conductor es su relación con el hombre, ya que su principal señade identidad es que se trata de un paisaje a escala humana

texto Gil Sánchez

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Una de las imágenes emblemáticas de Aragón es la del Moncayo,uno de los primeros espacios naturales protegidos en España.Para acercarse a las múltiples caras que ofrece, el mejor hilo Vista aérea de Zaragoza. Al oeste, el Moncayo foto javier romeo

m o n c a y o : l a m o n t a ñ a y e l h o m b r e

Si ningún territorio puede tener vida sin lapresencia del hombre, el Moncayo es uno de losmejores ejemplos de esta relación, como se haplasmado en el libro Moncayo, publicado con elsignificativo título de Parque Natural del Moncayo,un paisaje a escala humana. Editado por Prames y elGobierno de Aragón, este volumen muestra, através de más de 200 páginas de fotografías, lasdistintas facetas de las tierras moncaínas y de susgentes y reclama mantener los usos que hanconfigurado el espacio actual. Espacio natural,mítico, protegido y, ante todo, espacio humano.

En palabras de Enrique Arrechea, coordinadorde la obra: «Tal vez su singular existencia entrela meseta castellana y el valle del Ebro es lo queatrajo tan pronto a los hombres alrededor delMoncayo. Y sus bosques, pastos, rocas y aguasdebieron ser las razones de que lo colonizaran,lo utilizaran y lo transformaran en los paisajesque ahora admiramos. Paisajes donde lonatural se confunde con lo humano, para crearun mundo admirable y distinto a las tierrasque lo rodean».

Vista de la localidad y el castillo de Trasmozfoto javier romeo

Rebaño de ovejas y perro pastor. Cueva de Ágredafoto fernando lampre

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La silueta del Moncayo es una imagen taninconfundible como conocida, ya que el montedomina un amplio territorio sobre lasprovincias de Zaragoza, Soria, La Rioja yNavarra, entre las que sus estribaciones sirvende frontera. Sus 2.315 m de altura (la máximacima del sistema Ibérico), sus rotundas formas,la corona de nieve que luce durante meses y,sobre todo, su aislamiento lo convierten en unhito del paisaje reconocible desde todos lospuntos cardinales.

A quien se acerca a sus faldas, el Moncayo le ofreceun espacio natural tan rico como diverso. Lageomorfología suma circos glaciares, muelascalcáreas, barrancos, terrazas… todo un compendiode las formas de relieve entre la alta montaña y elvalle del Ebro. De la misma forma, la biologíaaglutina ambientes mediterráneos y atlánticos,hayedos y encinares, humedales y estepas, vegas ycañones; muchas plantas del sur tienen aquí sulímite norte, otras del norte, su frontera sur. Lafauna incluye especies únicas de arañas, caracoles ymariposas, una abundante población de avesrupícolas y forestales y nuevos inquilinos comoardillas y cabras monteses.

Pero la principal seña de identidad de lamontaña es su relación con el ser humano, quedesde la más remota antigüedad haaprovechado sus recursos naturales, hasta elpunto de que se dice que no hay nada en elMoncayo que no haya sido usado por elhombre. Una utilización que ha modificado elpaisaje mediante el carboneo, el pastoreo o laexplotación minera; pero ha sido un usosostenible, que, lejos de destruirla, ha creadosus distintos paisajes y es causa de que en estelugar se encuentren muchas de las especiesvegetales de la península.

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A su vez, la dimensión, el carácter aislado y lafuerte pendiente de las laderas del monte (máspronunciadas hacia el norte) provocan que loselementos del clima, como el viento y la lluvia,sean claves en la configuración del relieve y lospaisajes. Apenas 20 km en línea recta separan lasestepas de las Bardenas Reales de la cumbre dela montaña y en este camino, la acción del aguay las variaciones de temperaturas y altitud creanecosistemas muy diversos, por lo que el monteestá reconocido como único en toda Europa.

Rodeado de un medio mediterráneocontinentalizado de temperaturas contrastadas yescasas precipitaciones, el Moncayo detiene losvientos húmedos del Cantábrico, que al ascenderpor sus faldas se condensan en nieblas, lluvias ynieves, con más abundancia cuanto mayor es laaltura. Esto determina también un claro contrasteclimático entre la vertiente norte y la sur; la primeramucho más húmeda y variable.

