tema 12 la caridad

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1 TEMA 12 LAS VIRTUDES TEOLOGALES. LA CARIDAD REPASAMOS. En el tema anterior, al estudiar la virtud de la esperanza, se nos recordaba que nuestra fe está apoyada sobre una certeza nueva y diferente: Dios nos salva en Jesucristo, el Hijo, por cuya resurrección se nos ha dado la feliz posibilidad de una vida nueva y eterna,después de que terminemos la peregrinación por este valle de lágrimas. Y que no estamos solos, porque el Espíritu Santo nos da la gracia de confiar en la promesa hecha por Jesucristo. Objetivo del tema La caridad es la esencia de la vida del cristiano. Toda la ley y sus mandamientos se resumen en el mandamiento del amor, toda la moral cristiana se resume en la caridad. El amor a Dios y al prójimo son la señal de identidad del cristiano. El amor es vida «El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente». Estas palabras, escritas por el Beato Juan Pablo II en la primera de sus encíclicas en 1979 (Redemptor hominis, 10), siguen siendo de actualidad porque reflejan una verdad fundamental de la vida humana. El ser humano no puede vivir sin amor: de ahí tantas depresiones, tantas angustias, tanta soledad. Pero también tanta dificultad para entenderse a todos los niveles, tantas guerras, tantos conflictos entre las naciones, tanto odio entre los pueblos. Sin amor no hay vida. Sin amor aparece la muerte. La vida no tiene sentido sin amor. No tiene, desde luego, un sentido último y definitivo. Porque, sin amor, la vida termina necesariamente en la muerte. Y eso es así tanto si uno es religioso y confía en la bondad de Dios, como si no lo es. Sin amor lo que hacemos no tiene razón de ser. De ahí la pereza y el aburrimiento. Solo el amor ofrece razones para vivir y solo el Amor ofrece razones para esperar. El amor da sentido a la vida y es el sentido de la vida. Con el amor, el hombre y lo humano tienen un nuevo valor. Necesitamos amar y ser amados para disfrutar de una vida plena. Programa de Formación: La caridad,virtud teologal.

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TEMA 12

LAS VIRTUDES TEOLOGALES. LA CARIDAD

REPASAMOS.

En el tema anterior, al estudiar la virtud de la esperanza, se nos recordaba que nuestra fe está apoyada sobre una certeza nueva y diferente: Dios nos salva en Jesucristo, el Hijo, por cuya resurrección se nos ha dado la feliz posibilidad de una vida nueva y eterna,después de que terminemos la peregrinación por este valle de lágrimas. Y que no estamos solos, porque el Espíritu Santo nos da la gracia de confiar en la promesa hecha por Jesucristo.

Objetivo del temaLa caridad es la esencia de la vida del cristiano. Toda la ley y sus mandamientos se resumen en el mandamiento del amor, toda la moral cristiana se resume en la caridad. El amor a Dios y al prójimo son la señal de identidad del cristiano.El amor es vida

«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él

vivamente». Estas palabras, escritas por el Beato Juan Pablo II en la primera de sus encíclicas en 1979 (Redemptor hominis, 10), siguen siendo de actualidad porque reflejan una verdad fundamental de la vida humana.

El ser humano no puede vivir sin amor: de ahí tantas depresiones, tantas angustias, tanta soledad. Pero también tanta dificultad para entenderse a todos los niveles, tantas guerras, tantos conflictos entre las naciones, tanto odio entre los pueblos. Sin amor no hay vida. Sin amor aparece la muerte.

La vida no tiene sentido sin amor. No tiene, desde luego, un sentido último y definitivo. Porque, sin amor, la vida termina necesariamente en la muerte. Y eso es así tanto si uno es religioso y confía en la bondad de Dios, como si no lo es. Sin amor lo que hacemos no tiene razón de ser. De ahí la pereza y el aburrimiento. Solo el amor ofrece razones para vivir y solo el Amor ofrece razones para esperar. El amor da sentido a la vida y es el sentido de la vida. Con el amor, el hombre y lo humano tienen un nuevo valor. Necesitamos amar y ser amados para disfrutar de una vida plena.

Definición de la caridadHay que tener presente que es muy amplio el uso de la palabra « amor »: se habla de amor a la

patria, de amor por la profesión o el trabajo, de amor entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos y familiares, del amor al prójimo y del amor a Dios.

