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Historia

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Tcito

BiografaSe sabe poco de la biografa de Cornelio Tcito: ni siquiera las fechas y lugares de nacimiento y muerte o su primer nombre (praenomen) (se le han atribuido sin suficientes pruebas los de Gayo y Publio). La mayora de las referencias sobre su vida provienen de la correspondencia que mantuvo con Plinio el Joven y de sus propias obras.

Cronologa y origenLa fecha de nacimiento se conjetura a partir de la informacin que da Plinio en Cartas, 7.20. Destaca all la amistad excepcional que los une y el paralelismo de sus actividades. A la vez informa de cmo l era un jovenzuelo cuando ya Tcito disfrutaba de renombre. De ah la deduccin de que son contemporneos, si bien Tcito debi haber sido algo mayor. A partir de la fecha de nacimiento de Plinio, en el ao 61 o 62, se puede estimar la fecha de nacimiento de Tcito en torno al ao 55. En cuanto a la fecha de muerte, se supone que si, como era su propsito, lleg en su vejez a historiar el imperio de Trajano tuvo que morir ya en tiempos de Adriano, de ah que la muerte se site en torno al ao 120.

A veces se ha pretendido que naci en Interamnum, en Umbra (hoy Terni). La base de esta hiptesis es que Marco Claudio Tcito, emperador efmero que gobern durante unos meses entre los aos 275 y 276, haba nacido all y pretenda ser descendiente del historiador. Otras hiptesis, basadas en la procedencia de algunos de sus ntimos lo hacen originario del norte de la provincia de Italia o incluso de la Galia Narbonense. Nada concluyente, en suma. Una ancdota que narra Plinio (Cartas, 9.23) hace pensar que sus orgenes no eran itlicos, sino provinciales.

Se cree que su familia era de origen ecuestre, pues se lo relaciona con un Cornelius Tacitus de esa clase social al que menciona Plinio el Viejo (7.76) como procurador en la Galia Blgica. Por su edad, este no podra ser el historiador, pero s su padre o su to.

Carrera polticaHacia el ao 77 inicia su carrera poltica, que habra de ser muy regular. l mismo (Historias 1.1) cuenta que la comenz con Vespasiano y fue favorecida sucesivamente por Tito y Domiciano.

En el ao 78 se cas con la hija de Agrcola, al que habra de dedicar tras su muerte una monografa. En el ao 88 (bajo Domiciano) fue pretor y quindecinviro responsable del culto. Ese ao particip en la celebracin de los juegos seculares (ludi Saeculares). El ao 93 muri Agrcola, mientras Tcito y su esposa estaban ausentes de la ciudad. Tcito (Agricola, 45) afirma que la ausencia dur cuatro aos. Esto ha dado pie a algunos a pensar que estaba desempeando algn cargo administrativo en provincias y se han hecho varias conjeturas carentes de solidez.

Fue consul suffectus en el ao 97 (bajo Nerva) para sustituir al cnsul Lucio Verginio Rufo, muerto durante su mandato, cuyo discurso fnebre se encarg de pronunciar. Ms tarde (112-113, bajo Trajano) fue procnsul en Asia.

Orador e historiadorSu dedicacin a la oratoria le gan muy pronto un alto renombre gracias a su elocuencia. Se haba formado en contacto con los mejores abogados de su tiempo. l mismo afirma (Dilogo sobre los oradores, 2) que en su juventud escuch con la pasin propia de la edad, tanto en pblico como en privado, a Marco Apro y Julio Segundo, las luminarias del foro en esos momentos. No han faltado quienes piensen en la posibilidad de que, de la misma forma que Plinio el Joven, hubiera podido ser alumno de Quintiliano. No hay datos que permitan asegurar eso, pero no cabe duda de que los rasgos del propio Dilogo... corresponden con el pensamiento y estilo del gran retor, cuya influencia unida a la de Cicern es indudable.

