terapias asistidas con animales: equinoterapia y la ......de esta forma comienza el proceso de...

43
Universidad de la República Facultad de Psicología Trabajo Final de Grado: Terapias Asistidas Con Animales: Equinoterapia y la importancia de la inclusión familiar a la intervención. Estudiante : Victoria González C. I. : 4398614-2 Docente Tutor : Prof. Joaquín Marqués Ferres Montevideo, Octubre de 2015.

Upload: others

Post on 23-Oct-2020

10 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • Universidad de la República

    Facultad de Psicología

    Trabajo Final de Grado:

    Terapias Asistidas Con Animales:

    Equinoterapia y

    la importancia de la inclusión familiar a

    la intervención.

    Estudiante: Victoria González

    C. I.: 4398614-2

    Docente Tutor: Prof. Joaquín Marqués Ferres

    Montevideo, Octubre de 2015.

  • 2

    ÍNDICE

    Resumen………………………………………………………………………………….........3

    Introducción……………………………………………………………………………………4

    Capítulo I - Terapias y Actividades Asistidas Con Animales

    1.1 Antecedentes históricos.................................................................................6

    1.2 Definición……………………………………………………………..……...........8

    1.3 Beneficios………………………………………………………………………...11

    Capítulo II - Equinoterapia

    2.1 Surgimiento………………………………………………………………..........13

    2.2 Desarrollo en Uruguay………………………………………………................15

    2.3 ¿Qué es la Equinoterapia?..........................................................................16

    2.4 ¿Por qué el caballo?....................................................................................18

    2.5 Principios terapéuticos................................................................................21

    2.6 Clasificación……………………………………………………………………...23

    Capítulo III - Equinoterapia como proceso colectivo

    3.1 Actores sociales participantes………………………………………..…………24

    3.2 Importancia del equipo interdisciplinario………………………………………25

    3.3 El entorno familiar como parte del tratamiento………………………………..27

    Capítulo IV – Intervenciones psicológicas................................................................34

    Conclusiones………………………………………………………………………………...37

    Referencias Bibliográficas………………………………………………………………...39

    Bibliografía Consultada ……………………………………………………………………43

  • 3

    RESUMEN

    El presente trabajo tiene como objetivo reflexionar acerca de qué lugar ocupan y que

    conocimientos se obtienen acerca de las Terapias y Actividades Asistidas Con Animales

    (TAACAs), en particular de la Equinoterapia. La misma consiste en la utilización del caballo

    como mediador terapéutico, para la rehabilitación de las personas con discapacidad y/o

    vulnerabilidad social.

    Daremos cuenta del impacto que la práctica genera tanto a nivel físico, psicológico y

    social en las personas que la realizan, partiendo desde un enfoque interdisciplinario, el cual

    nos permite tener una perspectiva integral del sujeto en cuestión.

    Se hará énfasis en el papel fundamental que adquiere la participación de la familia en

    torno al proceso terapéutico. Y además la importancia de la intervención psicológica en la

    socialización y en la red vincular que emerge en la práctica de la Equinoterapia.

    Palabras Claves: Equinoterapia; Intervención psicológica; Familia.

  • 4

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo se enmarca dentro de la propuesta de elaboración del Trabajo

    Final de Grado, para el egreso de la Licenciatura en Psicología (Universidad de la

    República). El mismo se desarrolla en base a la modalidad de monografía, inscripta en este

    caso dentro del Instituto de Psicología Social, bajo la tutoría del Prof. Joaquín Marqués

    Ferres.

    El interés por la temática comienza en el segundo semestre del año 2014, al momento

    de la inscripción a práctica/proyecto para la finalización de la carrera. En dicha instancia,

    surge un aviso en el sitio web de Facultad (www.psico.edu.uy),que invitaba a estudiantes de

    diferentes disciplinas (Medicina, Enfermería, Terapia Ocupacional, Psicomotricidad, Ciencias

    Sociales, Educación Física, Veterinaria y Facultad de Psicología), a inscribirse a un EFI

    (Espacio de Formación Integral), sobre la “Rehabilitación integral a través de las terapias y

    actividad asistidas con animales” (TAACAs).

    De esta forma comienza el proceso de acercamiento a estas terapias, las cuales se

    utilizan para complementar el tratamiento de las personas con discapacidad y/o

    vulnerabilidad social. De la experiencia derivada de la práctica (realizada en el centro de

    rehabilitación ecuestre “Baconao”) surge el interés de poder profundizar en las mismas, en

    especial la Equinoterapia. Intentando entender el vínculo humano-animal, donde nos

    podemos cuestionar: ¿cómo se puede trabajar?, ¿cuál es el fin de esta terapia?, ¿quiénes

    pueden conformar el equipo de trabajo?, ¿es posible que se logre mediante el uso del

    caballo?, ¿cómo emergen los procesos colectivos en este encuadre?, entre otras

    interrogantes. En base a la incertidumbre de poder lograr la profundización de una temática

    no tan conocida en Uruguay, como lo es la Equinoterapia (en donde el acceso al material

    bibliográfico es escaso), es donde surge la idea de esta monografía. Se intenta abordar y

    reflexionar sobre el lugar que ocupan este tipo de terapias, y que conocimientos se obtienen

    de las mismas.

    El trabajo monográfico se realizó mediante una revisión y análisis del material

    bibliográfico recabado, centrándonos en cuatro áreas: en primera instancia en el Capítulo I,

    se remite a las Terapias asistida con animales (antecedentes históricos, definición de las

    mismas, beneficios). En el siguiente apartado, Capitulo II, el objetivo es poder dar cuenta en

    líneas generales, como la utilización del caballo como co-terapeuta en la Equinoterapia,

    beneficia al individuo en su rehabilitación (en casos de discapacidad u otras dificultades). De

    esta manera se intenta generar conciencia del valor de esta terapia y la importancia de

    promover la expansión de la misma, dando cuenta además de la responsabilidad social que

    implica.

  • 5

    En el Capítulo III, se aborda el rol de los diferentes actores que actúan en los procesos

    colectivos emergentes de la práctica equinoterapeutica, pero principalmente cómo influye el

    entorno social (específicamente la familia) de los pacientes en el tratamiento.

    Finalmente en el Capítulo IV, desarrollaremos en líneas generales (debido a la escasa

    bibliografía al respecto) la importancia de la presencia del psicólogo en este tipo de

    intervención, y en el acompañamiento que puede brindar el mismo a las familias, las cuales

    atraviesan diferentes situaciones de fragilidad.

  • 6

    Capítulo I: Terapias y actividades asistidas con animales

    1.1 Antecedentes históricos

    Desde hace siglos atrás el hombre ha convivido con los animales.

    Martínez (2008) plantea que las expresiones artísticas más primitivas, fueron

    reproducciones de animales, ya que en el periodo prehistórico los hombres retrataban

    dichas imágenes en sus cuevas.

    Años después, el hombre ha utilizado a los animales de diferentes maneras: como

    medios de transporte, para la obtención de sus productos (piel, carne, leche), y también para

    distraerse con su acompañamiento. Asignándoles así diversas tareas, como las agrícolas, el

    cuidado de rebaños (en el caso del perro), la caza, la utilización por ejemplo de las palomas

    mensajeras como medio de comunicación, los perros como guías para ciegos, perros de

    rescate, etc. Los caballos incluso, se utilizaban para las carreras o para la equitación, así

    como también gallos y mastines que son criados y utilizados para las peleas. Destacándose

    además aquellos animales que eran utilizados con virtuosismo, mostrando sus habilidades

    en los circos (monos, tigres, leones, elefantes, entre otros) y en los parques acuáticos, como

    lo son focas y delfines (Martínez, 2008).

    Este vínculo que se fue produciendo entre los seres humanos y animales a lo largo de

    la historia, entre otras cosas, ha sido también de carácter terapéutico. A partir del inicio de

    nuestra civilización, las alegorías mitológicas planteaban los beneficios de dicho vínculo.

    Podemos plantear algunos ejemplos, como la leyenda de los gemelos Rómulo y Remo, en la

    cual los mismos fueron arrojados al mar dentro de una canasta y una loba los recogió y

    amamanto. O los antiguos griegos que creían que la lengua de los perros tenía caracteres

    curativos, por lo tanto aquellas personas que presentaban heridas, la utilizaban para aliviar

    su malestar (Martínez, 2008).

    El hombre ha buscado un complemento a las terapias tradicionales para prevenir y

    resolver los distintos problemas de salud, y ha necesitado retomar la conexión con los

    animales domésticos (Buil y Canals, 2012).

    En 1792, el Dr. William Tuke, en el hospital York Restrear de Inglaterra fundado por

    la “Society of friend”, utilizó por primera vez de forma oficial, animales en el tratamiento

    de enfermos mentales para aliviar la rigidez de los psiquiátricos de ese tiempo, sin

    pensar en métodos que los repriman. Allí fue la primera vez donde los animales fueron

    utilizados como compañía para cambiar el comportamiento en personas con ese tipo de

    patologías (Jones, 1955, citado en Martínez, 2008).

    En 1867, los animales de granja intervinieron en el tratamiento de epilépticos en

    Bethel, Alemania. En Estados Unidos, también se hace uso de este tipo de animales y

  • 7

    además eran utilizados los animales en la rehabilitación de aviadores del Army Air

    Convalescent Center, en Pawling, Nueva York (1944-1945), donde su función era

    distraer a los militares que atravesaban intensos programas terapéuticos.

    Kerlikowosky (1954), introdujo hámsteres, conejos y pájaros en el ámbito

    pediátrico, donde pudo observar que los niños al cuidar a los animales, logran quererlos,

    y mejorar así su autoestima.

    Se puede observar de forma relativamente novedosa, la participación activa de los

    animales en los encuentros terapéuticos. En EEUU hay precursores de esta técnica en

    el ámbito de los trastornos emocionales desde los años 60. Se trata de

    psicoterapeutas que buscando un complemento a las terapias tradicionales,

    descubrieron que sus pacientes resolvían situaciones que hasta el momento no se

    podían descifrar, gracias a la presencia de un animal en la consulta (Valiño, 2014).

