Ética y valores i - wordpress.com · 2016. 11. 14. · Ética y valores i. 2 Índice ... y...
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Amor-Agradecimiento-Respeto-Amistad-Bondad-Dignidad-Humildad-Justicia-
Lidertad-Paz-Perseverancia-Prudencia-Responsabilidad-Solidaridad- Libertad
Solidaridad Tolerancia- Amor-Agradecimiento-Respeto-Amistad-Bondad-
Dignidad-Generosidad- Solidaridad Honestidad-Humildad-Justicia- Dignidad -
Paz-Perseverancia-Prudencia-Responsabilidad- Solidaridad-
Tolerancia Solidaridad- Tolerancia- Amor - Prudencia-Amor- Agradecimiento-
Respeto-Amistad-Bondad- - Generosidad-Honestidad-Humildad-Justicia-
Líder- Paz-Perseverancia -Prudencia-Responsabilidad-Solidaridad-
Prudencia-Responsabilidad- Tolerancia Humildad-Justicia-Libertad-Paz-
Perseverancia - Amor-Respeto-
Amistad-Bondad-Dignidad- Generosidad- Honestidad-Humildad-
Justicia--Libertad-Paz-Perseverancia-Prudencia-Amor-Responsabilidad- Paz-
Solidaridad-Tolerancia-Amor-Agradecimiento-Respeto- Paz-Amistad-Bondad-
Dignidad-Generosidad-Honestidad-Humildad-Justicia-Lidertad- Perseverancia-
Prudencia-Responsabilidad-Solidaridad-Tolerancia-Amor-Agradecimiento-
Respeto-Amistad-Bondad-Dignidad- Generosidad-Paz-Honestidad-Humildad-
Justicia--Lidertad-Paz-Perseverancia-Prudencia-Responsabilidad-Solidaridad-
Tolerancia-Amor-Agradecimiento-Respeto-Amistad-Bondad-Dignidad- Bondad
Prudencia- Generosidad-Honestidad-Humildad-Justicia -Dignidad Lidertad-
Paz-Perseverancia-Prudencia-Responsabilidad-Respeto-Amistad-Bondad-
Dignidad-Generosidad-Honestidad-Humildad-Justicia-Lidertad-Paz-
Generosidad Perseverancia-Prudencia-Responsabilidad-Solidaridad-Tolerancia-
Paz-Amor-Solidaridad-Tolerancia-Respeto-Amistad-Bondad-Dignidad
Generosidad-Honestidad-Humildad-Justicia--Libertad-Paz-Perseverancia-
Prudencia- Bondad-Dignidad- Generosidad Responsabilidad-Solidaridad-
Tolerancia- Amor
LECTURAS
ÉTICA Y
VALORES I
2
ÍNDICE
UNA REFLEXIÓN PARA TI JOVEN ESTUDIANTE. ............................................... 3
LA FAMILIA FELIZ .................................................................................................. 4
EL ALUMNO MISTERIOSO .................................................................................... 6
EL CUENTO DE LOS TRES HERMANOS.............................................................. 7
EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS ......................................................................... 9
EL PESCADOR ..................................................................................................... 10
ELEONOR Y PARK ............................................................................................... 11
LA MULA Y EL POZO ........................................................................................... 13
EL LEÓN Y EL MOSQUITO VICTORIOSO........................................................... 14
EL MAESTRO Y SUS DISCÍPULOS ..................................................................... 14
EL RAMO AZUL .................................................................................................... 15
LA CONDENA DE LOS CRIMINALES ................................................................. 17
LOS JUICIOS DE DIOS ........................................................................................ 17
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ..................................................................... 17
“EL LOBO Y EL PERRO” ...................................................................................... 18
LAS TRES REJAS ............................................................................................... 19
LA CASA IMPERFECTA ....................................................................................... 20
EL VASO DE AGUA .............................................................................................. 20
LAS PIEDRAS Y EL FRASCO: ............................................................................. 21
HACER CAFÉ ....................................................................................................... 22
PEDRO Y EL HILO MÁGICO ................................................................................ 24
EL PAQUETE DE GALLETAS .............................................................................. 26
EL ANILLO DEL REY ............................................................................................ 27
LA PUERTA NEGRA ............................................................................................. 29
EL PAPEL ARRUGADO ........................................................................................ 30
EL COLECCIONISTA DE INSULTOS: .................................................................. 31
EL PUENTE .......................................................................................................... 32
EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO ............................................................... 33
LEYENDA ÁRABE ................................................................................................ 35
DIARIO DE ANA FRANK....................................................................................... 35
MEDEA, LA MAGA CASI TODOPODEROSA ....................................................... 36
ARREGLANDO EL MUNDO ................................................................................. 37
3
UNA REFLEXIÓN PARA TI JOVEN ESTUDIANTE.
“LA OPORTUNIDAD”
1. ya no eres niñ@ -lo siento-, ese tiempo ya pasó, eres adolescente y puedes hacer más y mejores cosas. Ten conciencia de ello y ten cuidado con lo que haces, pues a tu edad es fácil perderse.
2. esta es una nueva etapa en tu destino, es una oportunidad que la vida te dio para que seas mejor. no hay mañana para empezar, es hoy.
3. considera que en este momento estás exactamente igual que tus demás compañeros de grupo, no eres mejor ni peor, al inicio de cada etapa de la educación nadie se distingue por nada. tienes un 10 de calificación, consérvalo siempre.
4. ¿qué tanto quieres progresar en la vida? disciplina es orden y orden es progreso.
5. la vida te puso aquí por alguna razón, y aquí mismo tienes que demostrar que eres mejor que los demás.
6. no hay materias imposibles de pasar, todas están hechas para la capacidad que hoy tienes.
7. a la escuela viniste a estudiar y a aprender cosas positivas, no lo olvides.
8. respeta a los demás y exige el respeto de todos.
9. en ocasiones tendrás que ayudar a los demás y otras veces recibirás ayuda. pero entiende y aplica bien la palabra ayuda, pues es fácil crear vicios de tanto “ayudar” o caer en ellos de tanto recibir “ayuda”.
