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    Marx(ismos) y las teoras de la justicia

    Carlos SEVILLA

    RESUMEN

    El presente trabajo aborda ciertas crticas marxistas a las teoras de la justicia surgidasa partir de la publicacin deA theory of justice de John Rawls en 1971. Con la apari-cin de esta obra se generaliz en el mbito de la teora poltica liberal un enfoqueexplcitamente normativo concretado habitualmente en teoras generales o en anlisissistemticos de conceptos ms especficos. En este artculo desarrollaremos la crticasociolgica e histrica de las teoras de la justicia a partir del debate iniciado en laspginas de laNew Left Review.

    PALABRAS CLAVE

    Teoras de la justicia, conflicto, clases sociales, historia.

    ABSTRACT

    This article examines certain marxist critiques of the theories of justice that arose afterthe publication ofA Theory of Justice, by John Rawls, in 1971. This book led the fieldof liberal political theory towards an explicitly normative focus that tended to developinto general theories or in systematic analyses of more specific concepts. In this arti-cle we shall broaden the sociological and historical critique of theories of justice basedon the debate that began in the pages of theNew Left Review.

    KEY WORDS

    Theories of justice, conflict, social classes, history.

    Foro Interno

    2006, 6, 99-123 ISSN: 1578-4576

    Recibido: 28 de febrero de 2006.

    Aceptado: 25 de abril de 2006.

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    La particin ms justa que proclama Bernstein ha de reali-

    zarse, pues, por voluntad activa y espontnea de los hombres, no

    forzada por la necesidad econmica o mejor an , como quiera que

    la voluntad misma es un simple instrumento, por la fuerza del dis-

    cernimiento de lo justo, es decir, por la idea de justicia. Y ya aqu

    hemos llegado felizmente al principio de Justicia, a este viejo cor-

    cel en que vienen cabalgando, desde hace mil aos, todos los

    redentores de la Humanidad y ello a falta de un medio de locomo-

    cin ms seguro para este Rocinante mataln sobre el cual todos

    los Quijotes de la Historia cabalgaron hacia una transformacin

    del mundo, para finalmente no conseguir ms que puadas y palos.

    La relacin de pobre y rico como justificacin histrica del socia-

    lismo, el principio de cooperativismo como su contenido, la parti-

    cin ms justa como su fin, y la idea de la Justicia como su nica

    legitimacin histrica... con cunta ms fuerza, con cunto ms

    espritu, con cunta ms brillantez defendi Weitling, hace ms de

    cincuenta aos, esta especie de socialismo! Pero el genial sastre no

    conoca todava el socialismo cientfico.

    Rosa Luxemburgo1

    Con esta cita de Luxemburgo criticando las concepciones de EduardBernstein en el debate estratgico en el seno del Partido Socialdemcrata alemn(SPD), que se produjo a finales del siglo XIX y cuyo alcance fue reflejado en laspginas de laLeizpiger Volkszeitung2, comenzamos la discusin sobre las teorasde la justicia desde una ptica marxista. ste es un mbito restringido a las teo-ras liberales, pues aunque podemos apreciar en Marx y en la tradicin posteriordiversos juicios y dilemas ticos, stos no resultan reducibles a una teora gene-ral de la justicia, sea sta transhistrica o distributiva.

    Fue a partir de la publicacin deA theory of justice en 1971, de John Rawls,cuando se generaliz en la teora poltica liberal un enfoque explcitamente nor-mativo, concretado habitualmente en teoras generales o en anlisis sistemticosde conceptos ms especficos. Tambin se empez a dedicar una atencin espe-cial a la clarificacin, coherencia y fundamentacin de los valores y fines de lavida poltica, as como a la congruencia entre principios y prctica poltica efec-

    1 R. LUXEMBURGO,Reforma o revolucin, Fontamara, Barcelona, 1978, pp. 107-8.2 Semanario del Partido Socialdemcrata alemn (SPD) en el cual se recogen la coleccin de

    artculos que posteriormente se publicara como Social reform oder revolution?. Estos artculos sepublicaron como contestacin a los escritos de Bernstein para el Neue Zeitrgano terico del

    SPD que pasaron al castellano como Socialismo evolucionista, Fontamara, Barcelona, 1976.

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    tiva. Este es hoy en da un enfoque predominante en la teora poltica, junto conlos enfoques histrico-filosficos centrados en el estudio de la historia de la teo-ra poltica (autores, conceptos fundamentales o ideologas polticas) y, por otrolado, los enfoques dirigidos a sistematizar las observaciones empricas de losfenmenos polticos mediante el diseo de modelos formales (eleccin racional,teora de sistemas...).

    El enfoque de este trabajo surge de la publicacin en las pginas de laNew Left Review de una serie de artculos acerca de la cuestin de la justicia desdediversas pticas pertenecientes al marxismo anglosajn de posguerra. Los art-culos basculan entre el llamado marxismo analtico anglosajn y el marxismo defuerte contenido tico; esta ltima corriente, como veremos, la podemos encon-

    trar representada en los trabajos de Norman Geras3.De este modo, en una primera parte afrontaremos la sntesis de estos deba-

    tes. Asimismo, repasaremos las esenciales aportaciones de Daniel Bensad4, autorperteneciente al marxismo hertico francs, crtico tanto del estructuralismo dela escuela de Louis Althusser como del post-estructuralismo de Gilles Deleuze,Flix Guattari o Michel Foucault. La segunda parte se dirigir a la crtica hist-rica y sociolgica de la teora de la justicia de John Rawls; para ello, nos apo-yaremos respectivamente en las aportaciones de Jeffrey Vogel5 y Daniel Bensad.

    El presente artculo no contempla las implicaciones que para la teora libe-

    ral y crtica de las relaciones internacionales podran tener las teoras de la justi-cia internacionales6. No haremos as mencin a la reflexin marxista acerca dela justicia recogida en la obra del neokantiano Max Adler, autor perteneciente ala denominada corriente austromarxista7 e interesado en la tica poltica.

    3 N. GERAS, The controversy about Marx and justice:New Left Review, n 150 (1985), pp.47-85 y Bringing Marx to justice: an addendum and rejoinder:New Left Review, n 195 (1992),pp. 37-69.

    4 D. BENSAD, Marx el intempestivo: grandezas y miserias de una aventura crtica,

    Herramienta, Buenos Aires, 2003.5 J. VOGEL, La tragedia de la historia: Viento Sur, n 33 (1997), pp. 55-81.6 A la luz de las siguientes obras: J. RAWLS,El derecho de gentes, Paids ibrica, Barcelona,

    2001; Ch. BEITZ, Political theory and international relation, Princeton university press, Princeton,1999; Th. POGGE, Realizing Rawls, Cornell University Press, New York, 1998; F. J. PEAS,Hermanos y enemigos: liberalismo y relaciones internacionales, Los libros de la catarata, Madrid,2003; G. BSTER, Civilizar la barbarie?: John Rawls y el derecho de pueblos: Viento Sur, n 67(2003), pp. 92-100.

    7 Trmino empleado a partir de 1914 para aludir a una generacin de tericos marxistas aus-triacos, cuyos escritos aparecieron en la coleccinMarx Studien y la revistaBltter zur Theorie undPolitik des wissenschaftlichen Sozialismus. Entre las figuras ms conocidas destacan el neokantia-

    no Max Adler, el nacionalista Otto Bauer y el ms ortodoxo Rudolf Hilferding. Eran partidarios de

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    TEORA DE LA JUSTICIA EN MARX?

    Frente al imperativo categrico kantiano, al joven Marx legustaba recordar el imperativo categrico de combatir todas las ins-tituciones y todas las condiciones en las que el ser humano es un sermiserable, explotado, oprimido, alienado y por esa razn mutilado,incapaz de realizar todas sus posibilidades humanas.

    Ernest Mandel8.

    A partir de los artculos de Norman Geras9 podemos plantear si la cuestinde la condena del capitalismo descansa en Marx en un principio de justicia.

    Geras procede a dilucidarlo mediante un esquema de tesis-anttesis-sntesis.Comienza as enumerando los argumentos contrarios a la existencia de un prin-cipio de justicia en Marx:

    1. Segn la lgica del contrato (compraventa de la fuerza de trabajo), lafuerza de trabajo vendida pertenecera al capitalista sin ms lmite que elfijado por la ley. La capacidad que tiene esta mercanca especial deengendrar plusvalor sera una bicoca para el comprador y no una injus-ticia hacia el vendedor.

