-ti ~o~ latlnoamérlca: las cludade~y'~s ideas

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"/-tI ~O~ José Luis Romero ~ _. r -.P¡.), Latlnoamérlca: las cludade~y'~s Ideas t r ¡. .~" Medellín Editorial Universidad de Antioquia, 1999,532 p'z ' o E Ilibro Latinoaméric~: las ciu~a~?s y las ideas tuvo su pnmera edición hacia 1976 bajo el sello editorial Siglo XXI.LaEditorialUniversidadde Antioquia decidió publicarlo nuevamente, bajo el cuidado de Juan GuillermoGómez García, con una presentación que mejora aspec- tos importantes de las ediciones anterio- res, con una lectura del significado de la obra para la historiografía por parte de Rafael Gutiérrez Girardot, con un muy buen índice analítico que permite una mejor utilización de la obra y con la presentación de una extensa bibliogra- fía de José Luis Romero, en la que se dejan ver los múltiples esfuerzos intelec- tuales de este argentino, cuyo testimo- nio son más de un centenar de artículos de revistas y una veintena de libros. El libro es el primero de la colec- ción de Clásicos del Pensamiento Instituto de E<", .':' r o :tIC05 I"'e Unidad de, " rmentaciór- Hispanoamericano que se propone pu- blicar esta editorial. Inaugurar una colección de este tipo con una obra de José Luis Romero comporta un doble acierto. Sin duda, resalta una de las figuras intelectuales más significativas de nuestro continente, no sólo por el aporte a la historia de su país -Argen- tina- y de latinoamerica, sino por su trabajo destacado en el campo de la historia europea, de la que se apropió creativamente. En uno y otro campo lo animó la necesidad de "comprensión profunda" de una realidad que lo to- caba como individuo, como parte de una comunidad y una cultura, exigién- dole una "vigorosa y ágil captación" de las líneas que dirigían el proceso histórico, para aprehender los rasgos que las vinculaban a las preguntas que le suscitaba su propio tiempo.' Fue, pues, la actitud de José Luis Romero 1 José Luis Romero. Sobre la biografía y la historia. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1945. p. 174. 231

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"/-tI ~O~José Luis Romero ~ _. r -.P¡.),

Latlnoamérlca: las cludade~y'~s Ideas t r ¡. .~"

Medellín Editorial Universidad de Antioquia, 1999,532 p'z' o

E Ilibro Latinoaméric~: las ciu~a~?sy las ideas tuvo su pnmera edición

hacia 1976 bajo el sello editorial SigloXXI.LaEditorialUniversidaddeAntioquiadecidió publicarlo nuevamente, bajo elcuidado de Juan GuillermoGómezGarcía,con una presentación que mejora aspec-tos importantes de las ediciones anterio-res, con una lectura del significado de laobra para la historiografía por parte deRafael Gutiérrez Girardot, con un muybuen índice analítico que permite unamejor utilización de la obra y con lapresentación de una extensa bibliogra-fía de José Luis Romero, en la que sedejan ver los múltiples esfuerzos intelec-tuales de este argentino, cuyo testimo-nio son más de un centenar de artículosde revistas y una veintena de libros.

El libro es el primero de la colec-ción de Clásicos del Pensamiento

Instituto de E<", .':' r o :tIC05I"'e Unidad de, " rmentaciór-

Hispanoamericano que se propone pu-blicar esta editorial. Inaugurar unacolección de este tipo con una obra deJosé Luis Romero comporta un dobleacierto. Sin duda, resalta una de lasfiguras intelectuales más significativasde nuestro continente, no sólo por elaporte a la historia de su país -Argen-tina- y de latinoamerica, sino por sutrabajo destacado en el campo de lahistoria europea, de la que se apropiócreativamente. En uno y otro campo loanimó la necesidad de "comprensiónprofunda" de una realidad que lo to-caba como individuo, como parte deuna comunidad y una cultura, exigién-dole una "vigorosa y ágil captación"de las líneas que dirigían el procesohistórico, para aprehender los rasgosque las vinculaban a las preguntas quele suscitaba su propio tiempo.' Fue,pues, la actitud de José Luis Romero

1 José Luis Romero. Sobre la biografía y la historia. Buenos Aires, Editorial Sudamericana,1945. p. 174.

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algo que desbordó la mera preocupa-ción erudita por América o Europa,respondiendo a una auténtica necesi-dad de tomar conciencia y posiciónfrente al propio destino. La concienciahistórica no es algo que se circunscribaa conocer el pasado con gala de erudi-ción, sino que arranca con las preguntasacuciantes que nos hace el presente y, apartir de ellas, procura develar la tramaprofunda de la memoria histórica.

