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BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA 210 COMENTARIOS BIBLIOGRAFICOS LAS LEGUMINOSAS ARGENTINAS (1 ). Es bien conocido de ios botánicos y agrónomos el tratado sobre Leguminosas argentinas del profesor Arturo Burkcrt, director del Instituto de Botánica Darwinien, cuya primera edición apareció en 1943. Obra de índole eminente¬ mente científica, pero con capítulos y observaciones sobre las apli¬ caciones y valor económico de las leguminosas, se hizo no sólo de necesaria consulta en los institutos botánicos americanos, sino tam¬ bién texto valioso para los estudiantes de botánica, forrajicultura, etc. Agotada la primera edición hace algunos años, la editorial Acmé .Agency acaba de publicar la segunda, en la cual el profesor Burkart ha revisado y ampliado en tal forma su obra que puede decirse que casi se trata de un libro nuevo. A pesar de que se ha reducido el número de páginas, el contenido es mucho más extenso, gracias a una considerable reducción del margen y a la utilización de com¬ posición más apretada. Se han podido así incluir muchos datos nuevos en ios capítulos de índole general y aplicada y, sobre todo. ampliar las consideraciones sobre muchos géneros, dándose claves para las especies argentinas en la. mayoría de los géneros impor¬ tantes, como Mimosa, Acacia, Prosopis, . Caesalpínia, Adesmia. Indígolera, Rhynchosia, etc., etc. También se dan claves para dife¬ renciar las especies cultivadas y adventicias y se ha ampliado, con las Mimosoideas y Cesalpinoideas, la clave para diferenciar las especies por sus semillas. Los capítulos sobre Prosopis, sobre Vicia sobre Phaseolus y otros géneros de importancia económica, han sido muy ampliados con datos sobre cultivo, aplicaciones, variedades, etc. Otra novedad en esta segunda edición es la inclusión de los géneros no argentinos, pero existentes en los países limítrofes, con lo cual esta obra se hace todavía más útil para los botánicos de América del Sur. Se han agregado varias láminas, entre otras un frontispicio en colores original de la señora Use von Rentzell, representando t*es especies indígenas bien conocidas: una mimosoidea, el espinilla (Acacia caven); una cesalpinoidéa, la barba de chivo (Caesalpínia gilliesíi), y una papilionoidea, el seibo (Erythrina crísta-dalli).. Tam¬ bién se han agregado figuras y se han substituido algunas por otras más ilustrativas. Una extensa bibliografía, un apéndice con las diag¬ nosis de los taxones nuévos publicados en la obra y un índice alfa- (1) Las Leguminosas Argentinas silvestres y cultivadas. Descripción siste¬ mática de la familia, los géneros y las principales especies, de su distribución y utilidad en el país y en las regiones limítrofes, por Arturo Burkart. Segunda Edición. Acme Agency, Buenos Aires, 1952. xv 4- .549 páginas; 130 figuras; 23 láminas.

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BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA210

COMENTARIOS BIBLIOGRAFICOS

LAS LEGUMINOSAS ARGENTINAS (1). — Es bien conocido de iosbotánicos y agrónomos el tratado sobre Leguminosas argentinas delprofesor Arturo Burkcrt, director del Instituto de Botánica Darwinien,cuya primera edición apareció en 1943. Obra de índole eminente¬mente científica, pero con capítulos y observaciones sobre las apli¬caciones y valor económico de las leguminosas, se hizo no sólo denecesaria consulta en los institutos botánicos americanos, sino tam¬bién texto valioso para los estudiantes de botánica, forrajicultura, etc.Agotada la primera edición hace algunos años, la editorial Acmé.Agency acaba de publicar la segunda, en la cual el profesor Burkartha revisado y ampliado en tal forma su obra que puede decirseque casi se trata de un libro nuevo. A pesar de que se ha reducidoel número de páginas, el contenido es mucho más extenso, gracias

a una considerable reducción del margen y a la utilización de com¬posición más apretada. Se han podido así incluir muchos datosnuevos en ios capítulos de índole general y aplicada y, sobre todo.ampliar las consideraciones sobre muchos géneros, dándose clavespara las especies argentinas en la. mayoría de los géneros impor¬tantes, como Mimosa, Acacia, Prosopis, . Caesalpínia, Adesmia.Indígolera, Rhynchosia, etc., etc. También se dan claves para dife¬renciar las especies cultivadas y adventicias y se ha ampliado, conlas Mimosoideas y Cesalpinoideas, la clave para diferenciar lasespecies por sus semillas. Los capítulos sobre Prosopis, sobre Viciasobre Phaseolus y otros géneros de importancia económica, han sidomuy ampliados con datos sobre cultivo, aplicaciones, variedades, etc.Otra novedad en esta segunda edición es la inclusión de los géneros

no argentinos, pero existentes en los países limítrofes, con lo cualesta obra se hace todavía más útil para los botánicos de Américadel Sur. Se han agregado varias láminas, entre otras un frontispicioen colores original de la señora Use von Rentzell, representando t*esespecies indígenas bien conocidas: una mimosoidea, el espinilla(Acacia caven); una cesalpinoidéa, la barba de chivo (Caesalpíniagilliesíi), y una papilionoidea, el seibo (Erythrina crísta-dalli).. Tam¬bién se han agregado figuras y se han substituido algunas por otrasmás ilustrativas. Una extensa bibliografía, un apéndice con las diag¬

nosis de los taxones nuévos publicados en la obra y un índice alfa-

(1) Las Leguminosas Argentinas silvestres y cultivadas. Descripción siste¬mática de la familia, los géneros y las principales especies, de su distribución yutilidad en el país y en las regiones limítrofes, por Arturo Burkart. Segunda

Edición. Acme Agency, Buenos Aires, 1952. xv 4- .549 páginas; 130 figuras; 23láminas.

