Verdes de su memoria, de su época.

“La memoria es redundante: repite los signos para que la

ciudad empiece a existir” Ítalo Calvino

Ojos de la memoria

Estos tres creativos son los brazos y ojos del documental, de Palos Verdes, uno de los baluar-tes de la ciudad en vía de extin-ción:

A principios de este año, Ana-maría Bedoya Builes, estudiante de periodismo de la U. de A. sintió afinidad con el tema y ha sido de gran ayuda en la investigación sobre el barrio. Es amante de la conversación, saca palabras con sonrisas.

A mediados del año se unió a la producción del documental Henry Barrera. “De un lado no-sotros le narrábamos historias sobre Palos Verdes, el nos res-pondía con historias del estadero el Jordán, un estadero que hoy desapareció con su “más de un siglo de tertulias”. Actualmente” Henry es el camarógrafo y editor del proyecto.

Una lora en el repartoCon Ana María Bedoya pasábamos recorriendo durante horas la avenida.

45, seguíamos en la búsqueda de historias y personajes. Una tarde terminamos saboreando un buen tinto en el Café Manrique, con jubilados, taxistas, buseros, chanceros, amas de casa. Con un corrillo de personas que nos fueron soltando sin mediar sus historias del barrio. Fue entonces cuando conocimos a Rosa “La negra”, quien nos da su testimonio en el documental, le tocó la época del estadero en su mejor momento, allí conocería muchos de sus viejos amores. Muchos se referían a “La Lora”, que lo buscáramos, que tenia mucho que con-tar sobre Palos Verdes. Hernán Londoño “La Lora”, que ha vivido durante 70 años en el corazón de este sector, nos contó que se niega a irse. Su casa es un carro que hace mucho tiempo no rueda por las calles, pero que lo mantiene ahí, en ese pequeño islote del sector. Es otro personaje del documental.

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6 Año 1 / edición 6 / diciembre de 2011

Olga Patricia Acevedo / Fotografía Guillermos Ospina / [email protected]

La Hacienda Mon-tecarlo y su santo

tienen historias que sólo las cuentan sus vecinos. Realizamos un recorrido por el

barrio El Jardín, al que pertenece la Hacien-

da, entrevistando varias personas del

sector.

La comunidad denuncia

El Santo de la discordia

la Carrera 32 con la 71 B, es la zona ubicada al frente del Centro de Salud El Raizal, donde han ocurrido varios accidentes, por ser un punto en

el que se encuentran cuatro vías.

No hay ningún tipo de señalización visible y dos resaltos existentes, carecen de pintura. Influye mu-cho la velocidad de los carros de la flota Villa Her-mosa, y se crea congestión con todo tipo de vehícu-los que por allí cruzan. Es un paso obligado al Centro de Salud El Raizal, Colegio Olaya Herrera, además es una vía muy comercial, los andenes son muy redu-cidos y las personas caminan por la calles sin pre-caución. Lo más preocupante es que los conductores de los buses dejan los pasajeros en la mitad de calle, como el caso que cuenta un transeúnte sobre “una señora que sufrió un accidente en este lugar y en el trayecto al hospital, falleció”.

La muy vieja carretera a Guarne

Es lamentable saber que mientras la gran ma-yoría de comunas de la

ciudad de Medellín tienen bue-nas vías de acceso, desde el ba-rrio Santa Inés, hasta Santo Do-mingo Savio, observamos como se forman grandes tacos vehi-culares, problemática que se in-crementa entre las calles 86 y la 91.

Al respecto, consultamos con Jorge Martínez, presidente de la

Junta de Acción Comunal del barrio San Blas.

¿Porqué la comuna tres presen-ta tanto atraso en sus vías princi-pales?

“La comuna 3, desde hace mas de 40 años tiene como vía principal la antigua carretera a Guarne, a la cual no se le ha rea-lizado un mantenimiento adecuado y ninguna ampliación, como tam-poco cuenta con vías alternas para disminuir los trancones.”

»» En tercera persona

¿Por qué se presenta el trancón en la calle 86 y 91?

“Debido a que es una zona comercial y sus visitantes no cuentan con un sitio adecua-do para cargar y descargar.” ¿Cómo se acabaría esta proble-mática?

“Que haya una voluntad política desde la Secretaria de Obras Publicas Municipa-les y departamentales, para que rediseñen la construcción de varios carriles para des-embotellar nuestra comuna.”¿Por qué Obras Publicas De-partamentales debe tomar esa decisión?

“Porque es una vía que co-munica algunos barrios de Me-dellín, con el Oriente Antioque-ño y vía obligada para llegar al Parque Arví”.

Cuando se presentan acci-dentes en esta vía ¿Cómo se solucionan?

“Es muy difícil solucionar dicho problema, porque la úni-ca vía es la mencionada, y hay que esperar a que lleguen las autoridades competentes para solucionar cualquier problema vehicular”.

Jorge Lara vive hace 32 años en el lugar, y desde entonces ha com-probado que el santo ha estado

a la vista de la comunidad, “no tengo idea de la fecha que fue ubicado en ese lugar”.

Lara cuenta que el señor Ramírez Johns era el propietario de la Hacien-da Montecarlo, quien cuidaba con fe y esmero la imagen allí existente. Los fundadores de este barrio dicen que Ramírez Johns hacía obras de caridad verificando que fueran convenientes y sobre todo, carismáticas.

Jaime Ruiz que ha vivido en este

sector desde hace 40 años, aún no sabe cuán-to tiempo atrás ha esta-do el santo, “lo conside-ramos el patrón de este barrio porque siempre lo hemos visto mirando hacia la cima, es decir hacia el oriente, la co-munidad dice que lo de-ben poner en un lugar visible, pues en la reubi-cación que le hicieron quedó oculto ante los ojos de las personas que tienen fe en él”.

La estatua de Je-sucristo fue reubicada para darle un aspecto

distinto a lo que antes era la hacienda y para sus nuevas construcciones, sin embargo la comunidad tiene claro que es su santo de devoción. Wilson Casti-llo, líder comunitario, cuenta que “en una época, este barrio era cobijado por una gran ola de violencia y el santo fue puesto allí para proclamar la paz, por su posición”.

Otra de las habitantes con la que hablamos, conocida por los vecinos como Blanquita, demostró su inconfor-midad por la reubicación del santo, no respondiendo nuestras preguntas. Solo manifestó: “No habíamos sido escucha-dos por la firma constructora la cual

nos ignoró todas la peticiones. No sir-vieron de nada las cartas y firmas de la comunidad”.

Decidimos visitar la obra para buscar claridad en el asunto. Nos en-contramos con el Arquitecto Hengells González y nos manifestó que “el lugar de reubicación del santo, obedece al diseño que presentó la EDU. Ahora está en el centro de la cancha, al costado occidental, dándoles una bienvenida a los estudiantes y a las personas que in-gresan a la institución. Pero aún no se ha terminado la intervención con él”.

Por su parte, Antonio Noreña sor-prende al contar que el mencionado santo hacía milagros a los Johns y en particular al señor Luis, un vecino, que sentado al frente, se disponía a jugar un chance y le pidió que si se lo gana-ba lo pintaba, y como un gran misterio el señor ganó el chance y cumplió su promesa.

Investigando, encontramos que di-

cho santo aparece como patrón de la iglesia Santuario de Paz, comunidad que llegó a Manrique en su momen-to, como una necesidad de las iglesias cristianas de su quehacer frente al conflicto armado en Colombia.

Accidentalidad y congestion

por ausencia de senalizacion

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7Color Local

Cada vez que se evoca a Manrique, es lugar común hacer analogía directa con ciertas relaciones sociales, que generalmente son

distorsionadas en cuanto a los modos de vida de los manriqueños y cuyo objetivo intrínseco es crear un estigma, un rótulo, una margen, una deformación de lo que es en sí misma la vida de la comuna.

