Susel de Lourdes Moya Herrera

NOTA DEL TUTOR: El trabajo de Cristología presentado por Susel Moya Herrera de manera bellamente

poética, refleja lo esencial de la asimilación de los libros leídos: � Galilea – Año 30 de Carlos Bravo sj. � Jesús antes del Cristianismo de Alber Nolan O.P. � y Cristología para empezar de José Ramón Bustos

Resalta de manera especial la dimensión humana de Jesús de Nazaret, aludiendo también, a su filiación divina pero subrayando la insuficiencia del vocabulario humano para expresar de manera plena el misterio que encierra y nos desborda. Como expresa en la introducción, más que una exposición sistemática de Cristología,

nos entrega su experiencia oracional de encuentro con la persona de Cristo que la admira, la acompaña, le enseña y a la vez le reta. Extraño alguna referencia explícita al Espíritu Santo, a María y a la dimensión más

social del mensaje liberador y de la experiencia del que se ha encontrado con Jesús y lo ha acogido como su Salvador y el Salvador.

P. Oscar Herrera López sj.

Introducción:

La fe cristiana no es una fe solamente de conocimientos. Los márgenes estrechos del conocimiento humano no pueden abarcar, integrar, penetrar toda la maravilla de la plenitud del Espíritu del Señor. Él se desborda de una manera única en la experiencia humana.

La fe cristiana más bien es una fe de experiencia. ¿Cuál experiencia?: La de encontrarse y dejarse seducir por la persona viva de Jesucristo.

Enunciar quién es Jesucristo en un tratado teológico, o con formatos o intenciones parecidas está muy lejos de mis manos y mi corazón. Por ello pretendo solamente compartir mis experiencias sin centrarme en los contenidos teológicos sino en la vivencia que los mismos suscitaron en mí.

Les presento, mis hermanos, un grupo de “salmos” que son la expresión de mi oración en la medida que me fui asomando al mundo de la cristología.

Mi mayor deseo es que les sirvan en la oración de ustedes y que puedan ser un instrumento fecundo en las manos de las personas que quieran meterse poco a poco en el estudio cristológico.

Dentro de cada salmo hay mucho de lo que he descubierto acerca de la persona de Jesús de Nazaret y del Padre.

Espero que estos, mis cantos, puedan servirles de ayuda en su propia y original alabanza al Señor de la historia.

Susel de Lourdes Moya Herrera

Para comenzar…

Abriéndome a mí

Aquí está mi oración, que no es más que lo que me intentas decir. No estoy yo hablándote, sino que eres Tú quien me habla en mi palabra. Me estás diciendo lo que hay dentro de mí para que me encuentre conmigo, para que me confronte, para que realmente descubra lo que va pasando en mi interior con respecto a Ti, con respecto a mí, con respecto a mi hermano… Esta es mi oración. Que yo la reciba como lo que es: La puerta que me abres para que yo misma pase y así, dejarte pasar a Ti.

Delante de Ti Cuando estoy delante de Ti, ¿cómo articular palabras “perfectas” y… distantes? Cuando estoy delante de Ti sólo puedo estar, sólo puedo ser, sólo puedo sentir. Delante de Ti la palabra se descubre diminuta, el silencio se hace elocuente y la vida salta de gozo en mis entrañas. Delante de Ti mi intelecto disfruta no saber nada y saberlo todo. ¿Cómo logra tu Espíritu semejante milagro paradójico? ¡Es tan grande, bello, cercano! No permitas nunca, Señor, que de tanto estudiarte pierda la disposición humilde y sincera de encontrarte.

“¿Quién dicen ustedes que soy yo?” Hay palabras tan precisas que intentan definirte que me cuesta trabajo descubrir su sutileza. Esas palabras que a pesar de todo y de tantos años tratando de ensartarse no logran abarcar tu misterio ni son suficientes cuando me sé en tu presencia. Cuando soy consciente que estoy en Ti las palabras son un fondo tenue que me ayuda a resaltar quién eres. En ese momento no hay definiciones. En ese momento somos Tú y yo: Dios y yo, Yo y yo… Y aún no logro comprender todo ese misterio.

Conociéndote…

“Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba” ¡Qué misterio tan grande hay en tu divinidad y tu humanidad! ¿Quién es Dios?: al contemplarte, conocerte, experimentarte, hallo la respuesta. ¿Cómo ser verdadero hombre, Verdadera mujer?: Ahí mismo también está la respuesta. ¡Qué cercanía tan grande entre Dios y la humanidad! Quiero saber, quiero ser. Ser como Tú para ser pleno yo.