    2. La nocin de justicia es histrica, relativa a un modo de produccinespecfico. La esclavitud no es injusta desde el punto de vista de unasociedad esclavista, ni la explotacin sera injusta segn las reglas con-tractuales propias de la produccin mercantil generalizada.

    3. La justicia distributiva alimentara la ilusin prctica por la cual laexplotacin podra ser corregida, o eliminada, reformando la distribu-cin del ingreso y obviando las condiciones de produccin.

    4. La sociedad comunista se situara ms all de la justicia. El principio delas necesidades, que se opone a las equivalencias abstractas del ordenmercantil, ya no es un principio de justicia distributiva.

    una teora poltica situada entre la socialdemocaracia y el leninismo que respetaba las diferentesformas de llegar al poder (reforma o revolucin) segn las circunstancias. Crearon la SegundaInternacional y media, como proyecto alternativo a la 2 y la 3 Internacional, que acabara incor-porndose ms tarde a la Internacional Socialista.

    8 Citado en M. ROMERO, Ernest Mandel, in memoriam. Un hombre de respuestas en untiempo de preguntas: Viento Sur, n 23 (1995), p. 118.

    9 N. GERAS, The controversy about Marx and justice, pp. 47-85 y Bringing Marx to justi-

    ce: an addendum and rejoinder, pp. 37-69.

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    Geras contina su argumentacin oponiendo a las tesis anteriores otra lec-tura de Marx:

    1. Marx slo considera el intercambio como intercambio de equivalentesdesde el punto de vista formal de la circulacin. Desde el punto de vistade la produccin, la relacin salarial no debera ser considerada comointercambio de equivalentes (pues la nocin de plustrabajo implica queste se proporciona gratis).

    2. Marx habla de robo a propsito de la relacin de explotacin; si la extor-sin de plusvalor es legal y legtima desde el punto de vista del capita-lista, es sin embargo un robo desde el punto de vista del explotado, quien

    representa la universalidad del derecho. De los aspectos que el propioMarx seala acerca del robo capitalista podemos concluir la presencia decriterios de justicia independientes y trascendentes.

    3. El derecho no existe por encima de la estructura econmica; esto mos-trara su sentido realista, ilustrado por el inters apasionado de Marx enla distribucin del tiempo libre y de la riqueza social.

    4. Marx distingue la justicia como institucin (segn el derecho positivo),de la justicia en sentido amplio. Tena as una concepcin no jurdica dela justicia. La necesidad y el esfuerzo constituyen criterios de distribu-

    cin ms pertinentes que la propiedad individual y ms realistas que laabundancia comunista (y sus lmites ecolgicos).

    5. El capitalismo sera condenable porque provoca la resistencia del opri-mido y porque es injusto.

    Tras oponer esta lectura de Marx, Geras llega a la siguiente conclusin:Marx pensaba sin duda que el capitalismo es injusto, pero no crea pensarlo 10.En otro sitio, Geras sealar que Marx condena precisamente al capitalismo porinjusto desde el punto de vista de normas transhistricas, aunque esto sea inco-

    herente en relacin a sus mismas negativas categricas11

    . Segn Bensad hayuna antinomia formal en Marx entre una concepcin relativista de la justicia12 y

    10 GERAS, The controversy about Marx and justice, p. 70.11 GERAS,Bringing Marx to justice: and addendum and rejoinder, p. 70.12 El enfoque relativista del concepto se justicia se aprecia en algunos pasajes de la obra de

    Marx que seala Bensad: enEl Capital nos encontramos con citas como la que sigue a continua-cin, ese contenido es justo en cuanto corresponde al modo de produccin, adecuado a l e injus-to en cuanto lo contradiga; en Salario, precio y ganancia nos encontramos con el siguiente pasa-je, pedir una retribucin igual, o incluso una retribucin equitativa, sobre la base de un sistema de

    trabajo asalariado, es lo mismo que pedir libertad sobre la base de un sistema fundado en la

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    otra transhistrica en el sentido que parece adivinar Geras13. Como esta antino-mia slo lleva a un callejn sin salida, hay en realidad movimiento y mediacin,desarrollo progresivo de la idea de justicia. Aunque parecera desarrollar unainterpretacin relativista de la justicia, acorde al modo de produccin especfi-co, estara tambin atravesada por otra nocin de justicia irreducible a la insti-tucin jurdica.

    El capitalismo y su representacin de la justicia seran condenables, comolo fueron en su da el sistema esclavista o feudal, en nombre de un sistema supe-rior. El problema est entonces en determinar lo que define esta superioridad yquin decide al respecto.

    Geras se refugia en el argumento cmodo de la incoherencia; tambin en el

    psicoanlisis de la obra: Marx se encontraba confundido. Para Geras bastaracon admitir el contenido tico del marxismo, concebirlo de parte a parte comouna protesta, simplemente como la negativa a aceptar lo inaceptable14. Se trata-ra de rehabilitar la dimensin tica y humanstica del marxismo despus dehaber buscado en vano una proclamada cientificidad como prueba irrefutable desu superioridad histrica. Este juego de bscula entre un discurso framente eco-nomicista y una ferviente profesin de fe moral, perpeta la dudosa disociacinentre hecho y valores, ciencia y tica, teora y prctica15.

    Sin embargo, debemos observar que Marx repite que la explotacin es un

    robo que puede ser, al mismo tiempo, justa e injusta: no lo es, desde el punto devista del derecho burgus que la legitima; lo es, en cambio, desde el punto devista del derecho del oprimido que se afirma en su oposicin. Entre esos dosderechos, entre un derecho instituido y otro naciente (constituyente), finalmentequien resuelve es la fuerza; pero nada garantiza que el veredicto sea justo.Aunque el derecho no se reduzca a la fuerza, sta nunca le es completamenteextraa, as sea en el establecimiento inicial de su legitimidad.

    esclavitud. Lo que pudiramos reputar justo o equitativo, no hace al caso. El problema est en saberqu es lo necesario e inevitable dentro de un sistema dado de produccin. En B ENSAD, Marxintempestivo: grandezas y miserias de una aventura crtica, pp. 187-243.

    13 Segn Geras, en su artculo para laNew Left Review: Marx no poda evitar percibir casi apesar suyo una concepcin ms amplia de la justicia conforme a una universalidad no inmediatasino tendencial. Los ttulos de propiedad privada podran ser considerados injustos en nombre deuna universalidad moral. Geras es consciente de que era conocida en Marx una aversin hacia latradicin del derecho natural. Junto a las denuncias de la propiedad privada como usurpacin yde la explotacin como robo, estos argumento podran respaldar la hiptesis de una teora laten-te del derecho natural. En ibid., pp. 193-194.

    14 Ibid., p. 196.15

    Ibid., p. 197.

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    Existe, por tanto, una unidad contradictoria de justicia e injusticia en la rela-cin de explotacin, la unidad entre justicia formal de la compra de la fuerza detrabajo y la injusticia real de su explotacin como mercanca. Ese doble juego seajusta a la duplicidad generalizada del reino de la mercanca. Prolonga y repro-duce el desdoblamiento entre valor de uso y valor de cambio, entre trabajo con-creto y trabajo abstracto, entre produccin y circulacin16. Al comprar la fuerzade trabajo en el mercado, el capital no viola ningn principio de equidad, puesconsumindola como mercanca despoja al trabajador no slo de su tiempo sinotambin de su humanidad.

    Podemos concluir que Marx no considera la explotacin capitalista comojusta o injusta. No debera ser calificada de injusta desde el punto de vista del

    modo de produccin capitalista, de su lgica y de sus valores ideolgicos. Noestamos hablando, por tanto, de una teora general de la justicia, sino de otra jus-ticia que supone el derrumbamiento del orden existente. Por tanto, la decisin de

    justicia implica una toma de partido que significa fundar un derecho, dndoleentonces la fuerza, y legitimar de este modo una fuerza que queda elevada a ladignidad del derecho. Es por tanto una nocin poltica dinmica, acorde con larelacin de fuerzas, que no se acaba en victoria o derrota, sino que recomienzacon el acontecimiento, eterno nacimiento y perpetuo recomienzo, que inauguraun nuevo campo de posibles17.