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hético, completan este libro que, en resumen, constituye una excelente- monografía de nuestras Leguminosas. La presentación de la obra

es también muy buena y demuestra que nuestras editoriales estána la altura de cualquier empresa editora extranjera. — A. L. Cabrera.

DISPOSICION ASIMETRICA DE LAS ZONAS Y PISOS DEVEGETACION EN LOS HEMISFERIOS NORTE Y SUR (2)

Trabajo aparecido hace 4 años- que no ha tenido la debidarepercusión en la literatura fitogeográfica argentina, a pesar de que

estudia modelarmente algunos problemas vinculados con nuestropaís.

Bajo el título "Estructura asimétrica de las zonas de vegetación

y pisos de vegetación en los hemisferios norte, y "sur", el autor encarados problemas: a) Distribución asimétrica de tierra y agua en iosdos hemisferios; a la que corresponde una asimetría en el desarrollode los climas y la vegetación; b) Asimetría en el perfil vertical dela vegetación de la tierra.

Atribuimos especial importancia para la ' comprensión delos problemas fitogeográficos de nuestro hemisferio a los puntossiguientes:

1) Las experiencias adquiridas en el estudio de la vegetación

de las altas montañas de climas moderados, no son aplicables a lasinvestigaciones en las altas montañas tropicales. La ecología y fi¬sionomía de. la vegetación de estas últimas tienen rasgos que leson propios.

Con frecuencia, se parte con demasiada facilidad de la idea deque los climas que, entre ios polos y el ecuador se coordenan enfajas más o menos paralelas, en la región montañosa ecuatorial seencuentran superpuestos en pisos. Aún en la literatura geográficamoderna, se usan los términos "subtropical", "alpino”, "alpino ele¬vado" y hasta "polar", para los distintos grados ’de altitud de lasmontañas tropicales.

Aquello que “la altitud compensa la latitud" sólo vale para lastemperaturas medias anuales, pero son las extremas y no las me¬dias, las que limitan la vida de las plantas; completamente diferentesson, por el contrario, el ritmo de la temperatura, tanto en el curso.del año como en el curso del día, el ritmo de las precipitaciones

y el carácter del paisaje.

La vegetación de las regiones tropicales, no conoce casi con¬trastes de estaciones térmicas, pero está sujeta a amplias oscilacio-

(2) Troll, C'.: Der Asymmetrische Aufban der Vegetationszonen and Végé¬

tions —stufen anf der Nord— un, Suedhalbkugel. Ber. Geobot. Forsch. Inst.Rübel. 1947, 1948 (46-83).

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nes. diarias de temperatura; en ios trópicos, tanto en las regiones

bajas como en las montañas, las oscilaciones periódicas diarias sonmayores que las anuales.

El clima fresco, de las altas montañas tropicales, cuyo rasgo

característico es la pequeña oscilación anual de la temperatura, esfuertemente semejante, al clima de alto océano, de las islas delgran anillo de agua situado entre los extremos sur del continenteafricano, americano y australiano y la Antártida (Kerguelen, CrozeiGeorgia del Sur, Macquarie, etc.).

2) Esta afinidad climática entre las altas montañas tropicalesy las regiones subantárticas, tiene un alto significado fitogeográfico-en el nuevo mundo se conoce un grupo de plantas distribuidas enla región subantártica y en las alturas, de los Andes tropicales(elemento florístico subantártico andino), representado por especiesde Azorella, Fuchsia, Désíontainea, Pemettya, Colobanthus, etc. Otro .

grupo de géneros (Gunnera, Weinmannia, Drimys, Acaena, Dianella.Embothñum, Uncinia, Nertera), se distribuyen partiendo de la regiónsubantártica circumpolar, tanto hacia los Andes tropicales comehacia el Pacífico oeste (elemento subantártico-trópióo-montañoso).

3) Idéntica similitud se nota en las formas de vida: en lasislas subantárticas aparecen 4 formas vitales características, el cojínlos tapetes de semiarbustos, los "tussockgrass", y las plantas detallo con penacho (Stamm-Schopfblatt-gewaechse). El prototipo dela forma en cojín es Azorella (A. selago, en las Macquarie, Ker¬guelen, Crozet, Malvinas y Tierra del Fuego), representada por variasespecies en la Patagonia, y en la "Puna brava" de los altos Andestropicales.

El tipo biológico en cojín, posee elementos puramente "andinopatagónicos" ÇHamadryas, Caltha, Tapeinia magellanica, Mulinumy Bolax): ótros llegan a les Andes tropicales (Aretíastrum, VerbenaSaxífraga magellanica ); un tercer grupo se difunde para los Andestropicales y la región subantártica del hemisferio oriental (Oreo-bolus, Colobanthus, Acaena, Azorella y Abrotanella), y por últimootro grupo pasa de la región subantártica a Nueva ZelandiaCAstelia, Gaimardia y Phyllacne). ,

Entre los tapetes de semiarbustos, resalta el género Acaena,

elemento florístico subantártico (A. ascendens, en las KerguelenGeorgia del Sur, Malvinas y Patagonia) es representado por - 3 es¬pecies en Nueva Zelandia, y desde la Patagonia envía numerososrepresentantes a los Andes tropicales con formas de vida semejantes.

El tipo "Tussockgrass", está representado por Poa tlabellata enGeorgia del Sur, y las Malvinas; Poa foliosa de las Macquarie, Poalitorosa de las Antípodas, Stipa humilis de Tierra del Fuego, Festucaerecta de las Kerguelen hasta Tierra del Fuego. En los Andes tro-

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picales, idéntico tipo biológico está representado por los pastos "ichu"'(Festuca orthophylla, Stipa ichu, etc.).