El segundo acierto que debe seña-larse es la selección de la obra. Tal vezLatinoamérica: las ciudades y las ideassea -tanto por su contenido como por elmétodo con el que fue elaborada- lamejor pieza para suscitar discusionespertinentes sobre problemáticas actua-les de nuestra realidad continental y paravalorar los aportes que desde aquí sehan hecho al pensamiento. En muchasocasiones nos revelamos incapaces dereconocer, en medio de la diversidad delas experiencias particulares de cada país,y sin duda por un acentuado espírituparroquial, los hilos comunes que tejenla historia continental. José Luis Rome-ro propone una poderosa síntesis -noun resumen- que funciona como miradade conjunto sobre las realidades históri-cas del continente y, como tal, es tambiénuna propuesta de estudio, que de serseguida con rigor, proporcionaría unhorizonte inteligible a los aportes sobreproblemas particulares.

A decir de Sergio Bagú, Latino-américa: lasciudades y las ideas constituíaun tercer vuelco vocacional en la vidaintelectual de José Luis Romero. Cuan-do llegóa tener latemática latinoamericanacomo preocupación dominante, lo hizodesde dos convicciones: "una, la de quese mantenía en las grandes líneas inter-pretativas de la historia social; otra, la deque América Latina era, al fin y al cabo,su propia residencia en la tierra, su raízy su horizonte inrnediato'U Por eso, estaobra evidencia la apropiación de unmétodo que Romero había afinado mien-tras se ocupaba de la historia europea yque le permitió, con propiedad, ubicar elproceso histórico latinoamericano en elmarco del cambio social que venía dán-dose en Europa desde el siglo XI, cuyoactor principal era la burguesía y lasciudades el escenario fundamental parasu desarrollo. En Europa y, por exten-sión, en América Latina -proyección delmundo europeo, mercantil y burgués- elpapel de los centros urbanos fue funda-mental como nucleadores del poder ypuntas de lanza del proceso cultural yeconómico.

Por esta razón, el libro en su con-junto está cruzado por la intención deilustrar acerca del papel que las ciuda-des cumplieron en el proceso históricolatinoamericano. Dicha intención reco-ge a su vez el imperativo de captar el"hilo conductor" que guía el proceso

2 Segio Bagú. "José Luis Romero: evocación y evaluación" En: De historia e historiadores.Homenaje aJosé Luis Romero. México, Siglo XXI, 1982. p. 31.

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histórico de la sociedad latinoamerica-na en general. Ajuicio del autor, destejerla historia de las ciudades y lo que ellascrearon, es el camino más expedito paradar cuenta de la sociedad en su conjun-to. Basado en este criterio, Romero haceexplícito lo que el libro puede ofrecer:"Este estudio se propone establecer yordenar el proceso de la historia socialy cultural de las ciudades latinoameri-canas; y a esta historia puede pedírselemucho más, precisamente porque es laque articula los hechos y descubre sutrama profunda. Acaso en esa tramaprofunda estén las claves para la com-prensión de las sociedades urbanas e,indirectamente, de la sociedad global"(p. xxii).

Así es, pues, que la selección deesta clave explicativa se anuda al mis-mo proceso histórico. En el proyectohispánico de conquista, la ciudad cum-plía un papel trascendental, en oposiciónal lugar que a ella le asignaban el mun-do y lasculturas indígenas, cuya tradiciónera predominantemente rural. 3Las ciu-dades eran el instrumento para cumplirel designio fundamental de la conquis-ta: construir en un territorio vacío unanueva Europa. Aquí la mentalidad con-quístadora operó con criterios claros:se llegaba a un nuevo mundo -todonaturaleza, vacío social y culturalmenteinsignificante- con la firme convicción

de ser los poseedores incuestionablesde la verdad. Dicha convicción ayudó ainstrumentalizar el nuevo escenario y asus pobladores con miras a la consecu-ción de los finesdel pueblo conquistador.Cuando la realidad de un mundo po-seedor de culturas importantes aparecióante los ojos de los europeos, éstos lanegaron o la destruyeron, para podercontinuar con el proyecto casi delirantede "fundar sobre la nada".

Los procesos de fundación de lasciudades perseguían la creación de unasociedad compacta, homogénea y mili-tante, que tenía como tarea darle formaa la realidad circundante de acuerdo almodelo preestablecido y sobre todo,impedir que esta nueva realidad llegaraa tener un desarrollo autónomo yes-pontáneo. Las metrópolis -Portugal enmenor medida que España- habían idea-do el proyecto de crear sobre la trazavacía un imperio colonial, conformadopor una bien diseñada red de ciudades,en el que se reconociera el conquista-dor, con su religión, su idioma y con eldominio absoluto sobre la sociedad y laeconomía.