    Algunos autores como Jon Elster, John E. Roemer o Ellen Meiksin Wood,pertenecientes a la corriente del denominado marxismo analtico anglosajn18,defienden una teora de la explotacin que subordina la teora de las clases socia-les a la teora de la justicia. El concepto de individualizacin de la explotacin semantiene as desde: el individualismo metodolgico; la teora de juegos, aplica-da a la lucha de clases; y por ltimo, la eleccin racional, en una versin acordecon la teora de la justicia.

    Esta ptica, segn Daniel Bensad, permitira:

    16 Ibid., p. 196.17 Ibid., p. 201.18 Las principales caractersticas del marxismo analtico anglosajn seran, segn Eric Olin

    Wright: acuerdo con las normas cientficas convencionales en la elaboracin de la teora y de lainvestigacin; preocupacin por definir los conceptos que se utilizan y por mantener la coherencialgica del repertorio de anlisis realizados; el uso de modelos; la importancia dada a las accionesintencionales de los individuos, ya sea en las teoras explicativas como en las teoras normativas.De esta manera, el individualismo metodolgico, la teora de la eleccin racional y la teora de jue-gos forman parte de su arsenal terico. Basado en: D. RAVENTS, 20 aos de marxismo analti-

    co: Viento Sur, n 33 (1997), pp. 105-111.

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    Construir una teora normativa aliando socialismo de mercado, justicia distri-butiva y tica individualista como tentativa de actualizacin en base a la teora de

    la justicia rawlsiana y del actuar comunicacional habermasiano, apuntando a refor-zar una va consensual hacia el socialismo con rostro humano. La teora distributi-va de la explotacin (acorde al individualismo metodolgico) se opone a la teoradel plusvalor. La relacin de explotacin no se puede reducir a una distribucin deventajas relativas. El marxismo de eleccin racional considera las imposicionesmercantiles como algo dado y trata las motivaciones econmicas como motivacio-nes que derivan estrictamente de opciones racionales individuales19.

    El individualismo metodolgico sostiene la idea de que la pertenencia de

    clase sera cuestin de una eleccin individual a partir de unas dotaciones deter-minadas.Individualmente, siempre se puede buscar cambiar el juego, modificarel reparto de cartas, pasando de una clase a otra. En las sociedades modernas, lamovilidad social permite tales transferencias y promociones. Colectivamente, lospapeles estn slidamente distribuidos y son perpetuados por la reproduccinsocial.

    La teora de juegos20 tiene como principio que nadie puede jugar si es for-zado a jugar y que quien debe jugar no puede jugar. Es esto aplicable a lucha declases? La realidad es que la lucha no es un juego, sino un conflicto. Donde eloprimido est condenado a resistir bajo pena de ser pura y simplemente aplasta-do. La obligacin vital de luchar prohbe todo modelo en forma de juego. Sincomienzo ni fin, este conflicto cuerpo a cuerpo despiadado, cuyas reglas varancon la fuerza21.

    La pretensin de la eleccin racional por conciliar la lgica de la estructuracon el retorno del sujeto interindividual culmina en la utopa de microsujetos abs-tractamente soberanos y autnomos, reducidos a encarnar una estructura ventr-locua. En cuanto a la eleccin, en la relacin entre el individualismo liberal y unsocialismo utpico bastante arcaico no hay ninguna eleccin. El modelo juegaslo con motivaciones.

    19 BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 198.20 El libro fundador de John von Neumann y Oskar Morgenstern, Theory of games and eco-

    nomic behavior, pona en evidencia la relacin anloga en las relaciones econmicas entre las situa-ciones de competencia y de negociacin, por una parte, y los juegos que mezclan azar y habilidadde los protagonistas, por otra. El entusiasmo por la teora de juegos se propag desde entonces portodas las ramas del anlisis econmico, con un esfuerzo por contemplar las situaciones dinmicas,as como los efectos de memoria y de repeticin entre partidas sucesivas.

    21

    BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 203.

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    CRTICA A LA TEORA DE LA JUSTICIA DE JOHN RAWLS

    Como antes advertamos existen diversas crticas a la obra de John Rawls desdediversos puntos de vista: anarcocapitalista (Robert Nozick), comunitarista (CharlesTaylor, Alasdair MacIntyre, Michael Sandel) o feminista (Susan Moller Okin,Carole Pateman, Iris Marion Young, Anne Phillips).

    La perspectiva que, a efectos de este trabajo, a nosotros interesa es la crti-ca marxista sociolgica e histrica, la cual destacaremos en dos autores: DanielBensad y Jeffrey Vogel.

    A) Los equvocos de la equidad

    En su primera obra, Teora de la justicia, Rawls presenta lo que considera unaalternativa a las doctrinas del utilitarismo moral clsico y el intuicionismo,corrientes ambas dominantes de la filosofa moral. La alternativa rawlsiana partede las teoras clsicas del contrato social y busca una concepcin de la justicia quesirva de base moral adecuada para una sociedad democrtica. La posicin meto-dolgica de Rawls busca escapar al dilema entre individualismo y colectivismometodolgico. El contrato hipottico es, de entrada, una eleccin hecha en comnen la perspectiva de un acuerdo: a travs del contrato, la sociedad es tratada como

    fenmeno congregacionista, mutualista. La sociedad tiene una estructura bsica,es un tejido de instituciones, pero toda institucin distribuye partes a personas rea-les. El objeto de la justicia es, as, la estructura distributiva mutualista delfenmeno social bsico22.

    La teora de la justicia descansa en dos operaciones hipotticas: la pacifica-cin del conflicto social y la eliminacin de los efectos ideolgicos. Es una teo-ra del consensopor solapamiento23, como veremos a continuacin. Rawls partede la coexistencia de doctrinas comprehensivas (filosficas o religiosas) incon-ciliables, que requeriran eliminar del orden del da poltico las cuestiones ms

    discutibles, la incertidumbre difusa y los conflictos ms serios que no dejan deminar la cooperacin social. Bensad seala que la esfera de lo poltico estlimitada por una especie de ascesis consensual hacia litigios considerados racio-nal y pacficamente superables24; esto supondra un nuevo enfoque del conflic-

    22 P. RICOEUR, Le cercle de la dmonstration, Lectures I, autour du politique, Seuil, Paris,1988, p. 123.

    23 Overlapping consensus traducido como: consenso por solapamiento o por superposicin.Aqu adoptaremos la primera.

    24

    BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 227.

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    to social bajo la estrategia de las ganancias mutuas, dado que los mtodos denegociacin permitiran salir del esquema clsico de relacin de fuerzas.

    Esta perspectiva se debe a una incorrecta comprensin de lo poltico porparte de Rawls. Chantal Mouffe seala, que en la medida en que lo poltico estpresente en Rawls, se reduce a una poltica de inters, es decir, a la persecucinde intereses diferenciados y definidos con prioridad a, e independencia de, suposible articulacin de discursos alternativos y en competencia25. El objetivo deesta teora de la justicia sera regular y poner lmites a la persecucin de esosintereses a travs de reglas de carcter moral, neutrales y acordadas. El proble-ma reside en la aplicacin del razonamiento especfico del discurso moral alcampo de una poltica entendida como proceso racional de negociacin entre

    intereses privados limitado por la moral. As, desaparecen los antagonismos, con-flictos, relaciones de poder, formas de subordinacin y de represin; nos encon-tramos ante la visin tpicamente liberal de una pluralidad de intereses que sepueden regular sin necesidad de una instancia superior de decisin poltica enque se evacue la cuestin de la soberana26.

    El ocultamiento del conflicto social y la incomprensin de lo poltico valigado a la disolucin de la opacidad ideolgica en la transparencia consensual.Parece que en Rawls la ideologa no existe o se limita a una cortina de humoque no tiene origen, ni materialidad, ni eficacia propia. La adhesin a las doctri-

    nas comprehensivas no expresa ni relaciones, ni intereses sociales. Procede deuna pura eleccin de conciencia, libre o caprichosa. Es fcil entonces poner cre-encias y convicciones entre parntesis en beneficio del consenso27.

