tema x: profetas al lado de su pueblo

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TEMA X: PROFETAS AL LADO DE SU PUEBLO 67 Tema 10.- Profetas al lado de su pueblo FUNDAMENTACIÓN Isaías es un profeta que le toca vivir un momento histórico importante para su pueblo. Ante un reinado corrupto, denuncia la injusticia en que vive la clase dominante, explotando y haciendo sufrir a la gente sencilla del pueblo. Una vez que este pueblo es derrotado, hecho esclavo y llevado al destierro, el profeta Isaías comienza a darles esperanza y fuerzas, animándoles a renovar su fe en Dios, ese Dios que habían abandonado, porque Él sigue con ellos, y los liberará de este momento. La palabra y la vida de Jeremías rompe un silencio casi absoluto de los profetas en Israel que se prolongaba desde Isaías. Aunque en los primeros años de su vida gozó de la protección de amigos poderosos, luego cayó en desgracia ante los dirigentes religiosos y civiles de su pueblo. En varias ocasiones fue sometido a arresto en su propia casa, se le impidió hablar en público, fue lanzado a una cisterna que hizo las veces de calabozo y, asimismo, se le consideró traidor y derrotista en tiempo de guerra. Identifica la actitud de los profetas ante su pueblo, valorando la respuesta al llamado de Dios, por lo que es crítico frente a los hechos de injusticia. Isaías 6, 1-9; Amós 5, 10-14; Jeremías 1, 4-10 CONOCEMOS LA REALIDAD Despertando el interés Entonan el siguiente canto y reflexionan sobre su mensaje: “El Profeta 1.- Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre, antes que tu nacieras, te conocía y te consagré, para ser mi profeta de las naciones yo te escogí. Irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás. Tengo que gritar, tengo que arriesgar. ¡Ay de mí si no lo hago! Como escapar de Ti, como no hablar, Si tu voz me quema dentro. Tengo que andar, tengo que luchar. ¡Ay de mí si no lo hago! Como escapar de Ti, como no hablar, Si tu voz me quema dentro. 2.- No temas arriesgarte porque contigo Yo estaré. No temas anunciarme porque en tu boca, Yo hablaré. Te encargo hoy mi pueblo para arrancar y derribar. Para edificar, destruirás y plantarás. 3.- Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre, abandona tu casa, porque la tierra gritando está. Nada traigas contigo porque a tu lado Yo estaré. Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está. Recogiendo los saberes previos ¿Desde qué momento es escogido este profeta? ¿Por qué no puede dejar de hablar en nombre de Dios? ¿Por qué no debe tener miedo a proclamar la Palabra de Dios? ¿Cuál es la misión encargada por Dios? Confrontando los saberes ¿Crees que cada persona tiene una misión en esta tierra? ¿Cómo crees que podemos descubrir nuestra misión en la tierra? ¿Crees que los profetas arriesgan su vida por decir la verdad? ¿Conoces a alguien que es o haya sido profeta? Si tú fueras profeta, ¿qué te gustaría anunciar y qué te gustaría denunciar?

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TEMA X: PROFETAS AL LADO DE SU PUEBLO

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Tema 10.- Profetas al lado de su pueblo

FUNDAMENTACIÓN

Isaías es un profeta que le toca vivir un momento histórico importante para

su pueblo. Ante un reinado corrupto, denuncia la injusticia en que vive la

clase dominante, explotando y haciendo sufrir a la gente sencilla del pueblo.

Una vez que este pueblo es derrotado, hecho esclavo y llevado al destierro,

el profeta Isaías comienza a darles esperanza y fuerzas, animándoles a

renovar su fe en Dios, ese Dios que habían abandonado, porque Él sigue con

ellos, y los liberará de este momento.

La palabra y la vida de Jeremías rompe un silencio casi absoluto de los

profetas en Israel que se prolongaba desde Isaías. Aunque en los primeros años de su vida gozó de la protección de amigos poderosos, luego cayó en

desgracia ante los dirigentes religiosos y civiles de su pueblo. En varias

ocasiones fue sometido a arresto en su propia casa, se le impidió hablar en

público, fue lanzado a una cisterna que hizo las veces de calabozo y,

asimismo, se le consideró traidor y derrotista en tiempo de guerra.

