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1 TEMA 5-PRINCIPALES TEORÍAS DEL CONOCIMIENTO EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. ÍNDICE 1-Platón. 2-Aristóteles. 3- San Agustín. 4-Descartes 5-Hume. 6-Kant 7-Nietzsche 8-Ortega y Gasset. *TEXTOS Y ACTIVIDADES. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Vamos a estudiar en esta lección lo fundamental de lo que sobre el conocimiento han dicho los siguientes autores, que son clásicos de la historia de la filosofía: Platón, Aristóteles, san Agustín, Descartes, Hume, Kant, Nietzsche y Ortega y Gasset. 1- Platón. Sostenía Platón (427-347 A. C) que el conocimiento y la ciencia existen y han de tener un objeto, por lo que éste también ha de existir. Dado que el conocimiento al que Platón se refiere es el que es universal y necesario, sus objetos deben ser también universales y necesarios. Estos objetos universales no se encuentran en este mundo, luego los objetos del conocimiento han de estar en otro mundo. De las cosas de este mundo sólo hay opinión. Hay ,pues, un mundo (topos noetos) que contiene las ideas o formas ( realidades absolutas, eternas, universales, independientes del mundo sensible y de la mente que las conoce), y de él hay conocimiento en sentido estricto, mas de este mundo sensible, que contiene cosas particulares, relativas, mortales, etc., cabe sólo el estado mental llamado opinión (doxa). La teoría de las ideas, es decir, la afirmación de la existencia de ese mundo, constituye la afirmación fundamental de toda la filosofía de Platón El mundo de las ideas contiene absolutos morales, estéticos, matemáticos, especies… y ni es espacial ni es temporal. El mundo inteligible (el de las ideas) se relaciona con el mundo sensible por participación (las ideas están presentes en las cosas de un modo parcial) o imitación (las cosas copian a las ideas modelo). En el diálogo llamado Timeo, Platón acude al Demiurgo para explicar que este agente inteligente y ordenador configura la materia-espacio (jora) según el modelo de las ideas.

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TEMA 5-PRINCIPALES TEORÍAS DEL CONOCIMIENTO EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.

ÍNDICE

1-Platón.

2-Aristóteles. 3- San Agustín. 4-Descartes 5-Hume. 6-Kant 7-Nietzsche 8-Ortega y Gasset. *TEXTOS Y ACTIVIDADES. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Vamos a estudiar en esta lección lo fundamental de lo que sobre el conocimiento han dicho los siguientes autores, que son clásicos de la historia de la filosofía: Platón, Aristóteles, san Agustín, Descartes, Hume, Kant, Nietzsche y Ortega y Gasset.

1- Platón.

Sostenía Platón (427-347 A. C) que el conocimiento y la ciencia existen y han de tener un objeto, por lo que éste también ha de existir. Dado que el conocimiento al que Platón se refiere es el que es universal y necesario, sus objetos deben ser también universales y necesarios. Estos objetos universales no se encuentran en este mundo, luego los objetos del conocimiento han de estar en otro mundo. De las cosas de este mundo sólo hay opinión.

Hay ,pues, un mundo (topos noetos) que contiene las ideas o formas ( realidades absolutas, eternas, universales, independientes del mundo sensible y de la mente que las conoce), y de él hay conocimiento en sentido estricto, mas de este mundo sensible, que contiene cosas particulares, relativas, mortales, etc., cabe sólo el estado mental llamado opinión (doxa).

La teoría de las ideas, es decir, la afirmación de la existencia de ese mundo, constituye la afirmación fundamental de toda la filosofía de Platón

El mundo de las ideas contiene absolutos morales, estéticos, matemáticos, especies… y ni es espacial ni es temporal.

El mundo inteligible (el de las ideas) se relaciona con el mundo sensible por participación (las ideas están presentes en las cosas de un modo parcial) o imitación (las cosas copian a las ideas modelo). En el diálogo llamado Timeo, Platón acude al Demiurgo para explicar que este agente inteligente y ordenador configura la materia-espacio (jora) según el modelo de las ideas.

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En este mundo material en que vivimos, el conocimiento de las ideas se inicia con ocasión de la percepción de los sensibles, que recuerdan a las ideas. El conocimiento es así reminiscencia o recuerdo del mundo inteligible, recuerdo que se va clarificando en la dialéctica o filosofía. El diálogo Menón, en el que Sócrates muestra cómo el esclavo de aquél, es capaz, por sí mismo y desde sí mismo, de tener conocimientos matemáticos, es una buena ilustración de la idea de que el conocimiento no es sino recuerdo de lo aprendido en la vida previa en el mundo de las ideas.

El motor psicológico del conocimiento es el eros, es decir, el amor al Bien (la idea que está en lo más alto del mundo inteligible, la idea principal)

2-Aristóteles. En relación a la tesis fundamental de la filosofía platónica, Aristóteles (384-322 a. C)mostrará su radical discrepancia. Las formas, en cuanto trascendentes, no pueden explicar ni el ser ni la cognoscibilidad de la realidad sensible. Para poder hacerlo, han de ser inmanentemente en las cosas mismas, al modo de esencias, que es en lo que quedarán convertidas en la filosofía del estagirita.