No seré partícipe de esa postura que no profun-diza en la realidad social de un espacio que, si bien entre dificultades de todo tipo se ha creado y se ha mantenido, también es cierto afirmar que las dinámi-cas sociales que en él se practican de manera coti-diana, además de variopintas, poseen toda una carga de belleza que solo aquel que puede adentrarse en el corazón del pueblo logra disfrutar, al tiempo que co-noce a fondo la realidad que este habita y comparte desmesuradamente.

A Diego Edison Echeverri Marín, el estudiante de filosofía, lo conocí en el 2004 cuando departía-mos algunos tintos “…y otras hierbas aromáticas” en la Universidad de Antioquia. Su actitud tranquila le daba el aspecto de hombre sencillo y meditabundo, que escasea a menudo en un mundo de ruido ince-sante. Una vez lo vi jugar al fútbol y era un hombre distinto; el aire de pasividad de quien no lleva apuros, propio de su ser a diario, se había trocado en una animalidad activa, al punto que todo aquel amigo que lo veía se sorprendía de la agilidad con que avanzaba por el territorio de los rivales, junto al manejo mágico de sus pies con la pelota.

“Este Dieguito se las trae”, decían algunos que no podían relacionar al hombre lento, pensativo, con el deportista ágil y enérgico.

Jugar fútbol era uno de los deportes que practica-ba por aquella época y que sé que aún practica; otro, al que era más asiduo en esos días, fue el de caminar. De manera rotunda el salvajismo del modelo econó-mico imperante hacía que Diego, al igual que muchos otros, caminara a diario desde Manrique, en la ter-minal de Trasmayo, hasta la universidad, recorrido que hacía a la inversa en las tardes o principiando la noche; esto, cuando no se quedaba con los amigos en medio de alcoholes hasta la madrugada, haciendo

más peligroso el camino de regreso a casa. Así hizo su carrera, a pie, caminando como todo hombre que asume su postura sobre la tierra.

Quienes decían que Dieguito se las traía no an-daban equivocados. Desde joven fue no un amante, sino un cómplice de la lectura, lo que lo llevó sin duda a contar sus propias historias, quizá su odio o su lamento. Además de artículos de carácter filosófico y literario, Diego Echeverri es un poeta en el sentido amplio de la palabra. Su libro inédito “en sepia” (así, en singular como es él), fue finalista en el IV Concur-so nacional de poesía José Manuel Arango; y aunque esto no lo acredita como tal, su poesía sí lo hace,

trayendo a las manos del lector todas las sensaciones de un hombre de pensamiento profundo que habi-ta al fondo de la comuna; de una belleza que, como se planteó al principio de este escrito, nos muestra vívidamente el dolor y la alegría de un pueblo que se debate entre el anonimato y la miseria, sacando a diario lo más hermoso que posee, en ofrenda a la vida, como un sello de dignidad y de perseverancia.

La comuna retratada en palabras, el oro limpio de las palabras que, como orfebre, ha venido puliendo desde dentro uno de sus hijos, un vecino de las calles de Manrique, tantas veces asaltadas por las balas, la indiferencia y la mezquindad.

Una vision poetica de la comuna

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Jandey Marcel Solviyerte / [email protected]

En sepia (selección de poemas)

Diego Echeverri

FisuraAlgo se quiebra repentino, como una

espina que soporta el peso de la luz, la caricia testaruda del viento, esa imperceptible fisura resquebraja la vida y los recuerdos desatan su trenza espesa

El rostro descansa en tus manos mientras buscas diligente la pieza rota, qué traste viejo ha rodado por la repisa de una infancia mal sellada, qué atadura del olvido se ha deshila-chado

TreguaLa distancia amansa la piel de la comunas

A esta altura todos respiramos mejor y el aire se reparte en dosis parejas sin sobre cos-tos, la pisada casi no teme su huella, a menos que sea un hijo calavera, es decir un muñeco que ha transitado demasiado

Hasta nos es lícito salir a com-prar el pan y las viandas, empeñar la prebenda de un saludo, saltar la escala cromática de las manchas de aceite, feriar unas cuantas monedas, elegir la levadura que me mejor le avenga al sonsoneo del estómago

No es perentorio andar moscas, ni alejarlas de las bocas amoratadas, prometieron un ojo adiestrado en cada plancha y el crujir de la hélice com-pletando la espiral del sueño nos hace cerrar los párpados confiados

DesembocaduraBuscando desembocadura las

gibas montañosas se disuelven en un azul cenizo, la luz cesa de pastar en las laderas, la piel de los barrios horneada por el último sol, recuerda la melanina de la carne

LluviaAlgarabía de la lluvia en las tejas de

zinc, solares empotrados en las lenguas insaciables de la maleza, platanales fundiendo raíces en el humus de maderos deshe-chos, la amalgama de grumos arcillosos y tobillos atascados

Tanto paso anónimo rodando con la borrasca

SenescenciaUna pañoleta amarra los surcos en la

frente de la anciana, las fibras venenosas se anudan en cada bocanada de aire agos-tado, la mirada empañada en manojos de ceniza, las encías desastilladas en la viruta de antiguas renuncias

En sepia

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Unas notas musicales estaban acompañadas de color en cuerpos pintados y transformados en otra creación más;

un ojo como raíz de árbol.

Joni Alexander Restrepo / Olga Patricia Acevedo / Fotofrafía: Leider Restrepo

Semilla de la memoria

En medio de sinfonías y ritmos, nos encontrábamos haciendo fila para ingresar al Primer Foro comunal de

desplazamiento forzado, con la expectativa de adentrarnos en esa melodía y llegar al recinto donde se discutirían nuevos retos, leyes y pro-puestas para los desterrados, planteados todos con un toque de sensibilidad, de arte.

En la entrada, una flauta y un redoblante se elevaban con sus ritmos hasta la cabeza de todo lo que es alto o bajo, nos invitaban a pre-senciar lo vivo de la memoria; lo muerto ya no estaba muerto, había resucitado con la memo-ria del tiempo, del campo, de la naturaleza; ha-bía revivido gracias a la posibilidad de recons-truir las “memorias individuales y colectivas guiadas por la brújula del futuro” que siempre persigue una transformación. Esta memoria, en casi todas las ocasiones, ha sido fragmenta-da por el miedo y la violencia que lo engendra, pero con la participación de nuestras mentes y manos, paulatinamente, se va reconstruyendo.

Como abrebocas al Foro, tuvimos la oportu-nidad de observar el performance que, de ma-nera artística y creativa, expresó el Colectivo de Artistas Cronorama, reflejando gran parte de la realidad vivida en los campos colom-bianos; la intromisión de un aparato militar-armamentista tomándose la mano o más bien amarrado, encadenado con el aparato mercan-til y especulativo de la guerra, arrebatando, por la fuerza, una tierra que no les pertenece ni a ellos ni a nadie más que a quien la ama, a quien la labra y siembra, depositando la semilla que le dará su alimento y el de su familia.

“Toda fuerza genera una reacción y toda reacción genera un movimiento”. Con esta fra-se se dio paso a la apertura oficial del Foro, dejando por antedicho que somos una fuerza en movimiento, que somos el curso de la me-moria, creciendo y fortaleciéndose con nuestra participación. Fue un encuentro que acercaba la palabra más pura para expresar el dolor, es-tableciendo propuestas, sobre todo a la escucha y al esclarecimiento.

La mayoría de las personas que asistieron, habían vivido de cerca el desplazamiento, y lle-gar allí, era como una esperanza para encon-

Foro comunal desplazamiento forzado y ciudadan a

El espacio decorado por la galería de la memoria realizada por el fotógrafo Jesús Abad Colorado, no solo recreaba la historia y la memoria, sino que era un grito combatiendo el olvido y la impunidad...

Jesús Abad Colorado caminó con los desplazados de la comuna 3 Manrique por todos sus barrios. Cruzaron por la periferia y esto fue lo que nos dejaron...