Identifica la actitud de los profetas ante su pueblo, valorando la respuesta al

llamado de Dios, por lo que es crítico frente a los hechos de injusticia.

Isaías 6, 1-9; Amós 5,

10-14; Jeremías 1, 4-10

CONOCEMOS LA REALIDAD

Despertando el interés

Entonan el siguiente canto y reflexionan sobre su mensaje: “El Profeta

1.- Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre, antes que tu nacieras, te conocía y te consagré, para ser mi profeta de las naciones yo te escogí. Irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás.

Tengo que gritar, tengo que arriesgar. ¡Ay de mí si no lo hago! Como escapar de Ti, como no hablar, Si tu voz me quema dentro. Tengo que andar, tengo que luchar. ¡Ay de mí si no lo hago! Como escapar de Ti, como no hablar, Si tu voz me quema dentro.

2.- No temas arriesgarte porque contigo Yo estaré. No temas anunciarme porque en tu boca, Yo hablaré. Te encargo hoy mi pueblo para arrancar y derribar. Para edificar, destruirás y plantarás.

3.- Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre, abandona tu casa, porque la tierra gritando está. Nada traigas contigo porque a tu lado Yo estaré. Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.

Recogiendo los saberes previos

¿Desde qué momento es escogido este profeta?

¿Por qué no puede dejar de hablar en nombre de Dios?

¿Por qué no debe tener miedo a proclamar la Palabra de Dios?

¿Cuál es la misión encargada por Dios?

Confrontando los saberes

¿Crees que cada persona tiene una misión en esta tierra?

¿Cómo crees que podemos descubrir nuestra misión en la tierra?

¿Crees que los profetas arriesgan su vida por decir la verdad?

¿Conoces a alguien que es o haya sido profeta?

Si tú fueras profeta, ¿qué te gustaría anunciar y qué te gustaría denunciar?

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TEMA X: PROFETAS AL LADO DE SU PUEBLO

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CONSTRUYENDO EL APRENDIZAJE

Iluminando con la Palabra de Dios

El profeta Isaías

A partir del año 740 a.C. la nación de Asur empieza sus conquistas. Todos los pueblos del Medio Oriente se asustan y tratan de resistir, animados por otro país grande, Egipto. En este conflicto desaparecerá Israel del Norte; Samaría, su capital, será tomada y su población desterrada en el 720.

En el año 736, Israel del Norte y sus vecinos de Aram, tratan de obligar al reino de Judá a que se una a ellos contra Asur. Entonces Ajaz, rey de Jerusalén, a pesar de las advertencias de Isaías, llama a los ejércitos de Asur. Estos destruyen a Israel y a Aram, pero también saquean el país de Judá.

En los años 701-691, Senaquerib, rey de Asur, viene a someter a Judá. El rey Ezequías, animado por Isaías, le resiste, y sucede la célebre liberación milagrosa de Jerusalén.

Muy corto ha sido el período de gloria y de prosperidad de Israel. El reino de David, reino de Dios entre los hijos de Israel, ha pasado a ser una nación pequeña, en nada diferente de las demás naciones pequeñas, que en ese tiempo tratan de sobrevivir ante sus poderosos vecinos.

Israel había creído en su propia misión mientras la suerte lo favorecía. Cuando se comprobó que ya no podría dominar a los otros pueblos, perdió el sentido de su propia identidad y se puso a vivir como los demás.

Israel sabe, porque tiene libros, y porque los ancianos se lo cuentan a sus hijos, que Yavé, su Dios, es el Dios de los dioses; los israelitas suben a Jerusalén para ofrecer sacrificios, y siguen las costumbres religiosas de sus mayores. En realidad, como Isaías se lo echará en cara, "todo esto no es más que mandatos de hombres, religión aprendida que no brota del corazón". Las procesiones son concurridas, y el clero, poderoso, pero detrás de esa fachada, ninguna vida, y bastaría con la hostilidad del poder para echar abajo la religión oficial.