Distingue Aristóteles el conocimiento por experiencia (conoce lo particular), del conocimiento por ciencia (conoce por causas). Por experiencia sabe el profano en medicina que “este medicamento curó su dolencia”, pero no sabe por qué. El médico conoce la causa, y por eso su conocimiento puede establecer una relación necesaria entre el medicamento y la curación de la dolencia en una totalidad de pacientes. Se sitúa así la ciencia en el conocimiento de lo universal (conoce formas o esencias y relaciones entre ellas).

El conocimiento o saber por ciencia puede ser: -productivo o técnico (orientado a la fabricación de objetos); -práctico (orientado a la acción moral y política); -teórico (orientado a la contemplación de la verdad por su propio valor).

El conocimiento teórico se divide en filosofía de la naturaleza, matemática y metafísica. Ésta es la sabiduría humana y es llamada también filosofía primera.

Las ciencias teóricas utilizan el método demostrativo (parten de principios o nociones evidentes y extraen deductivamente sus conclusiones). Las ciencias prácticas utilizan el método dialéctico (parten de opiniones generalmente aceptadas como verdaderas por la mayoría o por los más sabios en esas cuestiones, y desde ellas llegan por discusión a conclusiones suficientemente verosímiles)

La lógica es considerada por Aristóteles no como una ciencia sino como un preámbulo de toda ciencia, además de como un instrumento previo y necesario para cualquiera de ellas. La obra sobre lógica de Aristóteles recibirá posteriormente el nombre de Organon

Las facultades que intervienen en el conocimiento son: la sensación, la memoria, la imaginación, el entendimiento agente y el entendimiento paciente.

Todos nuestros conocimientos comienzan por la sensación, pero la mente humana puede ir más allá del mundo sensible en su conocimiento de la realidad.

La formación de los conceptos se produce según el siguiente proceso: los sensibles afectan nuestros sentidos y surge la sensación como acto común del sensible y el sentido. La imaginación reproduce una imagen o fantasma en el interior del alma, imagen que sigue siendo particular. El entendimiento agente ilumina la imagen y obra la separación (abstracción) entre lo particular y lo estrictamente formal

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(especie impresa). El entendimiento paciente responde conociendo esa especie y produciendo lo que es propiamente el concepto (especie expresa).

Al igual que Platón, Aristóteles pensaba que el conocimiento científico era siempre conocimiento de lo universal, es decir de formas o esencias, pero a diferencia de su maestro, Aristóteles pensaba que estas existían sólo como formas, substanciales o accidentales, en las realidades particulares, de las cuales el concepto era su correlato mental, no existiendo en ningún caso como realidades separadas o de modo trascendente.

3- San Agustín.

El conocimiento. En este punto vamos a tratar de dos problemas. El primero es el de la postura de San Agustín sobre la relación entre razón y fe, y el segundo es sobre la explicación de San Agustín acerca del conocimiento.

Sobre el primer asunto decimos lo que sigue. San Agustín (354-430 a. C) considera que no hay más que una verdad, y esta no es otra que la verdad cristiana. Por eso, la sabiduría verdadera no es sino el conocimiento de esa verdad. Para acceder a este conocimiento valen tanto la fe como la razón, que son complementarias y pueden ayudarse mutuamente. Esta postura la sintetiza la célebre frase enunciada por el santo “credo ut intelligam , et intelligo ut credam”, es decir, “creo para entender, y entiendo para creer". Esta concepción acerca de la fe como un “pensar con asentimiento”, hacen de la fe algo que no puede ser irracional.

En cuanto al conocimiento natural, San Agustín empieza por tratar de la sensación. La sensación parte de la afección que sobre el cuerpo producen los objetos externos. Tras este suceso en el cuerpo, el alma, atenta y vigilante, produce de su propia sustancia una copia de ese suceso en su interior. A esto es a lo que propiamente se llama sensación. Por otra parte, la sensación siempre nos da un conocimiento particular y contingente.

Nuestro conocimiento no es sólo el que proporciona la sensación, sino que también existe un conocimiento intelectual, pues, razona el santo, hacemos juicios acerca de los objetos sensibles usando ideas que no encontramos en esos objetos sensibles, ideas que sin embargo nos permiten decir cosas como “el objeto x es un triángulo”, “el objeto x es igual al objeto y”, “el objeto x es bello o es bueno”, etc. Las ideas matemáticas, los valores éticos y estéticos, y en general las ideas de las que había hablado Platón, son modelos perfectos que no se ven realizados en lo sensible con esa perfección, de modo que más bien los encuentra el alma en ella. En Platón estos modelos encontrados por el alma en su interior eran realmente recuerdos, y su conocimiento no era sino reminiscencia. San Agustín sustituye esta reminiscencia por la ILUMINACIÓN DE Dios. El alma encuentra en ella esos modelos, y los puede conocer gracias a la luz que Dios difunde en su interior. El conocimiento de esos modelos es lo que San Agustín llama razón superior (filosofía). La aplicación de esos modelos, de esas ideas, a las realidades sensibles lo llama San Agustín razón inferior. Esta razón inferior se desarrolla, en definitiva, como ciencia.

