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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA CIUDAD Diplomado Superior en “Seguridad Ciudadana” LAS PANDILLAS JUVENILES EN EL ECUADOR Autor. FAUSTO SAMANIEGO LUZURIAGA Quito, julio, 2.008

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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA CIUDAD

Diplomado Superior en “Seguridad Ciudadana”

LAS PANDILLAS JUVENILES EN EL ECUADOR

Autor.

FAUSTO SAMANIEGO LUZURIAGA

Quito, julio, 2.008

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ii

FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA CIUDAD

Diplomado Superior en “Seguridad Ciudadana”

LAS PANDILLAS JUVENILES EN EL ECUADOR

Autor

FAUSTO SAMANIEGO LUZURIAGA

Tutor

Dr. Alfredo Santillán

Quito, julio, 2.008

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a

7.1.1 A nivel de Estado y de la Sociedad 23

7.1.2 A nivel de los medios de comunicación 24

8. Conclusiones. 24

9 Recomendaciones. 25

9.1 En el ámbito policial. 26

9.2 En el ámbito de los medios de comunicación. 27

ORD INDICE. PAG.

1 Antecedentes 1

2 Justificación del tema 2

3 Objetivos 4

4 Las Pandillas 4

4.1 Causas 4

4.1.1 El ambiente familiar 5

4.1.2 El ambiente social 6

4.2 Tipos de pandillas 7

4.2.1 Pandilla juvenil 7

4.2.2 Pandilla juvenil delincuencial 7

4.2.3 Pandilla criminal. 7

4.2.4 Las naciones 8

5 Las pandillas en el contexto mundial 8-9

6 Las pandillas en el Ecuador. 10

6.1 Breve análisis histórico de la situación 10-11-12

6.2 Concepto de pandillas y naciones. 13-14-15

6.3 Las relaciones al interior del grupo 16

6.4 Las relaciones con los integrantes de las pandillas. 17-18

6.5 Las pandillas en las provincias. 19

7. Tácticas para afrontar este problema 20 21

7.1 Establecimiento de medidas alternativas. 21

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b

RESUMEN

El objetivo general de este ensayo es identificar los factores que condicionan las conductas

violentas en jóvenes y adolecentes que integran o forman parte de las pandillas en nuestro país y

en el mundo en general, dado que es un fenómeno de enorme preocupación actual por su gran

incidencia tanto en el aspecto de la percepción ciudadana por parte de la comunidad, como en el

aspecto social ya que causa inestabilidad económica, familiar, y educativa generando un

problema para los organismos gubernamentales que buscan la manera más eficaz y eficiente de

hacerle frente a este fenómeno, ya que ocasiona costos directos en el tratamiento y prevención

de la violencia juvenil, tanto a los sistemas de salud, a la policía, al sistema de justicia, vivienda,

y servicios sociales

Las pandillas son uno de los problema más graves que vive nuestra sociedad actual,

caracterizado por dos razones: primero por la preocupación y alarma social que provoca; y,

segundo por la falta de distinción entre lo que constituye una actividad delictiva propiamente

dicha y un comportamiento desviado de las costumbres o tradiciones, o desviado por los

condicionamientos socio-económicos actuales, o por la ausencia de una familia integrada.

La ausencia de valores, la migración de los padres en busca del sueño europeo o

americano, se transforman en diversos patrones de comportamiento hostil y violento

hacia la sociedad. Y lo que es más grave aun, son sumamente vulnerables ante esta

sociedad, sumándole a este fenómeno las cambiantes modas traídas del extranjero, la

fácil accesibilidad a la tecnología, y un mercado que sobrevalora el consumo juvenil,

creando en ellos actitudes destructivas que buscan derribar el cerco familiar.

Por ello en el presente trabajo se realiza un enfoque a las causas, consecuencias, y posibles

soluciones a este grave problema por el que atraviesa nuestro país, terminando en su parte final

con las conclusiones al presente trabajo, y sus respectivas recomendaciones a ser tomadas en

cuenta para en lo posible aplicarlas en lo futuro como una de las posibles formas de afrontar este

tema.

Page 5: Tcnl fausto samaniego

c

DEDICATORIA.

Dedico la presente monografía a mi esposa e hijos, que con su comprensión y cariño

han hecho más llevadera la ardua tarea de culminar con éxito el curso de Estado

Mayor, a mi tía que con su sacrificio hizo posible el convertirme en un digno servidor

de mi país a través de esta noble profesión.

Y a mi recordado y querido tío Fausto que en paz descanse que su ejemplo y ayuda

siempre fue mi guía y mi inspiración para seguir adelante.

A todo el cuerpo docente de FLACSO, que con su tenacidad, sabiduría, y paciencia han

sabido transmitir sus valiosos conocimientos que a futuro serán puestos en práctica a

beneficio de la sociedad ecuatoriana al la cual me debo.

Page 6: Tcnl fausto samaniego

1. ANTECEDENTES

Las violencias sociales en el esquema de la globalización son una realidad de fácil

transmisión y difusión a nivel mundial, a través de las nuevas tecnologías de la

comunicación, que garantizan accesibilidad sobretodo en el ámbito urbano, por parte de

los jóvenes -objeto del presente trabajo- que de acuerdo a su desarrollo social, son

sujetos susceptibles inclusive de llegar a la conformación de pandillas.

Las pandillas surgen en un contexto social, en el cual converge una multiplicidad de

factores que pueden diferir de una sociedad a otra, quienes a su vez pueden involucrarse

en aspectos de violencia juvenil, la cual inclusive ha sido considerada como una

epidemia de comienzos de siglo.

“El fenómeno de las pandillas juveniles es completamente diferente en cada país, ya

que pese a que se trate como un fenómeno global, cada caso presenta peculiaridades

tan precisas que imposibilitan un tratamiento conjunto”1; siento importante notar que

fenómenos como la influencia cultural y familiar -a la cual se llama internalización-

llegan a formar parte de las actitudes y conductas del joven y adolescente, como

resultado en algunos casos de la imitación, por así decir la influencia de lo más simple e

inmediato. En amplios sectores de la sociedad se considera que existe “una clara

ausencia de valores en los niños y jóvenes”, la misma que puede volcarse finalmente en

los más diversos patrones de comportamiento violento2.

Se puede decir que la aparición de la violencia y delincuencia a nivel urbano tiene un claro

componente multicausal, en donde se interconectan una serie de factores sociales,

situacionales, individuales, familiares y culturales que le dan cuerpo. De este modo

entonces existen tres dimensiones que se asocian a estos factores de riesgo en esta

materia: 1) los relacionados con la posición y situación familiar, y social de las personas; 2)

los de tipo social, económico y cultural; y, 3) los de tipo contextual e institucional.

