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Tema 3: Actividad, empleo y paro
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Tema 3
ACTIVIDAD, EMPLEO Y PARO
El fenómeno del desempleo sigue suponiendo uno de los déficit crónicos de la
economía española desde los primeros años de la democracia. Los procesos
de flexibilización de los mercados laborales han tenido como resultado la
extensión de un tipo de empleos que podríamos denominar como “atípicos”
como son el trabajo a tiempo parcial y los contratos temporales. Su
proliferación, en paralelo a un desigual acceso al mercado laboral de los
jóvenes y las mujeres, tiene importantes implicaciones socioeconómicas en la
población en la medida en la que la precariedad y la inestabilidad laboral afecta
a sus perspectivas de reproducción, de autonomía personal y de integración
social.
Estas circunstancias requieren de un análisis de la evolución general del
empleo en España desde 1970 hasta nuestros días atendiendo a las causas
socioeconómicas que subyacen a tal evolución con especial atención a la
contratación a tiempo parcial y a la contratación temporal como fuente de
desigualdad y de precariedad laboral. Tal es el objetivo de este tema, para lo
cual partiremos de unas consideraciones previas sobre conceptos y fuentes de
información relacionados con el mercado de trabajo necesarias para
comprender el análisis posterior, el cual se centrará en la evolución general de
la ocupación y el desempleo en los últimos años, con especial énfasis en el
empleo temporal y a tiempo parcial. Concluiremos con un análisis sociológico
de los problemas, y posibles soluciones, del mercado de trabajo en España
atendiendo a las percepciones de representantes de distintos agentes sociales
entrevistados (sindicatos, empresarios, representante políticos, Ong...) en el
marco de un proyecto europeo.
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1.Conceptos básicos, indicadores y fuentes de infor mación
Constantemente pasan por nuestros oídos a través de declaraciones políticas y
de los medios de comunicación de orales y escritos reiteradas referencias a
conceptos como tasa de paro, población activa, EPA o INEM desconociendo en
muchos casos como se calculan dichos indicadores. Incluso cuando nos dan a
conocer el dato correspondiente, generalmente de forma poco pedagógica, con
frecuencia no prestamos atención a si la fuente es el paro registrado en el
INEM o la EPA, entre los cuales es frecuente encontrar diferencias a veces
significativas.
Concretamente para el análisis del empleo suele atenderse principalmente a
tres fuentes de información : el censo de población, el paro registrado en las
oficinas del INEM y la Encuesta de Población Activa (EPA).
El censo de población, como ya comentamos en el tema anterior es un listado
sistemático de periodicidad decenal diseñado para obtener información sobre la
población total de un país dado.
La Encuesta de Población Activa (EPA) es una investigación por muestreo,
continua y dirigida a las viviendas familiares, que se realiza desde 1964. Se
seleccionan 3484 secciones censales de entre las más de 30.000 que está
dividida España. En cada una se entrevista a un promedio de 18 hogares,
excepto en las provincias de Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia y Zaragoza
en donde se realizan 22. Es decir, el tamaño muestral es de 65.000 viviendas
aproximadamente, lo cual supone obtener información de unas 200.000
personas. Los datos se recogen por entrevista personal y telefónica por
entrevistadores del INE y su presentación suele ser trimestral.
El paro registrado en las oficinas del INEM se obtiene de las inscripciones y
renovaciones de las comúnmente llamadas “cartillas” o tarjetas de desempleo
que solemos cumplimentar para estar “dados de alta” en algún registro oficial y
público. En un futuro muy próximo, tal y como se ha informado recientemente
desde la administración pública el paro registrado dejará de publicarse.
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Al margen de esta circunstancia, entre estas fuentes de información, la EPA,
aunque no está exenta de sus propias limitaciones sobre todo en los criterios
de definición de los parados, es la más utilizada básicamente por tres razones:
o Continuidad: al ser continua y accesible sobre todo trimestralmente.
o Comparabilidad internacional: porque su metodología es similar a la
europea permitiendo comparaciones internacionales.
o Por su extensión: dado su significativo tamaño muestral.
En cuanto a los conceptos utilizados en el análisis de la actividad, el empleo y
el paro el siguiente cuadro resume los más habituales a partir del siguiente
esquema:
Población potencialmente activa = Población Activa + Población Inactiva
Población activa = Población ocupada + población desempleada
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Población Potencialmente Activa (PPA): los que podrían trabajar al cumplir los requisitos legales para
ello. Serían aquellos que tienen 16 años o más. En esta categoría encontramos dos subcategorías:
1. Población activa (PA): personas en edad de trabajar que están trabajando o que están en
desempleo o paro. Según la EPA se considera activos a las personas de 16 o más años que,
durante la semana de referencia (la anterior a aquella en la se realiza la entrevista) suministran
mano de obra para la producción de bienes y servicios o están disponibles y en condiciones de
incorporarse a dicha producción. Para medir el porcentaje de población activa sobre la población en
edad de trabajar se utiliza el indicador Tasa de Actividad: (PA / PPA) x 100 (la tasa de actividad
femenina sería la PA femenina sobre las mujeres mayores de 16 años)
La PA, es por lo tanto, la suma de la población ocupada y de la población desempleada:
1.1. Población ocupada (PO): son las personas que tienen un empleo. Según la EPA son
ocupados los que durante la semana de referencia han estado trabajando durante al menos
una hora , a cambio de una retribución (salario, jornal, beneficio empresarial, etc) en dinero o
especie. Se incluye a quienes teniendo trabajo han estado temporalmente ausentes por
enfermedad, vacaciones, etc. La EPA distingue a su vez varias subcategorías:
� Según la duración de la jornada:
o Ocupados a tiempo completo: con jornada de trabajo habitual nunca inferior
a 30 horas semanales.
o Ocupados a tiempo parcial: cuya jornada de trabajo habitual nunca es
superior a 35 horas semanales.
� Según la duración del contrato
o Asalariados temporales: tienen fijado el fin de su contrato por medio de
condiciones objetivas (expiración de un plazo, realización de una tarea...) . La
tasa de temporalidad se calcula teniendo en cuenta el número de contratos
temporales sobre el total de contratos realizados a los asalariados
o Asalariados indefinidos: no tienen fijado el fin de su contrato.