4-Descartes

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El ideal de conocimiento que presenta Descartes (1589-1650) es el de un gran sistema del saber expuesto de modo deductivo, de modo que en él se aprecie la necesidad de cuanto se afirma, y se vea además la dependencia de cada parte respecto a la unidad del todo. Este sistema no sería sino la sabiduría humana, que es sólo una, obtenida por la razón, que es igualmente sólo una, y de acuerdo con el mismo método.

Esta sabiduría humana puede presentarse como un gran árbol, en el cual las raíces serían la metafísica, el tronco la física, y la moral y la medicina algunas de sus ramas más importantes.

El método a seguir para construir esa sabiduría humana lo expone Descartes en el “Discurso del método”. Se trata, como ya hemos dicho, de un método universal para el saber, pues como la razón y la sabiduría son una sola el método también ha de ser único, y está inspirado en el proceder de la matemática.

El método consiste en un conjunto de reglas que permiten usar del modo más adecuado las dos operaciones fundamentales del espíritu que son, según Descartes, la intuición y la deducción. Por intuición entiende un ver intelectual tan claro y distinto que no deja lugar a dudas. Por deducción la inferencia necesaria de un conocimiento desde otro/s. La deducción contiene un cierto movimiento o sucesión, y si es larga requiere del uso de la memoria.

Las reglas del método, tal y como aparecen en el Discurso son las cuatro siguientes: -regla de la evidencia (consiste en no tomar como verdadero nada de lo que tenga alguna razón para dudar);-análisis (descomponer las cuestiones o problemas en sus datos más simples);-síntesis (recomponer desde lo simple lo complejo);-enumeración (revisar frecuentemente el desarrollo para cerciorarse de que todo es coherente).

Descartes comienza por aplicar su método a las raíces del árbol del saber, es decir, a la metafísica. Para la aplicación de la primera regla hace uso de la duda metódica. Esta duda es universal, en el sentido de que se aplicará a todo aquello que pueda dudarse en algún sentido, es hiperbólica, lo que significa que será apoyada en motivos exagerados para garantizar su eficacia, pero no es escéptica, pues la postura intelectual de Descartes nada tiene que ver con aquellos filósofos que desconfían del valor de la razón para obtener conocimiento. Por eso que use la duda como instrumento metodológico y no como punto final de su filosofía. Además, la duda es teórica, no práctica, es decir, no afecta al supervivir de nuestro autor.

Dudará, primero, de los sentidos, pues éstos alguna vez es claro que nos engañan, como cuando nos hacen confundir un objeto con otro, y no es prudente fiarse del todo de quien alguna vez nos ha engañado. De este modo cabe dudar de que el mundo sea tal y como los sentidos nos lo muestran.

En una segunda fase la duda consiste en afirmar que no podemos con total seguridad saber que el estado de vigilia no es un producto de la imaginación, y por tanto, que no es un sueño. Pero, si todo lo que percibimos por los sentidos fuera un sueño, si todo fuera un producto de la imaginación, si sentir fuera soñar o imaginar, resultaría que el mundo externo y el propio cuerpo no serían otra cosa sino imaginaciones y entidades oníricas. No obstante, seguirían siendo ciertas las matemáticas, pues sueñe o esté despierto, la verdad de las proposiciones matemáticas sigue siendo incuestionable.

Se le ocurre a Descartes entonces, que es posible, aunque ciertamente no muy probable, que Dios empeñe sus recursos en engañarme siempre que creo estar en la verdad de lo que pienso (por ejemplo al realizar operaciones matemáticas), y si no fuera Dios quien eso hiciera, quizás un Genio maligno empleara todo su tiempo en conseguir que me equivocara. En este supuesto, ni siquiera las verdades matemáticas serían realmente verdades.

De modo que quizás el mundo no es como me lo representan los sentidos, quizás ni siquiera existe tal mundo y él y mi cuerpo, que también conozco por los sentidos, son sólo un sueño. Es más, puede que hasta las verdades matemáticas sean sólo perpetuos errores de mi mente.

Sin embargo, aún en la aplicación más exagerada de la duda, es imposible dudar de que pienso, pues esté en el error o en la verdad, o esté dudando, es imposible que haga cualquiera de estas cosas sin estar a la vez pensando. Ahora bien, si pienso también existo, pues es imposible lo uno sin lo otro.

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Así pues, con toda seguridad, sabe Descartes que es una cosa que piensa, y por tal concibe, una cosa que entiende, que duda, que afirma, que niega, que quiere, que siente o lo parece, que imagina, etc.