    Boris Levinson, psicólogo infantil, es el mayor representante en este sentido ya

    que es quien publica en la revista “Mental Hygiene” el artículo “The dog as a

    Co‐Therapist” en 1962. El mismo nos explica como la presencia casual de su perro

    (Jingles) en su consultorio, resuelve una situación con un niño retraído e

    incomunicado, al que el terapeuta no encontraba salida. Se dio cuenta de que el niño

    empezó a prestarle más atención a su perro que la que le brindaba a él mismo, por lo

    que poco a poco se fue tranquilizando y adquiriendo más confianza en el animal. Jingles

    actuaba como intermediario entre Levinson y su paciente. Posteriormente, utilizó este

    hallazgo para incorporar a Jingles en sus sesiones terapéuticas, pudiendo observar

    notables mejorías en la interacción y expresión de los niños (Brodie y Biley, 1999, citada

    en Villalta y Ochoa, 2007).

    Levinson en 1969 publico un artículo en el cual describía su experiencia,

    comenzando de forma oficial con la terapia de animales de compañía; considerándose

    el padre de la Terapia Facilitada por Animales (TFA), y la describe como una intervención

    diseñada para mejorar el funcionamiento cognitivo, físico o social de un paciente, con

    objetivos específicos delimitados en el tiempo.

    En 1966, Erling Stordashi, noruego y músico ciego, funda el Centro Beitostolen,

    que se encargaba de la mejora de personas ciegas o con discapacidad física, a través

    de la inclusión de perros y equinos, donde se incorporaban actividades deportivas, como

    montar a caballos, esquiar, entre otras.

    Mallon (2003 citado en Valiño, 2014) ratifica que en los niños con desordenes

    emocionales significativos y dificultades académicas, los animales funcionan como

    agentes que unifican la relación con el terapeuta. Además los animales de granja podían

    ser objeto de los afectos de los niños, de tal modo que los pequeños afirmaban que

  • 8

    hablaban con más libertad delante de ellos, y recibían confort físico si abrazaban a los

    animales.

    Este tipo de terapias se introducen tanto en centros penitenciarios, hospitales,

    psiquiátricos, con ancianos cognitivamente intactos ingresados en residencias, ancianos

    con demencia, niños con trastornos del espectro autista, enfermos mentales graves, y

    demás.

    Serpell (1981, citado en Martínez ,2008), plantea que cada vez es más la

    necesidad de las personas de sentirse amadas y respetadas, para así poder mantener

    un estado de bienestar físico y psicológico, por lo tanto podemos pensar que este tipo de

    terapias ayudaría a que esas personas no se sientan excluidas socialmente o en

    soledad. Lo que caracteriza a los animales es la aceptación, ya que aceptan y toleran al

    otro sin calificarlo (Martínez, 2008).

    “Los animales pueden ser nada para algunos, algo para muchos y todo para poco”

    (Oropesa, García, Puente, 2009, p.13).

    1.2 Definición

    Para comenzar, debemos plantearnos que son las Terapias Alternativas. Según Cardo,

    (s.f), son aquellos métodos para curar basados en una manera global de enfrentar los

    cuidados de la salud y el tratamiento del cuerpo, la mente y el espíritu, apoyándose para ello

    en métodos naturales. El término designa de forma amplia, las prácticas usadas como

    complemento de los tratamientos convencionales para curar o paliar enfermedades. Muchas

    de las terapias alternativas conservan sus prácticas originales, que en algunos casos

    remontan a varios miles de años, ya sea en sus técnicas como en la modalidad de sus

    tratamientos.

    Es importante resaltar que son terapias complementarias, por lo cual no excluyen el

    tratamiento médico tradicional y tampoco lo reemplazan. Las terapias alternativas

    consideran a la enfermedad como un desajuste entre cuerpo, mente y espíritu. Y aunque las

    mismas se puedan desarrollar en entornos diferentes al consultorio, siempre están dirigidas

    por el terapeuta y forman parte del proceso terapéutico.

    Tal como expresa Fernández (2013), nos referimos a Terapias y Actividades Asistidas

    con Animales (TAACAs) como:

    la metodología desde el abordaje interdisciplinario y transversal del accionar de

    profesionales de la salud y educación, entre otros, fundado en los beneficios

    aportados por el vinculo humano - animal, en el abordaje biopsicosocial de las

  • 9

    personas incluidas en poblaciones de riesgo, contemplando el bienestar y

    comportamientos de los animales. (p.19)

    En este tipo de terapias claramente los animales juegan un papel fundamental, donde

    se produce la estimulación, se promueve la inclusión social, y una mejora integral del ser

    humano.

    La Universidad Nacional de Rosario (UNR) (s/f), las define como

    un método terapéutico, deportivo, de recreación, complementario o alternativo, de las

    terapias ya de tradición, donde se trabaja con personas con discapacidad o población

    vulnerable.

    Siguiendo a Fernández (2013), se entiende que las TAACAs se pueden dividir en dos

    grupos: las Terapias Asistidas Con Animales (TACA) y las Actividades Asistidas Con

    Animales (AACA). Las primeras hacen referencia a la inclusión de animales de compañía,

    de granja, domésticos, en especial de equinos y perros, con el fin de promover la salud y el

    bienestar del paciente. Teniendo en cuenta desde que profesión se va abordar dicho

    tratamiento terapéutico y rigiéndose en base a un marco legal, para aquellos que realicen el

    procedimiento sin el titulo correspondiente.

    Y las AACA son actividades de entretenimiento planteadas para la mejora de la calidad

    de vida de los que la practican mediante el vínculo humano- animal. Son actividades que

    mediante los profesionales entrenados se practican para que las personas con diferentes

    discapacidades, enfermos mentales, ancianos y personas de contextos vulnerables,

    interactúen con el animal. Estas promueven beneficios, pero no exclusivamente

    terapéuticos.

    Oropesa, García, Puente y Gaínza (2009), definen a las TACAs como una intervención

    que se da de forma directa, y con objetivos ya propuestos, donde participa un animal que

    reúne criterios específicos, como parte fundamental para el tratamiento. Y donde se

    obtienen beneficios físicos, sociales, emocionales y cognitivos, de manera individual o

    grupal. Clasificándolas en dos tipos de terapia: una donde simplemente se trata de disfrutar

    de la compañía de un animal doméstico, que puede aportar tanto a lo físico como psíquico; y

    una segunda terapia donde se apunta a la rehabilitación con la ayuda de animales (no

    necesariamente domésticos), y coordinados por un médico y un equipo multidisciplinario.

    Por su parte, la Delta Society (1992, citado en Martínez ,2008) clasifica este tipo de

    terapias en:

    Animal Assisted Theraphy (AAT):

    Basándose en aquellas intervenciones donde el animal es incorporado como parte

    integral del proceso de tratamiento, con el objetivo principal de promover las mejoras físicas,

  • 10

    psicosociales y cognitivas de las personas. Son dirigidas por especialistas. Se trabaja con

    niños autistas, con depresión, problemas de conducta, entre otras.

    Ripoll (2004, citado en Abellán, 2008) manifiesta que en dicha terapia se pretende la

    integración de todos los planos de trabajo, ya sea médico, psiquiátrico, psicológico,

    educativo y social, y se hace de eco como esta terapia puede tener valor en sí misma, o

    asociada a diversas patologías.

    Vásquez (s.f), manifiesta que las Terapias Asistidas por Animales requieren de la

    participación de la persona en algún nivel de ejercicio, aunque sea sólo con el simple hecho

    de lograr percibir al animal a través de algunos de los sentidos. Al respecto, la autora hace

    referencia a que las AACs están destinadas a un fin que puede ir ya sea desde la realización

    de ejercicios terapéuticos, al juego con el animal. Así como lo que siente la persona, lo que

    la satisface en esta actividad de relacionamiento, ya que para los individuos que las realizan,

    los animales están vinculados con la salud y los sentimientos de amor, armonía, alegría y

    vitalidad, más que con la rehabilitación.

    Las TACAs están determinadas por lo que el profesional asigne basado en sus

    conocimientos, ya que si bien es una actividad de libre elección, esta debe ser planificada

    por el profesional que basado en la evaluación previa determinará la forma en la que se

    aplica, los tiempos, y la adaptación a las necesidades y al cometido de cada persona. Las

    TACAs son un instrumento para la prevención de las alteraciones y/o mejoramiento de

    calidad de vida, lo que ya ha quedado demostrado científicamente.

    Animal Assisted Activities (AAA):

    A través de ellas, se busca como objetivo la mejora de la calidad de vida y el bienestar

    de las personas que la utilizan, donde mediante esta interacción con el animal además se

    logre la motivación, la recreación.

    En este caso no serán evaluadas y se llevan a cabo no específicamente por un

    terapeuta sino por un especialista en este tipo de terapia, ya sea un profesional o un

    voluntario que tenga conocimientos al respecto.

    También existe el término Animal Facilitated Therapy (AFT):

    Aquí se trata el uso terapéutico del vínculo humano - animal para la mejora tanto

    psíquica como física del paciente.

    En España se suele utilizar el término TAAC (Terapia Asistida por Animales de

    Compañía): las características que posee el animal deben adaptarse a la problemática a

    tratar, deben estar entrenados para trabajar por ejemplo en hospitales y comportarse de una

    manera adecuada frente a situaciones inesperadas.

    La autora Valiño (2014) cita la situación planteada por Villalva y Ochoa (2007), donde

    hace unos 12.000 años, en una tumba en Israel, se encontraron restos fósiles de una

  • 11

    persona abrazada a su perro, como una forma de resaltar el vinculo tan profundo que se

    puede desencadenar entre hombre-animal y la importancia de los mecanismos afectivos,

    donde los mismos generan beneficios o cambios que se producen en la rehabilitación.

    1.3 Beneficios de las TAACAs

    Según Dimitrijevi (2009, citado en Muñoz, 2013) la terapia asistida con animales

    proporciona interacciones de carácter positivo entre un animal y el ser humano, y en

    acompañamiento de la supervisión de un terapeuta contribuye a la recuperación de la

    persona, tanto física, mental y emocionalmente.