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Unas notas musicales estaban acompañadas de color en cuerpos pintados y transformados en otra creación más;

un ojo como raíz de árbol.

Joni Alexander Restrepo / Olga Patricia Acevedo / Fotofrafía: Leider Restrepo

Semilla de la memoria

trar reparación a acontecimientos que hicie-ron fisura en sus vidas.

Aura Serna nos cuenta parte de su historia, que no es muy distinta a la del resto de los colombianos. “Fui desplazada en tres ocasio-nes con mi grupo familiar, integrado por una hija de doce años, otra de 16, y mi hijo mayor, en el año 1998, de Puerto Valdivia. Llegué a Da-beiba, y estuve viviendo allí hasta el año 2001”.

“Salí nuevamente desplazada y me fui a vivir al barrio La Honda, en Medellín, hasta el miércoles 13 de noviembre del año 2002, fecha en la cual tuve que salir en busca de mi hermano que vivía en una finca de Puerto Valdivia. En un lado se encontraban los para-militares y en el otro la guerrilla, motivo por el cual nos tocó desviarnos del camino para subir por las orillas de la quebrada”.

Esos momentos fueron dolorosos para la familia, porque al escapar hacia caminos des-conocidos, se encontraron con una borrasca que arrastró y golpeó contra las piedras qui-tándoles la vida a sus dos hijas, “estábamos, mi hijo y yo con el alma partida al ver como la corriente nos las arrebató, no pudimos hacer nada al respecto, seguimos caminando para buscar auxilio”. Al día siguiente Aura regresó con su familia al barrio la Honda, donde vive en la actualidad.

Con la intención de recordar la historia que ha sido forjadora en las relaciones sociales, en lo económico, político y cultural, se expresaron voces para hablar y oídos para escuchar. “Los grupos armados se apropian, en el campo y la ciudad, de lo más valioso que uno puede cose-char; se apropian de los hijos. El desplazamien-to deja huellas imborrables, los sentimientos de la nada, de la soledad, se convierten en com-pañeros de la existencia” en palabras de otra mujer y madre, que expresa su dolor.

Las fotografías de Jesús Abad Colorado, tam-bién acompañaron, y siguen aportando, en la construcción de memoria de los desplazados. Sus imágenes reflejan una realidad que pocos comprenden, pero que asumen como propia, la llevan en sus cuerpos como un performance doloroso, que está por reivindicarse.

Foro comunal desplazamiento forzado y ciudadan a

El comité de la población desplazada, ahora organizado y con metas muy claras, espera que las exigencias de sus derechos y el cumplimiento de los mismos sea una

realidad.

Éste foro, resultado del proyecto priorizado en la comisión de

Participación y Convivencia en 2010 y ejecutado por la Unidad

para el Desplazamiento Forzado de la Alcaldía de Medellín, fue un escenario de visibilización y denuncia, necesario para la

ciudadanía.

Un recuerdo memorable y valioso de todo éste proyec-to es la galería que entrega a la comunidad Jesús Abad

Colorado.

La comunidad reclama la necesidad de que ésta quede en la comuna y pueda rotar por distintos lugares de la

misma, porque es un proyecto de la población desplazada y es a ella a quien pertenece.

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Es una casa de dos pisos, enne-grecida por el smog que cir-cula en el sector. Por allí pasa

la vía principal hacia Santo Domingo y la periferia, además, hay una estación de gasolina al frente. Los ladrillos color marrón generan oscuridad, sus venta-nas siempre están cerradas y hay una reja de hierro, negra, que le da la apa-riencia misteriosa.

Uno de los vecinos, que apenas lle-va un mes en la casa del lado, tam-bién ha escuchado historias alrededor de esta vivienda que todos nombran como “la casa embrujada”. Oía decir que lloraba un niño fuertemente, sabe que las personas que se mudan allí, se aburren y no duran mucho tiempo. Su esposa, que vivía más arriba, también se enteraba por medio de comentarios “porque nunca escuché ni vi nada” que quebraban vidrios, daban pasos, se es-cuchaba una mujer gritando, y distin-tas presencias.

Lo cierto es que en Manrique es probable que surjan este tipo de histo-rias y que tengan validez, por las ca-

sas antiguas que se conservan y sobre todo por la violencia durante décadas. Esto último, porque son las muertes en estas casas lo que generan situaciones que alteran un poco la tranquilidad y el transcurso natural en una vivienda.

¿Quiénes son los fantasmas?Se cuenta que los fantasmas se es-

tán nombrando desde épocas previas al Cristianismo. Una de las primeras leyendas muy conocida y recordada por expertos fue la que narró Plinio el Joven en la biografía que escribió del filósofo Atenodoro, donde contaba que éste había alquilado una vivienda de grandes extensiones para investigar los rumores acerca de la existencia de fantasmas en ella. Atenodoro, es-tando fuera de la casa, por la noche, encontró un espectro envejecido que tenía pies y manos encadenados. Éste le pidió que lo siguiera. Atenodoro hizo caso pero el fantasma desapareció. Más tarde, el filósofo señaló el punto donde había registrado tal aparición y, al día siguiente, ordenó a las autoridades que cavaran allí. Encontraron los huesos

del espectro. Luego de un entierro adecuado, las apariciones concluye-ron.

Existen muchas teorías sobre los fantasmas. Personas que dicen ha-ber entablado una conversación con ellos y otros de haberlos fotografiado o filmado. Pero no siempre hay expli-cación lógica para esto. No tiene que haber un motivo específico para tales apariciones, ninguna razón histórica que haga sacar conclusiones, simple-mente puede que haya pasado algu-na energía que quería manifestarse, y también es probable que existan personas muy sensibles para atraer energías y en cualquier lugar donde estén desaten distintos fenómenos.

El escritor español J.J Requena es-cribió en su libro Las casas encan-tadas, en el 2004, que “en la actuali-dad se reconoce el fenómeno de casa encantada bajo el nombre técnico de poltergeist. Término germano que significa ‘Espíritu ruidoso o duende burlón’. En la mayoría de los hoga-res embrujados, se produce un tipo

de aparición especial llamada ‘energía fría’. En este caso, el ente etérico es ab-solutamente invisible, pero deja prue-bas de su presencia. Por ejemplo, una zona de la casa que siempre está fría y húmeda sin causa aparente. También, puede ser un indicio de la presencia de energías frías, un ambiente ‘cargado’, en donde inmediatamente uno se sien-te deprimido o con mucho sueño”. Esta es una muestra más sutil, que no se asocia fácilmente con fantasmas.

Sin embargo, algunos, y en su ma-yoría, se manifiestan produciendo caos en el lugar, dando golpes misteriosos, haciendo ruidos, impregnando el lugar de olores desagradables, moviendo los muebles, desapareciendo objetos, in-cluso causando levitaciones.

Algunos habrán oído escuchar del ectoplasma. De esta sustancia, blanda, viscosa, maleable y desagradable al tacto, están hechos los fantasmas.

Convivo con fantasmasPara César no era perturbador ha-

bitar aquella casa, en la que sí tuvo oca-

sión de presenciar momentos extraños. “Sí se sentían cosas raras, pero yo no le daba muchas vueltas, no me asusto fá-cil. Un día tocaron la puerta de la pieza y yo sabía que todos estaban dormidos, pero abrí, inmediatamente sentí que la pieza se iba poniendo fría, cerré, dije en voz alta que me dejaran dormir y me acosté. Otro día sonó el teléfono a las tres de la mañana, mi hermano que estaba trasnochando, contestó y nadie habló, al mismo tiempo se prendió la licuadora, el motor empezó a trabajar solo, cuando en la casa desconectamos todo”.

Después se enteró qué era lo que había sucedido en la casa, se lo con-tó un taxista, y él lo había escuchado de otra persona, era como una cadena. “Allí vivía un matrimonio, una pareja que tenían un niño y estaba la mamá o la suegra del hombre, no se sabe bien. En una ocasión donde discutieron, él asesinó a toda la familia y luego se sui-cidó”.