    Como antes afirmbamos, es una teora procedimental, que requiere un fun-damento valorativo externo y se limita al establecimiento de las condicionesbsicas para tomar decisiones; es, as mismo, una teora del consenso por sola-pamiento ante el problema del pluralismo razonable de concepciones compre-hensivas. Este consenso permitira un acuerdo sobre la concepcin poltica de la

    justicia y el mantenimiento de la unidad social en equilibrio a largo plazo, es

    decir, una estabilidad permanente que se alcanza a partir de una psicologahumana razonable y unas condiciones de vida cuando las personas crecen bajoinstituciones bsicas justas y van adquiriendo una fidelidad razonada e informa-da a esas instituciones que es lo que las convierte en estables28. El consenso por

    25 Ch. MOUFFE, El retorno de lo poltico: comunidad, ciudadana, pluralismo, democraciaradical, Paids Ibrica, Barcelona, 1999, p. 75.

    26 Ibid., p. 76.27 BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 231.28 E. BELTRN, La filosofa poltica de John Rawls, en F. Vallespn (ed.),Historia de la teo-

    ra poltica vol. 6, Alianza editorial, Madrid, 2001, p. 140.

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    solapamiento tratara de garantizar la satisfaccin de los principales elementosclsicos del liberalismo centrados en la garanta jurdico-formal de la libertad yla igualdad, adems de proteger y promover las condiciones objetivas y pblicasde la cooperacin social. En este marco operaran la necesaria provisin univer-sal de los bienes primarios29 y los dos principios de la justicia30, destinados agarantizar la cohesin de la estructura bsica de la sociedad.

    El consenso por solapamiento no se reduce a un simple modus vivendi, yaque existe cuando una concepcin poltica de la justicia gobierna a las institu-ciones bsicas y es aceptada por cada una de las doctrinas comprehensivas,entendidas como doctrinas generales que recubren a todos los valores admiti-dos31. Estas doctrinas estaran relegadas al rango de convicciones privadas, al

    estilo de la idea lockeana de tolerancia negativa de las creencias religiosas. Lapoltica no se vera afectada por la existencia del pluralismo, que Rawls entien-de como la multiplicidad de las concepciones del bien que la gente ejerce en laesfera privada, perfectamente separada de la esfera pblica en la que reina el con-senso basado en el inters propio. sta es la utopa liberal perfecta32. La socie-dad bien ordenada de Rawls, se apoya en la eliminacin de la idea misma de lopoltico.

    Este procedimiento implica que aquellos que afirman diferentes opcionesy apoyan la concepcin poltica no dejarn de apoyarla si su opcin se convierte

    en dominante y les permite un mayor poder; que nada cambie si tal cosa ocurrees lo que marca la diferencia entre un mero modus vivendi y un consenso porsolapamiento ya que este ltimo no depende de un equilibrio de fuerzas33.

    29 Comprenden todo lo que se supone que un ser racional deseara cualquiera que fueran susotros deseos. Supone la adquisicin de una definicin compartida de la racionalidad y de los deseos(necesidades) relacionados con el comportamiento individual del ser en sociedad. A saber: libertadpoltica, libertades elementales (conciencia, pensamiento, expresin...), derecho a la propiedad per-sonal, libertades de movimiento y de eleccin de la ocupacin, los poderes y prerrogativas, losingresos y la riqueza en sentido amplio; en fin, las bases sociales del autorrespeto. J. RAWLS, Teorade la justicia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1979, pp. 82-84.

    30 La primera enunciacin de los dos principios es la siguiente: Primero: cada persona ha detener un derecho igual al esquema ms extenso de libertades bsicas iguales que sea compatiblecon un esquema semejante de libertades para los dems. Segundo: las desigualdades sociales y eco-nmicas habrn de ser conformadas de modo tal que a la vez que: a) se espere razonablemente quesean ventajosas para todos y b) se vinculen a empleos y cargos asequibles para todosEstos prin-cipios habrn de ser dispuestos en un orden serial dando prioridad al primer principio sobre elsegundo. Ibidem.

    31 Ibid, p. 180.32 MOUFFE,El retorno de lo poltico: comunidad, ciudadana, pluralismo, democracia radi-

    cal, p. 78.33

    E. BELTRN,La filosofa poltica de John Rawls , p. 140.

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    La operacin consiste en poner entre parntesis el conflicto social, conce-bido no como el fundamento sino como la consecuencia del enfrentamiento entredoctrinas comprehensivas inconciliables, y en reducir la poltica a un consensodesencarnado en levitacin. El papel de la fuerza es escamoteado por la relacin

    jurdica. Al Estado se le asigna una misin idealizada de educador garante de laneutralidad del espacio jurdico-pblico frente a las doctrinas comprehensivas ysu sed de absoluto34. Este Estado fantasmal tiene poco que ver con el Estado realy su papel en la reproduccin de las relaciones sociales, de sus aparatos ideol-gicos, en su coercin y en el ejercicio del monopolio de la fuerza. Como sealaCarl Schmitt, los conceptos liberales se mueven tpicamente entre la tica (espi-ritualidad) y la economa (negocios). Desde esa polaridad intentan hacer desapa-

    recer lo poltico como dominio de conquista de poder y represin35. Pensar lopoltico en trminos de lenguaje moral, como hace Rawls, lleva necesariamentea descuidar el papel que desempean el conflicto, el poder y el inters.

    Los presupuestos formales de la justicia son acordados a priori: seres nor-males, una concepcin compartida del bien, una conducta racional. Esta sociedadcapaz de hacer abstraccin de las creencias y convicciones est integrada porsujetos razonables y soberanos. Si existen concepciones comprehensivas contra-dictorias no hay problema, ste se soluciona con el consenso por solapamiento.

    Esta racionalidad transparente de la justicia,

    ... se ala tambin con la tambin transparente de la comunicacin. La teorade los actos del lenguaje implica enunciados sin ambigedad y la presencia en s deun contexto total. Para Habermas, toda comunicacin postula un entendimientoideal fundado en un vocabulario homogneo necesario. Soberana procedimentaldiseminada en formas de comunicacin sin sujeto. Espacio pblico de discusin yde argumentacin que permite a todos los individuos establecer intersubjetivamen-te la aceptabilidad de las decisiones tomadas por el poder pblico; esta razn dia-lgica, no reducible a un sujeto unificado y homogneo, funda la legitimidad, enefecto en la disolucin intersubjetiva de la volont gnrale36.

    34 Esta neutralidad se sostiene en tres mandatos: primero, el Estado debe asegurar a todoslos ciudadanos una oportunidad igual de realizar la concepcin del bien, cualquiera que sea que hanadoptado libremente; segundo, el Estado no debe hacer nada que pueda favorecer o promover unadoctrina comprehensiva sobre otra, o proporcionar ms asistencia a quienes la apoyaran; tercero yltimo, el Estado no debe hacer nada que haga ms probable la adopcin por parte de los ciudada-nos de una concepcin particular antes que otra, a menos que se tomen disposiciones para anularo compensar los efectos de medidas de ese gnero. BENSAD, Marx intempestivo. Grandezas ymiserias de una aventura crtica, p. 230.

    35 C. SCHMITT,El concepto de lo poltico, Alianza editorial, Madrid, 1998, p. 73.36

    BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 232.