    Mediante las terapias asistidas con animales Zamarra (2002) expone que se logra una

    estimulación del desarrollo psicomotor y del lenguaje, aumento del nivel de autoestima,

    disminución de sensaciones de miedo, entre otros. Los niños aprenden gracias a los

    animales sobre la vida, la reproducción, el nacimiento, las enfermedades, los accidentes, la

    muerte, y otros acontecimientos que viven a lo largo de su desarrollo, logrando así, empatía

    con el animal (Martínez, 2008).

    Zamarra (2002) también plantea que en niños discapacitados física o psíquicamente,

    con trastornos mentales, trastornos emocionales, jóvenes infractores y demás, mediante el

    contacto y cuidado de los animales se genera un aumento de la autoestima, asumiendo

    responsabilidades y desarrollando su afectividad. Es lo que Martínez (2008) trae como el

    beneficio de aceptación, ya que a diferencia de los seres humanos los animales no se basan

    en lo externo para sentir afecto o cariño por el otro. Por este motivo es que los pacientes se

    sienten queridos y a la vez son capaces de querer.

    Martínez (2008) expresa el beneficio del enfoque externo, haciendo referencia a que la

    terapia con animales ayuda por ejemplo a las personas con retraso mental a salirse de su

    entorno, logrando no pensar en la magnitud de sus problemas, sino a enfocarse plenamente

    en los animales.

    Zamarra (2002) plantea que en el momento de incluir a los animales a los centros

    penitenciarios se puede observar la disminución de actos violentos, suicidios, adicciones,

    pudiéndose observar una mejora de la relación entre los internos y con los funcionarios de la

    prisión, donde se logra mejorar la autoestima, surgiendo así sentimientos de piedad,

    confianza, y paciencia. Martínez (2008) destaca la importancia del beneficio de la

    socialización, que surge en dichas instituciones, donde las personas se encuentran más

    contentas, donde se modifica su estado de ánimo, disminuyendo la ansiedad y el estrés.

  • 12

    Esta socialización surge en base a tres tipos de relacionamiento: entre los pacientes;

    entre los pacientes y el grupo de trabajo; y entre los pacientes, el grupo de trabajo y sus

    familias.

    Es muy frecuente que los pacientes proyecten sus sentimientos y experiencias hacia el

    animal (Melson, 2000-2001, citado en Martínez, 2008).

    Signes (s.f) señala que las Terapias o Actividades con Animales asisten a disminuir el

    impacto de la discapacidad y mejorar la calidad de vida de estas personas tanto a nivel

    físico, psíquico, emocional y se plantea que con el animal se pueden trabajar diferentes

    áreas como:

    I. Área psicológica y cognitiva: se visualiza un aumento de la capacidad atencional,

    mejora en la autoestima, confianza en sí mismo, y logros en la adaptación.

    II. Área de la comunicación y del lenguaje: facilitación de la comunicación tanto verbal

    como no verbal, la formulación correcta de las frases, mejora en la articulación de las

    palabras, el aprender el nombre de personas que resulten importantes para el paciente,

    entre otras.

    III. Área psicomotora: avance en la coordinación, en los reflejos, en la movilidad y en la

    habilidad motora y así la mejora en la relajación de los músculos.

    IV. Área de aprendizaje: poder aprender de la responsabilidad, en relación a los

    cuidados por ejemplo que se brindan al perro o al caballo (higiene y alimentación), el

    intercambio de juegos y su adiestramiento.

    V. Área de socialización: poder interactuar con el otro, que se desarrolle respeto hacia

    los animales, que surja el deseo de realizar actividades en grupo.

    A los animales en las sesiones de Terapia o Actividad se los puede utilizar como

    estimulo multisensorial ya que son capaces de captar la atención y motivación del paciente

    mejorando de esta manera su cooperación en la terapia, obteniéndose como resultado

    mejoras en su rehabilitación.

    Serpell (2003) señala que los animales pueden inducir un estado de relajación

    inmediata, psicológicamente tranquilizador, por el simple hecho de atraer y mantener

    nuestra atención (citado en Signes, s/f).

    En relación a lo expuesto prestando interés o atención a un animal, el paciente puede

    disminuir por ejemplo la sensación de dolor corporal y la magnitud de sus problemas. El

    implementar las caricias, darle de comer, el cepillado, jugar con un animal (vistos como

    reforzadores según Signes, s/f) genera movimientos en el paciente, logrando trabajar la

    motricidad, brindando estímulos hacia aquellas personas que tienen afectadas las

    habilidades motoras.

    Mediante la interacción con el animal pueden desencadenarse comportamientos

    divertidos que provocan la alegría, y este sentimiento influye en el humor, resultando

  • 13

    beneficioso para mejorar el estado mental de una persona. Las investigaciones demuestran

    su gran valor para fomentar el buen humor, la risa y el juego, y también un sentimiento de

    autovaloración (McCulloch, 1984, citado en Signes, s.f).

    Dado que los animales no pueden juzgar, la confianza en uno mismo y la

    autoestima pueden mejorar gracias al contacto con estos. Las personas suelen estar

    cohibidas debido a sus deficiencias físicas durante (o después) de una enfermedad o

    un accidente. Estas deficiencias pueden ir desde problemas de expresión oral hasta

    la falta de coordinación muscular o de movimientos. Los pacientes notan rápidamente

    cuando los cambios que han experimentado hacen que los demás se sientan

    incómodos. Los animales se convierten en un recurso maravilloso para quienes

    necesitan desesperadamente ser aceptados sin condiciones. A los animales no les

    importa que alguien tenga defectos de pronunciación o diga cosas sin sentido. Dejan

    que los pacientes se relajen y simplemente disfruten del contacto físico directo que

    supone sostener y acariciar una criatura viva. (Granger y Kogan, 2.003, citado en

    Signes, s.f)

    Capítulo II: Equinoterapia

    2.1 Surgimiento

    Para establecer un orden al lector, fue necesario comenzar exponiendo el concepto de

    TAACAs así como sus antecedentes históricos, para ahora detenernos específicamente en

    la Terapia Asistida con Caballos o Equinoterapia, como una forma de poder comprender la

    importancia y la evolución de esta actividad terapéutica al día de hoy.

    A lo largo de la historia de la humanidad el caballo ha servido al hombre, ya sea como

    medio de transporte, en la agricultura, la ganadería o en el deporte. A partir del siglo I A.C.,

    la monta a caballo se practicaba principalmente en el pueblo de los asirios. Desde allí en

    adelante, el caballo se encuentra fielmente ligado al hombre prestando su nobleza y

    servicio.

    Desde los tiempos de Hipócrates (460 A.C, citado en Falke, 2009) se hace referencia a

    los beneficios que tenía la monta para la salud, y en su libro “Las Dietas” recomendaba la

    equitación para “regenerar la salud y preservar al cuerpo humano de muchas dolencias”

    (p.16). Autores de la medicina, la ciencia, la filosofía y la antropología, en algunos de sus

    trabajos científicos, hacían mención al caballo como co- terapeuta.

  • 14

    En 1875, el neurólogo Francés Chassiagnac descubre que el trote del caballo mejora

    el equilibrio, el movimiento articulatorio y el control muscular, restableciendo el estado de

    ánimo.

    La primera referencia al uso terapéutico del caballo surge al final de la Primera Guerra

    Mundial en Gran Bretaña, donde Olive Sands, dama inglesa que trabajaba como voluntaria,

    puso sus caballos a disposición del Hospital Ortopédico de Oswentry (1901) para beneficiar

    a los pacientes que allí eran atendidos, lo que dio muy buenos resultados. En 1917, se

    funda el primer grupo de Equinoterapia para atender al gran número de heridos que dejaba

    la Guerra en el Hospital Universitario de Oxford.

    Lis Hartel, una joven danesa de 16 años quien practicaba la equitación, contribuye a la

    difusión de los beneficios por medio de la monta a caballo. Siendo adulta sufre de

    poliomielitis, la cual produce una lesión de las astas anteriores o motoras de la médula,

    provocando atrofia muscular y parálisis a nivel medular.

    Lis estuvo cinco años trasladándose en silla de ruedas, y gracias a su pasión por los

    caballos, continuó practicando la actividad con la ayuda de su fisioterapeuta. Hasta que en

    las olimpiadas de 1952 obtiene la medalla de plata en adiestramiento, compitiendo con los

    mejores jinetes del mundo. Donde el jurado pudo darse cuenta de su discapacidad una vez

    terminada la prueba cuando tuvo que subir al podio con sus muletas, despertando allí el

    interés de la comunidad médica. En las Olimpiadas de 1956 en Melburne repitió la hazaña, y

    mediante esta experiencia logro llamar la atención de muchas personas a nivel mundial con

    respecto a los beneficios que le brindo su rehabilitación a través del caballo.

    Desde el año 1960 se generaliza la utilización de esta terapia de forma continua en

    Alemania, Austria, Suiza, Noruega, Inglaterra y Francia, comenzando a emplearse el término

    hipoterapia. En Estados Unidos en 1969 se funda la asociación ecuestre de discapacitados,

    también conocida como la “North American Riding for the handicapped Association”

    (NARHA). Donde se proporciona formación y certificación a instructores de equitación

    terapéutica y se ratifica los centros terapéuticos de equitación.

    Hoy en día existen diversos programas desarrollados en países de Europa, como

    Austria, Alemania, Francia, Dinamarca, Bélgica, Finlandia, Holanda, Italia, Irlanda,

    Luxemburgo, Noruega, Polonia, España, Suecia y Suiza (Teichman, 1994, citado en Gross,

    2006). En el continente Americano la Terapia Asistida Con Caballos, se emplea en Estados

    Unidos y Canadá. Siendo en Latinoamérica poco conocida y concurriendo al último

    Congreso Internacional de 1997, en Denver, Estados Unidos solamente representantes de

    México, Argentina y Brasil.