El misterio

¡Qué misterio tan grande y estremecedor!: Eres hombre y eres Dios. Eres el hombre perfecto ... precisamente por ser Dios. Entonces, ¿la realización del ser humano es “ser” Dios? (Esta pregunta me asusta: Yo no puedo “ser” Dios, pero mi fin pleno tiene una relación estrecha, imposible de dividir o delimitar en Dios… - Pero no sé cómo enunciarla) ¡Qué misterio tan hermoso e inabarcable! Mientras más humano, más divino porque más me acerco a tu imagen. Yo soy creada a tu imagen. Entonces, en mi plenitud (Ser humano pleno) estás Tú. Por eso te manifestaste tan maravillosamente: Plenamente humano, realizando el proyecto de la creación salvada. Plenamente divino: Eres el Dios eterno. Y en la máxima expresión de la humanidad está la imagen de Dios. Me siento que divago me siento que no llego… Dios mío, Señor mío, dame la gracia de gustarlo, no permitas que me pierda en enunciarlo.

Santo

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo, Señor humilde de la historia, Cercanía Divina que ha caminado y camina con su pueblo. Señor que padece por el pecado que mata a su hijo, a su hermano, a su templo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. ¡Hosanna en el cielo! Estamos bendecidos y salvados ya en la tierra. Bendito el que viene en nombre del Señor: Gracias por haber venido, gracias por quedarte, gracias por mostrarnos la divinidad de nuestra humanidad, al manifestar la humanidad de tu divinidad. ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en la tierra! Cante de júbilo historia del hombre porque se ha manifestado nuestra grandeza en nuestra pequeñez, porque la vida tiene sentido en ella y más allá de ella; porque el bien vence al final y durante el camino; porque la palabra se ha hecho carne, Dios ha puesto su morada entre nosotros y hemos visto su gloria en un hombre, en un gran pueblo de pueblos, en la historia.

Enmanuel

Enmanuel: Maravillosa realidad en una palabra; misterio profundo expresado tan sencillo; amor inmenso, inabarcable, sólo sospechable. ¡Cuánta maravilla! ¡Cuánta locura de amor! ¡Cuánta riqueza de fe! ¡Cuánto misterio desbordado sin comprender! Enmanuel: Dios ha visitado a su pueblo. Enmanuel: La Palabra puso su morada y habitó entre nosotros. Enmanuel: Tanto amó Dios al mundo. Enmanuel…

Reaccionando…

Rabia del hermano mayor

Hoy vengo con el paso lento, la mirada gacha y el corazón en mis manos, a reconocer delante de Ti y delante de mí que tengo rabia de hermano mayor. Dentro de mí luchan el mal que no quiero, pero hago y el bien que quiero, pero omito. Me resisto a reconocerte Amor incondicional; misericordioso y cercano con el que te desprecia, con el que se aleja y después quiere regresar “como si nada”. ¡Ay, Señor, cómo me resisto a acogerte como eres! … y te quiero encerrar en mis prejuiciadas concepciones. Lávame, Señor, los pies y el corazón para que sea feliz experimentando tu misericordia hacia mí y hacia cada hombre y mujer. Lávame el corazón para ser feliz imitándote todos los días de mi vida. Amén.

Todavía

Todavía la muerte me paraliza, me limita, me chantajea, me esclaviza. Todavía no me dejo salvar por Ti. Quiero, Señor, ser libre. Libre: porque así me creaste; porque así me quieres y me quiero; porque si no no vale la pena vivir; porque si no no se vive realmente. Aunque mi mente lo razona, lo elabora, lo comprende, todavía esa Buena Nueva de tu Salvación no ha llegado a lo profundo de mi corazón. Me cuesta desamarrarme de la honra, del reconocimiento social, de la posición ante los otros, del sufrimiento y el dolor. Del salario tan mísero… … pero sudado e ¿imprescindible? Señor, ayúdame a amar mi vida en su justa medida; aferrarme a ELLA, no a esta. Señor, creo, pero aumenta mi fe.