Pero este designio pronto chocócon obstáculos que hacían irrealizable elproyecto. En el curso de los aconteci-mientos, las ciudades profesaron convariados acentos el papel que les había

3 No olvida el autor la importancia de ciudades como Tenochitlan y Cuzco, pero insisteen que la vida y la cultura se estructuraban fundamentalmente en los campos y aldeasrurales.

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asignado el proyecto original, pero sedistanciaron poco a poco al verse obli-gadas a dar respuesta a las necesidadesconcretas de una ciudad real-pobre,pequeña y plena de riesgos e incerti-dumbres-, en la que se escenificaba lavida de una sociedad también concreta,compuesta de españoles, criollos, in-dios, mestizos, zambos, mulatos y negros,que si bien respondía a un claro ordenjerárquico no podía sustraerse a los aza-res de lamovilidad social. Estas ciudadesreales, con sus miembros y sus diversascircunstancias socioeconómicas, se vie-ron obligadas a construirse una imagenpropia y, con ello, llenaron de un nuevocontenido las ideologías que se tejían ensus ámbitos.

Dichas ideologías se fueron multi-plicando. A lo largo de todo el procesohistórico estas ideas elaboradas desdelas ciudades reales fueron hallando supropio curso, y sin desconocer los im-pactos exteriores -provinieran de lasmetrópolis, del mundo mercantilista yburgués o de las grandes corrientes depensamiento europeo- comenzaron atomar cierta autonomía ya dar respues-tas concretas a problemas y situacionesque no habían sido previstos en el actofundacional. Cada ciudad iba distan-ciándose poco a poco de la mentalidadcolonizadora y en el acto iba tomandootra forma el cuadro del imperio -homo-géneo en el papel-, a partir del cual seperfilaba la fisonomía de un ordena-miento inédito.

La dinámica alentada por la ex-tensión del modelo mercantil y burguésde la sociedad occidental, fue elemen-to determinante en el ajuste del modelohispánico. Las "ciudades criollas" cons-tituían un replanteamiento tanto de lamentalidad hidalga -hija de la hispa-nidad, desde la cual se veía el mundoradicalmente dividido entre quieneseran portadores legítimos de derechosy aquellos que no- como de los mar-cos que ordenaron las relaciones conla metrópoli.

Las burguesías criollas se desarro-llaronen una sociedad que, genéricamente,se podía dividir entre quienes se aferra-ban al ordenamiento de la sociedadbarroca y aquellos que, apelando a lamovilidad que mostraba el mercado, sehabían entregado casi con embriaguez ala carrera por el enriquecimiento y elascenso social. Dicha burguesía aceptóel desafío de producir un cambio signi-ficativo en la estructura del área quecontrolaban las ciudades. Para lo cual,subordinaron moderadamente sus inte-reses a los intereses comunes; se asociaroncon las élites creadas por el ascenso delos grupos rurales, asumiendo la misiónde darle un proyecto político y una orien-tación al conjunto de la sociedad. Así, apesar de que se mezclaban de manera untanto confusa los intereses comunes ylos privados, se delineó una especie dedestino nacional, a cuya cabeza se en-contraba un nuevo patriciado urbano.

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Este patriciado, heterogéneo en sucomposición, luego de sacar adelante elequívoco proyecto de independencia,se vio compelido a imaginar y poner enfuncionamiento una política. En el cum-plimiento de esta tarea, se dejaron verlas fisuras de los proyectos nacionales yéstas fisuras develaron la heterogenei-dad de las élites. Sus componentespostularon diversas ideologías -unas li-berales y otras románticas- desde lascuales se hicieron interpretaciones y seplantearon políticas para la nueva socie-dad, tanto en el plano de la economíacomo de la política. ElsigloXIX,determi-nante para la configuración de cadanacionalidad, con su mercado y su Esta-do, dejó magníficas pruebas de un arduodebate que quizá aún no se ha resuelto.

Ya casi entrado el siglo XX, lasociedad latinoamericana se encontra-ba en una dinámica en la que secombinaban, en niveles variables, losimpulsos al desarrollo autónomo derasgos culturales y políticos, con lasincidencias de desarrollos heteróno-mas que provenían de la avanzada de lasociedad industrial. Este último, cuyoritmo era impuesto desde los centros dedesarrollo capitalista, propendía por laplena inclusión de las nuevas áreas almercado bajo una lógica cada vez másimperialista, ante la cual, las burguesíasnacionales adscribían los postulados delprogreso y controlaban con diversos ejer-cicios de poder, las contradiccionesemergidas en el desarrollo de los proce-sos de acumulación.