El agua que se deposita en las cumbres fluyeluego por arroyos y acuíferos subterráneospara terminar agrupándose en los valles delQueiles y el Huecha. El nacedero del ríoQueiles, donde manan 1.500 litros porsegundo, muestra la riqueza de los acuíferosdel monte, desde muy antiguo aprovechadosen completos sistemas de regadío, y cómo elagua es un último elemento clave en lamodelación del espacio moncaíno.

| Los bosques |

El Moncayo ha sido calificado de «compendioforestal del continente europeo» por lavariedad de bosques que suma, visibles desdela lejanía en el abanico de coloridos quepresentan sus vertientes.

Las partes más bajas son el territorio del encinar,aunque la flora acompañante permite diferenciar eldominio de las rocas calizas y las ácidas; también seencuentran algunos bosquetes de quejigos, mientrasque las acebedas ocupan las laderas más abruptas ypedregosas. Entre los 1.000-1.500 m, los suelosácidos son ocupados por los rebollares, aunque setrata casi siempre de ejemplares de porte arbustivo,al haber sido aprovechados de forma secular por losrebaños; solo en algunos puntos, como en Cueva deÁgreda, se encuentran árboles bien desarrollados.

Se pueden ver también muestras de roble albaren Trasmoz, pero el bosque típico de lasladeras del norte es el hayedo, aprovechando elamparo de las nieblas; en este ambientehúmedo crecen también grupos de fresnos,tejos, avellanos y otras especies, como elabedular de Agramonte. Finalmente, larepoblación forestal ha dejado extensas masasde pinares de diversas especies, entre los quehay que destacar el pino negro, en expansiónhacia las crestas más altas.

Pese a su riqueza y apariencia, no solo los pinaressino casi todos estos bosques son jóvenes, ya quedurante siglos los árboles sirvieron para elaborarleña y carbón o se talaron para crear pastos. Elnombre típico de esta tierra de dehesa del Moncayorevela su uso desde la Edad Media como terrenoganadero, patente en los abundantes pastizales quetambién caracterizan a la montaña.

El abandono por los pastores está haciendoque matorrales espinosos, como enebros ysabinas, estén colonizando estos terrenosabiertos, aunque los pastos siguen siendo unespacio característico del monte.

| El medio físico |

Las rocas del Moncayo cuentan una historia demás de 500 millones de años, desde que en elCámbrico se formaron las rocas más antiguasde la sierra, incluyendo los minerales (hierro,plata, plomo) que se han explotado en losúltimos dos mil años.

Leyendo las piedras se conoce que durante la EraSecundaria, el Moncayo era una fosa entre dosmacizos, donde los ríos arrastraron gravas y barrosque luego se compactaron para formar areniscas ylutitas, las rocas más características, en dondemarcas de gusanos y saurios conservan la memoriade la vida animal. Luego, hace 195 millones de años,llegó el mar y dejó tras él las espesas capas de calizaen las que están esculpidas la plana de Purujosa olas Peñas de Herrera. Durante el Terciario Inferior,los movimientos tectónicos levantaron y plegarontodos los materiales; nació la montaña ycomenzaron los procesos erosivos.

Epipactis helleborinefoto javier romeo

Dehesa del Raso en Añón foto javier romeo

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Hayedo en la zona de la fuente de la Tejafoto javier romeo

| Las gentes |

El Moncayo y los pueblos que se sitúan a sus pies no han dejado de influirse entresí: los habitantes han modelado el monte, el monte ha modelado a los habitantes.

Las laderas de la montaña han sido territorio aprovechado por pastores, carboneros,apicultores y mineros y todos estos aprovechamientos han terminado de configurar elpaisaje y han dejado su señal en el territorio en forma de edificios y caminos. No esmenor la importancia del Moncayo en la agricultura, ya que la imponente cumbre esfuente del agua que nutre los cultivos y también causa de un microclima especial quedetermina la calidad de productos como el vino, amparado por la Denominación deOrigen Campo de Borja, y el aceite, que desde 2010 también se produce con el sello de laD. O. Sierra del Moncayo.

