tercera máxima

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TERCERA MÁXIMA En el párrafo cuarto de la tercera parte del Discurso del Método, de Descartes, se trata el tema de la moral. En él se nos presenta la tercera máxima de la moral provisional, que dice así: “mi tercera máxima era procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y modificar mis deseos antes que el orden del mundo; y, generalmente, acostumbrarme a creer que no hay nada que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros pensamientos, de suerte que después de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas exteriores, todo lo que nos falta para conseguir el éxito es para nosotros absolutamente imposible. La tesis que defiende Descartes es que al ser humano no le afectan tanto los objetos como el juicio que hacemos sobre ellos, es decir, si conseguimos hacernos dueños de nuestros pensamientos y controlar nuestros juicios, podremos alcanzar la felicidad. Ahora bien, tendremos que controlar nuestra voluntad, así como el efecto que producirán sobre nosotros los embates del azar. Esto no será fácil, sino todo lo contrario, algo extremadamente difícil que requerirá esfuerzo y tiempo.

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Tercera máxima de Descartes.

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Page 1: Tercera máxima

TERCERA MÁXIMA En el párrafo cuarto de la tercera parte del Discurso del Método, de Descartes, se trata el tema de la moral. En él se nos presenta la tercera máxima de la moral provisional, que dice así: “mi tercera máxima era procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y modificar mis deseos antes que el orden del mundo; y, generalmente, acostumbrarme a creer que no hay nada que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros pensamientos, de suerte que después de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas exteriores, todo lo que nos falta para conseguir el éxito es para nosotros absolutamente imposible.

La tesis que defiende Descartes es que al ser humano no le afectan tanto los objetos como el juicio que hacemos sobre ellos, es decir, si conseguimos hacernos dueños de nuestros pensamientos y controlar nuestros juicios, podremos alcanzar la felicidad.

Ahora bien, tendremos que controlar nuestra voluntad, así como el efecto que producirán sobre nosotros los embates del azar. Esto no será fácil, sino todo lo contrario, algo extremadamente difícil que requerirá esfuerzo y tiempo.