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    La razn dialgica aparece como la desencarnacin del poder (disolucindel cuerpo real o poltico) y es la encargada de reunir las condiciones para unalaicizacin poltica cuyas traducciones prcticas seran la democracia deliberati-va y el patriotismo constitucional. Jrgen Habermas pretende completar el pro-yecto ilustrado mediante propuestas nuevas que tiene mucho de artificio inte-lectualista, de construccin arbitraria, que se despega del suelo real. Se apoya enuna antropologa filosfica idlica, en la que queda poco lugar para el conflictointenso y creador y embellecen a los regmenes democrtico-parlamentarioscomo punto de partida de esa recomposicin ideal37. La situacin de dilogo deHabermas, parte de la base de una comunicacin entre sujetos ideales que recuer-da a la comunin de los santos, en la cual se extinguira todo conflicto y donde

    el dilogo mismo terminara por volverse superfluo.Tambin Foucault, mostr sus reservas sobre el alcance de la razn comu-

    nicativa:

    La idea de que podra darse una situacin de comunicacin que fuese tal quelos juegos de verdad pudiesen circular en ella sin coacciones y sin efectos coerciti-vos, parece formar parte del orden de la quimera. Ello significa no ver que las rela-ciones de poder no son en s mismas algo malo, algo de lo que es necesario librar-se. Pienso que no puede existir ninguna sociedad sin relaciones de poder, si seentienden como las estrategias mediante las cuales los individuos tratan de condu-cir, de determinar la conducta de los otros. El problema no consiste en intentardisolverlas en la utopa de una comunicacin perfectamente transparente, sino deprocurarse las reglas de derecho, las tcnicas de gestin y tambin la moral, elethos, la prctica de s, que permitiran jugar en estos juegos de poder con el mni-mo posible de dominacin38.

    La comunicacin, por tanto, no est del lado del entendimiento y del apaci-guamiento, sino siempre entre dos, en el campo minado entre la paz y la guerra,entre el acuerdo razonable y el compromiso impuesto. La controversia poltica se

    caracteriza por un desacuerdo primario sobre los trminos del enunciado: no esca-pa al enfrentamiento de intereses y a su inscripcin, ante todo ideolgica, en elhorizonte fantasmagrico del fetichismo mercantil. La distorsin de la comunica-cin por las prcticas conflictivas del actuar estratgico es inevitable. Tratando deestablecer un lazo orgnico entre socialismo y democracia, Habermas disuelvelos intereses de clase en los de una humanidad que se constituye como especie.

    37 E. DEL RO, Modernidad, posmodernidad (cuaderno de trabajo), Talasa, Madrid, 1997, p.119.

    38

    M. FOUCAULT,Hermenetica del sujeto, La Piqueta, Madrid, 1994, pp. 137-138.

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    39 La conciencia moral se aleja de la razn prctica individual para refugiarse en un proce-so social de comunicacin. Se atribuye a las condiciones universales para el entendimiento mutuoel dictado de una especie de normatividad tica inmanente. Derecho y tica tienden a confundirseen el concepto de justicia. Pluralizada la razn supraindividual del Iluminismo sera salvada. Estasalvacin supone, sin embargo, una identidad indemostrable entre la intersubjetividad prctica y larazn supraindividual...Mientras que la realidad es desigualdad y violencia dicha intersubjetividadpostula una reciprocidad general pacfica. BENSAD, Marx intempestivo. Grandezas y miserias deuna aventura crtica, p. 233.

    40 Ibidem.41 RAWLS, Teora de la justicia, p. 82.42

    BENSAD,Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crtica, p. 236.

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    El paradigma de la produccin se borra en beneficio del paradigma de la comuni-cacin. Las relaciones sociales se vuelven relaciones de comunicacin39.

    Volviendo a la crtica de la teora de la justicia de Rawls podemos afirmarque el intento habermasiano de conciliacin entre la razn supraindividual yuna intersubjetividad prctica desarragaida de la relacin de produccin (y dereproduccin) es tan abstracta y formal como la teora rawlsiana de la justicia40.A las acusaciones de formalismo, Rawls responde apoyndose en el segundoprincipio de la justicia, segn el cual, las desigualdades sociales y econmicashabrn de ser conformadas de modo tal que a la vez que: a) se espere razonable-mente que sean ventajosas para todos, b) se vinculen a empleos y cargos asequi-bles para todos41. A su vez, Rawls afirma que ni la situacin en otra sociedad, ni

    el estado de naturaleza pueden jugar algn papel en la evaluacin de las concep-ciones de la justicia, rechazando por principio toda comparacin hipottica conotro modo de regulacin social. Como la pertenencia a la sociedad aparece dada,no debera ser cuestin para los socios una comparacin con las ventajas ofreci-das por otras sociedades.

    La teora rawlsiana gira as en crculos, es decir, encuentra como conclu-siones sus premisas. La circularidad formal de un sistema impone una eleccin:entrar o no en l. El velo de la ignorancia, en virtud del cual se supone que cadaciudadano de ese contrato ignora la suerte y el lugar que le estn reservados,

    cubre en realidad a la mano invisible del mercado. Para que la mano siga sien-do invisible es necesario que el ojo sea ciego seala Bensad42.

    En las discusiones sobre el reparto equitativo y la igualdad de derechos,Marx le reprochaba al socialismo vulgar eludir el problema determinante de laproduccin poniendo unilateralmente el acento en la distribucin:

    La distribucin de los medios de consumo es, en todo momento, un corolariode la distribucin de las propias condiciones de produccin...El socialismo vulgar(y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economis-

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    tas burgueses a considerar y tratar la distribucin como algo independiente delmodo de produccin, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que

    gira principalmente en torno a la distribucin43.

    Rawls es un continuador de esta vieja tradicin. Para Marx, la justicia serefiere a las relaciones jurdicas superestructurales de distribucin, que estn enfuncin del modo de produccin existente. Dado que los principios de justicia seven reducidos a principios de distribucin, no pueden ser utilizados para evaluarlas relaciones de produccin en s mismas.

    En el contexto del debate estratgico en el seno del Partido SocialdemcrataAlemn (SPD) a finales del siglo XIX, Rosa Luxemburgo polemizaba con Eduard

    Bernstein, el cual quera combatir la particin capitalista y espera llegar de estemodo y gradualmente a una forma de produccin socialistaAl poner del revsel fin y los medios del socialismo, y, por lo tanto, las relaciones econmicas, nopuede dar ninguna argumentacin materialista a su programa y se ve forzado adarle una base idealista44. Y, ya aqu, hemos llegado felizmente al principio deJusticia, ese Rocinante mataln, sobre el cual tantos Quijotes de la historia hancabalgado hacia la transformacin del mundo para no conseguir ms que pua-das y palos; la teora de la justicia que aparece en la obra de Rawls se presenta,as, como la base idealista del proyecto poltico del social-liberalismo distributi-

    vo ante el desmembramiento del Estado providencial.Siguiendo una concepcin general de la justicia derivada de la tica comuni-cativa de Habermas, Iris Marion Young seala los lmites del paradigma distribu-tivo. Esta crtica va dirigida al nfasis de las teoras de la justicia distributivas,como la de Rawls, en la asignacin de bienes materiales (cosas, recursos, ingresosy riqueza) o en la distribucin de posiciones sociales. Para la autora, este enfoquetiende a ignorar la estructura social y el contexto institucional45 que a menudo con-tribuyen a determinar los modelos de distribucin46. De este modo, centrar susanlisis en tres categoras de cuestiones no distributivas que las teoras distributi-

    vas tienden a ignorar, a saber: i) la estructura y los procedimientos de la toma dedecisiones, ii) la divisin del trabajo y iii) la cultura. Su propuesta de desplazar el

    43 K. MARX, Crtica del programa de Gotha, Ed. Ricardo Aguilera, Guadalajara, 1971, p. 25.44 LUXEMBURGO,Reforma o revolucin, pp. 101-108.45 Por contexto institucional, la autora entiende: Tal contexto incluye todas las estructuras y

    prcticas, las reglas y normas que las guan, y el lenguaje y smbolos que median las interaccionessociales dentro de dichas estructuras y prcticas, en instituciones tales como el Estado, la familiay la sociedad civil, as como en el trabajo. En I. M. YOUNG,La justicia y la poltica de la dife-rencia, Ctedra, Valencia, 2000, p. 42.

    46

    Ibid., p. 32.

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    paradigma distributivo persigue el objetivo de desplazar la discusin sobre la jus-ticiahacia un contexto ms amplio que incluya tambin la accin, las decisionessobre la accin y la provisin de los medios para desarrollar y ejercer las capaci-dades Los conceptos de dominacin y opresin, antes que el concepto de distri-bucin, deberan ser el punto de partida para una concepcin de la justicia social47.

    Por ltimo, la autora seala que las teoras contemporneas de la justiciapresuponen una cierta estructura familiar, sin profundizar en la cuestin de unaorganizacin alternativa de las relaciones sociales que impliquen a la sexualidad,la intimidad, los cuidados infantiles y las tareas del hogar. Se presupone que lasunidades entre las que tiene lugar la distribucin bsica son las familias, omi-tiendo, por tanto, las cuestiones de justicia dentro de la familia y la aplicacin de

    la justicia a la tradicional divisin sexual del trabajo.