La fe no tiene fuerza porque no se apoya en una experiencia de Dios. Y si no se ha hecho esa experiencia, si el conjunto de los fieles no la hace, si se contentan con repetir las experiencias religiosas de sus mayores, todo muere poco a poco.

Isaías fue, en aquel tiempo, el hombre que hizo nuevamente esta experiencia y encontró al Dios vivo. Este joven de noble familia, que "había visto a Yavé", habló sin cesar en nombre del Dios presente en Israel, y al que Israel desconocía. En sus palabras encontramos:

Los ecos de un período de angustia. La pequeña nación de Judá está apretada entre dos grandes naciones, Asur y Egipto; los políticos se preguntas por cuál de las dos hay que dejarse devorar. Isaías contesta: "Busquen primeramente el reino de Dios y procuren establecer su justicia entre ustedes. Y él les hará más fuerte que los poderosos."

Una lucha perseverante para despertar la fe de hombres sin horizontes. Hay mucha religión exterior, pero muy poca responsabilidad, muy poco cariño a Dios, poca inquietud para hacer su voluntad. Isaías repetirá: "Crean en Él, Él es Santo, Él está aquí entre ustedes, y si no se hacen firmes apoyándose en Él, los aplastará."

Las promesas de Dios a los reyes descendientes de David. En realidad, sean buenos o malos, son hombres bien mediocres para ser depositarios de promesas tan trascendentales. Isaías, sin embargo, afirmará en las horas más sombrías, que Yavé ha escogido a Jerusalén y a David, su rey. De él nacerá Cristo, rey de la Paz.

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El profeta Jeremías

Reyes y generales se agitan en el escenario político; sacerdotes y charlatanes proporcionan al pueblo la verdad que quiere oír; guerras y hambre tienen postrados a los hombres. ¿Quién lleva adelante la misión de Israel, instrumento de Dios en el mundo?

Dios entonces busca una persona para darle poder, no sólo sobre Israel, sino sobre las naciones, para arrancar y destruir, edificar y plantar. En una palabra, le encarga la misión de acelerar la historia. Este hombre será Jeremías, un muchacho de Anatot, descendiente de una familia de sacerdotes.

Jeremías no sólo pronunció los discursos que se hallan en este libro, sino que además vivió personalmente los acontecimientos como testigo de Dios. Cooperó con Dios -la palabra no nos debe asustar- en sus decisiones supremas que dirigen la historia. Dios obra en la historia mediante las obras, las palabras, los escritos y los rezos de muchísima gente. Pero también impulsa fuerzas más profundas que sacuden la inercia de los corazones y hacen más fuerte entre los hombres el afán de justicia. En estos campos que Dios se ha reservado, solamente cooperan esos pocos a los que «conoció y consagró antes de que nacieran».

No sin razón los judíos creyeron, en tiempos posteriores, que Jeremías, después de muerto, estaba delante de Dios, intercediendo por ellos. El recuerdo de sus pruebas, junto con el fin trágico del rey santo Josías, abrieron muy discretamente la mentalidad, hasta el momento triunfalista, de los creyentes: la salvación se haría mediante las pruebas, tanto del Salvador como del pueblo escogido. Incluso, el anuncio por Jeremías, de una "nueva Alianza", desacreditaba el orgullo y la seguridad fácil que el pueblo escogido podía sacar de la alianza del Sinaí.

Contexto de la Lectura

El libro de Isaías y de sus discípulos, es el más importante de los libros proféticos, que recordarán y citarán constantemente Jesús y sus apóstoles. Las palabras de Isaías están contenidas en los capítulos 1-39 del libro que lleva su nombre. La segunda parte del libro, o sea, los capítulos 40-66, reúne las palabras de otros profetas que escribieron siglo y medio más tarde

Entre las últimas profecías de Isaías (690) y la vocación de Jeremías (626) median sesenta años, de los cuales casi cincuenta corresponden al reinado de Manasés. Este hizo cuanto pudo por destruir la fe tradicional (ver 2 Reyes 21). Después, en el año 640, un niño, Josías, sube al trono y muy lentamente se reaniman las brasas de la fe.

