textos ensayo simce nº 2 cuarto

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 TEXTOS ENSAYO SIMCE Nº 2 Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 1 a ! Lea el siguiente poe"a y conteste las preguntas # y $! Los siete %er"anos Estos son siete hermanitos que componen la semana siete hermanitos queridos a los que nadie separa. El lunes tiene sombrero de yarey(*) y una guataca (*). El martes carga semillas y el miércoles lleva el agua. El jueves limpia los surcos, el viernes siembra las semillas y el sábado y el domingo quitan las yerbitas malas. Estos son siete hermanitos que componen la semana siete hermanitos queridos a los que nadie separa.  Helvio orona, !os siete hermanitos * "a rey# planta de la $amilia de las palmas, con el tronco delgado y corto. * %uataca# a&ada corta que se usa para limpiar la tierra de hierbas. En el sur de hile, en un lugar de la ordillera de los 'ndes, eiste una ciudad encantada de etraordinaria grande&a. odo en ella es oro, plata, piedras preciosas. ada puede igualar a la $elicidad de sus habitantes, que no tienen que trabajar para sobrevivir. am poco su$ren miserias ni dolores. +uienes llegan ah pierden la memoria de lo que $ueron- si un da la dejan, se olvidan de lo que vieron. n sacerdot e, que estuvo tres a/os en ella, cuenta que ninguno de los habit antes lo reconoci 0, ni se reconocieron a s mismos, cuando él les dijo quiénes eran. El da viernes santo se puede ver, desde lejos, c0mo brillan las c1pulas de sus torres y los techos de sus casas, que son de oro y plata maci&os. En ella nadie nace ni muere. El da que se desencante será el 1ltimo del mundo- por lo cual nadie debe romper el encanto. na niebla espesa se interpone entre ella y el viajero.

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TEXTOS ENSAYO SIMCE

N 2

Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 1 a 5.

Lea el siguiente poema y conteste las preguntas 6 y 7.

Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 8 a 10.

Lea, observe el aviso y conteste las preguntas 11 a 15.

Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 16 y 17.

Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 18 a 26.La abuela electrnica

Cuento de Silvia Schujer

Mi abuela funciona a pilas. O con electricidad, depende. Depende de la energa que necesite para lo que haya que hacer.

Si la tarea es cuidarme cuando mis padres salen de noche, la dejan enchufada. La sientan sobre la mecedora que est al lado de mi cama y le empalman un cable que llega hasta el telfono por cualquier emergencia.

Si en cambio va a prepararme una torta o hacerme la leche cuando vuelvo del colegio, le colocamos las pilas para que se mueva con toda libertad.

Mi abuela es igual a las otras. En serio. Solo que est hecha con alta tecnologa. Sin ir ms lejos, tiene doble casetera y eso es brbaro porque se le pueden pedir dos cosas al mismo tiempo. Y ella responde.

Mi abuela es ma.

Me la trajeron a casa apenas sali a la venta. Mis padres la pagaron con tarjeta de crdito a la maana, y a la tarde ya estaba con nosotros.

Es que mi familia es muy moderna. Modernsima. A tal punto mi mam y mi pap estn preocupados por andar a la moda que no guardan ni el ms mnimo recuerdo. De un da para otro tiran lo que pas a la basura.

A lo mejor es por eso, ahora que lo pienso, que tengo tan mala memoria y no puedo acordarme entera ni siquiera la tabla del dos.

Desde que la abuela est en casa, sin embargo, las cosas en la escuela no me van tan mal.

Para empezar, ella tiene un dispositivo automtico que todas las tardes se pone en marcha a la hora de hacer los deberes. Es as: se le prende una luz y se acciona una palanca. Abandona automticamente lo que est haciendo y sus radares apuntan hacia donde estoy. Entonces me levanta por la cintura y me sienta junto a ella frente al escritorio. Ah empezamos a resolver las cuentas y los problemas de regla de tres. O a calcar un mapa con tinta china negra. Aunque nadie se lo pida, mi abuela lleva un registro exacto de mis tiles escolares. Por otro lado, le aprieto un botn de la espalda y el agujero de su nariz se convierte en sacapuntas. Le muevo un poco la oreja y las yemas de los dedos se vuelven gomas de tinta y lpiz.