Sobre la palabra amor y su traducción en griego (el idioma original usado en el Nuevo Testamento) hay que indicar varias cosas:

En primer lugar, el término eros no aparece ni una sola vez en todo el Nuevo Testamento. Eros es el amor entre hombre y mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad. La palabra eros expresa el amor humano en su sentido más elemental, como un impulso que brota del hombre y vuelve sobre él. De ese amor así entendido no habla el Nuevo Testamento.

En segundo lugar, el término normal que expresa lo que es el amor cristiano, es agapé: amor que procede de Dios, amor hacia los demás que nace de la proximidad de Dios y que asume todas las energías y virtualidades del amor humano. Agapé es el amor que se ocupa del otro y se preocupa por el otro. No es el amor que se busca a sí mismo,sino que ansía el bien del amado. Está dispuesto al sacrificio, es más, lo busca.Es el amor del que habla San Pablo en 1 Co 13,1-13, que tiene su origen en Dios, que

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“Decir «creo» supone un don que se nos da y una responsabilidad que

aceptamos; es una experiencia de diálogo con Dios que, por

amor, nos habla como amigos”. Benedicto XVI

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fue el primero en amar. Hay otra palabra, usada para traducir la relación de amistad (philia) de Jesús con sus discípulos, muy propia del evangelio de san Juan.Esta es la definición que recoge el Catecismo: “ La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios “ (C.I.C. 1822). En esta explicación podemos observar que somos capaces de amar en tres niveles diferentes :

podemos amar lo que es más grandioso que nosotros (Dios) podemos amarnos a nosotros mismos y a lo que es igual a nosotros (las otras personas, el prójimo) y podemos amar lo que es inferior a nosotros (las cosas del mundo).

Para amar correctamente debemos amar de acuerdo a la realidad. Esto quiere decir que adoramos a Dios, amamos a las personas y usamos las cosas.

El amor en el Nuevo TestamentoEl amor es un concepto y un hecho central en todo el Nuevo Testamento, de tal manera que la

expresión fundamental de la fe consiste y se resume en el amor ( Jn 3,16). Todo lo que Dios hace es amor, que espera como respuesta el amor del hombre ( 1 Jn 4,19). Incluso toda la ética cristiana (la acción,el comportamiento del creyente) está fundada en el amor de Dios y toma de ahí su significado (1 Jn 4,7).

Además, el amor está por encima de la fe y de la esperanza (I Cor 13,13). Pero sobre todo, Dios mismo es designado esencialmente como amor (1 Jn 4,8.16). Más no se puede decir acerca de la importancia y de la significación del amor para el creyente.

Para entender lo que significa el agapé cristiano es decisivo tener en cuenta que el amor a Dios (Mt 22,37 ) se traduce en imitación (Mt 5,44-45), es decir, hacer lo que Dios hace y lo que Dios quiere (Mt 6,10; 7,21; 12,50; 18,14; 21,31; Me 3,35; Le 8,21).

Ahora bien, Dios es amor y lo que Él hace es amar a los hombres (Un 4,8.16). De lo cual se sigue que ser fiel a Dios (Mt 5,20) significa:

no ofender al prójimo (Mt 5,21-26.27-30.31-32), ser sincero (Mt 5,33-37), renunciar a la venganza (Mt 5,38-42), hacer el bien a los demás (Mt 5,43-48), no condenar (Mt 7,1);

es decir, amar a Dios es amar al prójimo con las obras, pues eso significa la ley y los profetas (Mt 7,12). Por eso Jesús insiste en que la condición necesaria y suficiente para heredar la vida eterna es el amor al prójimo (Mc 10,17-19 ; Lc 10,25-37; Mt 25,31-46).

Sin duda alguna, el autor que más destaca, en el Nuevo Testamento, la importancia del amor a los demás es el evangelista san Juan. La razón profunda de tal insistencia está en que el amor de Dios al hombre (Jn 1,14.17) exige un amor de la misma calidad entre los hombres (Jn 13,34; 15,12-13.17). Por eso el mensaje y el mandamiento que sustituye a todos los demás mandamientos es el amor a los hermanos (1 Jn 3,11; Jn 13,34-35; 15,12.17; 1 Jn 3,23; 4,21; 5,1; 2 Jn 5). Por eso, todo lo que Jesús quiere de sus discípulos (Jn 14,15.21; 15,10) se concreta en el único mandamiento, el mandamiento del amor a los demás (Jn 15,12.17; cf 13,15-16; 1 Jn 2,6; 3,3). Hasta el punto de que quien no ama al prójimo no conoce a Dios (1 Jn 4,8), es decir, el que no ama al prójimo no tiene relación con Dios.

