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www.joc.es/testimonios hTestimonios Recordando a Ángel, un amigo consiliario... “Pues bien, me he encontrado en medio de esta reflexión con el evangelio del día donde Jesús co- mienza su vida pública con el grito de Conviértanse porque está cerca el reino de Dios. Jesús sigue ur- giéndonos en la tarea de anunciar el evangelio, sobre todo en este tiempo de indiferencia, que es cuando más le necesitan. Por ello, me sabe mal tener que decir que no, pero creo que en este momento no es posible dar una respuesta de disponibilidad. No toca ir a otras tierras, otros pueblos sino fortalecer la amistad con Jesús”. Quiero comenzar este recuerdo de Ángel con las úl- timas palabras que nos envió a la JOC con motivo de la propuesta de sustituir a Javi en la Consiliaría General. Sentía, por encima de todo, el deseo de fortalecer su amistad con Jesús. Ni él ni nosotros pensábamos que su configuración definitiva y para siempre con Cristo iba a ser tan inmediata: ocurrió el día 18 de Junio, mientras paseaba por la playa de las Canteras de su querida ciudad de Las Palmas. Antes habían transcurrido cuarenta y un años inten- sos que se iniciaron en el pueblo de Tías en la pe- culiar isla de Lanzarote, donde vive su familia. Allí discurrió su niñez y su adolescencia. Cuando Ángel se encontraba estudiando secundaria apareció por allí Salvador, un cura que fue reuniendo “chinijos” (así es como llaman a los niños y adolescentes en la isla de Lanzarote) y con los que realizaba distintas actividades... allí Ángel oyó hablar de la JOC y se fue ilusionando con su proyecto. Nos lo cuenta él mismo: “En este primer año de iniciación yo andaba por COU, pero no sabía qué hacer con mi vida. Y para mí fueron muy significativos tres momentos que me ayudaron a situarme: 1.La JOC hacía una campaña contra la economía sumergida y una acción fue hacer una pintada. A mí me hicieron responsable del material. 2.Un verano nos vinimos de campamento a Las Pal- mas, al Doctoral. Nos vinimos todos los pibes de la parroquia y de la JOC. A mí me tocó dormir con Bonilla en la habitación. Y allí me preguntó sobre mi futuro: qué iba a hacer, qué planteamientos te- nía. Era la primera vez que alguien me preguntaba sobre mi persona. 3.El encuentro con Jesús en el evangelio. En una reunión Salvador nos planteó hacer un estudio de evangelio sobre el joven rico. Y allí yo me sentí re- flejado. Yo quería seguir a Jesús y su proyecto en la JOC, pero tenía miedo y no estaba dispuesto a abandonar todo por El”. Pero, poco a poco, Ángel fue superando los miedos y, años más tarde, se incorporó de lleno a la JOC y entró en el Seminario. El joven Ángel vivió unos años muy interesantes de maduración a todos los ni- veles desde dos ángulos complementarios: la JOC, que lo era todo para él, le ofreció la sabiduría de la vida, el contacto con los problemas de los jóvenes reales, la amistad y la alegría de vivir, la acción como medio de transformar las personas y la sociedad...el Seminario le ofreció la reflexión sistemática desde la filosofía y la teología, la búsqueda de la amistad personal con Jesús, el conocimiento del evangelio, la celebración de los sacramentos desde la vida. Fueron años fructíferos que transformaron bastante a aquel joven tímido que llegó desde Lanzarote años antes. Recuerdo, en aquel primer año de cura, la dificul- tad que Ángel tenía para asumir que su rol dentro del movimiento había cambiado: se sentía militante con los militantes y no asumía la tarea de consiliario. Y eso que los militantes se encargaban de hacérselo ver, como reconoce en su monografía: “Después de ordenarme de cura, a la semana si- guiente tuvimos asamblea de fin de curso. Allí cele- bré mi primera misa en la JOC, en el consejo por la noche, era un lunes o martes, creo. Al terminar Sole me dijo: “Así no te veo de cura, pareces un militante que consagras, tienes que ponerte el alba y la casulla porque esa es tu tarea. En verano, en el campamento, donde celebré mi cuarta o quinta misa me regalaron el cáliz, lo único que tengo y que me han regalado, de barro y con el pollo de la JOC”. Noviembre 2010

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Testimonio de Tirso, recordando a Angel

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Recordando a Ángel, un amigo consiliario...

“Pues bien, me he encontrado en medio de esta reflexión con el evangelio del día donde Jesús co-mienza su vida pública con el grito de Conviértanse porque está cerca el reino de Dios. Jesús sigue ur-giéndonos en la tarea de anunciar el evangelio, sobre todo en este tiempo de indiferencia, que es cuando más le necesitan. Por ello, me sabe mal tener que decir que no, pero creo que en este momento no es posible dar una respuesta de disponibilidad. No toca ir a otras tierras, otros pueblos sino fortalecer la amistad con Jesús”.

Quiero comenzar este recuerdo de Ángel con las úl-timas palabras que nos envió a la JOC con motivo de la propuesta de sustituir a Javi en la Consiliaría General. Sentía, por encima de todo, el deseo de fortalecer su amistad con Jesús. Ni él ni nosotros pensábamos que su configuración definitiva y para siempre con Cristo iba a ser tan inmediata: ocurrió el día 18 de Junio, mientras paseaba por la playa de las Canteras de su querida ciudad de Las Palmas.