1.2. Población desempleada o parados (PP): los que no tienen trabajo pero lo están
buscando. Según la EPA son aquellos que durante la semana de referencia han estado sin
trabajo, disponibles para trabajar y buscando activamente empleo. Se consideran métodos
activos de búsqueda en las cuatro semanas anteriores a la entrevista por ejemplo, las
siguientes: estar en contacto con la oficina del INEM (no se refiere a la renovación de la
inscripción) o con alguna oficina de contratación privada, enviar candidaturas a empleadores,
indagar por mediación de relaciones personales o sindicales, anunciarse o responder a
anuncios de periódico, participar en entrevistas o concursos de contratación o realizar
gestiones y buscar materiales para contratación propia. El principal indicador del desempleo
es la Tasa de paro = (PP / PA) x 100
2. Población Inactiva (PI): población de 16 o más años no incluida en ninguna de las categorías
anteriores. Es decir, aquellos que no necesitan un empleo (rentistas), no lo buscan, no están
disponibles o no pueden desempeñarlo ( p.e: algunos estudiantes, amas de casa, jubilados...).
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2. Evolución general del empleo y el paro en España
Pocos años después de nuestra democratización política se produjo un
proceso de flexibilización laboral del mercado de trabajo español que fue fruto
de la crisis energética internacional de finales de los 70 y del proceso de
reconversión productiva. Desde entonces, el fenómeno del desempleo adquirió
especial relevancia en la agenda de los investigadores socioeconómicos como
consecuencia tanto de su crecimiento como de sus implicaciones en la
estructura productiva.
Atendiendo a su evolución desde los años 70 hasta nuestros días podemos
diferenciar según Toharia (1996) y Cebrian, I. y Moreno, G. (2002) seis periodos
diferenciados:
Evolución de la población activa, el empleo y el pa ro en España, 1970-2003
10
10,5
11
11,5
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19,5
1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002
mill
ones
de
pers
onas
POBLACIÓN ACTIVA
OCUPADOS
PARO5,1%21,4%
16,2%
24,2%
11,2% (2003)
Fuente: Elaboración propia a partir de la EPA e INE. Nota: Los datos del paro desde del primer trimestre del 2001 reflejan la nueva definición de parado establecida en el Reglamento 1897/2000 de la UE por lo que su comparabilidad con los años anteriores es relativa
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1) Entre 1970 y 1974 se produjo un crecimiento moderado del empleo y de
la población activa con tasas de paro en niveles reducidos coincidiendo
con el final de expansión de los años 60. El crecimiento de la población
activa se vio atenuada por los flujos de emigración principalmente hacia
el Norte de Europa. Eso contribuyó a que gran parte del paro fuera
estadísticamente invisible ya que en buena media estaba siendo
“exportado”. Lamentablemente, veremos como empezó a ser visible
sobre todo en la segunda mitad de los años 70.
2) Entre 1974 y 1977 se produce un estancamiento del empleo y la
población activa con un ligero aumento de la tasa de paro que se acaba
situando en el 5% de la población activa. Se trata de un periodo de
incertidumbre política consecuencia de la transición de la dictadura
franquista a la democracia.
3) De 1977 a 1985 se produce la gran crisis de la economía española que
desemboca en una espectacular caída del empleo, más suave desde
1981, la cual al ir acompañada de un significativo incremento de la
población activa sobre todo desde ese año, hizo aumentar la tasa de
paro hasta un máximo del 21% en 1985.
La caída del empleo (con una media anual de 225.000 empleos menos)
debe enmarcase dentro de un contexto de crisis económica internacional
derivada de la crisis del petróleo así como en un proceso de
reconversión del aparato productivo español que fue necesario para
nuestra inminente entrada en la Comunidad Europea.
Por su parte, el aumento de la población activa, especialmente intenso
desde 1981 probablemente estuvo relacionado con dos fenómenos:
1) La entrada al mercado de trabajo de las generaciones nacidas en
la segunda mitad de los años 60, las cuales además de ser más
numerosas ya se beneficiaron del descenso de las tasas de
mortalidad infantil.
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2) El cierre de los mercados exteriores y el retorno de los emigrantes
españoles en los países europeos.
En este periodo, en 1980, se aprobó el Estatuto de los Trabajadores,
considerado como el origen de la reforma del mercado de trabajo
español si bien se reformó 4 años después por el gobierno socialista.
4) El periodo 1985-1990 experimentó un crecimiento del empleo sin
precedentes en España hasta entonces (con promedios de 300.000 al
año) que fue amortiguado por elevadas entradas en la población activa
lo cual frenó la reducción del número de parados. Como ponen de
manifiesto Cebrian, I y Moreno, G (2002), a pesar de que el empleo total
aumentó en 1,8 millones, el paro sólo disminuyó en 500.000, lo que llevó
a la tasa de paro a un nivel del 16% en 1991.
La espectacular creación de empleo se debió al contexto de
recuperación económica mundial y a nuestra entrada en la Comunidad
Europea, al descenso en los precios del petróleo y a que se empezaron
a notar los efectos de la Reforma del mercado de trabajo de 1984 la cual
generalizó una contratación temporal que aumentó vigorosamente.
Por su parte, el significativo incremento de la población activa se podría
atribuir tanto al aumento de las tasas de actividad femeninas fruto de la
incorporación de la mujer al mercado laboral (aunque ya venía
aumentado desde finales de los años 70 fue especialmente intensa a
finales de los 80), como a la incorporación de las aún numerosas
generaciones nacidas a principios de los años 70
5) Entre 1991 y 1994 de nuevo la economía española entra en recesión. En
este caso la crisis fue muy intensa pero breve. La población activa
seguía aumentando, pero en este periodo el aumento del paro se debió
fundamentalmente a la intensa pérdida de empleos. El paro aumentó a
un ritmo de 400.000 parados al año hasta alcanzar el máximo histórico
de tasa de paro del 24,6% (3,8 millones de parados).
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Entre las causas de la crisis podemos apuntar la entrada de España en
el Sistema Monetario Europeo, el aumento de los salarios a finales de
los 80 y la Reforma del Mercado de trabajo de 1993-1994 que limitó el
uso de los contratos temporales con la excepción de los mayores de 45
años y de los perceptores de prestaciones de desempleo con más de un
año en el paro.
