ARTICULO DEL SEMESTRE | JUNIO 2016 – VOLUMEN 1

Estos consejos te ayudarán para alcanzar almas con el fin de reconciliarlas con Dios a través de Cristo (2 Corintios 5:18).

Evangelismo Personal

Todo inicia con un plan. Encontramos en la Biblia que Dios tenía un plan para la creación (Génesis 1:1). Cuando Dios empezó ha crear, la creación ya era una realidad en su mente. Ya estaba todo calculado y meditado exactamente como sería. Dios tomo el tiempo suficiente para planear Su creación, no la creo a la hay se va. De igual manera nosotros debemos de darle el tiempo suficiente al estudio. La verdad es que necesitamos estar conscientes de que el mundo no quiere escuchar el evangelio de un extraño. Es por eso que debemos de establecer una

EL BALANCE Es muy común escuchar que una dieta balanceada es necesaria para tener una buena salud. El mismo principio se aplica a la preparación de estudios (Juan 16:12). Para tener éxito con la persona con la cual estamos impartiendo la Palabra de Dios debemos de darle el alimento necesario con la porción necesaria. El balance es de suma importancia, no se puede ir a un buffet y comer toda la comida de una semana en una sola vez. De igual manera no sobre alimentes a la persona con demasiada información para que pueda discernir lo que se esta considerando en el estudio. Recuerda la diferencia entre leche y solido y que cada uno tiene su tiempo (Hebreos 5:12-14), poco alimento es más saludable (Juan 16:13).

relación con la persona o personas con las cuales deseamos anunciar el evangelio. Habiendo dicho eso debemos de estar consientes que no todas las personas entienden lo que leen en la primera vez. Es por eso que debemos ser pacientes y debemos de hacer el estudio lo más simple y entendible que podamos. El plazo del estudio no debe ser de un día, simplemente no funciona. Se debe de planear un plazo de semanas o meses con el fin de que cuando haya finalizado el estudio la persona se convierta a Cristo. Hay mucho material a nuestro alcance. Debemos de organizarnos mejor para poder tener éxito.

6 PRINCIPIOS

• El Planeamiento

• El Balance

• Los Errores

• El Maestro

• La Empatía

• La Regla de Oro

Ten Basileian de Cristo

EL PLANEAMIENTO

Ministro Rogelio Medina

LOS ERRORES ¿Te acuerdas la ultima vez que tuviste un estudio con

alguien? ¿Cuál fue el resultado? Tal vez hiciste lo mismo que la mayoría. Iniciaste el estudio y le diste demasiados pasajes a la persona que cuando mostro una actitud defensiva aún le diste más y más y después finalizaste con Romanos 16:16. En tu mente dijiste lo hice! Gane!, y tal vez te fuiste de allí pensado que habías logrado tu objetivo. Ganaste la batalla pero perdiste la guerra.

Espero que hayas aprendido de tu error. Simplemente no se trata de estar discutiendo con la gente, por el simple hecho de ganar el argumento. Recuerda que la persona con la cual deseas dialogar tiene un alma la cual pasará su eternidad en un lugar mejor si es que te tomas el tiempo para explicarle con palabras fáciles y entendibles. Recuerda que no se trata de ti, ni de ganar el argumento sino de ayudar a la persona a que razone con la Palabra de Dios para que llegue a tener la misma esperanza en la

cual tú te gozas (Isaías 1:18; 1 Pedro 1:3). Es por eso que tú tienes que estar consciente de no

cometer el mismo error, ya que puedes ser la causa que esa alma se pierda eternamente. La Biblia nos registra a dos cristianos que se encontraron con una persona que estaba enseñando el bautismo equivocado. Ellos tuvieron que ser cautelosos y tenían que estar conscientes de la eternidad de esa persona. Prisilla y Aquila fueron lo suficientemente pacientes para ayudar a Apolos a que razonará con la evidencia que le estaban presentando (Hechos 18:24-26). No se enojaron ni le amonestaron con palabras cortantes o feas. Sino que lo hicieron con amor y paciencia. El resultado fue de gran beneficio para la Iglesia ya que Apolos era una persona que amaba la Palabra de Dios y que le gustaba compartirla. Cuando te encuentres con personas que profesan piedad no seas cortantes con ellas recuerda a esta pareja y pregúntate ¿cómo fue que ellos le convencieron con la verdad? No es difícil pero si demanda que te prepares y recuerdes de amarlos como Dios te amó (Romanos 5:6-8).