En los escritos apostólicos se presenta el amor mutuo como la expresión necesaria de la fe (Gal 5,6; Sant 2,14-17; 1 Pe 1,22) y el cumplimiento de toda la ley (Rom 13,10); de manera que ese amor es la zapata y la raíz de toda comunidad cristiana (Ef 3,17); más aún, la forma de medir el buen estado de la comunidad (Ef 1,15; Col 1,4; 1 Tes 1,3; 3,6.12).

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En resumen: donde hay amor de Dios y amor a Dios hay amor a los demás. Hay relación con Dios donde hay amor mutuo. Hay cristianismo y comunidad cristiana donde el amor fraterno es una realidad palpable,no un deseo o un sentimiento ferviente. La medida de la fe es el amor. Y la medida del amor es amar sin medida,decía San Agustín.

Llamados a amar a Dios¿Es realmente posible amar a Dios aunque no se le vea?

Cuando estudiamos el tema de la fe vimos que creer es unirse con la mente y el corazón a Alguien a quien no vemos. Precisamente porque no lo vemos es que creemos, si lo viéramos no sería fe. En el caso del amor la pregunta surge porque el objeto del amor se entiende que debe ser una persona a quien vemos o sino amar sería un deseo. una idea, un amar algo que no existe, un amor platónico.

El papa Benedicto XVI inició su pontificado en el 2005 y el día de Navidad de ese año publicó la encíclica “Deus caritas est”, que en español significa “ Dios es amor”. En ella responde a nuestra pregunta, e interpreta la conocida frase de San Juan: « Si alguno dice: ‘‘amo a Dios'', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve » (1 Jn 4, 20).

Este texto en modo alguno excluye el amor a Dios, como si fuera un imposible; por el contrario, en todo el contexto de la Primera carta de Juan, el amor a Dios es exigido explícitamente. Lo que se subraya es la inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo. Ambos están tan estrechamente entrelazados, que la afirmación de amar a Dios es en realidad una mentira si el hombre se cierra al prójimo o incluso lo odia. El versículo de Juan se ha de interpretar más bien en el sentido de que el amor del prójimo es un camino para encontrar también a Dios, y que cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios.(DCE,Llamados a amar al prójimoVamos a ver de qué manera está presente Dios en el prójimo. Para ello escuchemos lo que dice el Rey del juicio escatológico: «a mí me lo hicieron» (Mt 25,40). Es como si dijera: yo estaba allí, presente en el necesitado, y allí se me podía encontrar. Esta presencia de Dios en el prójimo se da en la realidad concreta de la vida, en la pobreza, la enfermedad y el desamparo.

El prójimo se convierte en la prolongación del misterio de la encarnación, por medio del cual «el Hijo de Dios se ha unido, en cierto modo, con todo hombre»,nos recuerda el Concilio Vaticano II (Gaudium et Spes, 22). «Con el hombre—cada hombre sin excepción alguna— se ha unido a Cristo de algún modo, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello»,son palabras de Juan Pablo II en su primera encíclica (Redemptor hominis,14)

En cada ser humano es posible encontrar a Cristo, que en él está.Esta presencia de Dios en cada ser humano se puede considerar desde un doble punto de vista:

1. Desde el prójimo que recibe el amor. Aparece muy claro en la parábola del juicio final de Mt 25,31ss. Allí se nos descubre el secreto escondido en el prójimo: en él está presente Cristo mismo.

2. Desde la persona que se hace prójimo del necesitado. Lo encontramos en la parábola del samaritano misericordioso (Lc 10,30-37). Para convertirte en «prójimo del que cayó en manos de los salteadores... vete y haz tú lo mismo». Aquel a quien las costumbres sociales consideran el más alejado, muestra el amor más cercano, más concreto, más realista y más gratuito. La parábola enseña al cristiano a identificarse con Cristo, a ser Cristo para el otro.

Si en la parábola del juicio final se descubre que en el «otro», sea quien sea, está Cristo, en la del samaritano misericordioso se descubre cómo ser Cristo para el otro necesitado.