Este es el momento en que el descubrimiento del libro de la Ley, ocasiona una renovación religiosa, “la Reforma de Josías” (2 Reyes 22). Pero ya algunos años antes, Dios había llamado a Jeremías, hacia el año 626 antes de Cristo.

Luego, los acontecimientos que siguieron y que presenció Jeremías, se volvieron trágicos. Están contados a partir de 2 Reyes 23,25 y están reproducidos en parte en Jeremías 39.

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Escuchamos la Palabra

Vi al Señor sentado en un trono elevado. Por encima de

él había serafines que aclamaban: "Santo, Santo, Santo

es Yavé de los Ejércitos, su Gloria llena la tierra toda."

Yo exclamé: "¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un

hombre de labios impuros y mis ojos han visto a Yavé!"

Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un

carbón encendido que había tomado del altar con unas

tenazas, tocó con él mi boca y dijo: "Mira, esto ha tocado

tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu pecado,

borrado."

Y oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré, y quién

irá por nosotros?"

Y respondí: "Aquí me tienes, mándame a mí."

El me dijo: "Ve y dile a este pueblo: Por más que ustedes

escuchen, no entenderán; por más que ustedes miren,

nunca ven." (Isaías 6, 1-9)

¡Ay de ustedes, que transforman las leyes en algo

tan amargo como el ajenjo y tiran por el suelo la

justicia! Ustedes odian al que defiende lo justo y

aborrecen a todo el que dice la verdad.

Pues bien, ya que ustedes han pisoteado al pobre,

exigiéndole una parte de su cosecha, esas casas de

piedras canteadas que edifican no las van a

ocupar, y de esas cepas que ahora plantan no

probarán el vino.

Pues yo sé que son muchos sus crímenes y pecados,

opresores de la gente buena, que exigen dinero y

hacen perder su juicio al pobre en los tribunales.

Busquen el bien y no el mal si quieren vivir, para que

así Yavé esté con ustedes. (Amós 5, 10-14)

Me llegó una palabra de Yavé: "Antes de

formarte en el seno de tu madre, ya te

conocía; antes de que tú nacieras, yo te

consagré, y te destiné a ser profeta de las

naciones."

Yo exclamé: "Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría

hablar yo, que soy un muchacho!"

Y Yavé me contestó: "No me digas que eres

un muchacho. Irás adondequiera que te

envíe, y proclamarás todo lo que yo te

mande. No les tengas miedo, porque estaré

contigo para protegerte, palabra de Yavé."

Entonces Yavé extendió su mano y me tocó

la boca, diciéndome: "En este momento

pongo mis palabras en tu boca. En este día te

encargo los pueblos y las naciones:

Arrancarás y derribarás, perderás y destruirás,

edificarás y plantarás." (Jeremías 1, 4-10)

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Interiorizando la Palabra:

Isaías nos describe su propia llamada, su vocación. Dios actúa en la historia de su pueblo, pero necesita mediadores, personas que se comprometen a anunciar la liberación de Dios. La tarea es difícil, y solos nada se puede. Por eso, cuando el llamado reconoce que sus fuerzas no son suficientes, confía en Dios y éste no le falla.

Los hombres de hoy necesitamos a alguien que nos diga la verdad, aunque duela, si no podemos acostumbramos a ver que todo es bueno (hasta lo malo), menos la verdad y la vocación del hombre a ser, a actuar y a pensar como hijos de Dios.

En este contexto, Isaías denuncia la situación de su pueblo. Todos somos cómplices en la situación de opresión y miseria, y cada uno de nosotros encontramos razones para no vivir en la verdad.

Tenemos muchos ídolos en nuestra vida, es como un cáncer en el cuerpo, que toma importancia desordenada y que devora nuestra vida real; por ejemplo: la ciencia, el progreso, las comodidades, la casa, el dinero, la televisión, las fiestas, nuestros propios padres, los amigos, los horóscopos, etc. Es un ídolo todo aquello que deja de ser un medio para cumplir los planes de Dios, y absorben todas nuestras fuerzas y esperanzas.