César vivió en esa casa hasta el 2005, “decían que eso pasó diez años antes. Tuvo que haber sido entre el 90 y el 95”.

Una vecina que lleva 30 años en el lugar, se precipitó a decir que “eso es mentira. Lo que pasa es que por ahí baja una quebrada que se llama el ahorcado, justo debajo de la casa, y por eso es que escuchan ruidos, pero ahí no pasó nada”. Es cierto lo de la que-brada y lleva ese nombre porque por varios tramos han encontrado suici-das, cuerdas ya listas para ser usadas o que ya cumplieron con su misión. Los afluentes de la quebrada también tiene un nombre fúnebre: Los ataúdes.

Es decir, que sigue siendo contro-versial el tema de los fantasmas. Algu-nos creen enteramente en ellos, otros lo ven como una fantasía o producto del miedo. Sin embargo, es cierto que hay espíritus que se aferran a un lugar, por algo terrible que les haya sucedi-do. También puede ser fruto de alguna reencarnación en la que hay una tarea inconclusa y deben regresar a cumplir con ella.

7:30 A.M. Es un viernes de agosto; hace dos minutos vi salir

a Ana Mosquera de su casa, en el barrio Versalles nú-mero 2, a cumplir con una cita médica cerca del par-que El periodista. Parecía tener prisa. Llegó el colec-tivo y su expresión cambió, la noté calmada, subió al

vehículo, pagó el pasaje y se fue más tran-quila.

5:40 P.MEl bus nú-

mero 111 de la ruta 057 de Santo Domingo, pasaba por la

estación prado del metro cuando, de pronto, apareció el señor Alejandro Álvarez frente al espejo retrovisor del bus. Al subirse se le cayó la moneda de doscientos, logró cogerlos y el conductor recibió mil quinientos pesos de la mano de Alejandro, que se dirigía a su casa en el barrio Bello Oriente.

¿Y también se han preguntado por los conducto-res? Sabemos que es alguien que nos lleva a un lugar. Algunos están alegres y sonrientes, porque disfrutan de sus viajes, otros están enojados por su cansancio o porque algún pasajero inconsciente se desespera.

Una de esas personas en quien depositamos la confianza de un viaje seguro, es Bryan Restrepo que tiene 18 años de edad, de los que lleva nueve meses conduciendo un bus y dice: “lidiar con algunos pasa-jeros es muy maluco; si voy muy rápido mal, y si voy lento también. El horario más difícil es desde las tres de la madrugada hasta las doce del medio día. Aquí se han robado varias busetas, nos encañonan, y en la última parada, ahí los atracan.”

César López y su familia lograron quedarse a vivir dos años en una casa oscura de la que muchos hablan y pocos saben en realidad qué pasó. Ni el propio César lo sabe. Lo que narra es porque sus vecinos comparten información; cuentan que la gente no dura más de dos o tres meses en esa casa y los taxistas, que andaban bien informados, se asustaban apenas César nombraba la dirección: ¿En Palos Verdes?

¿No le da miedo vivir allí? ¡Sucedieron cosas terribles!

Companeros del mas allaáBibiana Ramírez / [email protected]

El pasaje de la vidaSe han preguntado ¿quiénes son las personas a las cuales les confiamos nuestras vidas cuando nos subimos a un bus? Cuando le pagamos, es como si dijéramos “usted me lleva a donde yo quiero y le doy estas monedas”. Dos historias comunes en nuestro barrio y nuestra ciudad

Angélica Murillo / [email protected]

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La 320, del terror a la esperanzaTexto y Fotografía: Mauricio Hoyos / [email protected]

“Estamos vivos porque hemos sabido ver, oír y callar”. Una filosofía de la resignación, un contrato de silencio que asume el que quiere vivir en paz, acostumbrándose a las

balaceras.

El funcionario de la secretaría de Obras Pú-blicas le escribió a la dueña del predio por-que encontró que no había “ningún material

para ser recogido”. La mujer (prescindo de dar nom-bres en todo este artículo) había solicitado retiraran los escombros que ahí están, apilados, pues le están causando una serie de perjuicios a su casa y a la co-munidad: el sitio se ha vuelto guarida de ratas, zan-cudos, chuchas y cucarachas.

Fueron y vieron el lugar donde antiguamente hubo una casa de tres plantas, con el sótano lleno de escombros. Habrán visto un sanitario azul entre ladrillos destartalados. Un colchón, unos tacones de mujer de distinto tipo y tenis de hombre, cajetillas de cigarrillos y periódicos viejos, pudriéndose entre las enredaderas de batatilla florecida. Los escombros están generando una humedad en la casa que da a la calle, que también hacía parte de la guarida de combos conocida como La 320, y tuvieron que re-construirlo después de que la policía diera por derro-tados a los combos que la habitaban. Sólo quedaron las casas huecas, como un nido de ratas, expeliendo un fuerte olor a orín, cargando una historia que to-dos en el barrio preferirían cubrir con un manto de silencio.

El fortínEn esas casas vivían cuatro madres cabezas de

familia con sus hijos. Durante más de diez años en-grosaron la lista de despla-zamiento urbano de Me-dellín. Uno que no quería desplazarse, hermano de la dueña de la casa, denunció su situación ante la Fisca-lía. Ocho días después, en la madrugada, un viernes que su familia no olvidará nunca, tocaron la puerta. Dijeron que eran de la Fis-calía, el hombre abrió y le dispararon.

Fue hacia el año 1998. Durante los años siguien-tes dicen que la casa fue guarida y trinchera de las bandas “La Terraza”, “El desierto”, “Talita Cumi”, y por el combo al mando de “El francés”, asesinado en diciembre de 2010. Era so-brino de Douglas, uno de

los jefes de la Oficina de Envigado. “El francés”, o su rostro mofletudo como de niño, aunque de mirada muy oscura, aparece en el Q´hubo del 11 de febre-ro de 2010, cuando la casa fue recuperada por la policía y vuelve a aparecer meses después cuando fue demolida por una comitiva de autoridades de la ciudad y locales, incluyendo a la que era dueña del lugar: todos le dieron su almadanazo a esas paredes que tantos secretos y dolores retuvieron en San José de la Cima 1.

Durante ese proceso algunos vecinos del barrio dejaron de ser ciegos y sordos para recordar a los periodistas que en Manrique se vivía una película de terror, esas paredes no contenían los diversos gritos que provenían del lugar a muy altas horas de la noche. “La casa del terror”, fue el mote que acuñó el Alcalde para el lugar y que la prensa se encargó de publicitar.

Paredes huecasLa 320 eran cinco casas, a las que se ingresaba

por un callejón en obra negra, actualmente clausu-rado con un muro. Era el acceso principal, ubicado a unos cien metros de la calle subiendo escaleras arriba. De la primera casa a la segunda se pasaba por un hueco. En la cocina de la segunda casa ha-bía un boquete en el techo para subir a la tercera y las escaleras eran huecos hechos sobre el ladrillo. A la cuarta casa se pasaba desde la tercera por una ventana. En el piso de ésta había una puerta de madera clausurada, en la pared un Corazón de Je-

sús y en el suelo un tapete que cubría una puerta se-creta para bajar a la quinta casa, con un sótano, que es donde actualmente reposan las ruinas de toda la construcción y que tenía una ventana que daba a la calle, a modo de puerta trasera. La vista desde allí era magnífica, dominaban el barrio.

La ley del silencioReconstruir esta historia resulta difícil, pues quie-

nes algo vieron o escucharon prefieren guardárselo. “Estamos vivos porque hemos sabido ver, oír y callar”. Una filosofía de la resignación en una ciudad donde los niños disparan con armas de fulminantes a los visitantes, un contrato de silencio que asume el que quiere vivir en paz, acostumbrándose a las balaceras.