Antes habían transcurrido cuarenta y un años inten-sos que se iniciaron en el pueblo de Tías en la pe-culiar isla de Lanzarote, donde vive su familia. Allí discurrió su niñez y su adolescencia. Cuando Ángel se encontraba estudiando secundaria apareció por allí Salvador, un cura que fue reuniendo “chinijos” (así es como llaman a los niños y adolescentes en la isla de Lanzarote) y con los que realizaba distintas actividades... allí Ángel oyó hablar de la JOC y se fue ilusionando con su proyecto. Nos lo cuenta él mismo:

“En este primer año de iniciación yo andaba por COU, pero no sabía qué hacer con mi vida. Y para mí fueron muy significativos tres momentos que me ayudaron a situarme:

1.La JOC hacía una campaña contra la economía sumergida y una acción fue hacer una pintada. A mí me hicieron responsable del material.

2.Un verano nos vinimos de campamento a Las Pal-mas, al Doctoral. Nos vinimos todos los pibes de la parroquia y de la JOC. A mí me tocó dormir con

Bonilla en la habitación. Y allí me preguntó sobre mi futuro: qué iba a hacer, qué planteamientos te-nía. Era la primera vez que alguien me preguntaba sobre mi persona.

3.El encuentro con Jesús en el evangelio. En una reunión Salvador nos planteó hacer un estudio de evangelio sobre el joven rico. Y allí yo me sentí re-flejado. Yo quería seguir a Jesús y su proyecto en la JOC, pero tenía miedo y no estaba dispuesto a abandonar todo por El”.

Pero, poco a poco, Ángel fue superando los miedos y, años más tarde, se incorporó de lleno a la JOC y entró en el Seminario. El joven Ángel vivió unos años muy interesantes de maduración a todos los ni-veles desde dos ángulos complementarios: la JOC, que lo era todo para él, le ofreció la sabiduría de la vida, el contacto con los problemas de los jóvenes reales, la amistad y la alegría de vivir, la acción como medio de transformar las personas y la sociedad...el Seminario le ofreció la reflexión sistemática desde la filosofía y la teología, la búsqueda de la amistad personal con Jesús, el conocimiento del evangelio, la celebración de los sacramentos desde la vida. Fueron años fructíferos que transformaron bastante a aquel joven tímido que llegó desde Lanzarote años antes. Recuerdo, en aquel primer año de cura, la dificul-tad que Ángel tenía para asumir que su rol dentro del movimiento había cambiado: se sentía militante con los militantes y no asumía la tarea de consiliario. Y eso que los militantes se encargaban de hacérselo ver, como reconoce en su monografía:

“Después de ordenarme de cura, a la semana si-guiente tuvimos asamblea de fin de curso. Allí cele-bré mi primera misa en la JOC, en el consejo por la noche, era un lunes o martes, creo. Al terminar Sole me dijo: “Así no te veo de cura, pareces un militante que consagras, tienes que ponerte el alba y la casulla porque esa es tu tarea. En verano, en el campamento, donde celebré mi cuarta o quinta misa me regalaron el cáliz, lo único que tengo y que me han regalado, de barro y con el pollo de la JOC”.

Noviembre 2010

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En los años siguientes la JOC fue modelando a Án-gel, como a muchos de nosotros, en su manera de ser discípulo y apóstol. Así lo expresa en su mono-grafía:“La JOC me ha educado en dimensiones nuevas del seguimiento de Jesús. Por ejemplo:La debilidad como germen del Reino. La semilla de mostaza tie-ne que morir y encierra en su interior un gran po-der germinador para dar vida; La aceptación de la diferencia y el conflicto como medio de superación personal para querer y acompañar; La enfermedad personal y sentir que no puedes con todo; Abrirte al acompañamiento personal de los militantes que te reclaman más tiempo, más dedicación y conoci-miento de su persona; Y, sobre todo, descubrir que tienes que centrar más la mirada para poder ver a Jesús que pasa por sus vidas y devolvérselo.

En los que fueron los últimos años de su vida, un Ángel ya maduro fue un gran acompañante de una JOC que siempre ha buscado caminos nuevos para hacerse presente entre los jóvenes del mundo obrero de Canarias. Allí estuvo siempre Ángel acogiendo y escuchando a los miembros del Comité Federal, al liberado y a todos los militantes. Ellos comentan

que les “ha marcado su constancia, su actitud de servicio, su amor... su forma de ejercer el ministerio nos abrió a muchos la puerta de la fe en Cristo...una forma de ser cura que chocaba a muchos jóvenes con la idea que tenían de la Iglesia...admirábamos su capacidad de ver la realidad con otros ojos, de encontrarle un sentido evangélico, de disfrutar, de ver a Dios en las cosas pequeñas...de esta manera nos evangelizó a todos”.

Los que hemos tenido la suerte de compartir con Ángel muchas reuniones, muchas programaciones, muchos viajes, muchos diálogos personales, muchas situaciones de dudas y oscuridades, los que hemos gozado de su sonrisa socarrona, pero limpia, de su respeto por el otro, de su saber escuchar... estamos agradecidos al Padre porque en pocos años maduró mucho y nos unimos a Jesús para decirle. ¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque estas cosas se las has ocultado a los sabios y entendi-dos y se las has dado a conocer a los sencillos! Gracias, Ángel. Descansa en paz.

Tirso Catrillo (Palencia)