Las palabras de Isaías condenan también al que se apropia del poder en la sociedad, impidiendo que otros ejerzan sus responsabilidades en el trabajo y en la nación, y a parte, derrochan el dinero mal ganado. Vemos diariamente entre nosotros cómo muchos de los que tienen alguna preparación buscan primeramente gozar de un nivel de vida cómoda, y dejan que se hunda su pueblo. Pero notamos cómo Dios protege a los pueblos indefensos y a los grupos humanos que permanecen fieles a su misión.

Las palabras de Isaías también son de consuelo, esto significa, que Dios no nos lleva a la resignación, o a que acatemos las cosas como seres pasivos, sino que nos levanta el ánimo, para que sigamos adelante, invitándonos a luchar con perseverancia en contra de las fuerzas del mal que día a día encontramos. Dios se da a conocer a los hombres cuando se preocupan por dar al mundo justicia y salvar a los hermanos oprimidos.

Algunas de las enseñanzas teológicas, contenidas en Jeremías, afectaron de modo significativo a la evolución del judaísmo posterior al exilio. Entre las más importantes, puede mencionarse la opinión de que el Dios de Israel y de Judá, no tiene por qué adorarse tan sólo en los santuarios de Silo y Jerusalén, idea que permitió a los judíos de la diáspora, conservar y perpetuar su religión. Otra aportación relevante, es el énfasis puesto sobre el concepto de responsabilidad individual, que en última instancia hallaría su expresión adecuada en una nueva alianza entre Dios y su pueblo elegido.

Mensaje para hoy

A lo largo de la historia de la Salvación, vemos cómo Dios se comunica con su pueblo a través de hombres escogidos por Él, para encargarles una misión. Estos hombres, a los que llamamos profetas, vienen en los tiempos más críticos o importantes de la historia, para recordarnos que la fidelidad de Dios hacia nosotros, está presente en nuestra vida.

La misión de los profetas es denunciar las situaciones de pecado que divide a la sociedad, haciendo un llamado a la conversión permanente que mantenga viva la fe y la esperanza en Dios, para la construcción de un mundo mejor para todos.

Pero los profetas también anuncian la BUENA NUEVA, basada en el amor que se expresa en la justicia y en la dignificación de todos los hombres, especialmente de todos los pobres y débiles. Y sobre todo el amor el que tiene a cada persona, como una madre quiere a un hijo, sin importarle lo que sea.

Ser profetas no es cosa fácil, supone la renuncia al propio yo egoísta, a la comodidad y ser valiente para enfrentarse a las estructuras complejas del pecado. CRISTO, es el modelo de profeta, que viene como un Dios de vida y no muerte. Se nos muestra misericordioso, trascendente y cercano, fraterno y solidario. Un Dios comprometido seriamente con los sufrimientos de la humanidad, que oye el clamor de su pueblo y que nos salva del mal, asumiendo todo el sufrimiento de una vida de entrega, que, Él conduce hasta la muerte en la cruz.

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También hoy, existen personas que, en nombre de Dios, denuncian el pecado y anuncian la buena noticia, que hablan en nombre de Dios, que saben interpretar la voluntad de Dios, e indicarnos la manera correcta de cumplirla. También podemos ser profetas entre nuestros compañeros: Enseñándoles el camino del cumplimiento del deber; animándoles a superar sus defectos; siendo testigos de la fe; no haciendo burla de la palabra de Dios; demostrando que somos jóvenes de oración; acudiendo en ayuda de los demás cuando la necesiten.

Jeremías obedece, y realiza la misión que Yavé le encomendó, a pesar de su timidez. A Jeremías Dios le dijo: “te llamé desde el seno de tu madre”. Las palabras dichas a Jeremías valen también para nosotros: NO SOMOS PRODUCTO DEL AZAR. Lo dicho a Jeremías nos invita a pensar que cuánto más importante es la misión que nos toca, mejor vemos a Dios en nuestra vida.