1 htttp://www.edufam.net/violenciajuvenil 2 Ibid.

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2

2. JUSTIFICACION DEL TEMA

Con preocupación se observa que en los últimos tiempos este fenómeno social se ha

incrementado, es así que existen en el país 640 pandillas juveniles, conformadas bien

sea sólo por hombres o por mujeres, o de tipo mixto; debiendo anotar que no son todas

las que existen, ya que existe un gran número de ellas que no han sido monitoreadas3.

La actuación de los jóvenes en hechos violentos, el impacto de las pandillas y de las

barras bravas, han pasado últimamente a ser tema de primera plana, que ha determinado

que la sociedad se preocupe, evidenciándose en algunos casos tendencias peligrosas

hacia la represión y en otros, a la toma de justicia por propia mano.

Según el Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia -más de un millón y

medio de ecuatorianos tienen entre 12 y 17 años- el índice de cumplimiento de los

derechos de los adolecentes no ha cambiado en el país en los últimos tres años, por el

contrario, este índice se ha mantenido en cerca de cuatro puntos sobre diez.

Con respecto a la juventud, las últimas décadas han sido testigos de significativas

transformaciones en los roles laborales y familiares de las y los jóvenes, así como en los

valores y normas que regulan su ámbito de actuación.

En cuanto a la seguridad, la violencia es un peligro asociado al ambiente de los jóvenes;

los accidentes y la violencia son -en conjunto- la primera causa de muerte de los

adolecentes. Cada año fallecen, en promedio, 1200 adolescentes antes de cumplir los 18

años; de ellos, el 45% perece por atropellamientos, caídas, ahogamientos, agresiones

intencionales o lesiones autoinfringidas.

Las pandillas son uno de los problemas sociales más graves que vive la sociedad actual;

caracterizado por dos razones: primero por la preocupación y alarma social que

provoca; y, segundo por la falta de distinción entre lo que constituye una actividad

delictiva propiamente dicha y un comportamiento desviado de las costumbres o

3 DINAPEN. (2008). Estadísticas. Quito: PN.

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3

tradiciones, o desviado por los condicionamientos socio-económicos actuales, o por la

ausencia de una familia integrada.

Al hablar de pandillas juveniles en nuestro país, se debe hablar de dos tipos o

variaciones de la misma, las que existen en la costa y las que existen en la sierra, no por

regionalismo, sino por la influencia que ejerce la realidad socio-económica e incluso

política de cada región. La mayoría de estas se asientan en las principales ciudades del

país, por la simple razón de densidad poblacional, lo que determina que la mayoría de

las pandillas se concentran en Guayaquil y Quito respectivamente.

La diferencia básica y fundamental de las pandillas que existen en la sierra y en la costa

es su nivel de manifestaciones agresivas y de violencia; muchos de los niños, jóvenes y

adolescentes que integran este mundo delictivo, tratan por un lado de demostrar su

inconformidad con el sistema y/o por llamar la atención de la familia y la sociedad en

general.

En el ámbito nacional, de igual manera es preocupante también la generalización del

cometimiento de hechos delictivos “pequeños” realizados por menores de edad, como

el arranche de bolsos, carteras, joyas, etc.4; lo cual genera en la población un temor de

ser víctimas de estos grupos juveniles en determinado momento, provocando la

distorsión de la realidad, dando un efecto multiplicador y desproporcionado, lo que

obliga al Estado y las organizaciones que lo representan a tomar políticas equivocadas e

inconstitucionales en supuesto beneficio de la seguridad ciudadana.

Con lo anotado es fundamental determinar las responsabilidades del control de esta

realidad que no puede ser llamado delincuencia, sino por el contrario debe ser

considerado un fenómeno social. Al final de la presente investigación, se emitirán

conclusiones y recomendaciones y se tratará de despejar con claridad esta incógnita.

Es indispensable la intervención de la Policía Nacional, la cual debe adecuada y

correctamente aplicar las leyes correspondientes, pero ésta no se reduce solamente al

4 Ibid.

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4

aumento del número de elementos policiales, sino a la profesionalización y capacitación

en relación a este tipo de problemáticas y la forma de enfrentarlas, dentro del marco del

respeto irrestricto a los derechos humanos.

3. OBJETIVOS

Al hablar de pandillas, necesariamente hay que tratar el tema de la violencia pues

lamentablemente los índices de participación delictiva y generadora de conflictos

violentos, para el caso de los jóvenes, son elevados.

Dado que es preocupante la participación de niños y adolecentes en hechos delictivos

asociados a las pandillas juveniles, el objetivo de este ensayo, es identificar cuales son

los factores sociales, familiares, educativos, que induce a los niños, jóvenes y

adolecentes a involucrarse en este tipo de organizaciones. Así:

Identificar los factores que condicionan las conductas violentas en jóvenes y

adolecentes que integran o forman parte de las pandillas en nuestro país.

5. LAS PANDILLAS

“Las pandillas son definidas como grupos de jóvenes victimas de violencia, pero a

la vez generadores de ella, que son reflejo de fenómenos de exclusión y violencia

que afecta a los y las jóvenes que las integran y no solo de las violencias que se

ejercen desde y por los jóvenes” (Torres, 2006: 4).

5.1. Causas

Hay que recordar que sobre el comportamiento de los jóvenes influyen muchos

aspectos, los cuales inciden en su forma de actuar, sentir y pensar. Generalmente, las

pandillas están formadas por jóvenes que han fracasado en la escuela, que no tienen

satisfacción de estar en el hogar y que se sienten socialmente inseguros y abandonados.

La pandilla es un grupo donde se los considera como iguales, comparten afectividad,

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5

seguridad y apoyo; este grupo proporciona lo que no encuentran en su ambiente diario,

prefiriendo la calle al hogar.

5.1.1. El ambiente familiar.

El tema de las pandillas es un área de estudio que sufre de una profunda

“incomprensión”, pues en torno a ellas existe una serie de estereotipos y visiones

moralistas, lo cual en el país igualmente ha sido replicado, existiendo una limitada

producción investigativa en relación al mismo, siendo de tipo fragmentaria y que refleja

en última instancia el hecho cierto de que no ha existido un debate serio entre diferentes

posturas y autores (Torres, 2006).

Al parecer la desintegración familiar no es un factor por el que los jóvenes, ingresan a

las pandillas, sino la disfunción familiar manifestada en la comunicación irregular entre

sus miembros, así como la poca expresión de afectividad. Una familia desintegrada no

determina la existencia de conductas delictivas en los hijos, como tampoco una familia

integrada garantiza que no los haya, por otra parte la solvencia económica no asegura la

inexistencia de tales conductas.