6) Desde 1995 hasta el año 2003 se reduce sustancialmente la tasa de
paro a menos de la mitad (del 22.9% al 11,2 ) como consecuencia de la
espectacular y sostenida creación de empleos (mas de 4, 5 millones de
empleos netos hasta el año 2003), los cuales han podido absorber con
creces el también muy significativo aumento de la población activa
(aproximadamente 3,3 millones de personas más).
El crecimiento de la población activa se atribuye entre otras causas a la
llegada de inmigrantes y a la continuidad de la creciente incorporación
de las mujeres al empleo. En cuanto al crecimiento del empleo han
podido influir la incorporación de España al euro, el crecimiento
económico sostenido español hasta el año 2001 y las sucesivas
Reformas del mercado de trabajo.
A este respecto, en esta etapa se plantearon varios acuerdos cuyo éxito
fue muy dispar como el Decreto Ley de 1997, el Acuerdo para la
Promoción del Empleo a Tiempo Parcial firmado en noviembre de 1998,
la Reforma Laboral del 2001 y la fallida reforma de la protección por
desempleo en mayo del 2002 conocida popularmente como “Decretazo”
En contraste con el Decretazo de mayo del 2002 que endurecía las
condiciones de acceso a la prestación por desempleo y a la desaparición
paulatina del subsidio (PER) para los jornaleros y que culminó en la
huelga general el 20 de junio y en su posterior modificación en octubre
del mismo año, quizás la más relevante para el empleo fuese la�Reforma
de 1997. En ella se introducía el contrato para el fomento de la
contratación indefinida con menores costes de despido y con
bonificaciones por dos años de entre el 40 y el 80% en las cotizaciones a
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la Seguridad Social y orientado principalmente a los segmentos menos
integrados en el mercado laboral como son los jóvenes parados
menores de 30 años y mayores de 45 y los parados de larga duración.
En este periodo también son significativas la reducción de la
temporalidad y especialmente la caída de la tasa de paro femenina. En
lo que respecta a la temporalidad, como veremos más adelante, ésta se
redujo en aproximadamente 5 puntos (del 35% al 30%) si bien todavía
sigue siendo muy alta.
En cuanto al empleo femenino, creció entre 1995 y el 2001 un 33%
mientras que el masculino sólo lo hizo en un 17% (González y
Villagómez, 2002). De igual manera la diferencia entre las tasas de paro
femenino y masculino se redujeron, pasando de 12 puntos en 1995 a 7,5
puntos en el 2003, a pesar de lo cual la distancia todavía sigue siendo
importante.
Paralelamente al aumento en las tasas de actividad femeninas, la ya
comentada reducción a la mitad de la tasa de paro general entre 1995 y
el 2003 también se hizo extensible a tasa de paro femenino ya que ésta
cayó en esa misma proporción del 30,6% al 15,6%. A pesar de ello, no
obstante en esa fecha seguía siendo todavía muy alta en comparación
con la media de la zona euro que era del 10.3%.
Evolución de la actividad y la tasa de paro por gén ero
0
5
10
15
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30
35
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1985 1990 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003año
porc
enta
je
tasa de actividadfemenina
tasa de parofemenina
tasa de paromasculino
tasa de paro total
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No obstante, antes de concluir con esta etapa, conviene hacer una
parada en el año 2001. En primer lugar, porque desde ese año la
economía europea y mundial ha ralentizado sustancialmente su
crecimiento lo cual ha podido frenar las expectativas de creación de
empleos en España, si bien es cierto que los efectos de esta cuasi-crisis
parecen haberse notado menos en nuestro país en términos de
crecimiento del PIB. En segundo lugar porque la comparabilidad de los
datos del paro desde el 2001 con los años anteriores es relativa
básicamente por dos razones:
1. Porque desde el 2001 se refleja una definición de parado más
restrictiva establecida en el Reglamento 1897/2000 de la UE
(más exigente en cuanto a la disponibilidad para obtener un
trabajo y sobre todo para la búsqueda de empleo).
2. Porque desde el 2002 se tomaron como referencia nuevas
estimaciones de población (las denominadas Proyecciones base
censo 1991 revisadas) por la necesidad de tener en cuenta el
aumento de la población en España como resultado de la
inmigración.
Estas novedades produjeron un notable impacto en los resultados de la
EPA del cuarto trimestre del 2001, con un incremento de 932.500
personas activas, 1.254.100 ocupados más y un descenso en el número
de parados de 321.600 personas (nota de prensa del INE del 21 de abril
del 2004)1
1 Además, desde el propio INE se nos advierte de que aún con estas estimaciones se sigue infravalorando el fenómeno migratorio ya que las hipótesis utilizadas en dichas proyecciones fueron inferiores al volumen de inmigración real. Además, las cifras del censo aparecidas con posterioridad supusieron un nuevo elemento a tener en cuenta en el cálculo de las proyecciones. Aunque estaba previsto introducir estas proyecciones a partir del primer trimestre del 2004 finalmente no se hizo por razones técnicas y porque se prefiere esperar a los nuevos cambios en la EPA que se introducirán desde el año 2005
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Cuadro resumen de la evolución del mercado de traba jo en
España 1970-2003
Etapa Evolución de la actividad , empleo y
paro
Factores explicativos. Contexto
socioeconómico
1970-74 • Crecimiento moderado del empleo y
de la población activa
• Tasas de paro en niveles reducidos
• “Exportación” de emigración
principalmente hacia el Norte de
Europa
1974-77 • Estancamiento del empleo y la
población activa.
• Ligero aumento de la tasa de paro
(5% de la población activa)
• Transición de la dictadura franquista
a al democracia.
1977-85 • Espectacular caída del empleo (con
una media anual de 225.000 empleos
menos) suavizada desde 1981
• Significativo incremento de la
población activa
• Aumenta la tasa de paro (21% en
1985)
• Crisis económica internacional (crisis
del petróleo)
• Reconversión del aparato productivo
español necesaria para inminente
entrada en CEE
• Se aprueba el Estatuto de los
Trabajadores en 1980.