4) No existe solamente concordancia en formas de vida; elejemplo del Lycopodium saururus, que tanto vive en las Kerguelen,

como en los Andes, muestra que en distancias tan grandes y conaltitudes tan diferentes, todavía es posible una identidad de especies.

5) La semejanza también existe si comparamos las selvas dealta montaña tropical por un lado, con las del oeste de Patagonia

y Nueva Zelandia: a las varias especies de Weinmannia de lasselvas de neblina tropicales, le corresponden W. trichosperma enPatagonia y W. racemosa y W. sylvicola en N. Zelandia. Drymis

winterí, Desfontainea spinosa y Embothiium coccineum aparecen a3000 m en los Andes tropicales y 25° más al sur, en Chile meridionaly Patagonia oeste. Chusquea, tiene idéntica distribución y desem¬peña el mismo papel en la composición de ambas selvas.

Al género Pseudopanax, de Patagonia occidental y Chile meri¬dional, le corresponde en los Andes Peruano-bolivianos, Oreopanax.

El género Podocarpus, liga los Andes tropicales (P. oiei/oiius),las selvas montañosas del NW argentino (P. parlatoreO, Patago¬

nia W (P. nubigena'), N. Zelandia (P. totora, P. hallii, P. spicatus,dacrydioides, etc)., y las selvas altas de N. Guinea, Java, Borneo,Africa oriental y del sur.

El género austral-antártico Guanera, tiene representantes enChile meridional (G. chilensis) hasta la selva de neblina de Co¬lombia y Costa Rica. G. chilensis llega hasta Colombia, y G. ma-gellanica crece tanto en Tierra, del Fuego como en Perú oriental,

a 3500 m. El mismo comportamiento tiene el género Blechnum:B. moritzianum en Colombia, B. angustiíolium en Perú y Bolivia,B. cycadifolium en Juan Fernández y B. magellanicum en Patagonia.

El género Fuchsia, que llevó a Koeppen a dar al clima de altoocéano reinante en- Tierra del Fuego y Patagonia oeste, el nombrede "clima de Fuchsia", también está representado en las montañastropicales.

Por último las Hymenophyllaceae, aparecen en las selvas de .neblina tropicales y en las de Patagonia, Tierra del Fuego y N. Ze¬landia; y una especie (H. peltatum) vive en las Kerguelen;

6) Las relaciones florísticas y ecológicas, se extienden al reinoanimal: los picaflores, con máxima concentración de especies enlos trópicos, avanzan fuertemente en dirección al polo sur, gracias

a los climas forestales oceánicos, casi sin heladas; que permiten elflorecimiento de ciertas plantas durante el año entero. Los pica¬flores polinizan las Fuchsias, Desfontainea spinosa y Embothriumcoccineum, tanto en la Patagonia oeste, como en las selvas tropi¬cales de montaña de Bolivia a los 3900 m.

7) En las altas latitudes del hemisferio norte, no hay ni climas,

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ni "life forms", ni paisajes, comparables (ni de lejos) con les delas montañas tropicales; en este hemisferio, las grandes masas de -tierra, que producen los climas continentales, están fuera de lostrópicos. En las mismas latitudes, en el hemisferio sur hay muypoca tierra, y en su lugar aparece el gran cinturón oceánico dela tierra.

Por esto, la comparación de los climas de los dos hemisferiosdebe hacerse con extrema cautela; cuando se comparan los climasde los hemisferios norte y sur dentro de los trópicos, no hay error,

pues la distribución de mar y tierra es simétrica, pero desde lossubtrópicos, debe renunciarse a establecer para los dos hemisferiostipos climáticos definidos y limitados por cifras, en el sentido deKoeppen y Thornthwaite, y la diferencia se acentúa a medida qué

nos acercamos a los polos.

8) Al tipo ecológico y fisionómico de las estepas de plantasespinosas y suculentas ("Karru" en S. Africa, "Monte" entre nos¬otros) se le puede aponer los bosques de "mezquite" de Méjico yArizona del hemisferio norte; pero ya los "grasslands" del hemisferiosur ("Veld" sudafricano, "Grasslands" del sudeste de Australia yestepa pampeana) no tienen paralelo en el hemisferio norte. Sonexclusivos del hemisferio sur las selvas pluviales de Patagonia oeste,y Nueva Zelandia; la estepa patagónica (y su equivalente en NuevaZelandia: la estepa "Tussock").

Por el contrarío, la tundra, el bosque boreal de coniferas y losbosqües deciduos, no tienen equivalentes en el hemisferio sur.

9) Finalmente el autor insiste en que: "Solamente en el hemis¬ferio sur, los pisos de altura de las montañas son una repetición delas condiciones en la dirección al Polo".

El trabajo está ilustrado con excelentes fotografías del autor y 4gráficos que valen tanto como el texto: en uno de ellos se reproducela distribución relativa de mar y tierra en las diversas latitudes y sedibuja la . distribución de los tipos climáticos; en otros se comparanlas calotas pelares septentrional y meridional, anotándose 3 límites:el límite polar, de las palmeras (que el autor considera una buenaguía para distinguir latitudes subtropicales de moderadas), el límitepolar de los árboles y los lugares donde el límite de la nieve baja

a 300 metros; un tercero indica la distribución de los tipos de vege¬

tación siempre-húmedos, en un perfil del polo norte al sur; por último,.reproduce un perfil de vegetación de Du Rietz, a través de N. Zelan¬dia, Nueva Caledonia y Nueva Guinea. —-Jorge Morello.

