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42 ¿Tienes vocación? wordpress m c n l c l f s m y o q g c e c m l l E stas son algunas preguntas que los seguidores de Jesús, y quienes aspi- ran a la vida consagrada, tendríamos que hacernos con frecuencia: ¿Cómo estás en tus procesos de perdón? ¿Con cuántas personas tienes aún cuentas pendientes? ¿Cuáles son las cargas y las ataduras que te impiden realizarte y vivir en plenitud? ¿Cómo te relacionas con Dios? ¿De qué manera cultivas la compasión en tu vida? Cerrar procesos, soltar, dejar ir y cultivar la compasión es lo que nos hace humanos y nos configura con la experiencia de Dios y con la praxis de Jesús de Nazaret. Perdonar y cultivar la compasión –Primera parte– 42 Esquila Misional junio 2018 Por: Hna. Cecilia SIERRA, mc

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¿Tienes vocación?

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En la convivencia con agentes de pastoral y en mi experiencia personal, he constatado que, con Él, casi todos tenemos una asignatura pendiente. Te-ner procesos de perdón atorados por años e ir por la vida encorvados bajo el peso de la culpa es más común de lo que se cree. La herida causada por las disculpas negadas es evidente; el dolor está a flor de piel, y a las primeras de cambio, emerge con fuerza, agresividad y violencia.

He visto tantas personas heridas, consumiéndo-se en la ansiedad, el dolor y la impotencia. Segura-mente también tú conocerás personas autodestru-yéndose, esclavizadas a una obsesión, bloqueadas o trastornadas debido a la contaminación mental que padecen. Algunos pretenden esconder o camu-flar su herida. Sin embargo, al no ser tratada o inte-grada propiamente, la herida continúa en el incons-ciente, surge en situaciones de mayor estrés y se expresa con actitudes compulsivas. Kevin R. Dun-can dice que «un corazón que no perdona, guarda mucho dolor innecesario». Mientras no se activen los procesos de perdón, la herida continuará ahí, latente, desgastando energía, haciendo daño, des-

Estas son algunas preguntas que los seguidores de Jesús, y quienes aspi-ran a la vida consagrada, tendríamos

que hacernos con frecuencia: ¿Cómo estás en tus procesos de perdón? ¿Con cuántas personas tienes aún cuentas pendientes? ¿Cuáles son las cargas y las ataduras que te impiden realizarte y vivir en plenitud? ¿Cómo te relacionas con Dios? ¿De qué manera cultivas la compasión en tu vida? Cerrar procesos, soltar, dejar ir y cultivar la compasión es lo que nos hace humanos y nos configura con la experiencia de Dios y con la praxis de Jesús de Nazaret.

Perdonar y cultivar la compasión

–Primera parte–

42 Esquila Misional • junio 2018

Por: Hna. Cecilia SIERRA, mc

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En la convivencia con agentes de pastoral y en mi experiencia personal, he constatado que, con Él, casi todos tenemos una asignatura pendiente. Te-ner procesos de perdón atorados por años e ir por la vida encorvados bajo el peso de la culpa es más común de lo que se cree. La herida causada por las disculpas negadas es evidente; el dolor está a flor de piel, y a las primeras de cambio, emerge con fuerza, agresividad y violencia.

He visto tantas personas heridas, consumiéndo-se en la ansiedad, el dolor y la impotencia. Segura-mente también tú conocerás personas autodestru-yéndose, esclavizadas a una obsesión, bloqueadas o trastornadas debido a la contaminación mental que padecen. Algunos pretenden esconder o camu-flar su herida. Sin embargo, al no ser tratada o inte-grada propiamente, la herida continúa en el incons-ciente, surge en situaciones de mayor estrés y se expresa con actitudes compulsivas. Kevin R. Dun-can dice que «un corazón que no perdona, guarda mucho dolor innecesario». Mientras no se activen los procesos de perdón, la herida continuará ahí, latente, desgastando energía, haciendo daño, des-

figurando nuestra humanidad y nublando en noso-tros la imagen de Dios.

¿Qué será más fácil, dar o recibir perdón? Mu-chas veces he planteado esta pregunta y las res-puestas son muchas y muy variadas. La mayoría coincide en que la capacidad de autodisculparse posibilita extender el perdón a otros. Una diaposi-tiva de mis presentaciones que genera un cúmulo de emociones y empatía presenta la figura en pe-numbra de una persona. En el texto que está jun-to a la figura se lee «Me debo tantas disculpas». El autoperdón pareciera tan obvio y fácil, pero no lo es. «Todas las personas sueñan con su liber-tad, pero están enamoradas de sus cadenas», dice Khalil Gibran. Lo cierto es que, si no empieza desde la persona, si no surge desde dentro, no es real. Leí esta frase en internet, «si tu compasión no te incluye a ti mismo, está incompleta».