    B) La justicia rawlsiana y la historia

    En este apartado nos apoyaremos en las aportaciones de Jeffrey Vogel48 paraexponer una crtica al sendero fcil y liberal de la historia, destacando el dilemade la Ilustracin o la paradoja de Kant, as como la nocin de la historia comoconflicto en Marx, a partir de dos ejemplos histricos: la antigedad griega y laacumulacin primitiva de capital en Inglaterra.

    El pensamiento social y poltico moderno ha heredado dos valores bsicosde la Ilustracin: la creencia en los derechos humanos (dignidad humana) y lacreencia en el progreso o destino humano. La teora de la historia de Marx insis-te en que son irreconciliablemente contradictorios: elprogreso humano es inexo-rablemente doloroso. Vogel analiza las actitudes de Marx hacia la esclavitud enGrecia y hacia aquellos acontecimientos histricos que las teoras polticas libe-rales al uso, sean kantianas o utilitaristas, pasan por alto o tratan superficialmen-te49 durante la acumulacin primitiva. Tambin propondr Vogel una solucincoherente a los recientes intentos de entender los valores polticos de Marx como

    algo basado en una teora de la justicia distributiva o en unos derechos moralestranshistricos; trataremos, finalmente, de darle una solucin tica a la cuestin.Los escritos de Marx y Engels sobre la esclavitud y la llamada acumulacin

    primitiva son contradictorios: reivindican figuras como Espartaco o Thomas

    47 Ibid., p. 33.48 J. VOGEL, La tragedia de la historia: Viento Sur, n 33 (1997), pp. 55-82. Este artculo

    es una traduccin del publicado en las pginas de laNew Left Review: J. VOGEL, The tragedy ofhistory:NLR, n 220 (1996), pp. 36-61. Utilizaremos la versin castellana del mismo.

    49

    Ibid, p. 57.

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    Mntzer pero insisten en la necesidad, incluso en la conveniencia, de la esclavi-tud para potenciar el progreso humano. Engels afirma que:

    La introduccin de la esclavitud en las circunstancias de la poca fue un granpaso adelante; sin la esclavitud no habra habido ni Estados griegos ni arte ni cien-cias griegas; sin la esclavitud, no habra habido Imperio Romano...No deberamosolvidar que todo nuestro desarrollo econmico, poltico e intelectual presupone unestado de cosas en el que la esclavitud era tan necesaria como aceptada universal-mente. En este sentido nos sentimos con derecho a decir: sin la esclavitud en la anti-gedad no existira el socialismo moderno50.

    Por su parte, Marx ve la esclavitud como una de las pocas progresistas enla formacin econmica de la sociedad51. Y prosigue Vogel: sin la esclavitud nohabra habido ni Platn, ni Praxiteles, ni Partenn. Marx afirma que, debido alestado limitado del desarrollo social, pocos habran tenido el necesario tiempo deocio para llevar a cabo los logros griegos en poesa, fsica y filosofa. Y parad-

    jicamente, uno de los logros que promovi la esclavitud fue la asamblea demo-crtica ateniense52. El carcter trgico del progreso, del desarrollo de la historiacomo conflicto, tiene as ciertas implicaciones ticas para una teora de la justi-cia como la de Rawls, algo que desarrollaremos ms adelante.

    Como antes se sealaba, la cuestin de la acumulacin primitiva aparece enEl Capital, referida a los inicios del capitalismo britnico, as como en otros escri-tos Acerca del colonialismo y los artculos de prensa para elNew York DailyTribune relativos a la colonizacin de la India y de Norteamrica. Las descrip-ciones de Marx de las conquistas y la expropiacin del capitalismo primitivomanifiestan parecidas contradicciones, esto es, el conflicto entre el progresohumano y sus vctimas inocentes. EnEl Capital, en la seccin dedicada a la acu-mulacin primitiva aparece lo siguiente: si el dinero...llega a este mundo con unamancha de sangre congnita en una de sus mejillas, el capital lo hace respirandopor cada poro, de la cabeza a los pies, sangre y mierda, unido a la expropiacin

    de las tierras y aprovechamientos comunes53 a la poblacin rural. Pero en el Manifiesto Comunista se seala tambin que la burguesa ha llevado a cabomaravillas que superan con creces a las pirmides de Egipto, los acueductos roma-nos y las catedrales gticas y en cien aos cre unas fuerzas de produccin ms

    50 Ibid., p. 58.51 K. MARX y F. ENGELS,Marx-Engels Collected works vol. 25, International Publishers, New

    York, 1975, p. 168. En http://www.marxists.org/archive/marx/works/cw/52 VOGEL,La tragedia de la historia, p. 62.53

    K. MARX,El Capital, Akal, Madrid, 2000. Libro I, Tomo III, pp. 197-261.

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    enormes y colosales que todas las generaciones anteriores en conjunto54. Una vezms apreciamos este carcter aparentemente contradictorio en Marx.

    La teora histrica marxista enfatiza la aleccionadora realidad de la sociedadhumana hasta nuestros das, esto es, que todo progreso cultural y material dirigidosa una privilegiada minora, todos los logros en el arte, la ciencia, la industria y lacultura, han sido el resultado directo de la miseria, la degradacin, la opresin y laesclavizacin de la mayora. Desde el pensamiento poltico liberal moderno se tratael tema de la esclavitud y de las primeras conquistas capitalistas como combina-cin de deseo de progreso humano con el deseo de justicia y libertad humana.

    La mayora de los pensadores polticos modernos intentan juzgar la esclavi-tud en el mundo antiguo como algo incondicionalmente malo e injusto. Para

    Rawls, la justicia rechaza el que la prdida de libertad para algunos sea correctapor beneficiar a otros. La verdad y la justicia, como primeras virtudes de toda acti-vidad humana son inalterables. Rawls distingue entre una concepcin general dela justicia y una concepcin especial, que slo se aplica a sociedades material-mente avanzadas, en las cuales gente justa en una sociedad justa no cambia-r una menor libertad por una mejora en su bienestar econmico. Slo cuando lascondiciones sociales no permiten la instauracin efectiva de estos derechos, sepuede reconocer su restriccin. La falta de libertades slo se puede aceptar cuan-do sea necesaria para mejorar la calidad de la civilizacin de manera que todo el

    mundo pueda, a su debido tiempo, gozar de las libertades igualitariamente.Segn Vogel, Rawls cree que el llamadoprincipio de la diferencia es vli-

    do tambin para la concepcin de la justicia histricamente ms general: los msdesfavorecidos (los que poseen menos libertades) deben beneficiarse en generaldel acuerdo social desigual relativo a las alternativas histricas, contando tantocon las libertades de que disponen como con la prosperidad material. Rawls noexplica qu tipos de equilibrios entre la libertad y el bienestar econmico sonaceptables en qu circunstancias materiales de la historia. Dice que su concep-cin general de la justicia no impone restricciones sobre el tipo de desigualdades

    tolerables y slo exige que mejore la posicin de todo el mundo. Tambin insis-te que no tenemos que imaginar nada tan drstico como para que se consienta unalimitacin tal de la libertad como la esclavitud.

    Por tanto, Rawls pone como condicin de la justicia la exigencia de ser capa-ces de presentarle a aquellos a los que se les pide un sacrificio en su nombre razo-nes que lo justifiquen. La teora trgica de la historia en Marx, destaca el hechode que no existen tales razones justificatorias para aquellos a los que se les pide

    54

    K. MARX, y F. ENGELS,Manifiesto del partido comunista, Utopas, Madrid, 1998, p. 59.

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    que se sacrifiquen en nombre del progreso humano. Tanto en la antigua Atenascomo en la acumulacin primitiva se viola la concepcin general de la justicia deRawls. Qu hubiera significado para la antigua Grecia la justicia rawlsiana comovirtud poltica suprema? Marx seala que haba dos posibilidades para Atenas: laesclavitud o un sistema agrcola familiar atomizado de subsistencia y, por tanto,la inexistencia de Atenas tal como la conocemos. Es posible, sin embargo, adop-tar posiciones intermedias, pero estos compromisos no seran del gusto de losrawlsianos pues seguiran violando los derechos bsicos de nuestra concepcinmoderna de la integridad de las personas para el grupo menos favorecido. Vogelseala que las opciones histricas estn ms limitadas por las circunstancias mate-riales de lo que a veces se supone desde nuestra especulacin moral.