• Razones aumento de la población
activa:
o La entrada al mercado de
trabajo de las generaciones
nacidas en la segunda mitad de
los años 60
o Cierre de mercados exteriores
y el retorno de los emigrantes
españoles en los países
europeos
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1985-90 • Crecimiento del empleo sin
precedentes (1,8 millones, con
promedios de 300.000 al año)
• Elevadas entradas en la población
activa que ralentizaron la reducción del
número de parados (500.000)
• Tasa de paro 16%
• Importante aumento de la
temporalidad
• Recuperación económica mundial
• Descenso en los precios del petróleo
• Entrada en la Comunidad Europea
• Reforma del mercado de trabajo de
1984. Introduce el Contrato Temporal
de Fomento del Empleo
• Razones aumento de la población
activa:
• Incorporación de las aún
numerosas generaciones nacidas a
principios de los años 70
• Aumento de las tasas de
actividad femeninas
1991-94 • Aumento del paro por intensa pérdida
de empleos (400.000 parados al año)
• Tasa de paro del 24,6% (3,8 millones
de parados).
• Entrada de España en el Sistema
Monetario Europeo
• Aumento de los salarios a finales de
los 80
• Reforma del Mercado de trabajo de
1993-1994 que limitó el uso de los
contratos temporales
1995-03 • Espectacular y sostenida creación de
empleos (mas de 4,5 millones de
empleos netos hasta el año 2003).
Han contrarrestado el muy significativo
aumento de la población activa (3,3
millones de personas más)
• Sustancial reducción de tasa de paro
(del 22.9% al 11,2).
• El empleo femenino creció entre 1995
y el 2001 un 33% mientras que el
masculino sólo lo hizo en un 17%
• Insuficiente reducción de la
temporalidad del 35% al 30%
• Aumento de la población activa por la
inmigración y creciente incorporación
de las mujeres al empleo.
• Incorporación de España al euro
• Crecimiento económico sostenido
español
• Reformas del mercado de trabajo:
Decreto Ley de 1997 que introducía el
contrato para el fomento de la
contratación indefinida, el Acuerdo
para la Promoción del Empleo a
Tiempo Parcial firmado en noviembre
de 1998, la Reforma Laboral del 2001
y “Decretazo” mayo del 2002
Fuente: Elaboración propia
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En la actualidad más reciente los datos suministrados por la EPA 2006
(segundo trimestre) cifran la tasa de paro en el 8,5%, casi el doble entre las
mujeres (11,5%) que entre los varones (6,4%). Las mujeres activas siguen
aumentando hasta situarse en el 48% de la población femenina mayor de 16
años, de nuevo muy por debajo de la tasa de actividad masculina que es del
69%. La tasa de temporalidad sigue siendo muy elevada (34,4%, 5.540.800
contratos temporales) mientras que la ocupación a tiempo parcial sigue en
cotas muy bajas del 12,2% con un mayor peso entre las mujeres (78%) que
entre los varones (22%).
El fenómeno del paro dentro de los hogares españoles afecta sobre todo a los
hijos con un 13,7%, seguido del cónyuge (7,72%) y la persona de referencia en
el hogar (6,12%). El 2,6% (414.000 hogares) tienen a todos sus miembros
activos desempleados mientras que en el 64,5% todos sus miembros están
ocupados.
Por Comunidades Autónomas, las tasas de paro más elevadas las
encontramos en Extremadura (13,69%), Andalucía (12,67%) y Canarias
(11,4%) y las más bajas en Navarra (5,5%), Aragón (5,73), La Rioja (6,09),
Cataluña (6,47), Baleares (6,64), Cantabria (6,69) y Madrid (6,98%).
En cuanto a la evolución del mercado de trabajo en España desde los años 70
ha sido distinta de la de otros países europeos, principalmente en cuanto a las
fuertes oscilaciones de creación y destrucción de empleo. En el 2005 (fecha de
última publicación de los datos de eurostat), seguimos contando con unas
tasas de paro superiores a la media tanto de los países de la zona euro como
de la nueva Unión Europea de 25 miembros (8,9%), y las diferencias son
todavía mayores cuando se trata del desempleo femenino (9,3% en zona euro
y 10% en UE25).
En este sentido, no somos la regla pero tampoco la excepción. Concretamente,
mientras en Irlanda, Reino Unido, Suecia y Estonia la tasa de paro femenina es
menor que la masculina, por el contrario, Italia, tiene una proporción tan
desigual como España entre paro masculino y femenino, mientras que en
Grecia la relación entre hombres y mujeres desempleadas es mucho mayor
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que la nuestra. A esto podríamos añadir que, aunque Polonia y Eslovaquia son
los únicos países de la UE que tiene unas tasas totales de paro mayores que
las nuestras la relación entre desempleo masculino y femenino en estos países
es mucho menos desigual
Tasas de paro por género en la zona euro y en la UE. Marzo 2005
País Tasa de paro femenina
Tasa de paro masculina
Tasa de paro total
1. Irlanda 3.7 4.7 4.3 2. Luxemburgo 5.5 3.8 4.5 3. Austria 5.3 4.0 4.6 4. Holanda 5.2 4.9 5.0 5. Portugal 7.7 6.2 6.9 6. Italia 10.3 6.4 8.0 7. Bélgica 9.1 7.2 8.0 8. Finlandia 8.5 8.2 8.3 9. Francia 10.8 8.9 8.3 10. Alemania 10.8 8.9 9.8 11. Grecia 16.0 6.3 10.2 12. ESPAÑA 14.1 7.4 10.2
Media Zona Euro 9.3 7.1 8.9 13. Reino Unido 4.2 5.0 4.7 14. Dinamarca 5.2 4.6 4.9 15. Chipre 6.4 4.1 5.1 16. Eslovenia 6.3 5.4 5.8 17. Hungría 6.4 6.3 6.3 18. Suecia 6.3 6.4 6.3 19. Malta 7.6 6.4 6.8 20. Estonia 6.8 8.9 7.9 21. República
Checa 9.5 7.3 8.3
22. Lituania 9.7 7.6 8.6 23. Letonia 10.1 8.8 9.4 24. Eslovaquia 17.7 14.4 15.9 25. Polonia 18.7 17.6 18.1
Media UE 25 10.0 8.0 8.9 �������������� ���������������� ����������������������������������������������
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El trabajo a tiempo parcial en España
Entendemos por contrato a tiempo parcial aquel cuya jornada es inferior a la
establecida a tiempo completo en los respectivos convenios o bien, siguiendo
el criterio de la EPA, cuando la jornada de trabajo habitual nunca es superior a
35 horas semanales. Este tipo de contratos se ha extendido en los países
europeos durante los últimos 30 años y en la mayoría de ellos lo ha hecho a unos
niveles muy superiores a los españoles.