Jeremías reprocha a los que cambiamos a Dios por algo que no sirve. Es que no sabemos descubrir al Dios invisible, y nos sentimos seguros con estatuas de ídolos formadas a nuestro antojo, confiando en nuestros propios planes sin que Dios esté a nuestro lado. Conocer a Yavé que tiene compasión de nosotros, que hace justicia en la tierra y la gobierna según el derecho, es el medio para mantenernos firmes ante el mal. También nos dará deseos de imitar a Dios y llevar bondad, sonrisa, justicia, derecho… hacia los más necesitados.

No es nada fácil ser profeta. Cualquiera que habla con la verdad, se ve rodeado de gente que le desea su mal y trata de echarlo abajo; pocas veces es comprendido, hasta en su propia casa. Pero quien habla con la verdad siente que Dios está presente, que le ayuda, pero, como hombres débiles que somos, nos ponemos a dudar: ¿y si Dios no estuviera mañana?

Jeremías nos habla de un falso profeta que engañó a todo un pueblo, así también nosotros, a través de nuestras supersticiones, de nuestras creencias en visiones, en brujos, en sueños, olvidamos que somos engañados y nos alejamos de Dios.

Jeremías nos invita a no temblar ante las grandes amenazas, ya que si seguimos el camino del bien, ayudando a solucionar nuestros problemas y aquellos que se presentan en nuestros pueblos, Dios estará con nosotros y nos hará triunfar.

Conversamos

Así como Isaías denuncia los mandatos injustos de los hombres, tú ¿qué actitud debes tomar para desenmascarar el mal allí donde esté?

¿Qué injusticias existen en nuestra sociedad y que, como profetas, deberíamos denunciar?

¿Qué hacemos, personalmente o como grupo, ante las injusticias que vemos?

Escribe las cosas o personas que dan seguridad en nuestras vidas, y por qué.

¿Cómo podemos ser menos egoístas con nuestros hermanos, con nuestros compañeros, con los pobres en general?

¿Cómo podemos luchar contra nuestro orgullo, nuestra terquedad, nuestros actos violentos?

Recordamos

Dios llama a hombres y mujeres para que guíen y acompañen al pueblo en el camino trazado por el Señor.

Aceptemos y cooperemos con el Plan de Dios, anunciando la Buena Noticia y denunciando la injusticia, el orgullo y el egoísmo que ata al hombre y no lo deja libre.

Pongamos nuestra vida al servicio de los demás, aceptando el llamado de Dios.

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TEMA X: PROFETAS AL LADO DE SU PUEBLO

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APLICAMOS LO APRENDIDO

Actuando en la vida

A veces pensamos que un profeta es como un adivino, un visionario. Y no es así. Lee el texto adjunto y, a su

luz, completa en tu cuaderno el esquema propuesto: Identidad, Misión, Destinatarios, Mensaje.

El profeta:

Es un mensajero de Dios.

No actúa por su cuenta.

Es elegido por Dios y enviado a cumplir una misión que consiste en transmitir la palabra de Dios.

Habla en nombre de Dios.

Tiene como herramienta la palabra y con ella se enfrenta al pueblo, a los reyes, a los sacerdotes y a todo tipo de instituciones.

Denuncia las injusticias sociales, políticas, económicas y religiosas, entre las que destacan la infidelidad a la alianza.

Anuncia la salvación de Dios, la esperanza en un futuro mejor, para que el pueblo se convierta y vuelva a ser fiel a la alianza.

En grupo reflexiona sobre las siguientes frases y dibujos:

Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor. Si un elefante tiene su pie en la cola de un ratón y te dicen que eres neutral, el ratón no apreciará tu neutralidad. (Desmond Tutu)

Es posible llegar a ser desalentado por la injusticia que vemos en todas partes. Pero Dios no nos prometió que sería el mundo humano y justo. Él nos da el don de la vida y nos permite elegir la forma en que vamos a utilizar nuestro tiempo limitado en la tierra. Es una oportunidad increíble. (César Chávez)

Sintetiza en tu cuaderno el mensaje de los profetas, según el esquema siguiente y los textos que se citan.

Renuncia: Isaias 1,10-23; Jeremias 7,22-28.

Anuncia: Jeremias 7,3-11; Jeremias 26,12-13.

