teorías conductistas
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Las Teorías Conductistas del aprendizaje
A lo largo de los dos últimos siglos, diferentes teorías han intentado explicar cuestiones
relacionadas con el aprendizaje. ¿Qué es?, ¿cómo ocurre?, ¿qué factores influyen en él? y
¿de qué manera se aplican los principios de este en diversos contextos educativos?, son solo
algunos de los interrogantes que se han planteado los profesionales de la educación y la
psicología, con el fin de comprender en su totalidad los procesos humanos de aprendizaje.
A partir de estos cuestionamientos, durante la primera mitad del siglo XX, las teorías
conductistas se presentaron como el principal marco de referencia para explicar el
aprendizaje. Por lo anterior, el propósito de este texto es exponer la propuesta central de las
teorías mencionadas, que se enfocan en explicar el aprendizaje en términos de los
componentes objetivos y observables de la conducta mediante contingencias ambientales,
sin tener en cuenta los procesos internos de naturaleza mental. Para cumplir dicho
propósito, definiré qué es el aprendizaje desde la perspectiva conductista, luego expondré y
ejemplificaré cómo ocurren los procesos de aprendizaje y, por último, reflexionaré en torno
a los aspectos más valiosos del conductismo para mi formación y futura práctica en el aula.
En primer lugar, para explicar el aprendizaje en todas sus dimensiones, las teorías
conductistas tuvieron que abordar la cuestión más elemental, es decir, definir qué es el
aprendizaje. En este escenario, el aprendizaje se concibe como un proceso que consiste en
el cambio de cierto comportamiento, debido a la adquisición, reforzamiento y formación de
asociaciones entre estímulos del ambiente y determinadas respuestas (Schunk, 2012). De
acuerdo con Williams (1999), los conductistas asumen el aprendizaje como la expansión
del repertorio de una conducta en virtud de factores ambientales, tales como la
configuración de los eventos y la presencia de ciertos reforzadores. Así, el aprendizaje es
evaluado en términos de las conductas que son observables y medibles.
Teniendo en cuenta lo anterior, para que se dé lugar al aprendizaje necesariamente debe
existir un cambio en el comportamiento del individuo. De esta manera, el aprendizaje es un
proceso que ocurre de forma gradual, bajo condiciones ambientales apropiadas, en lo que
concierne a la disposición y la presentación de los estímulos; estímulos que se irán
asociando con ciertas repuestas o, en su defecto, ciertas acciones con sus respectivas
consecuencias. En este sentido, el condicionamiento clásico, desarrollado por el científico
ruso Ivan Pavlov, explica el aprendizaje como como un proceso a través del cual un
comportamiento (respuesta) que antes ocurría tras un evento determinado (estímulo
incondicionado) puede ocurrir tras otro evento diferente (estímulo condicionado). Por
ejemplo, cuando Pavlov le mostraba alimento a su perro (estímulo incondicionado),
provocaba salivación en él (respuesta incondicionada). A su vez, con la presentación de un
metrónomo (estímulo neutro) en un principio no se producía respuesta alguna. No obstante,
después de varios intentos, Pavlov logró que su perro asociara el sonido del metrónomo
(estímulo condicionado) con la presencia de alimento, puesto que el animal producía saliva
(respuesta condicionada) cada vez que escuchaba este sonido (Schunk, 2012). Por su parte,
el condicionamiento operante, propuesto por el psicólogo B.F Skinner, explica el
aprendizaje por medio de la contingencia de tres términos, en el cual un estímulo
discriminativo (evento del ambiente/antecedente) posibilita la aparición de una respuesta
que, a su vez, es seguida de un estímulo reforzante (consecuencia), es decir, que aumenta la
probabilidad de que la respuesta se repita en el futuro (Schunk). Para ilustrar este proceso,
resalto de mi experiencia personal que, cuando cursaba cuarto grado, logré superar mi
miedo a participar en clase y pude ser autónoma en la ejecución de mis deberes escolares
mediante el uso de un sistema de economía de fichas. Específicamente, mi maestra nos dio
a cada uno de los estudiantes una hoja con 30 casillas (presentación del estímulo), cada una
de las cuales correspondía a un día de la semana. De esta manera, si realizábamos todas las
tareas asignadas―de forma correcta y ordenada― para la clase, y además participábamos
activamente durante la sesión, obtendríamos una carita feliz al final de la clase (reforzador).
Así, el estudiante que tuviera más caritas felices al término del mes, obtendría un premio
sorpresa (estímulo contingente/reforzador). Ahora bien, personalmente no estaba habituada
a realizar mis deberes de manera autónoma y temía participar. Sin embargo, el deseo de
obtener el premio sorpresa me llevó a adquirir responsabilidad con mis deberes y
gradualmente ir superando el miedo a realizar aportes en clase (consecuencia). Por último,
al finalizar el mes, gané el premio sorpresa y a partir de ese momento adquirí conductas que
antes no me caracterizaban como estudiante.
Finalmente, a la luz de la propuesta central de las teorías conductistas, he podido
reflexionar en torno a los aportes más valiosos de estas teorías para mi formación y futura
práctica en el aula. En primera instancia, los postulados de las teorías conductistas me
exigen que como docente debo considerar cuáles son las principales variables ambientales
que afectan el aprendizaje de los estudiantes. Puesto que, las teorías conductistas al destacar
el papel del ambiente, en términos de la disposición y presentación de los estímulos, hace
posible que logre identificar qué antecedentes o consecuentes pudieron haber provocado un
determinado cambio en la conducta de los estudiantes. Y en este sentido, determinar cómo
dichos factores ambientales contribuyen al desarrollo de conductas deseables que
favorezcan el aprendizaje en el aula. Por último, el conductismo me advierte que, sin datos
confiables y observables de las conductas que se dan al interior del aula, será difícil
implementar cambios que posibiliten un entorno de aprendizaje productivo, ya que para
ello se requiere describir qué comportamientos tuvieron lugar y las circunstancias en las
cuales se llevaron a cabo.
Bibliografía
Williams, R. (1999). The behavioral perspective in contemporary education. The Teacher Educator, 35(2), 44–60. Recuperado de: http://doi.org/10.1080/08878739909555225
Schunk, D. H. (2012). Teorías del aprendizaje. Una perspectiva educativa. Pearson Educación.