suplementoliterario-09-02-2012

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    CUENTO

    Bilik,por MaumyGonzlez

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    SUPLEMENTO LITERARIO TLAM I REPORTE NACIONAL AO 1 I NMERO 10 I JUEVES 9 DE FEBRERO DE 2012

    No

    creamosen Dios

    Guillermo Saccomanno,en su primera nota paraSLT, nos presenta a la poetaitaliana Alda Merini, nosdescribe sus hallazgospoticos y la sucesin detrastornos dramticos de lavida de esta singular mujer.

    porqueramos felices

    ENTREVISTA A ALEJANDRA ZINA

    Escrib la historiaque yo mesentara a leer

    Pgina 3

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    2 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 9 DE FEBRERO DE 2012

    Su esperma bebido pormis labios/ era la comu-nin de la tierra./ Ten-amos con nosotros los

    vveres/ pero muchosaos todava/ y besos y esperanzas/

    y no creamos en Dios/ porqueramos felices. La autora de estos

    versos se llama Alda GiussepinaAngela Merini y naci en la ViaPappiano 57 de Milan en una fa-milia humilde. Su padre era em-pleado de Asicurazioni Generali,la misma compaa de seguros enla que trabaj el to de Kafka y aquien su sobrino Franz, para libe-rarse del yugo paterno, le haba su-plicado un puesto en la sucursalmontevideana de la empresa. Lahistoria de Merini es una sucesinde trastornos dramticos y hallaz-gos poticos. La nena que llegaraa ser una de las ms notables poe-tas italianas contemporneas fue

    reprobada en examen de italiano.Y esta ancdota, imagino, quieredecir algo: la negacin de un con-formismo de la lengua.

    Sus primeros poemas ganan lasimpata de Eugenio Montale ySalvatore Quasimodo, quienes laapadrinan. Pero la suya no es la

    existencia de una poeta profesio-nal, de carrera, de perseguircocardas.

    Sus poemas se alternan conamores tumultuosos y puede ti-tular uno de sus librosHotel porhoras. Merini escribe: A quienme pregunta/ cuntos amores hetenido/ le respondo que mire/ enlos bosques para ver/ en cuntastrampas ha quedado/ mi pelo.Entre poemas, Merini tiene dosmatrimonios, cuatro hijas y unacantidad de internaciones condiagnsticos de demencia. Suelepensarse que la enfermedad es unrasgo tpico de los creadores. Ah,la locura. Y su jodido prestigio li-terario. Sin embargo, como loasevera Deleuze en Crtica y Cl-nica, no es la enfermedad la quecrea sino la salud. Kafka, lo citootra vez, es el mejor ejemplo. Esla salud la que escribe su literatu-

    ra, tanto sus ficciones como sudiario. En su bellsimo Clnicadel abandono, una coleccin depoemas estremecedores, Meriniapunta: Nadie en el manicomioha dado jams un beso/ si no es almuro que lo oprima/ y esto quie-re decir que la santidad/ es de to-

    dos, como de todos es el amor.A medida que se suceden las in-ternaciones y los partos, la poesade Merini alcanza un prestigiocada vez mayor. Milva conviertesus poemas en canciones. Peroella no se la cree. Y sigue con suescritura impiadosa. Sobre la ma-ternidad, escribe: Pero una mu-

    jer cambia de vestido cuando seesposa/ y deja caer el himen so-bre el corazn de quien ama./As

    yo he perdido mi corazn un da/y no lo encontrar ya ms./ Esteamor tan sudado/ me ha dado unhijo. Y tambin: Todo pide unamadre y que sufran sus pies. Me-rini enfrenta las rachas de inter-nacin con el mismo estoicismoque la vejez: Yo ya vieja/ comouna pelota desinflada, expulsadade toda/ religin, tirada a la basu-ra de/ todos los tiempos, yo des-memoriada y sucia/ mujer que no

    ve los diques del amor. En susltimos aos su poesa persigueuna mstica. No digo que se vol-

    viera religiosa, sino que la escri-tura le revela su carcter sagrado.Lo haba vaticinado, profeca au-tocumplida, en uno de sus prime-ros versos: Vigilaba/ sobre la na-

    da/ de todas las cosas/ pero era lalgica del infinito. Tambin ha-ba escrito: Para amar no se ne-cesitan leyes/ sino slo sueos./