A continuación descubre Descartes el criterio de certeza, es decir, el criterio que ha de usarse para reconocer con seguridad la verdad de algo. Sostiene que no es sino la claridad y distinción con que ha comprendido que es una cosa que piensa. Esas dos notas, claridad y distinción son lo que tiene el principio indubitable al que ha llegado, y por eso se dispone ahora a aplicar ese criterio a otras nociones. Sin embargo, mientras no demuestre la existencia de un Dios no engañador, pensará que no está justificado aplicar el criterio más allá del pensamiento del que ha surgido.

Tras demostrar que Dios existe, pasa Descartes a reconocer a las verdades matemáticas como juicios que cumplen adecuadamente el criterio de certeza, y por tanto como algo de lo que puede estar seguro. A continuación probará que el mundo exterior (incluido su propio cuerpo) existe, pues Dios no podría permitir una inclinación tan natural y poderosa a creer en la realidad de todo esto si no fuera porque es verdad. Del mismo modo demuestra Descartes la verdad de la existencia de otras mentes distintas a la suya.

Tenemos así recobrada la totalidad de la realidad, aunque bien es verdad que la naturaleza del mundo externo a la mente (una extensión con propiedades cuantitativas, y sometida a leyes mecánicas) no será exactamente la que proporcionan los sentidos.

5-Hume.

Para Hume (1711-1776), todas las ciencias guardan relación con la naturaleza humana. Por eso él se dispone a elaborar una ciencia del hombre que sea además fundamento de las demás ciencias. Esta ciencia del hombre tendrá que hacerse de acuerdo con el método experimental, es decir, combinando observación (que en esta ciencia permitirá la introspección) e inducción. Con esto pretende Hume aplicar en el conocimiento del hombre el mismo método que había utilizado Newton en el conocimiento del mundo natural.

Hume va a desarrollar esta ciencia del hombre fundamentalmente en dos ámbitos, en el epistemológico y el moral.

Por lo que hace al ámbito epistemológico decimos lo siguiente: Hume llama percepciones a todos los contenidos de la mente. Las percepciones las divide luego en impresiones y en ideas. Las impresiones son originales y más vivas y detalladas que las ideas, siendo estas copias menos detalladas y menos vivaces. Es una impresión, por ejemplo, la percepción que tengo de una manzana mientras la aprecio por los sentidos, y es una idea, por ejemplo, la percepción que tengo de esa misma manzana cuando la recuerdo.

Las impresiones pueden ser simples o complejas. Hume llama simples a las impresiones de un color, un sabor, y cosas semejantes. Una impresión compleja sería la percepción de la manzana, o la percepción de París, por ejemplo. Del mismo modo, hay ideas simples, cuando copian una impresión simple, y complejas, cuando copian una impresión compleja, o cuando surgen de combinar ideas precedentes.

Además, las impresiones pueden ser de la sensación (tanto de los sentidos externos: un color, una manzana, París… como de los sentidos internos: un dolor, el hambre, etc.) o de la reflexión (estas se originan a partir de ideas. Por ejemplo, la idea de París, produce en mí impresiones de, por ejemplo, amor, aprecio, apego, etc.). Por tanto, las impresiones son sensaciones, pasiones, emociones, etc.

También podemos distinguir entre ideas que copian impresiones de la sensación e ideas que copian impresiones de la reflexión.

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Consecuencias de todo lo anterior son: toda idea debe derivar de alguna impresión para que tenga propiamente significado, y no hay ideas innatas, pues todas aparecen en la mente como copias o combinaciones de impresiones.

Hume hace otra distinción, importantísima, en relación a los tipos de juicio en los que se expresa el conocimiento: relaciones de ideas y cuestiones de hecho.

Las relaciones de ideas, es decir, los juicios de las matemáticas y de la lógica, establecen juicios necesarios pero no existenciales, y su verdad no puede discutirse salvo cayendo en contradicción. Así, “2+3 son 5” es verdadero aunque no existan cosas que contar. O las propiedades que establecemos sobre los rectángulos son verdaderas aunque no exista ningún rectángulo en el mundo.

Por su parte, los juicios que enuncian cuestiones de hecho, es decir, los que pretenden hablar acerca de la realidad, resultan meramente contingentes, pues su negación no implica contradicción alguna. Así, que haya o no seres vivos, es una cuestión meramente de hecho, y su verdad depende simplemente de la experiencia, no de la lógica.

Podemos aceptar la verdad segura de las cuestiones de hecho que hablan de un hecho presente, incluso aceptar la verdad segura de las cuestiones de hecho pasadas de las que conservamos memoria, pero, ¿con qué garantías podemos saber algo de las cuestiones de hecho que aún no han ocurrido, es decir, qué podemos saber de los hecho futuros? Según Hume, nuestro saber acerca de los hechos futuros está basado en la relación de causalidad, y dado que sobre la causalidad se asienta también la previsión que de la realidad futura hacen las ciencias que hablan de la realidad, conviene analizar la naturaleza y alcance de esta relación de causalidad.