La caridad,como tarea de la Iglesia El amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las

necesidades,incluso materiales, de los hombres. El amor al prójimo nace en el amor a Dios y es una tarea para

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cada uno de los fieles y para toda la Iglesia. Con el fin de servir de manera ordenada,la Iglesia se organiza para poner en práctica el amor.

Para la Iglesia, servir al prójimo, es una tarea que forma parte de su ser desde sus comienzos: “ Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común.” (Hch 2,44-45). Un principio fundamental que la Iglesia ha recibido de aquella primera comunidad es que en ella no debe haber una forma de pobreza en la que se niegue a alguien los bienes necesarios para una vida digna. Ese fue el origen del diaconado: el servicio social y espiritual que la Iglesia realizaba a favor del prójimo. La caridad es uno de los componentes esenciales de la vida de la Iglesia, junto con la administración de los Sacramentos y el anuncio de la Palabra de Dios. Este texto del Catecismo no ofrece dudas: “ Los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia,que,desde los orígenes,y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos,defenderlos y liberarlos .” (Catecismo,2448)

En nuestro Ministerio Kairós,dentro de la parroquia San José de Calasanz, el servicio de la caridad lo identificamos con el nombre de Acción Apostólica (los brazos de la comunidad) y abarca la acción social dirigida a llevar a los necesitados lo que les haga falta para alcanzar una vida con mayor dignidad y justicia. Desde esta acción social los miembros de Kairós desarrollamos planes de trabajo y servicio con los pobres, niños, presos, enfermos, marginados, envejecientes… La acción social es ejercitar las obras de misericordia, las corporales:

Dar de comer al hambriento. Dar techo al que no tiene. Vestir al desnudo. Visitar al enfermo y al preso. Enterrar los muertos. Dar limosna al necesitado.

Y las obras de misericordia espirituales :Instruir, aconsejar, consolar, confortar, perdonar, sufrir con paciencia.

Al servicio de los necesitadosEl tema de la caridad nos mueve a pensar en las características que debe tener el servicio de la Iglesia :

1. Un primer requisito fundamental es la competencia profesional: el servicio que se ofrece a los que sufren, es preciso que sea realizado por profesionales competentes de manera que sepan hacer lo más apropiado y de la manera más adecuada.

Y tan importante como ser profesionales, debemos recordar que se trata de servir a seres humanos, y los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención técnica. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial. Todos aquellos que trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza su profesión ya que para ellos el amor al prójimo ya no debe ser un mandamiento impuesto desde fuera, sino una consecuencia que nace de su fe, la cual actúa por la caridad (cf. Ga 5, 6).

2. La actividad caritativa cristiana ha de ser independiente de partidos e ideologías. No es un medio para transformar el mundo de manera ideológica y no está al servicio de estrategias mundanas, sino que es la actualización aquí y ahora del amor que el hombre siempre necesita.

3. En tercer lugar, la caridad no ha de ser un medio de proselitismo. El amor es gratuito, sino no es cristiano; no se practica para obtener otros objetivos. Pero esto no significa que la acción caritativa deba dejar de lado a Dios y a Cristo. Siempre está en juego todo el hombre. Mientras hacemos el bien a otro, con amor cristiano, podemos sembrar el deseo de conocer a Dios en aquellos que necesitan llegar a Él. Con frecuencia, la raíz más profunda del

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sufrimiento es precisamente la ausencia de Dios. Quien ejerce la caridad en nombre de la Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar.

Lo que nos impide vivir la caridad. Pecados contra la caridad.

La teología de santo Tomás afirma con fuerza que la caridad es la forma de todas las virtudes, incluidas la fe y la esperanza. Esto significa que, en la vida cristiana, donde hay caridad todo vale, y donde no hay caridadnada vale. Visto desde el Evangelio, el amor es el signo de que Dios ha entrado en la vida de una persona —quizá anónima y secretamente, pero realmente—, y es también el signo de que la persona ha respondido a la intervención de Dios en su vida. El encuentro con Dios no depende de ninguna «intención» o «conciencia» especial. Basta el amor. Tenemos en el amor un criterio para discernir los elementos auténticos de una religión, la presencia de Dios en ella y la verdad de sus doctrinas. Pues la verdad de una religión, incluida la cristiana, no está en los milagros que puedan hacer sus profetas o fundadores (Mt 7,22); no está en la belleza de su culto o en la precision de sus formulaciones (Mt 7,21), sino en el cumplimiento de la voluntad del Padre (Mt 7,21).Y lo que el Padre quiere es el amor. Porque vivir en el amor es vivir una vida que refleja lo que él es: Dios es amor.