    Adis desde la frontera.A Merini se la ha comparado

    tanto con Emily Dickinson, Syl-via Plath y, ms ac, AlfonsinaStorni. Sin embargo, a diferenciade ellas se distingue por un modode plantarse en la escritura y elmundo sin autocompasin nin-guna. La rudeza que Merini pue-de posar en sus fotos, torea en vezde refugiarse en una fragilidad degnero. Vale la pena detenerse enlas fotos en que posa desnuda.Una mujer robusta, gorda, sesen-tona, con una mueca que evoca a

    Jean Gabin, siempre con el ciga-rrillo en la boca. No hay procaci-dad. En todo caso, una sinceri-dad, la conjuncin irnica de ge-nio y figura, lo que se dice poner

    el cuerpo. Tal como lo hizo ensu escritura.

    Su antologa Clnica del aban-dono la public la editorial Bajo laluna con una cuidada edicin deDelfina Muschietti, quien tradu-

    jo a Merini con una delicada pre-cisin de equilibrista.

    He cado en una trampa profundacomo dentro de un pozo empantanado.Oh quin podr salvarme de esta imagen sagazque ensombrece un mvil amor?En el fondo del pozo hay juncos de sombray mi grito domina las aguas.El robusto camalen mira desde las hrridas plantaseste secreto precipicio mo.

    Soy una mujer que desesperaque no encuentra paz nunca en ningn lugar,a la que la gente desprecia, a la que los paseantesmiran con despecho y con furor;soy un alma colgando de una cruzpisoteada, burlada, escupida:me han quedado slo los ojosque yo elevo al cielo a Ti gritando:qutame del regazo cada suspiro!

    Para amar no se

    necesitan leyes/

    sino slo sueos./

    Adis desde lafrontera.

    GUILLERMOSACCOMANNO

    No creamos en Diosporque ramos felices

    ALDA MERINI. LA ESCRITORA VIVI

    CASI 20 AOS EN MANICOMIOS Y

    EN SU POESA NARR LA

    EXPERIENCIA DE LA LOCURA.

    SOY UNA MUJER

    (a Salvatore Quasimodo)

    11

    Dos poemasde Alda Merini

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    Festival Azabache, se

    puede consultar en nuestro

    sitio web:

    http://slt.telam.com.ar.

    La novela ganadora ser

    publicada en la coleccin

    Tinta Roja de la Editorial

    Eduvim de la universidad de

    Villa Mara (Crdoba).

    FESTIVAL AZABACHE

    Los escritores Federico

    Andahazi, Mempo Giardinelli,

    Juan Sasturain, Mercedes

    Giuffr, Guillermo Martnez,

    Guillermo Orsi, Claudia Pieiro,

    Federico Jeanmarie, Leonardo

    Oyola, Josefina Licitra, Santiago

    Gamboa y Fernando Wasaki

    participarn del 2 Festival

    Azabache de literatura policial

    y negra que se realizar en la

    ciudad de Mar del Plata del 10

    al 13 de mayo del 2012.

    El lanzamiento online del

    concurso de novela negra

    Cmo surgi la historia de tunovela Barajas?

    Barajases mi segunda novela,la primera publicada. Estaba es-cribiendo Todos los pies se mueven ala vez, una novela larga que trans-curre en un pueblo de la provin-cia de Buenos Aires con elemen-tos de suspenso y fantstico. Es-taba muy envalentonada con ha-ber creado tantos personajes.Senta una especie de delirio re-productivo: yo puedo sacar milhijos. En medio de eso, se me apa-reci el personaje de CarolinaBlanco, una azafata. Y despusfueron apareciendo los dems.

    Me sent en la compu, escrib to-do lo que se me haba ocurrido yun par de semanas despus se lomostr a Florencia Cambariere,editora de Plaza&Jans.