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FRECUENCIA Y DISTRIBUCIóN DEL ROCíO EN PALESTINA (3). —En nuestro país, cruzado de sudeste a noroeste por una ampliafaja donde la evaporación supera a las lluvias, existen regiones

donde el rocío desempeña un importante papel en el balance deagua de la vegetación; en el desierto chileno de Atacama, vive unavegetación conocida en la literatura europea bajo el nombre de"vegetación de rocío"; creemos por ello conveniente comentar losresultados de 20 años de observaciones drosométricas, llevadas acabo en Palestina, y reunidas por Ashbel en este trabajo.

La mayor dificultad para estudiar el rocío está en poderlo mediry en que esta medida pueda standarizarse; la lluvia se mide sobreuna superficie horizontal, porque sólo cae en una dirección; el rocío,por el contrario, se forma en la totalidad de la superficie de un objeto,y debe medirse también en la totalidad de la superficie del cuerpo.Lá cantidad más grande de rocío se forma en la superficie que mirahacia arriba (upper dew); en cambio, en la que mira al suelo ladeposición es mucho menor.

La influencia de las áreas irrigadas sobre -el volumen del rocíoha sido probada como decisiva: experiencias realizadas en los al¬rededores del mar de Galilea demostraron que en meses de sequía,los lugares sometidos a irrigación tienen rocío abundante y a los noirrigados, les falta en absoluto.

Sabemos que la cantidad de rocío condensada en un objeto esproporcional a su porcentaje de enfriamiento, y, por consiguiente,

variará con la constitución del mismo. La pérdida, de calor de únalámina metálica no es igual a la de otra de iguales dimensiones,pero de madera; medidas efectuadas en diferentes vegetales mues¬tran que sus' hojas condensan cantidades muy variables de rocío:las Liliflorales, Rosáceas y Gramíneas, condensan grandes cantida¬des; en cambio, las Coniferas, muy poco.

Los instrumentos franceses e italianos para medir el rocío, lla¬mados drosómetros o rpseómetros, son conocidos en nuestra litera¬tura por descripciones de A. L. De Fina; en el Departamento Meteo¬rológico de la Universidad Hebrea se usa desde 1933 un métodoóptico ideado por Duvdevani, que consiste en una placa de maderapintada al aceite, la que es leída ópticamente de acuerdo a la formade las gotas con la ayuda de una colección de fotografías que sirvenpara comparación.

En el desierto del Negev, el rocío se deposita sobre superficiesmetálicas de dimensiones conocidas y es recogido a través de pe¬queños embudos en vasos especiales; la cantidad colectada de estamanera es tan grande, que permite la lectura en probetas graduadas.

(3) D. Ashbel, Frequency and distribution of dew in Palestine, GeopraphicalReview, Vol. XXXIX, 291-297, 1949.

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Este método es usado en 40 estaciones distribuidas por toda Pales¬tina y, gracias a él, se tiene una idea del número de horas de rocíode cada noche.

Desde que la formación de rocío depende del porcentaje de en¬friamiento, fué necesario emprender estudios de las variaciones detemperatura del suelo durante el día. En la zona montañosa se en¬contraron diferencias de hasta 48°C (65° y 17°); en la llanira de lacosta, de 33WC (55° y 22°C) y en el valle del río Jordán de 25°C (50°y 25"C). A ios 10 cm. de profundidad ya la variación diaria de tem¬peratura cae a 1/10 de la observada en la superficie del suelo, alos 30 cm. no excede de 2°C y a medio metro es sólo algunas dé¬cimas de grado.

Debe destacarse que en la superficie del suelo la máxima tem¬peratura ocurre al mediodía y la mínima hacia el fin de la noche,pero dentro del suelo, los dos máximos aparecen con mucho retraso:a 25 cm. de profundidad, el máximo de temperatura se álcanza amedianoche y el mínimo al mediodía del día siguiente; esto significa

que dentro del suelo no hay casi enfriamiento durante la noche, sinoque, por el contrario, hay calentamiento que aumenta a medida quela noche avanza. Esto demuestra que la teoría de la forinación derocío nocturno por enfriamiento dentro del suelo (rocío nocturno de .los pedólogos) es insostenible; resulta admisible entonces que este"rocío interno" se forma en la profundidad del suelo durante el día.

De acuerdo a la textura del suelo, varía su capacidad de con¬densar rocío: cuando mayor es el número de partículas, más grandees el contacto con el aire y la posible absorción durante la- noche.

La tierra arada en terrones grandes tiene la máxima absorciónde vapor dé agua, ya sea por medio del rocío o por absorción directa.

El mapa del rocío que ha sido posible preparar para la distri¬bución del mismo en Palestina, difiere mucho del de las lluvias, peroesta diferencia está regida por leyes: El Negev, siendo la región máspobre en lluvias del país, es la más rica en rocío; las regiones mon¬tañosas, por otra parte, tienen las lluvias más abundantes del país,pero una formación de rocío muy pequeña.

Para determinar la cantidad de rocío formada sobre las plantas,se debe multiplicar la cantidad formada en superficies horizontalesper un factor dado. Experiencias de la Estación Experimental deAgricultura de Munich, mostraron que en todas las plantas la can¬tidad de rocío formada fué superior a la condensada por la superficiede tierra cubierta por la planta en las siguientes proporciones: papa7,07, remolacha azucarera 6,1, trébol 2,5 y arvejas 6,61 veces- más.

Se estima que multiplicando la cantidad de rocío formada enuna superficie horizontal del suelo por 3 ó 4, se obtiene la cantidadde rocío formada en plantas.

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OCTUBRE 1952 - N9 3 217VOLUMEN IV

En Palestina puede considerarse que una noche de gran forma¬ción de rocío aporta 0,3 litros de agua por m.2 de superficie de suelo,hasta 0,5 litros, en 107 noches de gran formación de rocío se habránformado 32 a 54 mm. de agua en la superficie y 100 a 150 en lasuperficie total de las plantas. Quedó demostrado que el total anualde la formación de rocío en las plantas puede ser igual a la caídaanual de lluvia.