Las razones por las que se utilizaron este tipo de contratos han sido muy
diversas durante los últimos años y algunas de ellas como la inserción laboral
todavía siguen vigentes en la actualidad. Como apuntan Cebrián y Moreno
(2002), en los años setenta se presentaron como una medida de política
familiar que permitía a las mujeres compatibilizar las labores domésticas con su
trabajo fuera de casa. A principios de los ochenta se convierte en una forma de
flexibilizar las relaciones laborales, adaptando la demanda y la producción a las
fluctuaciones del mercado. En los 90, aunque se extiende sobre todo entre las
mujeres y el en sector terciario, va apareciendo fuertemente ligado a nuevas
formas de organización del trabajo que surgen de la descentralización
productiva.
El caso de España es diferente al resto de países de nuestro entrono. Hasta los
años 90 no comienza a haber una preocupación política y social por implantar y
regular este tipo de contratos de manera que las reformas no empiezan a
aflorar hasta entonces. De esta manera, la reforma de 1994, introdujo la
novedad de considerar el tiempo parcial como la jornada inferior a la normal
suprimiendo el concepto anterior de que la jornada fuese inferior a los dos
tercios de la jornada normal, así como el fomento estos contratos para que los
empresarios tuvieran mayor flexibilidad en la contratación sin que los
trabajadores vieran reducidos sus derechos. Sin embargo, no tuvo el éxito que
cabía esperar por lo que se llevaron a cabo iniciativas complementarias como
el Acuerdo para la Promoción del Empleo a Tiempo Parcial firmado en
noviembre de 1998 entre el gobierno y los dos sindicatos mayoritarios, con el
rechazo de los empresarios. En este acuerdo se propuso establecer como
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criterio para delimitar un contrato parcial un porcentaje máximo del 77% de la
jornada a tiempo completo, la posibilidad de elegir voluntariamente este tipo de
jornada sin menoscabo de la protección social correspondiente así como la
prohibición de horas extraordinarias para los trabajadores a tiempo parcial,
salvo causa de “fuerza mayor”. De nuevo la reforma tuvo poco tuvo éxito de
manera que tres años después se propuso la reforma laboral del 2001, esta
vez rechazada por los sindicatos , en la cual, entre otras cosas se suprimió el
límite del 77% propuesto en la anterior reforma.
Con estos antecedentes no es de extrañar la escasa significación y lento
crecimiento que este tipo de contratos siguen teniendo en el mercado laboral
español ya que, a pesar de su incremento desde principios de los 90, apenas
ha logrado despegar en los últimos años del 8% del empleo total.
Si observamos su evolución desde 1990 comprobaríamos tanto el alto grado de
feminización del trabajo a tiempo parcial como el aumento que esta modalidad
de contratación ha experimentado en los últimos años sobre todo en las
mujeres, cuyo perfil predominante, como apuntan Cebrián y Moreno (2002)
sería el de una mujer casada con hijos, con una media de edad superior a los
30 años y que trabajan en el sector servicios.
Así, vemos como gran parte del incremento del porcentaje de contratos a
tiempo parcial del 4,7% al 8,2% entre 1990 y el 2003 es femenino ya que
mientras entre las mujeres ha pasado del 11,5% a casi el 17% en el mismo
periodo, en los hombres se mantuvo en torno al 2%.
Recordemos que en el segundo trimestre de 2006, a pesar de que el
porcentaje ha escalado hasta el 12%, el 78% de los contratos a tiempo parcial
(1.880.400 contratos) se dieron entre las mujeres.
Tema 3: Actividad, empleo y paro
17
Evolución de la contratación a tiempo parcial (1987 -2003)
0,0%
2,0%
4,0%
6,0%
8,0%
10,0%
12,0%
14,0%
16,0%
18,0%
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
% s
obre
tota
l de
cont
rato
s
contratos t.parcial mujeres contratos tparcial hombres total cont.t parcial
Fuente: Elaboración propia a partir de la EPA (4º trimestre)
A pesar de este crecimiento, España está aún muy lejos de la mayoría de los
países de la UE de los 15 en el 2002 (cuya media fue del 18,2%) salvo Italia
(8,6%) o Grecia, (4,5%) y a gran distancia de otros como Holanda (43,8%).
Según el primer estudio del nuevo Observatorio Europeo de las Condiciones de
Trabajo creado por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones
Laborales de la Comisión Europea la media de la UE ha crecido entre 1993 y el
2002 desde el 14,2% hasta el 18,2% mientras que España sólo ha pasado del
6 al 8%. Bien es cierto que ahora estamos en tasas del 12% a pesar de lo cual
seguimos siendo uno de los países de la UE15 con menores porcentajes.
El escaso desarrollo en España de esta forma de trabajo, aunque en parte ha
podido ser fruto de nuestra tardía preocupación legislativa también se debe a
razones culturales y de índole práctica, algunas de las cuales podrían ser las
siguientes:
� Reticencias empresariales ya que para flexibilizar sus plantillas prefieren la
vía de los contratos temporales y porque los contratos a tiempo parcial
conllevan problemas de gestión adicionales como la necesidad de encajar
horarios.
Tema 3: Actividad, empleo y paro
18
� Reticencias de los empleados, especialmente de aquellos que tienen más
de un empleo y que preferirían transformar sus contratos en uno a tiempo
completo.
� Por el componente involuntario que supone para algunos individuos el
aceptar un empleo a tiempo parcial o el reducir la jornada de trabajo por
razones de ingreso, menor protección social o temor a perder puestos de
trabajo.