Al ser la familia la célula fundamental del desarrollo de las sociedades, su

desintegración por diferentes causas va a causar en el niño o adolescente en formación,

trastornos psicológicos que lo vuelven frágil y presa fácil de una serie de factores que lo

pueden inducir a formar parte de las pandillas juveniles.

Podemos decir entonces que la familia vista desde este enfoque no esta cumpliendo de

una manera adecuada a las necesidades de los niños y jóvenes en nuestro medio, por el

contrario se ha convertido en mas de una ocasión en espacios de maltrato y aprendizaje

de conductas nocivas, que atentan contra los principios éticos, morales y psicológicos

del joven volviéndolo vulnerable, y porque no decirlo en riesgo.

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6

5.1.2. El ambiente social

La mayoría de los jóvenes pertenecen al estrato medio bajo o bajo, viven en zonas

populares y hacinadas, tienen empleos mal remunerados y se sienten rechazados por la

sociedad la cual no les brinda oportunidades de superación, a pesar de que se sienten

útiles y con capacidad de desempeñarse bien en un empleo. La falta de empleo bien

remunerado, los mantiene en las pandillas, ya que éstas les facilitan cometer actos

delictivos que les ayudan a obtener dinero para solventar sus necesidades básicas.

De forma paralela, los niños y jóvenes en la actualidad viven de manera permanente la

influencia de la televisión, la misma que en muchos casos ha substituido la presencia

incluso de la familia, exponiéndolos a todo tipo de manifestaciones de violencia: física,

sexual, entre otros; a la ruptura de los lazos familiares; a perversiones de diferente

naturaleza; convirtiendo todo esto casi en la “normalidad” que si los televidentes no

realizan un profundo análisis, orientando a los menores sobre los diferentes mensajes

que de estos programas devienen, pueden estar patrocinando aunque sea de forma

indirecta, sobre conductas delictivas (Betancourt, 2002).

La Dra. Graciela Peyrú (2007) integrante del Centro de Investigación sobre Efectos de

la TV en Niños de la Universidad de Kansas (EE.UU.) y profesora de las universidades

de Buenos Aires, Mar del Plata y Belgrano, escribe respecto de las consecuencias de la

substitución de la madre por el televisor:

Muchas personas adultas mantienen con la televisión el vínculo que los chicos pequeños

tienen con sus madres. Necesitan que esté cerca, aunque no haga nada con ellos, en la

vida de un niño casi todo se ordena en función de la televisión de la misma forma que

antes se regía por la figura materna. Era ella a quien se acudía como un refugio firme

cuando invadía la angustia, la tristeza, el temor. Hoy son los propios adultos los que

procuran por todos los medios sustraerse de estos sentimientos conectando el televisor y

dejándose llenar de imágenes a las que no prestan atención no una adhesión activa pero

que los homogeneízan en un espacio superpoblado en el que pueden encontrar de todo,

salvo a ellos mismos.

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7

Analizando este comentario se establece que la televisión en la actualidad ocupa un

espacio muy importante dentro de la cotidianidad del entorno familiar, realidad que no

puede ser ocultada, cuando se conoce que este espacio de comunicación abre un mundo

de variedad en cuanto a su programación no controlada, la misma que provoca en el

menor muchas veces modelos a seguir en cuanto a sus procesos de imitación,

especialmente en cuanto se refiere a programas de violencia.

Los medios de comunicación ocupan un lugar de cotidianidad de los jóvenes y

adolescentes, para el 45% de ellos acceder a estos es importante. De acuerdo a

Corposeguridad (2006) el medio de comunicación favorito entre los jóvenes es la

televisión (para el 79.6% de hombres y 68.7% de mujeres).

5.2. Tipos de pandillas

De acuerdo a la Línea Azul (2005) Organismo Policial de El Salvador, las pandillas

pueden clasificarse en:

5.2.1. Pandilla juvenil

Son agrupaciones de jóvenes que ejercen violencia en alguna medida, cuyas edades

oscilan entre 10 y 24 años, en las que puede haber o no jerarquía organizativa. Cometen

delitos menores: robos, riñas, lesiones, etc.; sus miembros son generalmente estudiantes

y mantienen su vínculo familiar.

5.2.2. Pandilla juvenil delincuencial

Son agrupaciones de jóvenes con estructura organizativa definidas, capaces de cometer

violaciones, atracos, lesiones y homicidios. En algunas oportunidades son utilizados por

el crimen organizado; la mayoría de sus miembros han roto su vínculo familiar.

5.2.3. Pandilla criminal

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8

Son agrupaciones delictivas con estructuras de crimen organizado que se nutren de

jóvenes pandilleros. Cuentan con recursos tales como: tecnología avanzada, contactos e

infiltraciones en el sistema social, capaces de cometer delitos como: extorsión,

homicidios, secuestros, narcotráfico, etc.

5.2.4. Las naciones

Surgidas como una alternativa de organización para los jóvenes frente a las pandillas

que empezaban a ser reprimidas por la policía; son agrupaciones de adolescentes y

jóvenes, cuyas edades fluctúan entre 12 y 24 años, que tienen de 100 a 1000 integrantes,

sometidos a un líder máximo y con una estructura jerárquica piramidal, cuya

delimitación geográfica es más amplia ya que su organización les permite crear

ramificaciones en diversos sectores de la ciudad o del país. Su principal objetivo es el

poder y dominio sobre el territorio y el reconocimiento de las demás5.

5. LAS PANDILLAS EN EL CONTEXTO MUNDIAL

Las pandillas juveniles son un fenómeno que se ha extendido por todo Estados Unidos y

a muchos países de América Latina.

En el caso de los Estados Unidos y de acuerdo a estadísticas del Departamento de

Justicia, en el 2002 había 21.500 pandillas juveniles con un total de 731.000 miembros;

estadísticamente hablando, los jóvenes hispanos son más propensos a formar parte de

una pandilla juvenil pues, mientras son el 17.6% de todos los jóvenes estadounidenses

entre las edades de los 15 a 24 años, representan el 49% de todos los jóvenes en

pandillas en el país, lo que significa que hay unos 358.190 jóvenes hispanos que son

miembros de pandillas en Estados Unidos (Damert, 2006).

5 Villavicencio, Gaitán. (1993). Ciudad y Violencia en América Latina. Quito: En el capítulo de “Guayaquil: pobreza, delincuencia organizada y crisis social” el autor sostiene que “según el Grupo Antipandillas de la Policía Nacional (GAP), en el área metropolitana de Guayaquil se calcula alrededor de 1000 pandillas”.