No se dedic a la historia hasta despus del ao 97, cuando la muerte de Domiciano le permiti expresarse sin temor. Su dedicacin a la historia en la madurez, despus de la culminacin de una importante carrera poltica, as como el hecho de que su ideologa poltica est en el fundamento de su obra, lo aproximan al perfil de algunos historiadores republicanos (como Csar, Salustio). Para el hombre noble de la repblica haba varias formas de servir al estado: la actividad poltica y la milicia fundamentalmente. Una vez desempeadas esas actividades, era beneficioso prestar servicios de otro tipo, como explicar los hechos y situaciones por los que haba pasado Roma. Era lo que afirmaba Salustio (Guerra de Catilina, 3): Es hermoso obrar bien con el estado, sin embargo no carece de sentido hablar bien de l adems. Es lcito llegar a destacar en la guerra y en la paz. La virtus, el conjunto de caractersticas que hacen bueno a un hombre, se basa en el valor durante la guerra. En la paz, escribir historia puede ser tambin manifestacin de esa misma virtus. Tcito, por su pensamiento y biografa, concuerda en gran medida con estos rasgos.

ObraNo se han conservado discursos de Tcito, por lo que es imposible conocer sus cualidades en el mbito de la retrica. Existen algunas referencias indirectas. A propsito del discurso fnebre en honor de Vergino Rufo que se ha citado ms arriba, Plinio el Joven (Cartas, 2.1.6) afirmaba que el hecho de que Tcito hubiera hecho muy elocuentemente su alabanza colmaba la fortuna del difunto. Por otra parte, en tiempos de Trajano se le encomend junto a Plinio el Joven la acusacin por concusin contra Mario Prisco, que haba sido procnsul de frica. En una sesin del Senado que presida Trajano, que desempeaba su tercer consulado, pronunci un discurso no solo elocuente sino adems solemne (Plinio, Cartas, 2.11.17).

Obras menoresDilogo sobre los oradoresEl Dialogus de oratoribus (Dilogo sobre los oradores), a pesar del pronunciamiento en contra de algunos estudiosos, se acepta generalmente como obra de Tcito. Es ciceroniano en su concepcin y estilo, que se adapta aqu al gnero y es muy diferente del que el autor emplea en las obras histricas. El asunto tratado en l es la decadencia de la oratoria, que ya se haba planteado tambin Quintiliano en un escrito perdido titulado De causis corruptae eloquentiae (Sobre las causas de la corrupcin de la oratoria).Al comienzo de la obra, en casa de Curiacio Materno, poeta, aparecen reunidos con l otros dos personajes: el orador Marco Apro, y Vipstano Mesala, experto en retrica. La accin se sita claramente (captulo 17) en el ao 75. Esta fecha es el trmino post quem para la datacin de la obra. Hay quienes tienden a considerar a partir de este dato que el Dilogo... es obra de juventud pocos aos posterior. Sin embargo, por sus relaciones estilsticas y de contenido con las Institutiones oratoriae de Quintiliano y con el Panegrico de Trajano, no faltan quienes opten por una datacin ms tarda en los primeros aos del siglo II.Materno discute con Apro sobre la primaca de la poesa sobre la oratoria. Luego la discusin se centra exclusivamente sobre la oratoria. Apro defiende la modernidad y asegura que los oradores de su tiempo no tienen que hacer concesiones al antiguo estilo de la oratoria republicana, pues los tiempos han cambiado. Mesala, en cambio, cree en el valor imperecedero de Cicern y sus contemporneos. Segn l, en el presente la oratoria est en decadencia a causa del abandono del estudio de los viejos oradores en la educacin de los jvenes.El dilogo acaba con una intervencin de Materno, el poeta, quien zanja la cuestin con un acertado criterio histrico: es la diferencia de rgimen poltico la que determina la decadencia de la oratoria. En la Repblica, una poca ms agitada, era precisa la elocuencia para hacer carrera poltica y conseguir apoyos en las actividades pblicas. Desde que Roma vive en una larga paz y estabilidad gracias al gobierno de los emperadores, no hacen falta buenos oradores. No se puede asegurar que este fuera el punto de vista del propio Tcito, pero, si as fuera, estara expresado a la vez con una buena dosis de irona y de prudencia para no irritar al emperador. Lo que se dice entre lneas es que sin un rgimen poltico libre la oratoria pierde su funcin.