  • 15

    2.2 Desarrollo en Uruguay

    Como ya mencionamos a nivel mundial desde la década del 50 se emplea esta

    terapia, pero en el caso de Uruguay comienza a practicarse a mediados de los 90. Ya que

    no existían antecedentes en este país sobre la Terapia Asistida Con Caballos, por lo que se

    tornaba una tarea difícil poder conocerla, profundizarla y practicarla (Ce.Na.F.R.E, s/f.).

    Por este motivo, es que se solicita al Ministerio de Relaciones Exteriores tanto

    información acerca de la terapia, como capacitación para los profesores de equitación en el

    exterior. Fue así que en el año 1996 se comienza a trabajar con niños y adolescentes que

    pertenecían a la Asociación Amaneceres, la cual se forma en 1994 por un grupo de padres

    de jóvenes con discapacidad intelectual, quienes continúan trabajando hasta el día de hoy

    en Montevideo.

    El 22 de abril del año 2001 se aprueban los Estatutos de la Asociación Nacional de

    Rehabilitación Ecuestre “Dr. Carlos Barboza Pereira” (A.N.R.E), creándose una asociación

    sin fines de lucro, cuya finalidad es difundir y promover el desarrollo de la Equinoterapia por

    todo el país como una herramienta de rehabilitación integral, la cual sólo puede concebirse

    como parte de un proceso guiado por un equipo multidisciplinario de atención y seguimiento,

    integrado por Médicos y profesionales especializados en rehabilitación.

    Por otra parte surge en Uruguay la Escuela de Equitación del Ejército, denominada

    Centro Nacional de Fomento y Rehabilitación Ecuestre (Ce.Na.F.R.E.). La misma fue creada

    el 1 de julio de 2003, iniciándose con 24 centros asociados en todo el país, atendiendo en

    forma gratuita a un número cada vez más elevado de personas con alguna discapacidad.

    Actualmente cuenta con equipos interdisciplinarios formados por profesionales de la salud,

    de la educación, psicólogos, médicos, psicomotrisistas, fisioterapeutas, profesores de

    educación física, profesores de equitación e instructores de Equinoterapia.

    El Ce.Na.FRE. está asociado a la Federación Ecuestre Internacional para la educación

    y la terapia F.R.D.I (Federation of Horses in Education and Therapy International) y se ha

    convertido en un centro modelo en América del Sur. Al día de la fecha se realiza la

    equinoterapia en 32 centros en todo el país, pudiendo observar excelentes resultados

    beneficiosos para las personas con alguna patología.

    Tanto aquí como en el centro de Rehabilitación Ecuestre “Sin Límites”, se llevan a

    cabo los cursos de Instructor de Rehabilitación ecuestre. Este se ubica en Carrasco Polo, y

    es el primer centro de Equinoterapia de Uruguay que utiliza los mismos métodos que la

    NARHA en Estados Unidos.

  • 16

    En Uruguay además de los mencionados anteriormente, existen más centros donde

    se practica la Equinoterapia, como lo son: Baconao (Prado, Montevideo), Pynandi (parque

    Fernando García, Cno. Carrasco, Montevideo), El Resuello (Treinta y Tres), Escuela

    Especial No. 236 (Nuevo París, Montevideo), Hospital Saint-Bois (Colón, Montevideo) y

    Centro ecuestre Pegasus, entre otros.

    Cabe hacer mención a los convenios que apoyan la realización de la Equinoterapia

    respecto a la rehabilitación de personas con discapacidad, como lo son los propuestos por el

    Banco de Previsión Social (BPS). Éste, fomenta distintos programas donde apoya a las

    instituciones sin fines de lucro que trabajan con personas discapacitadas, con la

    responsabilidad del Estado de integrarlas en la sociedad. También destacar por ejemplo la

    ayuda económica proporcionada por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), gracias a la

    cual se pudieron comprar distintos materiales necesarios para poder seguir trabajando y

    brindando la realización de dicha terapia en el Centro Nacional de Fomento de

    Rehabilitación Ecuestre llamado “Artilleros del Cerrito”, donde se atienden 65 personas,

    mayormente niños, con discapacidades motrices e intelectuales, problemas emocionales,

    sociales y demás (Fuente: www.mides.gub.uy).

    “El caballo es un animal fuertemente ligado al hombre desde tiempos remotos. Su

    belleza, inteligencia y capacidad de trabajo, pero sobre todo su lealtad y compañerismo para

    con las personas, lo transforman en un aliado ideal” (Hernández, Luján, 2006, p.70).

    2.3 ¿Que es la Equinoterapia?

    La palabra Equino es un adjetivo que determina todo aquello en relación al caballo.

    Esta palabra es de origen latín “equus” que significa “caballo” y el sufijo “-inus” que

    expresa “pertenencia”. Y del griego “therapia” que significa “tratamiento médico”.

    Son varias las definiciones que se encuentran sobre la Equinoterapia, de las cuales

    destacaremos dos, por resultar pertinentes para el presente trabajo. Una de ellas, es de la

    Fundación Establo terapéutico (FACET), que a su vez se basa en la definición de la

    Associação Nacional de Equinoterapia (ANDE, Brasil) donde:

    La Equinoterapia es un método terapéutico y educacional, que tiene al caballo

    como MEDIADOR / FACILITADOR TERAPEUTICO, y su ambiente como medio

    dentro del abordaje multidisciplinario, en las áreas de salud, educación y equitación,

    buscando el desenvolvimiento bio-psico-social, de personas con necesidades

  • 17

    especiales, impedimentos, incapacidad, discapacidad (OMS 1980)así como también

    otras enfermedades.(p.18)

    Y la siguiente definición sobre la Terapia Asistida Con Caballos que la delimita en su

    totalidad, es la utilizada por la Asociación Nacional de Rehabilitación Ecuestre (ANRE),

    quienes manifiestan que conceptualmente la Equinoterapia refiere a:

    la técnica que basada en el aprovechamiento de las cualidades naturales del

    caballo y empleada en una perspectiva de habilitación o rehabilitación integral del

    individuo- esto es, concibiéndolo como un ser biopsicosocial, portador de una o

    múltiples discapacidades- integra de manera armónica elementos vinculados a las

    áreas de salud, educación y equitación, en un abordaje necesariamente

    multidisciplinario y procurando su máxima eficacia terapéutica. (ANRE, 1999: 1)

    Aludiendo a Hernández y Luján (2006), cabe mencionar que la Equinoterapia es una

    terapia tanto física como psicológica la cual se puede utilizar como tratamiento rehabilitador

    alternativo para pacientes con distintas discapacidades, utilizando para dicho fin el caballo,

    actuando como un método complementario de las técnicas de rehabilitación convencionales

    (fisioterapia, fisiatría, psicomotricidad, etc.).

    Según Vives (2004, citado en Morey, 2014): “es una Metodología de rehabilitación

    complementaria, diseñada, ejecutada y evaluada por un técnico especialista en la que utiliza

    el caballo y todo su entorno para intervenir sobre diferentes áreas que conforman el

    desarrollo integral de la persona” (p.50). Esto coincide con lo planteado por el autor Falke

    (2009) quien expresa, que es conveniente que la Equinoterapia se desarrolle con un

    capacitado equipo interdisciplinario del cual formen parte psicólogos, asistente sociales,

    psicopedagogos, psiquiatras, veterinarios, kinesiólogos, profesores de educación física,

    instructores de equitación.

    Por otra parte, Fernández (2013) expresa que en muchos sectores de la sociedad se

    instala la idea de que las personas con discapacidad deben someterse a un tratamiento de

    rehabilitación, entendiendo la misma como un medio para brindar al paciente la mayor

    independencia posible, teniendo en cuenta las posibilidades y motivaciones del mismo, así

    como el apoyo de quienes lo rodean con el fin de promover su inclusión. La rehabilitación y

    la habilitación son procesos destinados a permitir que las personas con discapacidad

    alcancen y mantengan un nivel óptimo de desempeño físico, sensorial, intelectual,

    psicológico y/o social (OMS, 2015).

    Es así que la Equinoterapia surge como una estrategia de intervención que reúne las

    condiciones necesarias en la aplicación de una disciplina ecuestre, pero donde es

    fundamental la relación afectiva que se produce con el caballo, para poder ayudar a las

  • 18

    personas entre otras cosas, a la adaptación social y así poder disminuir sus conflictos

    (Ernst; De la Fuente ,2007).

    Al respecto Castillo (s/f), como ya lo hemos mencionado anteriormente, al considerarla

    una terapia integral complementaria a las terapias médicas, plantea que la misma debe ser

    utilizada “además de” y no “en lugar de”, situando al caballo como mediador/facilitador

    terapéutico (p.2). La Equinoterapia se ha utilizado a lo largo de la historia de la medicina

    para el tratamiento de distintas enfermedades, pero desde el año 1990, su empleo en el

    abordaje de la discapacidad infantil aumento (Pérez, Rodríguez, Rodríguez, 2008). Esta

    interacción que se produce entre el caballo, el entrenador y el paciente genera estímulos

    para el desarrollo de sus habilidades físicas, del lenguaje y de su personalidad (Uribe,

    Restrepo, Yajaira, 2012).

    Como mencionábamos anteriormente, algunos autores como Falke (2009) consideran

    al caballo un “co-terapeuta” permitiendo al paciente a través de la intervención adquirir más

    confianza en sí mismo, y así afianzar su personalidad y mejorar tanto la comunicación

    individual, como la grupal.

    2.4 ¿Por qué el caballo?

    El caballo logra transmitirle al hombre tranquilidad y seguridad. Ya que la acción de

    poder dirigir el comportamiento de un ser, del tamaño y fuerza del caballo (cuyo peso llega a

    alcanzar los 500 Kg) genera emociones gratificantes. Esto genera entre el caballo y el

    paciente, afecto y respeto (Ernst; De la Fuente, 2007).

    Los movimientos (o “aires” según Fernández, 2013) naturales del caballo son paso,

    trote y galope. Siendo el paso el que se utiliza dentro de la Equinoterapia, ya que produce

    en el equino y en el paciente, una serie de movimientos simultáneos que obtienen como

    resultado un movimiento tridimensional. Cada paso que realiza el caballo es similar al

    caminar humano. Esto no aparece en el trote y el galope debido a que son movimientos

    exaltados, donde existe un tiempo donde no se toca con ninguna de sus partes el suelo

    (Fernández, 2013).