En este sentido, son interesantes los resultados obtenidos por el mencionado
Observatorio Europeo en el que se pone de manifiesto que en el 2002 el 19%
de los trabajadores españoles a tiempo parcial lo fueron porque no encontraron
un empleo a tiempo completo, frente al 14% de los europeos. Además un
porcentaje importante, sobre todo mujeres, lo eligió cuasi-voluntariamente
como un medio para compatibilizar el cuidado de niños y ancianos (26%). No
obstante, también pone de manifiesto que este tipo de contratos tiende a ser un
fenómeno cada vez menos involuntario ya que el 32% respondió haber elegido
esa situación, lo cual podría explicar un cierto despegue controlado en los
próximos años.
Fuente: Fundación Europea para la mejora de las condiciones de vida y trabajo Observatorio Europeo de las Condiciones de Trabajo
Tema 3: Actividad, empleo y paro
19
Un análisis de la contratación temporal
Entendemos por contrato temporal a aquel con una duración determinada y
fijada de antemano para la realización de una determinada tarea y que por lo
general no está sometido a costes de despido. La temporalidad, junto con el
paro es uno de los principales problemas del mercado de trabajo en España
sobre lo cual, como veremos después están de acuerdo tanto el gobierno como
los sindicatos y empresarios. Su trascendencia no es sólo cuantitativa en la
medida en la que tenemos unos porcentajes de temporalidad muy altos
comparados con Europa sino sobre todo cualitativa ya que genera precariedad
laboral, retraso en importantes proyectos vitales e incluso exclusión. Tal es así
que desde el propio Ministerio de Trabajo se reconoce que “el modelo de
precariedad se ha instalado en el mercado de trabajo español de forma que la
exclusión social es mucho más importante por precariedad que por
desempleo”.
En el caso de España, si analizamos el siguiente gráfico podemos comprobar
el carácter procíclico de la temporalidad, es decir, crece en épocas de
expansión económica y decrece en épocas de crisis, con la excepción de la
etapa de crecimiento que va desde 1995.
Evolución de la temporalidad (1987-2003)
10,0%
15,0%
20,0%
25,0%
30,0%
35,0%
40,0%
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
% d
el to
tal d
e as
alar
iado
s
contratos temp mujeres contratos temp hombres total c.temporales
Fuente: Elaboración propia a partir de la EPA (4º trimestre)
Tema 3: Actividad, empleo y paro
20
La experiencia española con los contratos temporales es muy particular con
relación a Europa y se remonta especialmente a la reforma del Estatuto de los
Trabajadores introducida en 1984 que regularizó lo que se denominó como
Contrato Temporal de Fomento del Empleo (CTFE) lo que nos llevó a ser el
únicos país que permitió contratos de este tipo donde la contratación temporal
era libre y sin causa justificada.
Como consecuencia de esa reforma entre 1987 y 1991 se produjo un
crecimiento de la temporalidad muy acusado hasta 1988 que se suavizaría
levemente hasta finales del 91. Entre las posibles causas encontraríamos el
crecimiento económico propio de la mencionada etapa 1985-1990 lo cual
facilitado por la reforma permitió canalizar la creación de empleo generada por
la expansión económica hacia los contratos temporales. Aunque según
comisiones de expertos como la “Comisión Segura” el extenso uso de los
contratos temporales sólo produjo un aumento pequeño, aunque significativo,
del empleo en esos años lo que es indudable e incluso fue más problemático
para los años venideros fue la “cultura de la temporalidad “ que se asentó en
las contrataciones de los empresarios.
Entre 1991 y 1993 la crisis económica trajo consigo una clara disminución de la
temporalidad, sobre todo de la femenina, la cual posteriormente repuntó en
1994-1995 alcanzando el máximo del 34,5 % de los contratos de los
asalariados. Desde entonces finaliza el periodo de expansión de la contratación
temporal entrando en una tercera fase (1995-2003) en la que la temporalidad
sufre una progresiva tendencia hacia su disminución paralelamente al periodo
de expansión económica rompiéndose así el carácter procíclico observado
hasta entonces.
Las razones de ello podríamos encontrarlas en las Reformas de 1992, 1994 y
1997 cuyo objetivo común fue reducir la temporalidad pero que tan sólo
lograron atemperar suavemente su uso. Concretamente, la Reforma de 1992
elevó la duración mínima de los CTFE hasta 12 meses; posteriormente la
Reforma de 1994 sólo permitió su uso para los mayores de 45 años y los
preceptores de prestaciones de desempleo con más de un año en el paro
Tema 3: Actividad, empleo y paro
21
aunque permitió la contratación temporal indirecta a través de las empresas de
trabajo temporal (ETT) y finalmente la Reforma de 1997 los eliminó
definitivamente. Esta reforma además restringió las condiciones de uso de los
contratos temporales y creó nuevos contratos fijos con costes de despido más
bajos para hacerlos más atractivos frente a los contratos temporales.
A pesar de estos esfuerzos legislativos y de la supresión de los CTFE
(recordemos que podían ser utilizados libremente y sin causa justificada), la
tasa de temporalidad no se ha reducido significativamente entre otras cosas
porque aquellos contratos parecen haber sido sustituidos por otro tipo de
contratos temporales como los contratos eventuales (Cebrián y Moreno, 2002).
Como consecuencia de ello, aunque entre 1995 y el primer trimestre del 2004
la tasa de temporalidad se redujo en 5 puntos (del 34,5 al 30,1%) esta ha
vuelto a aumentar hasta el 34,4% (II trimestre 2006) hasta seguir siendo
considerada como uno de los principales déficit de nuestro mercado laboral tal
y como reconocen los agentes sociales entrevistados en el análisis que se
expone a continuación.
�
3. Análisis sociológico del Mercado de Trabajo en E spaña: Problemas y
soluciones
El presente análisis sociológico es un resumen de un trabajo desarrollado
dentro del proyecto europeo WRAMSOC (Welfare Reform and the
Management of Societal Change) financiado por la Comisión Europea
finalizado en el 2003-2004 y cuyo objetivo fue analizar las principales reformas
que están teniendo lugar en los estados del bienestar europeos desde
comienzos de los años noventa. En este caso resumiré los resultados del
análisis del mercado de trabajo para lo cual se combinó información de tipo
secundario (legislación, documentos programático, fuentes estadísticas,
informes o documentos de prensa) con información específicamente producida
para esta investigación mediante entrevistas a los representantes de los
diferentes actores sociales. Concretamente se ha utilizado la entrevista en
profundidad para entrevistar a un total de 19 actores sociales (partidos
Tema 3: Actividad, empleo y paro
22
políticos, sindicatos, patronal, responsables de la Administración pública, ONGs
y grupos de interés, expertos de los medios de comunicación y de ‘think tanks’).