    Cmo llega la posibilidad depublicarla?

    Una colega, Celia Dosio, mepresent a Florencia Cambariere

    y me insisti mucho para que leacercara un proyecto para una delas colecciones que ella diriga. Le

    present ese elenco de personajesque se me haba ocurrido y a losseis meses me llam para decirmeque le interesaba.

    Por qu elegiste a una azafatapara protagonizar la historia?

    Porque habiendo pocas histo-rias con azafatas tena todo paraprobar. Porque quizs una profe-sin ms cercana a la ma, me hu-biese aburrido. Porque poda

    vengarme de los aos de trabajosinsanos con clientes prepotentes

    y jefes sdicos. Porque Carolinatambin poda tener su costadosdico.

    Qu semejanzas tens con laprotagonista Carolina Blanco?

    La que acabo de mencionar.Cualquier mnima cuota de poder

    te pone al borde del sadismo y laperversin. En realidad mis de-fectos y mis virtudes andan repar-tidas por todos los personajes.Protagonistas y secundarios.

    Tu pareja es el escritor Leonar-do Oyola con el que se mues-

    tran mutuamente los textos amedida que van escribiendo,qu consejo de los que te diopara Barajas considers que fueel ms importante?

    Confiar, disfrutar y ser intuiti-va. Lo tengo escrito en un papelsobre mi escritorio.

    Con qu se va a encontrar lapersona que lea la novela?

    Con la historia de una sobre-viviente. Y con una aventura quepuede tenerte un rato en otra par-te. Esta es una de las cosas que yoespero de un libro, que me lleve aotra parte. Me gusta sentir eso ypoder darlo.

    Qu opinin tens del gnerochick lit?

    Que en Argentina es un gne-

    ro for export, subvalorado, inex-plorado, basado en unas coorde-nadas un poco frgiles: mujeresde treinta y pico, solas a su pesar,insatisfechas con sus vidas amo-rosas, heterosexuales hasta el ma-chismo (me gustara leer una bue-na historia de lesbianas). Me pa-

    rece tan comercial como cual-quier otro gnero popular. En losaos 30 el policial no tena valorliterario, sino de uso: entretenera las clases populares. Hoy es elgnero ms prestigioso: hay fes-tivales, premios, colecciones edi-toriales, pelculas, programas detele. Habr que ver si el chick litevoluciona o si muere en las me-sas de saldo. Mi experiencia conBarajases que pude hablar de lofemenino sin traicionarme. Y queescrib la historia que yo me sen-tara a leer.

    Varias publicaciones literariaseligieron a tu primera novelacomo unas de las destacadas delao 2011, pensabas que iba atener tanta repercusin al mo-mento de publicarla o superampliamente tus expectativas?

    Por un lado saba que habatrabajado para que la novela seabuena y excediera el pblico es-trictamente femenino. Por otro,

    vea los prejuicios que poda des-pertar, porque yo misma me lostuve que sacar de encima parasentarme a escribir.

    En mis momentos de insegu-ridad, pensaba en la indiferencia

    y el rechazo. Por suerte, no fueas. La leyeron, la comentaron, laresearon con inters y, en mu-chos casos, con entusiasmo. Sen-t muy valorado mi trabajo y es-toy agradecida por lo que me vie-ne dando.

    En qu proyecto ests traba-jando actualmente?

    El guin de un libro de histo-rieta con Iaki Echeverra (Sti-ra/12), que surge despus de ha-ber trabajo en otros proyectos

    juntos el ao pasado. Es algo muy

    nuevo para m, pero Iaki me di-ce brbaro, and por ac y yo losigo obediente. Tambin empecuna historia bastante fuerte quetranscurre en el Abasto. Puntual-mente adentro del shopping. Unhombre que desaparece y su mu-

    jer que lo busca.