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9

En los años treinta -por la continuidad territorial de la frontera- nacen los Pachucos, de

quienes Octavio Paz dice: “son bandas de jóvenes de origen mexicano, que viven en las

ciudades del sur y que se singularizan tanto por su vestimenta como por su conducta y

su lenguaje” (Carrión, 2006: 1).

El fenómeno de las pandillas se presenta con fuerza en varios países de la región que

comparten una similar realidad de gran aglomeración urbana, pobreza y marginación de

amplios sectores y cultura de violencia, como por ejemplo El Salvador, Nicaragua,

Honduras, en lo que a Centro América respecta; y, en Sudamérica también se puede

hablar de países como Brasil, Colombia, Perú, Ecuador. Sin embargo no se puede

comparar el accionar delictivo de estos grupos en cuanto a homogeneidad, ya que por su

propia realidad socio económica, son diferentes; por ejemplo es diferente la violencia de

los pandilleros de las favelas brasileñas o sus similares de Colombia, con la que actúan

los Maras en Centroamérica,

Los Maras en Honduras -con una población de aproximadamente 7 millones- las

autoridades estiman la existencia de unos 40.000 mareros; en El Salvador -con 6,5

millones de habitantes- habría unos 20.000; en Nicaragua -con 5 millones de habitantes-

los mareros serian 14.000; en México -con una población de más de 100 millones-lo

integrantes de las maras serian unos 100.000 –tan solo en el Distrito Federal las

autoridades mexicanas han identificado y fichado a 1.300 mareros-. La expansión de la

actividad de las Maras ha llevado al gobierno estadounidense a introducir

modificaciones en la legislación penal para poder aplicar la pena de muerte, incluso a

los mareros menores de edad que cometen asesinatos. En la práctica, los mareros son

tratados con la misma severidad que los terroristas; incluso, las autoridades

norteamericanas han expresado sus temores de que puedan convertirse en mercenarios

al servicio de Al Qaeda u otro grupo terrorista.

Las dos nacen como estrategias de supervivencia de los grupos juveniles de emigrantes

en los EEUU, que logran establecer lazos entre los lugares de origen y destino, primero,

como territorios diferenciados y luego de carácter ubicuo (Carrión, 2006). Esta

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10

condición la tienen los Latín Kings, gracias a su presencia en Madrid, Barcelona, Nueva

York, Chicago, Quito y Guayaquil, a través de tres formas:

Franquicia, donde grupos de jóvenes en lugares distintos copian sus

comportamientos, valores y símbolos sin formar parte del todo orgánico;

Marca, en que ciertos grupos de jóvenes que admiran a los Latín Kings asumen su

nombre por el prestigio que tienen, reproduciendo sus actos y códigos principales, y

Global, donde cada uno de los grupos es un nodo articulado en red (Carrión, 2006:

1)

Por otra parte se debe tener en cuenta que existe una espectacularizacion de la violencia,

lo que ha contribuido a instaurar lo que ha llamado escenarios de violencia, cuya

tendencia no solo aparece en la prensa sensacionalista, sino también en la prensa seria,

lo que genera en esta un discurso ambivalente; entre la razón y la pasión.

Haciendo un análisis en cuanto tiene que ver con este aspecto, se puede notar que en

primer lugar el campo de acción de las Maras es El Salvador, el mismo que es

completamente diferente al de las pandillas ecuatorianas, sea cual fuere la denominación

de la pandilla existente en nuestro medio, su excesiva violencia, y su mano de obra

puesta al servicio de los grandes carteles de la droga y el crimen organizado marcan una

brecha muy grande que los diferencia, aunque en los dos casos, la prensa busca siempre

“vender” su noticia en forma de sensacionalismo y morbo, que descontextualiza su real

contenido y magnitud, haciéndole ver al lector una realidad diferente, a la vez que

estigmatiza a estos grupos juveniles.

6. LAS PANDILLAS EN EL ECUADOR

En el caso del Ecuador, el país por su propia realidad socio-económica, las pandillas

actúan de diversa forma, aunque en algunos casos existen procesos de imitación, que

pueden estar influyendo en gran medida en los procesos de violencia.

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11

6.1. Breve análisis histórico de la situación

Los asentamientos en la periferia, que surgieron en la década de los 70, es donde se

generaron relaciones de violencia entre sus habitantes por motivos relacionados con la

tenencia de la tierra, lo que fomentó la creación de grupos armados para la defensa de

esa causa, situación que fue aprovechada por los líderes locales para afianzar su poderío

y reconocimiento (Dowdney, 2003).

Este estilo de liderazgo fue acogido en esta década por adolescentes y jóvenes de los

barrios marginales como el modelo a seguir, siendo los diferentes colegios y barrios de

dichos sectores de la ciudad dónde se consolidaron y permitieron el fortalecimiento de

pandillas.

Alrededor del año 1980 los adolescentes y jóvenes se agrupaban para expresar sus

habilidades artísticas, pero a medida que las agrupaciones se fortalecen, se desencadena

una lucha por el reconocimiento como grupo a través de la música, los bailes y en el uso

de una vestimenta que defina cierta moda generacional. Surgen rivalidades entre

pandillas, las que se resolvían de manera violenta a través de enfrentamientos con

piedras y palos. A partir del año 1986 las pandillas empiezan a introducir armas

rudimentarias que utilizan cartuchos como proyectiles, situación que empezaba a cobrar

víctimas de manera creciente.

En el afán de obtener mayor notoriedad, los grupos incursionaron en el uso de drogas y

en el cometimiento de actividades delictivas de menor grado, como robos y asaltos,

llamando la atención de los medios de comunicación y de la Policía (Dowdney, 2003).

Frente a esta situación, a partir del año 1986 se incrementa la vigilancia represiva, como

el “Escuadrón Volante”: grupo de control y vigilancia policial que detenía a jóvenes que

se reunían en las veredas o esquinas en los barrios marginales. En el año 1987 la Policía

conforma el Grupo Especial Antipandillas (G.E.A.), con la finalidad de combatir las

pandillas. Otra de las medidas de represión implementadas, fue el toque de queda para

menores de edad a partir de las 10 de la noche (Torres, 2006).

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12

Estas medidas represivas obligan a los jóvenes a buscar experiencias similares de

organización a nivel internacional, para mantener el dominio del territorio y crecer

estratégicamente, en un ambiente de absoluta reserva y clandestinidad. Esta nueva

forma de organización toma el nombre de naciones y surge a inicio de la década de los

90 y perdura hasta la fecha.