    Sin embargo, no debemos olvidar que no existe justificacin que podamosdar a los antiguos esclavos por su sacrificio en funcin del beneficio actual. Nocaben justificaciones morales utilitaristas o funcionalistas inevitablemente liga-das al futuro. La idea de la justificacin ante las personas es bsica para la tica.Una prueba sencilla de comprobar si uno considera una justificacin como vli-da es ver si uno aceptara esa justificacin en caso de que estuviera en la posi-cin de esa otra persona. La teora marxista de la historia reconoce abiertamen-te que el progreso histrico acontece sin ninguna justificacin para las vctimasinocentes. Forma parte de la interpretacin trgica de la historia de Marx.

    Puesto que Marx es hijo de la Ilustracin se siente en conflicto indeciso antela esclavitud en el mundo antiguo y ante el capitalismo primitivo. Tambin sea-la que slo cuando una gran revolucin social haya dominado los resultados dela poca burguesa,... las modernas fuerzas de produccin, y las haya sometidoal control comn, slo entonces dejar el progreso humano de parecerse a esehorrendo dolo pagano, que se dignaba a beber el nctar slo en las calaveras delos vencidos55.

    El problema no es nicamente que los derechos humanos y el progresohumano puedan entrar en conflicto. No existe contradiccin lgica en la bsque-

    da de un buen resultado en un proceso que uno rechaza. La postura de Marx noes que sea menos conflictiva y tensa que la realidad misma, sino que no es con-tradictoria desde un punto de vista lgico. Esto plantea problemas para todo mar-xista que crea que la teora normativa fundamental de Marx es una teora de losderechos naturales (como antes sealaba Geras) o una teora de la justicia distri-butiva como se ve en Cohen o Elster. Cohen en su Teora de la historia de Karl

    Marx cree que puede reducir la tensin entre su compromiso con los derechos

    55

    K. MARX y F. ENGELS,Acerca del colonialismo, Jcar, Gijn, 1978, p. 86.

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    naturales y con la teora marxiana de la historia distinguiendo entre las cuatroproposiciones siguientes:

    1. Toda explotacin, incluyendo aquella que lleva a la liberacin, es injusta.2. La liberacin exige un progreso productivo, y el progreso productivo

    exige una explotacin.3. Independientemente de que el progreso productivo fuera inevitable, la

    explotacin no lo fue. La justicia sin progreso productivo no fue unaopcin histricamente factible, porque la justicia no fue una opcin his-tricamente factible.

    4. Las clases dominantes siempre explotan a las clases subordinadas en

    mayor medida de lo que exigira el progreso productivo.

    Cohen, cree que de acuerdo con las proposiciones 2 y 4, una economa demercado capitalista fue necesaria para elevar el nivel de fuerza productiva a laaltura liberadora que ha alcanzado ahora, pero tambin que la cantidad de explo-tacin que el capitalismo impuso superaba el nivel necesario para alcanzar laliberacin ahora hecha posible. Seala, a continuacin, que si hubiera vivido en1820 se hubiera incorporado a la lucha contra el capitalismo, dudando que tuvie-ra xito, hasta el punto de no permitir la liberacin ahora hecha posible, pero dis-

    puesto a luchar incluso si esa duda resultara fuera de lugar. Parece decir que situviera que escoger forzosamente, preferira la justicia al socialismo; para Vogel,Cohen est dispuesto a luchar contra la explotacin incluso si esto conllevara elfin del capitalismo y no permitiera la liberacin. Escoger la justicia antes que elsocialismo solucionara su dilema lgico.

    Este problema que Cohen achaca a Marx, Vogel lo denomina como para-doja de Kant, ya que el filsofo de Knigsberg admiraba la Revolucin francesacomo intento del pueblo de conformar sus instituciones sociales de acuerdo conla razn y por medio de una forma de gobierno republicana. Pero Kant tambin

    afirmaba que nunca se puede uno rebelar contra un gobierno, independiente-mente de lo injusto que sea. De esta manera, Kant tiene una idea de los derechoshumanos, sobre lo que uno le puede hacer moralmente a otro, que entra en con-flicto con su ideal del destino humano, el cual exige un progreso hacia una metade libertad humana por medio de la razn en Estados republicanos56. Esto es,exactamente, lo que le sucede a Cohen, quien tiene una idea de la dignidad huma-na en cuanto a derechos naturales que entra en conflicto con su idea de destino

    56

    VOGEL,La tragedia de la historia, p. 70.

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    humano, entendido como socialismo marxista. Aspira por tanto Cohen al resul-tado de un proceso histrico sin ser capaz de aceptar ese proceso.

    Por otra parte, Vogel insertar la paradoja de Kanten el dilema de laIlustracin, en el cual uno se situar si:

    1. Es hijo o hija de la Ilustracin, la cual valora tanto la dignidad humanacomo elprogreso humano.

    2. Acepta la teora de la historia como conflicto, lo que supone que el des-arrollo humano slo puede tener lugar a costa de la dignidad humana.

    3. Acepta la exigencia de un imperativo tico universal, la idea de que losprincipios ticos han de encaminar las acciones bajo cualquier circuns-

    tancia histrica.

    Segn Vogel, quien acepte las dos primeras premisas se halla en laparado-ja de Kant, que es una posicin tirante pero no contradictoria desde un punto devista lgico. Cohen, Rawls y Stuart Mill aceptan las tres tesis y Marx tiene razo-nes coherentes para rechazar la tercera. Una vez llegado a este punto la tragediade la historia es un dilema [tanto] para los funcionalistas como para las teoras ti-cas basadas en los derechos57. Obviamente, no todos los funcionalistas quedarnatrapados pues muchos de ellos no son hijos de la Ilustracin (Bentham). Otra va

    para salir del dilema es rechazar la meta de progreso humano, pues no les impor-ta o lo encuentran ininteligible (Friedrich Nietzsche, Jacques Derrida o RichardRorty). Marx y Cohen aceptan la teora de la historia como conflicto. Rawls y Millintentarn salir del dilema negando la teora de la historia como conflicto, reco-rriendo el sendero fcil y liberal de la historia.

    La teora de la justicia de Rawls tiene que sostener que, aunque los hechosbrutales de Atenas o del capitalismo primitivo estn documentados histricamen-te, siempre hubo una alternativa de desarrollo histrico y tecnolgico moralmentepreferible. Exige un argumento general y ahistrico que diga que las situaciones de

    tragedia histrica pueden no aparecer nunca. La esclavitud puede ser un hechoautntico, pero no puede ser un hecho necesario para que se produzca el desarrollohistrico, pues de otra manera deber abandonar el concepto ilustrado de progresohumano, un concepto que Rawls busca mantener, puesto que relaja la preferenciade la libertad ante la concepcin general de la justicia. En palabras de Vogel:

    Si Rawls quiere proporcionarnos una explicacin de la historia compatiblecon su teora tica, tiene que explicar por qu las vas de desarrollo alternativas,

    57

    Ibid., p. 68.

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    ms deseables moralmente, no llevaron a ninguna parte, y dar razones por estos fra-casos, aparte de las falsas explicaciones, como la perfidia humana, el egosmo o la

    falta de disposicin para seguir los correctos principios de justicia. Si no puedeexplicarlo histricamente entonces su teora tica es utpica en el sentido peyorati-vo de la palabra58.

    Se trata de una teora tica apriorstica en conflicto con la historia y que, portanto, resulta susceptible de ser refutada empricamente.

    Sin embargo, necesitamos emitir juicios morales realistas y vinculantessobre los acontecimientos histricos del pasado. Es muy comn, ante estos jui-cios morales, ocupar el puesto de agente moral que ha de adoptar una postura.