Análisis y crítica de la causalidad. Se trata de uno de los principales elementos de la filosofía de Hume. Como ya hemos dicho, según el filósofo escocés, nuestro conocimiento de hechos futuros se basa en la causalidad. Así, que el agua se calentará al poner el recipiente en la llama es un conocimiento de una cuestión de hecho futura basado en la relación causal que dice que la llama causa el calor en el recipiente y calienta así el agua.

¿En qué consiste realmente esa relación? Hume piensa que lo que tradicionalmente se ha entendido por causalidad es una conexión necesaria entre los sucesos, de modo que por inspección del primero podríamos anticipar que ocurriría el segundo con seguridad. Ahora bien, ¿se da realmente esa relación de necesidad entre los sucesos, es decir, tenemos experiencia, o en términos de Hume, impresión de esa relación de necesidad entre uno y otro suceso? Según el análisis de Hume, lo único que cabe encontrar en eso que llamamos sucesos relacionados por la causalidad es la experiencia de su sucesión y contigüidad, y esto es lo único que una y otra vez podemos encontrar, pero de ningún modo tenemos la impresión de un tercer elemento que una esos dos sucesos. Lo que ocurre es que la repetida experiencia de esa sucesión y contigüidad, genera en mi mente una costumbre o hábito, costumbre por la que luego pensaré esos dos sucesos como unidos, de manera que la experiencia del primero me llevará naturalmente a esperar que ocurra el segundo.

Se trata entonces de que el hábito o costumbre genera en mi mente una creencia que me permite esperar que ocurra lo que ha ocurrido hasta ahora. De modo que la pretendida necesidad no es sino hábito y propensión o creencia, pero de ningún modo es una idea que reproduzca impresión alguna.

De este modo, la única descripción adecuada de la causalidad es la que la presenta como una creencia derivada del hábito basado en la sucesión y contigüidad constante.

La creencia en que los hechos futuros seguirán siendo semejantes a los hechos pasados es útil para la vida, y la seguridad que otorga esta creencia es suficiente para la ciencia natural. Ahora bien, ésta descansa en la experiencia repetida y en la propensión natural, pero no en la necesidad.

Además, ha de quedar claro que esta legitimidad que tiene el principio de causalidad como creencia, se limita sólo a relacionar impresiones, de modo que no puede justificarse en él la relación entre impresiones y aquello de lo que nunca hayamos tenido impresión.

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6-Kant

La teoría del conocimiento de Kant (1724-1804) está escrita en su Crítica de la razón pura (1781)

Supera al racionalismo y al empirismo en una síntesis que recibe el nombre de Idealismo trascendental. En una frase célebre expresa la necesidad de esta superación: "las sensaciones (=el empirismo) sin los conceptos son ciegas, los conceptos (=el racionalismo) sin las sensaciones son vacíos"

Kant distingue tras facultades en el conocer: la sensación, el entendimiento y la razón.

La sensación conlleva dos formas a priori en el sentir: el espacio (para las sensaciones externas) y el tiempo (para las sensaciones externas e internas). Todo lo que sentimos lo sentimos en el tiempo, y si es exterior a nosotros, además en el espacio. Estas formas son necesarias al sentir, y de aquí deriva que la geometría (que se construye en la forma a priori del espacio) y la aritmética (que se construye en la intuición o forma pura o a priori del tiempo) sean conocimientos igualmente necesarios.

El entendimiento produce conceptos puros o categorías, sin los cuales no podemos pensar ninguno de los datos previamente organizados por las formas de la sensibilidad. estas categorías nos obligan a entender de cierto modo los fenómenos. Así, entendemos necesariamente los fenómenos como causados, o como siendo sucesos que ocurren en algo o a alguien, etc. Las categorías son doce, según deduce Kant, y entre ellas destacan la de causa/efecto y sustancia/accidente.

Para que haya conocimiento son pues necesarias todas estas cosas: que haya sujeto y objeto, que el objeto afecte al sujeto, que éste organice con las formas de la sensibilidad los datos provenientes del objeto, que después todo esto sea subsumido por las categorías.

Los conocimientos universales y necesarios que resultan de las construcciones (síntesis) señaladas, se llama juicios sintéticos a priori, y están presentes en las ciencias (matemáticas y física). Así: "la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, o todo lo que empieza a ocurrir tiene una causa"

La razón produce tres ideas: yo, mundo y Dios. De estas tres ideas cabe un uso legítimo: por ellas se encauzan los conocimientos hacia síntesis cada vez más generales, y uno ilegítimo: creer que pueden ser conocidas por la metafísica como se conocen los fenómenos.

Más tarde, en sus libros de ética, Kant recuperará para lo que llama "fe racional", nuestro saber del yo y de Dios.

7- Nietzsche

La posición de Nietzsche (1844-1900) es un perspectivismo relativista que entiende que las condiciones de la especie, historia, sociedad, biografía, psicología, etc. de cada individuo, hacen imposible cualquier pretensión de conocimiento objetivo.

Lo que importa de la perspectiva no es si es verdadera o no, sino tan sólo si es favorable o no a la vida, pues Nietzsche afirma que la verdad es sólo una ilusión (falsedad) que ha olvidado que lo es. En realidad, todas las perspectivas son falsas.