El fenómeno de las pandillas no es nuevo, más sí lo es su crecimiento, transformación y

percepción social. Las pandillas existen desde hace mucho tiempo, la crisis de las

instituciones de socialización como la familia, la escuela y el trabajo; la inadecuación de

los modelos de consumo que los medios de comunicación construyen y que el mercado

produce; la reducción de oportunidades para los jóvenes y la necesidad de construir

mecanismos de auto defensa, entre otras, son razones para su existencia (Carrión, 2003).

En medio de las epidemias de violencias que se experimentan, es tiempo de indagar si

las conductas peligrosas de esta etapa de la vida se deben tanto a la violencia intrínseca

de los jóvenes o más a su marcada vulnerabilidad a la presencia multiforme de las

violencias que permean nuestras sociedades modernas (Peyru, 2006).

Las pandillas han crecido, durante este último tiempo se percibe un aumento importante

de su organización, a tal punto que se ha convertido en un tema de política pública. Se

estima, según datos poco precisos que Quito tiene no menos de 150 pandillas y

Guayaquil alrededor de 1.200 con una membrecía de 65.000 pandilleros. La respuesta a

este fenómeno es la de una política hegemónica que plantea su eliminación y no, por el

contrario “la de su incorporación al trabajo, la educación, la salud, la cultura y la

ciudad” (Carrión, 2003).

Los pandilleros no son delincuentes, pero sí se pueden convertir y muy rápidamente en

escuela de delito. Muchas pandillas tienen miembros que son delincuentes, pero la

ecuación “todos los pandilleros son delincuentes” es falsa, porque o sino no podríamos

salir”; es decir son victimas que se convierten en victimarios (Curvelo, 2006).

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13

Las pandillas tienen una cultura que es propia, con códigos de pertenencia y simbología;

además son clandestinos, no se sabe donde están ni cuales son los jefes, lo cual les da un

poder enorme y una capacidad de funcionamiento en red. Los pandilleros no son

delincuentes, pero sí se pueden convertir y muy rápidamente en escuela de delito

(Curvelo, 2006).

6.2. Concepto de pandillas y naciones

En términos generales a nivel de país, se les dice “pandilla” a los muchachos que están

en grupos callejeros .Las pandillas tienen una

cultura que es propia, con códigos de

pertenencia y simbología; además son

clandestinas, no se sabe donde están ni cuales

son los jefes, lo cual les da un poder enorme y

una capacidad de funcionamiento en red

(Curvelo, 2006).

Las pandillas o agrupaciones juveniles son un

tema que interesa al debate de la seguridad

ciudadana en la medida en que estas pueden o

no verse relacionadas con fenómenos violentos

y/o delincuenciales y no tanto por la

representación que se ha construido de estos grupos como “antisociales, “enemigos” del

bien común y agentes de la “inseguridad” (Torres, 2006: ).

Por otra parte según manifiesta Andreina Torres (2006, 3) “es necesario entender que

estas agrupaciones pueden ser el reflejo de fenómenos de exclusión y violencia que

afectan a los y las jóvenes que las integran y no solo de las violencias que se ejercen

desde y por los jóvenes”.

Las naciones tienen zonas concretas de actuación, no consintiendo que otras pandillas

invadan “su territorio”, y cuando esto sucede se originan enfrentamientos violentos que

Page 19: Tcnl fausto samaniego

14

causan víctimas y muchos daños. Tienen disponibles armas diversas para efectuar sus

actos delictivos, así como para defenderse de las agresiones de las demás pandillas, y en

ocasiones para utilizarlas en enfrentamientos con la Policía (DINAPEN, 2003).

En el Ecuador los integrantes son tanto hombres como mujeres (las menos), cuyas

edades en algunos casos van desde los 7 años hasta pasados los 25 años en algunos

casos. Dentro del grupo mantienen vínculos afectivos entre sí, estableciendo normas y

criterios que determina quién puede y quién no puede formar parte del grupo, además

brindan apoyo y seguridad a todos sus miembros. Se caracterizan por rechazar las reglas

impuestas por la sociedad, además de poseer una cohesión muy grande y tener un líder o

jefe, poseen reglas como producto del consenso.

De acuerdo a la DINAPEN, socialmente las pandillas juveniles tienen las siguientes

características:

Mantienen una idea de lealtad que, por ejemplo, los lleva a esconder a su líder.

Mayormente viven en actividades delictivas por ello son conocidos por las oficinas

policiales.

Tienen lazos familiares.

Actúan en contra de su comunidad

Las agresiones que realizan son respuestas a la marginación de su propia

comunidad.

Al interior de las pandillas sus integrantes ejercen control entre ellos mismos.

Las padillas reclutan a los jóvenes en diversos lugares como son: las escuelas y los

colegios; las fiestas juveniles; las discotecas juveniles y barras o cantinas; los centros

deportivos o lugares donde los jóvenes se reúnen para practicar un deporte; lugares de

distribución o venta de drogas: esquinas, parques, casas o bodegas abandonadas y

licorerías; y, centros de detención o cárceles.

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15

El reclutamiento la pandilla lo puede realizar de diferentes tácticas que van desde

ofrecer amistad hasta la intimidación y amenazas. Aquí hay algunos ejemplos de cómo

las pandillas reclutan a los jóvenes:

Invitarles a ser parte de un grupo o asumir el papel de una familia substituta que

acepta al pandillero y promete cuidarlo.

Amenazas o intimidación al joven o a la familia del joven si no se une a la pandilla.

Ofrecerles ganar mucho dinero de una manera fácil (por ejemplo: vender drogas,

robo, etc.).

Sexo: ofrecen la oportunidad de tener relaciones sexuales con miembros de la

pandilla del sexo opuesto.

Emoción: prometen vivir una vida emocionante llena de peligro, dinero, fiestas y

sexo.

El uso y consumo de alcohol o drogas

Promesas de protección en contra de otras padillas para el joven y su familia.

Prometen ofrecerle estatus y respeto y hacer del joven "alguien importante".

Cuentan mitos exagerados de las hazañas y logros de otros miembros de las

pandillas.

Las pandillas existen para sostenerse, crecer y expandirse a nuevos territorios; para

poder lograr estas metas las pandillas constantemente necesitan nuevos reclutas y

dinero, por eso se dedican a las siguientes actividades:

Transporte, distribución y venta de drogas ilícitas.

Robo de comercios, hogares y autos.

Asaltos.

Extorsión.

Asesinatos y asaltos por razones de venganza o guerras territoriales.

Violaciones.

Fiestas.

Consumo de drogas y alcohol.

Prostitución.(Trabajo de campo Dinapen 2003).