    Esta sera la tesis del imperativo tico que comentbamos antes respecto al dile-ma de la Ilustracin. Rawls no cree que para ser ticos debamos adoptar el puntode vista de la eternidad (sub specie aeternitatis) en todas nuestras acciones dia-rias. La autonoma y la pureza de corazn son las virtudes exigidas en el tipoideal rawlsiano. Pero la autonoma racional, desde el punto de vista de la eter-nidad, es su ideal tico, y ste requiere que seamos capaces de dar razones que

    justifiquen nuestras acciones ante cualquiera, en cualquier momento histricobajo las concepciones de la justicia antes vistas general o especial. La virtudtica de la autonoma racional nos proporciona una razn para plantear pregun-

    tas prcticas sobre acontecimientos ante los cuales no podemos incidir comoagentes reales.El principio de arbitraje de John Stuart Mill y la virtud de la autonoma de

    Rawls (reflejo de su kantismo) desde la perspectiva de la eternidad comparten laaspiracin a un imperativo tico universal. Ambos intentan dar justificacionesemitiendo juicios morales claros, prcticos y vinculantes acerca de aconteci-mientos sobre los que no podemos actuar como agentes y que resultan muy dife-rentes de aquellos acontecimientos sobre los que s podemos.

    La propuesta de abandonar la pretensin de un imperativo tico universalno ha de confundirse con la idea de que no podemos emitir juicios morales ovalorativos en retrospectiva, o con la postura relativista histrica, que sostieneque las normas ticas actuales no se pueden aplicar fructferamente a las pocashistricas pasadas. La experiencia pasada sigue siendo el mejor mtodo quetenemos para comprobar los resultados previsibles de las diferentes propuestaspolticas que puedan aparecer. Pero aceptar que la historia es un proceso cohe-rente y explicable con resultados recurrentes no implica que necesariamenteaceptemos la tesis del imperativo tico universal.

    58

    Ibid., p. 70.

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    Marx escapa al dilema de la Ilustracin porque orienta sus recomendacio-nes polticas vinculantes hacia el desarrollo histricamente contingente de laclase trabajadora. Esto implica el rechazo a una parte importante del conceptocomn de la tica poltica, porque no se considera normalmente que la tica enel mundo poltico se haya hecho vinculante en 1848, ya que los esclavos y loscampesinos rebeldes han contribuido a alimentar los ideales de las luchas de laclase trabajadora: pensemos en la Liga de Espartaco, por ejemplo. Pero los pro-pietarios de esclavos y los seores feudales, y los artistas y cientficos que depen-dan de ellos, tambin han contribuido de manera fundamental a la posibilidad deemancipacin humana bajo el socialismo59. Marx le contestara a Cohen, cuan-do se preguntaba sobre qu habra hecho en 1820 en tanto que agente histrico,

    que hay ciertas preguntas sobre el pasado que un agente histricamente cons-ciente no se hace. Un agente histricamente consciente rechaza la exigencia deun imperativo tico universal.

    Para Cohen, el objetivo moral abstracto y ahistrico de detener la injusticiaes la razn para alinearse con la clase trabajadora. Marx se aline con la Comunaporque formaba parte del movimiento histrico en sus primeros intentos de actuarcomo un agente histrico unificado, pero rara vez vacila en decir que ciertas pro-testas de la clase trabajadora y sus lderes polticos eran prematuras o utpicas.Marx no se alinea con los comuneros por razones de justicia sino por lo que repre-

    sentan histricamente y por lo que el movimiento significa desde el punto de vistadel destino humano60. La coaccin que Marx cree necesaria para promover elprogreso humano entra en conflicto con muchas concepciones modernas de losderechos humanos. Sin embargo, Marx acta segn una idea reconocible de ladignidad humana, en su visin de una sociedad en la que el libre desarrollo decada persona es una condicin para el libre desarrollo de todas las personas.

    Por tanto, la posibilidad de llevar a cabo todas las metas normativas deMarx, por medio de la accin de la clase trabajadora, nos proporciona el criteriocentral de sus recomendaciones polticas maduras. Esto contradice a algunos

    autores que, como Geras o Elster, pretenden que el pensamiento normativo deMarx se basa en una teora transhistrica de justicia distributiva. El principio decada cual segn su capacidad y a cada uno segn su necesidad, hace difcil lacomparacin entre Rawls y Marx. Segn Bensad, el primer principio se situa-ra ms ac de la justicia distributiva; el segundo, ms all; elegante manera dedecir que Marx nunca se coloca en el terreno de la justicia distributiva61.

    59 Ibid., p. 72.60 Ibid., p. 74.61

    BENSAD, Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura critica, p. 207.

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    62 VOGEL,La tragedia de la historia, p. 7463 Ibid., p. 75.64

    K. MARX y F. ENGELS,La Sagrada familia, Grijalbo, Mjico, 1967, p. 80.

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    Geras relaciona su pesimismo e incertidumbre histricos hacia la clase tra-bajadora y el socialismo con un deseo de volver a las bases filosficas del libe-ralismo, al tiempo que elude cualquier especulacin histrica mayor. Algo pare-cido le sucedi tambin a Bernstein. Es parte comn de la tradicin liberal eldeber de ser cautos frente a los intentos de cambiar la historia, prefiriendo uncomportamiento moral a las grandes ilusiones de transformacin revolucionaria,cuando los dos entran en conflicto. Vogel denomina a esta postura argumentoanti-Robespierre, producto del desencanto con la historia humana y del pesi-mismo acerca de las posibilidades humanas. El marxismo es un producto, aun-que complejo y crtico, de la Ilustracin. Marx cree firmemente en el progresohumano, en la posibilidad de comprender la historia humana y en la convenien-

    cia de la transparencia social62.Pero el pesimismo, representa lo mejor de la tradicin liberal? Los libera-

    les clsicos de la Ilustracin como Kant o Locke, crean de manera progresista yoptimista, en la racionalidad, en una mayor comprensin social y en el progresoeconmico. Locke justific la Gloriosa Revolucin de 1688 mediante suEnsayosobre el gobierno civil y Kant hizo lo propio ante la opinin pblica alemana endefensa de la Revolucin Francesa durante el Terror. Vogel sentencia:

    A la humanidad le llev slo cinco mil aos progresar desde el desarrollo del

    lenguaje escrito al dominio de nuestro cdigo gentico. Hace siete mil aos domes-ticbamos el fuego, ahora desintegramos el tomo. La esperanza de vida humanamedia se ha ms que duplicado en los ltimos dos mil aos. Los acontecimientosde los ltimos aos no debilitan, desde un punto de vista racional, el optimismobsico de Marx acerca del potencial humano63.

    La historia no tiene garantas, la historia no nos muerde la nuca, la histo-ria no hace nada64. No existe argumento persuasivo en Marx, o en otros, quedemuestre que la Ilustracin ha de triunfar finalmente. Es probable que el libera-lismo moderno, para recuperar su optimismo original, necesite ir a la ms avan-zada escuela del marxismo para recuperar sus races.

    Nos queda la cuestin de si sigue siendo racional creer que la clase trabaja-dora es el agente central del progreso social. Vogel esgrime dos argumentos ensu defensa; primero, es impresionista cambiar nuestra opinin sobre el papel de

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    la clase trabajadora nicamente en base a los acontecimientos en la antiguaURSS... La clase trabajadora tal y como la defini el marxismo, sigue siendo lagente con mayor capacidad e inters (que puede incluir junto a los interesesmateriales, intereses culturales y morales como la solidaridad o la dignidad per-sonal). El que esta resistencia tenga xito en el siglo veintiuno o en el veintids,no parece especialmente relevante a la hora de evaluar la validez de diferentesvisiones de la historia en el ao 3450; segundo, la visin de una revolucin pro-letaria triunfante le permiti a Marx actuar en base a una visin triunfalista delprogreso humano y la dignidad humana. Si la clase trabajadora no puede com-portarse como pensaba Marx, slo puede significar que no podemos, inclusoahora, escapar a la perspectiva trgica de los asuntos humanos que es una cons-

    tante en la literatura marxista sobre la historia65.Parece ser que quienes rechazan las opiniones de Marx sobre el potencial

    revolucionario de la clase trabajadora tienen razn. A ellos les corresponde ofre-cer una explicacin de la historia ms coherente del cambio social.

    65

    VOGEL,La tragedia de la historia, p. 80.