La metafísica , la epistemología, la ciencia (todas manifestaciones sucesivas del platonismo en occidente) han pretendido estar en la perspectiva absoluta, objetiva. Han creído que había identidades,

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regularidades y cosas en sí. Han creído en el valor de la gramática, de los conceptos, de las leyes naturales y lógicas. Pero, en realidad, la vida se presenta como devenir, como pluralidad de diferencias, y nada está fijo ni es idéntico a ninguna otra cosa, ni siquiera a sí mismo.

La base del error de la cultura occidental es diversa:

-La cultura occidental ha creído en el lenguaje y la gramática, olvidando que el lenguaje es sólo una metáfora de la intuición. El lenguaje es solo una falsedad, pero por convención lo convertimos en una verdad. El problema aparece cuando olvidamos que esa verdad es sólo por convención y utilidad. Después, sobre el lenguaje, ha venido a formarse el concepto y la ley como regularidad, olvidando, a su vez, que el concepto es sólo otra metáfora del lenguaje. Finalmente ha venido a considerar que la realidad misma está dada en esos conceptos y en sus relaciones, perdiendo del todo el sentido de las intuiciones originales. La verdad, dice Nietzsche, es que leguaje y conceptos son sólo los cementerios de la intuición.

-Debajo de esa pretensión de considerar el mundo de los conceptos y de las leyes (lógicas, matemáticas, naturales) como el mundo objetivo, actúa una voluntad de poder decadente y resentida que no puede resistir ni la pluralidad ni el cambio, que no acepta ni el caos ni la vejez ni el dolor ni la muerte.

Esta pretensión de afirmar la objetividad en el conocimiento y de afirmar que sobre o detrás del mundo del devenir, la diferencia y la subjetividad, está lo en sí (la verdad en sí, lo bello en sí, lo bueno en sí, el espíritu puro) se llama platonismo, y es la naturaleza nihilista de occidente, su gran error. Como ya hemos dicho, este platonismo comienza con Sócrates, lo manifiesta en su forma más estructurada Platón, lo continúan el judeo-cristianismo, la ciencia, los movimientos humanistas presentes en el renacimiento y la ilustración, el socialismo y la democracia. En realidad el platonismo está presente en todo el desarrollo de occidente desde Sócrates.

Este platonismo mutila la realidad aceptando de ella sólo su dimensión apolínea: claridad, determinación, racionalidad, identidad, etc.

Mucho más honesto y fiel a la vida y al perspectivismo está el arte, expresión subjetiva y metafórica de la intuición que no olvida que lo es.

Por lo mismo, el mito, el politeísmo, la moral aristocrática de las diferencias y jerarquías, presentes en la Grecia más antigua, son más leales al “sentido de la tierra” que todo el platonismo occidental.

8- Ortega y Gasset.

La razón por la que el hombre hace eso que se llama conocer es que la vida es problemática, y tiene cierto aire de naufragio. La vida es inseguridad y necesitamos saber a qué atenernos para poder vivir. El conocimiento es, pues, lo que el hombre hace para superar la incertidumbre y así orientarse.

Los seres humanos tenemos certidumbres parciales sobre ciertos asuntos y muchas veces contradictorias, pero lo que necesitamos es una certidumbre radical, absoluta, autónoma y universal, en la que se fundamentan las demás, y nos permita saber a qué atenernos.

La filosofía nos descubre la primera realidad, la realidad radical, que es, a la vez, la primera verdad: la vida. Esta vida está constituida por el yo y sus circunstancias. El dato radical del universo, por tanto, es la coexistencia del yo con el mundo: la vida individual y concreta de cada cual, mi vida (el conjunto de mis vivencias)

En cuanto que la realidad radical es el yo con sus circunstancias, Ortega (1883-1955) se opone y supera al realismo y al idealismo. El realismo sostiene que existen las cosas independientemente del yo; por el contrario, el idealismo afirma que lo que existe es el yo y que las cosas no son sino contenidos de la

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conciencia de ese yo, sus ideas. La tesis de Ortega es que ni las cosas existen independientemente del yo ni el yo existe independientemente de las cosas, sino que la realidad radical (la realidad en la que se dan tanto el yo como las cosas) es la vida, es decir, el quehacer del yo con las cosas.

Una de las características básicas de esa realidad es que se muestra y ofrece en perspectivas. Por lo mismo, el conocimiento siempre es el mirar desde una perspectiva. La Sierra de Guadarrama, por ejemplo, se muestra en diversas caras y es contemplada desde perspectivas diferentes al verse desde Madrid o desde Segovia. Una realidad mostrada y vivida desde ninguna perspectiva es un concepto absurdo.

Todas las perspectivas son verdaderas si describen con autenticidad lo que hay en ellas. Siendo verdaderas, sin embargo, son siempre parciales o selectivas, y no pueden ser de otro modo. Tanto el individuo como los pueblos o culturas, se hallan en una perspectiva que depende del psiquismo, de la historia, de las creencias, etc., y que les hace tener sensibilidad para ciertos sentidos y no tenerla para otros. Y esto es inevitable. La única perspectiva falsa, dice Ortega, es la que pretende ser única y excluyente. Esto permite, por otra parte, contemplar la posibilidad de lograr una verdad más completa yuxtaponiendo o complementando las diversas perspectivas.