Tener una abuela como la ma me encanta. Sobre todo cuando est enchufada, porque as puede gastar toda la energa que se le d la gana y no cuesta demasiado mantenerla, como dice mi pap, que adems de moderno es un tacao y sufre como un perro cada vez que a mi abuela hay que cambiarle las pilas.

Casi todas las noches yo la enchufo un rato antes de irme a dormir. As me cuenta un cuento. O lo hace aparecer en su pantalla para que yo lea mientras ella me acaricia la cabeza. Sabe millones. Basta colocarle el disquete correspondiente (porque tambin viene con disquetera) y en cuestin de segundos empieza con alguna historia. Como es completamente automtica, se apaga sola cuando me duermo.

Cuando mi abuela me cuenta un cuento o me canta algunas canciones, yo me olvido de que es electrnica.

Ms que nunca parece una persona comn y silvestre. Y es que adems tiene una tecla de memoria que le permite escucharme. Yo puedo contarle cosas y, oprimiendo esa tecla, ella archiva toda la informacin: al final sabe de m ms que ninguno.

Me gusta tener a mi abuela. Aunque salir a pasear con ella me traiga algunos inconvenientes: los que no son tan modernos como mi familia nos miran mucho en la calle. Y se ren.

O quieren tocarla para ver de qu material es.

Ven algo raro en sus movimientos... o en su cara, no s. Creo que las luces que tiene en los ojos no son cosa fcil de disimular.

A m me encanta tener esta abuela.

Hace unos das, sin embargo, mi mam dijo que quera cambiarla por un modelo ms nuevo. Dice que salieron unas ms chicas, menos aparatosas, con ms funciones y a control remoto.

La idea no me gusta para nada. Porque, aunque es cierto que estoy bastante acostumbrado a los cambios, con esta abuela me siento muy bien.

Las habr mejor equipadas, ya s. Pero yo quiero a la abuela que tengo. Y es que, aparte, cada vez me convenzo ms de que ella tambin est acostumbrada a m.

A decir verdad, desde que en casa estn pensando en cambiar a la abuela, yo estoy tramando un plan para retenerla. S. De a poquito la estoy entrenando para que pueda vivir por sus propios medios. Para que no deje que la compren y la vendan como si fuera una cosa, un mueble usado.

Los otros das le desconect la luz de los ojos y ahora le estoy enseando a ver. Vamos bien.

Tambin le estoy enseando a ser cariosa sin el disquete. sa es la parte que me resulta ms fcil; a lo mejor porque me quiere, aunque ella todava no lo sepa. Pienso seguir trabajando.

Mi objetivo es que aprenda a llorar. A llorar como loca. Y lo ms pronto posible, as el da que se la quieran llevar como parte de pago para traer una nueva, el escndalo lo armamos juntos.

Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 27 a 30.

En el sur de Chile, en un lugar de la Cordillera de los Andes, existe una ciudad encantada de extraordinaria grandeza. Todo en ella es oro, plata, piedras preciosas. Nada puede igualar a la felicidad de sus habitantes, que no tienen que trabajar para sobrevivir. Tampoco sufren miserias ni dolores.

Quienes llegan ah pierden la memoria de lo que fueron; si un da la dejan, se olvidan de lo que vieron.

Un sacerdote, que estuvo tres aos en ella, cuenta que ninguno de los habitantes lo reconoci, ni se reconocieron a s mismos, cuando l les dijo quines eran.

El da viernes santo se puede ver, desde lejos, cmo brillan las cpulas de sus torres y los techos de sus casas, que son de oro y plata macizos. En ella nadie nace ni muere. El da que se desencante ser el ltimo del mundo; por lo cual nadie debe romper el encanto. Una niebla espesa se interpone entre ella y el viajero.

Los siete hermanos

Estos son siete hermanitos

que componen la semana

siete hermanitos queridos

a los que nadie separa.