Hacia la tercera década del sigloXX y en un proceso que aún no haconcluido, la sociedad latinoamericanacomenzó a masificarse. Este hecho com-portaba múltiplescambios en lafisonomíade las ciudades, en la ideología quecaracterizaba a las burguesías y en lalógica con la que se ordenaba la estrati-ficación. El cambio era en el número delos pobladores, pero con ello se modifi-caba toda la ciudad. Aliado de la urbeplanificada, empezó a emerger una aglo-meración espontánea y desordenada.Igualmente, aliado de la población inte-grada y normalizada -el ciudadano desiempre, que descifraba con facilidad loscódigos de la ciudad- tomó forma unamasa que llegaba en montanera y sininstrucción, para la cual no había sidopensada la ciudad. Ese cambio de núme-ro abría paso a una etapa de importantestransformaciones en la estructura urba-nística de lasciudades, en el orden social,económico y cultural, así como en elcurso de la vida política. Esta es la épocaen la que se debe dar respuesta a proble-mas técnicos de planificación urbana-ensanchamiento de vías, dotación deinfraestructura de prestación de servi-cios básicos-, se deben atender lasdemandas de las masas no integradas yse deben controlar los peligros que com-porta la aglomeración urbana. En unospaíses, el populismo fue la respuestapolítica a la nueva situación, en otros,éste no tuvo su curso y la respuesta fueincierta.

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se puede hacer es invitar a una lecturacuidadosa de esta nueva edición a cargode laEditorial Universidad de Antioquia.Sean las anteriores líneas el contenidode esta invitación.

Todos estos elementos proponenuna periodización rigurosamente fun-damentada para enfrentarse con temas-clásicos en las preocupaciones de Ro-mero-como la ciudad, las mentalidadesy el lugar de América Latina en el contex-to del orden capitalista y burgués.

En el espacio de esta reseña quise,pues, resaltar -obligatoriamente de modosumario- algunos elementos centralesde esta obra, frente a la cual lo mejor que

Juan Carlos Arenas GómezInvestigador del Instituto de Estudios

Políticos, Universidad deAntioquia

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Mario VélezTodo de uno habla

M ario Vélez nace en Medellín en1968. Aunque termina sus prime-

ros estudios de Arte en la UniversidadNacional, su participación en el medioartístico local no le ofrece el suficienterespaldo para que la obra de este artistasea admitida en su verdadera dimensiónpictórica.

Es a partir de la realización de susestudios de post -grado en Alemania conel profesor K.H. Hodcke, cuando MarioVélezadquiere un reconocimiento inter-nacional que le exige un compromisocada vez más intenso con el panoramaartístico.

Su proceso plástico parte del rigu-roso estudio sobre la caligrafía, vistacomo una cifra que se imprime y abstraeese profundo universo individual queconstituye una totalidad creadora, car-gada de una subjetividad personal, don-de el alma se expresa con toda libertad,mediante signos que dan cuenta de suaproximación a la vida y a la muerte,evocando elpropio fundamento delexistir.La naturaleza de su dibujo ha experi-mentado cambios de acuerdo con lasconcepciones de su mundo interior: unaserie de movimientos, cuyas líneas reve-lan una estructura interna, que aparecencomo formas cortadas por el tiempo, enperpetua comunicación y mutua inter-pretación, sin fundirse jamás, quedando

sólo unos cuantos datos, una sombra,un gesto de placer o de muerte.

Después de una larga exploracióndel blanco-negro, la presencia del colorsurge no para hablar de él,nipara intuirlo,sino para establecerlo como lectura ...del color a la pintura, del código al hom-bre, en un acto de existencia que rebasala esfera particular del simple formalis-mo compositivo, que va de lo elementala lo complejo.

Mario Vélez ofrece cada vez unapintura más intensa, más refinada, quese aleja a grandes pasos de la obra dearte como fanatismo intelectual. Su obradebe considerarse en sí misma, en ladensidad exclusiva de su trama, en lareflexión de la pintura sobre su propiarealidad, que como cuerpos situadosfrente a frente -hechos de la mismasustancia- despiden una especie de gra-fismo, que de manera privilegiada sefunden, pero no se confunden con unaverdad partida en mil pedazos, ni conun gesto históricodeterminado. Sinduda,el trabajo plástico de Mario Vélez nocesa de producir nuevos significados;ahí radica su importancia como obracontemporánea.

María Teresa Cano.Docente de la Facultad de A rtes,

Universidad deAntioquia