10. administra bien el tiempo. todo se puede hacer, pero tienes que asignar un momento para cada cosa. dale mayor importancia y tiempo a las cosas que te traerán beneficios. el tiempo es como el dinero: debe invertirse no gastarse, y no debe utilizarse para comprar lo que quieras sino lo que necesites.
11. si algo debe quedar bien claro en tu cerebro es que no hay imposibles. puedes ser lo que quieras, grande o pequeño como quieras. todo empieza en la imaginación, imagina que eres el mejor y lo serás, imagina que puedes y podrás. Pero tienes que acompañar tu pensamiento con la acción, de lo contrario no pasarás de ser un soñador.
Tienes un horizonte lleno de posibilidades, no desaproveches esta nueva oportunidad que la vida te dio.
4
LA FAMILIA FELIZ
Autor: Hans Christian Andersen
Había una vez una vieja casa construida junto a un frondoso bosque. Sus habitantes comían muchos caracoles, porque les encantaban. Pero llegó un día en el que se acabaron, y tuvieron que dejar de comerlos. Lo que sí que había en el bosque eran muchos lampazos, las plantas que comían los caracoles. Y como no había caracoles para comerlas, estas plantas estaban invadiéndolo todo. Pero no todos los caracoles se habían extinguido. Todavía quedaban dos caracoles blancos, la especie más noble de todos los caracoles. Eran muy viejos y habían permanecido bien escondidos, lejos de la casa en la que se comían a sus amigos, primos y hermanos. Un día, los viejos caracoles blancos encontraron un pequeño caracol común perdido, y lo adoptaron con si fuera hijo suyo, porque ellos no tenían a nadie más y se hacían mayores. Pero el pequeño caracol no crecía. Al fin y al cabo, no era más que un simple caracol ordinario. Un día, la mamá caracola creyó observar que su pequeño se desarrollaba, y le pidió a papá caracol que se fijara bien, a ver qué le parecía. El papá caracol confirmó que, efectivamente, el pequeñín empezaba a crecer. Un día se puso a llover con fuerza. -Escucha el rampataplán de la lluvia sobre los lampazos -dijo el viejo caracol. -Fíjate en las gotas de lluvia -observó la madre caracola-. Mira cómo bajan por el tallo y lo mojan. Suerte que tenemos nuestra buena casa, y que el pequeño tiene también la suya. La naturaleza nos ha tratado a nosotros, los caracoles, mejor que a los demás seres vivos, porque tenemos una casa desde que nacemos, y para nosotros plantaron un bosque de lampazos. Me gustaría saber hasta dónde se extiende. -No hay nada fuera de aquí -respondió el padre caracol-. Mejor que esto no puede haber nada. -Pues a mí me gustaría ver la casa vieja que hay más allá -dijo la vieja caracola-. Todos nuestros antepasados pasaron por allí, así que debe ser algo excepcional. -Tal vez la casa esté destruida -dijo el caracol padre-, o quizás el bosque de lampazos la haya cubierto. -No seas tan negativo-dijo la madre-. ¿No crees que si nos adentrásemos en el bosque de lampazos encontraríamos a alguno de nuestra especie? Nuestro pequeño necesitará una compañera. -Seguramente habrá por allí caracoles negros -dijo el viejo caracol-, caracoles negros sin cáscara, que son ordinarios y orgullosos. Podríamos encargarlo a las hormigas, que siempre corren de un lado para otro, como si tuviesen mucho que hacer. Seguramente encontrarían una compañera para nuestro pequeño.
5
-Yo conozco a la más hermosa de todas -dijo una de las hormigas-, pero me temo que no haya nada que hacer, pues se trata de una reina. -¿Y eso qué importa? -dijeron los viejos-. ¿Tiene una casa? -Tiene un palacio -exclamó la hormiga-, un bellísimo palacio hormiguero. -Muchas gracias -dijo la madre caracola-. Nuestro hijo no va a ir a un nido de hormigas. Si no tenéis otra cosa mejor, hablaremos con los mosquitos blancos, que vuelan a mucha mayor distancia, tanto si llueve como si hace sol, y conocen el bosque de lampazos por dentro y por fuera. -¡Tenemos esposa para él! -exclamaron los mosquitos-. Allí cerca, en un zarzal, vive una caracolita con casa. Es muy pequeñita, pero tiene la edad suficiente para casarse. Está a cien pasos de hombre de aquí. -Muy bien, pues que venga -dijeron los viejos-. Nuestro pequeño posee un bosque de lampazos, y ella, sólo un zarzal. Y enviaron un recado a la señorita caracola, que necesitó ocho días para hacer el viaje. Y se celebró la boda. La pareja recibió como regalo la herencia de todo el bosque de lampazos. Cuando acabó la fiesta, los viejos caracoles se metieron en sus casas y se quedaron dormidos para siempre. La joven pareja reinó en el bosque de lampazos. Tuvieron muchos hijos, a los que enseñaron prudencia para no ir más allá de sus dominios y así librarse de ser comidos por los habitantes de la casa. Y allí vivieron felices para siempre, rodeados de todo lo que necesitaban para vivir.
6
EL ALUMNO MISTERIOSO
Autor: Iván
Era una tarde fría, acosada por la brisa y las grandes gotas de agua que arrojaba el cielo y ahí estaba Nito, sentado sobre una piedra, tratando de memorizar los números de la pizarra a través de la ventana.
Cada vez que lo observaban, muchos de los niños se preguntaban que hacía ahí sentado, pero nadie se preguntaba adónde iba después de que terminaran las clases.
Pasaban las semanas y Nito no se despegaba de los cristales. Los profesores continuaban con su clase y simplemente lo observaban de vez en cuando, a lo que el pequeño contestaba sonriendo, pues a pesar de todo era feliz.
Cuando los niños salían al descanso, Nito deseaba poder correr con los demás, pero era imposible desde el otro lado de la verja del colegio. Además había un inconveniente, los niños nunca hubieran querido acercarse a alguien como Nito, un pequeño con los zapatos viejos y los pantalones remendados.
La tarde del seis de abril, Lucía, la profesora de geografía, escribió en la pizarra una pregunta pero nadie respondía. Nito trataba de hablar a través de la ventana pero no le prestaban atención. Continuó insistiendo hasta que la profesora abrió la ventana.