En el Negev llueve de 100 a 250 mm. y el rocío (condensado enlas plantas) se calculó, con amplio margen de seguridad, entre 130y 300 mm.

Esto llama nuestra atención hacia la precariedad de las estima¬ciones hechas solamente en base a la cantidad de lluvias caídasen zonas secas, y también se vincula al problema de qué cantidadde este rocío puede ser aprovechada por la planta y de si los ór-

• ganos aéreos de las plantas del desierto son capaces de absorberagua. — Jorge Morello.

FAMILIAS DE DICOTILEDóNEAS (4). — El profesor Gundersen, botá¬nico del Brooklyn Botanical Garden, ha preparado un tratado des¬tinado a dar una idea sobre la división en órdenes y en familias delas Dicotiledóneas, tomando como base los resultados de las recien¬tes investigaciones sobre la filogenia de los diferentes grupos. Estu¬dia en total 240 familias, distribuidas en 42 órdenes. Para cada ordense dan los caracteres generales y, lo que es una novedad en estaclase de textos, el número de . cromosomas de los géneros más im¬portantes. Las familias van acompañadas por una breve descripción,bibliografía y, en algunos casos, consideraciones filogenéticas. Pre¬ceden a la parte sistemática una introducción con capítulos sobreDicotiledóneas íósiles de Chester A. Arnold, sobre Anatomía delleño, de Oswald Tippo, sobre Carpelos y Ovulos de Theodor Just,sobre Embriología de Herbert F. Copeland, sobre Cytotaxonomía deJ. Herbert Taylor y sobre Geografía de las Plantas, de W. H. Camp.A continuación se dedican sendas partes a dar los caracteres de las '

Dicotiledóneas, un bosquejo histórico, y un estudio crítico sobre elordenamiento sistemático.

La obra del doctor Gundersen está animada de un excelentepropósito y proporciona, sin duda, una abundante información sobrelas tendencias modernas de la sistemática de las Dicotiledóneas.Adolece, sin embargo, de algunos defectos que deben ser mencio¬nados. Ante todo, la distribución en órdenes no está acompañadapor comentarios explicativos. Resulta así poco justificada la posiciónde,las Juglandales entre las Rutales y las Sapindales, pese a las

(4) Families of Dicotyledons, by Alfred Gundersen. The Chronica BotánicaCompany, Waltham, Mass., U.S.A. (Buenos Aires: Acme Agency). 4.75 dólares.

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posibles afinidades entre las Juglandáceas y las Anacardiáceas. Estaúltima familia está incluida en las ñútales, con Rutáceas y Meliáceas.y no en las Sapindales, como en el sistema de Engler. Un ordenEuphorbiales se asocia con las Málvales. Grupos que generalmente

se consideran próximos, como Campanulales y Asteraies, han sidoalejados. Muchas de estas modificaciones han sido inspiradas en ladistribución filogenética de Hutchinson (1948); otras son originales

del autor de la obra. La mayor parte de las familias han sido tra¬tadas en su sentido más amplio, pero algunas se han dividido deacuerdo con un criterio restringido, especialmente las Magnoliáceasy las Rosáceas. Estas últimas se han dividido en tres familias: Ro-saceas, Chrysobalanaceas y Pomáceas en base a diferencias ana¬tómicas y citológicas que tal vez no tienen una importancia tangrande como para dividir una familia tan extensa y compleja. LasLeguminosas han sido divididas en Mimosaceas y Leguminosas (in¬cluyendo Cesalpinoideas y Papilionoideas), segregación inaceptablede acuerdo con los conocimientos modernos sobre la familia. Otrotanto puede decirse sobre la separación de Compositae y Cichoria-ceae; este último grupo está íntimamente relacionado con las Ver-nonieas y con las Mutisieas. Las Cactáceas se mantienen en un .

orden aparte, muy alejado de las Caryophyllales, pese a su evidenteafinidad con las Aizoaceas. Las Cannabinaceas se mantienen unidascon las Moráceas. Llama la atención la importancia dada en unoscasos a caracteres diferenciales o de afinidad, y la prescindenciade los mismos en otros casos. Las diagnosis de las familias son engeneral muy cortas y en ciertos casos no corresponden a toda ’.afamilia, sino solamente a una parte de la misma. La ilustración esbuena, aunque algunas figuras habrían ganado bastante con unamayor reducción en el fotograbado. Con todo, el tratado del doctorGundersen proporciona una serie de datos que raramente se en¬cuentran en obras de este tipo, y su lectura, esté o no esté el lectorde acuerdo con el autor, lleva la atención hacia una serie de pro¬blemas evolutivos y filogenéticos de gran actualidad. — A. L. Cabrera.

EL ARTE DE ILUSTRAR LOS VEGETALES (5). — La representación delos vegetales por medio del dibujo ha sido, desde los albores de lacivilización, un método práctico para facilitar su reconocimiento. Porotra parte, la belleza de las flores ha atraído la atención de los ar¬tistas que han hecho de ellas un frecuente modelo. El señor. WilfridBlunt, estudioso artista inglés,, ha resumido.en un elegante volumen(el número 14 de la colección The New NaturalisQ, una valiosaserie de datos sobre la historia y la evolución de las ilustraciones

(5) The Art of Botanical Illustration, by Wilfrid Blunt, Collins. Londcn.Second Edition, 1951.