Los Talleres de Crecimiento Psyco-espiritual del ICE CEFAS, acuñados por el padre Carlos Caba-rrús, proporcionan herramientas que contribuyen a la sanación integral de la persona. El sacerdote jesuita identifica etapas en este proceso, que son comunes a otros de duelo: expresión de la cólera, deslindar, trabajar la sensación, descubrir el men-saje, aceptar la contradicción, confesión y abrirse al amor incondicional. La gracia actúa y es mara-villoso ver cómo se puede pasar de la culpa malsa-na al remordimiento, de la negación del perdón al autoperdón y de la autojustificación a la evaluación responsable de los acontecimientos. Y si es costo-so disculparse, cuesta mucho más no hacerlo.

Estas son algunas preguntas que los seguidores de Jesús, y quienes aspi-ran a la vida consagrada, tendríamos

que hacernos con frecuencia: ¿Cómo estás en tus procesos de perdón? ¿Con cuántas personas tienes aún cuentas pendientes? ¿Cuáles son las cargas y las ataduras que te impiden realizarte y vivir en plenitud? ¿Cómo te relacionas con Dios? ¿De qué manera cultivas la compasión en tu vida? Cerrar procesos, soltar, dejar ir y cultivar la compasión es lo que nos hace humanos y nos configura con la experiencia de Dios y con la praxis de Jesús de Nazaret.

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junio 2018 • Esquila Misional

Ahí brotó la compasión hacia ella. También su ma-dre era una víctima.

Esta historia ilustra el significado del perdón, que es sacar la basura que alguien dejó en ti. Así lo expresa Paulo Coelho, «es una carretera de doble sentido: siempre que perdonamos a alguien, tam-bién nos estamos perdonando a nosotros mismos». Por tanto, para ser un canal donde la gracia fluya, es necesario limpiarlo desde dentro y desde la raíz. En la vida de Sammy se comprueba que «el perdón no cambia el pasado, pero sí ofrece una gran es-peranza para el futuro»; «es liberar al prisionero y descubrir que el prisionero eras tú».

Por esta razón, ejercitarse en los procesos de perdón, activarlos desde la compasión es indis-pensable para los discípulos misioneros de Jesús. Una manera de discernir si vamos por el camino correcto, dice el papa Francisco, es «mirar en qué medida nuestra vida se va transformando a la luz de la misericordia». «Ante todo tenemos que decir que la misericordia es la plenitud de la justicia y la manifestación más luminosa de la verdad de Dios». Ella «es la llave del cielo» (GE 105).

La historia de Sammy Rangel ilustra estos pro-cesos. En un video de Tedx Talks, este ex pandi-llero cuenta que después de una serie de abusos, abandono, cárcel, drogas y violencia iniciada des-de su infancia, su proceso de gracia se activó con el ejercicio de la silla vacía. El terapista le pidió que pensara a su mamá sentada en la silla de en-frente y le hablara como si ella estuviera ahí. El joven entró en la dinámica. Dijo a su madre que la odiaba por haberlo expuesto desde niño a tanta humillación y violencia. Los abusos, el abandono y sentirse traicionado por ella endurecieron su co-razón y se había convertido en abusador, pandi-llero y asesino. Su proceso de autodestrucción lo llevó a la cárcel y fue ahí, después de meses de estar en la celda de castigo, que se le dio oportu-nidad de una terapia.

–¿Qué le dirías a tu mamá ahora? –preguntó el terapista.

–¿Cómo fuiste capaz de hacerme algo así? –dijo el prisionero con profundo dolor.

La única respuesta desde el otro lado de la silla fue un «lo siento». Pero el punto clave fue la si-guiente pregunta del facilitador:

–Sammy, ¿has herido a otros de la misma mane-ra que tu madre te hirió?

Fue entonces que el joven se derrumbó, y pudo ver como en una película cómo el rencor, los de-seos de venganza, la culpa, el resentimiento que sentía hacia sus padres contaminaron toda su per-sona: mente, emociones y voluntad. Se considera-ba víctima, pero se había convertido en verdugo. Desde entonces, el autor de Fourbears ha dedica-do su vida «a disculparse con sus numerosas víc-timas». Sammy expresa que cuando fue capaz de validar su dolor, de expresarlo, pudo ver no sólo su propia vulnerabilidad, sino también la de su madre.

Monterrey, NL.Hno. Jorge RodríguezTel. (01 81) 81 90 47 61

[email protected]

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44 Esquila Misional • junio 2018

Sammy Rangel, ex pandillero, da conferencias sobre la importancia

de los proceso de perdón

Preseminariospara jóvenes:

Si cursas tercero de secundaria:Seminario Comboniano de Sahuayo, Mich.Llegada: 13 de julio, 15:00 horas.Salida: 17 de julio, 13:00 horas.

Si cursas bachillerato o universidad:Seminario Comboniano de San Franciscodel Rincón, Gto.Llegada: 20 de julio, 15:00 horas.Salida: 26 de julio, 10:00 horas.

Traer: sábanas, ropa de deportes,Biblia y artículos de aseo personal.

¡Te esperamos!Información y acompaámiento vocacional

P. Moisés García González, mccjTel: (01 353) 532 11 11 - Cel: (353) 132 78 07