Sur de Argentina, 1886.

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En torno a 1880 se descubrió oro en

la Patagonia…

…Evidentemente, empezaron a correr leyendas. Decían que

bastaba con agacharse para recoger oro, ese tipo de cosas.

La escoria de la humanidad, claro. Los

mismos que están siempre, en todas partes, en este

tipo de lugares…

Cientos de aventureros del mundo entero llegaron a las orillas heladas y desérticas

de las tierras del sur…

…Hombres avariciosos, sin inteligencia, sin imaginación, sin escrúpulos, dispuestos a robar y a matar por un sí o por un no.

Hombres mezquinos y crueles que solo comprenden la fuerza, que solo respetan el dinero…

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Aunque Julio Popper no era como ellos.

Julio Popper era un hombre fuera de lo común en todos

los sentidos.

Estos hombres, y muchos más, no tardarían en darse cuenta…

Pronto se ganaría admiradores y

amistades sólidas…

…Así como mucho odio e inquina.

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Y buscaba una tierra donde vivir y asentarse,

tras años errando.

Julio Popper, por su parte, se quedará aquí y construirá algo grande, a su altura…

…Para irse a otra parte, da igual dónde, llevados por los acontecimientos y las vanas esperanzas.

Ellos se irían de aquí como llegaron: pobres

y sucios, sin haber aprendido nada.

Julio Popper era justo lo contrario.

Eran hombres sin pasado ni futuro.

Veía cosa que los demás buscadores de oro no veían.

Julio Popper fue un gran estudiante de joven. Estudió en Rumanía, Austria y Francia, en la escuela de puentes y caminos.

Yo, Lucio López, estaba orgulloso de conocer a un hombre así, de ser su amigo, de llamarlo por su nombre y participar en su aventura.

A su lado estábamos varios miembros de la alta sociedad de Buenos Aires: el doctor Joaquín Cullen, don Bernardo de Irigoyen, Alfonso Ayerza, Manuel Láinez y José Manuel

Eizaguirre.

Un ron, por favor. ¿Tenés

con qué pagar?

Sí.

No lo tomés a mal, che, pero me pasa como con

Dios…

…Tengo que verlo para creerlo.

Tome.

¿Qué te trae por aquí,

extranjero?

El oro.

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Adiós, caballeros.

Estoy buscando a

hombres que trabajen conmigo, aunque no creo

que los encuentre por aquí.

No creo en la suerte, abuelo…

Hubo oro al principio, che… Pero no tanto…

¡Ja, ja, ja! ¡Creo que llegás

algo tarde!

Sí, hace mucho que nos rompemos los cuernos por

poca cosa… …Alguna pepita de cuando en cuando, poco más. Ya se fue

mucha gente. Pronto no quedarán muchos

por aquí…

¿Y qué te hace creer que

vas a tener más suerte, extranjero?

Creo en la ciencia.

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…y quince particulares

armados en previ-sión de ataques de

indios hostiles.

…debiendo formar parte de ella el

ingeniero en minas Julio Carlsson…

He organizado una expedición para

explorar bajo el punto de vista

científico la Tierra del Fuego…

«22 de agosto de 1886. Julio Popper, ingeniero civil, domiciliado en la calle Lavalle

162, se presenta a V. E., exponiendo

que:

Escuche esto, don Lucio, y

dígame qué le parece.

Buenos Aires, pocas semanas

después.

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Ahora, vayamos con

nuestros amigos.

Siguen las fórmulas de

cortesía habituales.

¿Qué me dice, don Lucio?

Su dominio del español es

excelente, Julio, lo felicito… …Me encargaré

de entregarle esta carta en mano al

presidente.

Yo no lo hubiera hecho mejor.

Esta circunstancia me decide a pedir a V. E. autorización para realizar la referida expedición».

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¿Qué quiere decir, Julio?

¿Está preparado, don Julio? Contamos

con usted.

Don Lucio, ¿dónde estaba?

…¿No cree?

…Es una pena que en esta vida

siempre haya que mendigar favores ante personajes

como el presidente Roca…

Ilustre, ilustre, se dice pronto…

Vamos, no hagamos esperar a

nuestro ilustre presidente.

Sí, estoy listo, don Joaquín, no se preocupe.

Vayamos a apretar con

entusiasmo esas manos llenas de

sangre y no perdamos de vista nuestro

gran objetivo.

¿Está al corriente

de lo que ha hecho en el

sur, no?

Aunque más tarde, don

Joaquín, más tarde.

Es lo que iba a decirle,

Julio.

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…Quien espero que me suceda tras las

próximas elecciones como presidente de

Argentina.

Les presento a

Miguel Juárez Celman, mi cuñado…

Es un gran honor para mí, señor

presidente.

Señor López, dicen que usted y sus socios tienen grandes planes. Estamos deseando

saber los detalles.

Encantado de conocerlo, señor

Popper, me hablaron mucho de usted.

Un placer.

…Y a usted también, doctor Cullen.

Hola, don Lucio, un placer volver a verlo…

Ya conoce a José Manuel Eizaguirre, Alfonso Ayerza, doctor Cullen, Bernardo Irigoyen

y Manuel Láinez.

Señor presidente. Permítame

presentarle a Julio Popper, del

que ya hemos hablado.

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Gracias por su tiempo.

Gracias, don

Lucio.

Estuvo perfecto,

Julio.

Ahora, Joaquín y yo terminaremos el trabajo.

Nos vemos esta noche en mi casa, como previsto.

…Poner nuestros conocimientos científicos al

servicio de varios objetivos…

En efecto, mis señores, el ingeniero

Julio Carlsson y yo, con el apoyo y la financiación de nuestros amigos aquí presentes, deseamos…

…Estos son, en pocas palabras, los medios y los objetivos

de nuestra empresa.

…El oro, claro, pero

no solo eso.

Queremos explorar y cartografiar toda la región y

asegurar definitivamente el dominio argentino en esos inmensos

territorios. Si obtenemos su acuerdo, evidentemente.