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botánicas. En un texto claro y ameno, el lector ve desfilar los másantiguos dibujos de plantas de la prehistoria y de los antiguos egip¬

cios y caldeos; las antiguas figuras de Dioscorides, del Herbario deApuleius y d<? los manuscritos de la edad media; los primeros toscosgrabados en madera y los hermosos grabados de Hans Weíditz enel Herbarurr, Vívae Eicones de Otto Brunfels; los aguafuertes y gra¬

bados en metal de los siglos quince a. diez y ocho; hasta los moder¬nos dibujos del siglo diez y nueve y de nuestros tiempos.

La labor artística de los dibujantes franceses Rabel, Robert y Aubrietmerece un capítulo. Otro está dedicado a la escuela holándesa.También ocupa un capítulo la época de Ehrer (1708-1770), el genial

artista alemán, autor de las láminas de la Civil and Natural History

oí Jamaica de Browne, y de las ilustraciones de muchas otras obrasinglesas del siglo diez y ocho.

Redouté y su época merecen capítulo aparte; desfilan por élel famoso Redouté y otros pintores de plantas franceses de fines delsiglo diez y ocho y principios del diez y nueve. Sería muy largo

enumerar todos los pintores, dibujantes y grabadores de plantas quemenciona en su obra el señor Blunt, frecuentemente con notas bio¬gráficas, anécdotas y comentarios de la época. Como apéndiceagrega una repproducción de ocho artículos sobre el dibu’O. botánicode Walter H. Fitch, aparecidos originalmente en The Gardenersen 1869. Hay, además, dos bibliografías y un índice alfabético.

Este libro, cuyo texto es muy ameno e interesante, es todavíamás atractivo por las numerosas reproducciones de ilustracipnes bo¬tánicas de diferentes autores. Hay en total 61 figuras, 32 láminasen negro y 46 láminas, en colores, reproduciendo desde bellas pin¬

turas del siglo once, hasta acuarelas de nuestros días. En conjunto

constituye este libro una obra indispensable para todo el que esteinteresado en el dibujo y pintura de los vegetales. — A. L. Cabrera.

En este importante estudio,ESTUDIOS SOBRE PTERIDOFITAS (6).que probablemente pocos conocen en América, pues apareció enlo más crudo de la Segunda Guerra Mundial, su autor propone unareforma completa de la sistemática de los licopodios. El antiguo

género Lycopodium L. ha resistido a varios intentos de fraccionarlo.Solamente Herter y Nessel, en tiempos recientes, lo han divididoen dos: Urostachys Herter y Lycopodium L.

Rothmaler distribuye los licopodios en dos familias: Urostachya-ceae Rothm. nov. fam. con un solo género, Huperzia Bernh. (1801)y unas 150 especies. Huperzia, subcosmopolita, es idéntico aUrostachys .Herter, pero este último nombre no podrá prevalecer,

(6) Werner Rothmaler: Pteridophyten - Studien I. Fedde. Repertorium54 (1) : 55-82. 1944.

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pues es muy posterior, del año 1923. A Huperzia pertenecen, entreotras, varias especies de la parte austral de Sudamérica, comoLycopodium selago (tipo del género) y L. saururus.

El remanente de los licopodios los ubica el autor en la familiaLycopodiaceae Rchb. con 4 géneros: l9 Lycopodium L. con más de20 especies. El tipo es Lycopodium clqvatum, estando representadoeste género en nuestra zona por L. magellanicum, L. confertum,L. paniculatum, etc.; 29 Diphasium Presl, 10 especies aproximada¬mente. Algunos representantes sudamericanos son Lycopodium jus-

sieui, L. scaricsum, etc.; 39 Lepidotis P. B., unas 15 especies. Lyco¬podium inundata, alopecuroides, cernua. etc., pertenecen a Lepidotis.El cuarto género de la familia es Phylloglossum Kze., monotípico yexclusivo de Australia y Nueva Zelandia. Este último es el únicoque desde bastante tiempo es considerado género independientepor casi todos los autores.

Rothmaler, que establece las combinaciones nuevas necesarias,

funda su sistema,- no sólo en el esporófito, a menudo muy uniforme,sino principalmente 'en el gametófito, que revela caracteres diferen¬ciales mucho más. marcados y aprovechables por la sistemática.

Más adelante . se refiere el autor al género Selaginella P. B.También lo fracciona, reviviendo otros dos géneros: LycopodioídesBoehm. (1760) y Didiclís P. B. (1803). Lo mismo hace con Equisetum,resucitando el género Hippochaete Milde, que generalmente ha sidoconsiderado sección del primero. — Gualterio Looser.

UNA APONOGETONACEA FóSIL EN PATAGONIA (7). — En estabreve nota se da cuenta del hallazgo por T. G. Halle de una apo-nogetonácea entre plantas fósiles del Cerro Guido, situado al surdel Lago Argentino, cerca de la Sierra de los Baguales (Terr, deSanta Cruz). Esta familia no se conocía del hemisferio occidentaly parece que es la primera vez que se séñala una especie fósil.Las afinidades de la especie del Cerro Guido parecen ser con ciertosAponogeton endémicos de Africa y no con las especies australianaso asiáticas. El autor promete ocuparse más tarde en forma másextensa de este importante descubrimiento. — Gualterio Looser.

TAXONOMíA DE LAS PLANTAS VASCULARES (8). — En la primeramitad del corriente siglo, han visto la luz un considerable númerode tratados sobre sistemática, en los cuales se ha intentado, conmayor o menor éxito, perfeccionar la organización en órdenes y en

<7> Olof H. Selling: Aponogetonaceae in the Cretaceous of South America.Svensk Botanisk Tidskrift, Bd 41, H. 1. 1947.

(81 Taxonomy of Vascular Plants, by Gecfge H. M. Lawrence, The Mac¬millan Company, New York, 1951, 823 pp.