La vestimenta, las viviendas, los aperos de trabajo…; la vida tradicional en sumaguarda la misma relación con el monte, que es fuente de materias primas, que obligaa usar técnicas específicas o marca el calendario de las actividades. Y, sobre todo lodemás, la imponente presencia del monte es materia básica de los ritos y creenciasque han tejido la personalidad de la zona; sean las leyendas brujeriles de Trasmoz ola romería al santuario de la Virgen del Moncayo, documentada desde 1515.

No es menor la influencia que el monte ha tenidoen sus visitantes, que se puede remontar hasta lospoemas del marqués de Santillana, que hacia 1429,cantó a las pastoras de Vozmediano y Beratón. Loshermanos Bécquer, alojados en el monasterio deVeruela entre 1863 y 1864, son los más conocidos delos artistas que se inspiraron en el Moncayo.

El estudio científico comenzó en 1630, con lapublicación por Bernardo de Cienfuegos,botánico de Tarazona, de su Historia de lasplantas; y hasta la actualidad no se han detenidolas investigaciones sobre flora, geología,glaciarismo… Una curiosidad es que la sendapor la que asciende a la cima data de 1860,cuando astrónomos españoles y extranjeros secongregaron para estudiar un eclipse de sol.

Desde 1930 están documentados los ascensosdeportivos a la cima, iniciando el uso excursionistadel monte, cada vez más extendido.

Vista panorámica del Moncayo con cielo de tormenta foto julio e. foster

Vista general de Aranda de Moncayo foto javier romeo

Monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Veruelafoto javier romeo

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| El Parque Natural |

El actual Parque Natural del Moncayo nació en2007, pero la protección legal del montecomenzó hace más de un siglo y medio, con losprimeros pasos del movimiento conservacionistaen España, lo que supone un claroreconocimiento a la importancia de este espacio.

Los primeros pasos se dieron en 1855, cuando ladesamortización de Madoz puso a la venta laspropiedades comunales de toda España, lo que llevóa que los propios ingenieros de montes formaran uncatálogo con los montes que deberían quedarexceptuados por sus valores naturales. Fue el caso dela dehesa del Moncayo (propiedad del Ayuntamientode Tarazona) y montes aledaños, lo que tambiénsirvió para que el Distrito Forestal de Zaragozahiciera las primeras repoblaciones entre 1888 y 1892.

Un segundo paso se dio en 1901, cuando vio laluz el primer catálogo de Montes de UtilidadPública, gestionados por la administración,que ya cubría la mayor parte del actual espacioprotegido.

Los valores naturales del Moncayo se reconocieronespecíficamente en 1927, cuando en desarrollo de laLey de Parques Nacionales de España se declaró elSitio de Interés Nacional de la Dehesa del Moncayo,con una extensión de 1.389, fue el tercer lugarprotegido en Aragón y el cuarto en toda España.Esta figura ya mostró su utilidad para reforestar lacuenca del río Huecha y evitar precoces planesurbanizadores y estuvo vigente más de 80 años;aunque los cambios legales modificaron el nombrepor el de Parque Natural de la Dehesa del Moncayo,en 1978, y a traspasar la gestión al Gobiernoautonómico, en 1984.

El último gran paso se dio en 1998, cuando loslímites del parque se ampliaron hasta las 9.848ha, lo que justificaba cambiar el nombre alactual de Parque Natural del Moncayo. Además,la ampliación se acompañó de la aprobacióndel PORN (Plan de Ordenación de los RecursosNaturales), adecuando la gestión y usos delterritorio protegido a los objetivos actuales.Una nueva ampliación, en 2007, hasta las11.114 ha, terminó de configurar el parque.

Todos estos cambios buscan conjugar varios fines.De cara al público, el objetivo es facilitar lainformación, accesibilidad e interpretación portodos los ciudadanos; de cara a los habitantes, que elparque sea un instrumento de desarrollo sostenible;de cara al propio Moncayo, cuidar y potenciar susvalores naturales característicos.

Panorámica norte desde el santuario a la ermitade San Gaudioso foto javier romeo