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Columna taínos La Regata, versión wordTRANSCRIPT
Los taínos y la navegaciónCapitán Federico Freytes, arqueólogo Fundación Educativa Caribe Arqueológico
Anteriormente hemos mencionado cómo los habitantes prehistóricos
llegaron a nuestra isla en canoas manejadas a remo, atravesando el arco
antillano. Los llamados taínos, quienes fueron la última cultura en florecer en la
isla antes de la llegada de los invasores españoles, surgieron de una evolución
local de las culturas saladoides residentes en la isla, alimentadas además por
oleadas migratorias desde las Antillas Menores.
La cultura taína llegó a alcanzar un grado elevado de desarrollo, con una
organización social estratificada, un complejo sistema mítico religioso, y
construcciones monumentales tales como las plazas ceremoniales de piedra.
Entre los eventos destacados en la cultura taína, estaba la fabricación de las
canoas.
Las canoas eran objetos preciados e importantes, utilizados en contextos
tanto cotidianos como rituales. Poseían gran relevancia, lo mismo por su
capacidad de transportar, comunicar e intercambiar, que por estar revestidas de
significado religioso, de poder y de prestigio.
La construcción de las canoas estaba enmarcada en simbolismo y
elementos rituales, desde el árbol escogido para su creación, hasta el proceso
de su elaboración y lanzado al agua. Que sepamos, entre las especies de
árboles utilizadas para su construcción, destacan la maría, el tabonuco, el cedro
y la ceiba.
El proceso de construcción de las canoas era adquirido y transmitido
mediante la tradición oral. Estas eran preparadas afanosamente, utilizando
herramientas de lítica (piedra) y fuego. El cronista Gonzalo Fernández de
Oviedo (los cronistas fueron europeos que escribieron de primera mano lo que
vieron y escucharon sobre las culturas indígenas en América luego del
“descubrimiento”) nos describe parte del proceso de esta manera: “cada canoa
es de una sola pieza o solo un árbol, el qual los indios vacían con golpes de
hachas de piedras enhastadas, y con estas cortan o muelen a golpes el palo,
ahocándolo, y van quemando lo que esta golpeado y cortado, poco a poco, y
matando el fuego, tornando a cortar y golpear como primero; y continuando assi,
hacen una barca quasi de talle de artesa o dornajo; pero honda y luenga y
estrecha, tan grande y gruesa como lo sufre la longitud y latitud del árbol de que
la hacen; y por debaxo es llana y no le dexan quilla, como nuestras barcas y
navíos” (año 1535).
Hachas y herramientas liticas, algunas posiblemente utilizadas para trabajarmadera. Provienen de la excavación King’s Helmet, dirigida por el autor. Fotopor Lydia Peraza.
Los tamaños de las canoas variaban, desde pequeñas para uso de una o
dos personas, hasta algunas de 20 a 30 metros (65 a 97 pies), algunas
ricamente labradas y pintadas. Se ha estimado que las más grandes podían
transportar hasta 150 personas. Es posible que el tamaño promedio de la canoa
estuviese entre los 10 y 12 metros (32 a 40 pies), según ha sugerido el
investigador Sebastián Robiou Lamarche. Los remos por su parte, medían
aproximadamente unos 1.5 metros (5 pies) de largo.
Estas embarcaciones eran utilizadas tanto para la navegación en río
como en el mar. En el pasado, muchos de nuestros ríos contenían corrientes de
agua considerables, y eran excelente medio para el transporte acuático. En
canoas se transportaban todo tipo de bienes, y existe evidencia arqueológica de
posibles intercambios entre las islas. Como ejemplo de primera mano, en
excavaciones arqueológicas que hemos realizado en el Este de Puerto Rico
logramos identificar cuando menos una herramienta lítica cuya fuente original
posiblemente proviene de la isla de Antigua. Por otra parte, el cronista Fray
Bartolomé de Las Casas indica que entre el Oeste de Puerto Rico y el Este de la
Republica Dominicana había contactos marítimos diarios.
Vemos pues, que los taínos se tomaban muy en serio la preparación y
uso de sus embarcaciones, tal y como nosotros hacemos en nuestros días.
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