Hola. ¿Te puedo ayudar en algo?- le preguntó Lucía.
Es que yo sé la respuesta – respondió Nito con voz tímida-
¿Sí? Adelante entonces.
La respuesta de Nito sorprendió muchísimo a Lucía. ¿Cómo era posible que ese niño al que veía a diario a través de la ventana supiese la respuesta mientras que ninguno de los niños que asistían a su clase había sido capaz?
Al día siguiente, en clase de geografía, Lucía vio que el niño no estaba en la ventana. Preguntó a los demás si lo habían visto pero nadie supo decirle qué había pasado con él, por eso decidió salir a buscarlo al terminar las clases.
En el pueblo una anciana le señaló un descampado donde solía ver a unos niños jugando, pensando que quizá ahí estaría Nito.
Cuando Lucía llegó a la cancha, sonrió al verle. Ahí estaba, tratando de hacer algo que a ella le costaba creer; Nito les estaba explicando a los demás lo que ella enseñaba en clase.
Y lo más interesante era la manera en que lo hacía: utilizando pedazos de cartón y viejos atlas con las páginas medio rotas.
Lucía, dejó salir sus lágrimas mientras se sentía orgullosa de lo que hacía el pequeño, que por otro lado era completamente admirable.
Nito la vio y se acercó a ella tímidamente:
Hola profesora, ¿le puedo ayudar en algo?
Ella contestó con los ojos llenos de lágrimas:
¿Me permite estar en su clase pequeño profesor?
7
EL CUENTO DE LOS TRES HERMANOS
Autora: J. K. Rowling
Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y
sinuoso.
Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo
y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían
aprendidos las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron
aparecer un puente sobre el agua traicionera.
Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una
figura encapuchada. Y la muerte les habló. Estaba enojada porque le hubieran
sido escatimadas tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se
ahogaban en el río.
Pero la Muerte era astuta. Fingió felicitar a los tres hermanos por su magia, y dijo
que cada uno de ellos había ganado un premio por haber sido lo suficientemente
listos como para engañarla.
Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidió la varita más poderosa
que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueño, ¡una
varita digna de un mago que había vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma
a una varita de una rama que colgaba, y se la entregó al hermano mayor.
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidió que quería
humillar a la Muerte todavía más, y pidió el poder de resucitar a los muertos. Así la
muerte recogió una piedra de la orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le
dijo que la piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos.
Entonces la Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que quería.
El hermano más joven era el más humilde y también el más sabio de los
hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidió algo que le permitiera
marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle. Y la Muerte, de mala
gana, le entrego su propia Capa de Invisibilidad.
8
La Muerte se apartó y permitió a los tres hermanos continuar su camino, y así lo
hicieron, charlando asombrados sobre la aventura que habían vivido, y admirando
los regalos de la Muerte.
En su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacía su propio
destino.
El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano,
acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña.
Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el duelo que
seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor avanzó hacia la
posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita que le había arrebatado a
la Muerte, y de cómo ésta lo hacía invencible.
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que
yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más
seguridad, le cortó la garganta al hermano mayor.
Y así la Muerte tomó al primer hermano para sí.
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía solo. Allí sacó
la piedra que tenía el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres veces en su
mano. Para su asombro y su deleite, la figura de la chica con la que una vez había
esperado casarse, antes de su muerte prematura, apareció ante él. Pero ella
estaba triste y fría, separada de él por un velo. Sin embargo había vuelto al
mundo, pero ese no era su sitio y sufría.
Finalmente el segundo hermano, impulsado por un loco anhelo desesperado, se
mató para reunirse finalmente con ella .
Así fue como la Muerte tomó al
segundo hermano para sí.
Sin embargo la Muerte buscó al
tercer hermano durante muchos
años, y nunca pudo encontrarlo.
Fue solo cuando tenía ya una
edad avanzada que el hermano
más joven se quitó la capa de
invisibilidad y se la dio a su hijo.
Y entonces saludó a la Muerte
como a una vieja amiga y fue
con ella gustosamente, e
igualmente, pasó a mejor vida.
9
EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS
Autor: ANÓNIMO
Un hombre contrató a un carpintero para que le ayudase a hacer reparaciones en
su vieja granja. El primer día de trabajo presentó muchos inconvenientes: su
cortadora eléctrica se estropeó, lo cual le hizo perder una hora de trabajo; además
su camión, ya un poco viejo, se negaba a arrancar.
Ante este percance, el hombre que lo había contratado decidió llevarle a su casa.
Casi no habló nada durante el recorrido, pero, al llegar a su casa, le invitó a
conocer a su familia.
Mientras se dirigían a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol,
tocando la punta de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió una puerta, ocurrió sorprendentemente una transformación. Su
cara bronceada estaba llena de sonrisas.
Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente,
acompañó hasta el coche a su empleador.
Éste, antes de despedirse, preguntó al carpintero acerca de lo que le había visto
hacer en el árbol un rato antes.
--Oh, ése es mi árbol de los problemas --contestó--. Sé que no puedo evitar tener
problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a
la casa, ni a mi esposa ni a mis hijos. Así que, simplemente, los cuelgo en el árbol
cada noche cuando llego a casa. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo
divertido es --concluyó sonriente-- que, cuando salgo por la mañana a recogerlos,
no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior
10
EL PESCADOR
Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño cuando llegó un bote con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó ¿cuánto tiempo le había tomado pescarlos? El pescador respondió que sólo un de poco tiempo. El americano luego le preguntó ¿por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?
El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo? El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada". El americano replicó, "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías, hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa en expansión". El pescador preguntó, ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso? A lo cual respondió el americano, "entre 15 y 20 años". "¿Y luego qué?"
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones. "Millones ... y ¿luego qué?" Dijo el americano: "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos". El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?"
11
ELEONOR Y PARK
Autor: Autora Rainbow Rowell
Personajes: Eleonor, Park, Richie, Mindy, hermanos(5) y tíos
La lectura trata de dos outsiders 1lo bastante inteligentes para saber que el primer
amor nunca es para siempre, pero lo suficientemente valientes y desesperados
como para intentarlo.