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Pudiendo acotar al respecto de este tema, que las pandillas están sobre representadas en

los medios de comunicación, los que sin lugar a dudas espectacularizan, y a la vez

estigmatizan tanto su accionar como sus prácticas delictivas, sumado a la

incomprensión social de la cual son objeto por parte de nuestra sociedad.

6.3. Las relaciones al interior del grupo

En las relaciones grupales guardan un grado de cohesión muy grande, así como de

conformidad y homogeneidad en cuanto a aptitudes, valores y conductas, que son

similares en todos los integrantes, tienen interacción muy frecuente, experiencias

recompensantes y un líder o líderes reconocidos por la mayoría. No tienen metas

grupales, sólo individuales.

Existe un alto grado de imitación de modelos negativos presentados en televisión y cine,

pero esto no es importante para ingresar a ellas; la diversión es importante entre los

miembros de una pandilla.

En general las relaciones grupales son importantes para que un joven integre una

pandilla; la violencia entre sus miembros es raramente usada, únicamente se usa cuando

se enfrenta a otros grupos o a la autoridad. En cuanto a delincuencia y uso de drogas la

mayoría delinque por necesidad, presentan una conducta antisocial, en el sentido de que

tienen un motivo observable para delinquir y pueden controlar su conducta. Existe un

alto nivel de consumo de drogas, pero estas no son relevantes para que los jóvenes

ingresen a una pandilla, ya que también pueden realizarlo fuera de ella.

Los jóvenes se sienten superiores con respecto a otras pandillas y quieren ser siempre

los mejores; buscan compañía y aceptación en el grupo, ya que la mayoría se sienten

solos; también buscan dar al sostenimiento del hogar o porque han adquirido

responsabilidades desde temprana edad como ejemplo: esposa, hijos, trabajo (Dinapen,

2003).

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6.4. Las relaciones con los integrantes de las pandillas

Al momento de relacionarse con las pandillas no se debe aplicar una represión

indiscriminada, el aumento de penas y otras medidas. Como señala el jurista José Ugaz,

es patético que las alternativas se dirijan hacia el derecho penal cuando nadie puede

sostener que éste sea preventivo ni mucho menos terapéutico; en todo caso sería el

último recurso a utilizar.

Las acciones que se han tomado frente a este tema se ubican en un amplio espectro que

incluye visiones altamente represivas, generalmente provenientes del sector público y

enfoques “alternativos” que representan, en su mayoría, iniciativas privadas que no

pueden atender a todos los y las jóvenes que participan en estas agrupaciones.

Guayaquil ofrece, tal vez, el ejemplo más claro de esta “escisión”, pues por un lado

están las duras políticas represivas, cuyo actor principal lo constituye la Policía y por

otro las iniciativas de “pacificación” y “reconocimiento” que llevan a cabo

organizaciones como SERPAZ Y CEFOCINE.

Es necesario entender que estas agrupaciones pueden ser un reflejo de fenómenos de

exclusión y violencia que afectan a los y las jóvenes que las integran y no sólo de las

violencias que se ejercen desde y por los jóvenes. Con esto se pretende generar un

diagnóstico preliminar que promueva un debate más concienzudo sobre el tema, con el

fin de aportar a la construcción de políticas públicas de seguridad más integral y mejor

estructurada (Torres, 2006).

En la contrapartida y, al momento de hablar de las pandillas, debe propenderse a que en

nuestro país se instalen políticas se seguridad de alcance nacional, que en diversos

grados acogen las hipótesis del valor de la prevención y la participación comunitaria en

el problema de la seguridad ciudadana. A menudo esta influencia se hace visible en la

reforma general de las instituciones dedicadas al tema de la seguridad, como la Policía,

el sistema penal y en la creación de reparticiones en los ministerios dedicadas

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específicamente a la seguridad ciudadana. En la práctica, esto ha significado que en

nuestro país que el gobierno nacional, promueva estos programas a nivel local, estando

dispuesto a asignarles fondos y a difundirlos a otras localidades, creando oportunidades

de apoyo que antes no existía.

Esta realidad permite, también, que proyectos de prevención del delito con participación

de la comunidad se vuelvan atractivos para los gobiernos locales, en la medida en que

puedan atraer fondos, personal y apoyo que de otra manera no estarían disponibles.

En nuestro país las autoridades locales deben preocuparse por el impacto negativo que

puede tener en su gestión un aumento significativo de los problemas de violencia e

inseguridad en los territorios o jurisdicciones en las que trabajan. Si estos problemas

crecen o se perciben como descontrolados, suelen aumentar las críticas de los

ciudadanos hacia sus autoridades, por ende a nuestra institución, lo que afecta en las

decisiones a tomarse, por motivos de presión, y obviamente se cristaliza en una falta de

imagen de la Policía ante la comunidad, por su falta de gestión en los procesos de

seguridad ciudadana.

Por otro lado las intervenciones privadas, alternativas y/o pacificadoras (que incluyen

actividades como el desarme, creación de empresas productivas, abrir espacios para

actividades culturales y reconocimiento público, etc.) resultan experiencias altamente

valiosas que se contraponen a las iniciativas oficiales. En febrero de 2006, alrededor de

240 jóvenes miembros de agrupaciones urbanas que han venido trabajando con

SERPAZ, entregaron voluntariamente alrededor de 60 armas que fueron destruidas en

un acto público, constituyéndose en uno de los múltiples logros alcanzados por la ONG

en sus distintos programas (Torres, 2006).

En este sentido es necesario acotar que la Policía Nacional por sus procesos de

formación tradicionales y militarizados, jamás ha tenido un acercamiento a estos

grupos, ya que únicamente se ha dedicado a reprimirlos, por ello Policía Comunitaria

con su nueva filosofía de acercamiento a la comunidad, y su trabajo proactivo con la

misma, tendrá la misión de buscar las estrategias más acertadas para buscar en primer

lugar saber llegar a ellos y trabajar conjuntamente en los procesos de seguridad

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ciudadana, lo que antes se podía considerar una utopía, pero en la actualidad con las

corrientes mundiales sobre los procesos de transformación policial en una institución de

mayor acercamiento y servicio a la comunidad, se lo podría realizar con procesos de

negociación que no afecten los interese y esencia de los mismos.