Luego de ser recuperada por la policía la casa quedó abandonada durante un tiempo. Entonces co-menzaron a circular de boca en boca las historias paranormales, comunes a los sitios donde se han perpetrado actos de violencia. “Nadie quería acercar-se, ni siquiera los vecinos del barrio, el ambiente que se sentía era demasiado pesado y había una energía de dolor que todos sentíamos”, decían. “La gente es-cuchaba gritos de dolor, niños jugando y ruidos como si alguien encendiera un radio”.

La demolición de estas paredes tuvo el carácter de exorcismo. Torturas, violaciones, descuartizamientos, se ejecutaron en ese lugar durante las noches más largas de los vecinos. Veían como entraban hombres y hasta mujeres que no volvían a salir. El día de la demolición se habló de posibles cuerpos o partes de cuerpos enterrados en el sótano. Ahora el terreno pertenece a la Alcaldía, para que la misma gente de-

cida qué hacer, según el alcalde Salazar, que sugería construir un parquecito infantil, pero quizá no sea lo más pertinente. No estaría mal una inmensa es-cultura en honor a las víctimas de la violencia en Manrique.

En cuanto al nombre que le dio el Alcalde al lugar, “La casa del terror”, dice la presidenta Asocomunal, Blanca Barrera, que “hay que buscar un apelativo más signi-ficante y de mas vida”, por lo que sugiere se le llame de otro modo al lugar: “la casa de la esperanza”, pues según se dice “ya habitantes de otros s e c t o r e s han venido a recoger poquitos de tierra no sé para qué y se la llevan en bolsas”.

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Ana C. Ayala / [email protected], zapatos, comida, música y muchas cosas más se ven en la Avenida Gardel, más conocida como la 45, donde se aprecia, aún, un ambiente

de pueblo, de mercado campesino. Es el centro de encuentro de la comuna.

Claroscuro de la Avenida Gardel

En el día, personas de todas las edades salen a dar su paseo, sobre todo en las tardes. Co-

men helado, compran ropa, se miden zapatos y salen del supermercado.

Cuando aún no se habían iniciado las obras del Metroplús, la carrera 45 se cerraba todos los domingos para darle paso a la ciclovía. Se veían los niños montando bicicleta, patinando, jugando fútbol, exhibiciones acrobáticas de mo-tos, abuelos trotando, otros con sus pe-rros… En las noches se encendían las luces de colores en las discotecas con la música de moda, en esa época, los

La carrera 45: ayer y hoy

menores de edad podían entrar a estos lugares sin ningún problema.

También cada mes se hacía la fa-mosa Tango Vía, la que ahora solo se puede disfrutar cada año en el Festival Internacional de Tango. Los tablados populares eran comunes en esta calle con grupos musicales muy variados, aunque los asistentes siempre espera-ban El Combo de las Estrellas y corea-ban todas sus canciones.

A medida que fueron avanzando las obras del Metroplús, estas activida-des fueron desapareciendo a tal pun-to que se cambió de escenario para el

Festival Internacional de Tango y aho-ra se hace en La Plaza Gardel, en la afueras del aeropuerto Olaya Herrera.

Ahora, al tiempo que llegan nuevos sitios para bailar, se cierran otros por la poca asistencia de público, debido a los nuevos géneros musicales y a la transformación de esta Avenida. Los locales de comidas rápidas han au-mentado, donde se reúnen los padres a compartir con sus hijos, los novios y hasta los abuelos, que salen a dar un paseo nocturno. Los jóvenes que viven en Manrique, cerca a estos espacios, aprovechan las opciones que tienen

para escoger el lugar al que quieren ir, ya que existen discotecas de salsa clásica, rock, música romántica con la que crecieron nuestros padres, en fin, una variedad de géneros musicales y culturales.

Sí, las cosas son muy diferentes, ya no hay Tango vías, no hay tablados y tampoco ciclovía (trasladada a la ca-rrera 44) La 45 no es la misma, hoy luce diferente, las aceras son más am-plias y el comercio ha aumentado. Los propietarios siguen a la expectativa del cambio que vendrá cuando empiece a funcionar el Metroplús.

¿Qué tal un paseo por la 45 este fin de semana, esta tarde, en la noche? Es un buen ejercicio para recordar y dis-frutar.

Me causa pánico ver como una ciudad que se derrumba

poco a poco, tenebrosamente, con sus altos edificios, como lo hemos visto en la televisión. Es escalofriante la desconsi-deración con la madre tierra, al contaminar todo nuestro entorno, acabándolo, consu-miendo y explotando nuestras propias riquezas, nuestra mi-nería, comercializando la fau-na.

Todo el mundo habla del calentamiento global y a la mayoría le parece normal, cuando en realidad es cues-tión de vida o muerte. La cau-sa para mi es principalmente la codicia humana; empresas que dejan solo contaminación, la deforestación y extinción de especies y además desperdi-cios.

A diario se ignora el simple derecho a respirar sanamente.

Parece un cuento, pero si nos detenemos a mirarlo de otra forma

y con un poco de conciencia, entenderemos lo que es el ca-lentamiento global y el abuso que cometemos día a día con el medio ambiente.

Lo que vemos en las imá-genes, podríamos analizarlo desde otra perspectiva. Por lo

Y a usted ¿Quée le causar a miedo?Me causaría miedo un gran desastre ecológico donde se presenciara el desbarrancamiento de

inmensos tamaños de la tierra.

Guillermo León Ospina / Mesa Ambiental comuna 3

Miremos nada más las canti-dades de buses, automóviles, motocicletas que pasan por nuestro lado, expulsando una gran cantidad de humo, con-taminando constantemente nuestra capa de ozono y nues-tros pulmones.

También nos ofrecen la contaminación auditiva, los ruidos espantosos de algunos automotores.

No pensamos en el solo hecho de tirar una envoltura de un confite al piso, que es lo más mínimo, y que se ve a diario en todo lugar, como arrojar escombros y basuras que ya no tienen uso, como colchones, balones, zapatos, vidrios, plásticos materiales que podrían ser reciclables, pero que son maltratados e imposibles de reutilizar. Todo esto lo llevamos a las orillas, a cauces de quebradas y ríos.

¿A donde iremos a parar

con todo esto? Imagino la ex-presión de muchos rostros cuando ya todo sea demasia-do tarde, incluso para los jó-venes, muy pocos de los que saben de donde proviene la yuca, la papa, la gran variedad de alimentación producto de nuestra madre tierra.

Aprovecho este espacio para contarles que existen unos grupos que reciclan constantemente el plástico y material no biodegradable, que lo convierten en un ladri-llo ecológico dándole una sor-prendente utilidad. Muchos sa-bemos el daño que ocasionan, al no darle un buen uso a los empaques de estos productos.

Quiero socializarme con los recicladores, al menos con mi conciencia puedo decir abier-tamente y con orgullo ¡yo tam-bién reciclo!

menos yo analizo el rostro de ese árbol como con un gesto de enfado por lo que le han hecho a tantos de sus herma-nos, con la absurda tala de ár-boles.

¿Estaré errado? Ustedes lo pueden ver. El rostro que ofrece ese árbol no es nin-guna carita feliz. En la se-gunda imagen se ve también algo misterioso, pues el árbol está ubicado en la Playa con Girardot y refleja en su ros-tro temor o miedo, parece que tratara de esconderse de algo, o de alguien…

Belleza taladaGuillermo León Ospina

Denuncia gráfica»»Opinión

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Imposible el blanco y negro en este camino: mucha luz después del medio día, reflejada por al-

gunas nubes grises que vagan sin afán en la bóveda superior. Voy hacia arriba montada en este prisma donde caben 17 personas sentadas y “las que quepan” de pie. En el artilugio rodante me doy a la tarea de descomponer el blanco en que inicialmente estaba mi mente, para descubrir el espectro que me brinda la ruta.