Con este perspectivismo Ortega supera dos teorías epistemológicas: el racionalismo, al que también cabe llamar dogmatismo u objetivismo (Platón, Descartes, etc.), y el relativismo escéptico (sofistas, Nietzsche, etc.). El racionalismo cree en la perspectiva objetiva, perspectiva en la que todo lo subjetivo desparece para que el conocimiento sea fiel representación de las cosas, y el relativista escéptico declara que, como es inevitable lo subjetivo en el conocimiento, todo conocimiento es falso.

Esa realidad radical que es la vida, no puede ser conocida con la razón pura, matemática, ahistórica y atemporal del racionalismo, acostumbrada a tratar con éxito técnico cosas y sustancias. Por eso Ortega propone un nuevo concepto de razón, la razón vital, para dar cuenta de ese nuevo concepto de ser, la vida.

Esa razón vital es también histórica, porque el pasado es una circunstancia del presente. Todo hombre y toda cultura es heredero del pasado, de una serie de experiencias pretéritas que condicionan su vida. Por tanto, la razón vital ha de ser una razón histórica.

La razón vital entiende que la vida no es cosa ni sustancia ni naturaleza, no es fija ni estática ni inmutable, es historia, quehacer, proyecto, temporalidad, cambio. La razón vital no explica (esto lo hacen las ciencias que tratan de cosas), sino que entiende, sabe captar el sentido de lo humano, y por tanto, sabe poner en relación los hechos vitales con las creencias, los valores, los proyectos, etc., de los individuos y las culturas. Para hacer tal cometido, ha de recurrir a instrumentos particulares como son: la narración (mostrar cómo se gestan los hechos), la biografía, el estudio de las generaciones, etc.

El uso de esta razón vital, que es también histórica, hace que la filosofía de Ortega y Gasset se conozca como Racio-vitalismo, y se entienda como superación del racionalismo que va de Grecia a la Modernidad (que al pretender la verdad, abandona la vida), y del vitalismo irracionalista que renuncia a la verdad en aras de la vida.

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ACTIVIDADES

*GLOSARIO DE TÉRMINOS A BUSCAR : "teoría, facultad, esencia, abstracción, sistema, sabiduría, certeza, causa, causalidad, nihilismo"

TEXTOS Y ACTIVIDADES

Actividad 1 1-Lee atentamente el texto y resume en un una media cara lo que dice; 2-El mito expone de un modo metafórico la división de los dos mundo que defiende Platón en su filosofía. ¿A qué se correspondería el

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mundo sensible, y a qué el mundo inteligible? Razona la respuesta; 3-¿Podemos, los seres humanos, ser felices en la ignorancia?. Razona la respuesta; 4-¿En relación a cuántas cosas que crees saber, te encuentras en una situación parecida a quienes están dentro de la caverna?

(Platón nos ofrece en el famoso texto siguiente el mito de la caverna, metáfora de la situación del hombre en relación a la verdad y al ser y concentrada imagen de las tesis más importantes de su filosofía)

"I -Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus maravillas. -Ya lo veo -dijo. -Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados. -Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pioneros! -Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? -¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas? -¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? -¿Qué otra cosa van a ver? -Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? Forzosamente. -¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar? -No, ¡por Zeus! -dijo. -Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados. -Es enteramente forzoso -dijo. -Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza , les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? -Mucho más -dijo.

II-Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran? -Así es -dijo. -Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser

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arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? -No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento. -Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. -¿Cómo no? -Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar. -Necesariamente -dijo. -Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. -Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro. -¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? Efectivamente. -Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable? -Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida. -Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol? -Ciertamente -dijo. -Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir ? -Claro que sí-dijo.

III-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública. -También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo." (Platón, República, libro VII)

Actividad 2

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1-Lee atentamente el texto que sigue. ¿Duda Descartes de los sentidos?, ¿y de las matemáticas?. Justifica tu respuesta; 2-¿De qué no puede dudar Descartes?. ¿Por qué?; 3-¿Qué significa "escéptico"?. Es escéptica la duda metódica de Descartes, ¿por qué?