Un gran ejemplo sobre este tema es la labor cumplida en la ciudad de Guayaquil por el

Sr Coronel Wilson Alulema, conjuntamente con Nelsa Curvelo, donde se pudo lograr

por primera vez acercamientos importantes hacia las pandillas de esta ciudad, a través

de acciones deportivas, comunitarias, talleres, música, etc., acción que mereció el

aplauso de todo el país por la importancia que se dio a estos grupos excluidos, y sus

procesos de reinserción en la sociedad como jóvenes productivos hacia la misma, acción

que denota la preocupación por parte de un organismo del Estado, que antes se dedicaba

a reprimirlos, y mediante estas acciones se demostraba su interés en la niñez y juventud

integrante de las pandillas, para hacer de ellos personas útiles en su comunidad y sobre

todo en su hogar

6.5. Las pandillas en las provincias

En Guayas se calcula que existen 750 grupos, el informe Ciudad Segura señala que en

esa provincia se concentra el 57 por ciento de los grupos y que Pichincha, El Oro,

Esmeraldas, Tungurahua, Azuay, Manabí, Carchi, Cotopaxi Chimborazo, Imbabura y

Napo reúnen al resto.

Fuente: Estadísticas DINAPEN, 2006.Elaborado por Dpto. de Estadística Dinapen.

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De igual manera, existe al presente una especial preocupación por el alto número de

menores detenidos por diferentes delitos es otro fenómeno que preocupa. Según las

estadísticas del DINAPEN, en los últimos cinco años subió en un 115 por ciento. En el

año 1999 superó a los 3.000 menores detenidos, pero en el año 2005, fueron 7.772 los

detenidos, lo que demuestra la magnitud del problema.

En el caso de la ciudad de Guayaquil, existen pandillas-naciones que se encuentran

debidamente conformadas y cuya presencia se ha vinculado con muertes.

Elaborado por Andreina Torres.

Este grafico nos permite observar que efectivamente la participación de las pandillas en

hechos delictivos especialmente en la ciudad de Guayaquil es alto, por ello me permito

a continuación sugerir cuales podrían ser las tácticas para afrontar este problema no solo

en Guayaquil, sino a nivel nacional.

7. TÁCTICAS PARA AFRONTAR ESTE PROBLEMA.

Antes de hacer relación a los tipos de tácticas que podríamos aplicar para darle alguna solución

al problema relacionado con las pandillas, me permito comentar en forma muy personal, que

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21

con el comprometimiento gubernamental, sumado a una actitud positiva y determinante por

parte de los miembros de la Policía Nacional, mediante la Policía Comunitaria y Dinapen,

autoridades locales, ONG, y sobre todo la familia con un sentido de pertenencia en su sector, se

podrá sacar adelante este grave problema, con programas adecuados para el efecto.

Como lo manifestó Pavarini (Citado en Sozzo, 1996) “la participación social de

aquellos que comparten un espacio o unos valores, siendo ello el canal básico de la

intervención que busca reconstruir el control social por parte de quien lo habita”.

La solución radicaría en la necesidad de renovar las instituciones comunitarias y

regenerar un “sentido de comunidad” que se estaba perdiendo en el flujo constante de

población en la ciudad, convirtiéndose la “reorganización comunitaria” en el punto de

contacto con las “teorías del control” de la Táctica Social.

Se instala la retórica de la necesidad de que los individuos recuperen su autonomía, su

iniciativa y capacidad de empresa, para así hacerse responsables de su propio destino y

acabar con la “cultura de la dependencia” del welfarismo, que se declinaba en

pasividad e irresponsabilidad (Pavarini, 1992-1995).

O’Malley lo reafirma al manifestar que la comunidad es “una herramienta simbólica

para motivar la generación de individuos activos y responsables” (puntos de contacto

con las premisas teóricas de la Premisa Situacional y Ambiental).

El gobierno actual recién se está preocupando por un proceso de rehabilitación y

reinserción en la sociedad de los jóvenes y adultos infractores integrantes de las

pandillas.

7.1. Establecimiento de medidas alternativas.-

Tomando en cuenta la teoría de la organización comunitaria, el presente trabajo, expone

un grave problema por el que atraviesa en la actualidad nuestro país, como es el de las

pandillas juveniles, ya que en los últimos años es cuando se les empieza a dar la

importancia del caso, debido al enorme problema que representan para los organismos

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de seguridad del estado, así como para los habitantes del mismo, ya que desde el punto

de vista de la multicausalidad del delito, el pandillerismo también contribuye en gran

medida a aumentar el grado de percepción de inseguridad en la comunidad.

La Policía en cualquier país es una de las instituciones más importantes, debido a las

funciones y competencias que tiene en relación con la conservación de la paz y el

mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y

libertades públicas.

En este orden de ideas, la razón de existir y la esencia misma de la institución implican

que la formación de su recurso humano debe producirse bajo lo más altos niveles de

calidad y eficiencia. De forma tal, que todos los hombres y mujeres que conforman el

pie de fuerza de la misma estén en capacidad de atender las demandas de los ciudadanos

en relación con las problemáticas de violencia, crimen, delincuencia e inseguridad que

los afectan.

Por ello el Estado, como una de sus políticas, ha promovido dentro de sus ejes

principales, el fortalecimiento de la Policía Comunitaria, y su filosofía de acercamiento

a la comunidad en los diferentes sectores del país, con la finalidad de lograr

compenetrarse con los problemas sociales, económicos, culturales, educativos, que

viven en el día a día los habitantes de estos sectores, incluyendo desde luego a los

integrantes de las pandillas juveniles, lo que constituye una solución desde el punto de

vista de renovar las instituciones comunitarias y regenerar el sentido de comunidad,

estrategia con excelentes resultados en muchos países del mundo como Chile, Israel,

España, que han visto en este principio una fortaleza invaluable. Es decir existe una

sintonía como presupuestos del comunitarismo desde el punto de vista de que las

comunidades fuertes no necesitan que se las controle sino que pueden controlarse así

mismas.

Por política de estado se entiende una propuesta intersectorial de tipo permanente que no se

relación únicamente con las prioridades definidas por el gobierno de turno, sino más bien a un

acuerdo político mayor que involucra a los partidos de oposición en el interés de lograr

intervenciones de largo plazo.

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7.1.1. A nivel del Estado y de la sociedad

La Asamblea Constituyente que tenga una amplia capacidad de convocatoria ante la

sociedad y, en primer lugar, los jóvenes. Este debe ser el punto de referencia

partiendo del concepto de que son ellos quienes constituyen el futuro de la patria

Precisar un organismo dentro de la sociedad, si no es la Asamblea Constituyente,

que pueda contar con la capacidad de convocar y reunir a todos los involucrados en

el problema y desde ahí plantear las posibles soluciones.

Convocar a los jóvenes mediante sus diversas organizaciones a las diversas

instancias abocadas al tema de juventud, para que expresen sus opiniones (que

deben ser tomadas en cuenta), con el objetivo que asuman un rol participativo y -por

qué no- incluso dirigente.