Empiezo a detectar la luz que pro-yectan los cuerpos y sus habitáculos: hay movimiento, comercio, vecindad; también hay tensión, expectativa, ca-rencia. Cuando reconozco que detecto estos contrastes, deduzco que mi vi-sión fotópica, aquella que la luz del día me facilita para interpretar correc-tamente el color, trabaja plenamente gracias al clima y gracias a la gente que, rumbo al barrio, aporta su huma-nidad a mi observación.

Nos detenemos en el punto de che-queo del tanque. Ya comienza a tomar forma La Honda, ya la ciudad se ve al fondo, abajo, y se empieza a sentir que el cielo también tiene casas: estrechas edificaciones que parecen pujar una contra otra para albergar a todos aquellos que se han labrado un des-tino, escalando la montaña, arrancando el verde para sembrar sus vidas, muchos a causa del exilio.

Empiezo a rehacer mi clasificación del barrio: ya no es un viaje repetido ni un simple traslado en bu-seta de transporte público, ahora empiezo una repro-ducción de matices que había ignorado. Aparecen los barrancos amarillentos y rajados de tanto en tanto mostrando cómo sostienen los cimientos del lugar. Así, intuye uno que hay aguas secretas murmurando protestas debajo de las casas, las mismas que de vez en cuando roncan llevándose algunos ranchos que las atrofian; desastres anunciados que no intimidan a sus habitantes.

Vienen luego los de “la arrimadita”, los que tienen pies lentos o tal vez cobardes ante tanta calle empi-

Viaje en prisma hacia La Honda

nada. El gris de la vía contrasta con la variedad de tenis (en su mayoría masculinos) que cuelgan a veces de la puerta del vehículo-prisma en que acortamos camino; allí se vuelven largos, largos, porque no ca-ben dentro y sobresalen tapando un poco la visión. A veces se montan dejando una estela de humo que huele a tribu urbana y su longitud de onda parece más elevada que la de los sujetos del común.

El vehículo se empieza a desocupar, quedan las sillas vacías, las ventanas quedan solitarias. Entonces surgen los senderos, verdaderos recovecos de esca-leras, piedra o tierra que indican lo intrincado de la vida de los que moran allí. Las coordenadas del color se transforman de pesebre bíblico a barrio, de pueblo a barrio y luego de barrio a comuna.

También aparece la saturación, por supuesto, cuando pequeños de piel morena aparecen lumino-

Recorrido en buseta por la colorimetr a de un barrio de Manrique

María Elena Durango R. / [email protected] / Fotografía: Olmer Palacio sos, juguetones, haciendo bromas al conductor; cuando las jóvenes en pan-talonetas diminutas adornan la vía, y cuando las tiendas anuncian comesti-bles o gas, elementos de primera nece-sidad y primera falta en el barrio.

Al finalizar el viaje no hay duda que la luz no existe sin la sombra: descien-do casi sola frente a un edificio verde que brilla porque el sol le da de frente. El límite del barrio saluda imponente, mientras la ciudad parece una película constante, algo inalcanzable, algo es-candalosa. Vibran los colores de los caminantes. Sus ropas, sus risas, sus gestos curiosos. Y también se siente la zozobra, el hambre, el cansancio, la guerra. Tonos grises y oscuros que se asoman y sobrevuelan bajo, a veces hasta debajo de los senderos. Algunos jóvenes se ven salpicados de estos to-nos, unas cuantas mujeres también.

Sobre la izquierda, la ruta de llega-da-salida, sobre la derecha, la sombra vigilante. A mi espalda, el edificio ver-de refulgente relleno de estudiantes, además de la montaña más allá, más prudente y vigilante y, al frente, el oc-cidente bulloso y confuso que pasa por

la hondonada donde se asienta la parte central de nuestra Medellín.

Así termina el viaje que demuestra que la rutina se puede superar. Así se comprueba que es posible que los acromatópsicos, los que sólo pueden distin-guir entre los colores el blanco y el negro, tendrán siempre la oportunidad de sentir algo de color y de vida en su destino diario. Es seguro que hoy o tal vez mañana, un viajero en bus, buseta o colectivo, se atreverá a reinventar lo que observa; cambiará reclasificará y reencontrará en su barrio elementos reproductores de nuevas interpretaciones. Lo sé por-que como dicen los científicos, el color no es una característica propia de los objetos, sino que es sub-jetivo, pues sólo está en el ojo y el cerebro del obser-vador humano.

Entonces surgen los senderos, verdaderos recovecos de escaleras, piedra o tierra que indican lo intrincado de la vida de los que moran allí.

Mañana le Digo producciones, es una pro-ductora de humor audiovisual, conforma-da por nueve jóvenes de la comuna. Nace

en el 2009 como la propuesta de cuatro estudiantes de grado decimo que, sin visión alguna, ni conoci-mientos previos, se acercan al tema, a las cámaras y pantallas.

Julián Puerta, uno de los integrantes, llevaba una cámara fotográfica compacta al salón de clases con el fin de grabar a sus compañeros, pero su difusión era muy limitada. Al ver esto Fredy Mejía, integrante de Tinta Tres, se ofreció ante su compañero para editar y subir al internet el material obtenido por Julián. En ese entonces el nombre de la productora aun no estaba definido, ni mucho menos el estilo que resal-tarían en sus videos.

En el segundo semestre del 2010 se prestan las condiciones para realizar su primer video llamado La busetica, con el cual son nominados en la categoría Mejor video musical en los Premios Hétores. Desde ese momento los contenidos publicados por Mañana le Digo han variado, tanto en el contexto humorísti-co, como en la producción audiovisual.

En el primer semestre del 2011 se considera nece-saria la participación de nuevos integrantes en sus videos, sumándose cinco nuevos personajes, con un resultado de ocho videos de los cuales se destacan “Ese negro no se ve”, parodia a un reconocido re-ggaetón llamado Eso en cuatro no se ve; una serie

Manana le Digo Producciones“Un grupo de ocupados promoviendo vagancia”

Esta productora se está abriendo espacio en la creación y difusión audiovisual de la ciudad, gracias

a su trabajo y sus contenidos de humor limpio y sin doble sentido.

Fredy Mejía / [email protected]

con dos videos tipo entrevista llama-da Los cuchitos de Manrique y Jabón Rey, una parodia al video comercial del producto Clear Men, y el video ya mencionado la busetica.

En la actualidad la productora Mañana le Digo Producciones está confirmada por Fredy Mejía, Oscar Restrepo, Jhonatan Villa, Julián puer-ta, Antonio Cardona, Jeferson pino, Sebastián Peña, Juan Henao y Marlon Lopera.

Los contenidos de esta productora pueden observarse en las direcciones electrónicas:

www.youtube.com/MLDProduccio-nes

www.facebook.com/MLDProduc-ciones

Por Olga Patricia Acevedo / [email protected] fotografía: Guillermo Ospina

Luis Enrique Guisao vive en El Jardín hace ocho años, se recorre la comuna a pie ven-

diendo mazamorra desde Villa Her-mosa, pasando por Manrique Trans-mayo, Santa Inés, y algunas veces por su mismo barrio, donde se encuentra la fabrica que le surte.

Luis Enrique cuenta que son seis personas las que viven de su “humil-

¡Mazamorra pilada!

de labor”. La mazamorra es un alimento que proviene del maíz an-cestral, el cual garantizó la soberanía ali-mentaria de muchas comu-nidades, junto con la quinua, el amaranto y otros alimen-tos nativos.

La ma-zamorra es color local; amarillita, nu-tritiva, alimen-to esencial. El pregón de los

mazamorreros está inserto en el ima-ginario colectivo y en ocasiones su grito funciona como despertador que re-tumba y provoca, al interior de las ca-sas.

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14 Año 1 / edición 6 / diciembre de 2011

Una mujer que le pone dulzura a La Honda

Este es el día a día de Diana Zorany Castañeda Correa, una mujer na-cida en Itagüí hace 31 años y que

vive en el barrio La Honda desde hace doce. Sus postres son famosos por el sabor, variedad, frescura y buena pre-sentación. Diana manifiesta que “en este momento hay un joven que está ofreciendo los postres en la empresa donde labora, donde manifestaron el gusto por los mismos y quedaron pre-guntando por más”. Su producto se dis-tingue por la calidad y todo el que lo prueba queda encantado y repite.