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familias de las piantas vasculares. Bien conocidas sondas sucesivasediciones del Syllabus der Pílanzeníamilien, de Engler y sus cola¬boradores, y los sistemas de Hutchinson, de Wettstein, de Pulle, etc.Despierta, por consiguiente, bastante sorpresa (y sorpresa agradableciertarrtente) la edición del texto sobre taxonomía de las plantasvasculares del profesor Lawrence, en el cual se ha seguido, casiexactamente, el sistema de Engler, prescindiendo de modificacionesbasadas en monografías recientes. Según manifiesta el autor, laelección del sistema de Engler, no es un reflejo de las preferenciaso convicciones personales del mismo, sino una elección necesariadebido a que el sistema de Engler es el más moderno que tratatoda la flora desde un punto de vista mundial; por otra parte, lamayor parte de los Herbarios americanos están ordenados de acuer¬do con este sistema y la mayoría de las Floras ..también lo siguen.

El criterio conservador del profesor Lawrence es ponderable, ya que,

a más de las razones que él invoca para seguirlo hay que teneren cuenta que si bien los sistemas de Hutchinson de Bessey o deotros autores, constituyen un evidente progreso, aun no pueden con¬siderarse definitivos y han de sufrir todavía muchas mcaiiicaciortescon los progresos de la morfología experimental la embriología y

la citología.

La obra del profesor Lawrence está dividida en dos partes deextensión aproximadamente igual. La primera parte esta dedicadaa los principios y métodos de la taxonomía vegetal. Diferentes ca¬pítulos se ocupan del significado de la taxonomía, de la historiade las clasificaciones, de los principios de la taxonomía, de ios mo¬dernos sistemas de clasificación, etc. El concepto moderno de especie

merece un largo párrafo, así como las categorías infraespecíficas.También se describen, en forma detallada, los caracteres organo-

gráficos de las plantas vasculares que tienen importancia en lataxonomía, indicando su posible evolución. Otros capítulos intere¬

santes son "Consideraciones filogenéticas", "Geografía de las Plan¬tas Vasculares", "Nomenclatura de las Plantas”, "Identificación delas Plantas" y "Técnicas de campo y de herbario". Les métodosmás recientes aplicados a la taxonomía están explicados en un ex¬tenso capítulo titulado "Biosistemática y Citogenética"; se detallaaquí el significado de esta nueva tendencia de la sistemática, elmecanismo de la evolución, las categorías biosistemáticas, ios mé¬todos experimentales, etc., concluyendo con un comentario críticosobre las limitaciones del criterio citogenético. Un capítulo sobre lapreparación de monografías y revisiones sistemáticas y otro sobrebibliografía taxonómica completan la primera parte de esta obra..

La segunda parte está destinada a describir la mayor parte delas familias de plantas vasculares. Cada familia lleva una descrip¬ción concisa pero completa, una serie de indicaciones sobre relacio-

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nes y filogenia de la familia, sobre especies de valor económico,número de géneros y de especies, etc., y una pequeña bibliografía.Todas las familias están ilustradas ' con dibujos muy claros, en sumayoría reproducidos del Manual oí Cultivated Plants de Bailey.

Completan este texto dos apéndices: un plan de desarrollo decurso elemental de taxonomía, y un glosario ilustrado de términosutilizados en sistemática. La obra del profesor Lawrence constituye,sin duda, no sólo un excelente texto para profesores y alumnos desistemática de plantas vasculares, sino también una guía muy útilpara los que se inician en investigaciones sobre taxonomía vege¬

tal..— A. L: Cabrera.

FILOSOFíA DE LA FORMA DE LAS PLANTAS (9). — Hace más de 40años que la señora Arber realiza investigaciones botánicas, especial¬mente en morfología vegetal. Su larga preocupación por los estudiosmorfológicos y su indiscutible conocimiento de ellos en el aspectohistórico son bien conocidos. Resultado de ellas son sus numerososlibros (Herbáis, Monocotyledons, The Gramíneae, etc.), donde de¬muestra su profunda erudición. En este su nuevo libro hace unarevisión crítica desde el punto de vista filosófico de las formas de lasplantas, tratando de explicar las causas y el significado de las mis¬mas. El trabajo, impreso en la Universidad de Cambridge, tiene 246páginas y está ilustrado con 46 hermosas y precisas figuras reali¬zadas por la autora. Consta dé 11 capítulos, además de una extensabibliografía de cerca de 400 títulos.

El primer capítulo define el concepto de forma y de morfología,la relación entre forma y función, el estudio de las estructuras anor¬males para explicar las estructuras normales, etc. El segundo ca¬pítulo analiza los trabajos morfológicos más antiguos, el "De Historiaanimalium", de Aristóteles, y "De causis plantarum" y "De historiaplantarum", de Teofrasto, y la influencia de estas primeras obrasen la literatura botánica contemporánea. El capítulo siguiente ana¬liza las ideas de Alberto Magno (siglo 03) y de Andrea Cesalpino(siglo 16) en sus libros "De Vegetabilius" y "De Plantis", respec¬tivamente. El cuarto capítulo expone las ideas sobre morfología ve¬getal desde Jung (siglo 17) hasta Goethe (siglo 18) y De Candolle(siglo 19), pasando revista a los trabajos de Malpighi y NéhemíasGrew. El capítulo siguiente se refiere al concepto de tipo de orga¬

nización y analiza el ‘prototipo de la planta según Goethe. En loscapítulos siguientes Se estudia la teoría de la hoja como vástagoparcial y la significación morfológica de la raíz para establecer quéhojas y raíces son partes integrantes del vástago. El capítulo 10

(9) The Natural Philosophy of Plant Form, by Agnes Arber, Cambridge, Atthe University Press, 1950, 247 pp.