    Por otro lado un aspecto positivo a destacar es que es un animal que nos traslada a un

    nuevo hábitat, ya que la terapia generalmente se practica en espacios abiertos, al aire libre,

    en constante interacción con la naturaleza, donde los cambios de conducta pueden ser más

    factibles, proporcionando así una nueva apreciación de la realidad (Ernst; De la Fuente,

    2007).

    Al respecto Fernández (2013) plantea que las terapias con caballos dan la posibilidad

    de cambiar de ambiente y lograr poder salir por un momento de los espacios tradicionales

  • 19

    donde se realizan las terapias médicas, realizar la habilitación/rehabilitación desde una

    nueva perspectiva en contacto directo con la naturaleza. Las actividades que se realizan al

    aire libre producen emociones agradables, placenteras, tanto la sensación del viento por

    ejemplo como del sol sobre la piel. Las mismas son fuentes de conexión con el entorno que

    nos rodea y ayudan a construir una imagen más amplia del mismo y principalmente de

    nosotros mismos. Este ambiente facilitador genera la necesidad de apropiarse del nuevo

    entorno, con otras personas o con el animal, lo cual va a repercutir tanto en las instituciones,

    como principalmente en la familia.

    Hernández y Luján (2006) expresan que el contacto con el caballo y el ambiente

    donde se desarrolla la terapia permiten estimular el sentido de responsabilidad y la

    capacidad de ejecución, permitiendo lograr un desarrollo pleno y dejando de lado solamente

    la concurrencia a consultorios médicos, psicológicos o psicopedagógicos. Por lo tanto, la

    relación de afecto que surge entre humano-animal dentro de este nuevo hábitat también es

    terapéutica. El vínculo afectivo que se genera cuando se logra la transferencia emocional

    entre ambos produce que a partir de ese momento, las intervenciones terapéuticas alcancen

    el máximo valor y capacidad de progresión (Ernst; De la fuente, 2007).

    Gross (2006) expresa que el caballo que se requiere para esta terapia es un caballo

    no muy grande, con movimientos suaves, regulares, preferentemente un caballo de

    conformación rectangular, ya que su lomo posee suficiente espacio para realizar el

    backriding o monta gemela, la cual es una técnica donde el terapeuta se sienta sobre el

    caballo detrás del paciente para poder alinear su postura durante la monta. Por lo que se

    requiere un caballo musculoso y con resistencia para poder trabajar sin albardón y soportar

    el peso de dos personas como lo es en este caso.

    El lomo del caballo es lo principal para que se realice satisfactoriamente la terapia, por

    lo tanto se debe observar con atención el desarrollo de los músculos lumbares. Un buen

    caballo para este tipo de terapias es un equino con temperamento tranquilo, que demuestre

    sensibilidad al ayudar al paciente.

    Serra, Pérez, Vergara y Viladrich, (2011) plantean que el perfil del caballo es

    importante a la hora de realizar la terapia. Ya que las personas deben sentirse seguras, por

    lo que el caballo no debe ser demasiado alto para no ocasionar sentimientos de miedo e

    inseguridad, además de dificultarle al terapeuta la enseñanza de una correcta postura y un

    adecuado manejo.

    Sobre el equino, el jinete se encuentra por encima de su propia altura adaptándose a

    su lomo redondeado y móvil alejándose de la horizontalidad del suelo, lo cual difiere de las

    camillas de tratamiento fisioterapéutico (Ernst; De la fuente, 2007).

    Estas características que son propias del caballo generan diversos beneficios que se

    producen en la interacción con el paciente, los cuales son diferentes a los que se alcanzan

  • 20

    en las terapias convencionales donde no se utiliza el animal. El paciente mediante la

    Equinoterapia experimenta diversión, placer y alegría al montar a caballo. Los pacientes

    habitualmente disfrutan de la monta, logrando una estrecha relación afectiva con el mismo

    (Castillo, s/f).

    Es así que Falke (2009) plantea algunos beneficios en base a los movimientos

    tridimensionales que realiza el caballo, estimulando la sensibilidad neuromotora y sensorial

    del paciente. Esto permite mejorar y controlar el equilibrio tanto dinámico, como estático. Se

    obtiene de esta manera:

    Control de la postura y del tono muscular.

    Coordinación neuromotora y orientación: espacio temporal, lateralidad.

    Estimulación perceptiva atención y concentración.

    Por otra parte Hernández y Luján (2006) consideran que si la práctica

    equinoterapéutica es constante permite al paciente acceder a realizar un ejercicio

    emocionante, recreativo, saludable donde puede lograr un nuevo estilo de vida para afrontar

    su cotidianidad. Alcanzando una mejor elasticidad, cambios favorables en su estado de

    ánimo, y así una mejor condición física general. Permitiéndole aumentar su autoestima y

    adquirir mayor confianza e independencia en forma progresiva. Esta elevada autoestima le

    permitirá al paciente integración y mayor vinculo con su entorno y con la sociedad.

    Uno de los beneficios fundamentales planteados por Gross (2009) es la estimulación

    del sistema digestivo provocado por la movilización del cinturón pélvico, ocasionada por los

    impulsos rítmicos que este manifiesta, ya que el buen funcionamiento de los intestinos es de

    vital importancia para el bienestar.

    Continuando con algunos de los beneficios de la Equinoterapia la autora propone entre

    otros de los mencionados anteriormente: la coordinación psicomotriz, la flexibilidad, la fuerza

    muscular y la comunicación. Existiendo dos tipos de comunicación: verbal y no verbal

    (“análoga” según Gross, 2009). Nos referimos a esta, cómo aquella comunicación gestual,

    donde la información se recibe mediante señales corporales, como expresión facial,

    contacto visual y diferentes posturas. En el caso del contacto con el equino, se da en mayor

    grado la comunicación no verbal, porque el mismo es capaz de expresarse por medio de

    gestos corporales.

    Este intercambio de información que se produce entre el caballo y el paciente, nos

    lleva a una comunicación aún más profunda, aunque este último no hable, como lo es en el

    caso de algunos pacientes con autismo, parálisis cerebral o sordomudos. Es el paciente

    quien va a ir poniéndole significantes a los gestos o emociones del caballo, teniendo la

    posibilidad de poder poner en palabras esas sensaciones (Gross, 2006).

  • 21

    Al momento de realizar diferentes actividades con el caballo como lo son la limpieza, la

    alimentación (como una forma de gratificación), el tocar sus diferentes partes, escuchar los

    diferentes ruidos que manifiesta, hace que aumente la comunicación. Ya que mediante estos

    cuidados se logran relajar tensiones emocionales, libreando la angustia e inseguridades

    (Fernández, 2013).

    Como lo hemos planteado anteriormente en los beneficios de las TAACAs, a través de

    las diferentes actividades que se realizan se genera el beneficio de la motivación intentando

    buscar diversas soluciones a las dificultades de aprendizaje y adaptación que presentan las

    personas afectadas por alguna discapacidad, partiendo siempre de la posibilidad de re-

    educar (Fundación Epona, s/f).

    Otros beneficios que brinda la Equinoterapia planteados por Orpesa, García, Puente,

    Matute, 2009 son la corrección de problemas conductuales (aislamiento, agresividad),

    disminución de la ansiedad, mejora el autocontrol de las emociones, ejercita la memoria,

    entre otros.

    2.5 Principios terapéuticos

    Las características morfológicas del caballo y los beneficios que este produce en cada

    paciente son en base a los tres principios terapéuticos en los que se asienta la

    Equinoterapia. Según Gross (2006) los mismos son: a) transmisión del calor corporal, b)

    transmisión de impulsos rítmicos y c) el movimiento tridimensional.

    a) La transmisión del calor corporal: los caballos poseen un calor corporal de 38°C, por

    lo tanto la temperatura corporal es mayor a la nuestra. Esta transmisión de calor entre el

    equino y el humano ayuda a la relajación de los músculos y ligamentos provocando la

    sensopercepcion táctil. En general el flujo sanguíneo que se genera estimula el sistema

    circulatorio, de manera que beneficia la función fisiológica de los órganos internos. Este

    calor que penetra en los músculos del cinturón pélvico, provoca mayor flexibilidad y

    estabilidad, recuperando precisamente la correcta posición vertical del paciente.

    Este principio posee valor psicoterapéutico ya que actúa como instrumento en el área

    psicoafectiva, uniendo la temperatura corporal con el movimiento suave y rítmico del caballo

    que provoca la sensación de ser mecido, lo que genera sentimientos de seguridad,

    confianza, afecto y protección. Este tipo de terapia como ya mencionamos, ayuda al

    paciente a restaurar su autoconfianza y autoaceptación.

    b) La transmisión de impulsos rítmicos: se propaga hacia la cabeza por medio de la

    columna vertebral, provocando diferentes reacciones de equilibrio y enderezamiento del

    tronco. Al caminar al paso se transmiten de 90 a 110 impulsos por minuto a la pelvis, y al

  • 22

    caminar en trote aumenta la intensidad de estos. Los impulsos son provocados por los

    músculos lumbares y ventrales del caballo, donde los mismos se contraen y distienden

    alternadamente de forma rítmica y regular en el paso y el trote. Estos impulsos fisiológicos

    son un acto de coordinación entre el tronco y la cabeza, donde se entrena la coordinación

    psicomotriz de éstas partes sin ser utilizadas las piernas. De esta forma se logra la

    estabilización de las partes constituyendo la base para la ejecución de la marcha

    independiente. Uno de los propósitos de la Equinoterapia, consiste en proporcionar

    estímulos fisiológicos para regularizar el tono muscular y desarrollar el movimiento.