Cuando Diana sale con su helade-ra llena de unidades, la distingue su elegancia y presentación, pues no por estar en el barrio se va a vestir de cualquier manera: “la imagen y pre-sentación dan mucho que decir y se debe dejar una buena impresión, eso es importante como persona tanto como

empresa”, advierte Diana.Diana comenzó a vender los postres

en el colegio donde estudia su hijo, en-tre los docentes; ahora tiene dos ru-tas de trabajo que incluyen el Templo comedor (donde funciona un comedor comunitario para niños), el Colegio Gente Unida, el jardín infantil Semi-llas Creadoras y el Centro de Salud del barrio La Cruz, entre otros. Su éxito en las ventas se debe a que, como ella misma afirma, “nunca he sido tímida, desde muy pequeña tomé el riesgo de enfrentar el público”.

Mentalidad emprendedora “Estando en el barrio vendía pos-

tres dos días a la semana, otros dos días vendía salpicón”, resalta Diana. Su experiencia en ventas incluye la pro-moción de carnes frías tienda a tienda,

el trabajo en casas de familia, ser ope-raria, vender fritos y empanadas en el templo y ahora, deleitar al barrio con la venta de sus postres.

Desde la escuela buscó la manera de tener su propio dinero y para esto fabricó peluches. Diana cuenta que “le sacaba el relleno a los peluches que me regalaban y creaba figuras más pequeñas, a las que les ponía bigotes con cerdas de escoba de paja; cuando niña no me daban plata, solo la lonche-ra, entonces negociaba los juguetes y los vendía a una amiguita, a ella sí le daban plata y con eso compraba mis dulces y mis cosas”

También me pagaban por hacerle dibujos a mis compañeros, siempre he sido buena dibujante”, agrega.

Buenos y malos momentosRecién llegada al barrio ingresó a

un programa con las Hermanas Sa-lesianas y con ellas recibió clases de manualidades, culinaria, fabricación de muñecas y costura. También participó en la Mesa de Salud de Manrique, con la Unión Europea y las Juntas de Ac-ción Comunal de la comuna tres: “Mi proyecto en ese entonces era la reco-lección de basuras y el trabajo en los parques para los niños, me iban a pa-gar 700 mil pesos, pero con la muerte de mi esposo en el 2009 se truncaron los proyectos.

Ella recuerda el suceso: “el día que se lo llevaron para matarlo, un mu-chacho vino a avisarme y me con-tó que Juan Carlos (así se llamaba su esposo) estaba ordeñando una de las vacas cuando llegaron en una camio-neta, lo montaron bajo amenaza y se lo llevaron. Estuvo tres días desapare-cido. Al parecer lo torturaron dos días y luego lo mataron y lo dejaron tirado

en Morro chispa, con las rodillas rotas, desnudo y en zapatos. Por el Q’Hubo lo pasaron como si fuera un reinsertado de los paramilitares dizque porque te-nía unas botas platineras”.

Diana conoció a Juan Carlos en los charcos del salado: “fue amor a prime-ra vista, me inspiró un espíritu de lu-cha y de sueño. Siempre me decía que hay que ser soñador y luchador, hay que soñar querer ser presidente para llegar a ser alcalde”. A los tres años de estar conviviendo llegó su primer y único hijo: “cuando quedé embara-zada era lo mejor para él y para mí, se sentía feliz, pleno, me daba gracias por haberle dado ese hijo y hacerlo tan feliz”. Pero su historia terminó porque, según ella, “le llegó un mal amigo con un mal concejo en un mal momento, en un momento de debilidad”.

Futura Psicóloga infantilLuego de esto Diana intentó vender

los postres en su natal Envigado y no le fue bien; vendió empanadas por pe-dido, tuvo un carro de perros, estaba muy reciente la muerte de Juan Carlos.

“Yo veía mucho por la luz de los ojos de él, pero me di cuenta que de-bía moverme por mí misma y empecé a vender los postres acá en la comuna a partir de una donación que me hicie-ron”. En estos momentos, dice Diana, “soy capaz de salir adelante pues me considero una mujer berraca, luchado-ra y debo triunfar”.

“No tengo estudios universitarios por el momento, pero quiero estudiar psicología infantil. Los niños se pro-fundizan más porque son más espon-táneos; de los niños se puede aprender mucho, más que con los adultos”.

A las seis de la mañana organiza a su hijo, la casa, la huerta, el jardín, lleva el niño a estudiar y sale a vender

el postre más famoso y apetecido del barrio.Olmer Palacio / [email protected], Luis Guerra / [email protected], Wilfer Muñoz / [email protected]

Mientras la vida del mundo va girando en torno al sol de principio a fin, el hombre no deja de girar también entorno a su co-

razón, a su propio sol impulsador de palabras, sen-timientos o pensamientos, gestor de relaciones y de juegos.

Los niños son la alegría de nuestra casa, de la calle; en todas partes viven en su mundo lleno de

fantasías y colores, su gran realidad es que tienen la posi-bilidad de crecer literalmente, no solo con su alimento, sino con su imaginación y crea-ción, con las sonrisas que sa-len de su corazón y su estó-mago, ya sea en el momento de tirarse de un lisadero o de perseguir a otro niño después de haber chutado el tarro (del juego chuta-tarro).

Los niños quieren y pue-den. Vanessa Arango, de once años, quería aprender a tocar guitarra y tambor, lo cual la motivó a participar, desde el 2009, en los talleres de música que se vienen realizando en los alrededores del parque el

Raizal. Así como Vanessa también hay otros niños inspirados en aprender música y unos más nombran el oficio al que quisieran dedicarse. -yo quiero ser artista de Rock, de Hip-Hop y reggaetón (Omar More-no). Yo quiero ser guitarrista (Sebastián). Y yo quiero ser actríz (Vanessa). Yo quiero ser soldado, pero de pronto me arrepienta (Johan Moreno).

Cada uno dentro de sus estudios y juegos, tomados

muy en serio, es lo que el desarrollo de sus acciones reflejan, en este caso Vanessa y Omar, interpretando su guitarra, los hace saberse guitarristas y proyec-tarse como tales en el transcurso y devenir de sus años. Construyen su realidad en base a lo que viven y ven, en lo que directamente respiran y experimentan.

Pueden ellos, con más facilidad que los adultos co-munes, liberar su esencia, pueden, con mayor facili-dad, contar un evento que les haya ocurrido sin tener prejuicio de la importancia o no de tal evento. Para ellos es importante saber manipular el trompo y mos-trar las nuevas paradas a los amiguitos de la escuela, quienes impresionados, buscan también su trompo para mancomunarse más, para unirse y vivenciar el significado de ser niños: “jugar, compartir, ser tole-rante, respetuosa” como afirma Vanessa Arango.

Inyectan los parques con su presencia, “nos ali-samos, nos columpiamos, montamos en mataculín, a veces tocamos música allá en el parque”. Cantan con júbilo, esta retahíla.

John Edison de doce años, Cristian Santiago de nueve, y Cindy Tatiana de once años de edad van todos los días a jugar a los parques, les gusta mucho y son conscientes del cuidado del medio ambiente, saben que son seres vivos los que nos rodean. Pien-san en el otro y comparten sus juegos, y sobre todo, intercambian sus vidas, sus historias.

¡Vamos al parque! Una aventura siempre nueva

El parque, para los niños, es el símbolo de la alegría. Allí sus sueños divagan

por el aire y se cruzan unos con otros.