    Escrib lahistoriaque yo me sentara a leer

    Entrevista a Alejandra Zina

    JUEVES 9 DE FEBRERO DE 2012 SLT REPORTE NACIONAL 3

    MAURO

    YAKIMIUK

    La escritora AlejandraZina public el aopasado su novelaBarajas(Plaza & Ja-ns) y con la historia

    protagonizada por la azafata Caro-lina Blanco ha cosechado infinidadde elogios. Sus comienzos en el ta-ller de Alberto Laiseca, a quin

    considera un maestro, la marca-ron a tal punto que adems de irdando sus primeros pasos en la es-critura, conoci a su actual pareja,el escritor Leonardo Oyola. En laactualidad, la autora est abocadaa la escritura de un guin de histo-rieta junto con Iaki Echeverra.

    Qu escritores te marcaronen tus comienzos?

    En mis comienzos de escrito-ra? Uno solo: Alberto Laiseca.Con l empec a escribir ficcin.Como lectora, muchos. Tantoscomo pelculas. Por ejemplo, ha-ce unos aos empec la historia deuna mujer que se llamaba Flora,absolutamente inspirada en elpersonaje de Julianne Moore en

    Las Horas. Que a su vez era unamujer muy parecida a mi vieja:bella, melanclica, insegura, concierta irreverencia contenida,siempre al borde del colapso.

    En qu momento decidisteque queras ser escritora?

    Hace un par de meses viAppa-ritions, una miniserie inglesa muybuena protagonizada por un curaexorcista. En un momento el cu-ra le dice a uno de sus discpulos

    que la fe no sirve si no se la pone aprueba. Con ser escritora me pa-sa lo mismo. Cada vez que mesiento, me pongo a prueba. Asque no tengo un nico momentograbado en la memoria, estelar,fundacional, pico, como la pri-mera menstruacin.

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    Mi madrina me ha-ba dado cobijoporque mam noera capaz de ali-

    mentar tantas bocas. Llvesela, ydgale a su hija Marta que en algola podr ayudar, le haba dichomam. Y mi madrina no tuvo co-razn para decir que no, aun sa-biendo que su hija no me recibiracon los brazos abiertos. Nada msal verme Marta arrug la cara.Grit cuando mi madrina le pidique me dejara vivir con ellos. Esslo una muchachita, le dijo mimadrina. Pero Marta no entenda

    razones. Slo al sugerirle que po-da ayudarla con Coquito aceptque me quedara en su casa.

    Marta se haba casado muy jo-ven con un hombre mucho ma-yor que ella. Tenan un hijo al que

    le decan Coquito. Era un nenepequeo, como de dos aos. Mimadrina lo quera mucho aunqueera bastante feo. Por las noches lomimaba sobre sus piernas, hastaque se quedaba dormido. Marta,en cambio, lo dejaba llorar. Decaque la fastidiaba.

    En aquella casa conoc a Bilik.Un da lo encontr en el patio.

    Dijo que dorma en el cuarto delfondo, al lado de la cocina. Siem-pre quise saber cmo haca para es-caparse si Marta tena ese cuartocerrado con candado pero me da-ba vergenza preguntarle y l nun-

    ca me lo cont. Adems qu meimportaba, si junto a Bilik vivir con

    Marta era menos desagradable.Pasbamos horas jugando en

    el patio. Algunas veces nos sub-amos al tapial a espiar a los veci-nos. Otras nos quedbamos todoel rato tirando piedras al aljibe.

    Bilik sola decir que el aljibe eraun pozo tan hondo que llegabahasta la China. Yo le crea por-que, por ms que prestara aten-cin, nunca lograba escuchar aninguna piedra tocar el fondo. Ya los seis aos ese poda ser un fe-nmeno sorprendente.

    A Bilik no le gustaba Coquito.No por el mismo porque, al fin y

    al cabo, slo era un nene llorn, si-no por Marta. Una vez me llevhasta el aljibe y seal el fondo.Nunca te acerques aqu si Marta

    esta cerca, dijo, y sus ojos se opa-caron de un modo extrao. Tam-bin dijo que Marta era mala. Nonecesit que me lo dijera, ya la co-noca. Saba que Marta poda sermuy egosta, al punto de dejar a mimadrina sin comer slo para queno compartiera el plato conmigo.