Vida de Julio AgrcolaDe vita Iulii Agricolae (Sobre la vida de Julio Agrcola), conocida tambin con el ttulo abreviado de Agrcola, es su primera obra con contenido histrico. Tcito asocia en ella la biografa y la monografa histrica. La parte biogrfica en sentido estricto ocupa los primeros captulos solamente. Dos tercios de la obra estn dedicados a las campaas militares y el gobierno de Agrcola en Britania, probablemente lo ms importante de las realizaciones del protagonista. Dedica tambin alguna atencin a la etnografa y geografa del pas.La obra fue redactada tras la muerte de Agrcola a los 53 aos de edad. Por ello sigue en gran medida la tradicin del elogio fnebre (laudatio funebris) tradicional que pronunciaba un familiar en el entierro de los personajes destacados segn la tradicin romana. Pone su nfasis en las conductas y actuaciones personales de Agrcola que encajan en el marco de la vieja virtus aristocrtica.Tcito no se limita a tratar de la vida, cualidades y hazaas de su suegro. Siempre est presente su propio pensamiento, por lo que nos aporta un reflejo de s mismo. Tambin dedica su atencin a lo que supuso el terrible periodo de gobierno de Domiciano, cuyas ignominias destaca. El final de la obra (cap. 43), en el que Tcito, aunque no lo suscriba, se hace eco del rumor segn el cual la causa de la muerte de Agrcola haba sido un envenenamiento que poda ser atribuido a Domiciano, sirve para completar la imagen perversa del emperador.

Origen y territorio de los germanosDe origine et situ Germanorum (Sobre el origen y territorio de los germanos), conocido tambin como Germania, describe a los germanos y su pas. La monografa tuvo que escribirse muy poco despus del primer ao del reinado de Trajano (98), que fue tambin el de su segundo consulado, pues Tcito utiliza esta fecha como referencia para calcular cunto tiempo haba transcurrido desde los primeros ataques de los cimbrios.La obra es en general muy objetiva. De sus fuentes literarias Tcito solo menciona a Csar, pero hay que aadir a Plinio el Viejo y a otros historiadores y gegrafos. Adems de la informacin literaria, Tcito, de quien no consta que tuviera conocimiento directo de los pueblos que habitaban Germania, debi de recopilar las narraciones orales de soldados, mercaderes y viajeros que regresaban del otro lado del Rin. Una primera parte del librito se dedica al estudio global de los germanos: geografa fsica, instituciones, vida privada y cotidiana, aspectos militares, etc. Luego, de forma ms detallada, se describen las peculiaridades de cada etnia por separado. Pero no todo es objetividad en la obra.Tcito no renuncia a reflejar su visin personal de los germanos y sus relaciones con Roma. Su intencin es mostrar cmo entre aquellos se seguan cultivando virtudes que en otro tiempo imperaron en Roma. Crea reconocer en ellos los viejos valores de austeridad, dignidad y valor militar que en otro tiempo poseyeron los romanos, pero que haban venido a menos en tiempos posteriores. Tcito ve con simpata ciertas caractersticas de estos pueblos: su primitivismo, proximidad a la naturaleza, pureza y rusticidad. La comparacin con la Roma del momento est siempre presente de forma explcita o implcita. Y la vieja Roma no sale bien parada por su espritu decadente. Sin embargo, no hay que pensar que el autor profesa una admiracin acrtica por los germanos: es consciente de sus defectos principales, como eran la aficin a la bebida y el juego, la tendencia a la inactividad en tiempos de paz y la tremenda indisciplina militar.Adems vea cmo los germanos constituan un peligro real para Roma, cuyo deterioro moral la incapacitaba para una defensa eficaz. Sus virtudes guerreras los hacan superiores a los ejrcitos romanos, preocupados en muchas ocasiones por intereses que nada tenan que ver con la defensa del imperio. As, en el captulo 37, donde se ocupa de los cimbrios, revisa todos los contratiempos que Roma haba sufrido por su causa desde los primeros ataques del ao 113 a. C. No duda en expresar su admiracin por ellos cuando los califica de pueblo pequeo, pero enorme por su gloria: el pueblo varias veces derrotado, pero nunca sometido.