    El valor psicoterapéutico se refiere a que los impulsos rítmicos provocan en el paciente

    una gama de experiencias psicosensoriales, que pueden aprovecharse con un adecuado

    manejo. El efecto mecedor del caballo, al igual que en la trasmisión de calor, liberan

    bloqueos psíquicos. Los impulsos no solo movilizan el cuerpo del jinete, sino también todo

    su ser psíquico. La sensación de poder avanzar y moverse sin aplicar una acción propia,

    podría ser un factor clave en la relajación de la psiquis.

    c) La transmisión de un patrón de locomoción: el patrón de marcha del caballo es muy

    parecido al del humano. Este patrón que el paciente realiza durante la monta, se graba en el

    cerebro y se automatiza, lo que posibilita su transferencia a la marcha pedestre (Strauss,

    1991, citado en Gross, 2006). La sensación de avanzar hacia delante, directo y sin

    obstáculos que proporciona este movimiento puede ejercer enorme influencia positiva sobre

    un estado psíquico depresivo.

    Al respecto Falke (2009) plantea que el movimiento del cuerpo sobre el caballo,

    produce diferentes modificaciones orgánicas y subjetivas. Siendo necesario recordar que las

    consideraciones sobre este movimiento, son aplicables para cada uno de los pacientes

    según la patología existente.

    Por su parte Gross (2006) expresa en cuanto al valor psicoterapéutico, que cuando el

    paciente logra adaptarse al movimiento del caballo siente que puede recuperar su confianza

    y la de su entorno. Con la estimulación al cinturón pélvico que se produce mediante este

    movimiento, se puede inducir la liberación de emociones reprimidas y bloqueos psíquicos

    como mencionábamos, restituyendo de esa forma el deseo de vivir (Mehlem, 1997, citado

    en Gross 2006).

    Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se

    compone de infinitas llegadas. Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra

    de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la

    piedra extraña. Pareciera que el camino va inventando sorpresas para goce del alma

    del viajero.

    Atahualpa Yupanqui (Citado en Fernández, A. 2013, p.107)

  • 23

    2.6 Clasificación

    En el Congreso Internacional de Equitación Terapéutica realizado en el año 1988 en

    Toronto (Canadá), se definieron los límites que marcan los diferentes tipos de terapia

    ecuestre, validada posteriormente a nivel internacional por la Federation of Riding forthe

    Disabled International (FRDI). Dividiendo a la Equinoterapia en tres áreas: 1°) Hipoterapia

    (pasiva o activa), 2°) Monta terapéutica y 3°) Equitación como deporte para discapacitados

    (Gross 2006).

    1°) Hipoterapia

    Se utiliza cuando el paciente no puede llevar el mando del caballo, ya que no posee

    las condiciones físicas ni psíquicas debido a su discapacidad (Romerá, 2006, citado en

    García, 2010). Por lo tanto debe encontrarse bajo la supervisión de profesionales. Con

    respecto a esta terapia se puede dividir en dos tipos, la pasiva y la activa. En la primera el

    paciente monta sin montura y logra adaptarse pasivamente al movimiento del caballo,

    aprovechando de esta manera los tres principios terapéuticos del equino, el calor corporal, el

    impulso rítmico y el movimiento tridimensional ya explicados. Aquí se utiliza la denominada

    anteriormente monta gemela o back riding, para que el terapeuta se siente detrás del

    paciente apoyándolo para lograr alinear su postura.

    En la Hipoterapia activa se suman la realización de ejercicios neuromusculares que

    estimulan en mayor grado la normalización del tono muscular, el equilibrio, la coordinación

    psicomotriz y la simetría corporal (Gross, 2006). Al ser considerada la Equinoterapia como

    una terapia integral actuando diferentes disciplinas, se logra trabajar en estrecha relación

    entre el médico de cabecera del paciente y el terapeuta que lleva a cabo la Hipoterapia.

    2°) Monta terapéutica

    Es utilizada en forma de fisioterapia, tratando disfunciones psicomotoras y

    sensomotoras actuando también como psicoterapia. Realizando ejercicios neuromusculares

    y gimnásticos, en combinación con juegos terapéuticos, logrando las condiciones para que

    el paciente pueda conducir solo el caballo.

    3°) Equitación como deporte

    En este punto la monta a caballo se realiza como deporte, dándoles la oportunidad a

    personas con ciertas discapacidades físicas de integrarse a la vida deportiva, encontrando

    su plena satisfacción por medio del deporte ecuestre (Gross, 2009). Por su parte castillo (s/f)

    denomina a la misma como “equitación adaptada”, necesitando de adaptaciones como

    rampas, escaleras, estribos, entre otros, para lograr acceder o manejar el caballo. La misma

    es utilizada por ejemplo por personas con paraplejia y hemiplejia. Y por otro lado también

  • 24

    incluye el término Equinoterapia Social, definiéndola como una disciplina que se fundamenta

    en la relación afectiva que se produce con el caballo, para poder ayudar a las personas a

    que se integren socialmente (ej.: personas que provienen de contexto critico, rehabilitación

    con adictos, presos), siendo el equino un elemento de unión entre uno mismo y la sociedad

    en la cual se está inmerso.

    Capítulo III: Equinoterapia como proceso colectivo

    3.1 Actores sociales participantes

    Podemos entender el término “actores sociales” como el conjunto de sujetos activos

    que inciden en los diferentes procesos (económicos, políticos, culturales) de la comunidad

    de la que son parte. Los mismos asumen determinado rol social enmarcado en el contexto y

    encuadre establecido, en este caso en la práctica equinoterapéutica. Entre ellos:

    El paciente (o practicante): es aquel que practica la Equinoterapia.

    Podemos encontrar al que posee cierta patología utilizando la misma como medio de

    rehabilitación; el que asiste por algún trastorno conductual o de aprendizaje; el que

    proviene de un contexto social vulnerable y la utiliza como medio de socialización, y

    el que asiste simplemente por el gusto a la actividad de andar a caballo.

    El equipo interdisciplinario: son aquellos profesionales (médicos,

    psicólogos, pedagogos, psicomotricistas, fisioterapeutas, instructores de equitación,

    etc.) que integran el equipo de trabajo para el desarrollo de la Equinoterapia, a través

    de sus diferentes conocimientos y /o experiencias.

    La familia: aquí incluimos el entorno más próximo del paciente, ya sea

    su familia, cuidadores y/o responsables. Son aquellos que acompañan al practicante

    a sus sesiones de Equinoterapia, siendo parte también del proceso terapéutico.

    A lo largo del trabajo ya hemos ido mencionando el rol que adquiere el paciente como

    beneficiario de los principios terapéuticos que brinda la realización de la Equinoterapia, por

    lo cual en este último capítulo haremos hincapié en los otros dos actores señalados: el

    equipo y la familia.

    Es fundamental resaltar que aunque aquí se los diferencie (con el fin de aclarar cada

    término), estos tres actores forman parte de un proceso colectivo en el cual se

    retroalimentan continuamente.

  • 25

    3.2 Importancia del equipo interdisciplinario

    El trabajar en equipo brinda mayores posibilidades para resolver problemas, que si se

    realiza de forma individual, siendo así una necesidad inevitable el trabajar en grupo frente a

    distintas situaciones o tareas. Egg y Aguilar (2001) plantean la diferencia entre trabajo en

    equipo y trabajo interdisciplinario, donde el primero se puede lograr con personas que

    pertenecen a diferentes profesiones, sin que eso sea estrictamente un trabajo

    interdisciplinario. Pero no se puede realizar el mismo sin la conformación de un equipo

    integrado por diferentes profesionales o disciplinas.

    Pozner (2000) afirma que: “…fomentar la capacidad de trabajar en equipo supone abrir

    espacios para el diálogo que posibiliten el flujo de los significados individuales para crear un

    "pensamiento de conjunto” (p.12).

    Fainstein (s/f) afirma que las personas que integran el equipo de trabajo, lo abordan

    desde sus conocimientos y experiencias y las relacionan con las de los demás miembros,

    logrando así una interacción entre los mismos.

    El objetivo principal de un equipo nunca esta dado por sí mismo, sino por la

    organización de la cual forman parte. Un equipo puede proponer estrategias, proyectos,

    metodologías para trabajar, como surge en la Equinoterapia, pero siempre enmarcado en

    determinada organización (Castro s/f).

    Tal como lo planteaban Egg y Aguilar (2001), Pizarro (s/f) también alude a que las

    acciones que se producen en forma aislada no son tan eficaces como las que se realizan en

    el trabajo en grupo e integrado. Es relevante destacar dos tipos de equipos, teniendo en

    cuenta que a lo largo de nuestro trabajo algunos autores hacen referencia a la composición

    de los equipos que trabajan en la práctica de la Equinoterapia de una manera u otra. Por un

    lado el equipo multidisciplinario y por otro el interdisciplinario; el primero es aquel que está

    formado por un grupo de profesionales en base a distintas disciplinas, donde uno de los

    integrantes es el responsable del trabajo que se realiza. Siendo necesario el aporte del resto

    de los profesionales para el logro de los objetivos propuestos. Según Valdez (s/f) en el

    equipo multidisciplinario cada uno es capaz de posicionarse desde su enfoque, basando su

    objeto de estudio desde su profesión, involucrando de esta manera al menos dos disciplinas,

    cada uno con un marco metodológico y teórico que la caracteriza.

    Y por otro lado, los equipos interdisciplinarios, quienes se componen por un grupo de

    profesionales, donde el trabajo y la responsabilidad son compartidas, llevando a cabo las

    acciones simultáneas bajo la jurisdicción de un responsable, en base al estudio o

    tratamiento de una situación particular. Entendiéndose como "la integración armónica de un

    conjunto de individuos que interactúan en forma duradera, para el logro de uno o varios

  • 26

    objetivos comunes, por medio de una autoridad técnica y administrativa que, aunque

    centralizada, considera la delegación de funciones" (Pizarro, s/f, p.11). Evitando la

    individualidad de las personas que integran el equipo, así como la jerarquía, logrando una

    mayor utilización de los recursos que se establecen. Por otra parte, debemos entender la

    interdisciplinariedad como un trabajo que surge de lo creativo de la producción social,

    natural y compleja.