Facilitar y promocionar la creación de organizaciones juveniles, así como el

establecimiento de canales e instituciones que brinden seguridad al joven, así como

medios por los cuales acceder a una movilidad social y al protagonismo dentro de la

sociedad.

Constituir una red de organizaciones dedicadas al tema juvenil, las más diversas,

que permitan expandir la información existente, para que la sociedad conozca del

problema y de cómo vincularse a los esfuerzos que se realizan en el tema juvenil.

7.1.2. A nivel de los medios de comunicación.

“Sin duda que la relación entre medios de comunicación y violencia es central en la

generación de políticas de seguridad ciudadana; de allí que sea justo plantear la

pregunta ¿Los medios son parte del problema o parte de la solución”? (Carrión, 2006).

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El Media Network de Canadá es una organización sin fines de lucro que inicia sus

estudios sobre el impacto de los medios en la juventud en 1996, enfocándose en el uso y

contenido de la televisión, radio, prensa e internet. Su espacio en red, el Web Awareness

Canadá (WAC), pone a disponibilidad pública programas y recursos educativos sobre

los medios de comunicación. El WAC está comprometido con la formación de

futuros/as profesionales, brindando herramientas para que las personas adultas eduquen

a la juventud sobre el rol e impacto que tienen los medios en sus estilos de vida. Éste

trabaja conjuntamente con el sector público y privado, OnGs, el sistema de librerías

públicas y la federación de docentes canadienses; además, es reconocido por el

Gobierno de Canadá como un pilar de la educación pública del país. Uno de los ejes de

investigación es la violencia en los medios, y la preocupación de si ésta provoca más

violencia en la vida real. La violencia en los medios es un tema de políticas públicas en

Canadá; sin embargo, el gran reto ha sido conciliar la protección de la niñez y juventud

de contenidos mediáticos inadecuados y el derecho a la libre expresión (Betancourt,

2002).

Modelos como el de este país desarrollado son dignos a seguir por parte de nuestro país

y especialmente de los medios de comunicación, que aprovechando el alto grado de

credibilidad de que gozan en la actualidad, podrían transmitir imágenes positivas y

altruistas que lleguen al adolescente -que de una u otra manera esta cautivo de su

programación- para contribuir a un sentimiento de respeto a los demás.

8. CONCLUSIONES

La crisis socioeconómica que afecta a muchos países latinoamericanos y en especial

al nuestro, es un factor decisivo en el auge y avance de la delincuencia en general,

mucha gente que se encuentra en la desocupación, la pobreza o la indigencia, ven en

la vida delictiva una salida de la pobreza, siendo los jóvenes mucho más

susceptibles de verse afectados.

La expresiones de violencia de la juventud en el Ecuador, no son un fenómeno

novedoso o nuevo, desde hace varios años atrás existían pandillas juveniles.

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La violencia expresada por lo jóvenes, en la actualidad, no está aislada de la

violencia que se observa a diario en nuestra sociedad, es simplemente el reflejo del

aumento del nivel de violencia en la misma.

Cuando se habla de violencia juvenil (delincuencia juvenil y pandillerismo), hay que

darse cuenta que el problema no está en la sociedad, sino en un grupo de jóvenes,

pues para ellos no cuenta con formas o maneras para de expresar lo que les sucede o

por que hacen lo que hacen.

Es prioritario cuantificar, medir o calcular la violencia realizada por los jóvenes,

pero que esta cuantificación sea real, no que refleje el sensacionalismo de la prensa,

perjuicio o intentos de figurar con determinado sector.

Se debe obtener, identificar y procesar toda la información existente para

transformarla en inteligencia. Solo así se podrá determinar que es en realidad la

violencia juvenil (delincuencia juvenil o pandillerismo), las barras bravas, los niños

de la calle, etc., determinando básicamente zonas de accionar y especialidad de cada

una de ellas.

Con la inteligencia policial se puede concretar las causas y argumentos para la

existencia de la violencia expresada por los jóvenes, en el Ecuador, solo con este

conocimiento se pueden dar políticas y directrices para primero disminuirla y tratar

a determinado plazo erradicarla.

9. RECOMENDACIONES:

El problema del pandillerismo, por ser un problema social, es responsabilidad de todo el

estado ecuatoriano, proponiéndose recomendaciones a varios sectores directamente

involucrados para contribuir a su reinserción social:

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9.1. En el ámbito policial.

Informar a la Policía Comunitaria sobre este proceso y especializarla en

enfrentar cuestiones relacionadas con grupos juveniles, para superar el

imaginario de que son organizaciones ilícitas.

La DINAPEN como organismo policial, debidamente autorizado y capacitado

para el trato con menores, está en capacidad y debe coordinar con las demás

instituciones del estado relacionados con este problema; de igual forma debe

hacerlo con las OnG’s que participan en los diferentes programas de rescate y

ayuda a niños y jóvenes, a lo largo y ancho del territorio ecuatoriano. Debe

realizar un seguimiento de los casos que de una u otra forma tienen

conocimiento, pero esto al momento no se lo puede hacer por la falta de

personal.

Crear un Departamento de Inteligencia Policial adscrito al DINAPEN, en cada

una de las Jefaturas y Sub jefaturas que tienen oficinas, para que estas sean las

encargadas de recolectar información, procesarla y obtener inteligencia

tendiente a controlar y evitar la delincuencia juvenil y el pandillerismo,

tomándose en cuenta que no es la misma realidad socio-económica de todas la

ciudades del país.

Generalizar a nivel nacional la iniciativa de la Dinapen, que mantiene en la

ciudad de Quito, de impartir charlas, conferencias tanto a menores de edad

como a padres, maestros y todas las personas que de una u otra forma se

relacionan con niños y jóvenes, las cuales tienen como finalidad hacer conocer

la problemática de la juventud en nuestro país y concientizar de la misma a

todos quienes la reciban.

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9.2. En el ámbito de medios de comunicación

Recordemos que se manifiesta que la prensa es el cuarto poder del Estado, por lo

tanto ella debe:

Olvidarse de palabras o calificativos como: drogadictos o delincuentes, etc.,

informando objetivamente de los hechos cometidos por los menores de edad.

Crear y difundir ejemplos dignos de emulación, que sean estos de tipo

constructivo, de éxito, solidaridad y responsabilidad, olvidándonos de los

modelos de violencia, deslealtad y deshonestidad.

Establecimiento de mecanismos de comunicación e información

interinstitucional de las actividades realizadas y por realizar.

Seguimiento de casos de abusos de poder (construir un canal de comunicación

entre los miembros de la organización, la institución policial, y los medios de

comunicación para realización de denuncias).

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