textos revoluciones liberales hmc

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1. Proclamación de la independencia de Grecia «Nosotros, descendientes de los sabios y nobles pueblos de la Hélade, nosotros que somos los contemporáneos de las esclarecidas y civilizadas naciones de Europa, que contemplamos las ventajas de que disfrutan protegidas por el impensable escudo de la ley, no podemos sufrir sin cobardía y autodesprecio el yugo cruel del poder otomano que nos ha sometido por más de cuatro siglos; un poder que no atiende a razones y que no conoce otra ley que su propia voluntad, que todo lo ordena y lo dispone despóticamente [...]. Después de esta prolongada esclavitud, hemos decidido recurrir a las armas para vengarnos y para liberar nuestra patria de una terrible tiranía, cuya esencia es inicua, un despotismo sin paralelo con el que no se puede comparar ningún otro. La guerra contra los turcos [...] no está destinada a obtener ventajas para una parte del pueblo griego; es una guerra nacional, una guerra sagrada, una guerra cuyo objetivo es reconquistar los derechos de la libertad individual, de la propiedad y del honor, derechos que los pueblos civilizados de Europa, nuestros vecinos, gozan hoy.» Asamblea Nacional Griega, 27 de enero de 1822 2. Karl Marx, sobre la revolución de 1830 «Quien dominó bajo Luis Felipe no fue la burguesía francesa, sino sólo una fracción de ella: los banqueros, los reyes de la Bolsa, los reyes de los ferrocarriles, los propietarios de minas de carbón, de hierro y de explotaciones forestales, y una parte de los grandes propietarios de la tierra: la aristocracia de las finanzas. Ésta ocupaba el trono, dictaba leyes en las Cámaras y adjudicaba los cargos públicos.» Karl Marx, La lucha de clases en Francia (1850) 3. Interpretaciones historiográficas de la revolución de 1848 «La revolución de 1848 debe considerase como la continuación de la de 1789, con elementos de desorden de menos y elementos de progreso de más. Luis Felipe no había comprendido toda la democracia en sus pensamientos [...]. Hizo de un censo de dinero el signo y título material de la soberanía [...]. En una palabra, él y sus imprudentes ministros habían colocado su fe en una oligarquía,

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Textos revoluciones liberales de HMC

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Page 1: Textos revoluciones liberales HMC

1. Proclamación de la independencia de Grecia

«Nosotros, descendientes de los sabios y nobles pueblos de la Hélade, nosotros que somos los contemporáneos de las esclarecidas y civilizadas naciones de Europa, que contemplamos las ventajas de que disfrutan protegidas por el impensable escudo de la ley, no podemos sufrir sin cobardía y autodesprecio el yugo cruel del poder otomano que nos ha sometido por más de cuatro siglos; un poder que no atiende a razones y que no conoce otra ley que su propia voluntad, que todo lo ordena y lo dispone despóticamente [...].

Después de esta prolongada esclavitud, hemos decidido recurrir a las armas para vengarnos y para liberar nuestra patria de una terrible tiranía, cuya esencia es inicua, un despotismo sin paralelo con el que no se puede comparar ningún otro. La guerra contra los turcos [...] no está destinada a obtener ventajas para una parte del pueblo griego; es una guerra nacional, una guerra sagrada, una guerra cuyo objetivo es reconquistar los derechos de la libertad individual, de la propiedad y del honor, derechos que los pueblos civilizados de Europa, nuestros vecinos, gozan hoy.»

Asamblea Nacional Griega, 27 de enero de 1822

2. Karl Marx, sobre la revolución de 1830

«Quien dominó bajo Luis Felipe no fue la burguesía francesa, sino sólo una fracción de ella: los banqueros, los reyes de la Bolsa, los reyes de los ferrocarriles, los propietarios de minas de carbón, de hierro y de explotaciones forestales, y una parte de los grandes propietarios de la tierra: la aristocracia de las finanzas. Ésta ocupaba el trono, dictaba leyes en las Cámaras y adjudicaba los cargos públicos.»

Karl Marx, La lucha de clases en Francia (1850)

3. Interpretaciones historiográficas de la revolución de 1848

«La revolución de 1848 debe considerase como la continuación de la de 1789, con elementos de desorden de menos y elementos de progreso de más.

Luis Felipe no había comprendido toda la democracia en sus pensamientos [...]. Hizo de un censo de dinero el signo y título material de la soberanía [...]. En una palabra, él y sus imprudentes ministros habían colocado su fe en una oligarquía, en vez de fundarla sobre una unanimidad. No existían esclavos, pero existía un pueblo entero condenado a verse gobernar por un puñado de dignatarios electorales [...].»

LAMARTINE, A., Historia de la revolución de 1848

«Las revoluciones del 48 cuentan con un componente social nuevo y de gran importancia para el desarrollo de futuros acontecimientos en Europa: se trata del proletariado, que asciende con fuerza y con conciencia de clase; y considera necesaria su intervención en el Estado para poder llevar a cabo reformas de tipo social, como la limitación del horario de trabajo, el salario mínimo, etc.

Así pues, los conflictos sociales se presentan en 1848 como una lucha de clases triangular, con dos burguesías (la grande y la pequeña) y la masa popular. Contra la gran burguesía se hará la revolución de febrero, aunque después las dos burguesías volverán a soldarse ante el peligro social y aislarán a su vez al proletariado.»

DROZ, Restauración y revolución en Europa, Madrid, Siglo XXI, 1984

Page 2: Textos revoluciones liberales HMC

«Las revoluciones de 1848, pues, requerirían un estudio detallado por estados, pueblos y regiones. No obstante, cabe decir que tuvieron muchos aspectos en común, como que ocurrieron simultáneamente, que sus destinos estaban unidos y que todas ellas tenían un carácter y estilo comunes, una curiosa atmósfera romántica y utópica, y una retórica similar, para la que los franceses inventaron la palabra qurante-huitard (*cuarentayochista). Cualquier historiador lo reconoce de inmediato: las barbas, los chales, los sombreros de ala ancha de los militantes, las banderas tricolores, las barricadas, el sentido inicial de liberación, de enorme esperanza y de confusión optimista. Era la primavera de los pueblos y, como ocurre con la estación, no perduró [...]. Todas ellas se desarrollaron y languidecieron rápidamente, y en la mayoría de los casos de manera total.»

ERIC J. HOBSBAWN, La era del capitalismo