Obras mayoresLas HistoriasHistoriae (Las Historias) narran el periodo que va desde la subida de Galba al poder (68) hasta la muerte de Domiciano (96). El trmino historiae designa la obra historiogrfica que relata acontecimientos de una poca ms o menos dilatada que acaba en los tiempos en que vive el propio autor. Desde los reinados justos y florecientes de Nerva y Trajano, tiempos en que se permite pensar lo que quieras y decir lo que pienses (Anales, 1.1), se anima Tcito a pasar revista a una poca ominosa llena de infamia. Sabemos que Tcito trabajaba en ellas durante la primera dcada del siglo II.Probablemente constaban de 14 libros. Se han conservado los cuatro primeros y aproximadamente la mitad del quinto. Tienen su origen en la muerte de Nern en el ao 68, durante el cual el imperio pasa por las manos de tres emperadores, Galba, Otn y Vitelio, hasta que la victoria militar de Vespasiano estabiliza la situacin con la inauguracin de la dinasta Flavia. Lo conservado finaliza con las campaas de Tito contra Jerusaln.Estos libros primeros parecen contener la base de pensamiento de toda la obra. Fija su atencin en el intento de renovacin de la libertad tras la muerte de Nern, pero no se deja arrastrar por el optimismo al juzgar la actitud de las legiones. No cabe pensar que tomaran partido por convertir a sus generales en emperadores por limpio y desinteresado amor a la libertad, sino por afanes ms materiales y bastardos. Presenta la influencia poltica de la corte de Nern en los hechos que siguieron a su muerte y el empeo de ciertos personajes para no perder situaciones privilegiadas. Destaca la ceguera y crueldad de la lucha civil en este ao, hasta el punto de que se viol la santidad del Capitolio que acab destruido a manos de ciudadanos.Vespasiano puso orden en ese fatdico ao de los cuatro emperadores. Tcito revela cmo, tras la propaganda flavia, que justificaba su asalto al poder bajo el ttulo de amor a la patria, se oculta en realidad una enorme ansia de poder. El autor es muy consciente de que el centro de gravedad del poder romano se ha desplazado ya fuera de la urbe y que poda hacerse un prncipe en cualquier lugar distinto de Roma (Historias, 1.4.2). Todo ello gracias a que las legiones eran ms propicias a servir a sus jefes, si ellos les dan posibilidad de obtener beneficios, que a asumir desinteresadamente las tarea de la defensa del estado. Por otra parte, en las provincias despierta un sentimiento el poder y ciertas ansias de libertad. Tcito trata de desenmascarar a las personalidades conductoras de la poltica y sus mviles para encontrar las causas reales de los acontecimientos.Los AnalesLos Anales tienen como ttulo completo Annalium ab excessu divi Augusti libri (Libros de anales desde la muerte del divino Augusto). San Jernimo escribe de Tcito que refiri la vida de los csares en treinta libros desde Augusto a Domiciano. De ello se desprende que las dos obras fundamentales, Annales e Historiae, formaron una secuencia sin solucin de continuidad. Si las Historiae cubran desde Galba a Domiciano, los 16 libros de los Annales recogen la historia inmediatamente anterior, desde la muerte de Augusto a la de Nern. Pero no ha de olvidarse que se trata de dos obras distintas en su planificacin y desarrollo. En Annales 16 libros cubren 54 aos, mientras que los 14 de Historiae haban servido para historiar solo 27. Es evidente, pues, que la narracin es mucho ms detallada en las Historiae, quiz por la mayor proximidad de los hechos que en ellas se tratan. Es significativo que en ellas los cuatro primeros libros se dediquen a un solo ao, el 86, aunque es muy cierto que la densidad de acontecimientos vivida en l exiga el uso de una escala mucho mayor que la que se precisara en otros momentos.Como siempre, los poqusimos datos de que disponemos son muy imprecisos. Hay un pasaje en la propia obra que da una pista. En 2.61 se hace mencin de ...el imperio romano, que ahora se extiende hasta el Mar Rojo, donde con este nombre hay que entender que se refiere al Golfo Prsico. De este dato podra inferirse que los Anales se comenzaron a escribir inmediatamente despus de la conquista de Mesopotamia el ao 114. La obra se acabara ya en tiempos de Adriano en fecha prxima a la muerte del escritor.De los Anales se conservan los cuatro primeros libros, el principio del quinto, el sexto, con excepcin de su comienzo, y luego los libros XI a XVI con lagunas a principio y fin. Los seis primeros estn dedicados al reinado de Tiberio. En la segunda parte conservada se incluyen los reinados de Claudio desde el ao 47 y de Nern hasta el 66.Como gnero historiogrfico, los Anales se caracterizaban por referirse a hechos alejados del tiempo vivido por su autor. Los hechos se disponan anualmente, de ah su nombre. Aunque los Anales de Tcito se organicen de esta manera, trascienden el gnero analstico, pues se plantean miras muchos ms amplias, relacionadas con las causas y efectos de los acontecimientos y la influencia en ellos de los rasgos de carcter y las pasiones de sus protagonistas. En este sentido, tienen mucho de biografa, ya que el retrato psicolgico ocupa un espacio importante en la obra. La primera parte contiene un soberbio y tendencioso retrato de Tiberio. En la parte final los personajes de Nern y Agripina compiten por el poder y crean una situacin en la que ya no caben hombres como Lucio Anneo Sneca, quien con sus doctrinas estoicas tanto haba contribuido a atemperar las conductas del emperador.