Eleonor una chica de tés blanca con muchas pecas unos ojos cafés que te atrapan
al instante algo robusta lo cual provoca que la llamen “Gorda” “Doble bubble” e
infinidad de apodos su historia comienza el primer día de clases cuando Eleonor
sube al autobús pero no hay lugares disponibles más que con un asiático lo cual
ella lo llama “Estúpido asiático” Cuando el chofer del autobús le pide que se siente
ella se queda con cara de como si no hay lugar entonces el asiático que es park le
grita “Joder ya siéntate aquí” Ósea a lado de él pasaron 3 semanas sentados al
lado siempre pero lo raro es que él no le hablaba a ella al igual que ella a él, el no
le hablaba por la impresión que dio el primer día ya que ese día vestía
extravagante y como un hombre lo que Park no sabe es que como ella era pobre
gracias a su padrastro Richie que se gasta el dinero en cervezas y vicios , ella
tenía un olor peculiar siempre una esencia como a vainilla decía Park y eso era
vainilla su mama todas las noches después de bañarse le untaba esencia de
vainilla de tras de las orejas para que le durara todo el día ya que comprarse
perfumes no era un privilegio y aunque lo tuviera ella no se lo gastaría para ella se
lo daría a su mama para que les diera de comer algo que no fueran frijoles ni arroz
siempre ella pensaba “
¿Qué acaso Richie no se aburre de comer filete todos los días?” , lo que define a
Eleonor con Park es que siempre escondida de tras de su espalda hasta que él se
vuelve. Siempre a su lado hasta que él se despierta. Y siempre hace que todos a
su alrededor parezcan lucidos y superficiales y nunca lo suficientemente
interesantes.
1 outsiders identifica algo en la periferia de las normas sociales, alguien que vive aparte de la sociedad
común o alguien que observa un grupo desde fuera. En término de economía significa que es un empresario que no pertenece a un cártel.
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Park: Es un chico de raíces irlandesas y Coreanas aunque tiene los rasgos de
coreano el siempre veía como Eleonor miraba de reojo todos los comic que él
llevaba en el autobús ya que el siempre los leía antes de clases y ahí es cuando
se empezaron a hablar Park sin pensar que se iba a terminar enamorando de ella
el sabia cuando una canción le gustaría sin que ella ya la allá escuchado, se ríe de
sus chistes antes de que ella termine de contarlos
Hay un lugar en su pecho, justo debajo de su cuello, que hace que Eleonor quiera
cumplir las promesas que le hace, Park es el contaste de Eleonor el tiene una
familia estable tanto económicamente como familiar hasta sus abuelos viven a
lado de su casa mientas ella comparte cuarto con 5 niños él tiene su cuarto solo
para él con una máquina para grabar casetes hasta una cama de agua el tenia
ropa que va de acuerdo a su estilo y a su sexo en cambio Eleonor no ya que ella
tiene que usar ropa vieja y de hombre.
Y así es su historia de amor, una historia que te enseña que no importa las clases
sociales prejuicios o diferentes formas de pensar siempre lo que importa está en la
persona, y que si tienes algo hay que valorarlo no desperdícialo, en que hay que
ser humilde y no menospreciar
13
LA MULA Y EL POZO
Autor: Renato David Gavidia Bocanegra
Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable
descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los
bramidos del animal y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel
servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la
situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal y que más valía
sepultarla en el mismo pozo. El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que
estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo
para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a
medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre su
lomo, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala
de tierra cayera sobre su lomo. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA
TIERRA!
Esto hizo la mula palazo tras palazo. SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube.
Sacúdete y sube! Repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan
dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo
tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó
SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los
hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a
continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula
cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra
que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en
la que ella enfrentó la adversidad. ¡ASÍ ES LA VIDA!
Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente y rehusamos
dar lugar al pánico, a la amargura y las lamentaciones de nuestra baja autoestima,
las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el
potencial para poder salir beneficiados y bendecidos!
14
EL LEÓN Y EL MOSQUITO VICTORIOSO
Sin Autor
Un mosquito voló hacia un león y le dijo:
- No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo.
Siguió enojando al león exclamando: ¡Que arañas con tus garras y muerdes con tus dientes! ¡Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un ladrón! Ha, Ha, Ha. Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a combate.
Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.
El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña.
Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba que él, que luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos de un insignificante animal, la araña.
No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuídate siempre de la dicha y la arrogancia por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo
EL MAESTRO Y SUS DISCÍPULOS
Cuento sufí anónimo.
Decía un Maestro a sus discípulos:
— Un hombre bueno es aquél que trata a los otros como a él le
gustaría ser tratado. Un hombre generoso es aquél que trata a
otros mejor de lo que él espera ser tratado. Un hombre sabio es
aquél que sabe cómo él y otros deberían ser tratados, de qué
modo y hasta qué punto. Todo el mundo debería ir a través de
las tres fases tipificadas por estos tres hombres.
Alguien le preguntó:
— ¿Que es mejor: ser bueno, generoso o sabio?
— Si eres sabio, no tienes que estar obsesionado con ser
bueno o generoso. Estás obligado a hacer lo que es necesario.
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EL RAMO AZUL
Autor: Octavio Paz
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
-No se mueva, señor, o se lo entierro.
Sin volver la cara pregunte:
-¿Qué quieres?
-Sus ojos, señor –contestó la voz suave, casi apenada.
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-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.
-No tenga miedo, señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.
-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma le cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.
-Alúmbrese la cara.
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente. La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
-Arrodíllese.
Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
-Ábralos bien –ordenó.
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
-Pues no son azules, señor. Dispense.
Y despareció.
Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.
Entré sin decir palabra.
Al día siguiente hui de aquel pueblo.
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LA CONDENA DE LOS CRIMINALES
Los criminales tienen que ser condenados. Todo el
mundo está de acuerdo con esto.
Es difícil decir qué castigo corresponde a cada delito. La pena de muerte es el castigo más cruel.
Imagina que eres un juez en un país donde todavía
existe la pena de muerte.