En la moral católica hay un listado y una clasificación de los vicios de comisión que se oponen a la caridad:

1. CONTRA EL AMOR: El odio a Dios y al prójimo. La abominación, la enemistad.2. CONTRA LA ALEGRÍA: La desidia y la envidia.3. CONTRA LA PAZ : La discordia, la contienda, el cisma, la guerra, la riña y la sedición.4. CONTRA LA JUSTICIA: El escándalo.

No incluye esta lista los pecados de omisión contra el mandamiento del amor, algunos de ellos son muy graves y hay mucha gente que no se da cuenta de su gravedad.

El amor cristiano se ve amenazado constantemente, no solo por el desamor, la indiferencia y el odio, sino sobre todo por algo más sutil, que debemos tener en cuenta. Es la postura de aquellos cristianos que reducen la práctica del amor fraterno a las buenas relaciones interpersonales y a la beneficencia para con los necesitados. Por supuesto, el amor cristiano se tiene que expresar en las relaciones interpersonales y en la ayuda caritativa a los pobres. Pero eso no basta ni es lo más fundamental. Lo que verdaderamente determina y especifica al amor cristiano es el hecho comunitario.

Una comunidad no es simplemente un grupo de gente que tiene las mismas creencias religiosas y queasiste a los mismos servicios de culto. Hay comunidad donde se camina hacia una meta común, donde hay participación activa de todos y donde hay solidaridad. Por eso la comunidad tiene proyectos comunes, corresponsabilidad de todos los miembros y puesta en común de lo que cada uno es y de lo que cada uno tiene.

Solo cuando se llega a eso las enseñanzas del Nuevo Testamento sobre la caridad adquieren su verdadero significado. Entonces el amor no se reduce a prestar una ayuda más o menos ocasional, sino que se traduce en la verdadera igualdad entre todos, la fraternidad, la solidaridad y el compromiso de cada uno con todos los demás.

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“ A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar como Dios quiere ser amado, y deja tu condición.”

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Vivir el amor ayudados por el Espíritu Santo

Para esta semana vamos a leer e interiorizar lo que el papa Benedicto XVI ha llamado la Carta Magna de todo el que quiera realizar un servicio en la Iglesia: el texto de 1 Co 13,1-13. En ella encontramos un plan de vida. A la luz de este texto, nos examinamos y con la gracia del Espíritu Santo, quien tiene la última palabra, discernimos si estamos o no estamos haciendo la voluntad de Dios.

1. El amor de Cristo es el que nos conquista para hacer el bien, guiados por la fe que actúa por el amor. No nos mueven las ideologías, sino que es Cristo el que nos apremia a actuar y amar al prójimo.

2. Siendo conscientes de que en Cristo Dios se ha entregado por nosotros hasta la muerte, somos capaces de vivir no ya para nosotros mismos (egoísmo) sino para Él y, con Él, para los demás.

3. Darnos a los demás nos hace humildes, si además de darle algo mío al necesitado, me doy a mí mismo. 4. Si no ponemos amor a la persona en nuestras actividades caeremos en el activismo frío y distante del

funcionario de una institución benéfica. La Iglesia católica es mucho más que una ONG.5. En los momentos de cansancio y desaliento saber que somos instrumentos en manos de Dios, que Él es

quien gobierna el mundo, no nosotros.Que debemos seguir trabajando, amando, aunque nos parezca que no merece la pena sembrar en tierra seca y árida. Hagamos lo que está en nuestras manos, según nuestras capacidades y digamos: “ Nos apremia el amor de Cristo.” ( 2 Co 5,14)

ORACIÓN FINALSanta María, Madre de Dios,

tú has dado al mundo la verdadera luz,Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.

Te has entregado por completoa la llamada de Dios

y te has convertido así en fuentede la bondad que mana de Él.

Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.Enséñanos a conocerlo y amarlo,

para que también nosotrospodamos llegar a ser capaces

de un verdadero amory ser fuentes de agua viva

en medio de un mundo sediento.Amén.(Benedicto XVI, Deus caritas est)

BIBLIOGRAFÍA.

-Biblia de Jerusalén.-Catecismo de la Iglesia Católica (1992).-Carta encíclica “ Deus caritas est ”. Benedicto XVI (2005)

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