Problemas clave del mercado de trabajo español
Los representantes entrevistados de los sindicatos, patronales y gobierno
aunque difieran, como después veremos, en sus causas y soluciones,
coinciden en señalar en la mayoría de los casos que el mercado de trabajo
español convive con una serie de problemas como la ineficacia de los servicios
públicos de empleo y de la coordinación entre los diferentes servicios
regionales de empleo, la modesta inversión en formación de los trabajadores
por parte de las empresas o el efecto desincentivo de las prestaciones por
desempleo. No obstante, tanto en los discursos de las entrevistas realizadas
como en reiteradas manifestaciones reflejadas en la prensa el núcleo principal
de problemas giran en torno a dos cuestiones principales:
1. Segmentación y desigualdad. Persiste una notable segmentación
regional, de género y de edad en el acceso al mercado de trabajo que ha
merecido una llamada de atención del propio Consejo de Empleo y Asuntos
Sociales de la UE. Tales problemas se han planteado en las entrevistas en
las cuales se han valorado algunas de las posibles causas. En primer lugar,
se atribuye la segmentación regional a un problema de limitada movilidad
geográfica y a “la dificultad de acceso a la ciudadanía, sobre todo a la
vivienda” coincidiendo con las recomendaciones del Consejo de Empleo y
Asuntos Sociales de la UE en el que se afirma que “la movilidad geográfica
en España es limitada, debido en parte a obstáculos estructurales, como el
mal funcionamiento del mercado de la vivienda” (El Mundo, 4 de junio del
2003). En segundo lugar, se consideró que la reducida incorporación de la
mujer al mercado laboral y de los jóvenes guardaba una estrecha relación
con las “insuficientes políticas activas de empleo e inserción social” y con la
“testimonial red de servicios sociales de apoyo a la mujer trabajadora”.
2. Precariedad e inestabilidad laboral. Paralelamente al aumento en la
contratación indefinida y a la poco significativa reducción de las tasas de
Tema 3: Actividad, empleo y paro
23
temporalidad (del 32,5% al 30,2% entre los primeros trimestres de 1999 y
2003), tras las sucesivas reformas siguen manteniéndose unos índices de
alta temporalidad que conviven con el estancamiento del empleo a tiempo
parcial en el 8%. A ello se unen los altos niveles de siniestralidad laboral y
el menor nivel salarial de los nuevos cotizantes con contrato indefinido, un
25% menos que la media, según un informe de la Seguridad Social (El País
12 noviembre 2002). Esta situación de precariedad laboral no sólo se ha
reflejado en las entrevistas como un factor atenuante de la exclusión social
incluso con una mayor intensidad de lo que podría provocar la propia
situación de desempleo, como reconoce el representante entrevistado del
Ministerio de Trabajo ( “el modelo de precariedad se ha instalado en el
mercado de trabajo español de forma que la exclusión social es mucho más
importante por precariedad que por desempleo”), sino que además ha sido
considerado como un factor “ligado a la siniestralidad laboral” (UGT) y un
serio obstáculo “para el enganche laboral de los jóvenes para facilitar su
autonomía” y para garantizar un mínimo de cohesión social.
Soluciones propuestas
Se ha constatado como el grado de acuerdo en la identificación de los
problemas mencionados entre los diferentes agentes sociales no tiene su
reflejo en una identificación común de las soluciones a estos problemas. Los
principales obstáculos se encuentran en la dificultad de conciliar las
contrapuestas prioridades de los diferentes agentes fundamentalmente en
cuanto a la reducción de los costes no salariales y la contención del gasto
público a las que se abiertamente se oponen los sindicatos.
Por parte del gobierno, desde la reforma del 97 hasta el “decretazo”, sus
propuestas han ido oscilando entre las conciliación de las propuestas sindicales
y patronales y un progresivo distanciamiento de las primeras fruto de una serie
de medidas más próximas a su prioridad de reducir los costes laborales y el
gasto público por desempleo. Concretamente, medidas tales como el
endurecimiento del acceso a las prestaciones por desempleo, la propuesta de
eliminación del PER y de los salarios de tramitación y la supresión del
Tema 3: Actividad, empleo y paro
24
porcentaje máximo del 77% de la jornada a tiempo completo como criterio para
delimitar un contrato parcial tal y como pedían las patronales, han provocado
un distanciamiento entre los distintos agentes sociales.
Aunque tal distanciamiento no ha producido en todas las soluciones
propuestas, como ocurre con el mantenimiento del mencionado contrato para el
fomento de la contratación indefinida acordado en la Reforma de 1997 (con
menores costes no salariales y orientado principalmente a los jóvenes parados
menores de 30 años y mayores de 45 y los parados de larga duración) o las
políticas activas de empleo orientadas a la formación continua dentro y fuera de
la empresa, al autoempleo, los incentivos fiscales a la contratación indefinida o
el apoyo y estímulo de las corporaciones locales a la creación de empresas
entre los jóvenes, en otras soluciones se han producido tanto posiciones de
consenso en el fondo y disenso en la forma como posiciones irreconciliables.
Tal es el caso de la siguientes propuestas:
� Luchar contra el fraude en las prestaciones por desempleo. Si bien
gobierno y sindicatos están de acuerdo en la medida a pesar de que
éstos últimos no lo acepten abiertamente como un problema de
primer orden, para los sindicatos la solución pasaría por una
modernización de la gestión del Servicio Público de Empleo mientras
que por parte del gobierno se tiende a endurecer las condiciones de
acceso y disfrute de la prestación
� Potenciar el empleo estable a tiempo parcial: A pesar del acuerdo
sobre la idoneidad de esta medida los desencuentros bipartitos
adquirieron especial relevancia desde el rechazo de las patronales de
la firma del Acuerdo entre sindicatos y gobierno para la Promoción
del Empleo a Tiempo Parcial firmado en noviembre de 1998 y la
posterior oposición de los sindicatos a la Reforma del 2001. El
principal punto de desencuentro en esta propuesta es la “rigidez”,
según las patronales CEOE y CEPYME, y la necesidad de “respetar
la clara delimitación entre el tiempo parcial y el tiempo completo”
defendida por los sindicatos, de la regulación de un porcentaje
máximo de horas complementarias y del establecimiento del límite
Tema 3: Actividad, empleo y paro
25
del 77% de la jornada ordinaria que el gobierno aprobó en la Reforma
del 98 y que después suprimió en el 2001.