El lunes tiene sombrero

de yarey(*) y una guataca (*).

El martes carga semillas

y el mircoles lleva el agua.

El jueves limpia los surcos,

el viernes siembra las semillas

y el sbado y el domingo

quitan las yerbitas malas.

Estos son siete hermanitos

que componen la semana

siete hermanitos queridos

a los que nadie separa.

Helvio Corona, Los siete hermanitos

* Yarey: planta de la familia de las palmas, con el tronco delgado y corto.

* Guataca: azada corta que se usa para limpiar la tierra de hierbas.

La Hache en Fuga

Los hornos, al quedarse sin hache, se derrumbaron como bajo un bombardeo. Los hospitales, de golpe ms ligeros, volaron por los aires diseminando enfermos, sbanas, mdicos, ascensores y comprimidos por todas partes.

En compensacin, las hamacas se convirtieron en hermosas alfombras mgicas: quitarles la hache fue como ponerles alas.

El hielo de todas las heladeras comenz a derretirse y hubo una inundacin multicolor de helados en las calles.

Para qu hablar de las bebidas alcohlicas, qu sabor tan desagradable! Adems era imposible beberlas, porque el hgado, tambin sin hache, amenazaba con volverse una pasta pegajosa.

No quedaba ni siquiera un hombre.

Gianni Rodari, La Hache en Fuga, Libro de los Errores (fragmento).

Valparaso, 14 de septiembre de 1993

Querido amigo:

Soy un nio de la 5 Regin, del puerto de Valparaso. Estoy en 4 bsico; tengo dos hermanos y vivo en el paseo Atkinson, en el cerro Concepcin.

Me gustara contarte que aqu en Valparaso, los que vivimos en los cerros tenemos un medio de movilizacin bien distinto al de los que viven en otras partes; nosotros subimos y bajamos en unos ascensores parecidos al funicular del cerro San Cristbal, de Santiago. Estos ascensores tienen unos grandes motores elctricos que mueven un cable de acero, de donde va sujeta la cabina. A la gente que sube por primera vez les da susto, pero nosotros estamos acostumbrados.

A m me gusta vivir en mi cerro, porque desde la ventana puedo ver los barcos que llegan y salen del puerto. A veces llegan barcos con banderas japonesas, panameas, italianas, en fin, de todas partes. Tambin veo los pjaros que vuelan sobre el mar, especialmente pelcanos, gaviotas, y cormoranes.

Para el ao nuevo lanzan miles de fuegos artificiales que iluminan toda la baha. Ese da mi casa se llena de amigos y familiares que vienen a mirar el espectculo.

Me gustara que me contaras qu hacen los nios, all donde t vives. Espero tu respuesta.

Antonio Rodrguez Miranda

P.D. Te mando un dibujo de mi casa para que te imagines cmo es. Mndame t uno de la tuya.

(Taller de Lenguaje, Mdulos para desarrollar el lenguaje oral y escrito, Mabel Condemarn y otros, Dolmen Educacin, Santiago, 1997, pg. 67)

Los primeros jinetes no tenan sillas, sino que cabalgaban a pelo. La silla de montar de cuero, que fue inventada har unos 2000 aos por los guerreros de las estepas asiticas, revolucion el arte de montar a caballo. Montados sobre esta silla, los jinetes podan lanzarse a galope contra el enemigo y disparar sus flechas en todas las direcciones sin caerse del caballo.

Las sillas de montar modernas se dividen en dos clases. La silla americana o vaquera es pesada y de trabajo, por lo que la utilizan sobre todo los vaqueros de las granjas estadounidenses. Lleva un cuero metlico en la parte delantera para sostener el lazo y un alto borrn trasero, parte alta de la silla, trasera o delantera que cumple la funcin de mantener al jinete sobre la silla. La silla inglesa es mucho ms ligera. Al estar diseada para la cacera, permite el galope rpido del caballo. Su punto flaco consiste en que ofrece menos estabilidad y para mantenerse sobre su montura el jinete ha de sujetarse al caballo con las rodillas.

Diccionario Visual Altea, Las cosas de cada da.