Estefania Bedoya Moreno / Joni Alexander Restrepo / Fotografía: Joni Restrepo

Fotografía: Olmer Palacio

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15Año 1 / edición 6 / diciembre de 2011

Bernardo Monsalve es un hombre alto, robusto y su pelo es como la nieve; usa anteojos, es cordial y saluda siempre con una sonrisa en el rostro. Más conocido como El habi-tante mayor, Bernardo nació

hace 61 años en el barrio Manrique, exactamente en la carrera 45 con la calle 70 y es hijo de Bernardo Arcila, al que a su vez conocen en el ba-rrio como el Fígaro.

Alonso Arcila le dio la vuelta a la manzana de trasteo en trasteo,

El habitante mayor

Alonso Arcila es el director del programa “Los habitantes de la noche” que cumplió en octubre 36 años al aire. Desde 1975,

este hijo de Manrique ha mantenido en vilo a sus radioescuchas con informes de la Medellín nocturna

estudió en la Escuela Alfonso López, ahora llamada Pedro Luis Villa, donde recuerda, había un “lisadero” muy grande que cuando se tiraban por él caían a la antigua Carre-tera de Guarne. Recuerda también que se hacían reinados entre los barrios vecinos y la participante que más dinero recogiera era la ganadora.

En esa época había toque de queda para los menores de edad, que debían estar en la casa a las ocho de la noche, así que tam-poco los dejaban entrar a los bares y la úni-ca manera para que esto pasara era en las navidades, cuando estaban con sus padres y se podían quedar hasta altas horas en un bar que se llamaba el Bohío, ubicado exacta-mente donde quedaba primero la Terminal de los buses de Transmayo.

Al recordar esto, también siente nostalgia por las peleas con los otros niños de Manri-que Oriental, para él estas peleas, a pesar de la lluvia de piedras, eran inocentes porque sólo eran unos niños.

Cuando fue creciendo, en sus ratos libres Alonso era mensajero en el minimercado El Incendio y se transportaba en carros de ro-dillos que prestaba para llevar los mercados a las casas, le pagaban 10 centavos y se los gastaba en una gaseosa llamada Colcana.

Su vida profesional empezó en la Cadena

Radial Todelar, como operador de audio, el primero de diciembre de 1970, cadena de la que después pasó a ser locutor. Trabajó en una radio novela llamada “La ley con el hampa”, también fue narrador deportivo, locutor en Radio Cristal, trabajó en Caracol Radio entre 1988 y 1990, y en 1975 empezó a trabajar en los Habitantes de la Noche, pro-grama radial que lo consagró y que el pa-sado primero de octubre cumplió 36 años de estar al aire.

Este programa empezó en Todelar Ra-dio, donde estuvo al aire por 13 años; en 1990 se independizó y compró su propio es-pacio en Radio Súper para continuar hasta hoy, de lunes a viernes, entreteniendo a los noctámbulos desde las 10:30 de la noche hasta las 3 de la madrugada

Como experiencia cuenta que al traba-jar en un medio donde se tiene contacto con los oyentes, también se obtienen ex-periencias no tan buenas, como la de un hombre que llamó al programa diciendo que lo habían “echado” del trabajo y que estaba en la calle con toda su familia y sin dinero para regresar a su ciudad ya que era de Cali, así que Alonso pidió en su programa una colaboración para recoger los pasajes, pero lastimosamente no todas las personas tiene buen corazón…

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1. Organización que está ubicada de-bajo de un puente

2. Limita con Manrique hacia el norte3. Proyecto estratégico de la comuna 34. Cuantos barrios tiene la comuna 3

Manrique (en letra) 5. Grupo famoso de baile de Manrique6. Unidad hospitalaria de Manrique. 7. Parque de Manrique insigne de los

liberales en la época de los 80 8. Avenida Gardeliana9. Hacia el sur limita con Manrique10. Nuevo sistema de transporte en

Manrique11. Allí está ubicada la bomba de gasoli-

na de Manrique.12. Entidad que a través de la cual fue

posible la creación del Centro para el Desa-rrollo Local y los Derechos Humanos y que desde el 2006 acompaña el proceso del Plan de Desarrollo Local 2006 – 2016, que lleva como eslogan “Manrique la comuna desea-da”

13. Limita con Manrique por el Oriente.14. Tenista de 12 años de Manrique que

ha tenido títulos nacionales e internacionales y ha ganado cinco mallas de oro.

15. Primer medio de transporte masivo en Manrique

16. Periódico galardonado como mejor medio comunitario impreso de la ciudad de Medellín.

17. Entidad cultural que tiene por sede la antigua casa del cantautor de tangos Ar-gentino.

Ana Cristina Ayala / [email protected]

Disfrute en esta edición de un crucigrama divertido y retador. En él aprenderá muchas cosas sobre la comuna 3 que tal vez no conocía. Lo invitamos a leer esta edición y la segunda

La voz anf itriona de Manrique en la radio

CrucigramaPor Diana Soledad [email protected]

(Julio de 2011), pues allí encontrará algu-nas pistas que le ayudarán a dar con la respuesta. No lo bote, conservelo para obtener grandes sorpresas.

Page 16: Tinta Tres Ed 6 Color Local

En el año 1986, Medellín era una ciudad que se movía entre la violencia

de las pandillas, jóvenes armados imponiendo su ley en los barrios marginados, y como contraste de todo esto, en ella se expandía una nueva propuesta de jóvenes artistas y pensadores, a los que llaman punkis, o punkeros.

Mientras los sicarios conver-tían la vida de muchas personas en una verdadera pesadilla, los punkis, renegaban de esa reali-dad y se propusieron cambiarla. Al final a todos los etiquetaron con lo de “generación no futuro”.

O punk , en remembranza a esos jóvenes ingleses de finales de los 70 que también formaron revuelta cultural, en medio del caos de Londres. En Medellín el punk se expresó de una manera un poco más visceral y dramáti-ca, pues estos jóvenes estaban en medio de las balas de centenares de grupos armados, que lucha-ban entre sí por el control terri-torial de los barrios.

Se les empezó a señalar como seres extraños, ajenos a la cultura del paisa, el de la berra-quera y la hombría, herejes de las buenas costumbres católicas. Con todas estas cargas pensando y pesando sobre sus hombros, los punk seguían su expansión por todo Medellín.

Manrique es una de las zonas donde el punk consiguió más oí-dos y crestas. Esta cultura con-

testataria y anarquista fue muy bien vista por los jóvenes de la época. Muchos se animaron y lograron fundar bandas de lo que hoy es el punk local clásico.

Alrededor de estas bandas giraba una gran cantidad de jóvenes, deseosos de socializar en conciertos y parches con espíritu punkero. Una de las bandas de punk que más en influenció esa época fue Complot, pionera de este sonido en Me-dellín y Colombia.

También se conformó la banda Parabellum, que más tarde se convertiría en la primera ban-da de black metal, influenciando grupos de Eu-ropa y Brasil. También hay que hablar, y escu-char, de bandas como Reencarnacion, I.R.A, B.S.N, Mutantes o La Prostituta Lirica.

Todos estos grupos influenciaron la movida punk, y algunos fueron creados en estos mismos

parches, que solían hacerse en Manrique. Actual-mente el punk sobrevive en la comuna, aunque no es la misma época de antes, donde los ideales imperaban por encima de las ventas.

En aquella época los punk no querían ser fa-mosos, ni tranzar con la oficialidad.

Ser punk es una posición frente a la vida. En la actualidad el punk en Medellín conserva su identidad de barrio y, en algunos casos, se escapa del comercio barato, representado por grupos de punkis ricos, que nada aportan a la escena.

En medio de la oscuridad surgen grupos de Manrique como Geminis, Exclavoz, Contra Clase, En Contra de Nadie, y muchas más propuestas que están en construcción. También contamos con un festival independiente, llamado Manrique Sono-ro, que busca volver a las verdaderas raíces rock y punk de Manrique y que así perdure la juventud, la rebeldía y el punk en nuestra ciudad.

Manrique punkiLa anti-tradicion musical de ser joven

Yovanny Iancardy / [email protected]

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