“Así, fundándome en que los sentidos nos engañan algunas veces, quise suponer que no había cosa alguna que fuese tal y como ellos nos la hacen imaginar; y, en vista de que hay hombres que se engañan al razonar y cometen sofismas, aun en las más simples materias de geometría, y juzgando que yo estaba tan sujeto a equivocarme como cualquier otro, rechacé como falsas todas las razones que antes había aceptado mediante demostración; y finalmente, considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando dormimos, sin que en este caso ninguno de ellos sea verdadero, me resolví a fingir que nada de lo que hasta entonces había entrado en mi mente era más verdadero que las ilusiones de mis sueños. Pero inmediatamente después caí en la cuenta de que, mientras de esta manera intentaba pensar que todo era falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo; y advirtiendo que esta verdad: pienso, luego existo, era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos eran incapaces de conmoverla, pensé que podía aceptarla sin escrúpulo como el primer principio de la filosofía que andaba buscando.” (René Descartes, Discurso del Método)

Actividad 3 1-Lee el texto de Hume. ¿Qué necesitamos, según Hume, para pasar de decir que un hecho está conjuntado a otro a decir que está conectado a él?; 2-¿Qué diferencia hay entre conjunción y conexión? 3-¿La conjunción permite predecir? ¿Y la conexión? "La primera vez que el hombre vio la comunicación del movimiento a través del impulso, como cuando chocan dos bolas de billar, no pudo decir que un evento estaba conectado al otro; sino tan solo que estaba conjuntado con él. Tras haber observado varios casos de la misma naturaleza, entonces es cuando dice que están conectados. ¿Qué ha cambiado para que surja esta nueva idea de conexión? Nada, salvo que él ahora siente que estos eventos están conectados en su imaginación, y que puede predecir al punto la existencia de uno de la aparición del otro. Así pues, cuando decimos que un objeto está conectado a otro, sólo significamos que han adquirido una conexión en nuestro pensamiento, y que da lugar a esta inferencia por la que cada uno se convierte en la prueba de la existencia del otro". (D. Hume, Investigación sobre entendimiento humano) Actividad 4 1-Lee el texto de Hume. ¿De qué dos modos se puede entender la causalidad , según el texto? 2-¿Se te ocurre alguna otra manera de entender la causalidad? ¿Cuál? "Decimos, por ejemplo, que la vibración de esta cuerda es la causa de este sonido particular. ¿Y qué queremos decir con esta afirmación? O bien que ésta vibración es seguida por este sonido, y que todas las vibraciones similares han sido seguidas por sonidos similares; o que esta vibración es seguida por este sonido, y que por la aparición de una la mente anticipa los sentidos formando de manera inmediata una idea de la otra. Podemos considerar la relación de causa y efecto bajo cualquiera de estas dos luces; pero más allá no tenemos idea de ella". (D. Hume, Investigación sobre entendimiento humano)

Actividad 5

1-Lee el texto de Kant y escribe sus ideas principales.

"En la parte analítica de la crítica se demuestra: que el espacio y el tiempo son meras formas de la intuición sensible, es decir, simples condiciones de la existencia de las cosas en cuanto fenómenos; que tampoco poseemos conceptos del entendimiento ni, por tanto, elementos para conocer las cosas sino en la medida en que puede darse la intuición correspondiente a tales conceptos; que, en consecuencia,

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no podemos conocer un objeto como cosa en sí misma, sino en cuanto objeto de la intuición empírica, es decir, en cuanto fenómeno. De ello se deduce que todo posible conocimiento especulativo de la razón se halla limitado a los simples objetos de la experiencia. No obstante, hay que dejar siempre a salvo -y ello ha de tenerse en cuenta – que, aunque no podemos conocer esos objetos como cosas en sí mismas, sí ha de sernos posible, al menos, pensarlos". (Kant, Crítica de la razón pura.)

Actividad 6 1-Lee atentamente el texto y escribe sus ideas principales; 2-¿Qué idea de realidad y verdad transmite Ortega con él? Relaciónalas con lo aprendido en la lección. "La realidad, precisamente por serlo y hallarse fuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil caras o haces. Desde este Escorial, rigoroso imperio de la piedra y la geometría donde he asentado mi alma, veo en primer término el curvo brazo ciclópeo que extiende hacia Madrid la sierra del Guadarrama. El hombre de Segovia, desde su tierra roja, divisa la vertiente opuesta. ¿Tendría sentido que disputásemos los dos sobre cuál de ambas visiones es la verdadera? Ambas lo son ciertamente, y ciertamente por ser distintas. Si la sierra materna fuera una ficción o una abstracción o una alucinación, podrían coincidir la pupila del espectador segoviano y la mía. Pero la realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente, en el universo. Aquélla y éste son correlativos, y como no se puede inventar la realidad, tampoco puede fingirse el punto de vista. La verdad, lo real, el universo, la vida ―como queráis llamarlo– se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fiel a su punto de vista, si ha resistido a la eterna seducción de cambiar su retina por otra imaginaria, lo que ve será un aspecto real del mundo. Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mi pupila no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios (...). Dentro de la humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a trozos de universo para los otros inasequibles. La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales". (José Ortega y Gasset, El Espectador, I) ACTIVIDAD.

Vemos el vídeo sobre Ortega de la dirección indicada (dura unos 23 minutos), presentado por Savater, en la serie "La aventura del pensamiento", y escribimos algunas ideas de lo que se dice (media cara de folio)

https://www.youtube.com/watch?v=qxLv5uJ7adA

ACTIVIDAD PARA EL DEBATE. ¿Conocer es la actividad más importante de nuestra vida? ¿Conocemos para vivir o vivimos para conocer? --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------