LOS JUICIOS DE DIOS
Durante la Edad Media se celebraban los “Juicios de Dios” para determinar la culpabilidad de un acusado. Dios conoce la verdad y defenderá a quien esté de su parte. De acuerdo con esto, se tortura al acusado. Si es inocente, Dios lo ayudará, y el acusado podrá resistir la tortura. En cambio, si es culpable, no tendrá ayuda divina y acabará desfalleciendo y confesando. Se aplica pues al acusado la prueba de la tortura de manera que, mediante la intervención divina, se pueda dilucidar la verdad.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los vecinos de un barrio se han quejado repetidas veces a las autoridades de que con mucha frecuencia hay altercados y disturbios en las calles, debido al tráfico de drogas y a la existencia de proxenetas. Cansados de que no atiendan sus demandas, deciden hacer una patrulla ciudadana que garantice su seguridad, especialmente por las noches.
Una cadena de televisión, enterada de que una
noche esa patrulla iba a hacer una “reda- da” en el
barrio, manda a cuatro periodistas para que cubran
la información. Durante el transcurso de la “redada”,
los vecinos agreden a algunos “camellos” y
proxenetas, sin que ningún periodista haga nada por
impedirlo, ya que se limitan a cubrir la información.
Un juez, enterado de los hechos, denunció a los periodistas por no haber
cumplido con el inexcusable deber, recogido en la Constitución, de socorrer a las
víctimas. Los reporteros alegaban que se limitaban a cumplir con su trabajo.
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“EL LOBO Y EL PERRO”
Jean De La Fontaine.
Cerca de un bosque, había una vez un lobo tan flaco que no tenía más que piel y
huesos. Su flacura la debía, entre otras cosas, a que no se podía acercar a los
ganados, pues estaban protegidos por los perros guardianes. Por eso, sólo de vez
en cuando podía meterle el diente a un poco de carne.
Un día, el lobo estaba acechando el rebaño de ovejas, para ver si la suerte lo
ayudaba y alcanzaba a cazar, encontró a un perro mastín que se había extraviado.
El animal era rollizo y lustroso. Se veía que estaba bien alimentado. El lobo lo
hubiese atacado de buena gana para servirse un buen almuerzo. Pero, con mucha
sensatez, pensó que tendría que emprender una batalla y que el enemigo tenía
trazas de defenderse bien.
Por eso, el lobo decidió acercársele con la mayor cortesía y entablar una
conversación con él.
- Te felicito, amigo, tienes un hermoso cuerpo – dijo el lobo.
- Amigo lobo, tú no luces tan bien como yo porque no quieres –
contestó el mastín.
El lobo lo miró asombrado.
¿Cómo que no quiero? A mí me gustaría estar tan bien
alimentado como tú.
- Entonces, deja el bosque – repuso el perro-. Los animales
que en él se guarecen son unos desdichados, muertos siempre
de hambre. ¡Ni un bocado seguro! ¡Todo a la suerte! ¡Siempre
al acecho de lo que sea!
- Es verdad – dijo tristemente el lobo-. Cada día que amanece, me pregunto si
tendré un buen almuerzo. Y, cuando llega la noche, casi siempre me voy a dormir
con la barriga vacía.
- Entonces, no lo pienses más – repuso el perro-. Sígueme y
tendrás mejor vida.
- ¿Y qué tendré que hacer? – preguntó el lobo, que desconfiado,
sabía que nada era gratuito en esta vida.
- Casi nada- repuso el perro-. Tienes que proteger la casa,
perseguir a los ladrones, jugar con los de la casa y complacer al
amo. Con tan poco como esto, tendrás a cambio, huesos de
pollo, pichones y, además algunas caricias.
19
El lobo, al escuchar esto, se imaginó que tendría un buen porvenir y decidió irse
con el mastín y ayudarlo a encontrar su casa.
Iban caminando, cuando el lobo advirtió que el perro tenía una peladura en el
cuello.
- ¿Qué es eso? – le preguntó
- Nada – contestó el perro.
- ¡Cómo que nada! Si te veo el cuello pelado. ¿Por qué lo tienes así!
- Será la marca del collar al que estoy amarrado.
- ¡Amarrado! – exclamó el lobo- ¿Qué? ¿Estás amarrado? ¿No vas y vienes
adonde tú quieres y a la hora que quieres?
- No siempre… Pero eso, ¿Qué importa?
- ¡A mí me importa! Mi libertad es más importante que tu comida. El precio que
debo pagar por el alimento es demasiado alto. Y la libertad es el mayor tesoro que
poseo en el mundo – dijo el lobo y se echó a correr. Aún está corriendo.
LAS TRES REJAS
Sin Autor
El joven discípulo de un filosofo sabio llega a casa de este y le dice:
-oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia....
-estepera¡-lo interrumpe el filosofo -¿ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-Si. La primera es la verdad ¿estas seguro de que quieres decirme es absolutamente cierto?
-no lo oí comentar a unos vecinos.
-al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad, es lo que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?.
-No, en realidad no. Al contrario...
-Ah, valla¡ La ultima reja es la necesidad. ¿es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no
-Entonces, dijo sabio sonriendo
-si no sabes si es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
20
LA CASA IMPERFECTA
Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.
El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.
Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo ---dijo-. Es un regalo para ti".
Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!
EL VASO DE AGUA
En una sesión grupal, la psicóloga en un momento dado levantó un vaso de agua.
Cuando todos esperaban oír la pregunta: "¿Está el vaso medio lleno o medio vacío?" , ella en lugar de esto preguntó:
- ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas de los componentes del grupo variaron entre 200 y 250 gramos.
Pero la psicóloga respondió:
- El peso absoluto no es importante, sino el percibido, porque dependerá de cuánto tiempo sostengo el vaso: Si lo sostengo durante 1 minuto, no es problema. Si lo sostengo 1 hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.
El vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y más difícil de soportar se vuelve.
Después continuó diciendo:
- Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas en ellas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado e incapaz de hacer nada.
¡Acuérdate de soltar el vaso!
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LAS PIEDRAS Y EL FRASCO:
Cierto día un motivador estaba dando una conferencia sobre gestión de tiempo a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidaran.
De pie frente a un auditorio compuesto por gente muy exitosa dijo:
Quisiera hacerles una pequeña demostración...
De debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de piedras del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro.
Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio: ¿Está lleno este jarro? Todos los asistentes dijeron ¡Sí!
Entonces dijo: ¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un cubo con piedras pequeñas de construcción. Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes.
Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más: ¿Está lleno este jarro?
Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.
Muy bien contestó el expositor. Sacó de debajo de la mesa un cubo lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más pregunto al grupo: ¿Está lleno este jarro? Esta vez varias personas respondieron a coro: ¡No!
Una vez más el expositor dijo: ¡Muy bien! luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al jarro con piedras hasta que estuvo lleno hasta el borde mismo. Cuando terminó, miro al auditorio y preguntó: ¿Cual creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?
Uno de los espectadores levantó la mano y dijo: La enseñanza es que no importa como de lleno esté tu horario, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas.
¡No! replicó el expositor, esa no es la enseñanza.
La enseñanza es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento.
22
HACER CAFÉ
Una hija se quejaba con su padre acerca de su
vida y de cómo las cosas le resultaban tan
difíciles. No sabía cómo hacer para seguir
adelante y creía que se daría por vencida. Estaba
cansada de luchar. Parecía que cuando
solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de
trabajo.
Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego.
En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de
café. Las dejó hervir. Sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A
los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en
un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo
puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿Qué ves?"; "Zanahorias, huevos y café" fue su
respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y
notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera.
Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el
café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: - "¿Qué significa esto, padre?" Él le explicó que los
tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero
habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura;
pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de
deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido;
pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
23
Los granos de café, sin embargo eran
únicos: después de estar en agua
hirviendo, habían cambiado el
agua. "¿Cuál eres tú, hija?, Cuando la
adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo
respondes?", le preguntó a su hija.
¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te
tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con
un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una pérdida, una
crisis, o un problema te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿Eres
amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un
grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor.
Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas en
forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren,
que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la
gente que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo el "dulce aroma del café".
¿Y tú?, ¿Cuál de los tres eres?
24
PEDRO Y EL HILO MÁGICO
Fragmento tomado de "El monje que vendió su Ferrari" Robin S. Sharma-
Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad. - ¿Cual?
Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera.
Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana.
Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda.
Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
La anciana le dijo: "Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días" Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. "¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana se la entregó.
Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
25
De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero él seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios.
Pedro comprobó que ahora tenía 90 años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.
Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.
Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?", preguntó ella. Pedro no vaciló al responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida."Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido.
Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quién podrá ser ahora?, se preguntó. Cuál no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez.
Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir en el ahora.
26
EL PAQUETE DE GALLETAS
Había una vez una señora que debía viajar en tren.
Cuando la señora llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.
-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.
-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.
27
EL ANILLO DEL REY
Una vez, un rey de un país no muy lejano reunió a los sabios de su corte y les dijo:
- "He mandado hacer un precioso anillo con un diamante, con uno de los mejores orfebres de la zona. Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total.
Me gustaría que ese mensaje ayude en el futuro a mis herederos y a los hijos de mis herederos.
Tiene que ser pequeño, de tal forma que quepa debajo del diamante de mi anillo". Todos aquellos que escucharon los deseos del rey, eran grandes sabios, eruditos que podían haber escrito grandes tratados… pero ¿pensar un mensaje que contuviera dos o tres palabras y que cupiera debajo de un diamante de un anillo? Muy difícil. Igualmente pensaron, y buscaron en sus libros de filosofía por muchas horas, sin encontrar nada en que ajustara a los deseos del poderoso rey.
El rey tenía muy próximo a él, un sirviente muy querido. Este hombre, que había sido también sirviente de su padre, y había cuidado de él cuando su madre había muerto, era tratado como la familia y gozaba del respeto de todos.
El rey, por esos motivos, también lo consultó. Y éste le dijo:
- “No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje”
- "¿Como lo sabes preguntó el rey”?
- “Durante mi larga vida en Palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una oportunidad me encontré con un maestro. Era un invitado de tu padre, y yo estuve a su servicio. Cuando nos dejó, yo lo acompañe hasta la puerta para despedirlo y como gesto de agradecimiento me dio este mensaje”.
En ese momento el anciano escribió en un diminuto papel el mencionado mensaje. Lo dobló y se lo entregó al rey.
- “Pero no lo leas", dijo. "Mantenlo guardado en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida en una situación”.
Ese momento no tardó en llegar, el país fue invadido y su reino se vio amenazado.
Estaba huyendo a caballo para salvar su vida, mientras sus enemigos lo perseguían. Estaba solo, y los perseguidores eran numerosos. En un momento, llegó a un lugar donde el camino se acababa, y frente a él había un precipicio y un profundo valle.
Caer por él, sería fatal. No podía volver atrás, porque el enemigo le cerraba el camino. Podía escuchar el trote de los caballos, las voces, la proximidad del enemigo.
28
Fue entonces cuando recordó lo del anillo. Sacó el papel, lo abrió y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso para el momento...
Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.
En ese momento fue consciente que se cernía sobre él, un gran silencio.
Los enemigos que lo perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino. Pero lo cierto es que lo rodeó un inmenso silencio. Ya no se sentía el trotar de los caballos.
El rey se sintió profundamente agradecido al sirviente y al maestro desconocido. Esas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió nuevamente su ejército y reconquistó su reinado.
El día de la victoria, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile…y el rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.
En ese momento, nuevamente el anciano estaba a su lado y le dijo:
- “Apreciado rey, ha llegado el momento de que leas nuevamente el mensaje del anillo”
- “¿Qué quieres decir?”, preguntó el rey. “Ahora estoy viviendo una situación de euforia y alegría, las personas celebran mi retorno, hemos vencido al enemigo”.
- “Escucha”, dijo el anciano. “Este mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último, sino también para cuando eres el primero”.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje... “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
Y, nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba. Pero el orgullo, el ego había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo malo era tan transitorio como lo bueno.
Entonces el anciano le dijo:
- “Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.”
29
LA PUERTA NEGRA
Érase una vez en un país muy lejano un rey que era
muy polémico por sus acciones.
Tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba
hacia una enorme sala. Los prisioneros eran
colocados en grandes hileras en el centro de la sala
y el rey gritaba diciéndoles:
-Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del
lado derecho de la sala.
Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos
soldados armados con arcos y flechas, listos para
cualquier acción.
-Ahora, continuaba el rey, miren hacia el rincón del
lado izquierdo.
Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca
puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y
el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver. En verdad, algo
verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver.
El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:
- Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿Morir clavados por flechas o
abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora
decidan, tienen libre albedrío, escojan.
Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la
decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro
metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con
leyendas escritas del tipo: "viva la muerte", y decidían: -"Prefiero morir atravesado
por las fechas."
Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los
arqueros de la muerte y decían al rey:
- "Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme encerrado".
Millares optaron por lo que estaban viendo que hacían los demás: elegir la muerte
por las flechas.
30
Un día, la guerra terminó. Pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de
flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con
toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: - "Sabes, gran rey, yo siempre tuve
una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de
aquella puerta negra?"
El rey respondió: Pues bien, ve y abre esa puerta negra."
El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol
besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un
delicioso aroma a verde llenaron el lugar.
El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran
camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia
la libertad.
EL PAPEL ARRUGADO
Contaba un predicador que, cuando era niño, su carácter impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor provocación.
Luego de que sucedía, casi siempre se sentía avergonzado y batallaba por pedir excusas a quien había ofendido.
Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase, lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo:
—¡Arrúgalo! El muchacho, no sin cierta sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita. —Ahora —volvió a decirle el maestro— déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues y de arrugas.
Entonces el maestro remató diciendo:
—El corazón de las personas es como ese papel. La huella que dejas con tu ofensa será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendió a ser más comprensivo y más paciente, recordando, cuando está a punto de estallar, el ejemplo del papel arrugado.
31
EL COLECCIONISTA DE INSULTOS:
Cerca de Tokio vivía un gran samurái, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes.
A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario.
Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento, y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla.
Conociendo la reputación del viejo samurái, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.
Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío.
Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo:
Arrojó algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros.
Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de sus casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?
El viejo samurái repuso:
-Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el regalo?
-Por supuesto, a quien intentó entregarlo -respondió uno de los discípulos.
-Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos añadió el maestro-. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
32
EL PUENTE
Había una vez dos hermanos, Tomás y Javier. Vivían uno al frente del otro en dos casas de una hermosa campiña.
Por problemas pequeños, que al acumularse sin resolverse se fueron haciendo grandes con el tiempo, los hermanos dejaron de hablarse. Incluso evitaban cruzarse en el camino.
Cierto día llegó a la casa de Tomás un carpintero y le preguntó si tendría trabajo para él. Tomás le contestó:
—¿Ve usted esa madera que está cerca de aquel riachuelo? Pues la he cortado ayer. Mi hermano Javier vive en frente y, a causa de nuestra enemistad, desvió ese arroyo para separarnos definitivamente. Así que yo no quiero ver más su casa. Le dejo el encargo de hacerme una cerca muy alta que me evite la vista de la casa de mi hermano.
Tomás se fue al pueblo y no regresó sino hasta bien entrada la noche.
Cuál no sería su sorpresa al llegar a su casa, cuando, en vez de una cerca, encontró que el carpintero había construido un hermoso puente que unía las dos partes de la campiña.
Sin poder hablar, de pronto vio en frente suyo a su hermano, que en ese momento estaba atravesando el puente con una sonrisa:
— Tomás, hermano mío, no puedo creer que hayas construido este puente, habiendo sido yo el que te ofendió. Vengo a pedirte perdón.
Los dos hermanos se abrazaron.
Cuando Tomás se dio cuenta de que el carpintero se alejaba, le dijo:
—Buen hombre, ¿cuánto te debo? ¿Por qué no te quedas?
—No, gracias —contestó el carpintero—. ¡Tengo muchos puentes que construir!
33
EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO
Lino Redonm. Fernando. El aprendiz de brujo y ovos cuentos de Grecia y Roma.
Córdoba. 2008. pg. 49-54 (Editorial Metall
Giges era rey de Lidia y poseía incontables riquezas. Con ellas pensaba que
era el hombre más feliz del mundo y así se lo decía a todo el que venía a
visitarlo. Un día una de las personas a las que recibía en audiencia le dijo:
— Majestad, si de veras queréis estar seguro de
que sois el hombre más feliz del mundo gracias
a vuestra riqueza y prosperidad, tenéis que ir
a Delfos, en Grecia. Allí el oráculo del dios
Apolo os confirmará con su respuesta lo que
vos creéis. […]
Al llegar al templo bajó del carro y, después de hacer los sacrificios
obligatorios en el altar exterior, fue conducido al subterráneo donde estaba la
Pitia. Ésta era una mujer de edad que, sentada sobre un trípode, entraba en
trance contorsionándose y emitiendo sonidos incomprensibles, que eran
cuidadosamente anotados por los sacerdotes de Apolo. Giges le preguntó si él
era el hombre más feliz del mundo y la Pitia entró en trance. Los sacerdotes
tardaron unos momentos en interpretar en sus tablillas los sonidos de la anciana
y presentar un texto que pudiera entenderse. Luego uno de ellos se acercó a
Giges y le leyó el resultado de la consulta:
— La Pitia, en nombre de Apolo, dice: “Hay alguien más feliz que tú. Es Aglao,
habitante de Arcadia”.
Giges oyó la respuesta con incredulidad. ¿Quién era ese Aglao? Jamás
había oído hablar de él, y eso que sus espías lo mantenían informado de todas
las personalidades del mundo conocido. Furioso por la respuesta, que pronto fue
conocida por la multitud de peregrinos, salió del templo y se re- tiró a su
alojamiento en un lujoso campamento que había montado no lejos de Delfos.
Desde allí envió a toda prisa a varios mensajeros a Arcadia, para que
averiguaran quién era Aglao, qué riquezas tenía y cómo era posible que nunca
hubiera oído hablar de él.