    Ya que no podamos hacer na-da contra ella, viviendo en su ca-

    sa, trasladamos nuestra venganzaa Coquito. Nos cansamos de tor-turarlo cada vez que pudimos.Por las tardes me tocaba darle lapapilla. Apenas me dejaban solaapareca Bilik. Nos comamos lapapilla mientras Coquito se chu-paba el dedo sin entender nada.

    Despus le dbamos vueltas co-mo a un trompo. Primero a un la-do, despus al otro. Un buen ra-to, hasta que apenas poda estarparado. Al regresar, Marta siem-pre se preguntaba por qu Coqui-to la vomitaba encima.

    Los das en que no podamosaprovechar la racin del neneasaltbamos la despensa, lo que

    implicaba un proceso ms difcil.Haba que esperar la hora de lasiesta, que la casa quedaba sola, yescalar el mueble. Bilik me ayuda-

    ba a subir la fortaleza, sealndo-me los salientes donde apoyarmanos y pies; y as iba avanzando,hasta alcanzar la llave que Martaesconda en el tope. Sacaba cosaspequeas, en especial galletas ocompotas, que eran mucho msfciles de manipular. Luego re-gresaba la llave a su sitio, sintien-do que el corazn me retumbabaen los odos. Celebrbamos nues-tra audacia a los saltos. Al acabarel botn tirbamos los desperdi-cios al aljibe, donde nadie podaencontrarlos. Tal vez por eso

    Marta nunca logr comprobar

    sus sospechas sobre el culpable delas extraas desapariciones.

    Pero mi madrina duro poco,estaba demasiado vieja. Murimientras dorma, Bilik vino a de-crmelo. Esa noche se par junto

    a mi cama y me sacudi. Mrala,dijo y seal con su dedo blanco laotra cama, se est yendo. Mi ma-drina, con una media sonrisa, sus-pir con fuerza. Fui hasta su cama

    y le toqu la mano: estaba tibia.Me recost junto a ella. No tuvemiedo, al contrario, me sent pro-tegida. As me qued dormida.

    Al morir mi madrina tuve queregresar al rancho de bahareque.

    Mam pas a buscarme una ma-ana gris. Quise despedirme deBilik pero no lo hall en nuestrosescondites. Le pregunt a Martadnde estaba y slo consegu que

    tuviera uno de sus ataques de ner-vios. De dnde sacaste ese nom-bre?, grit. En sus ojos haba tan-to odio que me asust. Nos sacde su casa a los empujones, mien-tras gritaba algo sobre un hijomuerto que en ese entonces no al-canc a entender.

    MAUMY GONZLEZ

    CONTRATAPA

    Siempre quise saber

    cmo haca para

    escaparse si Marta

    tena ese cuarto

    cerrado con candado...

    Una vez me llev

    hasta el aljibe y seal

    el fondo. Nunca te

    acerques aqu si Marta

    est cerca, dijo...

    Bilik

    4 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 9 DE FEBRERO DE 2012 DIRECTOR DEL SUPLEMENTO LITERARIO TLAM: CARLOS ALETTO SLT.TELAM.COM.AR

    EL POZO

    Mi hermano Alberto cay al

    pozo cuando tena cinco aos.

    Fue una de esas tragedias

    familiares que slo alivian el

    tiempo y la circunstancia de la

    familia numerosa. Veinte aos

    despus mi hermano Eloy

    sacaba agua un da de aquel

    pozo al que nadie jams haba

    vuelto a asomarse.

    En el caldero descubri una

    pequea botella con un papel

    en el interior.

    Este es un mundo como otro

    cualquiera, deca el mensaje.

    Luis Mateo Dez

    EL HOMBRECITO DEL AZULEJO (fragmento)

    Se aproxima al brocal del aljibe, llorando, llorando, y lograencaramarse y asomarse a su interior. All dentro todo es unafresca sombra y ni siquiera se distingue a la tortuga, de modo quemenos aun se ven los fragmentos del azulejo que en el fondodescansan. Lo nico que el pozo le ofrece es su propia imagen,reflejada en un espejo oscuro, la imagen de un nio que llora.Manuel Mujica Lanez