    Debemos establecer una separación entre las actividades de recreación que se

    producen en relación con los animales, y el trabajo del equipo interdisciplinario. “…En estas

    experiencias multidisciplinarias, que son complementarias al tratamiento, no hay magia; lo

    que cura es el trabajo de especialistas, la familia y el tratamiento" (Massei, s/f, citado en

    Zooterapia, 2009).

    Podemos encontrar en los diferentes textos consultados, frases como: “el caballo

    produce, el caballo transmite, el caballo genera, el caballo co - terapeuta”. Pero al ubicar al

    caballo como protagonista, atribuyéndole cualidades curativas nos alejamos de la

    intervención humana (Fernández, 2013).

    A lo que Vasen (s/f, citado en Fernández, 2013), enuncia:

    El caballo es caballo, no educa ni rehabilita. Lo que lo convierte en una

    herramienta terapéutica, educativa y socio-recreativa, son el propósito y el sentido

    que le otorgan las personas que intervienen en la actividad realizada en interacción

    con el caballo. (pp. 30-31)

    Como lo expone Comín (2011) la Equinoterapia no solo implica montar a caballo, sino

    que es imprescindible la presencia de un equipo con una apropiada formación y una

    intervención orientada al niño y/o adolescente, en continua coordinación con el resto de

    terapeutas, de forma que se traten las dificultades del paciente de forma coordinada. El

    equipo interdisciplinario debe conocer de forma profunda como se va a interactuar con el

    paciente, y que estrategias se deben utilizar según la patología en caso de que exista la

    misma (Falke, 2009). El equipo que lleve adelante la Equinoterapia debe trabajar en

    coordinación con el equipo que habitualmente “atiende” a ese paciente, para de esta forma

    hacer un trabajo en común (Comín ,2011).

    No debemos olvidar a la discapacidad como un problema causado directamente por

    una enfermedad o trastorno que requiere de tratamientos médicos, y tampoco dejar de lado

    el aspecto social de la discapacidad, desde el punto de vista de la integración de estas

    personas al medio. Ya que la discapacidad no es solo un atributo en la persona, sino que

    interfieren un conjunto de condiciones, las cuales muchas de ellas son creadas por el

    ambiente y las barreras que el mismo presenta (Vázquez, 2008, citado en Fernández, 2013).

  • 27

    Cabe destacar que para Pichón Rivière (1973) el sujeto es definido como sujeto social:

    “El hombre es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que

    lo determinan” (citado en de Quiroga, 1990, p.9). No hay nada en él que no sea resultante

    de la interacción entre individuos, grupos y clases. Este sujeto se constituye a partir de

    estructuras y tramas vinculares, que trascienden su subjetividad de las cuales él será un

    emisario. Esto nos lleva a comprender a este sujeto como el portavoz de una situación

    protagonizada por los miembros de un grupo social, como por ejemplo su familia, con los

    que se encuentra en constante compromiso desde los primeros instantes de su vida y de

    esa manera los ha incorporado a su mundo interior (Escuela de Psicología Social del Sur,

    s/f).

    3.3 El entorno familiar como parte del tratamiento

    Comenzaremos abordando a que hacemos referencia cuando describimos el término

    familia. En la misma, como contexto de relaciones socialmente determinado, es donde

    surgen los primeros aprendizajes y experiencias vinculares. En el interior del esquema

    familiar es donde nacen los aprendizajes internos, principales sentimientos, pensamientos y

    diferentes acciones donde desde el nacimiento de la persona se “aprende a aprender”,

    logrando así una interpretación de la realidad (De Quiroga, 1990).

    La palabra familia etimológicamente proviene de familius que significa sirviente,

    remitiéndose al grupo de esclavos que viven dentro de la misma casa bajo la autoridad de

    un “señor” (Fernández y Protesoni, 2008).

    La noción de familia incluye dos tipos de dimensiones: una dimensión empírica, que

    hace referencia a lo planteado anteriormente, a las experiencias vinculares y los primeros

    aprendizajes que surgen en el contexto familiar. Y una segunda dimensión más conceptual y

    genérica, que sitúa al grupo familiar como institución, la cual asigna nuestras costumbres,

    nuestras formas de vivir, valores, ritmos de vida, entre otras.

    Castro (s/f, citada en Fernández y Protesoni, 2008) se refiere al grupo familiar diciendo

    que:

    Como personas sociales todos tenemos una pertenencia a un grupo

    reconocido como familia, más allá de su presencia o su ausencia, más allá de su

    constitución e integración real o fantaseada a través de elaboraciones sucesivas y de

    nuestro proceso vital. Ese grupo en primera instancia aparece como el habilitador

    inmediato- aún cuando fuere por oposición –de un sitio determinado y personal en el

    campo de nuestra vida social. (p.81)

    Delimitando la pertenencia primaria que todo grupo posee, con la diferencia que aquí

    proviene de las primeras experiencias vinculares vividas, aprendizajes, pensamientos,

  • 28

    acciones. Relacionando de manera inevitable lo que le acontezca al sujeto a lo largo de su

    vida, con su familia.

    La familia es para Pichón Riviére (citado en Fernández y Protesoni, 2008):

    una estructura social básica que se configura por el interjuego de roles

    diferenciados (padre, madre, hijo), y enunciado en los niveles o dimensiones

    comprometidos en su análisis, podemos afirmar que la familia es el modelo natural de

    la situación de interacción grupal. (p.88.)

    “La familia es para Pichón un instrumento de socialización, donde el sujeto adquiere

    su identidad con relación a una red de interacciones” (citado en Fernández y Protesoni,

    2008, p.106). El grupo familiar funciona claramente en base a las relaciones vinculares,

    entendiendo el vínculo como una estructura compleja, donde se da la comunicación y

    surgen distintos aprendizajes, formando parte del mismo: el proceso de interacciones, el

    sujeto y un objeto.

    Continuando con Pichón Riviére (1983), el grupo familiar es considerado un modelo

    básico triangular, donde se encuentra el sujeto, padre y madre o quienes sean los

    responsables del niño, donde cada uno de ellos asume determinado rol. También podemos

    encontrar a los hermanos, adjudicándose según el sexo en el rol paterno o materno.

    El mismo autor Pichón-Riviére (1973) se refiere al grupo como estructura de acción, de

    operación, como grupo operativo. “Todo conjunto de personas, ligadas por constantes de

    tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna se propone en forma

    explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad” (De Quiroga, 1990, p.89). En el

    caso del grupo familiar, añadimos vínculos de parentesco. Donde se apunta a la

    socialización del sujeto, para lograr la adaptación a la realidad del medio.

    Tal cual Martínez (1992), entiende a la familia como el conjunto de personas unidas

    por vínculos de parentesco, donde es la institución social la que se encarga de la

    satisfacción de las necesidades de sus integrantes, especialmente de enfermos, niños o

    ancianos. Siendo los cambios que surgen en la sociedad, los que dan lugar a nuevas formas

    de vida, haciendo referencia a la convivencia cotidiana y al cuidado de las personas.

    Retornando a lo mencionado anteriormente, en este caso es Malinowski (s/f, citado en

    Pichón-Riviére, 1980) quien insiste en que no es posible imaginarse cualquier forma de

    organización social, que no sea integrada por el sistema familiar. La familia obtiene este

    significado para la humanidad debido a que a través de su funcionar, logra brindar de forma

    objetiva los diferentes roles a cada integrante (padre, madre, hijo, sustituto), donde cada uno

    de sus miembros presenta diferencias individuales pero actúan enlazados, determinando así

    los roles básicos que forman parte de cada cultura.

  • 29

    Kretch y Crutchfield (s/f, citados en Pichón-Rivière, 1980), clasifican a la familia

    teniendo en cuenta tres niveles:

    1°) Un nivel psicosocial: refiere al impacto psicológico que surge de las relaciones de

    cada integrante en particular en torno al grupo familiar en general. Se aborda el grupo desde

    lo interno, desde cómo se representa para el sujeto cada uno de sus integrantes. Como por

    ejemplo, el impacto de nuevos integrantes en la familia, manejo de roles entre los mismos,

    sus creencias en base a las experiencias familiares, entre otros.

    2°) Un nivel sociodinámico: en este caso se apunta a los cambios que se dan en la

    familia en base a circunstancias externas que modifican la dinámica del grupo.

    3°) Un nivel institucional: se refiere al abordaje de la familia como institución, con los

    problemas característicos de las familias de diferentes clases sociales que puedan provocar

    trasformaciones como crisis económicas, guerras, etc.

    Es de suma relevancia que las personas que integran el grupo familiar, obtengan a su

    vez “intereses externos para preservar su salud mental y cuenten con servicios de apoyo

    para hacer más fácil su tarea” (Hatch y Hinton, 1986, citado en Martínez 1992, p.93).

    En base a lo planteado, Pichón-Riviére (1980) considera a la familia como el modelo

    natural de la realidad de interacción grupal. Es en la familia donde interactúan los procesos

    psíquicos de quienes la integran y las relaciones internas que se producen. Asignándole a la

    misma objetivos y tareas que proporcionarán su forma. Esta estructura familiar está

    determinada a su vez desde los vínculos que se producen entre los integrantes y el

    ambiente, respecto a la producción, a lo económico. Formando parte además, de un

    sistema de normas. Toda caracterización de la estructura familiar, situada en un contexto

    socioeconómico en determinado tiempo y espacio, ha de ser interdisciplinaria. Siendo la

    familia el objeto de estudio para comprender y entender al sujeto y su comportamiento.

    Volviendo a lo planteado por Vázquez (2008, citado en Fernández, 2013) de que no

    debemos olvidar a la discapacidad como un problema causado directamente por una

    enfermedad o trastorno, y presentándose la misma en uno de los integrantes del grupo, las

    expectativas y las tareas del grupo familiar pasan a centralizarse en la curación del enfermo.

    Pichón-Riviére (1980) plantea de esta manera, una “empresa” donde el “negocio”

    principal es la curación de uno de los miembros con la ayuda de todos. Las ansiedades que

    surgen en el paciente, son también responsabilidad de cada integrante del grupo. Pichon-

    Riviére (1973, citado en De Quiroga, 1990) afirma que “no es el paciente, no es el sujeto el

    que enferma sino el grupo” (p.131). Pero tampoco podemos sostener que el grupo “está

    enfermo”, para no caer en una generalización.