Mtodo y filosofa de la historiaTcito es riguroso en el empleo de la documentacin. Recoge la informacin que le proporcionan los historiadores anteriores (Aufidio Baso, Cluvio Rufo, Plinio el Viejo, Fabio Rstico y otros), memorias de personajes (las de Agripina, por ejemplo) y testimonios orales; recurri tambin a los Acta diuturna populi Romani (Crnicas del pueblo romano), que constituan una especie de diario oficial de Roma, y a los archivos del senado. Aunque trate de usar sus fuentes con imparcialidad, su fuerte personalidad acaba imponindose, con lo que triunfa la subjetividad. Los componentes filosficos (sobre todo estoicos) e ideolgicos acaban siempre por teir cuanto narra.

Casi toda su obra est dominada por el empeo de destacar las infamias cometidas por la mayora de los emperadores desde la muerte de Augusto a la de Domiciano. Este recurso le sirve para resaltar ms los mritos de Nerva y Trajano. Tcito no es un buen conocedor de la milicia, de la administracin ni de la economa. En su carrera poltica, de hecho no le fueron nunca encomendadas actividades blicas. Por ello su estudio es desigual: se interesa sobre todo por los aspectos psicolgicos y dramticos. Se ocupa de la corte imperial, que ofrece una rica materia para el anlisis moral.

Su filosofa poltica presenta vacilaciones. No se decide a escoger entre la antigua nocin romana del estado senatorial oligrquico, dirigido por los mejores y la idea helenstica de un estado regido por un monarca. Con todo, sus tendencias estoicas parecen llevarlo a desconfiar de la solidez moral de un modelo poltico basado en las decisiones (y, por tanto, la arbitrariedad) de un solo hombre. En numerosas ocasiones parece aorar la vieja repblica y su concepto de libertad, aunque sus pronunciamientos en este sentido estn camuflados lo necesario para no resultar molestos al rgimen imperial.

EstiloEs caracterstico de Tcito el extremo cuidado del estilo. Su lenguaje es acerado, de construccin breve, muy sinttico, dado a la braquiloga. Huye de los periodos cuidadosamente organizados y busca la asimetra. Todo ello hace muy densa su expresin, de un barroquismo conceptista en el que la agudeza de la idea prima sobre cualquier tendencia ornamental. No duda en emplear neologismos. Su principal modelo estilstico es Salustio, aunque, en contra de lo que haca aqul, esquiva cualquier rasgo de arcasmo: muy al contrario, su intencin artstica se canaliza en una consciente busca de la modernidad. Los rasgos del lenguaje de Tcito mencionados lo llevan en ocasiones a un tipo de narracin de pincelada grande y suelta, donde se estimula la imaginacin del lector para que supla lo no explicitado.