EL MAESTRO La Biblia nos enseña que Jesús es el buen Pastor (Juan 10:11, 14), el cual guía a sus ovejas al redil. Como personas que deseamos compartir el mensaje de Dios con los demás debemos de usar el mismo método que uso el Señor Jesús. Para ir a la pesca de hombres (Marcos 1:17) debemos usar un anzuelo “?” correcto. ¿A que me refiero con esto? a que usemos la pregunta correcta. Si deseamos que la persona razone y responda con la respuesta correcta necesitamos hacer la pregunta apropiada. La pregunta será el anzuelo que traerá la repuesta. Recuerda que la pregunta debe ser simple y fácil de entender. Permíteme darte un ejemplo a lo que me refiero. Preguntas como ¿te han mentido? ¿son falsos maestros? O ¿estas perdido? Son malas preguntas. Porque si la persona no llega a la conclusión por si sola entonces es más probable que cuando tú le señales con la pregunta se enoje y rechace todo lo que hayas dicho o tengas en mente

decir. El siguiente ejemplo es de remplazar las palabras de la pregunta para que la reciban y la mediten. Por ejemplo: ¿este pasaje dice que Jesús es Dios? Se puede remplazar con ¿de quien crees tu que habla es pasaje? Así de esta manera ellos te contestarán porque el pasaje les señala la respuesta y no tú. También podrías preguntar ¿qué dice de la persona? Así no estas atacando a la persona sino más bien haciendo preguntas que lo obliguen a razonar con la evidencia.

Recuerda que no todas las personas te contestarán inmediatamente ya que algunos necesitan más tiempo para razonar. Así que no te desanimes si no recibes una respuesta verbal a veces sabrás que la persona ya entendió el punto con una simple expresión de gestos. Recuerda que el Maestro es el que debe impartir la enseñanza. Un buen maestro instruye y ayuda a la persona a que entienda el punto. El Señor Jesús en varias ocasiones hablo en parábolas (o sea en ilustraciones) las cuales ayudaron a las personas a entender el punto. Tú puedes hacer lo mismo pero úsalas apropiadamente con el fin que se entienda.

Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo

por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio

de Cristo (Colosenses 4:2-3).

La pregunta que existe en la mente de muchos cristianos hoy en día es ¿cómo puedo compartir el evangelio con los demás eficazmente? Esta pregunta ha existido en mi mente y en la mente de muchos de mis hermanos como ya lo mencione. Es una de las preguntas que me a robado el sueño muchas noches, que me ha angustiado por varios días, pero que entre más pienso en ella más y más clara se me hace la respuesta. Muchas de las veces no pensamos lo suficientemente en el problema como para buscar la respuesta mejor. A veces la primer idea que se nos viene a mente es la que queremos llevar a cabo y cuando fracasamos rápidamente queremos tirar la toalla y dejar todo por la paz. Pero este no debe ser el caso. Espero que tú también hayas pensado mucho en este tema y tal vez hayas llegado a una conclusión en la cual te esta funcionando y si es así que bueno me da mucho gusto que lo hayas logrado. Pero si todavía te encuentras buscando respuestas de cómo hacerle permíteme compartirte lo que he encontrado.

Primero debes recordar que las palabras tienen poder. Si importa como dices las cosas, es más si la verdad se dice de una manera ofensiva aun siendo verdad será rechazada. Medita una y otra vez como es que le vas a decir las cosas para que la persona pueda razonar. Segundo debes recordar que tu estas en control de tu lengua. No importa ¿qué? o ¿cómo? te conteste la persona tu debes guardar la calma. No eres responsable de lo que salga de la boca de el o de ella pero si eres responsable de lo que salga de la tuya, así que recuerda debes dominar tu lengua (Santiago 1:119-21, 26; 3:1-12).