Denuncia: Isaias 65,16-19; Ezequiel 11,17-20.

En el mundo en que vivimos, no todo el que habla y lucha es verdadero profeta; hay algunos que sólo buscan

sus propios intereses propagando sus ideologías. Reconoce las características de los verdaderos y falsos

profetas, poniendo la letra que corresponda “V” o “F”.

Portavoces de Dios, llamando a la conciencia del hombre.

Son servidores de la fraternidad, de la verdad y la justicia.

Fomentan las divisiones, mentiras y favoritismos.

Los que engañan y manipulan a la gente.

Consideran malos a los que siguen sus ideas, pero justifican los errores y crímenes de los suyos.

Indican las causas profundas del mal, en vez de proponer soluciones que solamente lo disimulan por un tiempo.

En vez de callar el pecado, se arriesgan a denunciarlo.

Hombres amargados, que buscan el odio, egoísmo y desconfianza.

Hacen el bien esperando recompensa. Buscan sólo el progreso material.

Jeremías aceptó y cooperó con el Plan de Dios anunciando la “Nueva Alianza de Dios con los hombres”, y

denunciando el orgullo, el egoísmo y la seguridad fácil que ata al hombre y no lo deja libre.

¿Qué injusticias existen en nuestra sociedad y que, como profetas, deberíamos denunciar?

¿Qué hacemos, personalmente o como grupo, ante las injusticias que vemos?

Escribe las cosas o personas que dan seguridad en nuestras vidas, y por qué.

¿Cómo podemos ser menos egoístas con nuestros hermanos, con nuestros compañeros, con los pobres en general?

¿Cómo podemos luchar contra nuestro orgullo, nuestra terquedad, nuestros actos violentos?

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TEMA X: PROFETAS AL LADO DE SU PUEBLO

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Compromisos

Personal: Me esfuerzo por vivir los principios cristianos.

Social: De hoy en adelante, me comprometo a ser profeta, anunciando a Cristo, y denunciando las situaciones de pecado, en mi hogar, en mi colegio, en mi barrio.

Eclesial: Participo en algún grupo que ayude a otras personas.

Ecológico: Escribiré una frase con un dibujo que anime a defender la naturaleza.

Viviendo la Celebración

En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela encendida,

significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta celebración.

Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Entonamos el canto: “Papeles mojados”.

Miles de sombras cada noche trae la marea, navegan cargaos de ilusiones que en la orilla se quedan. Historias del día al día, historias de buena gente, se juegan la vida cansados, con hambre y un frio que pela.

Ahogan sus penas con una candela. Ponte tú en su lugar. El miedo que en sus ojos refleja, la mar se echó a llorar.

Muchos no llegan, se hunden sus sueños, papeles mojaos, papeles sin dueño. (bis)

Les recuerda la deriva, desgarran el alma, cala los huesos, el agua lo arrastra sin esperanza. La impotencia en su garganta con sabor a sal, una bocanada de aire, les roba otra oportunidad.

Tanta injusticia me desespera. Ponte tú en su lugar. El miedo que sus ojos refleja, la mar se echó a llorar.

Muchos no llegan, se hunden sus sueños. Papeles mojaos, papeles sin dueño. (5)

Elevamos alguna petición de perdón. Después se invita a que los alumnos y alumnas puedan añadir alguna

más.

Recordamos brevemente el evangelio de hoy.

A continuación se invita a que los alumnos y alumnas realicen un pequeño comentario sobre el mensaje que

nos deja el Evangelio para nuestras vidas.

En forma espontánea los alumnos y alumnas hacen una oración de petición o de agradecimiento, relacionada

con el tema de hoy.

Recitan todos juntos la siguiente oración:

Cuida Señor a los que ayudan a otros,

Cuyas vidas se consumen ante ti,

Ya que son tuyos.

Protégelos, porque están en el mundo,

Aunque no pertenecen al mundo.

Señor del amor y de la ternura,

Acógelos en tu corazón

Para que acompañen a todos los

necesitados

En sus horas más dolorosas. Amén.

Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.

Terminamos la celebración con el canto: “Papeles mojados”.