� La reducción de la temporalidad vía costes no salariales y
regulación. La reducción de la temporalidad en los contratos suscita
tanto consenso en su identificación como un problema, como
disenso en las vías que se proponen para solucionarlo. Aunque
existe cierto grado de acuerdo tripartito en la necesidad de limitar el
encadenamiento fraudulento y abusivo de contratos temporales
paralelamente a la propuesta del gobierno de hacer más atractivo
para las empresas el contrato estable a tiempo parcial en detrimento
del contrato temporal, el debate entre sindicatos y patronales para
reducir la precariedad se decide fundamentalmente entre dos
posturas hasta ahora irreconciliables como son la penalización de
los contratos temporales propuesta por los sindicatos encareciendo
sus cotizaciones (incluso creando una indemnización específica), y
la propuesta contraria de las patronales basada en el abaratamiento
de los costes no salariales de los contratos fijos para hacerlos más
atractivos.
� Incentivar el retraso en la edad de jubilación vs jubilación anticipada
y los contratos de relevo. El desencuentro en este punto es evidente
en la medida en la que mientras el gobierno propone alargar la vida
laboral tras los 65 años eximiendo al empresario del pago de
cotizaciones con el fin de ir aliviando el sistema de pensiones, los
sindicatos defienden la extensión del derecho a la jubilación
anticipada desde los 60 años más allá de quienes empezaron a
cotizar antes de 1967 como está regulado hasta ahora, así como
mejores condiciones para quienes se ven forzados a la prejubilación
antes de dicha edad. Por el contrario, paradójicamente con la
tendencia a las prejubilaciones en algunas empresas, las patronales
se muestran contrarias a esta medida al considerar que “son una
salida en falso que incrementa los desequilibrios financieros de los
Tema 3: Actividad, empleo y paro
26
sistemas de protección social” (J. M. Cuevas, Presidente de la
CEOE, El País, 21 de noviembre de 1997).
En cuanto a la propuesta de los sindicatos de “extender los contratos
de relevo para permitir la jubilación parcial de los mayores y su
sustitución por jóvenes parados” (A. Gutierrez, Secretario General de
CCOO en 1997, El País, 19 de noviembre de 1997) es contestada
por la patronal aduciendo de nuevo la “menor competitividad, más
gasto público o mayores cargas de la Seguridad Social” (J. M.
Cuevas, El País, 21 de noviembre de 1997) de esta medida.
� Limitar las horas complementarias y desincentivar las horas
extraordinarias. En el caso de la horas complementarias las
principales discrepancias se producen en la fijación de unos topes
para evitar confusiones entre los contratos a tiempo parcial y los
contratos a tiempo completo. En este sentido, entre la propuesta de
los sindicatos de fijar un máximo a las horas complementarias del
10% y prohibir las horas extras salvo las de fuerza mayor y la
propuesta de las patronales del 20% y flexibilizar el uso de éstas
últimas, el gobierno salomónicamente decidió en la Reforma del
2001 mantener el límite del 15% y la prohibición de horas
extraordinarias en los contratos a tiempo parcial.
� Reorganización del tiempo de trabajo. En este sentido, además de la
cuestión de desincentivar o prohibir las horas extraordinarias, el
principal punto de controversia se centra en quién debe asumir los
costes de la reducción de la jornada laboral a 35 horas y si tal
reducción no sería absorbida por aumentos en la productividad sin la
consiguiente liberación de tiempo de trabajo para crear nuevos
empleos. Si bien desde el Gobierno se está de acuerdo con los
sindicatos en desincentivar las horas extraordinarias no necesarias
para facilitar la contratación tiempo parcial y no se descarta la
reducción de la jornada a 35 horas condicionada al compromiso de
la creación de empleo y a un acuerdo previo interconfederal entre
patronales y sindicatos, no ocurre lo mismo en cuanto a la reducción
Tema 3: Actividad, empleo y paro
27
imperativa generalizada y centralizada de la jornada laboral a 35
horas. En este caso, coincidiendo con las patronales, desde el
gobierno se argumentan tanto los riesgos de pérdida de
competitividad y la sustitución de trabajo por capital por parte de las
empresas si son éstas las que tienen que asumir el coste salarial de
la reducción de jornada, como los riesgos del menor poder
adquisitivo de las familias si tal coste recayese sobre ellas, a lo que
obviamente se oponen los sindicatos.
� “Repensar” la cobertura por desempleo. El debate sobre esta
propuesta se dirime entre la política de contención del gasto publico
por parte del gobierno, el convencimiento ideológico neoliberal del
sector empresarial de que las prestaciones “desincentivan el esfuerzo
y la participación y búsqueda activa de rentas” y de la necesidad de
fomentar una “cultura financiera del seguro “, y su consideración por
los sindicatos como un “derecho” a consolidar. En este sentido, el
desacuerdo entre sindicatos y gobierno es muy significativo (hasta el
punto de ser una de las principales causas de la oposición sindical al
“decretazo “ y posterior huelga General del 20 de junio) ya que
mientras los primeros proponen ampliar la cobertura a los parados
sin subsidio y a los de larga duración apelando al superávit del INEM,
el gobierno se decanta por endurecer las condiciones de acceso de
la cobertura por desempleo.
� Mejora y modernización de los sistema de información, acceso y
gestión del empleo. Las patronales se decantan por sistemas de
gestión del empleo de carácter privado a la que se oponen los
sindicatos, mientras que el gobierno no desincentiva esta opción a la
vez que no articula nuevos servicios públicos de empleo ni afronta
abiertamente la modernización del ya existente (INEM).
.
Tema 3: Actividad, empleo y paro
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