Tercero debes recordar que las palabras meditadas serán mejor recibidas. Piensa una y otra vez cuales palabras serán las más eficaces para que puedas ser claro y simple pero sin ofender a la persona. Esto requiere que pienses y pienses en como hablarle a la persona. Cuarto debes recordar que no es bueno hablar tanto de uno mismo. A veces llegamos a hablar más de nosotros que del evangelio. Debes cuidar en no usarte como ejemplo y en no comparar a la persona contigo mismo. Ya que esto puede ofender a la persona. Quinto debes recordar que las palabras debes ir sazonadas con amor. Pablo nos recuerda que la verdad se debe compartir con amor (Efesios 4:15). Esa es la manera eficaz en hacerlo. Debes mostrar empatía por los demás. Ponte en los zapatos de la persona para que puedas ayudarle a comprender el punto de la salvación sin que le ofendas. Sexto debes recordar que tus palabras deben ser de animo para con la persona. No todo debe ser negativo resalta lo bueno de la persona. Tal vez lo que ella o el cree es todo lo que sabe y por eso lo defiende sin saber si es verdad o no. Es bueno reconocer que la persona cree en Dios y que ama su Palabra. Así la persona querrá hablar contigo sobre Dios. Séptimo debes recordar que el propósito de todo es que Dios sea glorificado. El Señor nos ha mandado a reconciliar a la gente con Él (2 Corintios 5:18-20). Y cuando logramos que la persona acepte la verdad que le hemos presentado es con el único fin de que Dios sea glorificado (Mateo 5:16).

Compartiendo con Sabiduría

Recuerda que el mensaje que quieres compartir con los demás es el mensaje poderoso del evangelio. Esto demanda que se haga con sabiduría y con perseverancia. Te animo a que continúes con tu responsabilidad como hijo de Dios (Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16; 2 Corintios 5:18-20)

LA EMPATÍA La persona empática se caracteriza por tener

afinidades e identificarse con otra persona. Es saber escuchar a los demás, entender sus problemas y emociones (http://www.significados.com/empatia/).

No cabe duda que se requiere empatía. La empatía psicológica es cuando uno se pone en el lugar de la otra persona para comprenderla. Aquí es donde aplicamos la regla de oro (Mateo 7:12). La empatía nos ayuda a comprender lo que el Maestro hiso por nosotros, no éramos ni somos dignos en merecernos Su amor (Romanos 5:6-8). Sin embargo, a través de alguien que nos tuvo paciencia y amor en compartirnos el evangelio ahora nos gozamos en llamarnos sus hijos. Esta es la misma mentalidad que debemos poseer.

Miremos por un momento al apóstol Pablo cuando llego a la ciudad de Atenas (Hechos 17:16-34). Las Sagradas Escrituras nos registran que “su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría” (v.16). Pablo era un cristiano muy celoso de las cosas de Dios que cuando vio esta ciudad entregada a (o sea que vivía completamente en) la idolatría. Pablo podía dejarse llevar por su celo y muy brutamente amonestarles. Pero el optó en buscar la mejor manera en como decirles la verdad. Pablo se acerco a ellos con humildad. “Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba

esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio (v.22-23). Nosotros podemos hacer lo mismo, debemos de reconocer el bien que ellos hacen y el celo que ellos tienen por Dios. Hay ciertos grupos que llegan los sábados por la mañana trayéndonos un mensaje. ¿Cuál es nuestra reacción así con ellos? Muy a menudo los rechazamos y los atacamos con la Biblia. No mostramos empatía hacia con ellos. Debemos de prepáranos continuamente y estar listos para que cuando vengan a nuestras puertas podamos sembrar la semilla con amor (1 Pedro 3:15; 1 Corintios 3:6-7).

En cierta ocasión había un niño en la vecindad que los demás niños decían que tenía problemas mentales. Los niños decían esto porque cuando le daban la opción de tomar entre una moneda de cinco centavos a una moneda de diez centavos el aceptaba la moneda de cinco centavos. En cierta ocasión se le preguntó ¿por qué aceptas la moneda de cinco centavos? Respondiendo dijo que en ciertas semanas el colectaba un puño de monedas. Y añadió que si el hubiera tomando la moneda de diez centavos hasta allí hubiera recibido monedas.

De la misma manera tú puedes ser como el niño y poco a poco sembrar la semilla. Recordando que nuestra esperanza en ser eficaz depende de nuestro Señor y no en nosotros. “No depende de nosotros como la persona reaccione al mensaje, pero si depende de nosotros como presentamos el mensaje a la persona” (Rogelio Medina)

La Regla de Oro La Biblia nos dice que hay una regla muy importante que no debemos de olvidar. El Señor nos dice este principio “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12). A veces es necesario ponerse en el lugar de la persona para llegar a comprender del porque piensa de esa manera. Recuerdas ¿cómo fue tú conversión? ¿Cuánto tiempo se invirtió en ti para que llegaras a razonar con la verdad? Alguien fue paciente ¿verdad? De esa misma manera debes tú ser paciente para con esa persona. Recuerda que debes tratar a los demás como tú quieres ser tratado.