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estudia en forma extensa el mecanismo de la morfología de la planta,ilustrando los ejemplos dados con dibujos precisos. Finalmente elúltimo capítulo trata de la interpretación de la morfología de losórganos según las causas formales y las causas finales, discutiendolos puntos de vista de los biólogos y filósofos. — Humberto Fabris.

ORQUíDEAS DE AMéRICA DEL NORTE (10). — La editorial ChronicaBotánica publica, desde hace algunos años, una serie de obras sobrediversos temas botánicos titulada "A new series of Plant ScienceBooks". Esta colección, editada por el doctor Frans Verdoom, hadado a la luz, con su volumen 26, una magnífica monografía sobrelas Orquídeas de los Estados Unidos y del Canadá. Cabe destacar,

ante todo, lo significativo y auspicioso que resulta ver que una edi-• torial norteamericana particular publica una otíra de carácter estric¬

tamente sistemático, siguiendo el ejemplo de los editores alemanesy franceses. El libro, impreso en excelente papel, da claves paragéneros y especies, extensas descripciones, etimología de los nom¬bres, distribución geográfica, etc. No se mencionan ejemplares deherbario. Las ilustraciones, en número de 148, se deben a la plumade Blanche Ames Ames y Gordon Winston Dillon, dos dibujantes

especializados en el dibujo de orquídeas. La mayor parte de ellasocupan toda una página y, a pesar de tratarse de dibujos analíticosdestinados a facilitar la identificación de las especies, son realmenteartísticas. El autor trata 46 géneros, ordenándolos de acuerdo alsistema de Schlechter. Cada .especie va acompañada por valiosas .

notas sobre su cultivo que se deben a Edgard Th. Wherry y JohnV. Watkins. La introducción se debe a Charles Schweinfurth, otroespecialista en Orquídeas. Un glosario, bibliografía y dos índicescompletan esta hermosa obra que ha de ser, sin duda, no sólo muyútil para los especialistas, sino también para todos los amantes delas flores. — A. L. Cabrera.

BIOLOGíA BASICA (11). — La enseñanza de los principios básicosde la biología en los colegios secundarios, sea cual fuere, el paísa que éstos pertenezcan, resulta casi invariablemente árida si desdeun principio no se acierta a atraer al alumno hacia el aspectoameno del conocimiento de la naturaleza y no se le hace ver lautilidad práctica del mismo. Seguramente, la botánica y la zoología.han perdido más de un futuro investigador por haber contribuido

(10) Native Orchids of North America north of Mexico, by Donovan Ste¬wart Correll, The Chronica Botánica Co., Waltham, Mass., U.S.A. (Buenos Ai¬res: Acme Agency), 1950, 400 pp., 7.50 dólares.

(11) High School Biology, by Ch. L. Gran, H. Keith Cady and N.A. Neal.Un vol. de 813 ps. McGraw-Hill Company, Inc. New York, Toronto, London. 1952.

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la ausencia de ese acierto a destruir una vocación en potencia.De ahí que merezca toda clase de elogios el libro de Grant, Cadyy Neal que acerca del tema, y con destino a las "high schools"de los Estados Unidos, acaba de editar la conocida casa McGraw-Hill.Como lo dicen los autores en su preíacio, su texto ha sido redactadoteniendo ante todo en cuenta los problemas y las experiencias per¬sonales del alumno, y son los puntos de vista de éste los que prin¬cipalmente se han atendido al presentarle el cuadro de los fenó¬menos biológicos. La valiosa información que el libro encierraacerca de las principales funciones de la vida, se refiere, pues, ensu mayor parte, a la especie humana, y sobre todo a la aplicaciónde la biología al mejoramiento del individuo y de la nación, peroen sus páginas hay también mucho que interesa a quienes se inicianen el estudio de la botánica. Por de pronto, su primer capítulo,titulado /Trabando conocimiento con los árboles", es en cierto modoun resumen de botánica pura y aplicada, en el que se encuentrannociones de morfología vegetal, de taxonomía y de nomenclatura,así como interesantes párrafos relativos a las' primeras materias deorigen vegetal, a la influencia de los árboles en los fenómenosclimáticos y a la conservación de los bosques. Los títulos de otroscapítulos ("Las plantas trabajan para fabricar alimentos", "Las flo¬res silvestres en la naturaleza", "La hoja es la fábrica de comida")bastan para dar idea de la importancia que en el libro se concedea la fisiología vegetal y de la forma en que se exponen sus prin¬cipios. Cada capítulo va seguido de dos cuestionarios, uno de loscuales adopta el procedimiento, hoy tan en boga, de ofrecer concada cuestión varias respuestas entre las que hay que dar con laverdadera. Los autores han procurado no abusar de los términostécnicos, y al final dan un glosario muy completo de los inevitables.También hay en las últimas páginas una bibliografía general, quecomplementa las bibliografías parciales que acompañan a algunos

de los capítulos.

La ilustración de este libro, en su mayor parió fotográfica, puedeser calificada de excelente. Muchas de las fotografías muestran de¬talles de la morfología de' las plantas, a veces microscópicos, conasombrosa claridad, y otras ilustran muy bien el aspecto de dis¬tintas especies vegetales en la naturaleza, sus parásitos o sus di¬versas aplicaciones. Gran parte de ellas ha sido hecha especial¬mente para el libio, si bien hay un buen número de ilustracionestomadas de las valiosas películas 'educativas de la EncyclopediaBritannica Films, Inc. Los diagramas que hay en algunas páginasson también muy buenos, algunos de ellos superiores a la mayoríade los que suelen encontrarse en los más difundidos textos de botá¬nica, y en su mayoría son originales. — A. Cabrera.