  • 30

    En síntesis, el grupo como unidad de interacción genera una patología que se

    vehiculizará y cristalizará en el portavoz. Es la modalidad de interacción grupal, la que está

    gestando la patología que se hace manifiesta. Cuando el sujeto enferma, el mismo se

    transforma modificando su entorno, obteniéndose de esta manera un espiral constante, que

    nos lleva a que si mediante el tratamiento, el enfermo mejora va a repercutir de forma

    simultánea en su entorno familiar, generando diferentes cambios dentro de dicha estructura.

    Siendo como se planteó anteriormente, el enfermo es el portavoz de las ansiedades del

    grupo familiar, viéndose reflejado como integrante del mismo, como el depositario de las

    tensiones y conflictos que allí se produzcan.

    En la asignación de los diferentes roles dentro del grupo familiar que incluye tanto al

    depositario como a los depositantes (demás integrantes), el enfermo es el responsable de

    los aspectos patológicos de la situación.

    Al momento de comenzar las sesiones que forman parte de la intervención terapéutica

    del paciente, en ocasiones se hace difícil para el grupo familiar poder establecer la

    comunicación, ya que hablar de esta enfermedad (que es mantenida en el grupo interno

    como un misterio), genera ansiedades, y produce que se viva la situación como una

    catástrofe. Estas ansiedades, llevan a un trato específico del enfermo, donde se produce el

    ocultamiento de los hechos, dándose una forma de cuidado que en realidad lleva al

    apartamiento .Ya que en muchas instancias en base a esta situación de no esclarecer, se

    generan incertidumbres y miedos entornos al paciente, ya que el grupo familiar del cual

    proviene no le permite lograr una identidad (Pichon-Riviére, 1980).

    Continuando con dicho autor, “una familia de esta manera es un Gestalt-Gestaltung,

    un "estructurando" que se desempeña como totalidad” (Pichón-Riviére, 1980, p.71).

    Lográndose su equilibrio cuando la comunicación surge en varias direcciones, conformando

    un espiral de retroalimentación. El mismo se ve reflejado cuando se produce en el grupo

    familiar un optimo grado de integración entre cada uno de los miembros. Se puede observar

    en algunos casos, la conformación de subgrupos, de características más estables, más

    rigurosas donde se transfiere su cooperación y pertenencia del grupo primario al grupo de

    referencia. Entendiéndose por pertenencia al sentimiento de formar parte de, y el poder

    sentirse identificado con los acontecimientos de ese grupo.

    En el grupo familiar donde se mantiene una adecuada red de comunicación, donde

    cada integrante realiza activamente su tarea y tiene asignado un rol especifico, pero con la

    capacidad de asumir distintos roles funcionales, surge lo que denominamos grupo operativo.

    Ya que es considerado un “grupo sano”, donde cada sujeto desempeña su rol especifico,

    encontrándose en pleno proceso de aprendizaje social, en relación al medio. La familia en

  • 31

    base a la interacción emerge como instrumento socializador, otorgándole de esta manera al

    sujeto su identidad, su posición de carácter individual.

    Cuando aparece la enfermedad lo hace como una nueva cualidad, que nos remite en

    dicho proceso de interacción, a una anomalía que interfiere en la estructura familiar en un

    movimiento tanto intrasistemico como intersistemico. La enfermedad es la cualidad

    emergente que nos remite, como signo, a una situación implícita, subyacente, configurada

    por una modalidad particular de interacción grupal, la que en ese momento resulta

    alienizante. Como ya mencionamos, el enfermo es el portavoz por intermedio del cual se

    manifiesta la situación patológica, que afecta a toda la estructura. Podemos afirmar

    entonces que todo proceso implícito llega a manifestarse por la aparición, dentro del campo

    de observación, de una nueva característica, a la que denominamos emergente, y que nos

    refiere, como indagadores, a un acontecer implícito o dicho de otra manera a un orden de

    hechos subyacentes, sometido a un permanente proceso de estructuración y

    desestructuración (Pichón –Riviére,1980).

    Al respecto Martínez (1992) expresa, que los sujetos enfermos que cuenten con un

    entorno familiar favorable, donde surgen relaciones positivas, estabilidad en cuanto a lo

    afectivo y formas apropiadas de enfrentar los problemas que aparecen en la cotidianidad,

    pueden adaptarse así de forma más efectiva a la crisis que lleva el proceso de su

    enfermedad contando con el apoyo del resto de los integrantes. Por lo tanto Rodríguez

    (2010) plantea que para que la familia obtenga un buen funcionamiento debe contar con una

    organización interna, ya que al producirse el diagnostico de enfermedad, se verá afectada la

    dinámica familiar, donde se producirán cambios negativos en el entorno y una inestabilidad a

    nivel afectivo.

    Siguiendo con Martínez (1992), siendo el diagnóstico de la enfermedad un

    desequilibrante para la familia, y sumado a que si con anterioridad, las relaciones que se

    daban internamente en lo cotidiano no eran positivas, luego del diagnóstico ocurrirán

    cambios en el núcleo familiar, implicando ajustes y aceptaciones al momento de enfrentar la

    situación. La enfermedad en la mayoría de los casos entre otras cosas origina problemas

    económicos, ya que los gastos y las prioridades pasan a ser otras. Implicando de cierta

    forma, una tensión en los vínculos familiares y de esa forma en el bienestar general.

    Esto nos lleva a pensar que las políticas que se vinculan con el bienestar social, deben

    conocer y percibir las necesidades de las personas enfermas, para de esta manera adoptar

    medidas necesarias para la calidad de vida tanto del enfermo como de las personas que

    integren su grupo familiar o las que estén a cargo. Así como es importante educar y conocer

    acerca de la enfermedad y sus cuidados (Martínez, 1992).

    Es tal que Martínez (1992) en relación a esto plantea que:

  • 32

    hay que insistir en el hecho de que la satisfacción de las necesidades de estas

    personas con problemas para una vida independiente y autónoma, no puede dejarse

    a cargo exclusivamente de su familia; son problemas sociales que exigen respuestas

    sociales, apoyando a la familia de modo adecuado y suficiente. (p.93)

    Fernández, (2013) expone que el impulso por conocer y aprender, es interno, pero

    viene arraigado por el peso que posee el mundo externo en su grupo social y cultural. Es

    decir que estamos atravesados por determinada cultura, por el ambiente social que nos

    rodea, por las distintas instituciones a las que pertenecemos, desde la familia, el barrio, la

    escuela, los establecimientos laborales, que son quienes nos dan identidad. Somos seres

    sociales, capacitados y aptos para funcionar en una comunidad.

    Es entonces que Martínez (1992) propone que es pertinente que además de que los

    individuos del entorno se encarguen de la salud del enfermo, o los integrantes del grupo

    familiar, se obtenga una ayuda apropiada (a nivel institucional) ya sea desde el área de la

    salud así como de todas las áreas relacionadas al bienestar social: una vivienda adecuada,

    empleo (ingresos económicos suficientes), ayuda técnica, atención psicosocial a las familias,

    etc. Las mismas deben actuar de forma integrada, complementaria, donde se coordinen y se

    planifiquen con el fin de encontrar diferentes respuestas que ayuden en cualquiera de las

    etapas del ciclo vital del paciente. Facilitando el acceso “normalizado” de los sujetos a los

    servicios sociales, para que los mismos logren en lo posible, conservar la integridad del

    grupo familiar, así como un control de la enfermedad.

    De este modo Falke (2009) manifiesta que la Equinoterapia debe efectuarse como una

    rehabilitación integral, para obtener mejoras físico-psíquicas, logrando la inclusión de los

    pacientes en la sociedad y principalmente la integración al grupo familiar.

    Un tratamiento de esta índole como rehabilitador integral, apunta asimismo a una

    recuperación cognitiva del paciente y la familia (Rodríguez, 2010). Por su parte, Morey

    (2014) menciona que en este tipo de terapias lo esencial es la participación de la familia o

    de las personas que están a cargo del cuidado, dependiendo del caso del paciente, y esto

    nos lleva a que los cambios terapéuticos que surjan en el mismo puedan reflejarse en su

    entorno. Cada familia posee su forma y/o estilo de vida, donde podrá hacerse participe de

    la integración a las terapias como no, según el grado de colaboración que tenga dicha

    familia. Dependiendo del caso y las características personales de cada paciente, esta

    inclusión de los familiares podría promover un mayor rendimiento del paciente con respecto

    a la terapia.

    En relación a esto, Fernández (2013) fundamenta que lo principal en la intervención

    terapéutica es brindarles tanto al practicante como a su familia contención, seguridad,

  • 33

    confianza, ya que es de suma importancia el soporte familiar para los resultados positivos

    del proceso.

    Por lo tanto se realiza una primera entrevista con la familia o el entorno más cercano al

    paciente, con el propósito de efectuar un análisis integral del panorama familiar y sus

    interrelaciones sociales con el mismo. Apuntando a la regulación de las relaciones familiares

    para modificar su funcionamiento, y así poder desarrollar las áreas con mayor eficacia. El

    proceso que se inicia entre el terapeuta y la familia se mantiene por los mecanismos de

    autorregulación (Morey, 2014).

    Rodríguez (2010) plantea a su vez, que dicha evaluación integral, permite conocer el

    estado psíquico, físico, social y económico del paciente, así como el entorno familiar, para

    asignar entre estas particularidades y otras, la forma de proseguir para el logro de una mejor

    calidad de vida para la totalidad del grupo.

    En el caso de las personas con discapacidad se intenta alcanzar un máximo grado de

    independencia, de integración en la sociedad (brindándose entre otras cosas apoyo

    psicológico), siendo necesario como ya mencionamos, para cumplir con los objetivos

    planteados, de la participación de un equipo de profesionales, donde además la familia

    forma parte del mismo, ya que deben ser incluidos en la participación y en el aprendizaje del

    proceso terapéutico (Rodríguez, 2010).

    Siguiendo a Rodríg