Tcito considera que los depositarios del poder son los protagonistas de la historia. En consecuencia da gran importancia al retrato, en el que destaca los componentes psicolgicos y morales. Es poderossimo, por ejemplo, el retrato de Tiberio contenido en la primera parte de los Anales. Tcito ha sido capaz de imponer, a veces por encima de los propios hechos, su visin del personaje.

Siempre trata de crear un clima dramtico, para lo que usa las acciones humanas individuales y los hechos producto del azar. Aunque trate de documentarse y en general respete los hechos, su inters siempre tiende a la creacin de imgenes poderosas, en las que impone sus propias convicciones. No duda para lograr el efecto deseado en reproducir rumores que l mismo asegura que no tiene comprobados. Aunque establezca una duda sobre ciertos datos, el simple hecho de mencionarlos est influyendo en el lector, cuya posicin se ahorma segn las intenciones del autor. La imagen, pues, se instala por encima de los argumentos racionales y permanece. Por ejemplo, la que transmiti del incendio de Roma, la conducta de Nern y la ulterior persecucin de cristianos (Anales, 15.44) ha creado la iconografa ms arraigada para estos hechos: la que se ha instalado en la literatura y en el cine. Tcito no se entretiene en probar la perversidad de Nern: bastan unas pocas pinceladas tremendistas, solamente media pgina, para cubrirlo de oprobio.

Vase tambinSuetonio

BibliografaFuentes antiguasCORNELII TACITI, Opera minora, eds. M. Winterbottom y R. M. Ogilvie, Oxford, Clarendon Press, 1975, ISBN 0-19-814658-2.CORNELII TACITI, Historiae, ed. E. Koestermann, Leipzig, Teubner, 1969 (Madrid, Coloquio, 1988), ISBN 84-86093-67-8.CORNELII TACITI, Annalium ab excessu divi Augusti libri, ed. C. D. Fisher, Oxford, Clarendon Press, 1976, ISBN 0-19-814633-7.C. PLINI CAECILI SECUNDI, Epistularum libri decem, ed. R. A. B. Mynors, Oxford, Clarendon Press, 1963.Ediciones de la obra de TcitoCAYO CORNELIO TCITO, Historias. Obra completa. Editorial Gredos: Madrid.Historias I, 2012. ISBN 978-84-249-3647-1Historias II, 2013. ISBN 978-84-249-3682-2CAYO CORNELIO TCITO, Anales. Obra completa. Editorial Gredos: Madrid.Libros I-VI, 1991. ISBN 84-249-3523-3.Libros XI-XVI, 1986. ISBN 84-249-3544-6.CAYO CORNELIO TCITO, Agrcola. Germania. Dilogo sobre los oradores, Editorial Gredos: Madrid, 1988. ISBN 84-249-0067-7.Bibliografa sumariaJ. BAYET, Literatura latina, Esplugues de Llobregat, Ariel, 1972.E. BICKEL, Historia de la literatura romana, Madrid, Gredos, 1982, ISBN 84-249-0853-8.L. BIELER, Historia de la literatura romana, Madrid, Gredos, 1972.K. BCHNER, Historia de la literatura latina, Barcelona, Labor, 1968.M. P. CHARLESWORTH y G. B. TOWNEND, Tacitus, Cornelius en N. G, L. Hammond y H. H. Scullard eds. The Oxford Classical Dictionary, Oxford, Clarendon Press, 1978, ISBN 0-19-869117-3.F. R. D. GOODYEAR, Historia y biografa en E. J. Kenney y W. Clausen, eds. Historia de la literatura clsica (Cambridge University), II. Literatura latina, pp. 698 ss., Madrid, Gredos, 1989, ISBN 84-249-1402-3.G. LONG, Tacitus, C. Cornelius en W. Smith, editor, A Dictionary of Greek and Roman biography and mithology vol. III, Boston, Little, Brown and co., 1867. Una versin digital de esta obra (Universidad de Michigan).I. MORENO, Historia y biografa en C. Codoer, editora, Gneros literarios latinos, Salamanca, Universidad, 1987, ISBN 84-7481-458-8.A. ROSTAGNI, Storia della letteratura latina, vol. III, Turn, Unione Tipografico-Editrice, 1964.