“Dame de esa agua, Señor” ¡Cómo me quedo en las ramas! ¡Cómo me predispongo! Voy sabiendo más y más me fijo en la corrección de la experiencia que me cuenta mi hermano que te está conociendo. Voy llenando mis pensamientos y, entonces, cuestiono mis relaciones haciendo de árbitro. Dame tu gracia para conocerte experimentarte y corresponderte. Corresponderte amando como nos has amado Tú primero. ¡Quiero, Señor, de tu agua viva! Agua pura que riega sin presionar la cosecha. agua que corre sin cuestionar el terreno, sólo se da. Dame la gracia para dar. Dar de mí como Tú te nos das. Que yo sepa, cada vez más, cómo te das para libremente entregarme a Ti en los demás.

Llegar al punto

No acabo de dar con tu misterio. Cuando pienso que encontré la frase, cuando me parece que entendí el mensaje, cuando experimento una dicha sublime… …vuelvo a encontrar otra frase, reinterpreto el mensaje, aparece otra experiencia más profunda. ¡Esto es maravilloso! Cuando me invade el escrúpulo de la equivocación, cuando la vanagloria se siente herida porque no rendí lo que creía que debía, aparece tu corazón amigo, tu caricia tierna que me ayuda a sentirme feliz de equivocarme, de que me falte por llegar. Es una experiencia extraordinaria buscar, experimentar tu misterio. Sin poderlo abarcar me llenas, me vas satisfaciendo ayudándome a intuir tu gloria, ayudándome a abrazar mi límite, ayudándome a gozar la mezcla de ambos.

Encontrándonos…

El péndulo

¡Qué difícil es, Señor, encontrarte en todo y en todos! ¡Qué difícil despojarme de tantas concepciones erradas que me hacen verte como no eres! ¿Cómo me escapo de la división pagano- Divino? ¿Cómo le hago para descubrir y cantar desde la certeza más profunda que “el cielo y la tierra están llenos de tus obras”? Soy como un péndulo que viaja de extremo a extremo… y por tu amor no me quedo en uno de ellos. Ora soy toda contemplación en la oración íntima que poco a poco se enferma porque me cierro en mí. Ora soy toda actividad tan centrada en sí que olvida su razón de ser. En el camino que recorro de un lado al otro voy intuyendo la maravilla de la unidad feliz que me propones, donde todo es oración, todo es acción, todo es gracia, todo es encuentro. Señor mío, Tú que conoces mis profundidades. Te ofrezco mi ser, para que, poco a poco, obres en mí el gran milagro de encontrarte en todo y en todos.

Unificación

¡Qué dicha ver que todo se va integrando! Puedo ver como, poco a poco, las piezas de mi rompecabezas van tomando su lugar. Antes se aislaban fragmentos, ahora, los fragmentos se relacionan. ¡Qué dicha ver como, poco a poco, todo tiene tu telón de fondo!: El trabajo, el estudio, las relaciones, la acción, el descanso, el gozo, la pareja, la familia, la ilusión. No sé cómo se teje este misterio. Sólo me arrodillo, agradecida, ante la presencia viva, actuante, pródiga de tu Espíritu de Amor.

Mi vida está salvada

Me salvas hoy, Señor, y me salvas para hoy … y para la eternidad. Hoy puedo ser feliz porque Tú me salvas. ¿Cómo liberarme del engaño de la mentira que es la muerte, el dolor, la cárcel, la represión, el desprecio, la marca, el chantaje, la pobreza? Que profundamente te conozca, mi Señor, para que tu verdad me llene y, además de saberlo, pueda vivir… salvada.

Soy feliz

Soy feliz, Señor, con mi pobreza, con mi limitación, con mi ceguera. Soy feliz, Señor, con mi vida, con mi historia, con mi pasado, mi presente y mi futuro velado. Soy feliz, Señor, en este mundo bello, roto; en esta tierra fecunda y mutilada; en este universo imperfecto, desconocido y maravilloso. Soy feliz porque en todo estás Tú. En mi nada y podredumbre se manifiestan tus promesas, se abre paso tu luz, me das la oportunidad de descubrirme sedienta de Ti. Tengo la dicha de proclamar las maravillas que obras en mí y las grandezas de tus senderos incalculables e inimaginables. En los jardines florecidos de mi vida me regalas descansar en Ti, donarme a mis hermanos, integrar alegría, paz, esperanza.

En este mundo, en esta tierra, en este universo, me abres tu abrazo infinito que me hace crecer, que me hace vivir, que me hace feliz. Señor de mi alegría, que pueda acompañar a mi hermano en el camino de encontrarte y encontrarse consigo mismo; que nunca olvide mi barro para poder ser cuidadosa con el barro de mi hermano. Dame tu amor, dame tu gracia, para ser tus ojos, tus pies, tus manos… Amén