Poco tiempo después, uno de ellos regresó y se presentó ante Giges diciendo:
— Lo he encontrado, señor, y no puedo creerlo. Apolo ha debido equivocarse, o
quizá los sacerdotes no han interpretado bien su mensaje. Una vez en Arcadia,
pregunté por el tal Aglao y me costó trabajo encontrarlo. Por fin alguien que resultó
ser vecino suyo se ofreció a acompañarme hasta la casa de ese hombre.
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Es una propiedad muy pequeña que sólo debe darle lo justo para vivir. Cuando
llamé, me salió al encuentro un hombre ya entrado en años, aunque con buena
salud. Siguiendo las leyes de la hospitalidad, me invitó a pasar y me ofreció
aceitunas y queso de cabra.
Sólo eso, pues me dijo que no tenía otra cosa. La casa, que no merece tal
nombre, es más bien una choza con un poco de paja en una esquina para dormir.
Muy asombrado le pregunté si se consideraba feliz y él me dijo que sí. sin
pensárselo dos veces. 1...1
Giges había escuchado todo el relato pacientemente. intentando dominar su furia.
Al final le pareció oportuno el consejo de su siervo y acudió de nuevo al templo.
Pero esta vez lo hizo de incógnito. Aguardó la transcripción de los sacerdotes.
El texto que le presentaron era más largo que el anterior y el mismo sacerdote de
la otra ocasión leyó solemnemente el contenido:
—Apolo dice: prefiero una choza tranquila, donde habite la sonrisa sincera. a tu
palacio, triste por las preocupaciones, y los agobios; prefiero una tierra pequeña
que produzca lo justo, a todos los problemas que dan tus fértiles campos de Lidia;
prefiero una o dos parejas de bueyes, fáciles de cuidar, a todos los ejércitos.
armas y caballería, que con sus gastos pueden hundir tu reino en cualquier
momento; prefiero una pequeña despensa con sencillos alimentos a una mesa
llena de manjares: unas pocas monedas a fabulosos tesoros, que siempre
temerás que otro te quite, pues esa preocupación te impedirá disfrutarlos.
Aprende, Giges, con este ejemplo que la verdadera felicidad es una vida sencilla y
libre de preocupaciones.
Giges comprendió por fin el mensaje de Apolo y se dio cuenta de que en las
riquezas no estaba la felicidad. Volvió a su palacio envidiando la suerte de Aglao,
un hombre sencillo, al que hasta un dios había considerado el hombre más feliz
del mundo.
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LEYENDA ÁRABE
Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determina- do punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastima- do comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA. Intrigado, el amigo preguntó:
— ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: “Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo”.
DIARIO DE ANA FRANK
Ana Frank, Diario
He llegado al punto donde nace toda esta idea de escribir un diario: no tengo ninguna amiga.
Para ser más clara tendré que añadir una explicación, porque nadie entenderá cómo una chica de trece años puede estar sola en el mundo. Es que tampoco es tan así: tengo unos padres muy buenos y una hermana de dieciséis, y tengo como treinta amigas en total, entre buenas y menos buenas.
Tengo un montón de admiradores que tratan de que nuestras miradas se crucen o que, cuando no hay otra posibilidad, intentan mirarme durante la clase a través de un espejito roto. Tengo a mis parientes, a mis tías, que son muy buenas, y un buen hogar. Al parecer no me falta nada, salvo la amiga del alma. Con las chicas que conozco lo único que puedo hacer es divertirme y pasarlo bien. Nunca hablamos de otras cosas que no sean las cotidianas, nunca llegamos a hablar de cosas íntimas. Y ahí está justamente el quid de la cuestión. Tal vez la falta de confidencialidad sea culpa mía, el asunto es que las cosas son como son y lamentablemente no se pueden cambiar. De ahí este diario.
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MEDEA, LA MAGA CASI TODOPODEROSA
Eurípides, Medea 230-251, Madrid 1977, pg. 221-222 (Gredos)
De todo lo que tiene vida y pensamiento, nosotras, las
mujeres, somos el ser más desgraciado. Empezamos por
tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y
tomar un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los
males. Y la prueba decisiva reside en tomar a uno malo o a
uno bueno. A las mujeres no les da buena fama la
separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo.
Y cuando uno se encuentra en medio de costumbres y
leyes nuevas, hay que ser adivina, aunque no lo haya
aprendido en casa, para saber cuál es el mejor modo de
comportarse con su compañero de lecho. Y si nuestro
esfuerzo se ve coronado por el éxito y nuestro esposo convive
con nosotras sin aplicarnos el yugo por la fuerza, nuestra
vida es envidiable, pero si no, mejor es morir.
Un hombre, cuando le resulta molesto vivir con los suyos, sale fuera de su casa y
calma el disgusto de su corazón [yendo a ver a algún amigo o compañero de edad].
Nosotras, en cambio, tenemos necesariamente que mirar a un solo ser. Dicen que
vivimos en la casa una vida exenta de peligros, mientras ellos luchan con la lanza.
¡Necios! Preferiría tres veces estar a pie firme con un escudo, que dar a luz una sola
vez.
Medea es princesa y nieta del Sol, hechicera terrible y asesina despiadada. Parece que todo está en
su mano, sin embargo, de pronto su marido decide repudiarla y casarse con otra, quedándose él, por
supuesto, con los hijos de ambos. Ella pronuncia entonces estas palabras sobre la condición femenina,
¿piensas que esos tiempos han pasado o que, por el contrario, están plenamente vigentes las razones
que da Medea? Algo para razonar…
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ARREGLANDO EL MUNDO
Un científico, vivía con preocupación todos los problemas del mundo.
Estaba decidido a encontrar por todos los medios una solución. Pasaba días en su laboratorio, en busca de respuestas.
Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar esa ansiada solución.
El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención:
Encontró una revista, donde había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!
Con una tijera, recortó el mapa en varios pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, diciendo: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares.
El científico pensaba, quizás se demoraría meses en resolverlo, o quizás nunca lo lograse, pero por lo menos, le dejaría tranquilo por un tiempo; pero no fue así.
Pasada algunas horas, escuchó la voz del niño: "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes!
Levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería un trabajo digno de un niño: Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había sido capaz?
-"Hijito, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?"
-"Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi del otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo."
PARA ARREGLAR EL MUNDO EMPIEZA POR TI